Y estás sólo, con tus manos que no alcanzan.
hollejos de tristeza
Cuatro patas tiene el viento y te sopla al corazón.
De la tela con que se hacen los sueños vestí ayer mi último hijo.
llamé su nombre para que despertara a este día infructuoso, lavé sus manos y su cara, peiné su hambre, lo eché descalzo sobre la piel agreste de mi patio.
muelle Se adentra en uno en aguas, en piedras en dientes de un intento ensayo y endiablada vanidad del territorio aguas adentro
Va mi hijo así vestido y yo desnudo de sueños y harapos vuelvo a contemplar el hollejo ennegrecido de una
Lo sabe: bajo la grúa muertamente
tristeza. Me mira allí difusa junto al cajón de frutos vacío. Poco hay para apenarse en esta casa silenciosa.
Lo intuye: en la frontera de los náufragos
carla el faro
Percibe: un país extiende, crispa, estalla dedos ulcerosos como muelles erizado en pescadores.
carla el faro hay días en que se pierde cuando la marea es esta pared. el faro carla, la voz que llega carla el pulso. una orilla fantasma una rompiente sobre el pardo mismo piel de agua vana gloria de mujer vano párpado sobre sí.
Imagina: nostalgia insolente porque no es él, sino la tierra (jirones) país que hunde su hocico.
Y no puede no consigue ni acierta con su idioma de semen revertir un arrebato clamando y piedras y dientes bajo su lengua.
huele a yodo carla el faro a orilla rota con algas y crustáceos oreja sobre mí, arena de muerte y respira como sus ojos todavía mirando el mar.
la montaña es una hoja La montaña es una hoja a favor del agua y a pesar del viento.
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