Estética y Salud Junio 2011 - HOMBRE

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columnas ¡señores, a expresar sus sentimientos!

¡Señores, a expresar sus sentimientos! Lisette Vega G. Psicóloga Clínica. Especialista en Terapia Cognitivo Conductual A lo largo de la historia humana, para los hombres ha sido difícil expresar abiertamente sus emociones y sentimientos. La tradición cultural ha reforzado siempre que el hombre debe ser fuerte por naturaleza. Hasta hace pocos años siempre fue el que se ocupaba de mantener a la familia y de llevar la parte práctica, siendo la cabeza pensante. La mujer, por su parte, quedaba limitada a la crianza de los hijos, considerándola inepta para desarrollar actividades que requirieran templanza o autoridad. La sociedad es culpable de que nuestros hombres no sean expresivos, tanto para mostrar sentimientos de tristeza como de ternura. El primer argumento utilizado es que un hombre que llora es asociado con debilidad y es poco viril. Los logros y avances de la mujer y su incorporación a la vida laboral, así como la lucha por la equidad sexual, han contribuido a que el horizonte entre hombres y mujeres se difumine cada

vez más. ¡Atrás quedaron las frases que repetían constantemente nuestros ancestros de que los hombres no lloran! El estereotipo de virilidad está en pleno proceso de cambio. El hombre de antes tenía que ser fuerte, asertivo, competitivo físicamente y en todos los ámbitos. Por lo tanto, la expresión de sus sentimientos y emociones no podía concebirse como una conducta socialmente aceptada. El hombre del siglo XXI empieza a concientizarse de que como ser humano siente y padece también al igual que las mujeres. La sensibilidad que antes era signo de debilidad en el hombre empieza en la actualidad a valorarse. Dejando atrás las barreras del machismo y los convencionalismos sociales, el hombre de hoy acepta que necesita conversar sobre sus preocupaciones y drenar de igual forma sus sentimientos y emociones. Como cualquier ser humano, ellos

también necesitan llorar, pero la expresión de sentimientos abiertos aún resulta más llamativa si el protagonista es varón. ¡Parece que nos hemos olvidado de lo que es natural! El llanto es una expresión corporal de una emoción y la emoción es propia de todos los seres humanos. Los ejemplos de hombres que se emocionan en público son cada vez mayores: Joseph Guardiola demostró conmoción tras el partido que dio al FC Barcelona en la Copa del Mundial de Clubs. El entrenador del Barça también rompió a llorar en la presentación del libro “Todos mis hermanos”, del waterpolista Manuel Estiarte. El ex presidente George Bush también lloró en el Homenaje a los Caídos en Combate, celebrado en Mayo de 2008. El llanto está presente en la derrota así como también en la victoria. Y es que una sociedad madura es la que es sensible, pero capaz de gestionar los sentimientos sin sobredimensionarlos.

La sensibilidad que era signo de debilidad en el hombre empieza a valorarse. Dejando atrás las barreras del machismo, el hombre de hoy acepta que necesita conversar sobre sus preocupaciones

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Hay que enseñar a los hombres a sentir y a comunicar abiertamente sus sentimientos. Porque cuando se está triste se llora. Contener el llanto es algo cultural: es reprimir una emoción y las emociones reprimidas generan rabia y resentimiento. El reto es tratar que los hombres se liberen del miedo a sentir, que se sientan libres porque las emociones no debilitan a los hombres, por el contrario, los hace más fuertes. Los débiles son aquellos que por su inseguridad no drenan de manera efectiva ni hacen catarsis de sus emociones; comportándose entonces de manera agresiva y machista, enfocándose en sí mismos. Ahora los hombres tienen licencia para llorar; para demostrar abiertamente sus alegrías, pero también sus tristezas. El hombre debe aprender a canalizar sus emociones de manera inteligente. Se trata de entrenar la inteligencia emocional. La comunicación en la pareja es un factor muy importante. Es la forma de poner en contacto los corazones. El dilema es que a veces los hombres no expresan lo que sienten, como lo podemos hacer las mujeres y esto trae como consecuencia que la relación se estanque y no progrese, convirtiéndose en una batalla campal. Hay que enseñarle a las nuevas generaciones de hombres a que sean expresivos, de esta manera podemos garantizarles a nuestros hijos y jóvenes la existencia de una vida familiar plena y equilibrada.


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