Magallanes la denominó “Tierras de los fuegos” al ver en sus costas las fogatas de los nativos. Hoy, a la distancia en el tiempo, podríamos decir que es tierra de vientos y frío, de paisajes imponentes y de colores brillantes. Su geografía nos sorprende con sus picos y bosques y con la magia del agua que acompaña cada paso.
Me pregunto si estamos realmente en
“el fin del mundo”. Porque aquí nada termina, todo lo contrario, aquí es donde muchas cosas comienzan, y otras siguen adelante. Tierra del Fuego es todo un universo, y es la puerta que nos comunica con ese sur nuestro tan poco explorado y conocido.