en recuerdo de Isa Solà
Carta para Isa El mes de septiembre nos dio la bienvenida con la triste noticia del fallecimiento de Isa Solà, RJM. Su violenta muerte en Haití dejó sobrecogidos a cuantos conocieron su persona y su obra. Desde estas páginas nuestro más cariñoso homenaje de la mano de Laura Ayerdi.
D Querida Isa,
esde que te fuiste, el mundo es un lugar un poquito peor. Desde que te fuiste, Haití llora y sufre tu ausencia. Desde que te fuiste, una parte de mí murió contigo. Desde que me enteré de lo que te ocurrió el 2 de septiembre de 2016 siento tristeza, una pena inconsolable, angustia, rabia, impotencia y un dolor profundo dentro de mi corazón. Te arrancaron la vida mientras estabas en tu coche para robarte. Todavía me cuesta creer que tú, Isa Solà, religiosa de Jesús María, hayas sido asesinada a plena luz del día en Puerto Príncipe, Haití, el país por el que tanto luchaste y tanto amabas. Ese país que me descubriste en decenas de conversaciones telefónicas, en cientos de correos electrónicos, en miles de mensajes por Whatsapp, en las ocasiones que nos vimos en persona, y en las dos veces que viajé al país caribeño. Aún recuerdo mis primeras lágrimas al lado tuyo mientras conducías el coche por las calles de Haití, el mismo coche donde te dispararon. Era impactante ver la vida diaria haitiana, un shock que me rompía poco a poco el corazón, una realidad para la que no estaba
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• revista de escuelas católicas
preparada. Pero tú me ayudaste a querer y a comprender lo incomprensible. ¿Te acuerdas cómo nos conocimos? Fue hace casi 8 años a través del Departamento de Cooperación Internacional de EC, donde trabajo. Javier Poveda, director del Departamento me pidió que contactara contigo para ver posibles intervenciones de cooperación en Haití. Me contó que llevabas poco tiempo en el país, aunque las religiosas Jesús María estabais allí desde 1997, y que habías estado 15 años colaborando con proyectos de EC como maestra y Directora del Colegio Jesús María en Ebibeyin, en Guinea Ecuatorial. También me dijo que eras una mujer muy activa y trabajadora, que me encantaría conocerte. ¡No me imaginaba que tanto! Aterrizaste en Haití con ganas de nuevos retos, con una nueva y complicada misión, con una motivación supersónica -cómo te encantaba utilizar este adjetivo- en un lugar donde la gente convivía con total normalidad con la miseria. Durante el primer año de contacto estuvimos trabajando para llevar a cabo un macro proyecto en cuatro zonas rurales de Haití alejadas de la capital. Aún recuerdo que en mi primer ar-
tículo de la revista de EC hablé de Haití, del proyecto que estábamos preparando, y de ti (pág. 36-37 EC, número 27, año 2009). No sabía todo el aprendizaje, alegrías y sufrimientos que me esperaban conociéndote y trabajando juntas para futuras intervenciones a desarrollar en el país caribeño. Entre tanto ir y venir de correos, muchos de ellos me dejaban perpleja y me hacían reflexionar, ¿cómo podías luchar tanto cada día ante tantas adversidades? En uno de tus e-mails en mayo de 2009 me contabas lo siguiente: “¡Ir al banco me da horror! Andar por la calle ahora me da cierto respeto... mi casa siempre tiene gente delante pidiendo... esto es para llorar. Este país va de mal en peor... Hemos recibido amenazas de que dejemos la casa. Nos han hecho llamadas anónimas diciéndonos el nombre de los ladrones... El poli español de la embajada me dijo que tranquila, Isa, ahora estamos mejor, antes secuestraban a 30 al mes... y ahora ¡solo a cinco! Jolín, ¡qué consuelo, tío!, casi me caigo de la silla. Pero me van a poner algo de vigilancia. Al menos la embajada española está sobre el caso... A parte de esto, todo bien... aún me queda un resquicio de sentido del humor... ya te contaré… Un abrazo. Isa”. octubre 2016