La Reseña La Merced Antigua 2022

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ARQUITECTURA Y

ESCULTURA

En la Merced “Emblema Antigüeño” Walter Enrique Gutiérrez Molina

Historiador Académico, Escuela de Historia, USAC

Proviniendo de la Nueva Guatemala de la Asunción y atravesando hacia el nor – poniente la monumental Ciudad de La Antigua Guatemala, nos aprestamos a pasar bajo el arco de Santa Catalina para desembocar en el parque de uno de los lugares más emblemáticos de la otrora capital del reino. Un par de minutos después nos encontramos de pie frente a la inmensa joya barroca del tempo de los padres mercedarios. Un poco de historia y algunos datos nos ayudarán a respetar, admirar y amar más este lugar de ensueño de nuestro país, y sobre todo a comprender mejor por qué hoy a tanto tiempo de distancia aún podemos escuchar sus latidos si nos acercamos a sus muros. “Los padres mercedarios se instalaron en Guatemala muy tempranamente y ya para 1546, tan solo cuatro años después del asiento de la ciudad de Santiago en el Valle de Panchoy, el comendador mercedario Fray Juan Zambrano reportaba la conclusión del templo”. De este primer templo no queda más que las noticias ya que como sabemos nuestro país ha sido afectado por una gran cantidad de movimientos telúricos, en un promedio de cuatro por siglo. Estando ya nombrado para ocupar la silla episcopal de Guatemala el ilustrísimo Pedro Cortés y Larraz y siendo gobernador de la mitra del vicario capitular don Juan Antonio Dighero, el 10 de octubre de 1767 fue consagrado solemnemente el templo de Nuestra Señora de las Mercedes que conocemos en la actualidad ¡Apenas un poco menos de seis años antes de los terremotos de Santa Marta en 1773! Esta es la razón por la cual el templo conservó en gran medida su integridad. Para ese momento había sido dotado de una característica especial que podemos llamar barroco asísmico, en términos arquitectónicos como sismo-resistente, lo que permitió que los daños no fueran tantos como nos lo relata Juan González Bustillo en su relación de la destrucción de Ciudad hecha en 1774.

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LA RESEÑA

REVISTA CUARESMAL

Aunque el estado general de la iglesia permitía una fácil restauración, los padres mercedarios acataron la orden de trasladarse a la nueva capital y minuciosamente retiraron todas las obras de arte que se encontraban en el interior de su majestuoso complejo de iglesia y convento. La ciudad y el templo iniciaron un breve sueño que permitió su conservación. Para 1816 La Merced se menciona como un oratorio. Cuatro visitantes extranjeros: George Thompson, Jacobo Haefkens, Henry Dunn y John Lloyd Stephens en 1825, 1827, 1828 y 1839, respectivamente, nos dan noticias de que la antigua capital de Guatemala se encontraba en un proceso de ruina y reconstrucción; algunas edificaciones se cubrían cada vez más de hierba y otras iban tomando vida nuevamente. Este fue el caso del conjunto arquitectónico que ahora nos ocupa. Sin embargo, para que la vida volviera plenamente al templo de la Merced era necesario que el templo de San Sebastián perdiera la de él. La parroquia de San Sebastián no dejó de funcionar en la arruinada ciudad atendiendo a los fieles que habían quedado en ella. Sin embargo, con el terremoto del 3 de septiembre de 1874 quedó en ruinas y todos sus bienes y su calidad de parroquia fueron trasladados a la Merced. De esta forma el amor, la devoción y la admiración por este monumento arquitectónico fueron en aumento. La administración de los padres de la orden de Redentores de Cautivos ha hecho que los grueso muros de sus paredes se estremezcan con la fe de miles de almas que día a día se dan cita para dar culto al Todo poderoso.

Fotografía: Danny Gamboa


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