central de un retablo dedicado al santo apóstol. La cartuja de Portacoeli, para la que trabajó Reixach, tenía desde antiguo el derecho a percibir primicias de la agricultura y la ganadería del término de la Pobla, por lo que es posible que los cartujanos encargasen al pintor dicha obra. Muchos de los elementos que presenta el San Jaime de la Pobla de Vallbona remiten al San Jaime de la tabla San Jaime y San Gil Abad, obra de Joan Reixach para el convento del Carmen de Valencia –actualmente en el Museo de Bellas Artes de Valencia-. Elementos como las sandalias, el bordón, el libro abierto, la pelliza, las ondulaciones de la túnica, el rostro grave y sereno, ponen en evidencia que el autor de las dos tablas es un mismo artista: Joan Reixach. Además, el diseño de la túnica del santo y los elementos vegetales como granadas con proyecciones fitomórficas estilizadas del manto de San Jaime son prácticamente idénticos al del santo obispo de Tours en la tabla de la Aparición de la Virgen a San Martín en su celda del retablo de San Martín que, procedente de la cartuja de Valldecrist, se conserva en el museo catedralicio de Segorbe. Por otro lado, las losetas ajedrezadas del pavimento en la tabla de la Pobla de Vallbona se repiten en otras obras de Reixach. Ambas obras, la de San Jaime de la Pobla de Vallbona y la tabla de San Jaime y San Gil Abad del Museo de Bellas Artes, habían sido tradicionalmente atribuidas a Jaume Baçó, alias Jacomart, al incluir Tormo la pintura de San
Jaime y San Gil en la monografía de Jacomart, en 1913. Sin embargo, el mayor conocimiento de la obra y estilo de Joan Reixach y la propuesta de identificar la producción de Jacomart con las obras antaño adscritas al Maestro de Bonastre, invita, en la actualidad, a deslindar ambas piezas, la del Museo de Bellas Artes y la de la Pobla de Vallbona, de la antigua atribución y adscribirlas entre lo mejor de la producción de Joan Reixach, cuyo obrador en tierras valencianas estuvo activo al menos de 1437 a 1436 (Benito, 2006, 90). Joan Reixach fue hijo de un imaginero catalán llamado Lorenzo, y que debió nacer no después de 1411, pues se dice mayor de edad en 1431. A tenor de estos datos, hoy sabemos que Jaume Baçó, alias Jacomart, y Joan Reixach pertenecían a la misma generación, sólo que Jacomart murió en 1461 sin llegar a tener hijos y que Joan Reixach, bastante más longevo, aún vivía en 1486 y debió estar asistido en sus últimas obras por su hijo Jerónimo, también pintor, lo que explicaría el estilo más mecánico y rutinario de sus últimos trabajos. Como ha señalado recientemente Fernando Benito, la historiografía tradicional ha venido tratando a estos dos pintores de forma conjunta, suponiéndolos artistas asociados que compartían un código lingüístico común, lo que ha generado una serie de confusiones y atribuciones hasta el punto de hacer casi imposible la distinción de sus individualidades artísticas. De forma general, se venía afirmando el discipulaje de Reixach en el taller de Jacomart. En la actualidad, Benito ha demostrado que se trata de un planteamiento equivocado, pues ninguna obra se ha llegado a identificar con Jacomart de forma segura (Gómez Ferrer, 1994 p. 23) y ningún documento lo presenta trabajando con Reixach, cuyo estilo, además, es bien conocido gracias a los trabajos firmados y avalados por la documentación. El problema surgió a consecuencia de un par de encargos contratados por Jacomart, que no pudo cumplimentar al ser llamado por el rey Alfonso V el Magnánimo a Nápoles. Uno es el retablo de San Miguel de Burjassot, que se concertó con Jacomart en 1441 pero que fue concluido por Joan Reixach en 1444. Otro es el retablo de San Lorenzo y San Pedro Mártir de Catí, que Jacomart contrató en 1460 y que, debido probablemente a su enfermedad –muere en
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