Esmeralda Castillo Cubillas
Ilustradora / escritora: Castillo Cubillas Esmeralda Luz Curso: Ilustración publicitaría Docente: Bernaza Zavala Roció Lizzett Universidad César Vallejo Lima- Norte 2022 BELEROV
Esmeralda Castillo Cubillas
Belerov era una pequeña aldea muy hermosa donde la gente siempre estaban en armonía. Pero cierto tiempo paso un hecho consternante, con una pareja de esposos Eliazar y Flore, ellos no podían tener hijos, llevaban tiempo intentando, pero todo era en vano.
Ya cansados decidieron adoptar un perrito y le pusieron el nombre de Badi, se portaba muy bien y era muy querido por los aldeanos.
Un día normal como otro Eliazar, decidió ir a visitar a un viejo amigo que vivía en la aldea vecina de Carben, se despidió temprano de su esposa y se fue. Ya estaba oscureciendo cuando llegó a Carden.
¡
Llegó a la casa de su amigo el cual se emocionó mucho al verlo y platicaron un buen rato, hasta que dijo:
Vamos! a reunirnos con unos conocidos, y nos divertiremos como los viejos tiempos. Eliazar, aunque no quiso decidió ir.
Ya había transcurrido mucho tiempo, su amigo ya estaba ebrio y pensó que lo mejor era regresar a casa.
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Cuando ya estaba de salida un anciano le dijo que mejor esperara hasta que amaneciera ya que tenía que cruzar un bosque y este estaba lleno de criaturas espeluznantes en luna llena.
No hizo caso y siguió avanzando ya había caminado un gran tramo del bosque cuando sintió que alguien lo estaba siguiendo, al darse la vuelta y observar bien, vio una anciana.
Esta se le acercó y le preguntó qué era lo que más deseaba, a lo cual Eliazar respondió: -Lo que he deseado por muchos años es tener un hijo.
La anciana sacó de una de sus bolsas un frasco y dijo: -
Cuando llegues a tu casa has que beba esto tu mujer y ella concebirá un hijo, diciendo esto le entrego el frasco.
Cuando estuvo a punto de marcharse, la anciana volvió a hablar y dijo:- Pero me tienes que dar algo cambió –¿Qué te puedo dar? no tengo riquezas. – Interrumpiendo la anciana dijo:
- Yo no quiero riquezas lo que yo quiero es tu espíritu, la anciana empezó a transformarse en una criatura horrible y Eliazar corrió espantado.
Al llegar a casa se dio cuenta que aún tenía el frasco y pensó que nada malo pasaría si se lo daba a Flore.
Meses después ella ya estaba embarazada y la alegría era enorme, fueron meses de felicidad.
Y nació el bebé, pero al verlo se dio cuenta que no era como todos los niños tenía un color pálido y con los ojos hundidos de una apariencia muy extraña, fue ahí cuando Eliazar se recordó de la anciana y salió corriendo.
Flore no entendía por qué había pasado eso, pero igual lo quería. Mientras tanto Eliazar encontró a la anciana y empezó a reprocharle todo lo que había pasado, pero esta no le tomó importancia y lo mato, solo se llegó a escuchar un grito horroroso.
Pasaron días y Flore pensó que Eliazar había huido porque no quería ver a su hijo, entonces empezó a trabajar en una granja de la cual con el pasar del tiempo empezó robar una gallina para darle de comer a su hijo, el cual lo había encerrado por miedo a la gente.
Llegó una epidemia y todos los animales murieron, los aldeanos empezaron a dedicarse a la cosecha de verduras, sin poder hacer nada Flore se empezó a cortar extremidades suyas para poder dar de comer a su hijo, hasta que al final solo dejo que la devorará.
Pasaron días y semanas, los vecinos ni los demás aldeanos se preocuparon ya que veían salir y entrar Badi como todos los días y siempre estaba jugando en el jardín, pensaban que Flore no quería salir por que se estaba dedicando criar a su hijo.
Después de 1 meses los aldeanos vieron a Badi tirado en la puerta de su casa y no se movía.
Entraron a ver y al tocar la puerta esta se abrir de par en par, fue ahí cuando se dieron cuenta que no había nadie en la casa, solo un olor nauseabundo...
Al abrir una las puertas vieron un cuerpo pequeño de un niño que ya estaba en estado de descomposición y otros huesos humanos al igual que de animales.
Salieron asustados y se llevaron con ellos a Badi ya que necesitaba muchos cuidados, semanas después se recuperó satisfactoriamente así mismo se dieron cuenta de que no era el perrito alegré que se veía, aunque no podía hablar en su mirada se podía ver la tristeza y la falta de cariño.
Pasaron años y nunca más se volvió a hablar de lo que había pasado. En cuanto a Badi fue un perrito feliz, juguetón que recibía cariño de todos los aldeanos, le gustaba ir al campo, corretear a las mariposas y jugar a la orilla del río sin ninguna angustia.
Y así fue por mucho tiempo.
Muchas veces nosotros aparentamos lo que no somos y ocultamos algún problema que tenemos por no enfrentar la realidad, en este caso Badi aparentaba ser feliz, cuando por dentro carecía de atención y cariño. Así mismo como la pareja de esposos que no supieron afrontar el problema de no tener un hijo. Es importante siempre platicar con alguien de los que nos pasa y de esta manera encontrar alguna solución.