Recogida por César Ángeles Caballero - Huaylas



Recreada por: Esther Madelin Antaurco Velasquez

(Recogida por César Ángeles Caballero) - Huaylas

EL HUANDOY Y EL HUASCARAN

Leyenda recogido por César Ángeles Caballero) - Huaylas
Recreada por: Esther Madelin Antaurco Velasquez
esthercita2000madelin@gmail.com
Huaraz,2023
Universidad Nacional Santiago Antúnez de Mayolo, Huaraz.
Dedicatoria Espero que disfruten mucho de las aventuras y de la información que hay en este libro.
!Siempre

se puede aprender más¡
Introducción
Querid@s niñ@s, Que maravillosa experiencia, se obtiene gracias a la lectura, con la que podrás conocer lugares, amigos, personajes de fantasía y dejar que vuele la imaginación.
Diviértete con la lectura. Leer es fiesta, es ronda.
Disfruta de este texto que participen tus familiares, tus amigos y por supuesto yo, para después conversar. Si deseas dibujar, hagamos un cuadro de colores.

Si quieres disfrutar de nuevas aventuras por mundos maravillosos, aquí te espera una nueva historia.
Esther Madelin. Antaurco Velasquez.
En las laderas de la cordillera blanca se asentaba, hace algunos años una poderosa tribu gobernada por un cacique de muy buen carácter y gran humildad.




Tenía destinada a su hija para su cónyuge de un monarca vecino y así fortalecer su mandato en la poderosa región que bañaba el Río Santa.


Pero la hija del cacique, mantenía una relación secreta con una de los soldados más apuestos de la guardia a quien veía en secreto.
Una noche que salió la bella princesa Huandi- a encontrarse con su amado, fue descubierta por los servidores del cacique para ser llevada ante su padre. Furioso y desconsolado el monarca ordeno que la llevaran frente a él para darle un castigo ejemplar. La princesa Huandi intuyó el castigo y escapó.


Comunico a su pretendiente la decisión y juntos fugaron esa misma noche, pero fueron descubiertos y perseguidos por un grupo de soldados; la captura fue fácil, pues, no contaban con medios de defensa, ni podían competir con la rapidez de los soldados del monarca.


Capturados y sentenciados, fueron atados a grandes postes de piedra, y luego trasladados a la zona más alta de la cordillera, allí los separaron y abandonaron para que muriesen expuestos a la acción de las fuerzas de la naturaleza. El frío, el hambre, la lluvia y el dolor de verse separados debilitaron poco a poco su resistencia.


Compadecido el Dios de los Huaylas los transformó en dos esplendidos picos nevados, que se levantaron desafiantes por encima de todas las cordilleras. La bella princesa Huandi quedó transformada en Huandoy y el apuesto guerrero Huasca en Huascarán.




Y allí permanecerán siempre, como un eterno símbolo de amor imposible.