COSAS QUE TE GOLPEAN EN LA VENTANA
COSAS QUE TE GOLPEAN EN LA VENTANA
Cuaderno de escritura creativa

COSAS QUE TE GOLPEAN EN LA VENTANA
CUADERNO DE ESCRITURA CREATIVA
Aniko VillalbaVillalba, Aniko
Cosas que te golpean en la ventana : cuaderno de escritura creativa / Aniko Villalba ; ilustrado por Belén Rigou. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : FERA, 2024.
208 p. : il. ; 20 x 14 cm.
ISBN 978-631-6541-05-5
1. Escritura. 2. Creatividad. 3. Actividades Practicas. I. Rigou, Belén, ilus. II. Título.
CDD 808.02071
© Aniko Villalba
© Fera, 2023
Av. Callao 1660
1024 Ciudad de Buenos Aires
www.fera.com.ar
Primera edición
Edición: Mara Parra
Curaduría: Victoria Benaim
Diseño editorial e ilustraciones: Belén Rigou
Impreso en Argentina en febrero de 2o24
No está permitida la reproducción total o parcial de este libro en cualquier forma o por cualquier medio, idéntica o modificada, sea electrónica o mecánicamente; mediante fotocopias, digitalización u otros métodos sin previo permiso expreso de la editora.
Hecho el depósito que marca la Ley 11.723
A mí me gusta escribir para mí, tengo cuadernos y cuadernos, versos y hasta una novela, pero lo que me gusta es escribir y cuando termino es como cuando uno se va dejando resbalar de lado después del goce, viene el sueño y al otro día ya hay otras cosas que te golpean en la ventana, escribir es eso, abrirles los postigos y que entren, un cuaderno detrás de otro.
— Julio CortázarLas ganas de escribir vienen escribiendo. Es inútil esperar el instante perfecto en que todos los problemas han desaparecido y solo existe el deseo compulsivo de escribir: ese instante no existe. En general, uno se sienta a escribir venciendo cierta resistencia —salir del estado de ocio no es natural—, uno oficia ciertos ritos dilatorios, uno por fin, con cierta cautela, escribe. Y en algún momento uno tal vez descubre que está sumergido hasta los pelos, que todos los problemas han desaparecido, y que no existe otra cosa que el deseo compulsivo de escribir.
— Liliana HekerESCRIBIR HACE BIEN (PERO A VECES CUESTA TANTO)
Escribir hace bien. Escribir puede ser una práctica sanadora. Escribir puede darle orden y sentido a nuestra vida. Escribir puede ser un refugio. Y, aún así, a veces no hay nada más difícil que sentarse a hacerlo.
La escritura parece estar rodeada de bloqueos y resistencias: nos cuestionamos —demasiado— si seremos capaces o no, queremos que el texto sea perfecto antes de que exista, imaginamos que nos va a salir terminado de una sola vez —y nos desilusionamos cuando eso no pasa—, juzgamos cada frase que va apareciendo y no dejamos que el proceso fluya. Nos preguntamos a quién le va a interesar o qué van a decir o a quién le importa esto o quién soy yo para escribir estas cosas. Le ponemos demasiada presión a algo que, como dice Dani Shapiro en su libro Still writing, nunca deja de ser una práctica. Escribas para publicar, escribas para vos, escribas para otro, la práctica es la misma: tenés que sentarte, conectarte con tus pensamientos y ordenar palabras.
Me ayuda mucho pensar que escribir es como hacer deporte: hay entrenamientos buenos, hay entrenamientos malos, a veces vamos con ganas de quedarnos tres horas más, a veces no aguantamos ni diez minutos, a veces tenemos la cabeza en otra cosa, a veces todo nuestro cuerpo está involucrado en esa actividad. Pero, a diferencia de la escritura, en el deporte sabemos y aceptamos algo que es fundamental: que solo se mejora con la práctica. La clave está en la repetición. No le pedimos a una sesión en el gimnasio “que sea perfecta”, tampoco se nos ocurriría correr una maratón o nadar una distancia larga sin haber entrenado para eso. Y, aún si lo hiciéramos, no nos
castigaríamos diciendo “esto no es para mí, mejor me dedico a otra cosa”, al contrario, entenderíamos que si no lo logramos es porque no estamos en forma, porque no practicamos lo suficiente.
En la escritura y la creatividad, en cambio, desestimamos el poder de la práctica. No hablamos de lo importante que es entrar en calor, tener rutinas, agendarnos horarios, ser constantes, volver a la app de escritura o al cuaderno aunque no tengamos (o creamos que no tenemos) ideas ni ganas. Nos quedamos esperando una inspiración que nunca vendrá —o, con suerte, aparecerá un par de veces al año, y casi siempre en los momentos menos adecuados—, o creemos que necesitamos un talento innato para la escritura —el talento puede ayudar, pero sin entrenamiento queda en la nada. Mientras lo cierto, como dice Liliana Heker, es que las ganas de escribir vienen escribiendo. No antes, no después, sino en el proceso de hacerlo.
Creo que desestimamos, también, la importancia de divertirnos mientras escribimos. Pareciera que escribir tiene que ser una actividad seria y sufrida para ser “de calidad” o “publicable” (ese es otro tema: ¿por qué todo lo que escribimos tiene que ser para publicar?). En mi caso, durante varios años me relacioné con la escritura desde un lugar sufrido, hasta que me di cuenta de que no tenía ganas de pasarla mal cada vez que me sentaba a escribir, y que si esa era mi realidad entonces mejor me dedicaba a otra cosa. Entendí que para disfrutar de mi práctica de escritura tenía que recalibrar mi GPS creativo y permitirme escribir acerca de otros temas, en otros formatos y desde otras voces. Estaba cansada de escribir siempre acerca de lo mismo —pasé 10 años escribiendo acerca de mis viajes—, así que decidí animarme a probar cosas nuevas. Énfasis en la palabra probar.
Me compré decenas de journals con consignas y libros acerca de creatividad y fui escribiendo lo que me proponían. Con muchos
ejercicios me enganché, y otros siguen ahí en blanco, pero así fui descubriendo acerca de qué temas me gusta escribir, qué me hace sentir bien y qué me sale naturalmente. Porque ese era otro mito que tenía: “Si me sale fácil, no debe ser muy bueno. La escritura me tiene que costar”. Con esto no quiero decir que escribir sea fácil siempre, al contrario: lleva tiempo, trabajo y muchas horas de relectura y corrección. Pero la primera instancia, la del borrador, se hace mucho más llevadera si es divertida. Por eso ahora sé que si mi borrador fluye es porque voy por buen camino, aunque nunca lo muestre ni lo publique.
Creo que todo, absolutamente todo, es escribible. Como dijo Julio Cortázar en su cuento “Tango de vuelta” (del cual tomé la cita que abre y le da título a este libro), escribir es abrirle los postigos a todas esas cosas que te golpean en la ventana, es permitir que esos pensamientos, obsesiones, preguntas, personajes, emociones y situaciones que conviven en nuestro interior encuentren su lugar en el papel. Por eso creo que no hay temas menores y que no hay que sentarse a esperar la gran historia. El material está por todas partes: en tu vida, en lo que ves, en lo que imaginás, en lo que recordás, en lo que te cuentan. Cualquier persona que quiera empezar a escribir puede hacerlo ahora mismo. Claro que ayuda tener herramientas prácticas y conocer las reglas gramaticales y de puntuación, pero siempre hay tiempo para eso. La escritura sale de otro lado, todo lo demás se puede aprender. Creo también que la escritura puede ser muchas cosas, no tiene una sola función: puede ser una herramienta para inventar realidades alternativas, para conocernos de manera más profunda, para recordar, para soltar lo que ya no queremos seguir cargando, para conectar con personas que no conocemos, para conversar con quienes ya no están, para transmitir un mensaje que consideramos importante. Pero para descubrir qué tipo de escritura disfrutás más, tenés que probar sus distintas posibilidades.
En este libro te propongo que explores tu escritura desde nueve perspectivas: vas a escribir para conocerte más, para decirle cosas a otras personas, para usar las distracciones a tu favor, para inventar y fabular. Vas a escribir con premisas y con límites, vas a escribir diálogos y vas a crear tu propio museo escrito de existencia. En cada sección encontrarás entre 10 y 15 ejercicios cortos y 2 o 3 herramientas prácticas para que mejores la calidad de tus textos. Ninguno de estos ejercicios está pensado para que escribas una obra maestra, al contrario: son pequeños entrenamientos para mantenerte en forma. Así que tomalos como eso. Y disfrutalos, nadie te está mirando.
Espero que la escritura sea siempre un refugio, un lugar seguro al que puedas ir cuando lo necesites.
Que escribas mucho,

PROPUESTA DE USO
• Las consignas son solo sugerencias. Tomalas como excusas o puntapiés iniciales para ponerte a escribir. Interpretalas como quieras, no hay respuestas incorrectas.
• No hace falta que vayas en orden.
• No te presiones con la idea de lograr el texto perfecto ni terminado. Este es un mantra que doy en mis encuentros de escritura en vivo y que quizá te sirva: “No queremos que el texto sea perfecto, queremos que exista”. Siempre tendrás tiempo para mejorarlo después (o no).
• No juzgues el texto ni te censures mientras estás escribiendo, dejá que salga lo que tenga que salir. Tampoco pienses en la publicación ni en quién lo va a leer ni en qué van a pensar ni en si a alguien le va a interesar. Este no es el momento para eso.
• Si no sabés cómo empezar un ejercicio, agarrá un temporizador, setealo por 5-10 minutos, empezá con lo primero que se te venga a la cabeza y no pares de escribir hasta que se termine el tiempo (es decir, no pierdas minutos planeando cómo podrías seguir, solo escribí).
• Pensá en estos ejercicios como mini prácticas para mantenerte en forma creativa. Estos son los abdominales y las sentadillas de la escritura. Solo estando en forma podrás encarar proyectos más largos y complejos.
• No todos los textos que escribas acá van a ser geniales (y ese es el punto), pero puede pasar que en uno de los ejercicios aparezca un tesoro: un personaje que querés seguir explorando, una frase que querés usar de inicio en otro texto, una situación acerca de la que querés seguir escribiendo.
IDEAS Y HERRAMIENTAS PARA ESCRIBIR MÁS:
• Usá un temporizador. Como te sugerí en la sección anterior, cuando veas que te está costando empezar, hacé una sesión de escritura cronometrada por 5-10 minutos.
• Poné tu teléfono en “no molestar”, así no te interrumpe ninguna notificación (y, en lo posible, dejalo en otra habitación).
• Los 12 minutos de prueba. Este tip me lo compartió un entrenador de natación: decite a vos misma: “Voy a escribir durante 12 minutos y después de eso veo cómo me siento. Si quiero seguir, sigo; si no, freno”. Y yo agrego: después de esos 12 minutos sos libre de tirar lo que escribiste a la basura.
• Agendate un horario de escritura en tu calendario (no tienen que ser más de 15 o 30 minutos, 2 o 3 veces por semana) y ponete una alarma de recordatorio. Cuando sea la hora, empezá sin planteártelo demasiado.
• Ponete objetivos realistas para cada sesión de escritura. No son objetivos realistas: “hoy escribo el libro”, “hoy hago 8 horas de escritura”, “hoy escribo 3 capítulos”. Son objetivos realistas: “hoy escribo durante 15/30/60 minutos”, “hoy hago una lista de ideas para el capítulo 1”, “hoy escribo 500/1000 palabras”, “hoy corrijo lo que escribí ayer”, “hoy escribo el párrafo introductorio del capítulo 2”, “hoy hago un ejercicio”.
• Juntate a escribir con otra persona. En algunas ciudades hay meetups de escritura grupal silenciosa (como el Shut up and write). Si
no, convocá a dos o tres personas y reúnanse a escribir durante una hora en compañía.
• Si estás trabajando en varios proyectos de escritura a la vez, te recomiendo tener un cuaderno aparte (o una sección de tu cuaderno) para organizarte. En ese cuaderno podés ponerte objetivos por día/ semana/mes/año y trackearlos, anotar ideas para tus textos, hacer listas de pendientes por proyecto, tomar notas de tus investigaciones y escribir todo lo referido a tus proyectos de escritura.
• El soporte de escritura importa. Si sos de escribir a mano, elegí un cuaderno con un papel que te guste y que te den ganas de llenar. Si sos de escribir en la computadora, investigá varias apps de escritura antes de quedarte por default con el Word. Tener una buena app de escritura puede cambiarte la experiencia y motivarte a escribir más. Yo uso Scrivener y Ulysses, pero existen otras que podés investigar. Las mejores suelen ser pagas, pero lo valen.
