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La muerte del músico de 64 años se conoció horas después de que publicara en sus redes sociales un comunicado en el que anunciaba su suicidio. Vega Gil había sido señalado en los últimos días de acosar sexualmente a una menor de edad hace más de 10 años, dentro de la ola de denuncias del movimiento ‘Me Too’ en México. El bajista de Botellita de Jerez publicó durante horas antes una nota en la que defendía su inocencia ante los señalamientos de acoso en su contra a través del hashtag #MeTooMusicosMexicanos. “Dicha acusación es falsa”, escribió. El músico insistió en que durante su carrera ha defendido los derechos de los niños y que la denuncia en su contra dañaba su credibilidad y mermaba sus oportunidades de trabajo. “Mi muerte no es una confesión de culpabilidad, todo lo contrario, es una radical declaración de inocencia”, publicó. La Policía de Ciudad de México halló el cuerpo de Vega Gil apenas una hora después de su publicación en redes sociales. “Con un inmenso pesar, comunicamos que nuestro compañero Armando Vega Gil falleció la madrugada de hoy. Nos encontramos procesando esta noticia y haciendo los trámites correspondientes. Descansa en paz hermanito”, anunciaron sus compañeros de Botellita de Jerez. La denuncia de acoso sexual contra Vega Gil se hizo de forma anónima a través de la cuenta de Twitter @MeTooMusicaMx, donde se reunían relatos de acoso y abuso sexual contra integrantes de diversos grupos musicales. La cuenta fue atacada tras conocerse el fallecimiento del bajista, por lo que las denuncias que allí habían sido publicadas desaparecieron por la mañana. Más tarde, las administradoras retomaron las redes sociales y explicaron que pese a los intentos de sabotear la cuenta no dejarán de publicar las denuncias. El movimiento MeToo ha cobrado fuerza en México en las últimas semanas, a través de las redes sociales, con cientos de denuncias en diferentes ámbitos laborales por acoso y abuso sexual. Armando Vega Gil fundó en 1983 Botellita de Jerez, una banda de rock alternativo que se posicionó en el gusto de los mexicanos por la originalidad e irreverencia de sus composiciones. En el grupo le acompañaron originalmente Sergio Arau y Francisco Barrios, aunque la formación cambió de integrantes en varias ocasiones en los siguientes 30 años. El músico también se involucró en la producción audiovisual y cinematográfica. Publicó más de una veintena de libros, la mayoría dirigidos al público infantil. Los críticos alegan que con el anonimato pier-

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08/04/19

I estosdías

den credibilidad las acusaciones y se puede desprestigiar a personas inocentes La nueva ola #MeToo comenzó el 21 de marzo y ya provocó la destitución del director de un medio, la cancelación de la presentación de un libro y una banda separó a su guitarrista del grupo. El movimiento también se vio sacudido por el suicidio de Armando Vega Gil. Desde hace apenas un par de semanas, una marea de denuncias de mujeres que decidieron compartir sus casos de manera pública o anónima en redes sociales derivó en un movimiento para visibilizar una problemática en el país: el acoso y abuso sexual en el mundo de las letras, el periodismo, la publicidad, la academia, la música y la política. El uso del anonimato para la denuncia de presuntos agresores dividió opiniones sobre el movimiento. Los críticos alegan que se necesita llevar los casos ante la justicia que, con el anonimato, pierden credibilidad las acusaciones y se puede desprestigiar a personas inocentes; los defensores señalan la impunidad en los casos y el derecho de las víctimas a expresar su dolor de manera anónima, y que es una herramienta de protección ante posibles represalias. “Es el aspecto más problemático de este movimiento. Se entiende el anonimato cuando son casos de mujeres que pueden perder el trabajo, cuando están en contacto con el agresor. Pero si es una violación se tiene que ir al Ministerio Púbico, ahorita que está muy fuerte el movimiento se puede crear una red de acompañamiento, juntar las denuncias contra una persona e ir al Ministerio Público”, dijo la profesora de estudios de género, Lucía Melgar Palacios. Para la vocera de la red Periodistas Unidas Mexicanas (PUM), creada este año para exhibir el fenómeno del acoso en los medios de comunicación, y que reaccionó al movimiento #MeToo publicando denuncias con la etiqueta #MeTooPeriodistasMexicanos, no se debe poner en tela de juicio a las denunciantes que optan por el anonimato porque no tienen otra salida ante la falta de acceso a la justicia. Aseguró que en su página sólo publican los casos en que las supuestas víctimas son las propias denunciantes. “Las denuncias tienen que ser de una víctima directa, no por terceros. Creemos en ese testimonio. Defendemos el anonimato por la situación tan delicada que implica vivir en un país con estos niveles de impunidad como México. Fuimos puliendo el filtro poco a poco, fuimos descartando casos. Venían muchas denuncias de relaciones tóxicas, entonces esas sí las descartábamos, les explicábamos que de lo que se trataba era de que fueran denuncias en un contexto laboral”, dijo la vocera de PUM. Los defensores del derecho de las víctimas a expresar su dolor de manera anónima, una herramienta de protección ante posibles represalias La muerte de Vega Gil encendió más el debate. En la carta en la que anuncia su suicidio, el músico asegura que no responsabiliza a nadie de su decisión de quitarse la vida, pero dice que fue orillado a ello porque su carrera se iría en picada por las acusaciones en su contra del presunto acoso de una menor. “No se culpe a nadie por mi muerte, es un suicidio, una decisión voluntaria, cons-


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