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L
a arquitecta Zaha Hadid fue una mente privilegiada capaz de hacer realidad su universo onírico. Su innovadora visión arquitectónica consiguió plasmar un uso magistral de la línea curva en magníficas obras de concepción futurista, de una firma reconocible al primer golpe de vista. Hadid no solo fue una magnífica diseñadora y arquitecta, sino también una mujer luchadora. Nacida en Bagdad en 1950, a los 11 años ya comenzó a interesarse por la arquitectura, cuando aún estudiaba en Bagdad, en una escuela regentada por monjas católicas francesas. Su padre, Muhammad Hadid, un industrial de Mosul con una destacada posición económica, y su madre, Wajiha al-Sabunji, procedente de una familia adinerada, decidieron que Zaha prosiguiera su educación en Suiza y Gran Bretaña. Regresó a Oriente Medio para estudiar la carrera de Matemáticas en la Universidad Americana de Beirut y después se afincó en Londres para ingresar en la Architectural Association. Allí fue alumna de los reputados arquitectos Rem Koolhaas y Elia Zenghelis, con quienes se asoció en el Office for Metropolitan Architecture de Rotterdam. En 1979 decidió establecerse por su cuenta fundando el estudio Zaha Hadid Architects (ZHA) en Londres, quien llegó a tener más de 400 profesionales de 55 países distintos dando forma a proyectos alrededor del mundo. UNA MUJER LUCHADORA La vida de Zaha Hadid no fue sencilla. Siempre tuvo claro que había nacido para abrir nuevos caminos en la arquitectura, pero su condición de mujer y árabe no se lo puso fácil. “Ser mujer inmigrante, árabe, autosuficiente y con plena disposición a hacer diseños poco convencionales no me facilitó las cosas. A las mujeres siempre se les dicen cosas como ‘no vas a lograrlo’, ‘no puedes hacer eso’ o ‘es muy complicado’ pero una debe tener confianza en sí misma y rodearse de gente que le ayude a continuar”, señalaba Zaha. Al comienzo de su carrera, Hadid se convirtió en una excelente diseñadora, capaz de aplicar su talento a joyas, muebles, bolsos, zapatos o incluso la ropa que vestía. Pronto logró ser conocida incondicionalmente por sus dibujos arquitectónicos en la exhibición “Deconstructivismo en la Arquitectura”, en el museo MoMA de Nueva York. Esta exposición le abrió las puertas a levantar el primer proyecto propio, la estación de bomberos de Vitra, construida en 1994. Y a medida que Hadid fue levantando obras por medio mundo, también se dedicaba a la docencia, impartiendo clases en la Escuela de Diseño de Harvard, en la Architectural Association o la Universidad de Illinois.
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