helicóptero. El empleo de los helicópteros era nuevo, por consiguiente, las primeras tripulaciones fuimos audazmente AUTODIDACTAS. Especialmente los pioneros: el General Óscar Piccone Ocampo y el General Javier Oswaldo Cabrera Arca. Nuestra accidentada geografía, los vientos, las tempestades y los helicópteros solitarios e indefensos en esas indescriptibles condiciones. Los helicópteros Alouette II tenían varias configuraciones: con esquíes, con pontones para acuatizar, con 4 ruedas, con 2 camillas externas, con cubiertas de acrílico. Fueron 5 los helicópteros que llegaron a la escuela, a la que se integró el helicóptero que el Servicio Aerofotográfico de la FAP adquirió en 1958 en la Feria del Pacífico. En ese Alouette se capacitaron el Comandante Piccone, el Capitán Cabrera, el Capitán Gálvez y el Teniente Abanto. Ellos realizaron los primeros rescates en altura, con el instructor francés Comandante Garbe. En ese tiempo, el Alouette II era el que más altura alcanzaba en el mundo. Después, en 1963 llegaron los Alouette III, cuya altura de vuelo máxima era de 21,300 pies, por consiguiente ya no era necesario transportarlos en ferrocarril para salvar vidas en los diferentes pueblos enclavados en nuestra cordillera. La presencia de este helicóptero en el Perú fue de gran importancia para el desarrollo y seguridad del país. Un alivio para las tripulaciones y para las autoridades. Un gran paso para la Aeronáutica en el Perú.
El Arquitecto Fernando Belaunde Terry, como candidato a las elecciones, en su recorrido por los pueblos enclavados en la Cordillera Blanca, había prometido que a esos pueblos llegaría el correo por vía aérea, esto es en helicóptero. Y así fue: la FAP dispuso que el helicóptero Alouette III transportara cada 15 días el correo, desde la Ciudad de Caraz a los siguientes pueblos: Pomabamba, Parobamba, Piscobamba y Huacrachuco.
Como yo era el piloto que por primera vez había cruzado la Cordillera Blanca para evacuar a una enferma desde Pomabamba y que además había volado con el Mayor Cabrera trasladando tubos de Tayabamba a Huacrachuco, resultaba ser el indicado para cumplir con esa disposición presidencial. Yo llegaba a Caraz, lugar donde pernoctaba en un hostal sin luz eléctrica. Al día siguiente, a las 6 de la mañana, alquilaba un taxi para despertar y recoger de su casa al empleado del correo y llevarlo a la oficina donde me entregaba, con cargo, las 4 bolsas selladas y lacradas (así decía el recibo), y en una camioneta o varios taxis me dirigía al aeropuerto donde el mecánico Suboficial FAP Egberto Muro Alcántara me esperaba con el helicóptero Alouette III listo para despegar. Era muy importante sobrevolar la Cordillera Blanca muy temprano para aprovechar la temperatura baja, especialmente para el primer aterrizaje con carga máxima. En Pomabamba se quedaba la primera bolsa de más o menos 70 kilos y así, sucesivamente, en Parobamba, Piscobamba y Huacrachuco. En los vuelos de retorno también se transportaban bolsas de correo pero en menor cantidad. Asimismo se efectuaban evacuaciones de enfermos. Como los vuelos se efectuaban cada 15 días, los últimos viajes ya no se transportaba correspondencia sino ollas, tortas y otros objetos que no tenían nada que ver con las comunicaciones, lo cual resultaba un verdadero abuso, hecho que se informó al Comando, argumentando que este era el “Correo más caro del mundo”. Estas operaciones se espaciaron un poco, pero no dejaron de cumplirse hasta que al Alférez FAP José Cavero Cavero, que tuvo que volar por esa zona, se le plantó el motor del Alouette III y al estrellarse contra una roca falleció instantáneamente junto con su mecánico, el Técnico FAP Juan Serrano Vargas. Dramático hecho. Absurda pérdida de vidas valiosas. El Alférez Cavero era mi compadre, mi amigo, mi hermano. Dejó a su esposa, a mi ahijada Pouppe y a una niña que nació días después de que él falleciera. No tengo palabras para expresar todo el dolor que nos causó este accidente. Al sepelio de estos dos primeros mártires de la naciente especialidad de tripulaciones de helicóptero en el Perú asistió el Presidente de la República, Arquitecto Fernando Belaunde Terry.
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CORREO POR EL AIRE EN HUARAZ