El As de Rusia - Fernando Mena

F e r n a nd o M e n a

El As de Rusia Diseño de Portada: Fernando Mena Diseño de Interiores: Fernando Mena Diagramación y Maquetación: Fernando Mena Fotografías: Fernando Mena Modelos: Valeria Sánchez

Carlos Orellana

Gerson Soto A. Primera Edición: Noviembre, 2013

Luis Fernando Mena Zaldaña Autor Todos los Derechos Reservados No se permite la reproducción total o parcial de este libro ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio, sea éste electrónico, mecánico, por fotocopia, por grabación u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito de los titulates copyright.

Impreso en El Salvador

CONTENIDO

Pr贸logo

I. Perdido en NYCD

II. Una duda muy bella

III. Solitario en la baraja

IV. Entre la locura y la pasi贸n

V. La mejor jugada

Agradecimientos

A todos aquellos que dĂ­a a dĂ­a viven su infierno a solas y en silencio buscan su libertad; pero a pesar de todo, viven la vida sin fronteras disfrutando de los placeres que puede ofrecer a aquellos que se atreven a montarla sin temor a ser juzgados y la hacen suya siendo diferentes.

PRÓLOGO

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PRÓLOGO

- ¿Quién cree tener el poder de definir “poder”? Entramos en un juego de moral si definimos poder ya que no sabemos si tenemos el poder de definirlo o no; pero, por qué debemos basarnos en las condiciones de una pregunta o una crítica o bien un juicio para poder actuar de ahí en adelante. Simple y sencillamente porque los humanos somos así de complicados. Pasamos todo el tiempo de nuestras vidas pendientes de lo que las personas piensan, dicen o ven de nosotros como personas. Esperamos el juicio de alguien sobre nuestras acciones y al recibirlo qué es lo que hemos ganado. Efectivamente, nada.

Pasamos todo el tiempo pendiente de la impresión que causamos sobre los que nos rodean: así como de los juicios que emiten, juzgando lo que es bueno y lo que es malo, juzgando lo que es considerado correcto y lo que es incorrecto. Si es importante saber diferenciar las cosas buenas de las malas; pero al final, los juicios emitidos por los humanos son juicios en su mayoría subjetivos y pocas veces objetivos. Muchas veces estos juicios se ven influenciados por experiencias del pasado. Experiencias del pasado que marcan y definen un patrón de conducta que sustentarán ideologías y filosofías en el futuro de las personas.

Pero regresando a lo que importa, qué es el poder, cómo definirlo; pues bien, como soy una persona que poco piensa en las restricciones que los demás ponen a las situaciones de la vida; si, soy bien mente abierta, me da igual si tengo o no el poder de definir poder ya que considero que mis actos me dan la moral para poder contestar una simple pero compleja pregunta. A pesar de que ser mente abierta me ha llevado a un pensamiento poco común, nada esquematizado como el de las sociedades conservadoras y bien a actuar de igual manera pero sin nunca irrespetar la integridad física y moral de otras personas a mi alrededor.

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El poder, puede ser definido de dos formas; primeramente como algo tangible en cierta forma con la capacidad de dotar a ciertas personas con poderes especiales y sobrenaturales; así como, los superhéroes de la infancia y segundo como algo puramente intangible en algo o alguien pero que de igual manera brinda una fuerza, una capacidad, una energía o incluso un dominio sobre algo o alguien. Ese es el poder, la capacidad de hacer lo que queramos sobre algo o alguien; poder pensar y actuar, poder hablar y convencer, poder oir y escuchar, poder ver y observar, poder hacer lo que queramos y estar satisfechos con nosotros mismos. Y se puede decir que tuve el poder de definir “poder”, porque querer es poder; y es que, prácticamente en mi vida hago lo que quiero y lo que puedo.

Mi vida es un poco extraña, quizás común y fuera de lo común; quizás mi vida se de fuera de la monotonía de los demás porque con la capacidad de poder hacer lo que quiera, solo necesito saber como hacerlo y poder llevar una vida completamente diferente. Desde siempre me ha intrigado el pensamiento humano y la forma en que cada persona actua en base a sus convicciones y motivaciones. Estudiar el perfil de cada una de las personas que conozco me ha llevado a hacer preguntas y de estas han surgido más preguntas que solo pueden ser contestadas viviendo la vida pero mi vida ya es diferente.

Me auto induzco en trances con lapsus entre la realidad y la mentira, la metáfora y el palindromo, entre el tiempo y el movimiento de la vida sobre cada uno de nuestros seres, pues la influencia que ejerce el mundo sobre cada uno no es nada mas que la pasión con la que hemos exalado cada uno de los suspiros de amor no correspondidos. El amor como aquel motor que mueve a las personas a poder ser felices; así como, en la mayoría de los casos a la tristeza y a la decepción.

Me auto induzco en trances con lapsus entre la locura y la cordura, la pasión y la apatía, la vida y la muerte, entre la mente y el cuerpo que corresponden al éxtasis del vuelo. Al éxtasis provocado por las cosas que nos apasionan, que nos inspiran a seguir adelante para poder vivir una calidad de vida decente dentro de un mundo donde la vida es valorada y a la vez despreciada, donde pocos obtienen lo que quieren y muchos están inconformes con lo que tienen.

PRÓLOGO

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Entre la espada y la pared, entre la realidad y la mentira, entre el tiempo y el movimiento, entre la locura y la cordura, entre la pasión y la apatía, entre la mente y el cuerpo y entre la vida y la muerte. Son aquellos estados a los que puedo accesar solo con el deseo de ver mi vida de diferente manera a la demás; ya que, como soy un imperfecto buscando perfección, la mayoría de cosas en la vida me hacen ser inconforme y me llevan a buscar una forma de hacerla más interesante.

“I’m so fucking crazy, but I’m free”

Ride - Lana Del Rey

Perdido EN NYCD

PERDIDO EN NYCD

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- Cuando las personas y aun cuando las cosas nos atrapan o bien nos encierran en su propia subjetividad; dónde va la objetividad, cuando nos pierden en las locuras de sus propias mentes, dónde queda la oportunidad de poder hacer nuestras propias locuras. La vida, es de quién se atreve a tomarla por las riendas y montarla, montarla sin contar el tiempo que se este arriba, se trata de hacer las cosas que nos inspiran, que nos mueven y sobre todo, de hacerlas a nuestra manera. Al final, quien vive su vida es uno mismo, nadie más. -, y mientras el eco de la última palabra se perdía entre el ir del viento, sucedió.

-Esa cosa corría por el bosque y su sombra se fucionaba con la textura de las hojas, confundiéndose con el ambiente que tenía a mi alrededor.

Qué será, por qué me cautiva tanto, pero para empezar; por qué lo estoy siguiendo, qué me pasa, qué está pasando, dónde estoy, cómo llegué aquí, por qué me estoy preguntando cosas sin sentido, quién me esta escuchando. Por dónde se fue, este bosque es más inmenso que el Central Park.

Por qué se siente tan bien estar aquí, esta haciendo frió, la lluvia cae pero no me mojo, qué es esto, qué me esta pasando, alguien podría decirme a dónde fue todo.

Pero cuando llegué aquí, qué hago frente a un espejo; espera, estoy en el baño de algún restaurante, o de una estación de trenes quizás; no, estoy seguro que es del restaurante a dos cuadras de la casa de mi novia, y dónde esta ella, cuándo entré aquí, por qué vine aquí. Pero mira que bien me veo esta noche, este espejo tiene suerte, no cualquiera es digno de reflejar mi rostro. Pero y qué es esto, por qué se derrite el espejo, que calor hace acá adentro quizás deba salir; lo cual, sería una tarea fácil si el piso no se estuviese tragando mis pies; pero y cómo salgo de aquí.

Bien, parece ser que me dirijo a casa por las calles de NYC; aunque la verdad, no sé adonde me dirigen mis piernas. Espera, tenía piernas hasta hace unos minutos. A dónde han ido, y qué dira la gente cuando me vean arrastrándome por las aceras; quizás, ni siquiera puedan verme; osea, digo que si me vieran me ayudaran y solo me observan mientras sus ojos; se supone que tenemos ojos; o no. Mis labios se agrietan y mientras se agrieta mi lengua se mueve como loca tratando de humedecerlos. Esto se esta volviendo realmente incómodo, adónde voy.

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Me pregunto, qué hora es y dónde están las agujas de mi reloj; hoy parece ser que es hora de que este alegre, mi reloj me está sonriendo claramente.

Nada tiene sentido o si, no creo que nadie más se encuentre tan perdido como yo. Sé que debo ir a un lugar, pero y por qué tenemos que tener un lugar donde ir. Parece ser que solo me sentaré acá y veré que cosas suceden a estas horas de la madrugada. -; y mientras en el fondo de la calle se escuchaba como si un gran ejercito viniese marchando al compás de un reloj, calló.

Un fenómeno comúnmente apreciado en las calles de New York, nieve.

Empezó a nevar, y empezó a cubrir con su frialdad todo lo que estuviese sobre las calles, más fría que las montañas de plutón, el que un día fue un planeta. Igual de frío que los dedos de Byron cuando esta fuera por las madrugadas y entre ellos tiene un cigarrillo, en un intento desesperado por calentarse. Luego de estar sentado unos minutos, se levantó y sacó de la bolsa de su pantalón su celular. Estaba casi congelado y al soplar sobre él para limpiar la pantalla, salio de su boca un poco de fuego en vez de aliento.

A los pocos segundos de estar buscando en su telefono, se empezó a hundir sobre su mano, como si su mano tuviese hambre; la verdad es que si tenía hambre, pero su apetito era de otra cosa. Sobre la luna de la madrugada salió un rayo, se dirigió directamente adonde él estaba parado. Su visión pasó a nula mientras se desenfocaban las escenas que observaba mediante la luz del rayo y del mismo impacto, se tornaría blanco todo y nuevamente en otro lugar se encontraba. -Este dolor de cabeza es insoportable, pero han habido peores; en fin, ya no siento nada de dolor, pero cómo sé que me duele. - Y, ¿qué tal va tu noche hoy? -, preguntó una voz; - ¿Pues me creerías si te digo que hablar con un extraño como tú, es lo más normal que me ha pasado en toda la noche? -, contestó Byron, - Man, ¿quién eres? -, preguntó Byron con una voz temblorosa. - ¿Ya no te acuerdas ni de quien eres tú?

-, respondió la voz con otra pregunta. - La verdad es que no -, contestó Byron, torciendo la boca como decepcionado de no poder dar una identidad de quien era a alguien que ni siquiera conocía y le hacía preguntas.

- Contestaría con otra pregunta, pero ni siquiera sé quién eres tu. -

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- Es una lastima que a quien todos conocen no se reconozca así mismo -, contestó la voz - no hables así, dí las cosas claras, yo pregunté claramente -, insistió en su pregunta nuevamente Byron, -Y encima tonto, que lastima -, -cuando quiera que me traten como si no sé nada entonces te lo informo, eso te parece bien me imagino-. Y de la nada salió una silueta, de la neblina que había en el ambiente se acercaba caminando. Al acercarse cada vez más y al salir a la luz poco a poco se iban dibujando las líneas de contorno de su rostro; hasta que, - ¿contesta esto a tu pregunta, Byron? -.

Y como si se hubiese duplicado, se vio así mismo contestándose su misma pregunta. - No es nada raro verme nuevamente; la última vez eran tres más, debo decir que uno más no me sorprende en lo absoluto -, le contestó Byron. - Me dejaste plantado en el espejo del baño del restaurante-, le dijo. - Y ¿cómo se supone que iba a saber que yo iba a querer hablar conmigo mismo? -, dijo Byron mientras levantaba una ceja, - lo haces todo el tiempo -, le dijo; - pero no literalmente como ahora; en fin, da igual. ¿Qué quieres? -, Nada, le contestó inmediatamente la otra imagen de sí mismo.

-No me agradas para nada sabes -, se dijo Byron, así mismo. - Solo actúo contigo de la manera que actuas con los demás, tu filosofía de no ser egoista, ¿recuerdas?, le contestó.

- Siempre he dicho que no soy egoísta, siempre recibirás algo a cambio; si es bueno o malo, dependerá de lo que me hayas dado primero...-, dijó en voz baja a Byron; - Sí, sé muy bien a que te refieres, no necesitas recordarme mis principios -, le dijo molesto. - Pero no te gusta aplicarlos a ti mismo -, - Y, ¿a qué viene todo este moralismo? contesta y no solo juzgues -, y su segunda representación en aquel lugar, sacó de su bolsillo una baraja, un juego de cartas. Y le dijo, - Si, la moralidad no definiese quienes somos, entonces las cartas no definirían quien gana, pues no podría haber jugadas buenas o malas y por lo tanto ganadores o perdedores.

- Si bien la moralidad, es una doctrina que define las cosas que están bien o mal, las que son correctas o no y la que define los comportamientos apropiados e inapropiados, bien se puede incumplir siempre y cuando el rompimiento de ella dentro de las actitudes de una persona, no dañe o interfiera con la integridad física o moral de las demás personas que se

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encuentran en el entorno; entonces, significa que cada quien puede escribir y diseñar la moralidad con la que quiere vivir su vida -, le contesto Byron. - No es necesario esquematizar las cosas como buenas o malas, ya que eso es subjetivo -, añadió.

En unos segundos, aquel lugar, aquel ambiente se tornaría de una charla más o menos agradable a un ambiente competitivo, un lugar donde inconscientemente debía haber un ganador, un ganador entre dos personas que parecían ser las mismas, pero cuyas ideologías chocaban. Aunque de una u otra manera ambas tenían la misma personalidad, ambas parecían defender un punto de vista opuesto. De igual manera, aquella neblina de donde habría aparecido la otra representación de Byron, cada vez rodeaba y rodeaba más todo lo que se encontraba en aquel lugar prácticamente vacío.

- Hagamos algo -, dijó la segunda representación de Byron, - escoge y toma una carta de la baraja, cualquiera, no hay truco alguno -, siguió diciendo. Byron pensaría qué tipo de intensiones serían las suyas en ese tipo de circunstancias y de seguro sabía que ni unas buenas; pero aun así, los juegos le gustaban y jugar con sí mismo era algo que lo seducía. Sin decir nada y mientras su expresión dibujaba una mirada retadora y segura, levantó su mano y alzándola sobre la baraja, extendió su dedo pulgar e índice para sacar una carta.

- ¿Y ahora qué? -, preguntó Byron, mientras se la llevaba enfrente de sus ojos para verla.

Y cuando al fin se disponía a ver la carta que había seleccionado de la baraja, lo único que vería sería nada; así es, la carta, se encontraba en blanco. - ¿Qué significa esto? -, preguntó Byron. De repente el ambiente cambió nuevamente; la neblina se empezaba a derretir en el aire y a caer, y al caer, aquel lugar iba desapareciendo. La segunda representación de Byron en aquel lugar solamente se disponía a irse difuminando en medio del entorno sin antes dejar dicho que esa carta, sería la moral de él, que en ella podría diseñar su propia moral y plasmarla para poder ganar en el juego de la vida. Sin entender las palabras y preocupándose más por su alrededor, ni cuenta se dio de cuando la carta se difuminó.

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Al cabo de un instante, empezó a escuchar el sonido de su celular al fondo; y eso fue suficiente para despertar y darse cuenta de lo sediento que estaba a aquellas horas de la madrugada por haberse quedado dormido en un estado muy poco recomendado para lo que había hecho. Vio el celular y cortó la llamada de su novia, se levantó tembloroso del suelo y recogió algunas de las cosas que se habían caído con el viento que entraba por la ventana de su habitación. Eran las dos y media de la mañana en aquel momento, faltaban pocas horas para que sonara la alarma.

Y así eran las madrugadas, largas como los inviernos donde el frío congela hasta el tiempo, donde no hay mucho que hacer afuera de la casa; pero mucho, mucho que hacer adentro; y es que, Byron tenia para pasar el tiempo solo o ya sea en compañía, sabia que su amigo lo visitaba cada noche y que con él conversaba. Efectivamente, entre delirio y aliento, le daba rienda suelta a su estado, le daba muerte a su apetito que lo manipulaba sin duda. Siempre terminaba perdiéndose en NYCD. Un lugar no muy conocido por todos o mejor dicho, un estado no muy conocido por todos.

Eran ya tres joints de weed y seguía dándole, como si mañana no tuviese que fingir normalidad ante el mundo para llevar a cabo sus actividades, unas pocas horas tenia quizás para disimular sus visiones y concentrarse en su visión. No era común la noche donde solo fuera a la cama sin antes desvelarse. Sin antes, tratar de finalizar sus asignaciones para la Universidad o bien preparar sus puntos para las reuniones que tendría el día siguiente en su trabajo luego de ir a estudiar. Y por la noche, debía preparar una buena disculpa a su novia por siempre ignorarla por las madrugadas.

Se dirigió a su habitación y de la mesa de noche tomó un vaso con agua que siempre colocaba ahí cada tarde para la noche. Se dirigió al baño, se lavó el rostro y sin sentirse seguro al caminar, regresó a su habitación y se tendió sobre la cama. Había algo de ruido en la calle y es que las calles de New York nunca descansan, mucho menos duermen. El ruido externo de su departamento lo dejaba entre dormido, consciente de las cosas que pasaban y del tiempo que pasaba. En definitiva, su vida había cambiado.

La vida que llevaba en aquel lugar, no era la vida que tenía y es que él decía que había llegado a New York con su familia cuando tenía once años.

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Al cabo de un tiempo, la alarma sonó, no tardo mucho en apagarla pues no dormía profundamente. Se levantó y se dirigió al refrigerador para tomar agua, comer un poco del yogurt de uva que ya tenía abierto y finalmente unas tostadas. Una comida muy informal; pero en definitiva, mejor que los antojos de pechugas de pollo con waffles que solía tener unas semanas atras, pero era un síntoma normal de aquellos estados. Luego de comer un poco para que su metabolismo entrara en funcionamiento tomó su celular y le escribió mensajes de buenos días a su novia, se fue al baño y luego de ducharse por unos veinte minutos, se empezó a vestir como si nada hubiese pasado esa noche.

Así eran comúnmente las noches de Byron Volovia Morózov, un joven de diecinueve años de edad, viviendo en un apartamento de New York con una vida turbulenta como la de un hombre de treinta años; estudiante de segundo año de cinematografía en el New York Film Academy y con un trabajo de modelo en New York Model Management Agency. Un joven con una vida social muy activa y así por el estilo eran los aspectos que más sobresalían dentro de su carta de presentación.

Su GPA de High School y en la universidad lo hacían uno de los estudiantes más sobresalientes e inteligentes, y su cuerpo en forma, bien definido y con un atractivo y simpatía en su rostro lo hacían uno de los modelos más solicitado en catálogos de la agencia por las marcas; todo esto junto alimentaban ya su ego, sin agregar todos aquellos cumplidos que le hacían las personas a él sobre sus asignaciones y su trabajo. Con un trabajo así, él era capaz de mantenerse por sí solo; y es que en realidad así era, él solo pagaba su apartamento, sus estudios, su mantenimiento personal como comida, vestuario, y hasta tenía para divertirse como pocos pueden.

Y es que la vida lo había obligado a crecer y a madurar, pues a su corta edad, vivía como un adulto, y pocos conocían sobre su familia. Su hermano menor era el que más conocían sus amigos y conocidos. Su hermano menor tenía ocho años y con él salía de vez en cuando, pasaba tiempo junto a él, entre otros. Si bien era cierto que de vez en cuando visitaba a su madre, no vivía con ella pues siempre había tenido problemas sin contar que su nuevo esposo; es decir, el padrastro de él, no le era muy de su agrado y no sé iba a estar tentando a meterse en más problemas.

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Aquel jueves apenas y empezaba; saliendo de su apartamento no podía dejar de repetir aquel sueño que había tenido, qué pasaba esta vez que no se lo podía sacar de su mente, por qué esta vez se había quedado tan grabado en su mente, si cosas como esas solía experimentar y vivir casi todas las noches. Su mente se encontraba dándole vueltas a la situación mientras fue distraída por la siguiente llamada entrante en su celular, era su novia nuevamente. Se terminó de subir al carro para poder contestar.

Finalmente, contestó la llamada de su novia. - Buenos días Eleanor -, dijó Byron. - Al fin, tengo novio de nuevo, ya ni sirve preguntar dónde has estado -, le contestó ella. - ¿No te sientes cansada? -, le preguntó él. - La verdad es que no, ¿por qué lo preguntas? -, dijó Eleanor algo molesta. - Es que has estado corriendo en mi mente todo este tiempo -, contestó Byron.

Eleanor se sintió indecisa, no sabía si darse a la risa por el cumplido que Byron le acababa de hacer, lo cual la haría seder a él sin cólera o si seguir molesta a pesar de todo, pues toda la madrugada había estado pendiente de él, conociendo el hecho que no se puede quedar dormido mientras se encuentra bajo las influencias de la New York City Diesel o bien la NYCD, un tipo de weed muy singular. Al final Eleanor terminó contestando, - No te creo ni una palabra, pero bien sabes como salirte con la tuya -. - Y la mejor de todas has sido tú, sabes que te amo -, le dijo a Eleanor.

- ¿Terminaste tus asignaciones? -, le preguntó Eleanor mientras Byron se disponía a conducir hasta la Universidad. - Creo que casi las he terminado, allá tendré tiempo para dar los acabados finales; eso si, es que llego a tiempo, se ve que hay tráfico hoy -, le dijó él, mientras observaba que le llevaría un poco más de tiempo llegar a la Universidad. Desde donde vivía, normalmente le tomaba de entre cuarenta y cinco minutos a una hora llegar en carro. - ¿Estas conduciendo? -, le preguntó ella, - Estás en manos libres -, le contestó él; - Saluda los asientos de mi carro -, añadió riéndose. - Tan chistoso y bayunco como siempre verdad querido, te llamo luego, me contestas por favor, que tengas suerte -, le contestó Eleanor despidiéndose de él y cortando la llamada.

Mientras seguía conduciendo por las transitadas calles de New York, conectó su I pod al estéreo para iniciar el día siempre con buen feeling, los gustos de música de Byron eran bien variados, podría escuchar de casi

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todo en un mismo día, pero aquella mañana le correspondía a la música electrónica ponerle el ritmo a su mañana. Al llegar finalmente a la Universidad, unos cuantos minutos antes de la clase, su celular sonaba nuevamente. Esta vez en la pantalla decía que quien le llamaba era Andre, Andre era su manager por así decirlo; él era la persona que estaba encargado de él y sus cosas dentro de la agencia donde trabajaba.

- Dime man -, contestó Byron. - ¿Qué tal tu mañana hasta hoy? -, le preguntó Andre en forma de saludo, - espero que te encuentres descansado -, añadió. - Yo nací listo para todo -, comentó Byron riéndose. - Resulta mi querido Byron, que nuevamente una marca te ha seleccionado del catálogo de modelos y pues tienes que cubrir una sesión de fotos mañana por la mañana -, le informó a Byron, - Oh, pero mira que bien, no me sorprende para nada, ya es la tercera sesión en la semana -, le dijó. - Pero para eso Byron, te necesito acá en la agencia hoy en la tarde, la reunión es a las seis de la tarde, no vayas a faltar -, recalcó Andre. - Oyé, nunca te he quedado mal, gracias y nos vemos entonces pues tengo clases ahorita -, le dijó Byron cortando así la llamada.

Entró al salón de clases y se sentó donde siempre, sus amigos en la Universidad solo eran dos, su amiga Taylor y su amigo Owen. Se llevaba más con Taylor que con Owen, pues apenas y tenía tiempo de verlo. Pasaría en la Universidad hasta las cinco de la tarde y el día apenas y empezaba para él. Aunque con todo lo que tenía que hacer luego de sus clases lo hacía desear no tener que terminarlas. Sus amigos de la agencia y los que igual había conocido en High School y de otros lugares en los que había andado le escribían al celular siempre; como era de esperar, en cada oportunidad se daba el tiempo de ver los mensajes y de contestarlos; aunque siendo tantos, no erar raro que olvidase contestar algunos de ellos.

Las clases para aquel día, eran tres, por tal razón pasaba de ocho a diez horas dentro de la Universidad. Aunque después tuviese que pasar otras dos dentro de la agencia y finalmente el resto de la noche para realizar todas sus asignaciones.

Cuando las clases llegaban a su fin, era el momento indicado para ponerse al día con todas las notificaciones en su celular. Como todos los jovenes

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del mundo, era un adicto a estar siempre conectado en las redes sociales.

Sufría del mismo problema como otro joven más dentro de una sociedad consumista. Bromeaba de todas formas con sus amigos, algunas de mal gusto para otros, pero para él no había momento que no desperdiciara para poder avergonzar a sus amigos. Dentro del campus de la Universidad siempre las miradas de las mujeres desconocidas no se hacían disimular al pasar caminando o al ir a comprar comida a la cafetería.

Al final del día de clases, debía dirigirse directamente a la agencia, sin perder tiempo conversando con sus amigos o sin poder desviarse a la estación de gas. Maneja lo más rápido que podía evitando las rutas con mayor tráfico a aquella hora, siempre adelantándose a la vida complicada de un Neoyorquino. Claro que con el trabajo que tiene no necesita ir a la Universidad, pero él estaba consciente de que no siempre iba a vivir de su cuerpo, pues en algún momento la vida le empezaría a quitar aquellas cosas que le había dado en algún momento.

Al llegar al estacionamiento de la agencia, sacó su tarjeta de acceso y estacionó su carro donde siempre lo estacionaba, cerca del elevador para no perder tiempo. Antes de bajarse le mando un mensaje a Eleanor deseándole y esperando que todo le estuviese saliendo bien en su día, y que pronto se reuniría con ella. Al subir al salón donde lo esperaban para la reunión, se encontró como era de esperar, a la mesa de directivos de la agencia y a los representantes de la marca que estaba contratándolo junto con su manager. Era el último en llegar pero no porque llegara tarde, aun faltaban tres minutos para las seis.

Al cabo de una hora y media y luego de haber hablado sobre todo lo relacionado al día de mañana, las ideas y las expectativas, finalizó la reunión.

Se despidió de todos y sin tener tiempo de conversar con Andre, solo se dispuso a marcharse. Para entonces, Eleanor ya había contestado a su mensaje diciendo que lo esperaría en el restaurante a dos cuadras de su casa. Sin dudar, su sueño habría venido a su mente de nuevo. Sin dudar, al llegar al restaurante se iría pasando a los baños a ver que encontraría; aunque claro, sabía que no encontraría nada y terminaría arreglándose frente al mismo espejo de su sueño antes de ver a Eleanor.

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Para el final del día, Byron se reuniría con su novia y al cabo de una larga platica y una breve discusión en el restaurante, terminarían cenando y yendo a su apartamento. Pasarían una noche juntos donde Eleanor caería y se enamoraría cada vez más de él y donde Byron alimentaría más su ego.

Al final de ese día, la noche cubriría el cielo de la vida de alguien que no siempre vivió bajo los cielos de New York. Perdido en New York City y perdido con la ayuda de la New York City Diesel, Byron vivía su vida día a día sin preocupaciones algunas.

Una

Duda muy Bella

UNA DUDA MUY BELLA

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Corría y su pie derecho avanzaba firmemente sobre el piso del cuarto, su pie izquierdo esquivaba una de las lámparas de iluminación del estudio, su mano derecha tiraba hacia su espalda sobre su hombro, su chaqueta; y su mano izquierda, unos cuantos pasos mas adelante se estiraba sobre la mesa para tomar las llaves de su carro. Y con la prisa que lo abatía se condujo hasta la calle que lo llevaba a casa, en un estilo muy poco común o quizás muy común; con solamente su mano izquierda sobre el volante pues su teléfono mantenía ocupada su mano derecha. Escribía y se disponía a reír, de vez en cuando bajaba su teléfono para realizar una maniobra mas compleja por las calles de New York.

Acaba de finalizar la sesión de fotos para la marca con la que se había reunido el día anterior por la tarde. La sesión se había tardado un poco más de lo estimado por los cambios de ropa, por el retoque del maquillaje en su rostro luego de cada cambio y bien la búsqueda y experimentación de las poses y la disposición de la iluminación del estudio para poder representar de mejor manera el concepto que la marca busca. En fin, una vez sale de cámaras, no hay tiempo para perder el tiempo pensando que hacer como puede hacerlo frente a ellas. Pues siempre hay algo que hacer en la agenda de Byron. Esta vez, debía ir a su apartamento por Eleanor y llevarla a su entrevista de trabajo.

Resulta que él la había dejado dormida en su cama luego de la noche anterior para poder ir temprano a la sesión de fotos; en el camino a el apartamento, no podía evitar pensar en la última noche. Definitivamente luego de anoche, su feeling estaba al máximo, su humor, sus energías y sus ánimos se encontraban al máximo. No podía creer como antes podía haber pasado por su mente el terminar su relación con Eleanor. Y es que tantas veces había pasado ya la misma canción en el disco, tantas veces había ya vivido lo mismo con Eleanor que lo que ambos gritaban en silencio era un tiempo, una separación quizás, desde que el tiempo ya se lo habían dado dentro de la misma relación.

Pero no, la solución estaba en verse más seguidos y darse menos tiempo sin verse dentro de su relación. Claro, que el amor de Byron a Eleanor no era el amor de ella hacia él. Y es que con las muchas propuestas que suelen acosarlo, muchos son los pensamientos que se pasan por su mente.

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Y claro esta que Eleanor conoce que en cualquier momento Byron puede decir ya no a su amor, pues se conoce que nadie ha durado mucho con él, que nadie nunca lo ha podido domar o controlar desde que es un joven muy liberal en cuanto a pensamiento, economía y sentimientos. Aunque su relación entonces ya llevaba ocho meses, casi un año.

Eleanor, era un record de tiempo dentro de las relaciones de él. Pues habría sobrepasado por mucho a aquellas donde solo habían durado unos pocos meses, unas semanas y hasta de un día. Aunque quizás que ella fuera una modelo también, ayudaba en mucho.

Llegando a su apartamento, estacionó su carro y al abrir la puerta se encontró dentro de su apartamento aquel típico aroma característico de Eleanor deslizándose por el aire, cada nota del perfume que estaba impregnado por su cama y su ropa invadía su nariz; al reaccionar y salir del trance en que había entrado, escuchó desde el fondo la voz de ella preguntando - ¿Eres tú Byron? -, a lo que Byron no contesto nada. Byron se apresuró a cerrar la puerta y a esconderse detrás del sillón para hacerle una broma a Eleanor; y así, cuando Eleanor ser acercó, Byron saltó sobre ella lanzándola al sillón y saludándola.

Sobre el sillón estaba aquella joya del cielo, que con esos ojos delineados por el maquillaje capturaban la mirada de Byron. Quizás todo era un juego de la vida, quizás ambos buscaban un beneficio mutuo; pero lo que pudo haber sido aquel momento, de repente se volvió un tenemos que irnos de parte de Eleanor. - Ya es tarde y no vamos en camino, ¿cómo quieres que me contraten si no soy puntual a mi entrevista y primera prueba -, dijó Eleanor a Byron. Ambos se pusieron en pie y se marcharon.

De repente un silencion invadía el carro, ni uno de los dos hablaba, por lo que Byron conectó su música al carro.

Y mientras terminaba la última canción que había estado escuchando Byron, la siguiente que empezó a sonar fue “Feel The Love” by Hoodie Allen; una canción con un aire de positivismo y buen feeling, de amor y de superación que iba muy bien con aquella mañana de sol. Seguídamente empezó “Love Me Do” by The Beatles. A lo que Eleanor soltó una risa muy natural y poco esperada en aquel momento.

UNA DUDA MUY BELLA

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Cuando al fin llegaron a la agencia, Byron le preguntó a Eleanor si quería que la acompañara adentro a lo que ella le dijo que si, que estaba bien.

Estacionó el carro y ambos se bajaron, al llegar a la entrada, él se adelantó y abrió la puerta para ella. Una vez iban entrando él la tomó de la mano como lo hacía naturalmente; fue entonces cuando, sintió que ella estaba helando y temblaba un poco. Antes de llegar a la puerta de la oficina, él la sentó en una de las sillas de esperar afuera y junto a ella se arrodilló para decirle que no había razón alguna para que estuviese nerviosa y así mismo desearle suerte.

Y así entró ella a su entrevista de trabajo. Al cabo de unos minutos, de la misma puerta por donde había entrado ella, salió una modelo de seguro y con una cara de asombro gritó - ¡Byron!, que gusto encontrarte nuevamente, ¿Qué haces acá? -. Se trataba de una vieja amiga o más que amiga de Byron, ya tenían tiempos de no verse o hablar y todo lo que había pasado entre ellos se había dado por terminado. - Mira como es cierto que dicen que el mundo da vueltas -, dijó Byron. - Esperando a que mi novia salga de su entrevista, me imagino que tu vienes de ella -, le siguió contestando él.

- ¿Es en serio? -, preguntó ella. - La bella dama que acaba de entrar de vestido negro, ¿es tu novia? -, preguntó seguidamente. - Eleanor, si -, se limitó a afirmar Byron. - Sabes que, debo conocerla mejor, nos estamos viendo -, dijó ella en un tono de preocupación mientras abría nuevamente la puerta e iba de regreso adentro de la habitación.

Luego de una hora y media de espera por parte de Byron en las sillas de afuera de la oficina, salió Eleanor. Cuando Byron la vio, lo primero que preguntó fue cómo le había ido, ella cortante contesto que muy bien. - Y bien, dime ¿qué te han dicho? -, preguntó Byron. - Casi nada, que tengo la segunda prueba mañana por la mañana -, contesto ella. Y mientras seguían conversando sobre la entrevista de trabajo, caminaban por el pasillo en camino a la puerta de salida.

El día transcurrió y luego de dar unas vueltas por la ciudad y de que Byron complaciese a Eleanor comprándole todos sus caprichos, la forma en que ella le pagaba era dejarse ver con él mientras se tomaban de la mano.

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Cómo así, pues resulta que a Eleanor poco le agradaba andar en público presumiendo; para Byron, ella no le gustaba darse a conocer con un novio ya que estaba abierta a más opciones o propuestas dentro de todos los solteros de New York.

La gente se les quedaba viendo, algunos de preguntaban si eran novios o hermanos o quizás esposos, peleaban y discutían, se daban amor y cariño pero al mismo tiempo había ese no se que en el ambiente que los hacía mirarse como si la pasión hablara por el aburrimiento y simplemente terminaban pasando un rato juntos. No es cuestión de monotonía, es cuestión de filosofías e ideologías; para algunos, el amor era cuestión del pasado y solo era entender al otro; pero para otros, el amor era una entrega total en todo sentido para el otro. Lo correcto dentro del amor es subjetivo, cada pareja tiene su amor.

El mismo día por la tarde, ambos se encontraban en el tráfico cuando en el carro de la par se escucho una voz, - Un gusto verte por segunda vez Byron, nos vemos -, inmediatamente él y Eleanor voltearon a ver y Byron contestó igualmente al comentario. Eleanor se quedó callada y solo vio a Byron con una mirada de intriga. - ¿La conoces? -, preguntó a Byron. - Sí, ¿y tu no? -, - ¿Por qué tendría que conocerla? Bueno si, ella me estuvo interrogando en mi entrevista de trabajo; digo, antes de pasar a la entrevista pero solo fue como una extraña -.

Byron se quedó en silencio por un momento, pensando porque se habría tomado el tiempo de hablar con Eleanor, pensando que habría ido a buscarla cuando ella regreso adentro de la oficina inmediatamente. - ¿Me vas a contestar Byron? -, preguntó Eleanor, a lo que él pregunta en el momento, - ¿Sobre qué hablaron? -. - Ella habló sobre su ex y me dijo lo mucho que la había hecho sufrir, me dijo que me cuidara de mi novio pues me pregunto si estaba soltera, ¿es importante? -, - No para nada -, dijo él. - Ya no importa -, dijo ella. Y así siguieron conduciendo por las calles hasta el apartamento de Byron.

El silencio se mantuvo más en Byron que en Eleanor, él pensativo y distante al ritmo de la música de aquella noche. Incluso a las pocas palabras que Eleanor cruzaba con él de camino a casa. Eleanor sospechaba que

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había mucho detrás de ella, pues desde que esa mujer había intervenido esa noche, él habría cambiado completamente.

Al paso de un par de días las cosas volvieron a la normalidad, entre ellos.

Como dos enamorados que acaban de iniciar una relación actuaban sin pensar en las consecuencias de lo que hacían. Con un poco de voluntad por seguir montando la vida que ambos llevaban a veces dejaban atrás sus problemas y se disponían a gozarla. Que las cosas siempre fuesen así, pero nada dura para siempre y quizás era lo menos que pensaban al disfrutar de compartir pasando el tiempo juntos.

Era fin de semana y claro, las ansias por salir y disfrutar del tiempo libre no hacían falta. Byron se había decidido a reconquistar a Eleanor y dejar fuera esa monotonía que invadía su relación, porque al final si sentía esa conexión con ella al mirarla fijamente a los ojos. Al abrazarla, al tomarla de su cintura con sus brazos, al topar su nariz con la del otro y pues claro al compartir tiempo juntos ellos solos.

Sábado por la mañana y Eleanor se arreglaba luego de tomar una ducha rápida, pues se había quedado dormido ya que esa madrugada habría pasado hablando con Byron hasta quedar dormida sobre el sillón de su sala. El reloj marcaría las nueve de la mañana cuando entró una llamada de Byron. - Hola mi pequeña princesa, buenos días bella durmiente, ¿ya estas lista? -, se escuchó al contestar la llamada. - Siempre lista mi bebe -, contesto ella. Cuando en menos de un instante se escuchó que llamaban a la puerta.

Eleanor fue hasta la puerta de entrada y vio por la cámara que era su amado, abrió la puerta y lazándose sobre ella, Byron la saludo dándole un gran beso que la dejo sin aliento y aire para respirar. - Es hora de irnos -, le dijo Byron. Y así se marcharon ambos a un restaurante de New York a desayunar y casi que almorzar.

De música de ambiente se escuchaba a daft punk con su más reciente sencillo Get Lucky. Una vez desayunaban, Byron no pudo evitar dejar de notar aquellos pequeños pero característicos detalles que Eleanor tenía para comer.

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La forma en que sujetaba las tostadas y como aun estas siendo pequeñas, ella con dos de sus dedos las partía en trozos más pequeños. O bien como le gustaba separar de su plato todos los alimentos y así preservar el sabor de los mismos por separado.

Luego del desayuno ambos fueron a caminar por el centro comercial más cercano, viendo las vitrinas y haciendo más que alguna compra. Byron le obsequiaba un regalo a Eleanor y ella le daba cuatro. Pasaron por el centro agarrados de la mano como si fuesen la pareja envidiable y en aquel momento quizás lo eran. No tardarían mucho en el centro comercial, pues había llegado la tercera parte de la cita de Byron.

Ambos se dirigieron a hacer canopy, en un lugar muy bien escondido se encontraba esta practica al aire libre. Eleanor era muy dinámica y atrevida casi a todo y era algo que le había válido en estos ocho meses de relación.

Mientras a Eleanor le sujetaban con los arneses, Byron se quedaba perdido en su mirada.

Eleanor podía además de ver que era observada por su novio, sentir la mirada penetrante dentro de su ser. - ¿Qué haces? ¿estoy fea verdad? -, preguntó ella. - Para nada -, contestó inmediatamente él. - Sabes, tu rostro debería estar dibujado en el sol; así, iluminarías con alegría y llenarías de belleza la vida de la humanidad -, le dijó Byron mientras seguidamente decía, - Aunque no sé si me gustaría compartirte. Definitivamente no -, terminó diciendoa Eleanor. Ella se echó a reir y su rostro cambio de color pero no le dijo nada.

Al pasar el día, ambos luego de hacer Canopy se dirigieron a almorzar sushi, de sus platillos preferidos para posteriormente por la noche terminar yendo a la playa, caminar un rato juntos y cenar bajo la luz de la luna que se refleja en el mar con esas misteriosas melodías que vienen de las olas del mar. La cita perfecta de Byron dura todo un día y termina como Byron esperaba que terminara ese día. Que finalizara cuando ambos se quedaran dormidos sobre la cama, sin ropa, sin palabras y sin aliento.

- Creo que es hora de regresar al apartamento -, dijo Byron a Eleanor. ¿En serio ya es hora?, le contesto ella con un tono de preocupación y de

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temor. Y mientras ambos se dirigían a casa los invadía el silencio dentro del carro. - ¿Por qué tan callada? -, preguntó Byron, - ¿Será que no te ha gustado pasar todo el día conmigo? -, sugirió él como respuesta. - No, para nada amor -, ha sido un día que jamás olvidaré pues ya ha quedado grabado en mi corazón -, contestó ella. A lo que Byron solo le sonrió mientras conducía.

- Oye, Byron. ¿Te puedo pedir un favor? no te molestes pero, ¿me puedes ir a dejar a mi casa? -, le dijó Eleanor rompiendo el silencio. Byron se quedo pensativo, preguntándose que habría hecho o dicho; así como, un tanto enojado y molesto luego de todo lo que había hecho por ella ese día. Al no contestar, Eleanor le suplico que no estuviese molesto, que no es que no lo amara; sino que, se sentía cansada y solo quería dormir -. Esta bien, no te preocupes -, le contestó, y añadiendo le dijo, - Hay otras maneras de pasar la noche sin sentirse solo -. - Vamos Byron, no seas así -, le grito Eleanor y reaccionando al mismo tiempo se dispuso a quedarse callada y esperar a llegar a casa.

Eran casi las diez de la noche cuando Byron detenía su carro frente a la casa de Eleanor, a diferencia de otras veces, hoy no se bajo a abrirle la puerta a Eleanor. A diferencia de otras veces, hoy se despidieron con un beso en la mejilla. A diferencia de otras veces, hoy no tardaron horas conversando antes de que Eleanor bajara del carro.

Y así se dirigió Byron a su apartamento, donde pasaría la noche una vez más solo. Quizás su error había sido programarse pensando que algo pasaría cuando en realidad no habría nada. Al cabo de un rato y evitando caer en la tristeza y en la depresión; así como, en el enojo; Byron, buscó lo de siempre. Al cabo de un rato Byron ya no estaría por estos rumbos sino más bien andaría perdido en NYCD, buscando no sentirse solo dentro de la inmensa noche que se supone pasaría junto a su novia Eleanor.

- No creo que hayas estado consciente nuevamente de lo que estabas haciendo, no he dormido nada, esperando este momento y efectivamente, como me lo esperaba; lo has vuelto a hacer, sucedió de nuevo, - reclamaba Eleanor por el teléfono a Byron cuando este había contestado finalmente a su llamada. Y mientras él se defendía diciendo que todo estaba bien, que

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ella se preocupaba y pensaba de mas como siempre; ya solo faltaba nada mas que añadir para que Byron se decidiera a hacer caso a su orgullo y decidir cortar con Eleanor. - Esta bien, eso es todo. Creo que esto no va a funcionar -, dijo Byron a Eleanor por teléfono. - A qué te refieres -, preguntó ella. - Bien, terminamos -, dijo cortante él. Un silencio la invadió a ella.

- Creo, que voy a salir de tu vida, me refiero a que no soy nada en tu vida.

Así que vamos a olvidar que nos conocemos, olvidar todas las cosas que hemos dicho sobre nuestras vidas y a olvidar el amor que hay. Viviré mi vida y tú la tuya. Gracias por todo Eleanor. Ha sido una experiencia muy agradable, nunca pensé que iría a ser así, pero me he prometido a mí mismo que nunca voy a interrumpir en tu vida de nuevo. Gracias y Cuídate -, le dijo Byron a Eleanor por teléfono. Y en una reacción inesperada, ella, salta de asombro con un - Hey! Espera -, pero en este momento Byron corta la llamada. Ella sigue llamándolo e insistiendo toda la noche en el teléfono. Hasta que finalmente luego de cinco horas y medias, Byron le contesta la llamada.

- Byron, no te puedes ir de mi vida, tú ya estás en ella, hicimos una promesa de nunca llegar a estas situaciones de nuevo. Puedo estar molesta, si; pero no he dejado de hablar contigo. Esa fue nuestra primera promesa, nunca dejar de hablarnos el uno al otro sin importar lo que sucediera.

Y después viene tu promesa de no interrumpir en mi vida nuevamente sobre la nuestra, no cuenta, nuestra promesa va primero -, decía Eleanor en el teléfono mientras Byron solo se disponía a escuchar. - Por favor, podemos arreglar esto, no tenemos porque tirarlo a la basura -, añadió ella.

Y mientras Byron seguía escuchando las cosas que ahora su ex le decía, solo emitía un tono de sarcasmo con su voz.

- Bien, al final es tu decisión Byron, tienes razón. Al menos yo no rompo promesas, no se si tú lo haces. Yo no rompí mi promesa, estaba molesta, si; pero aun así, te estaba hablando. De todos modos, si soy honesta será difícil y doloroso si tu me dejas, pero es tu decisión. Lo siento si, por ser tan mala contigo. Por favor tomate el tiempo de que mis palabras lleguen a tu conciencia antes de cortar nuevamente la llamada -, terminó de decir Eleanor a Byron.

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- No, no necesitas decir que lo sientes, no es acerca de promesas -, dijo Byron. - No me dejes, por favor -, gritó Eleanor del otro lado. - He estado pensando sobre esto toda la noche, es acerca de mi maldito orgullo; cuando digo que te amo, lo digo en serio -, dijo Byron mientras Eleanor gritaba - Yo también te amo y lo digo en serio -. - No quiero que este sentimiento crezca mas, me refiero a que estoy tomando esto bien en serio -, seguía él diciéndole a ella. -Si, lo sé, se que me equivoqué y mírame; aquí me tienes, rogándote -, mientras empezaba a llorar Eleanor por el teléfono. - Necesito vivir mi vida -, le dijo él; - Oh vamos, por favor Byron, de verdad te amo, he estado pensando en nosotros todo este tiempo. La ultima vez que dejamos de hablar una semana fue muy difícil, no digamos hoy -. Seguía insistiendo ella.

- Tú puedes olvidarme, incluso si es difícil -, no me quiero olvidar de ti dijo ella llorando; - lentamente lo harás, yo haré lo mismo -, terminó de decir Byron. - Lo sé, he estado equivocada todo este tiempo...No, no, no.

En realidad, ya es demasiado tarde no Byron? -, preguntó ella. - Muchas gracias por todo Eleanor, te amo -, dijo Byron. Mientras Eleanor solo decía - Por favor, solo hablemos, seamos amigos aunque sea, también te amo Byron, te amo demasiado -. Y el tono de que la llamada había sido cortada invadió el oído de ambos.

Solitario

En La Baraja

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“No te preocupes, vas aprender a odiarme en vez de amarme...”, le mandó en un mensaje de texto Byron a Eleanor un día después de haber terminado su relación.

Como el glaciar que se acaba de descongelar y te deja en medio del mar, desnudo, helado y con frío, perdido, preguntándote qué sigue ahora. Por qué se siente tanto el vació, qué sera de mi y aquella incertidumbre sobre cómo irán a evolucionar las cosas. Pues de la misma manera me sentía y me encontraba en aquella cama luego de haber cortado de choque con ella. Mi cuerpo extrañaba su delicado toque de porcelana y las hermosas notas de aroma a Rocío sobre los rosales en medio de los bosques de pino de suecia.

Habían pasado ya mas de veinticuatro horas desde que aquella singular despedida se dio entre nosotros. Y es que no estoy acostumbrado a mendigar y a rogar; y aunque después me arrepienta de ser orgulloso, sobre mi se va alimentando mi ego que ambiciona un día, ser más que yo. Si bien cuando me entrego soy fiel, no puedo lidiar con personas que no se dan su lugar ni porque su misma dignidad les pide a grito. Y aunque si bien las personas vienen y van como Eleanor, siempre habrá algo nuevo que aprenderás de ellas que quedará grabado en esencia.

Y es que empezaba una nueva etapa para la vida de Byron, luego de vivir una rutina dentro de su rutina, hoy debía soltarse de ella y dejar atrás ocho meses de relación con Eleanor. La vida de Byron en soltería era muchísimo más bipolar de lo normal; mientras en algunos momentos disfruta de asistir a clubes con sus amigos a pesar de no tener la edad pero aparentar lo suficiente, de pasar noches con desconocidos y entre otras cosas que nadie le podía prohibir. También, habían momentos donde los pensamientos y los sentimientos invadían la mente, el cuerpo y las decisiones de Byron para hacer estragos.

No era común que Byron estuviese despierto acostado en su cama, antes de que la alarma de todas las mañanas a las 4:45am empezara a sonar.

Cuando al fin sonó, se levantó de la cama y reviso su celular como era costumbre, sin ver mucha actividad importante fuera las miles de notificaciones de correos e interacciones en las redes sociales de sus amigos y

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de algunos admiradores que tenía por su trabajo. Era día de ir a la Universidad, no había hecho sus asignaciones, pediría más plazo pra entregarlo o sino simplemente iría por la clase. Y con esos ánimos se fue a duchar y se vistió para salir de su casa.

Nunca las calles de New York habían estado tan solas, nunca había llegado tan rápido a la Universidad, nunca se había sentido sin razón de vivir, aun teniendo la convicción de que cortar con Eleanor lo hacía más feliz de lo que estaba porque era lo que quería al final. Aun teniendo el apoyo y las bromas sin sentido de sus amigos.

Como fuese, un día nuevo había empezado y ahora ya estoy soltero. No hay nada que dure para siempre, todo pasa; pero lo que bien es cierto, es que estoy libre de compromiso y que soy un joven soñador y aventurero; estudiande de Cinematografía. Un joven de diecinueve años empeñado en alcanzar su mundo utópico. Diseñador de mi vida y placeres. Narcisista y luchador, gusto de lo difícil, me tienta lo improbable, me seduce lo imposible. Invado territorios imposibles para muchos; siempre tentando y retando a mi alter ego a salir de fiesta conmigo. Perfeccionista e imperfecto, vivendo esta cosa que llamamos vida y aprendiendo en el camino. ¡Increíblemente! inquieto y detallista; así como dinámico con una mente que va más allá de las fronteras, gusto ir en contra de la corriente y los esquemas establecidos dentro de las sociedades pero sin dañar integridades físicas o morales ajenas a las mías. Expresando mi realidad sin reservas pues he aprendido que cuando te deja de importar lo que piensan los demás empezás a ser vos mismo. Prefiero ser odiado por quien soy, que amado por quien no soy.

Eran los nuevos pensamientos que cruzaban su mente luego de un rato de reflexionar sobre su falta de ánimo, parece ser que había redescubierto el sentido de la vida de soltero que se había estado perdiendo. - Hola Byron -, escuchó desde atrás. Y cambiando su estado de ánimo completamente, contestó - ¡Hoooola desconocida! -, mientras giraba sobre su pie derecho para ver quien lo había saludado. Efectivamente era una de sus amigas, que igual estaba encantada y un poco enamorada de Byron. - ¿Me acompañas de camino a nuestra clase? le sugirió él, y para entonces Byron ya había sacado la primera sonrisa del día a alguien.

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El día en la Universidad fue largo como siempre, ya que siempre había mil cosas que hacer en tan poco tiempo, casi doce horas en la universidad con clases, recesos, descansos e intervalos de relajación no alcanzaba con todo lo que había que hacer. Alguna veces se hablaban cosas de la vida personal del grupo de amigos junto con los avances de proyectos, las clases, los talleres, en medio del tráfico mientras entre clases se dirigían a comprar comida rápida al restaurante más cercano para regresar a la siguiente clase.

En fin, el día se torno de tranquilo, solitario y vacío a un día bien agitado, lleno de amigos y conocidos y estresante en cierto punto. Pero así eran los día cuando Byron se quería llenar de personas pues quien no deseaba estar junto a él y conocerlo más o bien compartir todo lo posible de su vida o en su defecto solo escucharlo hablar y conocer más de su pensar, su ideología y filosofía de vida. Byron se limitaba a ser él mismo y así no deber cuidado a detalles en un futuro sobre cosas que hubiese dicho o hecho frente a los demás.

Tanto hombres como mujeres en cierta manera deseaban tenerlo o ser como él. Pocos conocían por lo que Byron pasaba o lo que había pasado en la noche anterior, eran egoístas y solo pensaban en ellos menos en él.

Ya que a pesar de todo ellos siempre recibían lo mejor de Byron sin importa si internamente sufría o tenía ganas de expresar sus sentimientos por lo que vivía.

Al final del día, sus amigos lo invitaron a salir a divertirse esa noche, un rato de relajación, sin pensar las cosas de la vida, de ser irresponable quizás por unas horas y romper con la vida, ir y cortar los limones que te da la vida en tajadas para tomarlos con un whiskey. Byron pensó que dejar todo a un lado incluso los mismos sentimientos y pasiones por los que tanto su vida pasaba dando vueltas en su mente y dejaban pasar de largo las cosas buenas de su vivir era una buena idea.

Byron paso al apartamento dejando su cosas y a ducharse para así ir fresco y semi formal con sus amigos a divertirse. Eran ya las ocho de la noche y hace dos horas aun estaba en clases. Aun no podía sacar de su mente su clase de Producción Multimedia, lo que lo hacía apresurarse más para

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dejar de pensar en ello. Finalmente se vistió como solo él sabía hacerlo y se fue conduciendo a recoger a su amiga, la misma que lo había saludado por la mañana. Al marcar las nueve y quince minutos ya todos estaban en la entrada de aquel club, la noche era joven y las obligaciones y responsabilidades pocas.

Esa noche en el club, el grupo de amigos empezó con doce pero los fuertes que duraron hasta media noche fueron nada mas que cinco, de esos cinco dos se retiraron al carro y los otros tres, Byron incluido se quedaron hablando casi de nada más que de incoherencias; dentro del estado provocado por la bebida y por unas cuantas rondas al bong lo poco que se entendía eran las palabras y lo que más se sentía eran los sentimientos y pasiones de cada uno. Sin andar con tantas vueltas de una manera ellos tres terminaron yendo a un cuarto y liberando todo aquello. Dos hombres y una mujer eran, una habitación en aquella noche fue más que suficiente.

Eran al cabo de unas horas, las tres y media de la madrugada cuando Byron despertó sin motivo. Se levantó inmediatamente de la cama y sobre aquellos otros dos con los que había compartido la noche paso de largo dejándolos solos. Se vistió y de la manera que pudo agarro las llaves del carro y se fue conduciendo a no más de diez kilometros por hora hasta su apartamento. La noche parecía haber sido muy larga ya, pero no para Byron. Debajo del colchón de su cama saco una pequeña bolsa con cocaine, la suficiente como para unas dos líneas.

En este momento las paredes eran testigas de como el joven dinámico y extrovertido caminaba como si fuese un zombie, en silencio; y aunque quizás su boca callaba, su mente era la más turbulenta autopista de pensamientos. Convicciones eran lo que lo movían y pensamientos surgidos de sentimientos negativos. Tras unos minutos y tras luego de haberse incado para snifar las dos líneas, sobre su espalda calló en medio de la sala, en la oscuridad de la noche y mientras sus pensamientos invadían su vida aparte de su mente empezó a descender aquello a lo que él llamaba entre la locura y la realidad.

Entre la locura y la realidad que lo ponían entre la vida y la muerte, entre la espada y la pared y es que su mente lo sabía hacer muy bien.

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Nacer siendo la mitad de deseado en amor, encontrar este mundo que prometió muchas cosas como a los demás y darte cuenta que no pudiste alcanzarlas, ser exitoso y victorioso. Tener una infancia dañada; sin amor, mas que el suelo donde me sentaba a jugar con el polvo de los lamentos subestimados. Un padre que dice amar solamente tres años para ir a moldear la vida de otro ser. No darle interés a nuestras vidas mientras mi ángel lloraba la ida de ese ser que cambio nuestras vidas; tener familia poco interesada en practicar y dar ese amor para el miembro ajeno a la casa pero bien de sangre compartida.

Mientras el suelo era mi amigo y cosas hacia sin comprender que pasaba en mi interior mi inocencia fue poco a poco matada por las leyes naturales donde obligó a mi ser a encontrarse con cosas distintas y curiosas. ¡Maldita inocencia!, ¡Tonta niñez!, nada es lo que parece. Queriendo andar en alto cuando tu lugar es allá abajo, con los mas humildes y queridos; quisiste tratar de comprender que pasaba en lo que llamas vida y jamás imagínaste que luego el solitario, oscuro y sucio rincón del corazón sería el parque de diversiones de aquel niño.

Cosas pasaron y al fin llegué a comprender que no nací para ser amado o para ser comprendido, nací para vivir solo como un alma vagando sufriendo penas ajenas, ayudando, comprendiendo e incentivando a seres que aprovechan cualquier poco de energía en su caminar. Poco a poco fui comprendiendo que no era yo quien debía buscar felicidad, que no era yo el que debía tener amigos, menos un ser que lo amase; sino, el violinista suplente de la orquesta de vida de los demás; que mi patrón de niño se repetiría una vez entrado a la juventud.

Cansándome de pensar con este espíritu usado y reusado me llevé a un lugar donde si sentía que podía vivir, sentir la sangre correr por mis venas, fluir hacia el exterior para con la brisa de aquella carretera a la mitad de unos sembrados en medio de la noche casi a las doce entender que solo fui creado para limpiar la carretera...¡Está helado!, ¡Hace frío ya!, Es hora de dormir, dulce Byron es hora de encontrar tu paz, tu consuelo en la alegría de aquellos que quisiste, que amaste, que trataste de entregarte sinceramente pero simpelemente eras muy poco en este mundo para tocar en la orquesta de esas vidas.

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Quizás no pertenezco acá, quizás nunca debí nacer, quizás soy aquel llanto, aquel último lamento de aquel ángel que murió en batalla luchando por algo que no debia luchar, sangre de ángel, sangre de arcángel, sangre derramada, ángel caído, que pecador nació y que pecador ha de morir. El amor es solo un negocio, una artimaña para vender, una cosa tonta, una trampa para mortales, una trampa donde se coloca a los más inocentes y donde se atrapa lo bueno que hay en ellos para luego tirarlo al craquen del mar de tus pensamientos, aquel mar donde están las memorias y los lamentos que dejaron todos aquellos amigos, aquellos amores, aquellos falsos amigos, aquellos familiares, aquellas personas, aquel yo que pensó confiar y confiar en la balada ajena.

Para mi vida lo más dulce es yacer tirado en medio de aquella carretera a media noche de lluvia, siendo alabado por cada gota al tocar y deslisarse por mi piel, donde la gente no llega, donde solo van los desentonos mayores del musical, donde dentro del mar negro la soledad, la fiel amiga es la mejor compañía, la más fiel y la que jamas fue hipócrita. Es mejor ver en la escena final a nadie y saber que fuiste un éxito en nada, saber que no tienes que decirle a nadie “por favor, no olvides que me conociste” porque en fin solo eres un suspiro que al paso de cinco segundos eres olvidado y llevado por el aire a las profundidades del universo.

Para mi lo más dulce es yacer tirado, abandonado en el oscuro valle de llantos y lágrimas, sangrando, con mi corazón en la mano mientras una hormiga trata de levantarlo y cargarlo hasta su hogar donde la mordida de miles de ellas lo anestesiarán y entonces no habrá más dolor y mucho menos sufrimiento. Nunca mi cadáver hubiese yacido con tan placentera sonrisa y alegre expresión en mi rostro, sobre la cabeza que flotaba en ese mar de rojos rubies. Y nunca mi alma hubiese volado por primera vez tan libre hacia el espacio, buscando lo más cálido de ella en las profundidades de su esencia; donde en un punto, aquella oscuridad densa ni siquiera hiciera darse cuenta a mi alma el momento en la que dejase de existir en el mundo.

Como una interrupción dentro de la mente de Byron, todo quedo en silencio, la grabación de pensamientos que se habían desatado dentro de su cabeza se habían detenido. Todo lo que se podía escuchar en aquella

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madrugada eran los lentos latidos de su corazón resonar dentro de él. La alarma no tardó en sonar a la hora de siempre, nuevamente era día de ir a la Universidad. De alguna manera, Byron siempre lograba escucharla y vencer todo lo que sentía para ir a clases. No sabía de nadie hacía ya hace más o menos unas doce horas. A pesar de todo lo que había pasado la última noche, la monotonía era celosa y como siempre hizo caer a Byron en la misma rutina de la mañana. Un esfuerzo por seguir dentro de la realidad y hacer lo que todo joven de su edad hace; aunque al final, terminaría haciendo lo que Byron sabe hacer mejor, salir de lo común.

Una vez en la Universidad, Byron no se encontró con ninguno de los amigos con los que había ido al club la noche anterior. En cierta manera pensaba como habrían de estar, rendidos antes los sentimientos y pensamientos de una noche como la última. En cierta manera su ego se alimentaba a él mismo diciendo que nada ni nadie lo podía detener. De repente se sintió demasiado bien como para estar luego de una noche como la anterior, ya en clases, encerrado dentro de un salón de clases; por lo que, a media mañana decidió ya no entrar a su siguiente clase e irse.

Tomó el carro y con él se condujo en un inicio sin sentido alguno; al poco tiempo, nació en él ese deseo por ir al mar, a caminar sobre la playa, pues era de los lugares donde más amaba pasar el tiempo ya sea solo o con buena compañía, pensando y planeando, relajándose y disfrutando de la energía que le transmitía el mar.

La vida era ahora tan diferente, sin nadie a quien llamar para preguntarle qué tal su día o bien para desearle buenos días o buen provecho al medio día, sin nadie de quien estar pendiente o simplemente aturdir con tanto detalle y cariño. Era regresar a lo que siempre había sido, a lo que todo humano está condenado sino encuentra la jugada perfecta para ganarse el juego. Y ya sabemos de que juego se habla, de aquel donde uno conoce a otro y juntos empiean a mover sus piezas, o bien a cambiar cartas dentro de una que otra trampa pero que al final el que se enamora, pierde.

Caminaba por la playa, con los zapatos en la mano y los jeans arrollados hasta debajo de la rodilla. Habían transcurridos unas horas desde que dejo la Universidad y otras más caminando por la playa, acostado viendo

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las olas ir y venir y escuchando música. Ya había pasado la hora del almuerzo. Para variar su boca era la que callaba y su mente la que hablaba y daba vueltas hablando sin parar. Los últimos efectos de todo lo que había generado la noche anterior estaban por pasar y volver a la normalidad. El destino o bien la vida parecían planear todo y llevarlo con precisión.

En aquel extremo de la playa apareció de la nada aquel joven vistiendo bermudas y una camisa de The Neighbourhood con su beanie en la cabeza y una actitud muy retadora preguntando, - ¿Crees que los humanos pueden echar raíces igual que las plantas y peor aun en la arena? -, a lo que Byron volteando a ver sobre su hombro izquierdo contestó, - Lo más probable es que sí, así como las personas hacen preguntas sin sentido y peor aun a desconocidos. - Bien, veo que hablamos el mismo idioma -, contestó aquel joven extendiendo su mano hasta donde estaba Byron.

Con la mirada puesta fijamente en este extraño y pensando sobre las intenciones que tendría, Byron extendió su mano también y dejando a un lado su orgullo por aquellos ojos claros que lo veían fijamente contesto No es nada raro que las grandes mentes piensen igual man -.

- Oye, yo sé que te sonará extraño y no me preguntes por qué; pero, mientras caminabas por la playa te veía y suerte que lo hacía pues botaste tu billetera cuando te levantaste y ni cuenta que te has dado. Aquí la tienes Byron -. Con mirada de asombro y apresurándose a contar el dinero que andaba y las tarjetas de crédito así como los documentos le dio las gracias.

- Muy amable, ¿a quién le debo agradecer? -, preguntó Byron. - Oh si, disculpa mi descortesía. Me llamo Brandon Markov -, contestó. - Gracias Brandon -, añadió Byron y seguidamente prosiguió, - Disculpa mi atrevimiento, pero creo que más que ser correcto y entregarme la billetera con esta cantidad de dinero adentro te ha movido algo más, ¿deseas algo? -.

- Bueno, la verdad es que sí. Soy de las personas que les gusta arriesgarse y vivir y no dejar ir las oportunidades, te vi y lo supe. -, decía Brandon mientras Byron interrumpió - ¿A qué te refieres? habla claro -. Brandon se quedo callado y observando a Byron a los ojos se preguntaba si estaba correcto o no lo que le iba a decir. Al final lo terminó diciendo. - Me pareces muy interesante -, dijo Brandon, mientras el sonido de las olas invadía todo.

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- Yo sé que si, lo he notado -, agregó Brandon. - ¿Pero a qué te refieres?

Es que a caso, ¿te gusto? -, preguntó Byron. A lo que Brandon inmediatamente contestó, - No!, de hecho, me encantas -. Byron inició a preguntar una gran serie de preguntas; tales como, su edad pues su nombre ya lo sabía, de donde era originario, si era heterosexual, bisexual u homosexual, el rol que cumplía, entre otras. - Vaya, me siento en un cuestionario -, comentó Brandon. - Lo siento, es que ser demasiado mente abierta me hace ver todo de forma natural y poco esquematizado, suelo preguntar cosas que yo estaría dispuesto a contestar si me las formularan -, contestó Byron al comentario de Brandon.

Brandon empezó a decirle, - No hay tal cosa de ser gay o no. Un día te pueden gustar los cheros y el próximo te podrían gustar las chicas. Solo es cosa de ir con la corriente. La sexualidad es espontánea y no es una etiqueta. Las etiquetas fueron creadas para las personas que tienen problemas internos consigo mismas, aquellas que separan lo que sienten de lo que quieren, y hablo de etiquetas que separan como decir negros, blancos, heterosexuales, homosexuales. Solo cállate la boca y no preguntes si pertenezco a parte de una etiqueta que me define como bisexual, ya que no tengo tiempo para este tipo de tonterías. No pareces ser de esos que de verdad les importe algo como eso -.

- Eres audaz, descarado, absolutamente impresionante, lleno de amor propio y con un gran ego; sin embargo, aun tienes que aprender a manejar cierto tipo de cosas; digo, de una manera más sútil. Encuentras la fuerza en las cosas que no te gustan y lo utilizas como un escudo contra las personas que quieren hacerte daño, eres un hombre genial Byron y eso que acabo de conocerte, pero no lo botes todo en actitudes y comportamientos rebeldes, se un caballero y no seas participe de tantas experiencias sin compromisos pues la forma y las cosas que preguntaste, me hacen confirmar tu experiencia en ese campo.

La conversación entre ellos siguió y por fin Byron logró conocer a alguien con quien podía hablar de casi todo. Y así se llegó el atardecer, paso y terminó totalmente diferente a como había iniciado. Quizás las cosas no siempre siguen el mismo camino o avanzan al mismo ritmo; pero si algo es seguro, es que la vida es dinámica y cambiante y cuando puedes estar llorando por alguien; luego, puedes estar sonriendo por nada.

Entre La

Locura Y La Pasi贸n

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El tiempo había transcurrido ya desde aquel paseo por la playa de Brooklyn en New York, el tiempo había dado lugar a muchas cosas y dentro del tiempo también muchas personas habían entrado y salido de la vida de Byron. Como dicen, hay que darle tiempo al tiempo para poder olvidar y superar las cosas y así mismo que en la vida muchas entrarán en tu vida pero solo pocos se quedarán dentro de ella. Se cumplían muy bien esos dichos en la vida de Byron y prácticamente en la vida de todas las personas. Pero de eso se trata el vivir en la vida, que si no hay altos y bajos entonces no es vida; pues, sin altos y bajos en el ritmo cardíaco de las personas, este no podría latir y mantenernos con vida. Sin altos y bajos en una montaña rusa, esta no sería emocionante ni exitante, sería aburrida y monótona. Sin altos y bajos la vida sería algo aburrida, si es que se le podría llamar vida.

Era la mañana de un miércoles, Byron se preparaba para ir a una sesión de fotos y a su celular cayó un mensaje; era un mensaje de Brandon, este solo confirmaba si almorarían juntos ese día como habían quedado desde aquella tarde en la playa; y es que, si bien habían intercabiado números y agregado sus cuentas a redes sociales de mensajería instántanea para hablar casi diario, no se habían visto en persona desde la primera vez , desde que se conocieron. Byron, contestó el mensaje confirmando su salida y se dispusó a salir de la casa y dirigirse al estudio de la agencia para su sesión de fotos. En todo ese tiempo atrás Byron había estado ocupado con su trabajo y sus estudios, poco tiempo para pensar en diversión desde aquella última noche en el club y desde su última experiencia romántica con Eleanor.

Esta vez, la publicidad que Byron hacía era para una bebida alcohólica de Gran Bretaña, Vodka específicamente. Hablando de Byron, no podemos dudar y no fue raro que mientras hacía la sesión de fotos se atreviera a abrir la botella y tomara de ella directamente. Los fotógrafos en el estudio solo rieron y los de utilería solo se preocuparon porque compartiera y no se la fuera a terminar toda. Byron era muy seguro de sí mismo y poco le importaba si lo regañaban por hacer lo que hizo. Como esta de más decir, hacía lo que se le ocurría y no dudaba en hacerlo.

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La sesión de fotos terminó y se dirigió sin mucho problema hasta el lugar donde había acordado con Brandon, un hotel de New York ubicado en Times Square. Tenía un restaurante en la azotea con una vista muy espectacular. A pesar de que ambos ya tenían bastante de estar hablando por medio de redes sociales y que ya se conocían, el ambiente en la mesa era algo incómodo para ambos. Byron no sabía porque se sentía así pues pocas eran las veces que se sentía así en presencia de alguien y cuando se sentía así, él muy bien sabía porque era. En fin, - Y por qué no me cuentas más sobre ti -, le sugirió Byron a Brandon, - Que acaso no me conoces bien con todo lo que te he dicho -, contestó molesto Brandon. - No te molestes, solo quiero que compartas de tu vida -, dijo Byron.

- ¿Quieres que comparta cosas contigo? -, preguntó retóricamente Brandon. - Bueno, ¿dónde no iniciar? Soy nativo de Cánada. Mido cinco pies con ocho pulgadas. No tengo un sentido de dirección en mi vida. No sé lo que quiero. Me encanta ser independiente. No me gusta depender de otros porque no me gusta molestar a las personas. Soy muy inseguro.

Siempre me olvido de las cosas. Tengo de las obsesiones más extrañas.

Siempre tengo que asegurarme de que el volumen está en un número par aunque odio los números pares , pero aún así son mis números favoritos.

Mis números favoritos son 3,13 y 19. Amo a mi familia hasta la muerte, porque nunca sé cuándo voy a poder volver a verlos, los de Canadá.

Siempre he soñado con ir a Inglaterra. Mientras crecía, tuve una extraña obsesión con Hilary Duff. La canción que creció conmigo fue Follow me

by Uncle Kracker. Me gusta empujar a la gente lejos de mí, porque no sé cómo manejarlos. Yo siempre digo las cosas equivocadas; así como también nunca sé qué decir. Soy bueno para hacer amigos, pero no se cómo mantenerlos. Soy muy torpe. No sé cómo llevar una conversación. Me encanta leer. Soy un maniático del orden. Y tengo que organizar cosas todo el tiempo. Las cosas que no se ajustan me molestan y me irritan. - Siempre he estado fascinado por la geografía. Mis asignaturas favoritas son las ciencias, en general y las matemáticas. Yo odiaba a mi padre porque él engañó a mi madre cuando era pequeño y él solía ser un borracho.

Soy un niño de mamá. Yo siempre estaré ahí para ella porque era la única persona que tuve mientras crecía, porque mi padre siempre andaba fuera.

Mi hermano es mi modelo a seguir, y así mi mamá. Nunca he estado cerca

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de mi padre. Sólo tengo una pareja de abuelos con vida y se están divorciando. Nunca conocí a mi otro abuelo. Creo en las últimas palabras , porque nunca se sabe lo que puede suceder. Estoy agradecido por la vida que vivo. Estoy agradecido de que mi padre y mi madre nos trasladaran fuera de la reserva. No puedo escuchar algunas canciones que se tocaron en el funeral de mi abuela y mis tías. Yo no sé mucho de mis primos .

Tengo tantos. Mi mamá tiene 12 tías y tíos de su lado por parte de mamá y tiene 6 tías y tíos de su lado por papá. Yo no conozco mucho del lado de mi papá. Tengo dificultad para concentrarme en ciertas cosas. He estado un poco celoso de familias estacionarios porque cuando pueden regresar a sus hogares, tienen muchos recuerdos allí y crecieron ahí. Yo no hablo con mucha gente de Cánada, a pesar que nací ahí. - También creo en los fantasmas y en la vida futura . No sé por qué, pero lo hago. Yo odiaba a mi madre demasiado también. Ella solía desquitarse su depresión en nosotros cuando mi padre se iba. Ella nos golpeaba con ayuda de cosas. Tengo miedo a las arañas, payasos, espacios pequeños, el dolor y la paralización. En realidad nunca antes le había contado esto a nadie y estoy contento de haberlo expresado finalmente a alguien. Son un montón de cosas al azar y algunas quizás sin sentido pero esa en mi mente, mi pensar y las ideologías que rigen mi vida. Mi vida no es muy interesante como la de otras personas pero así es, sin sentido y con muchas cosas que quién sabe como llegaron hasta mí. La verdad no sé que más decir, aunque sé que podría pasar todo el día así, pero sé que sería mucho para tí, desde que es aburrida. - Pero, ¿Qué cosas dices? -, preguntó Byron; - Si las cosas que dices son absolutamente maravillosas, son pequeños detalles con mucha importancia para mí; todos y cada uno de ellos. Para tí no tienen importancia porque piensas que no tienes una vida como la que quisieras, pero eso eres tú y simplemente tú y aunque sé que nadie es perfecto; yo si creo que la perfección es subjetiva y tu llenas el perfil de perfección para mí Brandon. Contestó Byron a sus últimos comentarios de desprecio por las cosas que le compartía. - La verdad es que me muero por conocer todo de tí, todo lo que piensas y lo que sientes, la forma en que reaccionas por cada una de las cosas que pasan en tu vida, eres esa persona de la cual quisiera conocer todo sobre tí y enamorarme de tí cada vez más. - Siguió diciéndole Byron;

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y mientras él guardaba silencio, Brandon se dio cuenta que él era la persona indicada pues por primeraz vez había compartido cosas que se guardaba muy para sí mismo o quizás haberle dicho esas cosas muy personales, hoy ya había formado un lazo más fuerte entre la confianza y el cariño que ya se tenían.

A todo esto, Byron se dio cuenta de las cosas que le había dicho a Brandon y que quizás no era el momento pues Brandon se había quedado mirándolo fijamente y sin emitir ni una palabra. Y como raras veces se le escucha decir a Byron, le pidió perdón por sus confesiones en el momento menos indicado. Pero Brandon saltó diciendo que no se preocupara, que era lo más lindo que alguien le había dicho en toda su vida y que jamás pensó que alguien como él llegara a enamorarse de él. Brandon explotó en una felicidad que no disimulo y mientras decía cosas sin sentido y otras como que valió la pena acercarse con miedo y pena aquel día en la playa pero que al final había valido más que la pena. Byron solo se limitaba a observarlo fijamente a los ojos con ese brillo que desprendían y a medio sonreir de verlo tan así, tan feliz y emocionado como cuando un niñó recibe un dulce o un regalo.

- Bueno, la verdad es que soy de las personas que les gusta arriesgarse y vivir y no dejar ir las oportunidades, te vi y lo supe. -, dijo Byron riéndose mientras Brandon interrumpió con otra risa y diciendo, - Me encanta tu forma de pensar, esa es la actitud -. - En fin, ¿crees que venir a almorzar a este hotel tan caro es de por gusto, solamente una salida más? -, le pregunto retóricamente Byron. En este momento Brandon dejó salir una risa nerviosa y sin muchas palabras contestó diciendo - supongo que no es tan así -.

- Bueno, tienes razón, resulta que en la vida o tomas las oportunidades o las dejas ir y te ves luego a ti mismo como un tonto y en mi vida casi no hay tiempo de pensar las cosas considerando el hecho de que a veces no tengo tiempo ni para mi, me levanto, reviso mi celular, contesto los mensajes de mi manager, ignoro los de gente que no conozco, llamo a mi representante, hago ejercicio, me baño, me visto, actualizo mis redes sociales mientras voy en el ascensor; en fin, hacer más de ocho cosas al mismo tiempo durante clases, reuniones, trabajo, sesiones de fotos, etc.

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El punto de todo esto es que le hace falta algo y es muy importante -.

- A tu vida super ocupada aun le hace falta algo; pero, ¿qué cosas dices? -, le contesto Brandon.

- Sabes, yo me estaba preguntando recientemente si ya que a través de todo este tiempo que he hablado contigo, desde que te conocí en la playa aquella vez y ya que es obvio que ambos sentimos algo por el otro; si estas dispuesto, al igual que yo a aventurarte a descubrir que más puede haber más adelante, estar dispuesto a comparti tu vida conmigo y yo la mía, a ser parte de una vida que lo único que le hace falta es un toque de Brandon en ella. Si estas dispuesto a cargar con la responsabilidad de la felicidad de Byron siendo más que un conocido, más que un amigo... -.

Brandon se quedo esperando que Byron continuara hablando, se quedo intrigado viendo sus labios esperando el momento en que seguiría con las palabras que le estaba diciendo, pero Byron simplemente ya no diría nada. - ¿Y bien? -, tuvo que preguntar Brandon a Byron para insitarlo a seguir. Pero Byron no dijo nada, continuó callado como si no hubiese dicho nada. Brandon empezaba a sentirse ansioso pues sentía que nada más pasaría y lo que había querido desde que le hablo aquella tarde por la playa estaba a punto de verlo realidad, pero quizás solo habría soñado o alucinado.

Byron volteó a ver hacia el edificio que se econtraba a la par del hotel, de repente la pantalla publicitaria que estaba en el mismo había cambiado de publicidad. Más que publicidad era una propuesta, el modelo Byron Morózov proponiéndole algo a un tal Brandon Markov. De la nada Brandon era el que hoy se quedaba sin palabras y sin mover un músculo al voltear a ver.

Brandon era un joven de nacionalidad Canadiense, de 20 años de edad, él es un joven entusiasta, muy alegre, siempre dispuesto a todo, es un poco tímido pero seguro de las cosas que hace y de las decisiones que toma en su vida, es muy fiel a sus principios. A veces muy indeciso y preocupado por ayudar a los demás. Es inconformista con la vida, pero cree profundamente en sus motivaciones. Desde que se descubrió con su ser personal

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siempre ha sido muy sensible a los sentimientos y emociones tanto de él como de los demás que lo rodean y le importan. Y seguro de lo que quería desde un principio se levantó y sin mediar palabra se acercó a Byron dándole su primer beso.

- Me encantas como dije desde un principio, no puedo creermelo, pero cómo es que ha pasado -, fue lo primero en exclamar Brandon luego del impacto. Las demás personas en el lugar solo se limitaban a ver pero nadie decía o hacía algo negativo en contra de la situación que ellos habían generado. Es muy normal ver ese tipo de cosas en New York.

Ese día ambos terminaron de almorzar y pasaron la tarde juntos yendo de un lugar a otro por toda la ciudad, desde entonces los primero de cada mes no serían igual desde aquel primero de agosto de 2013.

El tiempo volvió a pasar, más rápido de lo que pensaron, habían pasado ya de nuevo ocho meses, el tiempo que Byron había durado con Eleanor, su relación más larga hasta el momento. Pero parecía ser que Byron si había encontrado en Brandon lo que buscaba pues en su mente lo que menos pasaba por la mente era terminar su relación; es más, luego de la primera vez que habían estado juntos al cumplir seis meses le comentó que quería pasar el resto de su vida con él. Y de igual manera Brandon, él se veía en su sueño, viviendo lo que siempre había querido. Nada podría estar mejor entre ellos dos.

Durante su tiempo juntos, ambos habían descubierto a fondo la personalidad de cada uno, cada uno conocía las cosas que hacian del otro enojar, feliz, triste o hasta incluso llorar. Ambos habían llegado a un punto donde la confianza y la responsabilidad del estado de ánimo del otro estaba en las manos de ellos. En ocho meses, ambos habían recuperado el tiempo perdido con las relaciones pasadas y la perspectiva de vida y del amor que ambos tenían cambio radicalmente. Ahora ambos estaban más abiertos y dispuestos a las cosas dentro de las parejas que antes veían sin sentido.

Brandon solía acompañar a Byron a casi todas partes, incluso a sus sesiones de foto, reuniones de trabajo y de estudios; de igual manera Byron llevaba a Brandon a todas partes, lo acompañaba a las cosas que debía hacer.

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Ambos se comunicaban todo lo que les sucedía, uno era el apoyo del otro.

Brandonno estudiaba, pero si trabajaba y Byron era siempre el encargado de irlo a dejar y a traer; en cierto modo, también no le gustaba dejarlo solo mucho tiempo desde que Brandon no era cualquier joven. Brandon Markov podía ser humilde y sencillo la mayoría del tiempo, pero no dejaba de ser igualmente de atractivo que Byron.

Byron había conseguido un proyecto de modelaje para una revista y la sesión de fotos sería en Argentina; el debía viajar un fin de semana entero; viernes, sábado y domingo para dicho trabajo. Brandon se sentía un poco inseguro pues no era uno de los mejores momentos para quedarse solo y más pensando de más sobre las cosas que podría hacer su novio allá con tanta tentación, no le quedaba nada más que confiar en aquello que ambos sentían.

El día se llego finalmente, Byron manejo con Brandon hasta el aeropuerto para que luego, aparte de despedirse, Brandon pudiese quedarse con el carro el fin de semana. Al llegar al aeropuerto ambos se despedieron, para Brandon hubiese durado horas; pero no para Byron, él solo se tomo unos minutos para poder despedirse de Brandon y darle indicaciones sobre como harían para comunicarse y sobre las cosas de las que quedaba responsable Brandon. Por alguna razón, Byron andaba simple esa mañana y Brandon, al ser la primera vez que se separaban tanto tiempo en ocho meses andaba más sensible de lo normal. No pudo Brandon contener con su fuerzas el inesperado ataque de risa nervioso al abrazar a Brandon y menos contener la pequeña lágrima que recorrió todo su rostro del lado derecho hasta caer en el hombro de Byron.

Al transcurso de unos minutos desde su despedida, los motores del avión se oían acelerar poco a poco, y al cabo de unos minutos más el avión se perdió en el horizonte. Brandon regresó a casa luego de tomarse el doble de tiempo por manejar lento pensando todo lo que se encontraba viviendo, que todo lo que la vida le había dado era demasiado bueno y cayó en la cuenta que en cualquier momento todo lo podía perder. Recordo las veces que dentro de los ochos meses Byron había sido bueno y malo con él. Como a pesar de aguantar y soportar aquellas veces donde él había sido totalmente un pésimo con él mientras luchaba con los efectos de sus

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luchas internas y de sus adicciones; aun, seguía queriendolo y más que eso, amándolo.

En las alturas del vuelo hacia Argentina, Byron bromeaba en el avión con sus amigos de la agencia, las risas no se hacían esperar para salir; pero a pesar de todo, aun en su interior seguía pensando en Brandon, cómo es que lo había encontrado, cómo es que encontraría a alguien capaz de confiarle sus cosas y su vida. Normalmente solo entregaba su cuerpo a extraños si le parecían atractivos, pero hoy no era un extraño y no solo su cuerpo; sino también, sus cosas, su apartamento, su carro, su vida y más aun, su corazón.

De todas las relaciones, Byron sentía que podía decirle te amo por primera vez a alguien.

Para Byron el amor, es libre. Nadie decide de quien quiere enamorarse, los sentimientos solo surgen y ya, no se les puede controlar. Y si surgieron con quien sea dependerá de las experiencias de vida personales. El amor es algo que llena al ser humano, es un motor, es una máquina de emociones; el verdadero amor, es de lo más hermoso del mundo, pero si se encuentra a la persona indicada para amar. La mayoría de personas se deja llevar por las cosas que sienten, se dejan llevar por las emociones y al final todo termina, dejando así miles de decepciones, miles de versiones donde el amor en las historias es el enemigo.

La noche que Byron partió hacia Argentina, no hablaron entre ellos. Luego del viaje y de la primera reunión del proyecto, se quedó dormido y a Brandon no le quedo más que los mensajes en su celular de cuando Byron le escribió informándole de sus actividades. El turno de Brandon se había extendido en el trabajo y no habría salido a tiempo para contestarle. Fue hasta la noche siguiente que finalmente pudieron hacer video llamada y hablar toda la noche, pero de igual manera ambos debían trabajar y por la madrugada Byron despidió a Brandon. - Tú me haces sentir tan especial y amo las fantasías que pones en mi mente, cómo podría ir a dormir mientras estoy viviendo un sueño. Haha Buenas Noches y Suerte-, respondió Brandon a las buenas noches de Byron.

Al día siguiente, Byron y los demás modelos terminaron la sesión de fotos

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en Argentina, todos empacaron y se dirigieron al aeropuerto para su vuelo de regreso a New York. En New York, Brandon despertaba gracias al acoso del teléfono del apartamento de Byron, se apresuró a contestarlo luego de tanto insistir y al contestar del otro lado escuchó la voz de uno de los mejores amigos de Byron; era Connor, también modelo de la agencia.

Se disculpó por tanto insistir y le informó que el vuelo vendría antes, también se ofreció a irlo a traer para ir al aeropuerto por ellos. Brandon agradeció su interes y acepto las propuestas. Connor acordó que llegaría por la tarde para ir entrada la noche al aeropuerto y llegar a tiempo. Brandon había sentido que los días que paso solo tuvieron más horas de lo normal.

Estaba un poco inseguro de lo que Byron hubiese hecho allá pues casi no hablaron y su mente le encantaba jugar con sus pensamientos.

Alguien llamó a la puerta y cuando Brandon atendió al llamado se dio cuenta que era Connor. - Pasa, es tu casa -, dijo Brandon, - Gracias, ya he estado acá antes -, contestó Connor. Brandon notó la actitud un poco molesta de él, la cual no había sido la misma por el teléfono en la mañana. ¿Te sientes bien? -, le preguntó Brandon. Connor no contestó, solo siguió por la sala dando vueltas como buscando algo nerviosamente. Brandon se acercó a él y le preguntó, - ¿Te puedo ayudar? -. Pero de la nada Connor, se acercó a él y tirándolo al sillón lo besó. Brandon no se opuso en ningún momento y con el tiempo una cosa llevo a la otra.

Como el tiempo sorprende a las personas dándose cuenta de que ya vivieron su vida y que pronto les tocara pasar a otra vida; así, sorprendió la vida a Brandon. La puerta del cuarto se abrió y Byron encontró a Connor dormido en su cama y a Brandon terminandose de vestir. Brandon se quedó de una pieza mirando fijamente a Byron.

Y con la pasión que lo amaba, con la fuerza que lo movía a amarlo y a entregarle todo; así como la disposición de dar la vida por él; así también, se transformó en el dolor de su corazón, el dolor de su ser. De repente parecía ser que no era nada y que no tenía ningún sentido vivir sin encontrarse en esa armonía y esa conexión tan perfecta que sentía cuando estaba con él. No era más que alguien inútil y un desperdicio en la vida sino podía contar con su amor. Y así como venían memorias que fluían por las

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raíces de su pasado; así también, se encendían más las brasas que alimentaban el fuego de su dolor.

- Ese dolor, esa angustía, eso que me hacías sentir; ese sudor en mis manos y esas manos heladas; esa lagrima bajando por mi rostro. ¡Suficiente! Mis sentimientos no pueden estar esperando toda la vida a que te intereses en ellos. Ya fue suficiente, eso es. ¡Suplica! Así como lo hacía incontables veces por la noche, por la madrugada, por el día. ¡Suplica!, que te duela, que sientas lo que sentí. Y aunque quiero responder a tus palabras, mi corazón ya se ha dado la vuelta esperando que algo de cordura y de dignidad en mi decida ignorarte para ya no sufrir más; por más que duela, es necesario para dejar de sufrir. Tranquilo ya mi corazón, es el ultimo trago amargo y fuerte que pasaremos gracias a él. Byron se lanzó sobre la cama al armario y Brandon al darse cuenta de lo que buscaba salió corriendo de la casa. Byron se apresuró a seguirlo por la casa hasta finalmente salir de la casa, lo siguió y lo siguió por la calle hasta llegar a un terreno abandonado hasta al fin derribarlo, - ¡Perdóname! -, le grito Brandon mientras Byron le apuntaba con su arma.

La

Mejor Jugada

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Con la respiración acelerada, soltó el arma y dejándola caer sobre el suelo, se arrodilló a la par de Brandon, se le quedó viendo y Brandon con su mirada fija le dijo que debía buscar su libertad de inmediato; antes que todo aquello que él cargaba lo apresara para siempre en los remordimientos de sus acciones negativas. Poco a poco Brandon iba soltando su puño; lo tenso que había estado, y el sudor que se deslizaba por sus dedos lo hacían recobrar la confianza en las palabras que algún tiempo habían tenido poder sobre aquel Byron que tanto había amado.

El viento soplaba en las afueras y el viento llevó consigo a los oídos de Brandon las palabras de Byron. Y finalmente confesó; - me gustaría ser un hombre libre, pero dependo del amor que alguien o algo me pueda dar; soy humano y soy imperfecto y con un amor imperfecto me conformo; pero no. Nunca he sido capaz de ser amado realmente por quien soy, nunca he experimentado un amor maldito que me haga sentir completo en la vida en la que fui encarcelado sin crimen alguno. - Brandon, al fin se sentó y tomando el arma sin que Byron se diera cuenta, la guarda entre su pierna.

- ¡Habla! - gritó Brandon mientras se ponía de pie y le daba un puñetazo en la cara a Byron derribándolo contra el suelo. Iba hacia atrás, cayendo al suelo y sobre la mente de Byron pasaban un sin fin de imágenes, recuerdos y memorias que habían sido archivadas en su historial durante un largo tiempo. Al caer de espaldas y su cabeza rebotar contra el suelo; una lagrima, una pequeña lagrima salía de su ojo. Brandon con toda la autoridad, la impotencia, el enojo, lo indignado y aun aquellas cenizas de amor que quedaban en su interior se colocó sobre el pecho de Byron, colocándolo en medio de sus rodillas.

Y Byron lo observó, con aquellos ojos que tanto habían llorado, con aquellos ojos que ya ni se hinchaban. Sin dudar, las palabras empezaron a salir y a Brandon le empezó a contar finalmente porque era como era. Después de diez años de vivir su cruz, al fin pudo externarle a alguien todas las conclusiones que diez años de negación y de análisis le habían formado la tela de araña que explicaba su forma de ser. Le dijo, - si Dios me ha permitidio vivir esta cruz por veinte años, los últimos diez solo me han servido de entrenamiento. En diez años he conocido los peores infiernos

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de mi cruz y no se los deseo a nadie -, exclamó.

- Lo que te voy a contar debe ir contigo a todas partes pero en el silencio de tu boca, no lo debe saber nadie porque eso le daría a conocer a todos un lado frágil y sabes muy bien que la imagen que tengo no esta para que yo pierda esa reputación; qué haría yo si de repente todos empezarán a apostar sobre quién es mejor para jugar con los sentimientos de Byron, qué pensarían de mí -. Brandon le dijo; - sabes, a mí una vez alguien muy importante me dijo que cuando te deja de importar lo que piensan los demás empiezas a ser tú mismo y que prefiere ser odidado por quien es, que amado por quien no es. Existía en una tierra donde nadie confiaba de nadie, porque las apariencias engañaban y en esos tiempos recien finalizaba una guerra de 12 años una pequeña ángel, muy hermosa y bella; donde se disponía a ir, era admirada, codiciada y odiada por su belleza. Ella era una ángel muy encantadora, simpática, humilde y a pesar de que tenía experiencia cuidándose de los malos pues su belleza la hacía propensa a ellos, hubo en aquel tiempo un ángel caído que se disfrazó de ángel de luz para poder conquistarla, luego de tanto luchar este ángel caído; al fin, pudo conquistarla.

En aquella tarde de verano, bajo el cielo de Moscú, nació un 27 de julio de 1993 un niño, no sé que pensaban sus padres en ese momento; pero si, tenía padres en aquel entonces. nació siendo blanco como el yeso, cabello como las ondas del mar y con el tono dorado del bronce. Como el bronce de la espada que poseía su madre por ser una ángel guerrera, lo que pasaba y lo que pocos sabían era que una ángel guerrera, guerrera para siempre o nunca guerrera, y en esta ocasión ella habría entregado esa espada para poder tener el don de ser madre. Todo era de lo más perfecto en este momento.

El tiempo pasaba y pasaba y las cosas se desarrollaban bajo una aparante normalidad. Nada era y duraba para siempre. Un día que aquella familia se encontraba en la lucha de la vida; uno de los miembros, decidió traicionar esa promesa y ese voto que sobre el altar le había hecho. Aquel ángel caído sobre la espada de la ángel guerrera corto los lazos del matrimonio y se marchó de sus responsabilidades.

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Dentro de esas muchas responsabilidades se encontraba su hijo, un niño de para entonces tres años de edad que poco comprendía de la vida, pero lo que recibía era lo que mas percibía.

A la madre no le quedo más que encontrarse sola en un país totalmente extraño con su hijo de tres años de edad. Sola, ya que el padre era el que pertenecía a Rusia y ella era una Estadounidense. Cómo había una Neoyorquina de 25 años de edad ido a parar a Rusia con un hombre mucho mayor que al final la abandonaba con un hijo pequeño. Nadie sabe, pues los secretos de su corazón nadie los ha podido ver, escuchar o conocer en su más mínima esencia. No le quedo más que luchar por salir adelante y no perder la nueva batalla y la nueva misión que se le había encomendado en la vida.

Solo el silencio y las paredes saben las angustias y las lágrimas que derramó, las noches largas de ansiedad que vivía por seguir adelante en la carrera más larga y cruel de su vida pero nunca se dio por vencida, era díficil si; pero ella no necesitaba fáciles, solo cosas posibles por díficiles que pudieran llegar a ser. Al cabo de un tiempo, las cosas mejoraban para ella y su hijo de cinco años ya, pero que mejoraran no significaba que estas fueran a ser más fáciles; siempre habían complicaciones, pero era la tenacidad, el valor y el poco miedo de enfrentarse a las cosas desconocidas el motor de aquella madre.

Un pequeño pero gran cambio...

Era tiempo de mudarse, de vivir en otro país, pues la madre había encontrado una nueva oportunidad de trabajo que le ayudaría mucho a la calidad de vida que llevaba con su hijo de cinco años. Unos pocos meses de preparación y de Rusia se mudaron a Londres, Inglaterra. Eran siete horas menos la diferencia de horario, aparte de rehacer una vida, debían reorganizar su rutina de vida con el nuevo horario y otras muchas cosas más que implicaban mudarse de tal forma. Pero bien la calidad de vida lo valía, ahora ser la supervisora de seguridad nuclear para el gobierno de Londres sería el sustento de la familia.

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Durante siete años vivieron en Londres, durante siete años trabajo la madre como supervisora de seguridad nuclear para el gobierno ya que en siete años, ya había ahorrado lo necesario para finalmente regresar a su hogar con su hijo; y no su antiguo hogar en Rusia, sino su verdadero hogar en New York, Estados Unidos. Con once años de edad aquel niño ya era consciente de su vida y de muchas de las cosas que en su presente estaban influyendo desde su pasado. Era momento de otro cambio, luego de vivir once años fuera del que sería su nuevo y permanente hogar, debía programar muchas cosas en su vida.

Al haber nacido en Rusia, lo convertía en Ruso, pero cinco años viviendo ahí lo obligo a escoger entre aprender Ruso o Inglés como su idioma natal; obviamente ganó el Inglés, el idioma que su madre le había hablado desde que nació y bien Ruso pues al escuchar a su madre desenvolverse en aquel país logró grabar cierta parte del lenguaje. Pero, al mudarse a Londres, el idioma ya no sería problema y menos el poco acento Ruso que logró aprender; ahora al fin podría aprender el inglés como su idioma natal. Y tras acostumbrarse al país, luego de vivir siete años ahí, adoptaría el acento británico como suyo.

Si bien había hecho algunos amigos en Londres, ya era tiempo de dejarlos atrás pues su vida cambiaría nuevamente. Mudarse a New York, vivir allá no solo era nuevamente conocer un nuevo país, adaptarse al sistema del mismo o bien volver a reorganizar la rutina con las nuevas cinco horas menos de diferencia de horario entre New York y Londres. Era al fin conocer más sobre si mismo y su identidad, era conocer finalmente miembros de su grupo familiar por parte de su mamá, relacionarse con ellos, conocer más de su pasado; todas aquellas cosas que por once años se había preguntado.

- Y bien, ese niño ha conocido muchos lugares en su vida y solo tenía once años -, le dijó Brandon, interrumpiendo su historia; - no le veo mucho problema a haber nacido en Rusia, mudarte a los cinco años a Londres y a los once a New York, solo el hecho de que su padre dejara a su madre sola en un país desconocido con un niño de tres años. - ¡Calla ya! - gritó Byron, - ¿Es que en serio no entiendes nada? - preguntó con una mirada desgarradora y de preocupación. Brandon solo guardo silencio mientras

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se disponía a pensar en la pregunta y aunque no dio respuesta alguna, Byron prosiguió contando.

Contando mientras se acomodaban ambos.

Ese tipo de vida sin apego a lugares o personas, caló profundamente en su forma de ser, en su personalidad, en sus pensamientos y sentimientos; incluso, en su forma de juzgar la realidad. Tenía un negro sentido del humor, escribía poesía para muchos, pero para él solo eran pensamientos de desahogo, pensamientos de su alter ego que solo podía dejar expresar mientras los escribía. Pintaba realidades alternas y deboraba la subjetividad de la realidad como un tiburón debora locamente su presa al oler sangre. Desde muy joven estuvo fascinado por todas aquellas cosas que el mundo le podía ofrecer.

Cuando llegó a New York, a Brooklyn, New York para ser exacto; había una gran cantidad de personas esperando en casa de la madre de su mamá. Lo que para cualquier otra persona sería un momento de felicidad, un momento inolvidable; para ese niño, solo fue un momento incómodo, demasiadas personas desconocidas dicendo ser su familia, demasiadas personas dándole cariño y hasta amor quizás fue algo que rechazó pues no estaba acostumbrado y mucho menos se sentía digno de ello. Su madre le dijo y le prometio a su hijo que por fin había terminado su peregrinación, que estaban en casa.

Pero como dicen, las promesas se han hecho para ser rotas. Y quizás la forma en que el niño descubriría esa realidad no sería la mejor ni la más indicada. Pero para entonces solo tenía once años, estaba próximo a entrar a una época muy díficil de todo ser humano, muy pronto entraría a la adolescencia; muy pronto, todos esos cambios del desarrollo empezarían a acosar su vida mientras él debía solo adaptarse a estar en casa. Su madre había luchado once años por mantenerse en pie de lucha con su hijo y hasta entonces lo había logrado pues no necesito de un hombre que le ayudara a lograrlo.

Al cabo de un tiempo, un año para ser exacto; luego de su primera navidad en New york, luego de su primer cumpleaños en New York y de todas

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aquellas cosas que solo pasan una vez al año; su madre le dio una noticia a su hijo. Ella estaba comprometida con un hombre y se casaría pronto, el niño de doce años ahora se tomo la noticia a bien, pensaba que ya era hora de que su madre hiciera lo que quisiera y la hiciera feliz en su vida luego de los momentos amargos que habían pasado años atras. Siempre y cuando esta nuev apersona supiera valorar y cuidar en todo aspecto a la mujer mas importante de su vida.

Y así fue, la boda se llevo a cabo, su madre se había casado nuevamente y sin esperar mucho su madre estaba embarazada, un nuevo ser, un nuevo miembro dentro de la familia vendría a dar nuevas memorias. Al cabo de un tiempo nacio David. David ni siquiera sabía lo especial e importante que llegaría a ser en la vida de aquel niño como hermano menor, ni siquiera como medio hermano; pues, un hermano para aquel niño significaba la oportunidad de compartir, transmitir, enseñar y convivir con alguien que lleva tu sangre pero que no es una figura de autoridad en tu vida como un padre.

El tiempo en que David era un bebé y todos querían llamar su atención fue corto para aquel niño porque pronto se efrentaría con una lucha en su vida.

Efectivamente, aquel niño tenía doce años y su inocencia ya había sido retada por las leyes de la naturaleza; ya había descubierto ciertas cosas, prematuramente quizás, pero él ya se veía intrigado por esas cosas de las que mucho hacen temas de pecadores o de gente con moral suficiente para poder hablar de ello. Sin embargo él seguía con sus estudios y con las obligaciones de su edad. Paso el tiempo y con catorce años de edad, luego de dos años vivir en un mundo donde le exigía más y más para poderse mantener conforme en él decidió que era momento de seguir creciendo. Él conocía muy bien las cosas que pasaban en la vida y hasta esta de más decir que ya había experimentando en su propia vida muchas de las cosas negativas que te puede dar. A los catorce ya había tenido más de una novia, unas más formales que otras, todo según la madurez de su edad y de las jovenes con las que se relacionaba; hasta que un día, a sus catorce años de edad encontró a esa joven que tomaría de él lo más preciado para

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muchas de las culturas del mundo, algo que define para muchos si una persona es o no aun una niña o una mujer, un niño o un hombre.

A partir de ahí la vida de aquel niño cambiaría, con una visión superficial de la vida y de las cosas importantes en ella, con una perspectiva totalmente diferente respecto a la objetividad de los demás, entraría a ser lo que muchos conocen como vivir la vida desenfrenadamente, disfrutando de todo aquello que tenía para ofrecer. Aquella joven que para muchos sería especial por haber tomado aquella parte de un niño solo duro unos cuantos meses dentro de la vida de él. Poco a poco y dentro de sus estudios y la vida como la conocía, empezaría a abrirle puertas a muchísimas más cosas.

Con las amistades y con la mente abierta de aquel niño, las puertas que terminaría abriendo en su vida fueron más de las que él pensaba, en un momento sus responsabilidades no podían ser realizadas dentro de las veinticuatro horas que tiene el día. Un año más adelante; a sus quince años y medio, en un intento desesperado por mantener las cosas de las que gustaba en su vida pero de las que apenas tenía tiempo, empezó con una practica muy común dentro de lo jóvenes de su edad, gracias al apoyo de sus amigos. La perspectiva de su mundo cambiaría la realidad con la que vivía.

Con el objetivo de mantenerse alerta, de minimizar el sueño en su vida y mantenerse activo la mayor parte de las veinticuatro horas del día reprimiendo su sistema nervioso para aprovechar el tiempo, aquel niño se iniciaría en las drogas. Aquella planta verde amiga de todos los soñadores y de los libres. Aunque al principio fue efectiva para sus objetivos, la weed paso a ser fumada con otro objetivo más allá de ayudarlo en la concentración de sus actividades aprovechando el tiempo que no dormía. Ahora muchas de las actividades que realizaba al día serían abondanadas por serle fiel a otro cosa.

O quizás más bien la expresión sería serle fiel a su adicción a la weed que inocentemente había tocado las puertas de su vida.

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Ahora, parecía ser que la weed, era la excusa perfecta para pasar tiempo con amigos, para olvidarse de aquellas cosas que acosaban los pensamientos y los sentimientos de forma negativa, el medio perfecto para relajarse, para poner a la mente a no hacer nada o bien quizás, dependiendo de la música con que se acompañara, el momento de volar muy alto y de pensar profundamente las cosas de la vida con un tono moral y existencialista.

Luego de muchas veces fumarla y de casi todas las clases y tipos de weed probar, el joven empezó a catalogarlas según sus efectos y su gusto en sabor y/o olor.

La New York City Diesel, White Widow, Blueberry Haze, Purple Haze, Strawberry Cough era el top cinco para él, quizás no tanto en ese orden ya que su consumo dependía de los efectos deseados o bien de la disponibilidad de ellas en el mercado; pues más de alguna vez, alguna de ellas no eran vendidas por el dealer o el distribuidor pues no se encontraban existencias cercas de la zona donde vivía. Aunado a tdo esto había otra sustancia que contaminaba el cuerpo pero bien ayudaba a el joven. Al igual y al mismo tiempo que la marihuana, el alcohol había entrado a la vida de él. Vodka, Whiskey, Ron, entre otros.

La vida no parecía poder estar mejor que nunca para él. tenía al fin un hogar, una casa, un grupo de amigos, su pasado no lo acosaba más gracias a la droga y la bebida y aparte por si fuera poco le ayudaban a mantenerse alegre y despreocupado de los problemas. Lo anterior fue parte de su rutina y su familia no se daba cuenta de las cosas pues al cabo de un tiempo no le costo organizar los momentos prudentes para poder llevar a cabo dichas actividades. Era un ilegal totalmente, violando la ley del consentimiento y la de consumo de drogas y sustancias, entre otros. Por lo que no le convenía ser descubierto.

Aquel joven parecía conforme y satisfecho con todo lo que tenía en su vida, pero sería así realmente o solamente sería un instante, la búsqueda de la felicidad y de una vida totalmente sin límites parecía haberlo llevado a la monotonía de la juventud. El lugar adonde todos iba a parar luego de buscar algo diferente en sus vidas. Y es que al cabo de un tiempo hasta esta novedad dentro de su vida lo volvió inconforme y aburrido con su vida nuevamente; luego de haber vivido tres años en lo mismo se vino a

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aburrir de pasar su tiempo en clubes, tomando, fumando, relacionándose con mujeres jóvenes, entre otros.

Habían pasado ya dieciciete años de su vida y los últimos tres habían sido una monotonía luego del boom de su vida a sus catorce años. Su madre seguía trabajando y su hermano seguía creciendo, con dieciciete años de edad y a pesar de todo lo que estaba envuelto en su vida, su relación con su hermano David de ahora cinco años de edad era de lo mejor, se sabía llevar y relacionar bien y nadie notaría nada malo en ello. Pero su vida estaba a punto de tener un boom nuevamente. Aburrido de su vida a su corta edad y con miles de experiencias vividas, ya nada era capaz de cautivarlo, más quizás solo algo.

No es lo que todos los jóvenes esperan enfrentar, pero si bien es parte de crecer, madurar y de ser libre en la vida; algo bueno, traerá consigo.

En medio de tanta turbulencia, ya ni la Strawberry Cough era capaz de relajar y alejar aquellos pensamientos que más batallaban en la mente de él, mucho menos el alcohol; una parte de todos los pensamientos que más lo atacaban desde sus doce años habían renacido, parecía ser que luego de cinco años aún estaban presentes en la mente aún después de tanto tiempo. Y aunque habían estado ausentes ese tiempo, no era tiempo perdido en descubrir y analizar las razones o bien la fuente de dichos pensamientos y sentimientos de tal magnitud.

Y es que, efectivamente su pasado tenía la respuesta, el tipo de vida sin apego a lugares o personas, crecer sin una familia estable y más aun el abandono de su padre a los tres años de edad lo habían marcado, habían calado profundamente en su forma de ser, en su personalidad, en sus pensamientos y sentimientos. Y aunque quizás eran o no las razones correctas, bien era cierto que jamás creció con un padre o bien con el cariño y el amor de uno, era una área totalmente ajena a su conocimiento. Al final, erróneamente habría llegado a interpretar esa necesidad afectiva.

Su aburrimiento en la vida llegó al final cuando al fin encontró a una persona que cambiaría su vida, dándole un giro totalmente. Era la primera vez que daba entrada y se encontraba en una relación con una persona de

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su mismo sexo. Luego de ignorar por cinco años su atracción por las personas de su mismo sexo y a pesar de eso rechazar las propuestas de estos durante el pasado por encontrarse en negación y rechazo con ello, encontró a Kyle, un joven igualmente apuesto a él que era un año mayor, estudiante de su mismo colegio, admirante de la belleza física y de la personalidad del joven.

Kyle, había sido el afortunado para muchos de haber logrado entrar en la vida de él; pues, luego de haber estado en muchas relaciones con muchas mujeres, de engañarlas y dejarlas y de rechazar las propuestas de muchos hombres; Kyle, era finalmente el primer hombre en la vida de él y de igual manera el primero en haberlo cautivado. Kyle vendría a hacer mucho más de lo que aquel joven esperaba en su vida y definitivamente marcaría su futuro así como su pasado había sido marcado. Con un poco de tiempo lo que parecía estar bien, se tornaría en un infierno.

Al poco tiemo de haber iniciado su relación, de manera inteligente y sútil; Kyle, empezó a controlar la mente del joven, sería la primera vez que alguien lograse eso; pero sin embargo, era el amor y el afecto que recibía de Kyle lo que lo tenía cegado totalmente a juzgar las acciones como buenas o malas. Kyle insistía en que quería tener una relación abierta con él y que debía confesarle a su familia su bisexualidad y no solo a sus amigos. Claro que el joven siempre se sentía atraído por las mujeres aunque estuviese en una relación con un hombre. Y Kyle lo sabía muy bien, pues él también era bisexual.

Con un poco de insistencia, Kyle lograría siempre lo que quería y sus intenciones ahora eran más ambiciosas desde que se sentía con poder por ser el primero en la vida de él.

Era tarde y regresando de un día agotador del colegio, el joven se encontró en casa con su madre enojada, furiosa, a punto de darle bofetadas y de decirle cosas que una madre no debería decirle a su hijo y todo por siempre dejar las cosas fuera de lugar en su cuarto y aunque ella respetaba su privacidad, debió entrar al cuarto a arreglar el desorden; pero a cual más desorden que el de su mente con los pensamientos que le vinieron a la mente al encontrar escondido un par de joints y un bong con marihuana.

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Ese día no iba a terminar bien, ese día iba a ser una fecha muy importante.

Cuando el joven se dio cuenta de que se trataba todo aquello y al empezar a escuchar todo aquello que su madre le preguntaba sobre su adicción, el sentirse acosado por ella, su realidad y pronto todos sus pensamientos, su inconformidad lo hizo explotar y confesarle todo en una sola oración, en menos de un minuto. Y claro aparte de sus adicciones a la droga, el alcohol y al sexo; también, le confeso sobre su novio, como le había pedido Kyle que lo hiciera. Con los gritos y el drama en la sala, su padrastro y su hermano se acercaron a la sala pero sin mediar palabra alguna.

El joven pronto se dio cuenta que su madre estaba en una pieza, que había dejado de hacer todo y que había soltado lo que tenía en mano, que lo único que ella quería hacer era gritar; pero sin embargo, no lo hacía pues su familia estaba presente y no quería ser injusta con la integridad moral del ambiente. Sin dudarlo el joven corrió a su cuarto y llamó a su novio para contarle lo sucedido y era de esperar la aprovación y el consuelo de este. Pero pronto cortaría la llamada al entrar su madre al cuarto y empezar a expresarle lo que ella pensaba al respecto de su confesión.

La noche del 25 de mayo de 2008 el joven se dio cuenta que estaba totalmente solo en el mundo, que si bien tenía alguien que decía amarlo, no podía contar con él para siempre y que las personas con las que podía contar para siempre como sus padres; uno lo había abandonado a sus tres años y ahora, su madre le decía cosas que obviamente si bien se comprendía el dolor que sentía, sus palabras de poca comprensión hacia su hijo lastimaban más aquella poca seguridad que el joven podría sentir con su madre. Quizás nunca debió tomar en serio las palabras que venían de la persona que había luchado por él.

“Estoy decepcionado de ti como mi hijo”, “No sé que hice mal contigo si en mi vida siempre luché por ti”... Y así...Es como se escucha que suenan las balas en tu mente cuando son disparadas directamente a tu vida y te das cuenta que nada tiene sentido ya, que estas solo en la vida ya que; si Dios, tu creador y redentor esta en contra de la bisexualidad; si los padres, abandonan y no apoyan a su hijo y si nadie en la vida, a los quince años de aquel joven lo habían amado verdaderamente.

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Pero lo peor no era eso, lo peor vendría después de aquella noche.

Con la mañana siguiente todos pretendieron que nada había pasado, las miradas se evitaban y los comentarios se tragaban.

Con el pasar de unas semanas se hizo costumbre que Kyle visitará a su novio en su casa mientras sus padres estaban fuera, a veces llegaba cuando ellos se encontraban pero no se presentaba como tal. Una vez para el atardecer, cuando el joven regresaba a su casa encontró sus cosas fuera de la casa, pero pensó que era alguna broma de su novio; entró, se dirigió al comedor y vio que la cena estaba servida; pero su plato, su plato no estaba servido y no había nada en su puesto. Su madre le dijó que debía irse de la casa aunque le doliera a ella más que a él.

No sabía que pensar mientras veía el rostro de su madre como preguntándose si era cierto o no; se preguntó porque habría de irse. Su madre solo se dispuso a decir luego de suspirar que tenía a un hijo de cinco años que educar y que él era un mal ejemplo para su hermano menor. Que su hermano en su inocencia, preocupado le habría puesto queja a su mamá que había un amigo que le pegaba a su hermano mayor pues solo oía gritos dentro del cuarto, lo cual obviamente no era como lo relataba David.

David poco comprendía aquella noche que su madre despedía a su figura más importante.

Luego de ser echado de su casa, se dirigió al único lugar donde se sentiría amado y aceptado; así es, se fue a casa de Kyle. A partir de ahí Kyle, le ayudaría a superar las cosas que acababa de vivir y sin esperar Kyle indujó al joven a una nueva droga. La cocaína era de igual manera ilegal, pero mucho más adictiva y cara. Luego de vivir juntos unos meses, Kyle sería un joven totalmente malo con él pues aparte de que lo engañó con otro joven dejándolo abandonado ya lo había maltratado y dejado con un nuevo vicio. Pero para sus 17 años el joven ya había encontrado un trabajo bien pagado y podía mantenerse.

Lo único difícil para él aparte del engaño de Kyle fue encontrarse por primera vez solo en aquel mundo que pronto dejaría de ver sin miedo; que pronto, dejaría de sentir la necesidad de estar con alguien. Al pasar los

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momentos difíciles con ayuda del tiempo pero apoyándose del alcohol, las drogas y el sexo con extraños; siguió superándose, sin darse por vencido en la vida, tal y como su madre le habría enseñado, desmotrándoselo en el campo de batalla de la vida. Terminó el colegio y a sus dieciocho años de edad ya era un Senior. Cabe mencionar que en la graduación solo estuvo su mejor amiga.

Y así fue como siguió en esta vida teniendo aventuras por todo el mundo, sin temor de nada y con una mente cada vez más abierta que el día anterior; superándose y de vez en cuando recayendo en sus pensamientos, en sus luchas y en todas aquellas adicciones que hacen de la integridad de un hombre algo por lo que hay que apostar para poder recuperarla por tus propios medios. Aunque él había aprendido los momentos en que podía hacer las cosas y no dejarse llevar por la vida y/o las circunstancias. Muchos lo ven y lo juzgan pero en realidad luego de todo lo que ha pasado, las críticas no son nada. ¿Cuántas veces puede jugar alguien con el corazón de uno sin que este se vea obligado a sangrar más de lo que ya lo hace por las arterias?

Al cabo de un tiempo en su apartamento de New York, que mantenía con su trabajo; aquel joven, se dio cuenta que su madre le habría mentido y traicionado al igual que la vida lo hizo con ellos en Rusia y Londres; ya que, al llegar a New York finalmente ella le había prometido que habían llegado finalmente a casa y que su viaje había terminado; pues al final, fue ella misma la que se encargó de rechazarlo y de echarlo fuera de su casa. Por tal razón es que el concepto de casa o de hogar para él solo se encuentra en su mente, cada vez que cierra sus ojos y piensa y hace lo que él quiere en su paraíso.

- Y ¿qué pasa luego? -, preguntó Brandon, como si Byron no hubiese terminado ya el relato. Byron miraba friamente los ojos de Brandon mientras se ponía la noche ya. Brandon sabía exactamente que Byron se refería a él mismo como el joven y que efectivamente lo que le acaba de relatar era toda su historia, la historia de su pasado, su infancia, las experiencias que marcaron su vida y quizás por tal razón a Brandon le daban unas ganas descontroladas de volverlo a abrazar y amar, de compensar todas

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aquellas faltas en su vida, de ayudarlo y de hacerlo ver que había alguien que si lo había amado de verdad.

Esa noche, sin importar que Byron hubiese querido asesinar a Brandon; terminaron yendo juntos a su apartamento. Una escena típica de todas las noches; amor, licor y pasión. Qué más podría pasar. Estando al final los dos sobre la cama, Byron le preguntó a Brandon, - ¿Por qué lo hiciste?, ¿Por qué me perdonaste? -, Brandon suspiró y le contesto, - Byron, en tu vida ya has interpretado y pensado demasiado las cosas; tú te crees libre, pero no lo eres; te crees mente abierta y sin dueño, pero tu pasado encierra tu mente y tus pensamientos te poseen. Tú solo eres libre cuando te entregas a otro...como ahorita-.

Sin palabras y sin comentario Byron se quedo en silencio hasta que ambos se quedaron dormidos.

Por la madrugada, del apartamento salió una silueta fumando un cigarrillo, y mientras el humo de este se unía a la neblina que cubría la luna de New York, en la calle se iba difuminando la figura; en una mano cargaba un arma, y de la otra mano se soltó una carta, un as de picas que se fue deslizando por el tiempo que se lleva el viento hasta irse a colocar sobre la calle...Tenía algo escrito en él, muy corto, solamente eran algunas líneas con muy buena caligrafía. La noche había sido testigo de lo que había pasado y la madrugada leía las líneas del as de Rusia.

“Amado mío, espero entiendas que...

‘Si amas algo dejalo libre; si vuelve a tí es tuyo, sino nunca lo fue’ Yo si te amo, por eso te di la libertad que tanto ansiabas... con amor...

Brandon.”

Agradecer a alguien es pagarle inmaterialmente con tu gratitud, amar a alguien es darte por completo a esa persona en todo aspecto y agradecerle a las personas que amas porque de una u otra manera han llegado a ser parte especial de tu vida no tiene precio.

Porque han sido veinte largos años de lucha agradezco a mis pilares más grandes, a Dios y a mi madre. A mi familia y amigos que me recuerdan que no todo es para siempre y a mis enemigos porque me hacen ver que no dependo de nadie para vivir bien.

Y porque en la vida hay personas que entran y salen pero siempre les estarás agradecidas por lo que dejaron en ella, agradezco a aquellas personas que por algún motivo ya no están en mi vida pero su memoria sigue viva en mi vida día a dia.

El As de Rusia, de Fernando Mena primera edici贸n se termin贸 de imprimir en noviembre de 2013 en

“El As de Rusia”, es una novela que narra desde varios puntos de vista, la vida de un joven de veinte años llamado Byron Morózov que vive en New York, con un presente conflictivo y una mente más activa que la vida de NYC. Un joven que aparte de llevar la vida que casi todos quisieran llevar siendo el más envidiado y codiciado por todos; también, trabaja como modelo de una agencia y estudia cinematografía en la Universidad, accediendo sin límites a todos los placeres que la vida le puede ofrecer.

Pero no todo es lo que parece, y es que detrás de la imagen perfecta y del modelo de vida perfecta que pareciera tener y vivir, hay muchas cosas que no son reveladas a través de sus ojos. No, hasta que encuentra a esta persona que tendrá la capacidad de domarlo y de liberarlo de la prisión más grande del mundo. Sus resentimientos, su orgullo, sus sentimientos, pensamientos y pasiones alimentados por las insasiables raíces de su pasado.

Se expondrá a él mismo a las experiencias y recuerdos más radicales en su vida. Conocerá a gente con los más amplios contrastes de personalidades y de ideologías; así como, los lugares a los que pocas personas tienen acceso. Byron es un joven con una mente tan abierta que ve el mundo sin fronteras y la vida o la muerte son por igual una opción a la que no teme enfrentar. Al final el as de Rusia es descubierto y queda indefenso ante su realidad.

Byron Morózov es un joven ruso de veinte años de edad que vive en New York y al cual la vida le ha ofrecido de todo literalmente; muchos conocen y envidian su presente, pero pocos conocen lo que sus ojos no revelan. ¿Qué contestarías si la vida te ofrece su vida como modelo de una agencia, estudiante de cinematografía, la oportunidad que esperabas con todas las mujeres y grandes cantidades de dinero para viajar y gastarlo es los caprichos de tu ambición y avaricia?

No te dejes llevar por las aparencias, que así como la vida le ofreció todo lo que las personas envidian y quieren; así también, le ofreció y le dio lo que nadie estaría dispuesto a vivir ni por salvar su vida. Entre la espada y la pared, entre la realidad y la mentira, entre el tiempo y el movimiento, entre la locura y la cordura, entre la pasión y la apatía, entre la mente y el cuerpo y entre la vida y la muerte.

F e r n a nd o M e n a

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