13 de octubre del 2020. Evidencia de lectura ¿Fueron felices y comieron perdices? El sentido del final en los libros para niños -
Teresa Colomer
Hasta la década de los años setenta del pasado siglo lo que se esperaba de los cuentos infantiles era que las historias acabaran «bien». Actualmente, ya no es así: abundan los libros para niños pequeños que no acaban bien, o que ofrecen un final «abierto», o que, directamente, acaban “mal”. 1. Los cuentos acompañan a los niños en la construcción de su sentido de final narrativo durante los primeros años de vida. Tiene que ver con la resolución de la trama. 2. La segunda es que el desenlace de estos cuentos va ligado a una propuesta moral, y la educación moral va íntimamente asociada al discurso que los adultos dirigimos a los niños. Tiene que ver con la resolución del sentido de la historia. ֎ ¿Por qué deseamos historias que tengan un final? La resolución de la trama. La investigación sobre comprensión lectora de la segunda mitad del siglo XX prestó especial atención a la comprensión infantil de las narraciones. Se establece una estructura narrativa del tipo inicio-nudo-desenlace. La capacidad para conectar los hechos narrativos en esta estructura también tiene que ver con otros aspectos de elaboración del significado. Los estudios sobre anticipación en historias incompletas muestran que, a los seis años, lo más frecuente es formar expectativas sobre las últimas líneas del texto más que sobre toda la narración, por lo que sólo a los once o doce años los niños son capaces de construir finales consistentes. Y, justamente a causa de las expectativas más sólidas de estos lectores, se ha constatado que es en la adolescencia cuando más sorprende un final inesperado. Las tramas complejas no son propias de estas edades. Pero es muy interesante ver que la presencia de la imagen en estos libros ha permitido que los autores introduzcan algunos aspectos de ella. Poco a poco los niños advertirán relaciones causales entre las imágenes y las ordenarán en un hilo narrativo.