Territorios
P
rimero, aunque con algunos pecados políticos de principiante, fue su reacción decisiva para mitigar la devastación del terremoto que lo sorprendió apenas en la víspera de asumir el mandato; luego, la inmediata disposición de acometer sin titubeos la empresa de rescatar a los 33 mineros atrapados en una mina de Atacama, contra todos los vaticinios y las recomendaciones de no involucrar al gobierno en la responsabilidad directa de la operación por los altos riesgos del fracaso y de los previsibles costos económicos y políticos consecuentes. El presidente chileno Sebastián Piñera ha salido victorioso en ambos lances críticos, y en el segundo de ellos su protagonismo ha sido de de incalculables proporciones, sobre todo por su modestia discursiva, libre de matices políticos, y la actitud de responder con puntualidad y precisión a los cuestionamientos en torno a la seguridad en el sector minero. Piñera estuvo a la altura de los trabajadores rescatados, quienes no querían ser vistos como estrellas del espectáculo sino como seres tocados por la enorme fortuna de volver a la vida. El presidente chileno cuenta hoy con una inusitada popularidad para relanzar la iniciativa de reforma laboral que le rechazaron en el primer intento, y está en inmejorables condiciones para negociar con ventaja otras controvertidas propuestas legislativas con los partidos opositores de centroizquierda, integrados en la Concertación. 40
estosdías 18/10/10
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