Libro Hermanos Aguirre

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Pasado el tiempo suficiente desde la muerte de Juan Antonio de Aguirre, Pedro y Domingo y los nuevos dueños de la Casa Aguirre, Jacoba y su hijo Juan Víctor, reorganizaron en 1885 la Sociedad para amoldarla a una nueva situación empresarial. En la ciudad de Tepic redactaron nueva escritura pública en la que se especificaba en su artículo tercero que los hermanos Aguirre ponen por capital las ganancias que han obtenido en la Sociedad, de suerte que aunque en la primitiva se consideraban como socios industriales en la presente tienen también el carácter de capitalistas. Y en el undécimo se dice: Las ganancias y las pérdidas se dividirán en proporción de un 30% a la Sra. doña Jacoba, otro 30% para don Juan Víctor, el 20% para don Pedro y el 20% para don Domingo Aguirre. Por lo que observamos que los porcentajes no variaron respecto a la escritura de 1866. Además en el sexto se ampliaba y especificaba cuál iba a ser a partir de ahora el objeto social de la Casa: Los negocios que formarán el objeto de esta compañía son la explotación de las citadas fincas de La Escondida y Bellavista, que según he dicho, la primera está dedicada al cultivo de caña y elaboración de azúcar y aguardiente; y la segunda, a la fabricación de tejidos de algodón. Así mismo, las operaciones consiguientes a esta explotación y que de alguna manera se relacionan con ella, como la importación de efectos Maquinaria de La Escondida. Año 1901

extranjeros, la venta no sólo de productos de las referidas fábricas, sino también de los artículos exportados y cuantos más formen el giro de la casa de comercio, de la negociación, operaciones de Banco, descuento y demás relativa. En general tendrá por objeto la compañía los demás negocios relacionados con los anteriores, y cuantos convengan a una casa mercantil e industrial como la referida. También la compañía se ocupará de desempeñar las comisiones que reciba, ya sean o no mercantiles, y bajo este aspecto será, además, una sociedad comisionista, sujeta a los derechos y obligaciones marcados en el título cuarto del libro primero del Código de Comercio. Y Domingo de Aguirre redobló sus esfuerzos para cumplir ampliamente con la nueva calificación empresarial, con la cual, como veremos, no debía estar muy contento ya que las propuestas que Juan Antonio ofreció antes de morir, habían creado unas expectativas que se vieron frustradas en el nuevo convenio. Para iniciar esta nueva etapa se puso de nuevo en marcha camino de Europa para estudiar la compra de nueva maquinaria que ampliara y mejorara la producción de las haciendas. El viaje de 1885 se llevó a cabo después de que en abril del mismo año le nombraran Vicecónsul de España en Tepic, cabecera comercial del Pacífico mejicano. Tras varios meses de viaje y visitas profesionales escribió, en marzo de 1886, a su hermano Pedro dándole cuenta del resultado de sus indagaciones y contrataciones de maquinaria: Querido hermano, escribía

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