Libro Hermanos Aguirre

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primarios viajaría a Méjico para reunirse con su hermano. Domingo sintió la necesidad de hacer ver a Pedro su agradecimiento, participándole de sus esfuerzos e ilusiones ante el futuro que se le aventuraba. Por mi señora tía Jacoba –escribió a Pedro en diciembre de 1853 y contando doce años–, supongo sabrás que desde el primero de octubre estoy dedicándome a las matemáticas en el Instituto, y habiendo acabado la aritmética voy a principiar después de fiestas con el álgebra, sin perjuicio de continuar en el colegio con la geografía y el analizar en la gramática castellana. El señor maestro y dicha tía opinan que no debo principiar en el francés, tanto por afirmarme en la lengua propia, como por no recargarme de lecciones... Y si Pedro realizaba esfuerzos por formar a su hermano, él hacía lo propio tomando clases de inglés en Tepic, seguramente intuyendo que su tío Juan Antonio no tardaría mucho tiempo en regresar a España, quedándose él al frente de la Casa Aguirre. Las noticias que Pedro recibía desde España sobre el aprovechamiento de su hermano le tranquilizarían lo suficiente para considerar que ese frente y la continuidad de los negocios estaban bien cubiertos. En cambio, la situación interina de Méjico se complicaba cada día más. Como consecuencia de la guerra de Méjico contra los Estados Unidos y la Calificaciones del Instituto Vizcaíno concedidas a Domingo de Aguirre en matemáticas. Año 1855

pérdida de los territorios de la frontera del norte, se restableció la República Federal con la atomización de conjunto de Estados gobernados por cámaras elegidas por una pequeña minoría. La anarquía se apoderó del país. En 1852 explotó una revuelta en Guadalajara capaz de acabar, por su virulencia, con la segunda República Mejicana. El golpe de estado se conoció como Plan del Hospicio. La situación era tan complicada que los partidos políticos no tuvieron más remedio que llamar nuevamente al general Santa Ana; otra vez el militar ocupó la presidencia de Méjico bajo el perfil de una dictadura centralizadora. Su gestión no debió ser del agrado de los partidos liberales que acabaron uniéndose en 1854 para derrocar nuevamente a Santa Ana al cabo de año y medio. La inestabilidad se apoderó también de la economía penalizando a todas las empresas del país. Méjico no terminaba de despegar. Mientras se desarrollaban estos acontecimientos, Domingo se preparaba para embarcar e ir al encuentro de su hermano y tío en los primeros meses de 1856. Mientras tanto, Jacoba Oxangoiti animaba a su sobrino ante las noticias que llegaban de la situación política mejicana y hacía ver por carta a Pedro –24 de diciembre de 1854– que tu hermano está loco con la idea de pasar a tu lado, y no dudo que saldrá joven de provecho y te gustará; verdad es que la suerte le favorecerá con el porvenir que se le presenta, y las comodidades con que va a hacer su viaje, bien distinto de lo que principiasteis tu buen tío y tú. Seguramente estas expresiones serían un buen lenitivo para aliviar la pesadumbre más allá del Atlántico.

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