Estar Ok

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Cuando la insulina es liberada no es como un relámpago que se ve en un pestañear. En su lugar es como un grupo de compradores compulsivos en un día de ofertas de liquidación y llegan a la tienda por departamentos tan pronto como abren, corren por las estanterías apoderándose de las prendas hasta que se terminan. Si se estimula una cantidad moderada de insulina, la liberación de grasa no es tan fuerte o no ocurre por mucho tiempo, además la concentración en la sangre se disminuye a niveles de ayuno. Si se secreta una gran cantidad de insulina, la liberación de grasa se desactiva y la insulina se mantiene elevada por más tiempo. La insulina también hace que el cuerpo use la grasa para producir más energía en vez de quemar AZÚCAR para generar A.T.P. como la glucosa es metabolizada por el A.T.P. se forman intermediadores químicos que interfieren con los ácidos grasos que entran a las mitocondrias, “la caldera de energía de las células”. Cuando la concentración de insulina se mantiene elevada por un periodo

prolongado como en la fecha de Halloween, la glucosa es transportada a las células que responden a esa hormona a costa de estar disponible en el cerebro. Esto puede continuar por horas incluso cuando la concentración de glucosa ha caído a niveles por debajo de los de ayuno. El cerebro se vuelve hambriento por azúcar, interpretando una “hipoglicemia postprandial”, baja de azúcar causada porque la insulina está muy alta por un periodo de tiempo muy alto en un ambiente bajo en energía. Cuando el cerebro piensa que no hay energía suficiente (calorías) disponibles, el metabolismo se ralentiza o desacelera para preservar la energía. Esto reduce el número de calorías que el cuerpo quema en estado de reposo e incrementa las señales de hambre, resistiéndose a la pérdida de peso. Esta triple acción de la insulina en la perdida de grasa sugiere que la tradicional dieta baja en grasa podría impedir la pérdida de peso con el transcurso del tiempo. Estudios previos han comparado las dietas bajas en grasa con las dietas bajas en carbohidratos, mostrando usualmente una pérdida más rápida con la dieta estilo Atkins pero a largo plazo los

resultados son equivalentes. Un nuevo estudio publicada en el Journal of the American Medical Asociation (JAMA) va más allá, compara tres dietas diferentes usadas después de la pérdida de peso. El objetivo principal del estudio era ver qué tipos de dietas son más efectivas para continuar con la pérdida de peso o combatir el aumento basado en medidas metabólicas y hormonales. En el estudio de (JAMA) sujetos obesos hicieron una dieta de forma controlada de 12 semanas con una reducción de 40% de las calorías comparado con la dieta de mantenimiento 45% carbohidratos, 30% grasas y 25% proteínas, resultando en una pérdida de peso promedio de 12.5%, esto es, para una persona de 90 kilos, sería lo mismo que perder 11 kilos en 3 meses luego pasaron 4 semanas manteniendo un peso estable (dieta de mantenimiento) antes de asignarles una nueva dieta de manera aleatoria. Cada sujeto hizo la dieta que le correspondía por 4 semanas, y se les tomo las medidas metabólicas durante los últimos días de cada dieta. Las dietas incluían una baja en grasa (B6, 60% carbos, 20% grasas y 20% proteínas).

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