Saltar los muros étnicos, ridiculizar sus fronteras sagradas. La resistencia no violenta, Andre Lourde, poetisa afro-americana nos enseñó a “no utilizar las armas del patrón, para destruir su casa”. Romper con la continuidad de la historia balcánica: ojo por ojo... etc. Simone Weill también nos ayudó a dar valor a los sentimientos humanos, modestos, en los grandes eventos históricos. Cuánto más nos prohibían en comunicarnos cuanto mas nos empecinábamos en vernos unos a otros. A veces durante nuestras caravanas de paz, por ejemplo hacia Bosnia, no nos dejaban pisar los territorios de sus estados-naciones, en Croacia no nos permitían bajar de los autobuses ni a orinar. Para hacer una distancia de 150 km desde Belgrado, que antes de la guerra en autobús se hacía 2,1/2 H, teníamos que pasar por cuatro estados en cuatro días. Lo que más detestaban era vernos juntos. Nos tachaban de vergüenza social de la vergüenza del pueblo. 91
Y ahora nos acusan aún con más insistencia que antes: nos tachan de ser la escoria del pueblo.
Yo, a diferencia de mi madre me río de todo lo que dicen. No me siento como mi madre. Mis héroes no son los de mis padres. Mis héroes son los desertores a la guerra, los desertores a toda pertenencia a estos estados étnicos. Yo me enorgullezco de saltar los obstáculos con los desertores, mi madre se enorgullecía de saltarlos con los partisanos. El color negro de mi madre era resignación y un deber familiar; mi color negro es rebelión contra el patriarcado. Y aunque no soy madre biológica, mis hijas, nuestras hijas se van a reir aún más de sus fronteras. El patriarcado lo podemos cambiar. Como he crecido en una la estética de la resistencia no violenta. Recientemente, cómo el último recurso que nos quedaba, hemos utilizado la risa frente a la psicosis colectiva y al deseo de aplastar las voces contestatarias o antiguerra.
publica 01.indb 91
Identidades y Pertenencias_
cultura de ritos de lealtad a la patria, hemos utilizado muchísimas veces esos símbolos en
13/10/09 20:36