Cabanyal Portes Obertes Edició I-V

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¿QUÉ PINTA RENAU EN EL CABANYAL? Rafael Brines

En mayo de 2000 la III edición de Cabanyal Portes Obertes estuvo dedicada integralmente a una exposición retrospectiva sobre la obra del artista valenciano Josep Renau (Valencia 1907- Berlín 1982). Sólo gracias al préstamo de los fondos de la Fundación Renau pudo llevarse a cabo. El montaje de la exposición no difirió del de otras ediciones. A lo largo de los interiores de doce viviendas del Cabanyal, que no habían modificado su decoración, se instalaron cerca de doscientas obras originales (197 para ser exactos) que convivieran con sus ocupantes durante tres semanas. Eran ellos mismos quienes enseñaban a los visitantes la obra expuesta y también sus casas. La fragmentación espacial, que era especialmente idónea para las otras ediciones en las que participaban una gran variedad de artistas contemporáneos, no supuso inconveniente para la ordenación coherente de tal número de obras: jalonando prácticamente todas las etapas de su trayectoria vital y artística, se encuentran agrupadas en series, casi todas ellas de carácter unitario y cerrado. Quedan igualmente reflejados los tres países en los que transcurrió su larga vida: España, México y República Democrática Alemana. Solamente se puede hacer constar la ausencia de su obra pictórica, mucho más dispersa y con frecuencia en los grandes formatos del muralismo, que en determinados casos ha desaparecido. Las series expuestas fueron: Carteles de publicidad (1927-1945), Los Mandamientos (1934), Obra política (1936-1949, 1978), Los Trece Puntos de Negrín (1938), Carteles de cine (1941-1957), “American Way of Life” (1949-1967), Fotomontajes (1929, 19551977), “Über Deutschland” (1966). De forma paralela y mientras duró la exposición se impartieron una serie de conferencias sobre la figura de Renau, unas de carácter testimonial y otras de valor más analítico sobre su obra. Asimismo se realizó un catálogo que incluía una selección de las obras, situándose cada serie en la casa escogida, además de un conjunto de textos que contemplaban diferentes facetas de la personalidad de Renau. En correspondencia se confeccionó un cartel, que como la portada del catálogo, reproducía uno de los fotomontajes de la serie “American Way of Life”: “El billonario de Chicago”. 104

Cabría señalar que desde 1978 cuando se celebra su exposición antológica en el Museo de Arte Contemporáneo de Madrid con la máxima representación oficial –es el momento de su mayor reconocimiento y consagración que en la Bienal de Venecia de 1976 ya había obtenido alcance internacional- no había tenido lugar una exposición tan amplia de su obra. Unicamente la Fundación Renau ha realizado exposiciones itinerantes, sobre todo la serie de “American Way of Life”. Desde la transición, momento en el que fue una referencia importante, ha ido disminuyendo la atención sobre Renau especialmente desde las instituciones culturales y artísticas. Pudiera pensarse que el olvido y la indiferencia hubieran desvanecido su figura. Sin embargo la afluencia masiva de visitantes al recorrer las casas del Cabanyal y poder contemplar su obra contradice esa idea. Es más, ese recorrido ha escenificado de modo singular su obra y trayectoria vital en una dimensión distinta a la que hubiera producido una exposición museística al uso. No es arriesgado aventurar que a Josep Renau, que falleció en Berlín y pasó forzosamente más años fuera de su tierra que en ella, le hubiera complacido que sus obras –la atlética nadadora de Las Arenas, María Félix, Pedro Infante o sus grotescos y obesos especuladores americanos, entre otros iconos- fueran acogidas en las casas de los vecinos del Cabanyal. Y no sólo por que esas casas y calles formaran parte del escenario de su niñez y adolescencia o que sus habitantes pudieran ser sucesores de sus compañeros de juegos. Renau siempre concibió su actividad artística implicada en el discurrir de la vida diaria y dotada de un marcado sentido de la función social y política. Su intención no era realizar inmóviles objetos de culto museístico, sino imágenes que fueran apreciadas tanto en función de una visualidad dinámica de circulación continua, como por su estética vanguardista. Sus carteles publicitarios o políticos, sus fotomontajes publicados o impresos y sus murales conforman un arte público de amplio espectro. Esta adaptación de la obra de Renau a las casas del Cabanyal, la convivencia de un patrimonio artístico colectivo desconsiderado en los últimos tiempos con un patrimonio arquitectónico, cuya protección pretende infringir el neoconservadurismo y la especulación urbanística dominantes en la ciudad de Valencia, pone de manifiesto la vigencia de la obra de Renau como arte vivo, así como la vitalidad de un barrio que mantiene una humanidad que se pre-


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