AC: Del GCATSPAC al SAC por Francesc Roca Rosell

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aA.C.m: del G.C.A.T.S.P.A.C. al S.A.C. por Francesc Roca Rosell


Los 25 números de Documentos de Actividad Contemporánea • A. C, publicados por el GATCPAC, han sido leídos y releídos por generaciones sucesivas de escolares, de universitarios y por la gente con curiosidad por su identidad cultural. Es muy probable que, en el futuro, sigan siendo buscados, visionados y leídos. Por eso, hoy, se vuelven a publicar con una edición totalmente respetuosa. La revista fue leída, en su momento histórico y a pesar de su titulación deliberadamente generalista —el objeto de la revista sería la «actividad contemporánea»—, por un público especializado, mezcla de técnicos del sector de la construcción y de supporteurs del arte de vanguardia. La mayoría de los suscriptores eran arquitectos y estudiantes de Arquitectura. Precisamente porque éste no era el único público al que quería dirigirse el GATCPAC, desde muy pronto el grupo tuvo interés en publicar cosas en otras partes: quizás la mejor formulación del Pía Maciá sea la serie publicada en Mirador (1) y, hacia el final, Josep Torres Clavé, redactor de A. C, tuvo interés en publicar en Higia y en Nova Iberia (2), y Francesc Fábregas, arquitecto-director del mayor proyecto del grupo, la Ciutat de Repós i de Vacanees, publicaría su libro en Edicions Ugt. (3). Conocemos la distribución geográfica de los suscriptores (4) que puede ser un buen índice del ámbito de lectores. Más de la mitad de los suscriptores no peninsulares de A. C. eran americanos, y más de la mitad de los suscriptores del interior del Estado español eran catalanes. Estos hechos nos recuerdan, entre otras cosas, que la «nostalgia americana» (5) de los catalanes de la época estaba compensada por una inquieta atención de los

americanos de al Sur de Río Grande hacia las cosas catalanas. De Barcelona a Buenos Aires —y viceversa— gente que sería importante en la década de los 30 —un Manuel Serra i Moret, un Joan Comorera, un Diego Abad de Santillán— había aprendido todos los Abecés. Después de 1939, la lectura de los A. C. será otra cosa. Los A. C. ya no serán —helas!— la «actividad contemporánea». Los A. C. ya no estarían en los kioskos y librerías importantes (Rodríguez Arias nos contaba que, llegados a Santiago de Chile para iniciar un exilio sin adjetivos, un librero del centro se lamentaba del inexplicab'e retraso en la distribución del número 26 y le pedía que hiciera algo, que escribiera a los editores de la revista). La lectura de los A. C. convertidos en cordón umbilical que une con los años 30, comenzará de nuevo en las salas de la Biblioteca de Catalunya, de Ca l'Ardiaca, de la Biblioteca del Collegi d'Arquitectes de Catalunya i Balears, en las bibliotecas particulares, en las eficacísimas librerías de viejo. Los primeros números de A. C. que el autor de estas líneas vio, fueron dos números, el 12 y el 13, xerocopiados íntegramente, que Fabiá Estapé, interesado por la vida y la obra de Ildefons Cerda (6), tenía entre sus papeles. Casualmente —pero no existen las casualidades— los A. C. xerocopiados y Cerda iban juntos por las mesas del Seminario de Política Económica de la Universidad de Barcelona). La rehabilitación y la recuperación del legado del GATCPAC, que se inició a la luz del día hará unos veinte años, se basará fundamentalmente en la lectura detenida, repetida de los A. C. (7). La exposición «G.A.T.E.P.A.C.» ideada por Emili Donato, que inició en 1971 un recorrido por la Península que todavía

1. Tres artículos publicados en mayo de 1932 con el título: «L'urbanització de la Barcelona futura». Reproducción facsímil en el n.° 2 de la serie -archivo histórico* de Cuadernos de arquitectura y urbanismo, pp. 38-40.

2. Josep Torres Clavé: «Els nous procediments de l'urbanisme actual». Higia, n.° 18, juny de 1936. (Reproducción en Cuadernos de arquitectura y urbanismo, n.° 94, p. 6.) Josep Torres Clavé: «La transformació del concepte de l'estatge», Nova Iberia, febrer de 1937 (id. n.° 90, pp. 41-43).

3. Joan Grijalbo i Francesc Fábregas: Municipalització de la propietat urbana. Barcelona, Edicions Ugt, 1937.

4. A. Número de suscriptores por estados: Argentina 30 Chile 12 Uruguay 6 México 3 Venezuela 2 Perú 2 Colombia 2 Brasil 1

Francia 10 Gran Bretaña 6 Italia 6 Suiza 6 Suecia 2 Alemania 2 otros 5

EE.UU. 4 Japón 2

América

Europa

otros

58

37

6

Resumen total: 101. B. Número de suscriptores peninsulares por área:

Países catalanes Castilla y mundo de habla castellana País Vasco Islas Canarias Galicia

N.° suscriptores

N.° pobla' ciones

228

31

127 40 21 5

23 13 4 3

Fuente: F.R.R.: «La difusión de A.C.» Cuadernos de arquitectura y urbanismo, n.° 90, p. 51.

5. Alexandre Cirici i Aurora Altisent:_ lía Barcelona tendrá. Barcelona, Editorial Lumen, 1975.


6. Fabiá Estapé: «Vida y obra de Ildefonso Cerda», ¡n vol. III de: I. Cerda: Teoría general de la urbanización y aplicación de sus principios y doctrinas a la reforma y ensanche de Barcelona. Barcelona, I.E.F./Vicens-Vives/Editorial Ariel, 1968-1972.

7. Pero Oriol Bohigas en su Barcelona entre el Pía Cerda i el barraquisme (Barcelona, Edicions 62, 1963) ya había utilizado «les restes de la documentado del grup» (vg. p. 38).

8. VV.AA.: «G.A.T.C.P.A.C. 1» y «G.A.T.C.P. A.C. 2», números 2 y 3 de la serie «archivo histórico» que corresponden a los números 90 y 94 de Cuadernos de arquitectura y urbanismo (julio-agosto de 1972 y enero-febrero de 1973).

9. Joan C. Theilacker: «La organización interna del G.A.T.C.P.A.C.» Cuadernos de arquitectura y urbanismo, n.° 90.

10. Declaraciones a Ferran Monegal en La Vanguardia Española, 1-6-1975, p. 33.

11. Artículo 2 apartado a) de los Estatutos aprobados el 28 de noviembre de 1930.

12. El n.° 17 de A.C. ( 1 . " trimestre de 1935) estuvo dedicado a los «Precursores de la Arquitectura Moderna».

13. Es absolutamente imprescindible para la higiene mental de los interesados en profundizar la cuestión —central— de la industrialización en los países como Catalunya, la lectura —rigurosa— de un libro difícil: Ernest Lluch: El pensament economic a Catalunya (1760-1840). Barcelona, Edicions 62, 1973 (Vg. en especial, pp. 211-214, caps. XIII y XIV y la «Conclusió»).

no ha concluido, a partir de las salas de exposiciones del Collegi d'Arquitectes de Catalunya i Balears, en Barcelona, se basó, todavía, en la lectura de los A. C. (y en un interesante —aunque irregular— contacto directo con los miembros del GATCPAC que viven entre nosotros, o entre nosotros y la lejana Eivissa, que descubrieron allá por los años 30, cuando nadie quería ejercer de adivino porque todo era real y tangible). Pero fue precisamente durante la exposición «G.A.T.E.P.A.C.», cuando los miembros del GATCPAC cedieron en depósito los materiales del grupo —una treintena de cajas, una serie de planos enrollados, cartones de una exposición, una maqueta— al Arxiu Historie d'Urbanisme, Arquitectura i Disseny, de la Comissió de Cultura del Collegi d'Arquitectes. A partir de aquel momento era teóricamente más fácil conocer, a fondo, papeles, correspondencia, proyectos, de que los A. C. no dieran noticia. Entre aquellos materiales estaban, por ejemplo, el archivo fotográfico de la revista, la correspondencia, el libro de caja, el fichero de suscriptores, los papeles de las campañas de propaganda. Así era posible, de hecho, ver la cara oculta de los A. G. —y naturalmente del GATCPAC—, ver aquello que nunca antes había sido visto. Fruto de algunos trabajos en esta dirección fueron los dos números de la serie «archivo histórico» de Cuadernos de arquitectura y urbanismo titulados «G.A.T.C.P.A.C.» (8). A partir de aquí —y de 20 años de intentar sacar a la superficie toda la obra del GATCPAC— es, ya, posible y necesaria una nueva lectura de los A. C. Así será posible dar respuesta a preguntas sobre el autor —un autor colectivo— de la revista, sobre su génesis, sobre la entidad de las propuestas urbanísticas fundamentales que surgen en las páginas de los A. C, sobre el engarce de estas propuestas con las grandes —y las pequeñas— corrientes políticas de su época y, en

definitiva, sobre el porqué de la actualidad permanente de los A. C. EL AUTOR El autor de los A. C. es un grupo de trabajo con una peculiar concepción de la organización y distribución del trabajo en equipo (9). El autor, como es frecuente en estos casos, rehuye abiertamente el autoanálisis: Josep Lluís Sert, presidente/delegado del GATCPAC mientras éste existió, manifestará con contundencia muchos años más tarde: «yo no sigo ninguna estética, yo dibujo» (10). Es preciso, por consiguiente, buscar en otras partes. La finalidad estatutaria del grupo era la de «reunir els arquitectes, enginyers i técnics i tots els industriáis del ram de la construcció per a fonamentar i divulgar l'arquitectura contemporánia i les industries que amb ella es relacionin» (11). Se trataba, en definitiva, de racionalizar el sector de la construcción a partir de unas propuestas de diseño nuevas —la «arquitectura contemporánea»— aportadas por un grupo profesional —los arquitectos— que debía trabajar, a partir de aquel momento, con los ingenieros, los verdaderos constructores del Ochocientos, los «precursores de la arquitectura moderna» (12). Éste era el propósito inicial del grupo y el objetivo primero de la revista. Donde este propósito cuaja es en Catalunya, quizás porque es aquí donde existe una necesidad constante de renovación en un capitalismo industrial que, siendo un second comer (13), carece de un estado a su servicio. Las empresas que se anuncian en los A. C. son, en su mayoría, empresas de tecnologías avanzadas, empresas que necesitan el diseño, el mercado, la investigación. No hay que olvidar que para el barcelonés de la calle, el GATCPAC era una tienda del Passeig de Gracia, auténtico escaparate de la burguesía de postín. Sólo a partir de


las condiciones ambientales y de las necesidades de una industria a la intemperie, sin invernaderos estatales en caso de crisis, es preciso entender la estabilidad organizativa, casi física del GATCPAC entre finales de 1930 y el verano de 1936. Sólo así es posible comprender cómo a partir de la reunión de Zaragoza —que había sido convocada por el G.C.A.T.S.P.A.C. (14)— en la que se creaba el GATEPAC, el grupo como tal deja prácticamente de funcionar. Cuanto menos por lo que hace a la actividad conjunta más importante: la confección de una revista de opinión del grupo en la que los artículos no irán firmados. Si leemos los libros de actas del GATCPAC (15) descubriremos, rápidamente, hechos que nos interesan. En el acta de constitución del 6 de diciembre de 1930, son nombrados redactores de la revista: Josep Torres Clavé y Pere Armengou. En el acta correspondiente al 1 de enero, leemos: «es va discutir llargament la maqueta del primer número de la revista». Esta frase, se repetirá en las actas de la mayoría de las reuniones del grupo. Hay otra frase: «Surt el ... número de la revista A. C. Es va comentar», en la que sustituyendo los puntos por «primer", «segon», «tercer», ... aparece periódicamente. Algunos detalles (acta del 5 de mayo de 1931: «S'acorda fer una tirada de 2.000 números», acta del 20 de agosto del mismo año: «es va acordar dedicar un número extraordinari de A. C. a l'estudi de l'escola primaria. Es va escriure ais grups Centre i Nord comunicant-ho i demanantlos coHaboració», o, por ejemplo, acta del 4 de febrero de 1933: «Torres dona compte del sumari del n.° 9 i que ho ha comunicat a Madrid i San Sebastián») nos configuran el peso decisivo del GATCPAC —y en su interior de Torres Clavé—, en la elaboración de A.C. En las actas constan tres sucesivas reorganizaciones del equipo encargado de la revista. En el 9 de enero de 1932 se decide una ampliación de los

miembros del grupo que se dedican a la revista: «Revista, a) Redacció: Torres b) Secció anuncis: Churruca c) » caixa: Perales d) » correspondencia: Churruca» El 13 de octubre del mismo año, en el libro de actas constan: 'Pía fixe per a la repartido deis treballs de la revista: Escultura ¡ pintura Sert Bibliografía Alzamora Noticies Fábregas Traducció anglés Subiño Pellícules Ribas Revisió notes Rodríguez Arias», que significa una nueva ampliación. Realísticamente —y tras un hecho que hubiera podido ser importante: «Torres comunica que dimiteix la direcció de la Revista a partir del 1 de gener de 1933», acta del 24-11-1932— el 16 de marzo de 1933 se aprueba una tercera distribución del trabajo: «Es repartirá el treball entre Sert — compaginado Churruca — correspondencia i anuncis Torres — correcció i impremía». Este tipo de preocupaciones refleja, inequívocamente, quién, tras las siglas GATEPAC, hacía materialmente (pero también: ideológicamente) la revista. Los grupos Centro y Norte son consultados, son informados, se les pide material para publicar, y eso es todo. Aunque desde el GATCPAC se intente, una y otra vez, que esto no sea así. Incluso se intenta mantener la existencia —puramente formal— de los otros grupos. Por ejemplo, en el acta del 30 de noviembre de 1932, se acuerda «aconsellar al senyor Mercadal la conveniencia de que no disolgui el Grup Centre». Y en el acta del 3 de julio se lee: «CoHaboració del Grup Centre a la revista A. C. No es compromet a col-laborar. Contribuirán a les despeses d'acord amb els estatuts del grup. Es va parlar de disoldre el

14. G.C.A.T.S.P.A.C. {Grup Cátala d'Arquitectes i Técnics per a la Solució deis Problemes de l'Arquitectura Contemporánia) fue la denominación originaria del grupo. Con estas siglas convocó la reunión de Zaragoza que fue la primera —y última— reunión del GATEPAC.

15. 2 vols. In «Arxiu GATCPAC- en depósito en el A.H.U.A.D.


16. Para una biografía que algún día deberá escribirse de Josep Torres Clavé (Barcelona, 1907 - Montbrió de la Marca [Tarragona], 1939) pueden ser útiles las notas publicadas por la prensa de Barcelona a raíz de su muerte: «Josep Torres Clavé», La Humanitat, 14-1-1939. «L'arquitecte Josep Torres Clavé ha mort víctima de la metralla estrangera», Treball, 14-11939. • El arquitecto Torres Clavé ha muerto», La Vanguardia, 15-1-1939.

• Ha muerto el arquitecto Torres Clavé», Solidaridad Obrera, 15-1-1939. • L'enterrament de Josep Torres Clavé», Treball, 15-1-1939.

17. Por ejemplo, Oriol Bohigas: «El GATCPAC», Destino, 19-5-1973.

18. Josep Torres Clavé: «Les tendéncies actuáis de l'arquitectura» Butlleti de l'Agrupament Escolar de ¡'Academia i Laboratori de Ciéncies Mediques de Catalunya, IX, 1929.

Grup Centre i anomenar a Mercada! delegat del GATCPAC a Madrid». El interés del GATCPAC porque A. C. sea realmente una publicación del GATEPAC es constante, y el puente con Mercadal se intenta aguantar tanto como sea posible. Leyendo las actas es posible encontrar una sola discrepancia importante. En el acta del 1-1-1931 se escribe: «es va proposar que es consultes ais grups Centre i Nord qué pensaven sobre la publicació en la revista d'articles en cátala i altres Ñengues». Y, la respuesta, en el acta del 5-2-1931: «Es va llegir una carta del senyor Aizpúrua en nom del Grup Nord en la qual es mostren contraris a la publicació d'articles en cátala a la revista». El autor de los A. C. es, pues, y en contra de su voluntad, el GATCPAC, y, dentro del GATCPAC, la responsabilidad mayor caerá desde 'el primer número sobre Josep Torres Clavé (16). Por esto creemos es preciso situarle, desde el principio, en un lugar privilegiado en la definición de la actividad teórico-práctica del GATCPAC. En el extraordinario Torres Clavé de los días y los meses que siguieron al 19 de julio catalán, todo el mundo parece estar de acuerdo (17). Pero Torres Clavé, en 1929, a los 22 años, antes de que se iniciara la aventura irrepetible de los A. C , había dado pruebas de comprensión de la complejidad de los problemas ante los que iba a enfrentarse cuando escribía: «Una gran época de manifestacions arquitectóniques correspon sempre a un període de descobriment de nous mitjans de construcció, i aqüestes, encara son provocades per condicions socials noves, tais que els mitjans emprats llavors ja no serveixen, i per tant, no permeten de resoldre els problemes que es plantegen» (18). EL DISCRETO ENCANTO DEL URBANISMO En los A. C. es posible visionar mucha arquitectura, mucho diseño, algunos

fotogramas del cine soviético de vanguardia, muestras de escultura, pintura y fotografía vanguardistas. Pero también es posible leer sistemáticamente, algunos de los textos fundamentales del urbanismo peninsular de este siglo. De hecho, existen bastantes números dedicados semimonográficamente a estas cuestiones. Son casi un tercio del total: A. C. n.° 5. «La Ciudad Funcional» A. C. n." 7. «La necesidad de la vida al aire libre» A. C. n.°11. «El IV Congreso del CIRPAC» A. C. n.° 12. «Conclusiones del IV Congreso Internacional del CIRPAC sobre la Ciudad Funcional» A. C. n.° 13. «Notas previas a un estudio urbanístico de Barcelona» A. C. n.°15. «Rush City Reformed» A. C. n.° 20. «Reunión de delegados de los CIAM en Amsterdam en junio de 1935» (incluye: un análisis urbanístico de Varsovia). A. C. n.° 25. «Problemes de la revolució» Pero en prácticamente todos los números —en las editoriales o en las notas bibliográficas o de información extranjera— existen páginas dedicadas al nuevo urbanismo, al urbanismo racionalista, a la ciudad funcional. Alguna vez los profesionales —o los simples espectadores— del campo dá las ciencias de la sociedad deberán (deberemos) acercarse a lo que pro< visionalmente podría llamarse teoría de la ciudad funcional procedente del campo de la cultura arquitectónica. Sobre todo porque, como ha escrito recientemente un importante economista, «no se trata de que la economía urbana plantee algunas cuestiones no resueltas, sino más bien de que ninguno de los problemas ha sido resuelto», porque, de hecho, «la ciudad no revela sus secretos en un análisis


económico convencional» (19). Y la Economía es la más vieja y la más avanzada científicamente entre las ciencias que se ocupan de descubrir las leyes sociales. Si para la sofisticadamente formalizada economía convencional la ciudad esconde, todavía, en gran parte, las leyes que rigen sus transformaciones y su crecimiento, quizás sea preciso buscar hipótesis en otras partes. En la cultura arquitectónica, por ejemplo. En este campo, el funcionalismo (que también podría llamarse estructuralfuncionalismo) es sin duda un hito fundamental. Es una superación teórica del organismo biologista que compara, absurdamente, la ciudad al cuerpo humano. La teoría de la ciudad funcional es un intento autónomo, surgido al margen de los cultivadores de las ciencias sociales, para dar una explicación totalizadora del fenómeno urbano. Es preciso apresurarse a decir que esta explicación se mueve, fundamentalmente, en el plano de las hipótesis, ya que, si bien en el IV CIAM se realizó un análisis urbanístico de 33 ciudades capitalistas, que debía servir de contrastación empírica para las hipótesis iniciales, nunca, de hecho, se llegó a realizar esta contrastación. Los textos fundamentales de la teoría de la ciudad funcional —Can Ours Cities Sur vive? (20) y, naturalmente, lo que se ha denominado Carta de Atenas— son, esencialmente, manifiestos realizados a partir de la confección de un conjunto de hipótesis y de la «observación participante» de los redactores. En nuestro caso, por ejemplo, es evidente que el recorrido a pie por las marismas de Castelldefels (21) y una inmersión en las profundidades del Distrito V (Barrio Chino) barcelonés, realizados por los miembros del GATCPAC, a partir de unas hipótesis generales sobre el hacinamiento y las necesidades colectivas, puede ser enormemente sugestivo. Intuitivamente pueden formularse hipótesis explicativas y principios de solución. Pero

esto es sólo una parte, la primera, del conocimiento científico. Sería necesaria la comprobación de estas hipótesis. De hecho, en los propios documentos de la CIAM se habla de «fase analítica» (22) de los trabajos de La Ciudad Funcional. Pero es preciso, además, analizar los puntos de partida. La ciudad sería definida como un conjunto (o un sistema) de elementos (o funciones) a los que correspondería un determinado espacio (o zona). Las funciones de la ciudad serían, como es sabido, cuatro: la habitación «que debe considerarse como la función primordial», el esparcimiento, el trabajo ( = industria + burocracia) y la circulación. Traduciendo al lenguaje económico, la ciudad sería un sistema de funciones de consumo (consumo de «habitación» y «esparcimiento») y funciones de producción (trabajo) relacionadas por funciones de distribución (circulación). Los problemas urbanos serían originados por disfuncionalidades (por restricciones) entre las que cabría destacar: a) la no consideración del ámbito regional, como ámbito «natural» en el que se desarrollan estos procesos funcionales; b) «la parcelación anárquica de la propiedad» y no, en cambio, la existencia de una renta del suelo urbano; c) los desequilibrios producidos por crecimientos sectoriales excesivos de determinadas funciones, y d) la falta de previsión en la atribución de nuevos espacios al desarrollo de los procesos de consumo y producción. Esta concepción de la ciudad y de los problemas urbanos podría corresponder, formalmente, a una cierta caricatura del modelo walrasiano. Esto es: a la concepción que define el proceso económico como repetición de unos procesos de producción/consumo en los que a cada forma de renta corresponde un factor de producción, sin que surja, en ningún caso, un excedente (23). En la Ciudad Funcional definida por los CIAM no existe, tampoco, ningún tipo de excedente. El crecimiento urbano es explicado únicamente por

19. Harry W. Richardson: Urban Economics. Penguin Books, 1971. Trad. cast.: Economía del Urbanismo. Madrid, Alianza Editorial, 1975, pp. 15 y 16 (A notar: la absurda traducción al castellano del título inglés, cuando existía, además, el precedente de Un prefacio a la economía urbana. Barcelona, Editorial Gustavo Gilí, S. A., 1971).

20. Josep Lluís Sert & CIAM: Can Ours Cities Survive? On ABC on Urban Problems, their Analysis, their Solutions. Cambridge (Mass. USA). The Harvard University Press, 1942.

21. .1-X-1931. El Grupo Este del GATEPAC recorre a pie los 10 km de playa virgen, desde la desembocadura del Llobregat hasta los acantilados de Castelldefels, donde...», Emili Donato: «Cronología y bibliografía de la C.R.V.», Ciudad y territorio, 1/1971.

22. A.C. n.° 12, pág. 12.

23. Como una introducción al concepto del sistema económico (aparentemente) elemental, Alfons Barceló: «Historia i teoria económica». Recerques, n.° 4, 1974 (trad. cast. in: Valencia, Publicaciones del Departamento de Teoría Económica, 1974-1975). Un excelente digest de Walras, en Claudio Napoleoni: II pensiero económico de 900. Turín, Einaudi, 1963. Trad. cast. Vilassar de Mar (Barcelona), Oikos-Tau, 1964.


24. A.C. n.° 12, pág. 13.

25. Paul A. Baran (y Paul M. Sweezy) han situado el concepto de excedente en el centro de su reflexión sobre el capitalismo contemporáneo, titulada: The Monopoly Capital. Nueva York, Monthly Review Press, 1936 (trad. cat., Editorial Anagrama; trad. cast., Siglo XXI Ediciones).

26. Editorial del n.° 5 de A.C.

27. Josep Lluís Sert: «Orientaciones Urbanísticas de Barcelona. Programa del GATEPACGrupo Este», Mundo Gráfico, diciembre de 1932.

28. .Vivienda: «No son bonitas, no, las habitaciones repletas de bronces, lámparas y sillerías doradas. Es natural que las familias obreras se maravillen ante estas viviendas... Pero esta mala preferencia, este asombrado desconocimiento pasarán pronto: en cuanto se hayan habituado, en cuanto puedan comprobar su error. Nosotros contribuiremos a que esto llegue cuanto antes. Describiremos el encanto de unas paredes de colores suaves —gris, gamuza, verde—; la gracia de unos muebles de lineas simples, muebles sencillos e imprescindibles. Suprimiremos el comedor, comeremos en una mesa de gusto nuestro y donde queramos; hablaremos de las cortinas baratas y alegres, de las habitaciones altas, aireadas y luminosas. Nosotros ayudaremos a la transformación, ayudará el arquitecto con un nuevo concepto y el niño con júbilo y la luz con su sol. Entonces cerraremos los palacios y las casas recargadas y abriremos una ilusión de vivienda moderna, serena y optimista'. Textos como éste pueden leerse en los 13 números de la revista Mujeres libres (1936-1938).

29. En una entrevista, el arquitecto de la Generalitat, Pi i Calleja declaró: «la Cooperativa per a la creació de la Ciutat de Repós i Vacances, vora a Barcelona (és una) ¡dea que fa dos anys van propugnar el CADCI, l'Ateneu Enciclopédic i, d'una manera general, tots els organismes populars de treball i cultura. Els llocs en principi elegits eren Gava, Castelldefels, Viladecans... El GATCPAC estudia seriosament el projecte, i fins sentá unes bases que podrien ésser utilitzades...

un desarrollo lineal de las fuerzas productivas: «la generalización de la máquina como elemento de producción [maqumismo) ha provocado un crecimiento rapidísimo de las ciudades que no tiene precedentes en épocas anteriores (24)». Entre el modelo de la Ciudad Funcional y el modelo wairasiano existe, sin embargo, una diferencia fundamental: en el primero, el mercado nos tiene un papel de demiurgo. La ordenación —la «reorganización»— de la ciudad corresponderá a la autoridad planificadora. Para la economía urbana convencional más reciente, la ciudad sigue siendo un sistema de mercados que debe tender al equilibrio. Para el funcionalismo de los años 30, el mercado no cuenta, es sustituido, de hecho, por la planificación física. Aunque, naturalmente, la necesidad de planificación que se plantea, se base «únicamente» en la evidencia del caos que provoca la ciudad capitalista, y no en la comprensión del proceso económico que sirve de esqueleto al proceso urbano. Esto es: la necesidad de planificación no surge de la comprensión de la existencia de un excedente y de unos grupos sociales que se apropian de él (25). Evidentemente, el examen del funcionalismo a partir de los conceptos más generales de la ciencia económica no debe llevarse muy lejos. De hecho, los funcionalistas no definen nunca sus funciones en términos matemáticos, ni cuantifican nunca sus relaciones funcionales. Simplemente visualizan el espacio que ocupan. Por otra parte, el tema del equilibrio no se plantea y se pasa, directamente, al tema de la lucha contra la miseria urbana y el crecimiento «ordenado». En cualquier caso, lo cierto es que, a partir de una teoría urbana en construcción, con, todavía, enormes lagunas, se habla de «el plan de conversión de las ciudades actuales en ciudades funcionales» (26). En el caso de Barcelona, este plan tiene un nombre: Pía Maciá. El Pía Ma-

ciá es, también, otras cosas, porque «no debe olvidarse al pensar en la ciudad futura, que es Barcelona una ciudad industrial en la que predomina el elemento obrero y que actualmente es la capital de un estado autónomo» (27). Esto —el protagonismo de los trabajadores industriales y terciarios y el papel de vértice de la trama urbana catalana— contribuyen a definir el tipo de propuestas del Pía. El Pía Maciá será, a la vez, el plan de una ciudad funcional, el plan de una ciudad obrera y el plan de una capital política. De hecho, durante la guerra, las mujeres ligadas a la CNT harán suya la idea de la vivienda funcional (28). Pi i Calleja, en nombre de la Generalitat, volverá a plantear un elemento fundamental del Pía: la Ciutat Obrera de Repós i de Vacances (29), y Barcelona se convertirá en la capital de tres estados: capital de la República española, capital de Catalunya y cobijo del Gobierno autónomo de Euzkadi. El centro de Barcelona, durante este período y debido en una parte importante a esta triple capitalidad, se transforma, crece físicamente y se desplaza a lo largo del eje del Passeig de Grácia-Diagonal-Muntaner. Detrás del Pía Maciá existe, lo hemos visto, una teoría urbanística en formación y un cierto análisis de la realidad fuertemente sectorializado (30). Sus propuestas, a corto y a largo plazos, a pesar de la premura de su formulación, poseen un atractivo irresistible: son la única alternativa global al modelo de la Gross-Barcelona que el partido industrial catalán (la Lliga Regionalista) convierte en hegemónico a partir de 1901-1914. A pesar de su excesiva simplicidad, a pesar de la no existencia de un plan financiero (pero Torres Clavé estará siempre en la comisión que redactará y aplicará el Decret de Municipalització de la Propietat Urbana), el Pía Maciá es hoy un precedente inestimable porque, como se dice a veces, «no hi ha mes cera que la que crema».


EL GATCPAC Y LA TRANSICIÓN El Pía Maciá, la concepción teórica que existe detrás de él y los distintos elementos que lo componen —la transformación de un centro histórico insano, la continuación del Eixampla Cerda con otro módulo (la Casa Bloc), y otra escala, la redefinición de las grandes infraestructuras de comunicaciones, la ciudad de reposo al otro lado de MontjuTc, la creación de una city de nueva planta—, surgen en un medio cultural y político particularmente vivo, cambiante. Algunos de estos elementos y ciertos componentes teóricos e ideológicos del Pía ejercerán una sugestión peculiar entre gente y grupos muy diversos. Para empezar, en el Parlament de Catalunya se discutió —y mucho— un elemento absolutamente central: la cuestión de la vivienda y el modelo de la Casa Bloc. Resumiendo el debate, es posible afirmar que la mayoría —l'Esquerra Republicana de Catalunya, que se parece mucho a un partido social-demócrata explícitamente no marxista— apoyó la concepción de la Casa Bloc. En un debate parlamentario, el 14 de marzo de 1933 y contestando a una pregunta sobre los objetivos del Comissariat de la Casa Obrera formulada por la minoría socialista, el diputado Dencás de la mayoría, afirmó que «la Casa Bloc marcará ja unes directrius definitives en el problema de la llar obrera a casa nostra perqué permetrá allotjar mes de dues-centes famílies i teñir dintre d'aquest dos, a mes de complir una qüestió d'higienització, un cert confort: comptará amb piscina, cooperativa de consum, sala de lectura, una serie d'institucions que van inherents a aquesta mateixa Casa Bloc, i que no és altra cosa que una imitació d'aquestes cases-bloc construídes a Viena, sota aquella Municipalitat socialista...» (31). El Conseller de Sanitat i Assisténcia Social definió, en pleno Parlament, la Casa Bloc y señaló su origen: las Hófe de la Viena social-demócrata. El diputado

Comorera, de la minoría socialista, manifestó, en una larga intervención, sus dudas: «aquest problema de la llar higiénica no pot desvincular-se de cap de les maneres del problema general de la ciutat, ni es pot desvincular del concepte social que es tingui de la propietat» (id). La minoría conservadora —del partido Lliga Regionalista— manifestó, por boca del economista Miquel Vidal i Guardida, que la Casa Bloc no era una solución, que el problema de la vivienda «sois es pot resoldre peí camí de la iniciativa particular i de la propietat privada, o del socialisme». A lo cual el diputado Comorera respondía: «Qui ha creat aquest problema de la vivienda insalubre és la propietat privada!» (id). El debate siguió: Vidal i Guardida explicó lo que él denominaba «fracaso» de las experiencias socialistas vienesas y soviéticas. En definitiva, la Casa Bloc era apoyada por la mayoría y criticada, por razones diversas, por las minorías socialista y conservadora. Los elementos teóricos más generales que subyacen detrás del Pía Maciá, en especial aquellos que enlazan más directamente con la tradición de los utópicos del Ochocientos, encontraron un cierto eco en la prensa confederal. Así, Abad de Santillán, del Grupo Nervio; publicó en la revista teórica Tiempos Nuevos un artículo de Le Corbusier (32), que sería parcialmente reproducido, pero con un cierto relieve tipográfico durante la guerra, en la revista de los trabajadores de la construcción: Hoy (33). La «Ciudad Radiante» del Corbu, con resonancias del News From Nowhere, había de interesar, forzosamente, a los anarcosindicalistas. Hasta el punto de que lo que podríamos llamar «filosofía política» del gran arquitecto de lengua francesa, inspiraría extrañamente a Ángel Pestaña para formar el partido sindicalista (34). Sert, en una carta, lo comunicaba al maestro francés sin poder ocultar su sorpresa (35). El eco del GATCPAC se dejó sentir, resumiendo, entre la socialdemocra-

—I aixó, trigará gaire a convert¡r-se en realitat? •—Sí, és ja un fet, al qual dona validesa un decret sortit en el Butlletí Oficial de la General itat. Es concedeix un crédit per tal de cotnengar les obres...». M.L.M.: «La transformació de l'economia. El turisme d'ahir ¡ el de demá», Economia I, 1 de setiembre de 1937.

30. Francesc Roca: «El GATCPAC y la crisis urbana de los años 30» in: «G.A.T.C.P.A.C. 1» citado en la nota 8.

31. Parlament de Catalunya: «Diari de Sessions», 14-3-1933, pp. 600 y ss.

32. Le Corbusier: «La Ciudad Futura», Tiempos Nuevos, pp. 275-277.

33. «Urbanismo. Ideas de Le Corbusier», Hoy, Edificación, madera y decoración, CNT-AIT, n.° 1, diciembre de 1937.

34. Joan Brugada: «Ha nascut un Partit Sindicalista», La Rambla, 16-4-1934.

35. Correspondencia Sert-Le Corbusier In: «Arxiu GATCPAC».


'A.C.'

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cia y el anarcosindicalismo. La Casa Bloc y la utopía de La Ciudad Futura —una realidad insuficiente y un sueño inconmensurable—, interesaron a I'Esquerra Republicana de Catalunya y a ciertos sectores intelectuales de la CNT. Pero la evolución interna del GATCPAC fue otra, quizás porque dos de sus miembros más destacados —Francesc Fábregas y Josep Torres Clavé— acabaron adheriéndose al socialismo. De hecho, el GATCPAC, como grupo, decidiría —en el verano del 36— convertirse en un grupo de polémica cultural y trasladar todos sus trabajos profesionales al interior del recién creado Sindicat d'Arquitectes de Catalunya (S.A.C.). En la editorial del penúltimo de los A. C. —firmada, por primera vez, con las iniciales G.A.T.C.P.A.C., se decía: «abogamos por una intervención decidida del S.A.C. en todos los problemas del momento actual. En el control de las casas constructoras y en la futura orien-

del G.C.A.T.S.P.A.C. al S.A.C.

tación de dicho control. En la municipalización de la vivienda y la colectivización del ramo de la construcción. En los planes de obras a realizar. En la orientación de la enseñanza. En la conservación de monumentos históricos». Es el envés del utopismo lecorbusierano: "se trata, aquí, de la transformación de las condiciones del trabajo profesional, de una nueva ordenación de las relaciones de producción en el sector de la construcción, de introducción de cambios cualitativos en la enseñanza. Se trata, en definitiva, de un importante salto metodológico. Pero, el fin de la utopía no significa la desaparición de los A. C, sino, precisamente, la aparición de A. C. n.° 25 y la preparación de un non nato A. C. n.° 26, dirigidos por Torres Clavé. En los A. C, como en el cine de antes, el final es la clave que permite reinterpretar todo el film. Francesc Roca Rosell


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