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ese a lo idóneo de la base, no resulta sencillo encontrar en el mercado piezas y elementos para efectuar algunas de las modificaciones. Solo unas pocas empresas alemanas ofrecen componentes –de calidad, pero elevado precio–, nada que ver con la amplia y más asequible oferta de los clásicos proveedores norteamericanos o australianos. Afortunadamente, el propio fabricante cuenta con un impresionante banco de órganos que permite suplir parcialmente esta carencia de accesorios de posventa. Asimismo, en España hay algunos talleres especializados que han diseñado y fabricado accesorios específicos para el Mercedes Clase
no es sencillo encontrar accesorios específicamente diseñados para el clase g G. En esta pequeña guía vamos a repasar los principales puntos que debes tener en cuenta si quieres convertir tu Mercedes Clase G en un trialero extremo, un vehículo de raids, un rutero incansable, un TT mejorado para combinar el uso diario con excursiones de fin de semana... Su polivalencia es máxima; el límite se encuentra en tu imaginación.
Motor n Muchos de los Clase G que circulan
por España han sido importados desde Alemania como vehículos usados y ya tienen unos cuantos años –y kilómetros– a cuestas. Normalmente disponen de propulsores antiguos, con elevado consumo de combustible y escaso rendimiento. En algunos casos, la potencia disponible es realmente ajustada, como en el caso del motor diésel 617.931 de cinco cilindros en línea y 88 CV, que condiciona notablemente su comportamiento y las posibilidades de franqueo. Por tanto, una reforma habitual es la sustitución del motor por otro más moderno y potente, generalmente de segunda mano, procedente de un vehículo siniestrado. El Mercedes Clase G equipa grupos motrices que también se emplean en los turismos de la marca, detalle que facilita notablemente el trabajo y la disponibilidad de piezas. Un motor fácil de instalar y fácilmente homologable es el turbodiésel OM606.961 de tres litros y seis cilindros en línea, que ofrece 177 CV y mejora radicalmente las prestaciones del vehículo. Otro cambio de motor habitual se produce al pasar de un propulsor de gasolina –elevado consumo y bajo rendimiento– a otro diésel, como el anteriormente indicado. Los motores antiguos de gasolina del Clase G son fiables y suaves de funcionamiento (ideales para un turismo de 1.800 kilos), pero carentes de par y respuesta a bajo régimen, algo fundamental para dinamizar un todoterreno de hasta 2.500 kilos de tara. Pero el cambio de motor de gasolina a diésel no siempre se puede homologar. Por ello será importante ponerse en manos de un verdadero especialista y consultar con los ingenieros de homologación las opciones disponibles antes de tocar un tornillo.
cubrecárter eficaces y con acertado diseño, que no interfieren en el acceso a los elementos principales del coche para efectuar el adecuado mantenimiento. Pero el último grito en transformaciones de carrocería lo ofrece nuevamente TTM, con la posibilidad de convertir el Clase G en un atractivo pick up de dos plazas con cabina sencilla y caja de carga abierta. Esta transformación ha sido recientemente homologada y ha superado los destructivos ensayos en el laboratorio de homologación, que garantizan que la carrocería modificada es más resistente que la original en caso de vuelco.
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