

ESTRAGOS Felipe Restrepo G

Felipe Restrepo G
ESTRAGOS

Fotografías por: Natalia Rueda
Diseño por: Maria José Sánchez
Felipe Restrepo, 2024
Maria José Sánchez, 2024
Natalia Rueda, 2024
Editorial DeColores, 2024
Calle 138#11B-50, Bogotá
Primera edición (Colombia): Junio de 2024
ISBN:
Impresión:
No se permite la reproducción total o parcial de este libro ni su incorporación a un sistema informático ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio, sea este electrónico, mecánico, por fotocopia, por grabación u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito del editor. La infracción de los derechos mencionados puede ser consWWtitutiva de delito contra la propiedad intelectual.
Estragos
Las cicatrices en mi ser son mapas que narran batallas perdidas, tormentas interiores que han dejado su huella imborrable. Cada historia de dolor, de desamor, de sueños rotos y esperanzas marchitas. Son los estragos de una guerra que he librado contra mí mismo, contra el mundo, contra las circunstancias que me han moldeado a fuego lento.
No son marcas de vergüenza, sino medallas de honor que llevo con orgullo, recordatorios de que he vivido, que he sentido, que he amado con la intensidad que solo los corazones rotos conocen. Son los estragos de una vida que no se ha rendido, que ha luchado contra viento y marea, que ha conocido la oscuridad, pero que siempre ha buscado la luz.
En estos estragos reside mi belleza, mi autenticidad. Son la prueba de que estoy vivo, de que soy humano, de que he experimentado la gama completa de emociones que la vida ofrece. Son los estragos de una existencia imperfecta, pero real, genuina y sin máscaras.
No soy un jarrón de porcelana intacto, sino un mosaico de fragmentos rotos que se han reconstruido a sí mismos. Mis estragos son parte de mí, me definen, me hacen quién soy. Soy la suma de mis cicatrices, de mis batallas, de mis victorias y derrotas.
En este libro, te invito a recorrer conmigo el laberinto de mis estragos. Te adentrarás en las profundidades de mi ser, conocerás mis demonios y mis ángeles, mis miedos y mis anhelos más profundos. Te acompañaré por los senderos sinuosos de mi alma, donde la luz y la oscuridad se entrelazan en una danza eterna.
Prepárate para un viaje que no te dejará indiferente. Prepárate para descubrir los estragos del amor, la pérdida, la soledad y la lucha por encontrar un lugar en un mundo que a veces parece no tener cabida para los corazones rotos.
Estragos no es solo un libro, es un espejo que refleja la fragilidad y la resiliencia del ser humano. Es una oda a la supervivencia, a la esperanza que nace incluso en los rincones más oscuros de nuestra alma. Es un canto a la belleza que se esconde en la imperfección.
Te invito a adentrarte en este viaje conmigo. No te prometo un final feliz, pero sí te aseguro que la experiencia te marcará profundamente, de la cabeza a los pies.
“A los estropeados, a los quebrantados, a los que han conocido la oscuridad y aún así buscan la luz.”
Cabeza

Querida Cabeza,
Hoy me siento obligado a escribirte, a desnudar los recovecos de mi ser y a confrontar las sombras que acechan en tu interior. Eres un laberinto en constante movimiento, donde la luz y la oscuridad bailan un eterno tango, entrelazando sus destinos en un abrazo sin fin.
En cada esquina de tu vasto paisaje, descubro fragmentos de mi historia, memorias que brillan con intensidad y otras que se desvanecen en la penumbra. Me pierdo en tus callejones, buscando respuestas en las sombras que se proyectan sobre tus muros.
Pero también sé que entre tus rincones oscuros, se esconde la luz, un faro que guía mis pasos en medio de la tormenta. En tus momentos más sombríos, encuentro la fuerza para seguir adelante, para enfrentar mis miedos y abrazar mis contradicciones.
En este viaje de altos y bajos, de luces y sombras, encuentro la belleza de la dualidad, la magia de ser humano en toda su complejidad. Acepto tus desafíos con valentía, sabiendo que cada batalla interna me acerca un poco más a la verdad de quién soy.
Así que hoy te escribo con gratitud y con amor. Eres el escenario de mis sueños y el refugio de mis temores, un universo por explorar donde encuentro la esencia misma de mi existencia.

En las garras de la duda
En el abismo de mi mente,
Donde el eco del tormento resuena,
Una voz implacable me acecha,
Susurrando que no soy digna.
Cada pensamiento que se desliza, Teje un velo de inseguridad,
Un laberinto de autoengaño,
Donde la autoestima se desvanece.
Sus palabras, afiladas como dagas, Hieren la esperanza en mil pedazos, Creando grietas en mi autoimagen,
Donde la confianza se desmorona.
¿Qué hacer cuando mi propia mente, Se convierte en mi peor enemiga?
¿Cómo escapar de esta prisión, Donde la voz interna me condena?

La prisión de la ansiedad
En la quietud de la noche, la ansiedad despierta, un monstruo invisible que mi mente aterra. Pensamientos intrusivos, como torbellinos sin fin, creando un abismo de angustia que me hunde sin cesar.
El corazón palpita desbocado, un tambor de guerra, mientras la incertidumbre me ahoga en su mar. Imágenes de futuros sombríos inundan mi mente, sembrando semillas de terror que me dejan desfallecida.
Cada decisión se convierte en un callejón sin salida, cada paso, un abismo hacia lo desconocido. El fantasma del fracaso me congela en el lugar, impidiéndome avanzar hacia un futuro incierto. Busco respirar hondo, encontrar la paz en el presente, pero la ansiedad me devora con su abrazo opresivo. Sus garras se aferran a mi mente como cadenas irrompibles, atándome a una prisión de miedo sin salida.

Abismos Sin Fin
Sombras sigilosas que en mi mente se infiltran.
Palabras no deseadas, invasoras sin permiso, Irrumpen en mi santuario, donde la paz se marchita. Intento cerrar la puerta a su entrada no deseada, Mas son persistentes, como un eco que resuena.
Imágenes perturbadoras en mi mente se proyectan, Robándome la paz y la calma que tanto anhelaba.
Cada intento de resistencia parece en vano,
Cada esfuerzo por expulsarlos, una batalla perdida.
Los pensamientos intrusivos se aferran con fuerza,
Zarzas que enredan mi alma, indefensa y herida.
Atrapado en un ciclo sin fin de obsesión y compulsión, Cada pensamiento, un puente hacia la desesperación.
Los pensamientos intrusivos me consumen sin piedad, Y la paz que anhelaba se convierte en una cruel ironía.
Ahogado en un mar de obsesiones y tormentos, Me pierdo en el abismo de mis propios pensamientos.
La luz de la esperanza se apaga lentamente, Y la oscuridad me abraza para siempre.

Prisionero de Mis Percepciones
Las distorsiones me atrapan, tejiendo una realidad falsa que me aprisiona sin piedad. Mis pensamientos, como espejos deformes, reflejan una imagen de mí mismo plagada de desolación. El pensamiento volátil me ahoga con su sombra oscura, convirtiendo cada tropiezo en una montaña infranqueable. Cada obstáculo se magnifica, cada error se amplifica, hasta que el peso de la angustia me hunde en
la desesperación.
La mente lee entre líneas, buscando intenciones malignas, interpretando palabras neutras como ataques despiadados. El mundo se divide en blancos y negros, sin matices ni grises, alimentando mi paranoia y mi visión distorsionada.
Los filtros mentales oscurecen mi percepción, velando la belleza que yace frente a mis ojos.
En medio de la confusión, busco la claridad en vano, pues las distorsiones me envuelven en su manto impenetrable.
La paciencia y la comprensión son armas inútiles. La verdad se esconde detrás de un velo impenetrable, y la esperanza se extingue en la oscuridad de mi mente.

Entre susurros y tormentas
En el silencio, una voz susurra, sembrando dudas en mi camino incierto.
Como sombras en la noche, las tinieblas se agolpan, cuestionando cada paso, cada anhelo incierto.
¿Es este sueño demasiado grande para mí, una meta inalcanzable, un espejismo fugaz?
La voz interna repite, con cruel persistencia, que este camino no es para alguien como yo, tan frágil.
Las voces externas se suman al coro sombrío, sembrando semillas de miedo en mi corazón.
La duda se apodera de mis pensamientos, convenciéndome de que debo rendirme antes de empezar, sin ilusión.
Corazón

Querido corazón:
En el recóndito refugio de mi ser, donde el alma reside en serena quietud, una luz eterna resplandece, irradiando esperanza y un amor puro e incondicional. En el santuario de mi corazón, te encuentro a ti, mi refugio de amor y romance, mi anhelo más profundo.
Cada latido de mi corazón es una promesa inquebrantable de calidez y devoción, un testimonio indeleble de la pasión que arde con fuerza en mi interior. En este espacio sagrado, el desinterés reina supremo, y cada gesto, cada mirada, cada palabra susurrada, son un reflejo genuino del amor que por ti siento.
En la melodía de cada latido, percibo la armonía de nuestro amor verdadero, un amor que trasciende las fronteras del tiempo y las circunstancias, un amor que jamás se verá envuelto por la oscuridad del egoísmo. En este lugar secreto que solo tú y yo habitamos, nuestra conexión se fortalece con cada instante, nuestra complicidad se profundiza y nuestros espíritus se entrelazan en una danza eterna de pasión y ternura.
Anhelo con fervor que la llama de nuestro amor nunca se extinga, que brille con intensidad incluso en los momentos más desafiantes, iluminando nuestro camino hacia un futuro rebosante de alegría y dicha compartida. Que en el jardín de nuestro amor eterno, la esperanza florezca perennemente, alimentando nuestros sueños y guiándonos hacia un destino colmado de felicidad y plenitud.

Corazón Inquieto
En la quietud de la noche, el corazón palpita, Un susurro de zozobra en cada latido, Inquieto se estremece en su morada íntima, Buscando respuestas en el cielo infinito.
Susurros de dudas el aire estremecen, Como hojas secas danzando en el viento, El corazón busca sosiego en vano,
Mientras el miedo lo envuelve en su lamento.
¿Qué destino aguarda en el ignoto horizonte, Qué misterios ocultan las estrellas fulgurantes? El corazón, en su agitación constante, Anhela la paz que se desvanece como olas errantes.
Pero las sombras lo envuelven con su bruma, Dejando su ser en un mar de tristeza. ¡Oh, corazón inquieto, encuentra sosiego!
En el suave murmullo de tus propios latidos, Aunque el mundo sea un mar tormentoso y ciego, En tu centro, hallarás tus anhelos cumplidos.
La paz reside en tu interior profundo, Donde la luz de la esperanza siempre reside, Escucha su canto en el silencio profundo, Y deja que la serenidad en tu ser presida.

El Adiós Doloroso
Un gemido de dolor en cada latido,
Siente el peso del adiós, una carga que carcome, Como si el destino anunciara un cruel desvío.
Cada latido parece un susurro de despedida,
Un eco de nostalgias que se desvanecen, El corazón, en su fragilidad herida,
Se prepara para un dolor que lo estremece.
Las grietas en su ser son como fracturas,
Un rompecabezas de sueños desbaratados,
El corazón, en su desolación pura,
Siente cómo sus esperanzas son arrastradas.
En la penumbra de la despedida inevitable, El corazón se enfrenta a su propia fragilidad,
Como un vaso de cristal a punto de quebrarse,
Siente el peso del destino con ferocidad.
¡Oh corazón que se parte en pedazos!,
En tu dolor encuentras una extraña belleza,
Pues en tu ruptura, también hallas espacio,
Para sanar, para renacer con fortaleza.
La lágrima que brota de tu herida,
Es la semilla que dará vida a un nuevo amor,
Y aunque la cicatriz quede grabada en tu vida,
En su profundidad hallarás el valor.

De la Sombra
Un suspiro entrecortado en cada latido, Siente cómo el calor del amor se desvanece, Como una bruma fría en su interior abatido. Cada latido parece un lamento resignado, Un eco de recuerdos que se desvanecen, El corazón, en su dolor desesperado, Presiente la llegada de un invierno que enmudece.
Las llamas de pasión se apagan, poco a poco, Como brasas que se consumen sin clemencia, El corazón, en su melancolía, queda loco, Ante la perspectiva de una eterna ausencia.
Pero en la quietud de la noche, una voz se escucha, Un susurro que nace desde lo más profundo, Un canto a la vida que aún no ha terminado.
El corazón, aunque herido, no se rinde, Se aferra a la luz que aún brilla tenue, Y con la fuerza que en su interior se enciende, Comienza un viaje de sanación que lo renueva.
Las lágrimas que brotan son como un rocío, Que nutre la tierra seca y árida, Preparándola para un nuevo florecimiento pío, Donde la alegría y el amor serán su brújula.

La Danza del Miedo
Mi mente despierta,
Un torbellino de pensamientos que me perturban.
Miedos sin rostro me acechan en la oscuridad,
Susurrando dudas que me llenan de amargura.
Mi corazón palpita desbocado, como un tambor en guerra,
Mientras la incertidumbre se apodera de mi ser.
Imágenes de futuros inciertos me invaden,
Sembrando semillas de temor en mi frágil calma.
Cada decisión se convierte en un laberinto sin salida,
Cada paso, un abismo hacia lo desconocido.
El fantasma del fracaso me congela en el lugar,
Impidiéndome avanzar hacia un mañana incierto.
Intento respirar profundo, encontrar paz en el presente,
Pero la ansiedad me devora con su abrazo opresivo.
Sus garras se aferran a mi mente como cadenas irrompibles,
Atrapándome en una prisión de miedo sin salida.
Sin embargo, en el fondo de mi ser, una luz tenue persiste,
Un susurro que me recuerda que la calma aún existe.
Encendiendo esa llama en la oscuridad de mi mente,
Encontraré la fuerza para enfrentar mis miedos con valentía.

Un Corazón Roto
En el silencio de la noche, el corazón se estremece, Un lamento ahogado en cada latido, Sus pedazos rotos, dispersos por el viento, Como estrellas fugaces que pierden su brillo.
En la inmensidad de la oscuridad, la esperanza se esfuma, Y el frío de la soledad lo invade todo.
El corazón, en su agonía, clama por ayuda, Un anhelo de sanación que resuena en el vacío.
Pero en medio de la desolación, una luz tenue se enciende, Un faro de esperanza que guía su camino.
Manos compasivas se extienden hacia él, Ofreciendo un refugio en medio del tormento.
Cada mano es un abrazo que lo reconforta, Un bálsamo que alivia sus heridas profundas.
El corazón, en su fragilidad, se entrega a la bondad, Permitiendo que la compasión lo envuelva y lo cure.
Con cada toque gentil, las piezas rotas se unen, Reconstruyendo un mosaico de amor y fortaleza. El corazón, renacido de las cenizas del dolor, Comienza a latir con un ritmo nuevo y vibrante.
Manos

Queridas manos:
Definitivamente siento que este pedazo de mí no estaría completo sin antes agradecer a las manos que han visto las mías ensangrentarse recogiendo pedazos de este corazón herido. Aquellas manos que lo han abrazado, que han hecho de esta travesía más liviana gracias a su calidez y apoyo incondicional. Su dedicación para escucharme ha sido el faro que me ha guiado en las noches más oscuras, cuando el peso de la vida parecía ser demasiado para soportar.
Sus caricias han sido mi refugio, un bálsamo que ha sanado las heridas más profundas, recordándome que no estoy solo en este camino. Cada gesto, cada movimiento, habla del cuidado infinito que habita en su ser, una muestra tangible de su generosidad y ternura.
En cada momento de debilidad, en cada instante de duda, sus manos han estado allí, ofreciéndome fuerza y aliento para seguir adelante. Les agradezco por sostenerme cuando sentía que caía, por levantarme cuando tropezaba y por nunca soltarme, incluso cuando yo mismo no creía en mí. Por todo esto y más, quiero expresar mi más profundo agradecimiento a las manos que han sido mi compañía fiel en este viaje llamado vida. Son la prueba viviente de que el amor se manifiesta en las acciones más simples y cotidianas, y por eso siempre las llevaré en lo más profundo de mi corazón. Ustedes han curado parte de estos estragos.

Mi
perro
En un 5 de agosto, la vida me sorprendió, nunca hubiera imaginado encontrar a alguien, en quien confiar mis sueños, mis anhelos, mi razón, sin dudar un momento en el taller de clase, pero ahí estabas tú, mi perro, con tu risa contagiosa, dispuesto a hacer del mundo un lugar más amable, sin desfase.
Un alma libre, sin ataduras ni cordel, Espíritu indomable, leal y fiel.
Algo superior nos une, un lazo sin igual, Te amo como a nadie, con un amor total.
En la universidad, siempre hubo espacio para el muchacho, que cabecea en clase, pero que cuando sabe algo, no duda ni un segundo en encontrar la forma, de hacerse escuchar, y me ruega que lo haga también, sabe que eso no pasará, pero lo intenta, en esta vida llena de sorpresas y vaivenes.
A veces caes en el despiste, la pereza y la inseguridad, pero recuerda que en mi corazón tienes un hogar de verdad, gracias por soportar mi estrés, aunque a veces no lo notes, nunca se me hará difícil quererte.
Pies

Queridos pies:
En este viaje, ustedes han sido mis brújulas, mis compañeros de siempre. Han bailado conmigo en la alegría y han caminado a mi lado en el dolor. Juntos hemos escalado montañas de sueños y atravesado valles de incertidumbre. Son ustedes, mis pies, la metáfora perfecta de la fortaleza que llevo dentro.
Desde niño, con pasos torpes que tropezaban con cada piedra, me enseñaron a levantarme. Su tenacidad es la que me ha guiado, la que me ha impulsado a seguir adelante sin importar el obstáculo. Ustedes son quienes me han mostrado el camino, abriéndome puertas a experiencias que me han hecho descubrir la belleza del mundo que me rodea. Han soportado el peso de cada preocupación, de cada desafío que me ha puesto a prueba. Su resistencia me ha sorprendido, ha sido el motor que me ha llevado a la meta, el soporte que me ha sostenido en los momentos más duros.
Pero mis pies, no olviden, su fortaleza depende de un corazón sano. Es en él donde habitan mis sueños, mis valores y la fuerza para actuar con compasión. Es el corazón el que se nutre de amor, de bondad, el que me aleja de la toxicidad y me guía hacia la luz.
Por eso, cuiden su corazón tanto como cuidan sus pasos. Juntos, corazón, manos y pies, somos un equipo invencible. Recorreremos el mundo con pasión, dejando una huella positiva en cada paso.

Brújulas del ser: Un poema para mis aliados
Brújulas fieles que marcan mi derrotero, Mis pies sobre la tierra, son mi andar certero.
Explorando senderos, sorteando el desespero, Hacia horizontes nuevos, mi anhelo sincero.
Farol que ilumina mi mente en la oscuridad, Mi cabeza, ideas que surgen con claridad.
Pensamientos que tejen con sabiduría y verdad,
El mapa del camino, mi propia realidad.
Herramientas que construyen mis sueños, Mis manos transformando, dando forma a lo tierno.
Toques que sanan, abrazos que son dueños, De un amor que me impulsa a seguir sin término.
Brújula interna que marca mi destino, Mi corazón, las emociones que me hacen sentir.
Amor, compasión y bondad en su camino, Motor que me impulsa a nunca desistir.
Juntos, mis aliados, una fuerza completa,
Pies firmes, mente clara, manos que dan vida inquieta. Un corazón que siente, que ama y que inquieta, Un equipo invencible, mi alma completa.
Hacia la cima, con paso firme y corazón valiente, Subiré la montaña, sin miedo ni azar.
Mis aliados presentes, siempre vigilantes, Me ayudan a alcanzar mi meta sin parar.

