A) OPERACIONES DE LAVALLE EN BUENOS AIRES Y SANTA FE AÑO 1828 Revolución del 1 de diciembre. La oposición unitaria contra el gobierno de Dorrego se hizo sentir desde el primer momento, fue agudizándose con el transcurso del tiempo e hizo crisis al firmarse el tratado de paz con Brasil, dado que éste determinaba la segregación de la Banda Oriental sin haber sufrido una derrota militar. El 26 de noviembre desembarcó en Buenos Aires el primer escalón del ejército que regresaba del teatro de operaciones. Sus integrantes volvían amargados por lo antedicho y resentidos por el abandono en que se habían visto durante tanto tiempo de lo cual culpaban a las autoridades sufriendo mil privaciones y condenados a la impotencia por falta de medios para llevar a buen término las operaciones militares. Entre los dirigentes del movimiento se encontraban: Julián Segundo de Agüero, Salvador María del Carril, Juan Cruz Várela, Manuel Gallardo y Valentín Alsina. El general Lavalle fue puesto a la cabeza de la revolución. En la mañana del 19 de diciembre las tropas de Lavalle, con unidades al mando de José Olavarría, Niceto Vega, Félix de Olazábal, Isidoro Suárez y otros, se presentaron en la plaza de la Victoria. Sin fuerzas para resistir, Dorrego salió secretamente del Fuerte y se dirigió a la campaña. Esa misma tarde se reunió en la capilla de San Roque un elevado número de vecinos partidarios de la revolución y luego de pasar a la contigua iglesia de San Francisco donde escucharon la palabra del doctor Agüero, eligieron por aclamación, levantando el sombrero en la mano derecha, al general Lavalle como gobernador interino. 9 de diciembre. — Navarro. Dorrego se unió a Rosas, quien había reunido unos 2.000 hombres, entre ellos 300 indios, cerca de la ciudad de Buenos Aires y marcharon en dirección a Santa Fe buscando la reunión con el general Pacheco que se encontraba al mando de fuerzas veteranas. Lavalle delegó el gobierno en el almirante Brown el 6 de diciembre y salió a campaña en busca de Dorrego. El día 8 envió ante este último al coronel Lamadrid ofreciéndole garantías personales si capitulaba, lo que no fue aceptado. El día 9, en Navarro, las veteranas tropas de Lavalle (1.500 hombres) sorprendieron a las mal armadas milicias colecticias de Dorrego y Rosas y las derrotaron. Rosas se retiró hacia Santa Fe y Dorrego hacia Areco, en cuyas cercanías se encontraba Pacheco, pero allí los coroneles Escribano y Acha, partidarios de Lavalle, apresaron a Dorrego y a Pacheco y los remitieron a Buenos Aires. Al llegar a Lujan una fracción unitaria los desvió hacia Navarro. 13 de diciembre. — Fusilamiento de Borrego. Dos corrientes incidieron sobre Lavalle enfrentado a resolver la suerte de Dorrego. Una en favor de éste representada por cartas que le dirigieran el almirante Brown y el ministro Díaz Vélez y las gestiones del encargado de negocios de los Estados Unidos y del cónsul francés. La otra concretada en cartas de los dirigentes unitarios Várela y del Carril, en las cuales se consideraba que el sacrificio del prisionero era una necesidad imperiosa requerida por la paz y tranquilidad del país. La Convención con sede en Santa Fe, expresión de la tendencia federal que predominaba en las provincias, declaró «anárquica, sediciosa y atentatoria contra la libertad, honor y tranquilidad de la República la sublevación militar de Lavalle y crimen de alta traición contra el Estado la muerte de Dorrego», y designó al gobernador de Santa Fe, Estanislao López, para comandar el ejército de las Provincias Unidas. López destaca tropas de seguridad al arroyo del Medio e inicia la concentración de las fuerzas en la zona de Rosario. La guerra civil está encendida. AÑO 1829 Después de Navarro. Lavalle se dirige al Sur de la provincia de Buenos Aires, donde los jefes federales Molina y Mesa han reunido fuerzas de alguna consideración. Los nombrados eluden a Lavalle con el propósito de marchar a Santa Fe. 17 de febrero. — Las Palmitas (laguna próxima a Junín). El coronel Isidoro Suárez destacado por Lavalle alcanza a Molina y lo aniquila. El jefe federal es fusilado. Desde Tandil Lavalle destaca dos columnas al mando de los coroneles Estomba y Rauch, respectivamente. La primera con la misión de pacificar el Sur de la provincia de Buenos Aires; la segunda para limpiar de fuerzas rosistas el Norte de la misma, a fin de asegurar las espaldas de las fuerzas de Lavalle que marchan a Santa Fe con el propósito de operar contra López.