Carcenac b jesus 3000 anos antes de cristo

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DE CRISTO

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ristas 44, que hacen notar que Plutarco podía referirse a una mujer llamada Parniles, si nos fundamos sobre los trabajos que le son atribuidos: sacar agua, y más adelante criar (Threphaia) a Osiris. Además, en el capítulo 36, Plutarco afirma que es Isis quien instauró la fiesta de Pamiles, fiesta fálica. El dios fálico Pamiles tal como Pamiles encontrarían el origen de su nombre en un título sacerdotal: «(El servidor del) gran de amor.» Parece que los autores griegos trasladaron el título sacerdotal Pamiles a la divinidad a la aue servía. De esta forma Pamile~,~en el texto de Plutarco, es en cierto sentido cargado de una doble identidad, femenina y masculina. Si se sigue el razonamiento hecho hasta aquí, se dirá que el desdoblamiento del personaje de Parniles se encontraría claramente expuesto en Lucas por Simeón (servidor de Dios: Lc 2,29) y por Ana, profetisa, que sirven a Dios día y noche (Lc 2,35). Al ser de edad avanzada los dos, se opondrían al carácter fálico de Pamiles. Además, los tres reciben la revelación del suceso que tiene lugar. Simeón y Ana reaccionan con un himno de acción de gracias a Dios y una profecía sobre el niño, mientras que Pamiles, con una simple aclamación, enuncia la identidad y el porvenir del niño. En fin, Simeón y Pamiles toman al niño en sus brazos. La estructura de los dos relatos es idéntica. Sin margen de error, a mi juicio, se puede considerar este relato que hace Plutarco del nacimiento de Osiris, como paralelo a la visita al templo de Jesús y de sus padres.

8. EL BAUTISMO (Mt 3, 13-17; Mc 1,9-11; Lc 3,21-22; Jn 1,29-34)

El relato del bautismo inaugura el apartado referente a la vida adulta de Jesús con una escena decisiva que hace alusión a su filiación divina, hasta el punto de introducir los evangelios de Marcos y de Juan. El acontecimiento teofánico atestiguado por el conjunto de los evangelios canónicos se articula alrededor de tres puntos: el bautismo, la presencia del Espíritu, la frase de reconocimiento. El simbolismo del agua como signo de purificación y de vida es frecuente en la historia de las religiones. En el judaísmo, el prosélito, el que se convertía, era admitido en el pueblo judío después de haberse sometido a estos ritos. Los esenios se purificaban por medio de un baño cotidiano. Siguiendo al autor de la 2 Pe 1,17, todos los comentaristas están de acuerdo en afirmar que Jesús recibió ahonor y gloria, en el momento


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