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Ciudad Vaga

viaje por la ciudad difusa ISSN 1909-7581 Número 4 Noviembre de 2008 Una publicación de la Escuela de Comunicación Social Facultad de Artes Integradas Universidad del Valle Cali, Colombia <<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<< Rector de la Universidad del Valle: Iván E. Ramos Johanna Vidal » johvidal82@hotmail.com Decano de la Facultad de Artes Integradas: Luis H. Casas Nora Elena Zúñiga » noraelenazuniga@hotmail.com Director de la Escuela de Comunicación Social: Alejandro Ulloa

Participaron en la fotografía Directores de la publicación: de este número: Patricia Alzate » palzate@univalle.edu.co Hernán Toro » herntoro@univalle.edu.co (Miembros del Grupo de Investigación en Periodismo e Información)

Comité Editorial: Patricia Alzate » palzate@univalle.edu.co Giovanna Carvajal » giovanacarv@hotmail.com Ricardo Cruz » rikz313@yahoo.com Kevin García » kevingar@univalle.edu.co Julián González » jugonza@univalle.edu.co Carlos Patiño » capami@gmail.com Hernán Toro » herntoro@univalle.edu.co

Diseño y Diagramación: Alex Velasco » alexvelasco@patasolaestudio.com

Participaron en la redacción de este número: Participación especial de Colin Thubron, Gilles Anquetil, Tomás Eloy Martínez y Fernando Mora Meléndez Patricia Alzate » palzate@univalle.edu.co Ana Paola Angulo » anapaola@univalle.edu.co Jorge Luis Aparicio » jorgeluisaparicio@yahoo.com Andrés Felipe Castañeda » felipecasta2000@yahoo.com Carolina Cuadros » carola_cp2@hotmail.com Cristina Echeverri » tipshu_3866@hotmail.com Diana González » nanitadecali@hotmail.com Erika Hurtado » erikahur2@hotmail.com Maritza Jiménez » majilo20@hotmail.com Erika Mantilla » erika871020@hotmail.com Marlen Mera » venuspri@yahoo.es Andrea Mesías » arisha_400@hotmail.com Katherine Muñoz » kato_09@hotmail.com Paula Náñez » pane16valle@hotmail.com Angélica Ortiz » amortiza@gmail.com Camilo Osorio » kmilo2@hotmail.com Michel Romoleroux » mf-rom@hotmail.com Jaime Salazar » jaimeadri@gmail.com Miguel Tejada » tejada004@gmail.com Hernán Toro » herntoro@univalle.edu.co Daniella Torres » danitp_6@hotmail.com Dino Ventolini » diventohotmail.com

Participación especial de Alfonso Díaz, Binder Donedat y Flatson Thiago Holanda Caballero » holandacaballero@gmail.com Diana Castro » anaid_49@hotmail.com Ricardo Cruz » rikz313@yahoo.com Carolina Cuadros » carola_cp2@hotmail.com Juliana Echeverry » julianita_echeverry@hotmail.com Sirce Giraldo » sirce1@hotmail.com Luisa González » luisag59@hotmail.com Daniel Gordon » dagor375@hotmail.com Mateo Guzmán » mateo_guz@hotmail.com Maritza Jiménez » majilo20@hotmail.com Natalia Mejía » nathik16@hotmail.com Paola Ochoa » natauribe24@hotmail.com Angélica Ortiz » amortiza@gmail.com Mónica María Mondragón » syrus_18@hotmail.com Camila Rodríguez » kmila01@hotmail.com Freddy Sarria » neopunkero182@hotmail.com Alex Velasco » alexvelasco@patasolaestudio.com Johanna Vidal » johvidal82@hotmail.com Nora Elena Zúñiga » noraelenazuniga@hotmail.com Fotografía de carátula: Sirce Giraldo » sirce1@hotmail.com Fotografía de contracarátula: Cristina Echeverry » tipshu_3866@hotmail.com >>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>> Ciudad Vaga viaje por la ciudad difusa Escuela de Comunicación Social Universidad del Valle Apartado Aéreo 25360 Cali, Colombia Telefax 57 2 3309695 y 3212123 com-soc@univalle.edu.co Aceptamos canje. Prohibida la reproducción de cualquiera de los textos de esta publicación sin la autorización escrita de sus directores.


S Sumario 6..... 8.....

11.... 11.... 12.... 16.... 18.... 20.... 22.... 26.... 28.... 32.... 38.... 42.... 46.... 50.... 54.... 59.... 60.... 64.... 70....

Presentación

Retrato de dama con bandido por Fernando Mora Meléndez Informes Informe sobre El Cuerpo El sueño del otro por Daniella Torres (Fotografías de Holanda Caballero) Espejito, espejito por Johanna Vidal (Fotografías de Sirce Giraldo) Tango por Nora Elena Zúñiga (Fotografías de Nora Elena Zúñiga) Profilaxis corporal por Camilo Osorio () Al desnudo por Maritza Jiménez (Fotografías de Maritza Jiménez y Johanna Vidal) Welcome aboard por Johanna Vidal (Fotografías de Johanna Vidal) Cuando los gallinazos no vuelan por Carolina Cuadros (Fotografías de Carolina Cuadros y Sirce Giraldo) C de Chila por Katherine Muñoz (Fotografías de Freddy Sarria) Mi hijo en otros por Diana González (Fotografías de Flatson Thiago) El número dos por Dino Ventolini (Fotografías de Camila Rodríguez) El maniquí por Camilo Osorio (Fotografías de Alex Velasco) Se justifica por Diana González (Fotografías de Binder Donedat) Un cuerpo extraño por Erika Mantilla (Fotografía de Alfonso Díaz) Informe sobre Alimentos Dos generaciones y unas cuantas gallinas por Paula Náñez (Fotografías de Natalia Mejía) Tres personajes, muchos pescados, un solo mar por Angélica Ortiz (Fotografías de Angélica Ortiz) Los cerdos también lloran por Hernán Toro (Fotografías de Ricardo Cruz)


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Informe Libre

Fotografía de Angélica Ortíz

Caña seca por Cristina Echeverry Viviendo al frente de las fumarolas por Jaime Salazar Choclo, cura entre trago y rezo por Erika Hurtado Peón: sello de esclavos por Andrea Mesías El periodismo de hacha y machete por Andrés Felipe Castañeda Tras las huellas de La Pantera. Esos oscuros objetos del deseo por Jorge Luis Aparicio Lecturas suroccidentales sobre la arquitectura del falso reportaje: la memoria por Miguel Tejada El sueño navegante por Michel Romoleroux ¡Mirá, eso es sangre! por Marlen Mera Lluvia de pavesa en el Valle del Cauca por Ana Paola Angulo Periodismo Narrativo por Tomás Eloy Martínez El peregrino de la ruta de la Seda por Colin Thubron Reportaje televisivo y guerra en Colombia por Patricia Alzate Reportajes fotográficos Más allá de las fachadas por Ricardo Cruz Plaza de mercado de Manizales por Paola Ochoa La marcha indígena por Freddy Sarria La plazoleta del CAM y el parque del Paseo Bolívar por Luisa González Tras los vestigios de los paseantes de San Antonio por Juliana Echeverry La dicotomía del parque por Diana Castro La minga indígena por Mónica María Mondragón


PRESENTACIÓN Quizás sea conveniente comenzar esta presentación recordando a nuestros lectores que esta revista es un laboratorio de escritura y de imagen de los estudiantes de la Escuela de Comunicación Social de la Universidad del Valle. En los cuatro números que hasta ahora han sido editados, comprendido éste, hemos incluido reportajes (pocos) de algunos profesores que hemos participado en el proyecto, de algunos egresados de esta misma Escuela y, sobre todo, en su inmensa mayoría, de estudiantes activos que han encontrado en estas páginas un lugar de práctica, de experimentación y de exposición pública. Difícil discernir cuál de esas dimensiones puede ser más importante, sobre todo si se tiene presente que son estudiantes que están intentando forjar su voz propia, es decir, su identidad como escritores y periodistas. El ejercicio, sin embargo, no se ha limitado a la escritura; se ha extendido a la imagen, tanto en las fotografías y en las ilustraciones que acompañan a los reportajes escritos como los reportajes fotográficos propiamente dichos, pasando por el diseño y la diagramación (en los que han tenido participación decisiva estudiantes de Diseño de esta misma Universidad). Reconocemos que esta integración práctica de textos y de imágenes ha sido muy difícil de adelantar, y el vínculo operativo con los muchos fotógrafos talentosos que tenemos no ha podido ser el mejor. Adicionalmente, hemos incluido en sus diversos números reportajes de colombianos renombrados, fragmentos teóricos sobre el reportaje y traducciones de reporteros prestigiosos. Pero, como puede ser apreciado, este número, que debía salir en noviembre de 2008 para respetar su periodicidad semestral, sólo aparece ahora, algunos meses después. Las dificultades financieras que hemos debido superar han sido enormes. Estas dificultades, no obstante, se deben apaciguar con los números 5 y 6, que deben salir en mayo y en noviembre de este año, gracias a que nos ha sido aprobada su financiación por la convocatoria de creación de la Vicerrectoría de Investigaciones de nuestra Universidad; pero, más allá, el futuro es incierto, y el agotamiento de trámites no nos da mucha esperanza. Una incertidumbre así es letal para cualquier proyecto; y, en este caso, injusta con una publicación que, vista sin el prisma de la autocomplacencia, es de lejos un proyecto más que decoroso. Todo lo anterior es ante todo una presentación de excusas a todos los que han visto con simpatía el proyecto, y agradeceríamos que nos fueran aceptadas, pero quisiéramos que, además, diera razones suficientes a quienes correspondería garantizar su sobrevivencia. Ojalá se entendiera que no respaldar esta publicación con garantías estables y suficientes significaría, sin ser grandilocuente, un error académico histórico.


En cuanto al contenido de este número, habría que decir que presentamos un gran informe sobre el cuerpo. Todos lo sabemos: el cuerpo, que no está dado, es construido históricamente. Las significaciones que hoy en día ha adquirido son consecuencia del influjo de las ideologías contemporáneas que nos asaltan y nos modelan. Nuestro cuerpo se hace con los imaginarios y los sueños, con las demandas sociales que lo comprometen, con las exigencias del mercado. Hemos querido abordar ese gran tema desde diversos ángulos, de todas maneras reducidos vista su complejidad: las cirugías llamadas “estéticas”, el tatuaje, el body building, el enanismo, las curaciones, entre otros. También incluimos un breve informe sobre algunos de los alimentos que consumimos. Los procesos a los que son sometidos los diferentes productos que hacen parte de nuestra alimentación diaria (en este caso el pescado, el pollo y el cerdo) han sido transformados por los procedimientos de crianza con métodos cuya naturaleza no siempre es clara y cuya incidencia en el organismo humano suscita serios interrogantes, entre los cuales el incremento de enfermedades como el cáncer no es ajeno. Comer sano no parece ser una consigna propia del neoliberalismo. Los dos informes anteriores están acompañados de otro que hemos llamado “Zona libre”, en el cual los estudiantes escriben sobre problemas que ellos mismos han elegido. Hay allí una gran variedad temática, pero le subtiende una preocupación común por abordar asuntos que interpelan acuciosamente nuestra vertiginosa condición social. Hemos querido dar más espacio a los reportajes fotográficos. Las sensibilidades modernas, quizás más inclinadas al recurso de la imagen para materializar su visión del mundo, encuentran en este espacio la posibilidad de expresarse. En la diversidad que allí puede constatarse, nuestros lectores verán el propósito de leer la ciudad y la sociedad en que vivimos con un alto grado de elaboración estética. Siguiendo lo que es sin duda una tendencia fuerte de la revista, en este número publicamos un notable texto de un reportero colombiano –“Retrato de dama con bandido”, de Fernando Mora Meléndez— y un material inédito en español sobre el reportaje. Se trata, en este caso, de la entrevista que el señor Gilles Anquetil le hizo al escritor-viajero de nacionalidad británica Collin Thubron; los lectores encontrarán en esta magnífica entrevista grandes enseñanzas de un maestro de la escritura y el viaje –dos de las dimensiones fundacionales de la identidad del reportaje--. La entrevista se publica con la generosa autorización del señor Gilles Anquetil y de la revista Le Nouvel Observateur de Francia, la más destacada publicación informativa de ese país; a ambos damos nuestro agradecimiento. Hernán Toro y Patricia Alzate Directores Ciudad Vaga



Por » Fernando Mora Meléndez «

regañarlo. Estése quieto, le dije, hágame el favor, que usted parece un pulpo. Entrada la noche venía un guardia a decirme: señorita, que ya está muy tarde para que usted se encuentre en una cárcel.” La figura joven y agraciada de la profesora se hizo habitual en la los patios de La Ladera. Y al mismo tiempo Giovanna se volvió sensible a las demandas amorosas de Toñilas. Él se convirtió en la clase de ladrón a la que ella le entregaría todo.

Fotografía de Giovanna Pezzotti (Cárcel de la Ladera, 1968) Reportaje publicado con autorización de su autor.

La Cárcel de la Ladera acogió durante décadas a lo más granado del hampa y de la poesía criolla. A sus celdas iban a dar con sus huesos criminales de trayectoria, timadores de ingenio y hasta escritores heréticos. Los límites entre delito y pecado fueron muy borrosos en el Medellín de los sesenta. A esa mezcla entre artista y rufián, a la manera de Rocambole, corresponde la figura de un célebre ladrón de oficio, Antonio Medina, más conocido como Toñilas. Pese al remoquete, que más pareciera el de un payaso de piñatas, Toñilas cobró fama no sólo como asaltante de bancos sino como lector impenitente, piloto de carreras y encantador de mujeres. A su saga contribuye una fina estampa de dandy tropical: ojos claros, porte distinguido, pantalones de lino y guayabera; todo eso engrandecido con un estilo del que se preciaba: cero derramamiento de sangre en sus actos. Se aprendió el código penal de memoria sólo para defenderse en las audiencias. Había escapado dos veces de la cárcel: una vez por la lavandería, oculto entre la ropa sucia, otra disfrazado de mujer. María Esther Arango, que a la sazón bordeaba los cuarenta y cinco, soñaba con ver a su amante bandido, y tuvo que urdir una treta para entrar a la celda. Se le ocurrió que una amiga suya podría impartir un curso de fotografía a los reclusos. La propuesta tuvo eco. Giovanna Pezzotti, reportera gráfica de origen italiano, se lo tomó muy en serio. En ese momento tenía veinticuatro años y era todo un primor; tanto así que Toñilas apenas la vio le dijo: “El tipo de mujer que a mí me gusta es usted”. Tal parece que las sesiones fotográficas se extendían durante largas jornadas.

La bella profesora encandilaba como un flash la mirada de los condenados, sobre todo la de Toñilas. Pero Giovanna, por fidelidad a su amiga, se mantenía a prudente distancia de aquel pillo irresistible: “Yo apenas les decía a mis alumnos: pónganle tanto de diafragma, enfoquen bien y disparen.” Las autoridades de la prisión vieron con buenos ojos la actitud de los internos con las clases y hasta permitieron que la dama acondicionara un calabozo como cuarto oscuro para revelar los negativos. Así presenciaron al milagro de ver aparecer sus retratos por obra y gracia de la luz. Otros menos interesados por el arte que por la carne, se aprovechaban de la complicidad de las sombras para tocar a la maestra. “Había uno que era el más sobón. Me quería meter mano por todas partes y tuve que

Con todo el tiempo libre, Toñilas aprendió a tomar fotos. Tal vez porque en el fondo un fotógrafo también es un ladrón de imágenes. O porque oprimir el obturador es otra forma refinada de matar el tiempo. Y es así como logra capturar, con la guía de su maestra, las postales del cautiverio: una requisa en prisión, presos desnudos en cuclillas, el patio de los maricas, un reo atado al cepo de castigo; otros cautivos que juegan dados tras las rejas. En el regodeo de la seducción, el delincuente le confesó que su deseo era escapar y volver a las viejas épocas cuando podía asaltar tres bancos en un día. Soñaba con seguir sus andanzas al lado de Giovanna, huyendo con ella como la pareja de bandoleros más célebre en el cine de entonces: Bonny and Clyde. “Mientras tu corres riesgos por ideales yo prefiero correrlos por dinero” decía Toñilas. Y el ideario de ella era el de los curas rebel-


des del movimiento Golconda en el que militaba el padre Camilo Torres.

Amada. Nuestro idilio duró apenas tres meses. Al final no nos entendimos. Me di cuenta que Toñilas se había vuelto Se había vuelto fotógrafa en medio de la muy drogo. Tenía cultivos de marihuana falta de rumbo que le produjo la muerte en Venezuela, viajaba a ese país y ahora de su padre, un conde de Scalea, que lu- leía a Lobsang Rampa.” chó toda la vida por recobrar los bienes que le había quitado la mafia calabresa. Varios meses más tarde, en una crónica roja de Sucesos Sensacionales, Giovanna Tuvo que estudiar de noche, en el colegio se enteró de que Toñilas ya no era sólo un de monjas La Milagrosa, mientras en el autor intelectual. En la penumbra de un día trabajaba en Fotoelectro, un local de bar al ladrón se le ocurrió bailar amacifotografía en el centro de Medellín, con zado con una mujer, y el amante de ésta el maestro León Ruíz. Luego hizo cursos reaccionó vaciándole una cerveza en la en Italia, donde aún intentó recuperar entrepierna. Toñilas descerrajó el arma y por las buenas la fortuna de la familia. sin pensarlo disparó tres veces a la cabeza del hombre. Volvió a la Ladera. Lo Quizás por haber crecido entre hombres, condenaron a siete años. cinco hermanos en total, no tuvo dificultades para permanecer entre los reos Al regresar a su patio, Toñilas se encontró de La Ladera. Les prestaba sus cámaras a delincuentes de respeto como el Mono y trípodes, día y noche, sin que jamás Trejos y Macho Flaco, así como a otros perdiera nada, casi como en una obra melenudos que entraban y salían de las de Jardiel Poncela: “Los ladrones somos celdas con libros de Nietzsche y Baugente honrada”. delaire. Estaban bajo llave por atentar contra las buenas costumbres y se ha“Un buen día supe que Antonio había cían llamar los nadaístas. Con ellos coquedado libre —dice Giovanna—. Yo vivía noció la gran literatura. Por un momento en una casa de la Calle El Palo y sentí que dejó de ser una rata de la sociedad para tocaron a la puerta. Era él, muy insisten- convertirse en un ratón de biblioteca. te. Si no abrís tumbo la puerta, gritó. Y Fundó la única que tuvo la prisión, la Bituve que abrirle. Me fui con la excusa de blioteca Fernando González. ir a tomar unas fotos. Toñilas solía decir que prefería que le tuAnduvimos por los prostíbulos de Lovai- vieran respeto y no miedo. El poeta Darío na. Él conocía a todas las putas, todos Lemus quien estuvo varias veces detenido los travestis lo besaron y al final fumó en La Ladera lo envidiaba porque se vesmarihuana. Toñilas yo me voy a ir, le dije, tía mejor que él; de hecho ellos dos comyo no sé qué estoy haciendo aquí. Enton- petían entre sí por la pinta y las mujeres. ces se paró furioso, me abrazó y me dijo: Usted del lado mío no se va. Lemus había comentado en su Carta al Juez el ambiente de la prisión: “Estos Al día siguiente nos fuimos para Tolú, delincuentes que caminan y duermen tomando el vino que le encantaba, uno conmigo me hacen comprender que la muy famoso llamado Leche de la Mujer sociedad está enferma, que la sensibilidad lleva a la persona a los más complicados laberintos de donde sólo escapan aquellas que tienen capacidad de comprender “lo bello”. Quizás Toñilas era uno de ellos. Luego de pagar su última condena, Antonio Medina intentó volverse un hombre de bien y aprovechar su ingenio en empresas decentes. Tuvo una fábrica de estropajos, por ejemplo; pero todos sus proyectos juntos no le alcanzaron para borrar su gloria de granuja tallada a mano. Toñilas empezó a ser leyenda el día que se desplomó en una calle de

Caucasia, acribillado a quemarropa por un ciclista sin rostro (vaya tiempos en que los sicarios huían dando pedal), según una de las versiones que disfrazan el misterio de su muerte. La antigua prisión de La Ladera fue derruida en el 2006. En su lugar se construyó una moderna biblioteca con el nombre de un poeta, León de Greiff. Este año, la Librería Palinuro convocó a un concurso de fotografía sobre el tema del libro. Entre casi un centenar de imágenes, el jurado encontró una que muestra a un grupo de presidiarios a la hora del baño, en la ducha colectiva. A un lado aparece otro recluso que lee un pasaje de un texto desconocido. La foto se remitió con el título Libertad en la Cárcel. Al abrir el sobre marcado con el seudónimo Scalea, se leyó el nombre de pila de la ganadora: Giovanna Pezzotti.


El copioso número de reportajes de este informe sobre el cuerpo ya es un indicativo de la importancia que éste y sus diversas expresiones tiene en las sociedades contemporáneas. En este conjunto de textos pueden advertirse una serie de manifestaciones en torno suyo: El sueño del otro, de Daniella Torres, nos cuenta la historia de un adolescente que encuentra en el sadomasoquismo una especie de reconciliación con los placeres de la infancia. En Espejito, espejito, de Johana Vidal, nos acercamos a la experiencia de un hombre capaz de cualquier cosa por lucir un cuerpo torneado por las máquinas y sostenido por sustancias no aptas para consumo humano. Tango, de Nora Elena Zúñiga, relata la historia de un hombre que, por ser enano, ve limitadas sus posibilidades, entre ellas la de amar a una mujer. Profilaxis Corporal, de Camilo Osorio, se detiene en el obsesivo sueño de belleza que una madre transmite a su hija, quien se debate entre las dietas y sesiones de belleza y los juegos de infancia. Al desnudo, de Maritza Jiménez, es una mirada novedosa a los actores que, por decisión personal, se dedican al porno. La rutinaria jornada de un estudiante universitario en una sala de necropsia nos la cuenta Johana Vidal en Welcome

aboard. El ritual de caza, de preparación y de consumo de un caldo de gallinazo para conjurar los males del cuerpo, cualquiera que estos sean, es descrito en el texto de Carolina Cuadros, Cuando los gallinazos no vuelan. Katherine Muñoz, en C de Chila, relata el modo como un cuerpo viejo se entrega a la enfermedad. Mi hijo en otros, de Diana González, nos acerca a la historia de una mujer pobre a quien el cuerpo de su hijo asesinado le fue entregado prácticamente desmontado. El número dos, de Dino Ventolini, nos cuenta una historia que se repite en decenas de jóvenes universitarias, quienes ante embarazos no programados corren el riesgo de hacer del aborto un método de planificación. El maniquí, de Camilo Osorio, nos acerca a la experiencia de un hombre joven con trastornos alimenticios. Se justifica, de Diana González, se introduce en un negocio de tatuajes y pearcings y en los relatos de algunos de sus asiduos clientes. Un cuerpo extraño, de Erika Mantilla, relata la dolorosa historia de una niña víctima de ése, un cuerpo extraño.

Todos los escritores son estudiantes de de la Escuela de Comunicación Social de la Universidad del Valle, algunos de ellos escritos inicialmente en los cursos Prensa, Géneros y Lenguajes y Proyecto Editorial. Las fotografías del reportaje El sueño del

otro, fueron tomadas por Holanda Caballero, egresada de la misma Escuela. Patricia Alzate Jaramillo


Por » Daniella Torres «

“…En veneración continua me arrodillaría a los pies de mi mujer y las cadenas de la obligación, siempre recubiertas de amor, habrían significado para mi corazón arrebatado sólo grados de felicidad. ¡Vana ilusión! ¡Sueño demasiado sublime!...” Carta del Marqués de Sade

De pronto comenzaron a brotar las imágenes como una fuente imparable en su cerebro, y permaneció la agitación, pero dejó de ser consciente el impulso con que había comenzado. Cerró los ojos para concentrarse. Subió el volumen del equipo y repasó las fotografías con la memoria, y sin embargo todas se convertían en ese híbrido escalofriante, en esa pesadilla que retorna a la vigilia, cuando en su repaso, las imágenes invasoras se parasitaban en su pensamiento. Entonces ya no opuso resistencia. Dejó que fueran el camino, que fueran también su guía en el jadeante recorrido, llegó hasta el cielo como nunca lo había hecho, y permaneció suspendido mucho más tiempo del que tenía previsto. Cuando abrió los ojos aún se encontraba navegando entre las nubes en un cielo de color rojo, y fue cuando despertó de su delirio con las manos sobre la cara, todavía sucias como todo lo que quedaba de él, y ahora inundadas de lágrimas que no cesaron hasta cuando recobró el ritmo normal de su corazón. “Te voy a golpear tres veces, después de la tercera vez, me dirás que me amas y contarás hasta diez… y lo haremos de nuevo…” Había pasado más de un mes desde aquel, el último encuentro, pero sus recuerdos se reforzaban con el paso del tiempo, se instalaban sin permiso y lo obligaban a dejar tirado su cuaderno de matemáticas, a correr hacia su cuarto y a no salir hasta que dejaran de asediarlo, como lo hace un cobrador con su deudor hasta que le paga el último centavo. Las noches las pasaba en vela, esperando el momento de repetir la experiencia que no lo dejaba estudiar, que le quitaba el hambre, que le


Fotografía de Holanda Caballero

cortaba la respiración antes que el agua helada al contacto con su piel en la ducha. Y recordando cómo cada palabra, cada grito, cada mordisco y cada golpe lo envolvían en el placer más irresistible, y lo convencían cada vez menos de su complejo de culpa y del rechazo repulsivo contra sí mismo, luego de haber disfrutado de una sensación que era el producto de la más pervertida fantasía. Ya no le extrañaban tampoco los resultados de estos encierros rutinarios, y tenía una disculpa para cada moretón o cortadura: habían sido producto de algún golpe o alguna caída, pero nunca un intento por revivir su más aberrada experiencia.

desistido de sus facultades creativas, y por eso le entregaba a ella la oportunidad de echar a volar su imaginación y de hacer realidad sus fantasías, que en últimas eran siempre las mismas de él, pero éstas habían sido ya reprimidas en el intento de no pensar por él mismo y dejar a otros el trabajo más pesado. Terminada la faena, siempre le parecía haber soñado una película confusa, y los sentimientos anteriores comenzaban a deformarse y a fundirse dentro de un hoyo negro que ocupaba ahora el lugar vacío donde había estado su corazón. “Te voy a golpear tres veces…”

Quizá su tendencia masoquista se manifestaba en el abandono El primer recuerdo de una sensación de dolor fue la vez que lo de las responsabilidades que él consideraba más agobiantes, picó una abeja en el párpado inferior del ojo. Había tomado más aún cuando apenas era un adolescente de dieciséis años casi el tamaño de una pelota de ping-pong cuando decidió saque comenzaba a experimentar las delicias de su sexualidad, y al que le faltaba la experiencia necesaria para satisfacer a una mujer que era ya autosuficiente en el manejo de los estímulos físicos y de las reacciones consecuentes. Así que se complacía con el hecho de verla a ella complacida a costa suya, disfrutando de un cuerpo que no era otro que el suyo, y entonces se vanagloriaba en medio de ese ritual erótico, como el único objeto que podía hacerla feliz y que propiciaba sus más tenaces orgasmos, así como la razón por la que él mismo deleitaba el dulce sabor del éxtasis, que no era otro que el resultado del placer que ella había obtenido gracias a él, y que a él le excitaba más que cualquier otra cosa en el mundo. Ella era la artista; el compositor de la obra y también su intérprete. Él era la parte imprescindible; el pincel, el lienzo, el instrumento en el que ella tocaría sus elaboradas composiciones. Había ya


carse el aguijón porque no soportaría el hecho de no volver a ver por culpa de su cobardía. Permaneció un tiempo frente al espejo con las manos temblorosas apenas rozando la hinchazón, y entonces optó por llamar a su madre para que hiciera el trabajo de partera en el procedimiento de extirpar la causa de su mal inmediato. Nunca había llorado tanto como esa vez, porque le resultaron eternos los cinco minutos en que ella le oprimía las mejillas con fuerza para empujar el intrincado aguijón, que ya parecía haber hecho raíz en la segunda capa de piel y que le había dejado un hueco de por lo menos un milímetro de diámetro. Luego le pareció una exageración lo del tamaño del hueco, y le resultaron excesivas las quejas e inútiles las lágrimas derramadas. Cuando el aguijón estuvo fuera, él experimentó una sensación de bienestar y saciedad jamás advertida; un instante en el tiempo que lo marcaría para el resto de su vida, y que sólo años después volvería a recorrer su cuerpo y su mente, acompañado de los recuerdos del aguijón y las manos de su madre oprimiendo sus mejillas, y se materializarían en el encuentro que lo reconocería como un ser que no era de este mundo. Como un extraño hasta para él mismo. “…después de la tercera vez, me dirás que me amas…”

Fotografía de Holanda Caballero

La conoció una noche, en un lugar lejano al que no volvería en mucho tiempo. Ella era la belleza idealizada, un sueño que dormiría esa misma noche y que esperaba con ansias desde el momento en que se cruzaron ambas miradas. Poco le importó en ese momento la ventaja que ella le podría llevar en años, pero lo aterrorizó la idea de pensar en que le sobraba la experiencia que a él le faltaba. Sin embargo, había acabado de inyectarse una sobredosis de curiosidad, y se había embriagado de fantasías inmediatas que no podría considerar frustradas, porque era la oportunidad que había estado esperando inconscientemente desde aquella tarde en que su primer dolor se convirtió en una revelación: en la tendencia que hasta ese día ignoraba y que al mismo tiempo buscaba entre sueños para poder estudiar y comprender, y así terminar de una vez por todas con el mar de dudas que lo bañaba, lo revolcaba y finalmente lo dejaba clavado en la arena. El calor le subió con la rapidez de un parpadeo y cuando menos tuvo consciencia, dejó de existir, y en su lugar hubo un joven que no creía conocer, porque nunca respondió como lo hacía siempre a ninguno de los insultos vociferados por la misma mujer que primero lo reprendía por haber sido tan precoz y a la vez tan osado de acostarse en su cama desnudo y excitado, y luego lo premiaba con la muestra más satisfactoria entre delicadeza y placer. Era su cuerpo, del que aún no asimilaba que estuvieran volteando al derecho y al revés, al antojo de un demonio con cara y cuerpo de ángel, de tan despiadada mente, pero de tan irresistibles encantos. Fue el primer encuentro que precedería a dos más. Y después de eso no volvería a conciliar el sueño de nuevo… “…y contarás hasta diez…” Tal vez dejó por mucho tiempo de sentirse culpable por considerar los síntomas de su aberración, pero por dentro sabía que si lo hacía, era porque simplemente quería hacerse a la idea


de que alguna vez fue poseído por otro hombre: un hombre que había nacido del deseo de una felicidad eterna y condicionada por una libertad sin más condiciones; que había renunciado a una religión ortodoxa y también había retado a todos sus inquisidores; un hombre que desde un comienzo se asumió como lo que realmente era: un hombre. Y sin embargo, ahí estaba todavía la condena que no lo dejaba en paz por más que intentara no pensar en ella; una condena que había comenzado con la más inocente demostración de un anhelo, y que se manifestaba con sentir el aroma de los interiores de su padre, que sostenía con sus pequeñas manos debajo de su nariz a escondidas para imaginarlo cerca, luego de varios días de ausencia. Una condena que aumentó el día que el primer dolor le otorgó el primer placer, y aún más, cuando ese primer placer, que más tarde evolucionaría hasta convertirse en el primer orgasmo, se lo había causado su propia madre. Y entonces era un anormal en un mundo de normales, donde la más absurda paradoja gobernaba, y el hecho de ser uno entre el montón era ya un síntoma de una enfermedad repulsiva, pegajosa e incurable. “…y lo haremos de nuevo…”

Fotografía de Holanda Caballero

-Te voy a golpear tres veces…


Por » Johanna Vidal «

- Voy a tener que remitirte con un Internista... ¡no me gusta el resultado de estos exámenes! La rutina de Rubén Darío no incluía la visita al médico, y en realidad nunca había considerado necesitarla, hasta hace una semana que comenzó a sentir dolor en los testículos; dolor que al principio parecía insignificante. La verdadera rutina de Rubén, la de ir tres horas diarias a un reconocido gimnasio de la ciudad, debió ser interrumpida. - Vuelve a contarme cómo comenzó todo - continúo. No era necesario omitir ninguna información. Para Rubén todo estaba claro: desde hace dos años y medio recibía cada mes una dosis de un medicamento no apto para el cuerpo humano. Y aunque él sabía perfectamente lo que se inyectaba, nunca se dio el tiempo de pensar en serio en las consecuencias. Lo único que le importaba era lograr lo que por genética no estaba programado. Inicialmente una vecina suya, auxiliar de enfermería, le inyectaba Nandrolona Decanoato dos veces a la semana. Combinado ésto con la ingesta de un suplemento hipercalórico. La Nandrolona es un potente anabólico usado generalmente como reconstituyente en post operatorios de pacientes con cirugías mayores. Para Rubén no era suficiente, así que adicionó un potente energizante a su dieta. El acné que ahora comenzaba a invadir su rostro, pecho y espalda, no era problema para él, y aunque su masa muscular esquelética aumentaba, al igual que su peso, no estaba satisfecho con lo que mostraba el espejo. Luego de un mes Rubén no lograba verse tan “viga” como quería.


Cierto día escuchó que un compañero en el gimnasio hablaba sobre un medicamento que daba resultados casi instantáneos. La Nandrolona, el suplemento y el energizante fueron reemplazados por Ganabol, un anabólico veterinario empleado para incrementar el tejido muscular del ganado. Su vecina, al notar el cambio de medicamento, comenzó a sospechar y decidió que no le volvería a ayudar con ésto; Rubén resolvió que podía hacerlo solo: compraba la jeringa, aspiraba el medicamento del envase, bajaba el pantalón de un costado, limpiaba la zona con alcohol, introducía la aguja y lentamente dejaba correr el líquido. Una nueva rutina en su vida. Un mes, dos, tres y cuatro meses. El sexo disminuía, las erecciones eran cada vez más cortas. Cinco, seis, siete meses… su miembro ya no actuaba. Dolor… un poco, ansiedad… mucha. Andrea, su novia, desconocía lo que Rubén hacía pero sentía gran curiosidad por algunas conductas en él que le parecían algo extrañas. Ya no podía disfrutar del sexo y en su cabeza daba vuelta la idea del Rubén marica. Él se la pasaba al espejo, se depilaba un poco las cejas y desaparecía su vello axilar cada vez, aunque esto era algo que para ella sólo parecía un tanto anormal.

de modo que Rubén se veía delgado a pesar de tener un buen desarrollo muscular. No sabía cómo explicarle que debía visitar un médico, que su comportamiento no estaba bien. Pero también pensaba que solo serían ideas suyas y que tal vez nada estaría mal, por lo que optó por no decir nada. Para este momento, el Ganabol recorría el torrente sanguíneo de Rubén provocándole inexplicables estados de mal humor y agresividad. Sin embargo, él no se sentía diferente, ni siquiera percibía su cambio y mirarse al espejo terminó por convertirse en una obsesión. La ansiedad se apoderaba de su mente y su cuerpo. Necesitaba ejercitarse, necesitaba verse “grande”, pronto. Las molestias del acné se opacaban por el sabor a sangre que últimamente sentía en su boca; además debía soportar un fuerte mal aliento a cada hora del día. Después de un uso indiscriminado a lo largo de dos años, todo su cuerpo, en especial sus gónadas, recogían el resultado de ello.

Fotografía de Sirce Giraldo

La mañana en que asistió al hospital, descubrió una línea de sangre en el papel sanitario tras haber ido al baño. Era suficiente. El dolor ya era casi insoportable y su estado anímico Había escuchado hablar de “vigorexia” como la obsesión por desarrollar músculos, pero pronto se dio cuenta que aquello descendía a cada momento. no existía más que en la jerga, pues “vigorexia” es una palabra Después de la cita con el médico general, Rubén fue remitido a que dentro del vocabulario médico es inexistente. Quería res- consulta de urgencia con médico internista. Tactos, resonanpuestas y decidió buscarlas. cias… el médico, después de hacer un nuevo tacto, descubre Consultando en internet halló una lectura sobre el Síndrome una masa en su testículo izquierdo y le ordena una biopsia. La Dismórfico Corporal, una patología psiquiátrica donde el pa- consulta con Oncología no tardó. Consultas y exámenes diaciente presenta una alteración de la percepción de sí mismo, rios durante toda la semana. Tratamiento. Ahora, la rutina de Rubén se desenvuelve entre quimio y radioterapia.


Sobre el asfalto, el profundo olor a humedad, las lluvias de los últimos días y las huellas que se levantan con el pasar del tiempo. El camino de siempre, la esquina de todos los días: cientos de transeúntes afanados por el bus que no pasa, por el taxi que no llega, por los niños que deben ir a la escuela, porque está tarde, porque ya casi son las siete. El bahareque que está a punto de caer, una puerta que parece sostenerlo sin mayores complicaciones; la ventana oculta por las telarañas, y en el andén un inveterado árbol de almendro, que cubre la banquita de madera todavía café, todavía vieja. Así son las cosas desde afuera: la casa semidestruida, el arbolito que sirve para protegerse del sol o la lluvia, la banquita para esperar el bus… “Ya casi son las siete de la mañana porque los carros empezaron a pitar y se escuchan los pasos de la gente” —dice la mamá de Eduardo, con la trémula voz que imponen los años, antes de que un nuevo día de trabajo inicie para su hijo. Él toma entonces la taza de café que ella le tiene preparada, se arregla rápidamente y abre al público su negocio: el mismo que se le ocurrió poner desde hace más de treinta años. Algunos a quienes antaño conoce le saludan con cordialidad; otros jamás lo han visto, así que no lo determinan; los demás tratan de abordarlo sin poder disimular lo mucho que les conmueve el defecto que recae sobre su humanidad. Nadie podría habitar allí, de no ser una persona Por un tanto excéntrica, un poco solitaria o quizá sin familia, eso es » Nora Elena Zúñiga « lo que opinan algunos de los vecinos de Eduardo López.

tango Fotografía de Nora Elena Zúñiga


En medio de la cerrazón de aquella mañana, en un negocio del norte de Cali, podía leerse con dificultad el siguiente letrero: “se arreglan sapatos”. Al cruzar la puerta, aparece la imagen de Eduardo, un hombre de 55 años de edad, que sedente trabajaba guareciendo un par de zapatos negros con una franela sucia. Hace mucho tiempo se dedica al oficio de ser zapatero. Su padre siempre tuvo negocios de este tipo. Cuando murió, Eduardo heredó los utensilios para montar uno de ellos, sólo que en un barrio diferente. Dispone de una mesa larga hecha con tablas de madera, en la que pone los zapatos que le llevan los vecinos. Allí también tiene pinturas marca Gama, pegante bóxer, martillos, moscas (puntillas pequeñas), cuchillos, hormas, una máquina en la que pule los zapatos, lijas…

el enanismo. “Ahora estoy con mi mamá. Cuando ella me falte nadie va a estar conmigo, eso yo lo sé muy bien”.

Siempre quiso trabajar en un lugar tranquilo, sin molestar a nadie y sin necesidad de salir frecuentemente de la casa. Un barrio nuevo, el respiro de un pequeño cambio… La primera semana sacó un aviso en el que ofrecía sus servicios y después empezó a ser distinguido por personas del sector. Sin embargo, desde que él mismo se conoce no ha dejado de ser objeto de las bromas pedestres con relación a lo caricaturesco de su cuerpo: de cabeza grande, hombros contraídos, tórax pequeño, glúteos abultados y piernas cortas: “Tener que salir es una tortura”. Y aunque resulte serlo, López no puede escapar a los impases y exigencias de la vida doméstica en una vivienda ocupada por él, un enano, y su De un antiguo radio color negro se escuchan tangos compues- madre, una anciana. Salir de la casa es una labor homérica: crutos por Piazzolla. “Alguien tuvo la gentileza de regalarle algo a zar las calles con premura porque sus pasos son cortos; llegar a la un enano”, dice riéndose con un gesto de tristeza a la vez. Eso panadería, esperar que alguien lo vea o tocar la vitrina con una fue por la época en que conoció a Lucía, ella era una mujer muy moneda; volver a la casa, la chapa de la puerta adaptada para bella, tenía los ojos claros y el cabello color azabache. “Un día su estatura; las escaleras allí, cuatro peldaños para entrar en el se me apareció con un casette de éstos y yo empecé a escu- domicilio de la esquina; la zapatería, una parte de su mundo; el charlo todo el tiempo; aunque su música era diferente de la de corredor son las materas, es el jardín de la madre; los banquitos Gardel, me gustó. Ella ya no vive por aquí, pero fue una de las esparcidos en el recinto visibilizan un universo adaptado para él. personas que me tuvo cariño”. La lluvia vuelve a caer… Parecía una mañana de esas en las Eduardo mide un metro catorce centímetros, jamás ha vivido que el sol tiene otra vez la capacidad de fulgurar y, sin embarcon alguien diferente a sus padres. Hoy sólo está acompañado go se ausenta para darle paso al sonido de la lluvia, la lluvia por una mujer que lo ama con franqueza y dedicación, pero que que vuelve a caer… La banquita para esperar el bus… la damimuy pronto lo tendrá que dejar en el vacio mundo en el que ta que se protege porque la lluvia vuelve a caer… él habita. Nunca ha tenido una relación estable. Se enamoró cuando era muy joven, quiso casarse pero su novia decidió —Si quiere puede entrar, señora. que no. “… que yo era una bella persona, que mis sentimientos eran transparentes… Pero detrás de eso estaba lo de mi es- —Gracias, estoy bien aquí – responde ella con un gesto de imtatura, ¡qué se iba a ir con un enano!” A los nueve años tenía paciencia. una notoria alteración del crecimiento, que de no ser por la negligencia de sus padres, hubiera podido solucionarse con un En esos momentos regresan las imágenes… observa sus manos tratamiento simple. La ausencia de éste le produjo cretinismo, cortas, mueve la cabeza hacia los lados y se admite como el consecuencia de una enfermedad en la glándula tiroides. “En mismo de siempre: amable, decente, conocedor de su cuerpo la calle la gente es considerada con los ancianos, mendigos, incómodo, pero amable… ¿Nadie puede serlo acaso? La dignidesplazados, mujeres embarazadas, niños… Pero con un ena- dad no es la postrera en la vida de un hombre que ha luchado no cuándo. Si uno se demora subiéndose al bus, no piensan que por el espacio que ocupa. Difícilmente se arriesgaría al amor uno necesita ayuda, sino: ‘miralo tan chistoso como salta… otra vez, a tener una pareja… Entonces, cuando la lluvia vuelve miralo cómo culea de bueno pa’ subirse al bus’. Cuando uno no a caer él sólo quiere ser amable. “Porque el tango es, al mismo alcanza el mostrador a la hora de recibir la gaseosa: ‘miralo tiempo, mi amor y mi consuelo: la música del amor, la música como se empina’. Y la gente espera que uno les haga chistes de la decepción”, dice Eduardo con el reconcomio que le causa porque me asocian con un personaje del circo, porque hay ena- la intolerancia de los demás. nos que trabajan en circos, pero yo soy claro y exijo respeto”.

Los banquitos aparecen en todo lado, le son útiles para alcanzar lo que su estatura no le permite: un estante, el lavamanos, el grifo del lavaplatos, el pan encima de la nevera… Así es como recuerda que en los primeros años de su vida, trató de aprender carpintería haciendo sus propios muebles, aquellos que le permitieran ser recibido como un hombre de sentimientos grandes pero de baja estatura. Con una aguja capotera en la mano cose el corte de un zapato mocasín con el que alguien irá a una fiesta. Mientras tanto recibe el desayuno que la madre ha preparado especialmente para él. Entonces dice yerto: “soy el único de la familia que es así”. Ninguno de sus familiares tuvo que enfrentar, en ningún momento, un problema como


Por » Camilo Osorio «

profilaxis

corporal

La última vez que visitó al ortodoncista, sus dientes blancuzcos padecían un dolor intenso. Los cauchos rosados aferrados a los tornillos metálicos que un año atrás el especialista incrustó en sus dientes, asfixiaban su maxilar superior comprimiendo con fuerza la pequeña mordida, alterada por un colmillo rebelde que reflejaba su sonrisa imperfecta. El costoso tratamiento dental de Yajaira Ariza, aparte de un interés por su salud oral, se sumaba a otras rutinas de embellecimiento corporal a las que estaba sometida.

Su cuerpo joven y tonificado la ha diferenciado de las mujeres de su edad, destacado entre sus amigas y excitado la atención de algunos ojos masculinos, pero el empeño en mejorar su apariencia física empezó tal vez la noche en que la corona tornasol reposó sobre la cabeza de su prima. Diana no imaginaba que ganar un reinado popular en un pequeño pueblo vallecaucano como Guacarí le traería consigo tantos beneficios: becas para clases de modelaje y glamour, reinados en otras localidades, desfiles para festivales de moda y fotografías para diarios regionales. Así que desde su victoria, preservar la belleza pasó de ser un pasatiempo a un negocio rentable.

Fotografía de Stephanie Berghaeuser

La transpiración salada de los gimnasios, el olor a secador de las peluquerías, el antiséptico sabor de las clínicas odontológicas y el insípido sazón de las comidas se convirtieron después del reinado en lugares comunes en la vida de Diana y a la vez se imprimieron en Yajaira como los pasos a seguir para lograr la belleza y las oportunidades de su prima. Ella simboliza el éxito femenino en su familia, el canon venerado, la protagonista sobre la que recaen los aplausos, detalles que Yajaira advirtió desde un inicio y los mismos que su mamá repite orgullosa cada vez que Diana es nombrada en la casa. En la casa, el estilo de vida de Yajaira empezó a variar. Se convenció de dejar de comer pan, disminuirle a la cantidad de arroz, evitar las comidas fritas y no tomar agua fría, aunque tampoco fuera recomendable tomarla al clima en exceso, por su cualidad de hinchar el abdomen; prefirió reemplazarlos con mucha flexibilidad por verduras, frutas y caldo con banano. No tomó al pie de la letra todas las advertencias, le era imposible resistirse a los dulces placeres de la glucosa: lo que la arrastra a comer helados, almidones y harinas, riesgo que su prima rompe sólo una vez al mes. Su flexible dieta se intensifica o disminuye con el número que señala la báscula, manía que realiza todos los días.


Durante sus vacaciones, Yajaira decidió visitar a Diana en Cali. En su estadía acompañó a su prima en muchas ocasiones a la Academia de Modelaje Top Class donde veía las prácticas que ella realizaba junto a otras chicas jóvenes y niñas pequeñas. Caminaban sobre una línea recta con libros en la cabeza, les indicaban cómo modelar y posar frente a las cámaras; debían también sentarse con la espalda recta al comer, extender la servilleta en las piernas y llevar la cuchara a la altura de la boca sin bajar la cabeza del nivel en el que estaba. Además de practicar ejercicios para aumentar el volumen muscular, realiza rutinas de baile que ayudan a tonificar la figura corporal. En una ocasión, cuando todas las aprendices y modelos no estaban, Yajaira intentó modelar sobre la pasarela con la asesoría de su prima y aunque su timidez fuera más grande, logró hacer un buen ejercicio, pero no le emocionó, no significó un gran logro para sí misma y ello afectó la decisión que consideraba con anterioridad: dedicar su vida al modelaje.

claro, ver desaparecer la horquilla, desvanecer la caspa y eliminar las puntas muertas de un cabello abundante de vida. El monstruoso acné, las manchas y todo tipo de erupción cutánea se combaten con astringentes y cremas faciales que arrastran las impurezas y el exceso de grasa de la piel, tratamiento vigilado por su mamá: yo a Yajaira le impido que se pellizque la cara. Su imagen personal es una de sus mayores preocupaciones, le gusta vestirse bien, arreglarse el cabello y maquillarse para ocasiones especiales, aunque en ello no encuentre el respaldo de su madre. Anhela colocarse lentes de contactos azules, tatuarse una florecita en la espalda a la altura del hueso sacro y tener un piercing en la nariz. Le gusta salir a pasear en las tardes con sus amigas del colegio y algunas veces sale a bailar con sus amigos a fiestas juveniles; sus días se ocupan estudiando en las tardes en el colegio privado al que asiste. Además del ejercicio que moldea su cuerpo, los pensamientos que rodean su mente parecen estar también tonificados: mi prima siempre me ha enseñado que yo debo de tener un autoestima muy alta y así uno sea fea, uno debe quererse como uno es y sentirse lindo. Le gusta su cuerpo, le gusta cómo se ve, pero no me gusta que soy muy caderona y que se me está cayendo la cola. Yajaira es el testimonio inocente de una lucha interna contra su propio cuerpo, una tradicional queja de un cabello rizado que sufre por ser liso; una angustia mortal por la aparición de un barrito; una agonía prolongada al saborear un helado y una milenaria utopía que busca el soplo divino, el aliento de Venus, que más que un don, sólo es un maleficio.

Los intereses a futuro de Yajaira (de tez canela, 1, 60 cm de estatura y 58 kilos de peso), se enfocan en estudiar una carrera profesional, como administración de empresas –la profesión que estudia su prima Diana- y dejar de lado las cuestiones de modelaje y reinados en las que insiste su mamá. No se sentía seducida por el modelaje, ni por las oportunidades que afloran con su práctica, no quiere pensar en ello; sin embargo, aprendió las rutinas de baile vistas en la Academia y las practica en su casa, escuchando reggaetón, salsa y merengue. Su mamá en cambio, aún no descarta la idea; el sueño de ver a su hija convertida en una reina de belleza es una ilusión anhelada; para ello, le recuerda la rutina nutricional que le recomendó Diana y la asesora con los conocimientos de su oficio –peluquería, manicure y pedicure- con el fin Yajaira continúa aplicando la rutina de ejercicios que aprendió en su estadía de un mes en el gimnasio cuando apenas tenía de lograr en ella una hermosa imagen personal. 10 años; baila sola en su pequeño cuarto los domingos, contiSu más fiel seguidora es Alba Vélez, su madre, quien a veces no núa tomándose el caldo con banano y aunque ahora, a los 12 encuentra más adjetivos para hablar sobre Yajaira. Alba es una años, ya no sueñe con ser modelo, sigue cuidándose la cara, estilista de piel morena, 1,60 cm de estatura y cabello grueso y evita comer arroz, rectifica a diario su peso y sigue cuidándose rojizo, que dedica la mayor parte de su tiempo a atender a sus el cabello; aunque las pequeñas uñas de sus manos estén mal clientes en la pequeña peluquería que tiene en su casa, donde pintadas de un opaco esmalte morado. trabaja cepillando cabellos, limando uñas, aplicando tintes, y cortando uñeros todos los días de la semana desde tempranas horas del día y hasta caer la noche. Con este apasionado esfuerzo, Alba ha logrado construir su casa en un barrio de interés social y cubre todas las necesidades económicas de la familia, en la que hace el papel de padre y madre para educar a su única hija. Yajaira es igualita a mí cuando joven, las mismas piernas, la misma cara, por eso la cuido tanto, dice Alba al reiterar el creciente ánimo que le brinda a su hija para que considere el modelaje como una opción laboral, tal cual lo hace Diana, la sobrina a la que tanto admira. Ay, que rico que mi hija fuera reina de belleza; tendríamos reina guacariceña. El cabello de Yajaira, delgado, ondulado y oscuro, ha sufrido varios cambios de color y está frecuentemente bajo la supervisión de tijeras, secadores, planchas y productos capilares que invaden un cuarto de la casa con su olor a laca, el incesante zig zag de las tijeras plateadas y el vapor exfoliado por los electrodomésticos de un salón de belleza. Por su parte, le encanta dejar caer su cabello sobre las manos de su mamá, verse al espejo frontal, cubierta por el protector de tela que reposa sobre sus hombros y ver rejuvenecer su rostro con un tinte de cabello más


Por » Maritza Jiménez «

Eran las siete de cierta mañana de abril y todo parecía transcurrir con la misma normalidad de siempre en Medellín: los estudiantes que iban apurados a la universidad leyendo papeles y notas, los niños que corrían para sus colegios comiendo su entredía antes de lo indicado, los hombres y mujeres que subían y bajaban del Metro con una expresión común de “lo primero que tengo que llegar a hacer en la oficina es…”, la congestión que se evidenciaba con el ruido de algunas bocinas, las personas persignándose ante un altar en la primera misa de la mañana… En fin, un día que estaba lleno de cotidianidades para muchas personas. Sin embargo, para otras cuantas -aproximadamente setenta- se trataba de la mañana en que decidieron ponerle un extra a lo ordinario de sus vidas. Fotografía de Maritza Jiménez

Aquel día estaba programado para hacer cosas que seguramente en tiempo antaño serían aún más consideradas como amorales e ilegítimas; los promotores, Andrea García y Cristian Cipriani, productores de cine porno en Medellín; el lugar, el Canal Kamasutra T.V. y el evento, un casting para escoger actores y actrices para hacer “cine para adultos”. Desde las seis y treinta de la mañana la recepción del canal se había empezado a llenar con hombres y mujeres de todo tipo (altos y altas, delgados y delgadas, gordos y gordas, lindos y lindas, feos y feas, blancos y blancas, morenos y morenas, etc.) entre los que se podían encontrar hombres con saco y corbata y mujeres con vestidos satinados que develaban figuras de cuerpos tonificados. Algunos, por su acento, parecían venir de otras regiones del país y habían llegado hasta allí seguramente ansiosos de entrar en la que es considerada la mejor industria del porno en Colombia. Todos parecían nerviosos y algunos compartían el hecho de llegar en compañía de su manager. Transcurrían los minutos y a pesar de estar cada vez más aglutinados, ninguno le dirigía la palabra al que estaba sentado o parado a su lado, excepto en los casos en que el manager le daba consejos a su representado para que “tuviera una mejor actuación”. Entre los aspirantes se encontraba un hombre alto y blanco, cuya sonrisa develaba un aire de victoria; había estado hablando todo el tiempo con las mujeres y los hombres que le parecía tenían buen aspecto físico o tal vez representaban para él verdaderas competencias. Su nombre, Elmer. Elmer era el único que parecía tener en su rostro una expresión de tranquilidad y confianza; aspectos que tal vez no serían posibles


Fotografía de Johanna Vidal

si no tuviese algo de experiencia en esos temas, pues a pesar de que ésta era la primera vez que se presentaba a un casting para cine, ya había tenido la oportunidad de trabajar en una especie de reallity porno virtual: a través de Internet, estuvo dedicado durante cuatro años a la satisfacción de las fantasías sexuales de cientos de personas que lo buscaban para sentir algo de “intimidad”. Durante ese tiempo, tuvo la oportunidad de conocer a muchas personas y precisamente por la influencia de una de ellas fue que decidió ingresar sus datos y subir sus fotografías de cuerpo completo en una página erótica (www.7labios.com) para que lo tuvieran en cuenta para una entrevista. Cuando por fin llegó ese día se sentía seguro, con la certeza de que su vida cambiaría a partir de allí y ni siquiera le asustaba la idea de qué le diría su mamá cuando le contara que había cancelado su semestre en la universidad desde hacía un mes y cómo tomaría ella el hecho de que su hijo único pudiera poner al desnudo aspectos que deberían ser de su intimidad, pero que para Elmer se trataban más bien de dos cosas: de aceptar el sexo como una parte inherente del ser humano y de permitir que éste sea un conductor de sensaciones para los cuerpos que ante una pantalla quieran observar y contemplar el suyo. A eso de las ocho de la mañana, no quiso tener preocupaciones en su cabeza salvo hasta que empezó a observar detalladamente las personas que estaban a su alrededor. Mientras unos aparentaban estar un poco más tranquilos, otros no hacían sino frotarse las manos al caminar de un lado para otro, como si sintieran un vacío en el alma o se arrepintieran de estar allí, como si sintieran que estaban actuando mal por querer convertirse en motivo de

inspiración sexual de cientos que necesitan esa clase de estimulaciones y como si sintieran miedo de que cuando estuvieran en frente de los “evaluadores” las partes más comprometidas de su cuerpo no lograran “funcionar” en la forma deseada. Y no es que Elmer se burlara de esas personas y de sus emociones, sino que le llamaba la atención esa clase de individuos que aparentaban inscribirse a estos castings “para ensayar a ver qué les sale”, como si estuvieran tomando a la pornografía simplemente como una buena opción económica y que por pensarlo de esa manera, lo convirtieran en un sinónimo de prostitución, cosas que en la mente y en el cuerpo de este apasionado no tienen cabida. Para él, ser actor de porno debe considerarse como una profesión y por ende asegura que se trata de un trabajo que, como cualquier otro, debe hacerse


te años y que trabajaba como acompañante de hombres adinerados en ese país; que había viajado por muchos lugares del mundo, lo que le permitía hablar tres idiomas con toda la fluidez requerida para llevar a cabo amoríos efímeros. Pero una de las primeras cosas que se enteró fue de la cirugía que unos meses atrás se había practicado en Ecuador para llevar a cabo su cambio de sexo. Alexia, nueve meses antes, era conocida como Alexander.

con profesionalismo y con vocación; está convencido de que nunca ha vendido su cuerpo sino que antes lo ha tomado como un tesoro, como un elemento con el que puede manifestar y hacer sentir pasiones en el cuerpo y en la mente de otros. Mientras estaba inmerso en sus pensamientos y en sus reproches, se abrió una puerta y entró una mujer alta, rubia, delgada y de tez blanca. Se trataba de Alexia, una de las actrices porno más reconocidas en el país y que por ser una de las preferidas de Cristian, ese día aprovechó su estadía en la ciudad para que interviniera en la selección de los que más adelante podrían llegar a convertirse en sus amantes de turno. Elmer no había tenido la oportunidad de conocerla formalmente, pero antes de ese día, ya estaba enterado un poco sobre su vida: sabía que vivía en Italia desde hacía sie-

Luego de salir de su estado de espasmo Elmer y los demás fueron organizados por Katy, la asistente de Andrea García, a lo largo de un pasillo. Según las indicaciones de los dueños y creadores de Kamasutra T.V. debían acomodarse dos filas, una para mujeres y otra para hombres. Se empezó a llamar en orden alfabético a los inscritos y a medida que cada uno se acercaba al escritorio de Katy, se iba haciendo un intercambio de documentos: mientras los interesados entregaban exámenes médicos y de laboratorio a éstos se les entregaba un formulario. “Entre allá, siéntese y llene las casillas con letra clara” - Decía una y otra vez a la par que señalaba con el dedo a uno de los tres cuartos que estaban dispuestos para que uno a uno pudiesen llenar bien sus datos. Diez de la mañana. Finalmente fue el turno de Elmer. Entró en uno de los pequeños cuartos y unos muebles con vetas blancas y negras a imitación cebra se encargaron de darle la bienvenida a sus ojos. Se sentó y apoyándose sobre la mesita negra que tenía al frente suyo, empezó a llenar aquel papel, uno de los requisitos para que Elmer y los demás allí presentes lograran tener un espacio en ese pequeño mundo tan polémico y criticado; aquel mundo que aún estando presente en la humanidad desde hace más de dos siglos, continúa siendo desaprobado por vastos sectores de la sociedad, como si no se lograra comprender que más allá de de presentar caricias y cuerpos desprovistos de prendas, detrás de la llamada “industria del porno” se pueden encontrar singulares historias de personas que, motivadas por diferentes razones, deciden trabajar en ella, como en el caso de todos en esa mañana. -Nombre completo: Elmer Andrés Apellido: “Gómez” -Documento de identificación: 31.321.*** -Teléfono: 94******* -E-mail: elango@jjjj.com -Fecha de nacimiento: 15 de abril de 1985 Ciudad: Cali -Estatura: 1.85 cm. -Cuánto le mide en estado de erección: 17 cm. -Marque el (los) género (s) de su interés: Gonzo Cine Soft Sado Lesbi Heterosexual Gay Hard cord ¿Gusta de la participación de orgías? SI

NO

NOTA: Si el aspirante no conoce la clasificación de cine XXX la siguiente es una breve explicación: Fotografía de Maritza Jiménez


*Gonzo. Rodaje en el que prima la acción netamente sexual sin necesidad de desarrollar una historia. *Cine Soft. Aquel en el que el desarrollo escénico guarda parámetros de belleza al extremo, es decir, tanto los actores, la escenografía y los ambientes son seleccionados y tratados con la mayor suavidad y pulcritud posible. Puede llegar a ser muy erótico. *Sado. En el que el maltrato físico es un agente decisivo para lograr la excitación. Para ello se utilizan cadenas, látigos, taches, y cualquier tipo de implementos que, lastimando a los actores involucrados, pueden llevar al orgasmo. *Lesbi. Aquel que es realizado especialmente para parejas de mujeres lesbianas. *Heterosexual. Realizado por y para parejas hombre-mujer. *Gay. Como su nombre lo indica, éste es hecho por y para parejas de hombres homosexuales. *Hard Cord. Es considerado por algunos la forma más pesada de tener relaciones sexuales. En los rodajes, la pareja tiene su relación lastimando continuamente al otro hasta producir la muerte en uno o en todos los participantes. Elmer fue una de las pocas personas que tardó poco tiempo en llenar el formulario sin ningún problema, pues algunos tenían que solicitarle ayuda a la asistente porque no sabían leer ni escribir; otros simplemente se cansaban de la espera y se marchaban, y otros decidían irse porque supuestamente no veían necesaria la entrega de tanto papeleo al referirse a los exámenes que les exigían. De manera que a las diez y treinta de la mañana ya quedaban menos de treinta y cinco personas. Para Elmer no resultaba abrumadora la espera, sino que a medida en que el reloj seguía marcando horas, minutos y segundos, él lograba sentir una especie de depuración interna, porque iba reafirmando cuán importante era su posición respecto al cuerpo, a la emoción y a la vida misma.

sido mentira. Y así fue el caso de muchos: unos salían del lugar asustados, otros pidiendo otra oportunidad, otros asegurando que “esto no me había pasado antes, se los aseguro” y otros apenados y tapando su cara. Los ojos de Elmer estaban tan al tanto de la gente que dejaba aquel curioso cuarto ubicado a su espalda, que optó por salir del salón y perderse las caricias y las respiraciones enardecidas de las escenas a las que sólo prestó atención durante unos diez minutos. Al principio pensaba que iba a ser una fase más larga, pero antes de que el reloj marcara la una, estaba entrando él. Cuando ingresó a aquel salón, se sorprendió al ver que además de los tres jurados, a lado y lado de una tarima -que tenía luces especiales para estudios de grabación- había camarógrafos, fotógrafos, aseadores y hasta una jovencita encargada del maquillaje. En la tarima había una cama muy sofisticada con una mujer desnuda acostada en ella y al llegar hasta ellos una de las primeras cosas que le pidieron fue que se desnudara y tratara de auto estimularse delante de ellos. Mientras hacía lo que le solicitaban le preguntaron sobre su posición respecto a los actores porno y contestó:“Yo solamente se que una persona que se tome ésto en serio, es porque ha sentido esa extraña energía que se da al poder estar tan próximo y a la vez tan lejano de otro cuerpo.”

Después de eso, y durante los próximos quince minutos, las paredes de aquel cuarto fueron testigo de las primeras caricias, respiraciones entrecortadas y del primer orgasmo hecho por Elmer delante de tanta gente. Esa fue la primera vez que su cuerpo estuvo expuesto ante las cámaras y ante los ojos del equipo del canal Kamasutra T.V. y a pesar que desde eso ya ha pasado poco más de un año, si se le pregunta nuevamente a este joven de veintitrés años la razón por la que decidió ser actor porno, probablemente su respuesta vuelva a ser: “Soy actor porno porque a pesar de estar casi siempre Cuando el reloj marcó las once, Katy los condujo al tercer piso, desnudo, estoy vestido siempre de esa fuerza, de esa pasión a una sala grande en la que todos lograron sentarse sin nece- que sólo pueden sentir quienes entienden que la verdadera sidad de turnarse los asientos como habían hecho durante las comunicación entre el alma y el cuerpo es algo que va más casi cinco horas anteriores. Después de presentarse Andrea y allá de este mundo”. Cristian y hacer un recorrido rápido por su experiencia laboral como productores y creadores del único canal para adultos en Colombia, empezaron a proyectar una de las últimas películas que habían grabado:“Polvo Maldito” y como si no quisieran que se perdiera la excitación que se producía al ver y escuchar aquellas apasionadas escenas en las que la expresión corporal era llevada al extremo, empezaron a llamar uno a uno nuevamente en un cuarto que parecía ser más grande que los utilizados para llenar los formularios. A las doce del día estaban iniciando la última parte del casting: la entrevista ante Andrea, Alexia y Cristian. La primera en entrar fue una mujer que le había comentado a Elmer que ya había actuado en escenas eróticas en España. Ella, alta y morena, caminaba glamorosamente meneando sensualmente su cadera mientras sus pies movían unos zapatitos de color dorado a estilo de bailarina. Se demoró casi diez minutos y al salir, ya no revelaba esa sensualidad que le daba tanta soltura a su cuerpo voluptuoso y su rostro estaba marcado por la fuerza que hacía para no llorar; lo que le había contado a Elmer, acerca de su experiencia como actriz, había


Por » Johanna Vidal «

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Desciende las escaleras mientras observa su reloj; para el último escalón ya ha decidido que estará hasta las nueve. El único ruido que irrumpe en el silencio es el crujir de la goma de sus zapatos mientras camina por el largo pasillo. Todas las puertas de las oficinas contiguas están cerradas y apenas, a lo lejos, se escucha el zumbido de los extractores que, después de unos pasos, se convierte en una tonada amarga. Se acerca. Dobla a la izquierda y luego a la derecha hasta toparse con la gran puerta de madera. La luz está encendida. Mira a través del vidrio superior de la puerta: dentro alcanza a observar una bata que se mueve de un lado a otro y que sólo advierte su presencia hasta cuando él trata de abrir la puerta cerrada con pestillo. Después de un gesto de espera, ve cómo se acerca a la puerta y retira el seguro. Bajo un gorro, tapabocas y bata blanca reconoce a Mariluz, encargada del lugar, quien le saluda mientras le permite el paso: - Apenas termino el mantenimiento. Si quieres, espera unos cinco minutos antes de comenzar. Cuando acabes, me avisas. Recuerda que vamos sólo hasta las 9:30 y no te olvides de cubrirlo - dice ella mientras se retira los guantes y abandona el lugar. El ruido de los extractores es tan fuerte que apenas puede escucharla. El olor a formol se siente como una pared, los ojos se enrojecen y las fosas nasales se contraen para evitarlo. Reposa el maletín sobre un asiento, saca el libro, lo acomoda en un atril cercano al mesón de trabajo y se viste adecuadamente para iniciar. Nicolás es un joven de 26 años, hace dos estudia Medicina y Cirugía en la Universidad del Valle y ésta es su novena vez en el lugar. Fotografía de Johanna Vidal


Fotografía de Johanna Vidal

La primera vez que ingresó al anfiteatro lo hizo con el ánimo que proporciona el morbo: curiosidad. La segunda, con el entusiasmo de la nueva clase: “fiebre”. Ahora, simplemente porque le toca.

sonrisas perdidas en la soledad del espacio, susurros a oídos sin medios y el tarareo de una canción para hacerse compañía.

Ya vestido, retira la sábana negra, toma la Metzembaun y la pinza con garra y comienza a disecar. Prefiere venir en la noche; lo prefiere porque no le gustan las risas ni las distracciones de sus compañeros de clase. Hace 3 años, cuando estudiaba bacteriología, soñaba con colgar el uniforme azul y ponerse, por fin, el crema.

Media hora más de destierro consentida por la obligación, tras la soledad y la extraña compañía que no le asusta. Se siente cual gusano de cementerio que devora la carne hasta perderse en la dureza del hueso. No cree en Dios, no cree en nadie, y delante de él sólo reposa lo que alguna vez fue y hoy es “basura”. Divaga entre pensamientos mientras carcome poco a poco.

Ahora lo lleva puesto bajo la bata blanca y los guantes amarillentos, pero hoy no lo disfruta. Tenía una cita a las 7:30 p.m. y no puede cumplirla. Debe entregar disección mañana a las 8:00 a.m. y, a cambio de su novia, Inocencio lo espera con el tórax abierto.

Una pequeña risa vuelve a esbozarse cuando se da cuenta que está a punto de terminar su tarea. El reloj que le dio la bienvenida ahora lo despide. Quince minutos más de ligamentos, estructuras y Moody Blues.

Inocencio es el número cuatro de los cuatro cuerpos dispuestos Cuando termina, retira los guantes de modo que hace un nudo para disección. A Esteban poco le interesa saber por qué murió con ellos, los deposita en el tarro rojo de los desechos biológiy, aunque alguna vez se lo preguntó, en realidad no le importó cos y pone las manos bajo el agua cristalina que va enturbiántanto como para averiguarlo. Sabe su nombre porque una cinta dose después de cruzar sus dedos. de enmascarar en la muñeca se lo advierte. En este momento nada le importa, quiere terminar con esto rápido y regresar a Toma sus cosas, gira el cuello para aligerar un espasmo resulcasa. Lleva una semana entera sin dormir lo suficiente como tado de la posición e incorporarse de nuevo. Deja todo atrás para llamarlo descanso y su cabeza se mueve entre clases de menos el olor a formol que lo acompaña en la ropa, la piel y anatomía, fisiología y parciales de genética. el cabello. Sale del lugar. Camina de nuevo hasta el final del pasillo mientras el crujir de sus zapatos ahoga el silencio. Y Trata de concentrarse pero el ruido empieza a provocarle jaque- aunque mañana deba regresar, prefiere, por lo menos, por lo ca; toma de su bolsillo izquierdo un reproductor, acomoda los que queda de hoy, olvidarse de aquel lugar. audífonos y le da paso al sonido. Tijera en la mano derecha, incisión desde el manubrio del esternón hasta la apófisis sifoides continuando por el reborde costal hasta la línea media axilar; pinza en la izquierda, piel a un costado del cuerpo y Jim Morrison en su mente. Coordina cada movimiento de las manos de modo que ningún nervio se seccione mientras lleva el ritmo de la música con sus pies. De un corte a otro elimina tejidos hasta dejar libre el esternocleidomastoideo. Otra incisión, nuevamente desde la apófisis sifoides pero esta vez hasta la sínfisis púbica: libera pliegues antero laterales y descubre el recto abdominal. Dos horas de incisiones que se suman a cuarenta horas anteriores donde los segmentos de fascia van a un pequeño recipiente plástico; el músculo queda totalmente limpio y Nicolás rendido. Mientras de la mano de Led Zeppelin sube la “escalera al cielo” recuerda que, estando aún niño, disfrutaba de cortar y coser de nuevo los muñecos de trapo de su hermana menor. La sonrisa que dibujó mientras lo imaginaba se diluye cuando regresa de su pequeño viaje. Una y otra vez su mente viaja entre recuerdos,


Por » Carolina Cuadros «

Fotografía de Sirce Giraldo

Eran las seis y media de la mañana de un miércoles de mayo. Diana no iría al colegio como los otros días. Ella y su madre tomarían en pocos minutos un bus que las llevaría a Amaime; una vez allí tendrían que buscar a alguien que las transportara a El Florido, un pequeño caserío, corregimiento o vereda de Palmira. Diana probaría por primera vez el caldo de gallinazo, bebida preparada por un hombre llamado Jesús y que ya había curado a gente con anemia. Faltaba poco menos de hora y media para llegar a su destino y su estómago parecía tener una burbuja que apenas si dejaba espacio para la angustia que provocaba pensar en lo que encontraría en ese lugar. Ella no iba de paseo, eso lo tenía claro, pero tampoco iría al patíbulo, por eso no sabía ni cómo sentirse. La mirada se le perdía por la ventana del bus como si hubiese algo que valiera la pena ser mirado en la carretera. La burbuja rebotaba de un lado a otro haciendo que la angustia llegara casi a la garganta. A ella le habría gustado que el viaje durara un poco más, parecía que hora y media no era lo suficiente para resignarse a algo que indudablemente le esperaba. ----------------------------------------------Jesús nació en el año de 1971 en El Florido, Valle y lleva más de diez años dedicado a prepara un brebaje “mágico” que parece curar toda enfermedad. Esta historia inicia a finales de los noventa, cuando resuelve viajar a Bogotá en busca de una oportunidad de empleo. Allí Jesús decide, aconsejado por un amigo, ir tras un hombre que poseía la cura para los ataques de epilepsia que desde niño lo aquejaban. Es así como en un barrio al sur de la ciudad conoció a Elías, un viejo indígena yerbatero


Fotografía de Sirce Giraldo

buscado por gente con cáncer. Jesús empieza su tratamiento, pero a los pocos meses, por la mala situación económica que atravesaba, decide regresar a El Florido. Elías, quien no estaba interesado en lucrarse de esta bebida, le enseña a prepararla para que él, en el Valle, siga su tratamiento. Dos años después de haber probado el primer sorbo de caldo los ataques habían desaparecido. Es así como comienza a contar su historia y a atraer a la gente que desde ese instante empieza a acudir a él en busca de la bebida. Unos constantes, otros no tanto, por su casa han pasado más de un centenar de personas con cáncer, lupus, anemia, asma, epilepsia y hasta lepra. ----------------------------------------------Ya en tierra, miraba con desdén aquella caseta ubicada justo debajo del letrero que dice Bienvenido, y que sólo parecía tener como clientes ese grupo de hombres con olor a gasolina y fumiguín barato, que suelen alertarse cada vez que un bus para justo enfrente. Unos gritaban “hágale mami que Cara de Angel la lleva”, otros “hágale que Care’ papa la deja en la puerta”. Allí todos tenían cara de algo, hasta Diana seguramente. ----------------------------------------------Son las seis de la mañana de un martes de mayo. El día está fresco y los gallinazos no tardarán en salir. Jesús coge la moto de su hermano y toma rumbo a Ginebra, Valle, donde inicia su labor. “Los gallinazos de por aquí ya me conocen, por eso tengo que destinarme a otros lugares

para cogerlos”. Una vez allí entra en unos galpones –no pide permiso porque los dueños a parte de amigos, son clientes suyos- saca una caña de pescar rudimentaria y se dispone a ponerle un gancho en la punta del nylon, al que le inserta un cebo; se retira a camuflarse, dejando la carnada al aire libre. En el transcurso de tres horas el gallinazo ha caído en su trampa. Mientras su pico permanece engarzado, su cuerpo se agita, revolotea tratando de huir. Jesús lo piensa antes de cogerlo pues en ocasiones anteriores, cuando ya ha amarrado al animal y le retira el anzuelo, éste se voltea violentamente y le arranca un pedazo de carne. Aún vivo y con las patas amarradas, lo envuelve en un costal, lo acomoda en la parte trasera de su moto y se dirige a nuevamente su casa. -----------------------------------------------


Al fin se montaron en el carro de Care papa, porque las dejaba en la puerta. De camino a la choza de Chucho, su mente quedó en blanco, como si se hubiese propuesto no pensar en nada hasta ver lo que había en ese lugar. Su mamá, quien iba feliz, no se cansaba de repetirle: “se tapa la nariz y se toma el caldito de un solo sorbo, no piense en nada que eso no sabe a feo, acuérdese que es por su bien”. Ahora Diana estaba confundida pues no sabía qué era peor, la anemia o tener que tomarse el agua en donde hervía hasta el cansancio un animal tan repugnante para ella como el gallinazo. Diana apenas se daba cuenta que la angustia de saber que tenía anemia empezó cuando una vecina le había contado las maravillas de dicha bebida a su mamá. -Que les aproveche, dijo el hombre contando el dinero que la madre de Diana le había pasado cuando éste se detuvo en una casa humilde, angosta pero muy larga. -Buenos días. ¿Chucho?, preguntó María, la madre de Diana, a una anciana. -No, mija, él está atrás. ¡Ah! es usted, dijo reconociendo a María, quien ya había venido en dos ocasiones anteriores sola, porque nunca había logrado convencer a su hija de los prodigios del caldo de gallinazo. Espere y le digo al niño que la lleve. De repente salió un niño moreno corriendo endemoniado por un lote al lado de la casa de Chucho. -Síganlo que el niño la lleva, gritaba la anciana señalando el niño, que por cierto les llevaba ventaja. María corría feliz en punta de pies y Diana la seguía sin ningún interés de hacerlo, pues deseaba que el niño se les perdiera y ellas no pudiesen llegar a donde se encontraba Chucho. Al fondo se veía una casa y allí estaba el niño esperándolas con un perro negro que batía la cola. -Mi tío está por allá, dijo el niño señalando con la boca un matorral tupido, porque las manos las tenía ocupadas acariciando el perro. ¿Se lo llamo o las llevo? -Llámelo, pensaba Diana. Aunque su madre muy entusiasmada decía: llévanos, llévanos. ----------------------------------------------Acostumbrado a lidiar con las dificultades ,Jesús reconoce que hay algo a lo cual aún le teme: la ley. Fotografía de Carolina Cuadros

En carretera el peligro es constante. Ya en una ocasión la policía lo cogió: “me preguntaron qué lleva ahí, que para donde llevaba eso, que eso era ilegal. Pero yo les expliqué para qué lo uso y me dejaron ir” La policía del El Florido ha tomado conciencia de su labor, según él; desde que curó a la mamá de uno de los agentes de un problema de circulación, goza de cierta protección que sólo lo cubre en ese perímetro, pues fuera de él debe hacer de la suyas para evitar ser detenido. ----------------------------------------------La lluvia había hecho estragos en el camino lodoso y resbaladizo. Se oía un río cada vez que se adentraban más en un espesor verde y mojado. Olía a humo de leña. La burbuja empezó a


esparcirse por todo el cuerpo de Diana, tanto que no supo ni en qué momento llegó justo enfrente de Chucho. Él, un hombre joven, risueño, gordo y muy sencillo, le largó la mano a Diana quien amablemente le devolvió el saludo. Diana se tomó un momento para echar un vistazo a su alrededor: un pequeño claro rodeado de árboles crecidos pero no tan frondosos compartían terreno con matas de hojas grandes y gruesas de color verde vivo. A dos metros de distancia una olla grande puesta sobres unos maderos encendidos botaba humo. Diana se acercó lentamente con Chucho, quien frotándose la barriga decía: Ya no le falta mucho. Se van a tomar un buen chulo porque resabiado si salió. Entre más difícil se pone el animal para agarrarlo, más fe le tengo al caldo. Ayer tuve que perderle toda la tarde, porque él se las olía, sabía que lo iba a cazar y por eso se alejaba del gancho. Pero el hambre le pudo al miedo y logré cogerlo. Diana sonreía discretamente aunque las palabras de este hombre en otro momento le hubiesen arrancado una carcajada. Pero ella no podía reírse sabiendo que en minutos tomaría el caldo en el que el gallinazo danza con las burbujas dejando ver en ocasiones sus muñones. ----------------------------------------------Una vez en la “seguridad” de su casa, mete el animal en un pequeño cuarto hecho de esterilla. Lo desenvuelve, le corta las plumas, pero no le desamarra las patas. Ahora son las cuatro de la mañana de un miércoles de mayo. Jesús se cerciora de que el animal aún este vivo, pues la sangre debe estar fresca para que el remedio funcione. Nuevamente envuelve el animal en el costal y lo deja en la cocina, muy cerca del fogón donde ha puesto a hervir una olla de agua. Con una olla –vacía-, un pote que contiene gasolina, un encendedor y el envuelto se adentra en una espesura verde ubicada en la parte posterior de su vivienda. Camina unos 500 metros, cruza una cañada y se encuentra con un claro en donde permanecen unos ladrillos tiznados. Prende la leña con la gasolina y pone a calentar un poco de agua que ha sacado de la quebrada. Se devuelve por el agua que ya ha hervido en su casa. Cuando llega nuevamente al claro la deja a un lado y comienza a torcer el cuello del gallinazo. Una vuelta, dos vueltas, tres vueltas y tira. Mete el animal en la olla de agua caliente y lo deja alrededor de unos cinco minutos. Luego lo despluma totalmente, le mocha las patas y la cabeza y lo introduce en la olla ubicada sobre los maderos encendidos. Al cabo de cuatro horas el caldo ya está listo. ----------------------------------------------Había empezado a llegar gente, todas mujeres y de avanzada edad, quienes luego de saludar a Chucho, buscaban puesto ya fuera sobre un piedra o sobre algo que estuviera menos sucio que el suelo cubierto de hojarasca y barro. El tiempo lo pasaron hablando de lo extraño que se había vuelto el clima y de lo caro que estaba todo en los almacenes de cadena. -¡Listo!, dijo Chucho con un colador, un cucharón y un paquete de vasos plásticos en las manos. El cucharón interrumpía la

danza, la cual fue menguando hasta dejar al descubierto una pequeña masa color piel que algún día fue un desgarbado y repugnante gallinazo. El líquido pasaba flamante por el colador a una tasa plástica y de allí a un vaso que uno a uno fue servido y repartido entre las personas que ansiosamente esperaron cerca de 20 minutos. Las señoras, incluida la madre de Diana, tomaron el vaso con la mano izquierda y con la derecha se persignaban y rezaban padre nuestros, ave marías y un sinfín de oraciones de fe por si de pronto el caldo no fuera suficiente. Diana tomó el vaso y mirando fijamente aquel líquido blancuzco, se tapó la nariz y se dio al primer sorbo, pues era imposible tomárselo de una sola porque estaba muy caliente. Aún con la nariz tapada y los ojos de su mamá alentándola a hacerlo, se tomó un segundo sorbo, un trago más largo que el anterior. Sus ojos se llenaron de lágrimas que se negaron a seguir encarceladas y rodaron libremente por sus mejillas. Su cara derrotada conmovió a todos los demás quien alentándola le decían que eso era normal. Chucho por su parte le decía: La próxima vez ya no van a ser dos tragos, van a ser tres y así hasta que llegue el día que se tome todo el vaso sin más, ni más. ----------------------------------------------Su labor termina a eso de las dos de la tarde, cuando ya han venido todos sus clientes y el caldo se ha terminado. Dentro de siete días Chucho emprenderá, muy seguramente, otro viaje a Ginebra. ----------------------------------------------La boca le sabía a pluma de gallina, a lo que huele el pollo cuando se le está desplumando. Diana no resistía otro sabor más, por eso se negaba a masticar cascara de mandarina o limón. Quería salir de allí y llegar muy pronto a su casa, la pena la hacía pensar en la explicación que sobre su falta a clase le daría sus amigas. Y el sabor de su boca le haría pensar para siempre que el gallinazo muerto y danzando era cuan o más repugnante que vivo y volando.


Por » Katherine Muñoz «

C

Fotografía de Freddy Sarria

Chila

de

¿Qué hay después de la muerte? Tal vez todos nos hemos preguntado lo mismo y hemos especulado al respecto, pero la verdad es que esta pregunta cobra importancia cuando se tiene la certeza de que se morirá dolorosamente en cualquier momento. Mi abuela Chila es una mujer de corazón bondadoso, de 73 años de edad, que crió a 6 hijos, 15 hermanos, muchos primos, sobrinos, hijos de sus primos y casi la totalidad de sus 14 nietos. Para mí siempre ha sido Chila, aunque a mis 8 ó 9 años descubrí que realmente se llamaba María Lucina. Mi abuela proviene de esas familias grandes, cafeteras, de Santa Rosa de Cabal. Mujer mayor de entre 16 hermanos y 3 hermanastros, porque su padre se volvió a casar al quedar viudo. La nueva unión era algo así como: un hombre de 50 con una muchacha de 30 (eso es lo que me han contado siempre), y mi abuela Chila quedó casi a cargo de la familia. Es una mujer muy blanca, pecosa y lunareja, que a pesar de su edad conserva la mayoría de sus cabellos negros, muy vanidosa, pero conservadora a la vez, de una sazón inigualable y unas piernas que en su juventud fueron hermosas y de las que sólo queda el recuerdo en algunas fotografías. Hace muchos años salió de su pueblo con un marido borrachín que al principio en su familia nadie quería, pero que la llevó


Fotografía de Freddy Sarria

a conocer muchos lugares y que no sé desde cuándo (para mí desde siempre) se convirtió en un hombre y abuelo ejemplar. Lo que se hereda tal vez alguien más se lo hurte El papá de mi abuela, papito Emilio, murió en el 2005 con 103 años de edad. Era un hombre saludable y fuerte que recorría todo el eje cafetero comerciando para acaudalar capital y darle lo mejor a todo ese montón de hijos. Entre las historias que me cuentan nunca hubo una de alguna enfermedad o vicio. Tampoco las hubo en mi abuela. Ella creció en una sociedad tan católica y conservadora, que tenía que recibirle la visita a mi abuelo Rubiel a través de la ventana, tras las rejas, y si se pasaba de la hora, papito Emilio estaba allí listo para entrarla del pelo si era necesario. Todo lo que me cuenta de su infancia y la de sus hijos es envidiable: fincas, grandes familias, árboles frutales, fiestas, comidas en casa, inocentes travesuras…Sin embargo, la historia que yo conozco desafortunadamente es otra: conozco a una abuela frágil y delicada, con muchas dolencias y pesares, débil y enferma. Mi abuela por lo visto no heredó la gran fortaleza que tenía su padre. El inicio del (sin) fin Desde que tengo uso de razón a mi abuela la han operado de unos “quistecitos en la piel”, como les llamaba mi mamá cuando yo era niña. En ese entonces me decían que eso no era nada, que no era peligroso, que se trataba simplemente

de unos granitos que salían espontáneamente y que el doctor se los sacaba en una operación y listo. Ese cuento me lo creí durante mucho tiempo. Le sacaron un quistecito de la muñeca, del cuello y no recuerdo de dónde más. Pero un día la esperábamos mis primos, mi hermano, mi abuelo y yo luego de una operación, y fue allí donde descubrí por fin que la cosa era más grave de lo que me querían hacer creer. Mi abuela llegó con una herida cosida con hilo azul, desde la cien hasta la nariz por debajo del ojo izquierdo y desde allí bajaba casi hasta llegarle a la boca. El quiste que le iban a quitar resultó tener muchos otros alrededor y tuvieron que abrirle gran parte de la cara para poderla limpiar del cáncer. A partir de ahí siguieron muchas operaciones del mismo tipo y cada vez eran peores.


Fotografía de Freddy Sarria

Un día, sin un motivo especial, preparó un hígado porque desParadójicamente Chila padecía también de mala circulación y de hacía varios días tenía muchos antojos. El almuerzo transpésima coagulación de la sangre, lo cual hacía que en cada currió normal. En ese entonces vivíamos mi papá, mi mamá, mi intervención quirúrgica tuvieran que hacerle al menos una hermano y yo en nuestra casa; y mi abuelo, mi abuela y dos de transfusión de sangre. Así siguieron muchos años, todos nos mis primos en la de al lado. La familia fue así desde que los acostumbramos y esa rutina médica se nos volvió normal. 4 teníamos alrededor de 3 años de edad, hasta que mis dos primos se regresaron a los Estados Unidos luego de graduarse Todo en exceso es malo del colegio y de que mi abuela terminara con su dedicada labor de crianza. La sazón de mi abuela Chila deleita a todos los que la prueban, y los que no, se saborean imaginando todo lo que se están per- Almorzamos todos juntos como aún solemos hacerlo los dodiendo. Esta mujer dedicada a su hogar tuvo tiempo de sobra mingos (aunque ahora la familia haya cambiado sustancialpara aprender a preparar desde los platos más criollos y típi- mente) y luego cada uno se iba a ocupar su tiempo en otras cocos hasta los banquetes y postres más gourmet. sas. Por esos meses mi tía la menor había llegado de Medellín a vivir acá a Cali con toda su familia en un barrio muy cercano al nuestro…Yo creo que ese día ellos también fueron a almorzar. Al inicio de la noche mi abuela comenzó a sentirse mal: “Ah, eso me pasa por necia, por comer tanto hígado”. Chila tenía algo de mareo y dolor de estómago; estaba orinando muy oscuro. Todos nos acostamos a dormir con la seguridad de que ella dormiría bien y amanecería mejor. Pero a las tres de la mañana mi primo Chico llamó por teléfono a mi casa. Mi mamá dice que casi se muere del susto. Una llamada a esa hora sólo pueden ser malas noticias. Nos despertó a todos y fuimos donde mi abuela a quien mi primo cargaba en sus brazos como podía casi muerta. Había un camino de sangre desde el baño hasta su cuarto y mi abuelo y mi otro primo, aún entre dormidos y sin entender lo que pasaba, intentaban llamar a mi tía para llevar a mi abuela a la clínica.


a más de 170 millones de personas en todo el mundo y que en Mi abuela nunca se sintió mejor. En la noche había tenido dia- el Valle del Cauca se realizó un gran estudio en 1997 con 20 rrea, vómito y muchas ganas de orinar, y todo lo que salía de bancos de sangre, en el que se detectó que en Cali el riesgo de su cuerpo era sangre, además de unos coágulos que ella creía recibir sangre infectada y de contraer el virus por medio de una eran pedazos del hígado que se había comido en el almuerzo. transfusión era muy alto. Nadie entendía qué pasaba. Según anuncios de la prensa, efectivamente el torero contrajo En la Clínica Valle del Lili le ligaron las venas del hígado. A mi la hepatitis C en 1990 luego de una transfusión de sangre que abuela le había dado una cirrosis hepática y los pedazos de tuvieron que hacerle por la cornada de un toro en una corrida hígado que había expulsado no eran de una res, sino los suyos en Palmira. No sé si se la descubrieron apenas en ese entonces propios. Mi abuela había desarrollado la hepatitis C y éste era ó 3 ó 10 años después, porque precisamente en 1990 se comensólo el comienzo. zaron a hacer análisis a las unidades de sangre para detectar el virus luego de descubrirlo inicialmente en 1989. Quién sabe La familia desde cuándo adquirió la enfermedad mi abuela, ya que tan sólo 3 años después de haber corrido algún riesgo de infección Mi familia es muy numerosa y está regada por muchas partes es que se puede ver en un examen (serología) el virus en la sandel país y algunas del mundo. La enfermedad de mi abuela Chi- gre y 10 años después de la infección y posible contagio es que la dio pie para que yo los conociera a todos. Como por arte de se comienzan a presentar síntomas de la enfermedad (aunque magia reaparecieron montones de hijos adoptivos de mi abue- en algunas personas se manifiestan 20 años después). la. Esos sobrinos, hermanos y primos a los que ella había criado o al menos hospedado antes, llegaron a ver cómo estaba. Luego de esto, el torero estuvo retirado del ruedo hasta el 2003 Pasamos un mes en el Hospital Departamental Universitario cuando reapareció, para finalmente despedirse de nuevo en del Valle; ese lugar desagradable para muchos se convirtió en febrero del 2008 en la Plaza de Toros de Santa María en Bogotá. nuestro segundo hogar porque allí dormimos y comimos mien- Los rumores decían que él se había practicado un transplante tras los médicos lograban estabilizar la salud de mi abuela. de hígado, tal vez eso fue lo que le permitió volver a torear por algún tiempo, no obstante por alguna razón decidió retirarse Por no tenerla afiliada a un servicio de salud tuvieron que sa- ¿a cuidar su salud? Es que la hepatitis C es como un cáncer y carla de la clínica estrato 6 (o más) para llevarla al hospital, tan grave y degenerativa como el SIDA. en el que durante ese mes la familia pagó tan sólo un poco más de lo que pagaron en la clínica por la atención durante las 5 horas en las que le salvaron la vida. No sé si fue remordimiento, cargo de conciencia, amor o que ya sus ciudadanías en los Estados Unidos eran reales, pero las tías que en mi infancia casi no conocí, volvieron a ser parte de la familia. Todos opinaban, decidían sobre el futuro de mi abuela, pero la que tenía la última palabra (y aún la tiene) era mi mamá. Ella ha estado siempre al lado de mi abuela, tanto así que se casó con el vecino para nunca separase de ella. Mi mamá ha estado pendiente de médicos y medicinas, además, es que éste es el campo en el que siempre se ha movido y afortunadamente le sirvió para conocer mucha gente y aprender a lidiar con los servicios de salud. Menos mal mi mamá existe… El gran banderillazo de la vida Mi abuela no tiene nada que ver con el mundo de los toros, quizás nunca haya ido a una corrida, a menos que se hubiese realizado alguna en uno de los tantos pueblos en los que vivió. Sin embargo, ahora con su nueva enfermedad (pues ya tenía cáncer en la piel y sufría de la presión arterial) tenía una conexión directa con el torero Julio César Rincón Ramírez, ese colombiano que tantas glorias le regaló al país, glorias que a mí no me interesan. No sé mucho de la historia de César Rincón, distinto a lo que cualquiera podría encontrar en Internet, sin embargo, los médicos que atendían a mi abuela en ese entonces afirmaban que ellos dos eran los únicos pacientes con hepatitis C. Nunca averigüé si era cierto, pero lo que sí es real es que este virus afecta


La hepatitis C es un virus presente en la sangre de algunas personas, virus que puede que no se desarrolle y que incluso logra curarse espontáneamente en algunos organismos de manera milagrosa. Sólo se contagia por contacto sanguíneo y no por compartir comida, utensilios de cocina ni por abrazos, sino cómo estaríamos todos los que vivimos con mi abuela. No hay síntomas sino hasta después de mucho tiempo, en el que posiblemente ya no hay mucho que hacer porque pueden ser o una cirrosis hepática como la que sufrió mi abuela o un cáncer de hígado que es casi lo mismo.

los medicamentos utilizados (Interferon y Ribavirin) aunque han dado buenos resultados en pacientes de varios países luego de consumirlos durante 5 años, no se pueden administrar a todos los pacientes, sólo a los jóvenes y a los que no hayan tenido cirrosis, o sea que mi abuela no tenía ni la más remota posibilidad de someterse a éste. Los efectos colaterales de los medicamentos pueden ser escalofríos, fiebre, dolor de cabeza, pérdida del apetito, cansancio, náuseas, diarreas, insomnio o somnolencia, caída del cabello, irritabilidad, depresión, ansiedad, entre otros. Uno no sabría si es peor el remedio que la enfermedad y aunque mi abuela no toma ninguno de esos Desafortunadamente no hay una vacuna para esta enferme- medicamentos, estos son algunos de los síntomas que le apadad, a diferencia de los otros tipos de hepatitis, lo que se debe recieron 8 años después de que su enfermedad se volviera cróhacer es un tratamiento prematuro apenas se descubra el con- nica. tagio para evitar el desarrollo de la enfermedad. Sin embargo, “¿Y por qué no se hace transplantar? Mire yo como estoy de bien” Esto lo comentaba un hombre bonachón, de quien no sé el nombre, fuera de una clínica. Se lo decía a una pobre mujer, pobre de verdad, que acababa de salir de una quimioterapia y esperaba a que fueran las dos de la tarde para entrar a la consulta con otro médico. Esta mujer tiene (o tenía) cáncer en el páncreas, era atendida gracias al tan criticado SISBEN y venía de un pueblo lejano del departamento de Nariño. Era una señora muy delgada, de tez negra pero que ahora se veía muy pálida por el tratamiento al que la habían sometido, y que a pesar de todo sonreía frente a la charla del señor que folclóricamente le contaba que a él le habían transplantado un riñón hace ya varios años y “mire como está de bien”. Mi abuela siempre supo que no tenía posibilidades de un transplante: cuando la atacó la cirrosis ya tenía 65 años y estaba muy débil, no estaba afiliada a un seguro médico, no tenía plata y seguramente tampoco había un donante de hígado a la vuelta de la esquina, como con suerte lo tuvo el hombre que ahora gozaba de un riñón ajeno.

Fotografía de Freddy Sarria

Sumado a esto, en caso de haberse realizado un transplante debía someterse a un tratamiento para que su cuerpo acepte el nuevo hígado, para que no se infecte la operación y para que su enfermedad no empeore. Además, el donador tendría que ser casi un cadáver (que haya sufrido muerte cerebral, porque nadie totalmente vivo puede resistir sin hígado) y no sé si mi abuela con su mente y corazón conservadores lo hubiese resistido. Como si todo esto fuera poco, el trasplante de hígado no garantizaría la cura de la hepatitis C, puesto que el nuevo hígado podría contagiarse en unos años de la enfermedad que aún habita en el cuerpo y decaería de nuevo. Enfermedad nueva, vida nueva Con esa quinta pata que le salió al gato comenzaron a surgir los problemas. Los médicos desde el principio le dijeron a toda la familia que mi abuela Chila con el paso del tiempo se iba a poner peor, nos explicaron todos los síntomas y nos prepararon para nuestra nueva vida. Convivir con un paciente infectado de hepatitis C no implica mayor peligro, no como sucede con las otras hepatitis en las


que no se pueden compartir ni siquiera las cucharas. En esto la tes que cocinaban para su papá y para las fiestas…de mi vida, hepatitis C se parece un poco al SIDA: se debe evitar el mínimo de sus sueños y de su muerte. contacto con la sangre del paciente, y más con mi abuela porque le brotan ríos rojos cada vez que se hiere. La gran pregunta de mi abuela por estos días es ¿por qué se muere la gente que está bien y ella que está tan enferma no? Con mi abuela todo es normal, o eso es lo que hemos querido Quien sabe, seguramente tendrá que terminar de criar alguno creer. Come muy poco, debe desinfectar todos sus alimentos de sus nietos o a menos conocer a su primer bisnieto. Durante porque no cuenta con las defensas en su cuerpo (o en el mejor los 8 años de su enfermedad ha visto morir a su papá, a 4 herde los casos debe echarles la bendición, como suele hacerlo, manos, un primo, un sobrino, y otros familiares. para que lo que se coma no le caiga mal). No es recomendable que esté en sitios públicos porque puede contagiarse de Ella me cuenta que un día se soñó que su hermana menor, una algún virus y es por eso que ahora ve la misa por televisión y monja que murió de cáncer hace pocos años, y una prima, reza el rosario en compañía de la radio. No puede esforzarse también monja y también fallecida, la llamaban. Que estaban mucho porque le han surgido toda una serie de neuropatías al fondo de un pasillo y que ellas la llamaban. Por más que mi que le afectan los huesos y los músculos y podría caerse. Sus abuela caminaba y estiraba su brazo para alcanzarlas, nunca piernas, por la mala circulación, cada vez están peor. No debe lo logró. Ella varias veces me ha dicho que quisiera que “mi comer nada ácido porque el pedazo de hígado que sobrevivió Dios” como ella le dice, se acuerde de ella, que se la lleve y le a la cirrosis no resiste tanto esfuerzo. Se le está cayendo el de descanso. También me ha dicho que si algo pasa por favor pelo, ha bajado muchísimo de peso, retiene líquidos y padece no la llore, que en su velorio y entierro no le canten y que le de constante frío e insaciable sed. selle el ataúd para que nadie la vea así de fea como está. Que le recen poquitos días, pero que la recuerden siempre. Esta es la nueva vida de mi abuela, una vida de su cama a la cocina, de su cama al baño y de su cama al patio, porque a Ahora el cáncer de nuevo se la está comiendo. Está a la espera pesar de todo, esta inquieta mujer no deja de ser activa y sufrir de una operación para limpiarle los ojos de varios quistes que por su afán de limpieza. Esta nueva vida está lejos de los pa- deben estar creciendo alrededor y que le han carcomido los seos y de las comidas que tanto le gustaban; está lejos de las párpados hasta dejárselos en carne viva. También espera que visitas a sus primas y amigas de Santa Rosa, su pueblo natal, a simultáneamente le operen una hernia umbilical producto de quienes quiere tanto y quienes ahora la visitan a ella. la hinchazón de su estómago por la retención de líquidos. Le deben hacer las dos operaciones al tiempo porque su cuerpo no Cuando los médicos nos advirtieron que cada vez se pondría resiste la anestesia general y aplicársela dos veces sería fatal, peor no nos estaban diciendo mentiras. En promedio un enfer- incluso aplicársela una vez ya lo es. No obstante los exámenes mo de hepatitis C dura vivo 12 años, mi abuela ya lleva 8 y de que le tomaron recientemente no dan muchas esperanzas: tievez en cuando nos hace pensar que ya no vivirá más. ne las plaquetas y la hemoglobina en el piso y le surgió algo así como una obstrucción en el ventrículo izquierdo del corazón. En una ocasión se le hincharon las piernas muchísimo, parecían de plastilina; si uno hundía el dedo en ellas el hoyo du- Ya ni los médicos saben qué hacer. Si fuera por ella no haría raba varios minutos en su piel. No podía mover los pies, no le nada. Se quedaría en su cama el resto de su vida con un vaso cabían los zapatos y no se levantó de la cama durante varias de jugo congelado y con su chalcito de lana arropándola. Se semanas porque no era capaz de mantenerse en pie. Otro día quedaría allí esperando que la calma y el alivio lleguen. Se le comenzó a crecer el estómago, parecía una mujer embara- quedaría sola o en compañía de la familia que entra y sale de zada. Le creció tanto que hasta logró subir de peso, pero el es- su cuarto. Se quedaría allí…se quedaría dormida. tómago le dolía mucho y se el estaba poniendo morado. Desde ese entonces mi abuela retiene líquidos y cada cierto tiempo la hospitalizan para drenarle el estómago. Finalmente, hace ya varios meses, su mente comenzó a fallar. Mi abuela siempre ha sido muy astuta, pero esta vez no entendía nada, confundía las cosas y olvidaba todo. Los familiares que llamaban para saludarla luego llamaban a mi mamá llorando y preguntando qué pasaba. Menos mal todo volvió a la normalidad… ¿El futuro? Desde hace varios años de su enfermedad mi abuela Chila se toma 12 pastillas diarias para poder mantener su cuerpo algo estable (Levotiroxina, Espirolactona, Propanolol, Furosemida, Omeprazol, Gabapectin, Vitamina K y Cianocobalaimina, entre otras), y de vez en cuando toma pastillas para dormir. Cuando me siento a su lado a conversarle hablamos de muchas cosas: de su infancia, de sus amores, de sus vecinas, de los banque-


Por » Diana González «

El 29 de noviembre de 2005, en un barrio del oriente de la ciudad de Cali John Álvarez, de 19 años, y su padre son asesinados con arma de fuego en la construcción donde trabajaban como obreros. Un muchacho (David) le había quitado la bicicleta a mi hijo, pero él la había rescatado. Un sábado se encontraron bailando y el muchacho le dijo que tranquilo, que no pasaba nada, que siguieran como amigos y el día martes lo mató. Pero no fue él directamente, sino un primo. Un muchacho que vivía en el barrio, a dos casas de donde yo vivo. Él le tenía rabia a mi hijo. A ese ya lo cogió la policía, mató dos más y le metieron treinta años de cárcel, pero yo no he denunciado nada porque para qué, no quería ver a ese tipo y no lo quiero ver nunca porque él me quitó dos seres muy importantes… Beatriz Camacho, una mujer afrocolombiana de 48 años, relató esta historia con bastante dificultad. Sus ojos brillaban y contrastaban con su piel oscura. Ellos se tragaban sus palabras, su mirada se centraba en el vacío, reflejaba sus pensamientos perdidos en los recuerdos, en la tristeza, en la soledad que ahora vivía cada día. Aunque de vez en cuando, su voz grave se tornaba fuerte y vigorosa como su aspecto físico, pero aquello se esfumaba y las ondas de su voz empezaban a ser cada vez más débiles. Sus ojos eran el punto central de toda ella. No sólo por su brillantez, que aumentaba cuando algunas lágrimas deseaban salir, sino porque sus otros rasgos no eran muy fuertes: cejas despobladas, casi inexistentes; nariz achatada y ancha ajustada a sus grandes pómulos.


Fotografía de Fladson Thiago

Yo no estaba tranquila. Mi hija dice que cuando lo tiraron, pues para arreglarlo, ella vio que estaba abierto y no tenía nada. Cuando lo trajeron en la caja me puse a llorar, pero ahí mismo le hice yo así (alzándose el párpado derecho con su mano), le miré los ojos y estaban como diferentes, no les vi la telilla ¿Cómo es que le dicen a eso?... Las córneas, yo no las vi. Además, el cuerpo se le veía como rellenado. Aquí le pusieron una chuspa (señala atrás de su cuello). Los tiros de él fueron dos aquí en la cabeza y otro aquí (señalando el pecho, lado derecho)…Entonces le dije a uno de los muchachos que lo arregló ´por qué son tan atrevidos que hacen lo que uno no les ha autorizado´, y me dijo: ´si quiere vaya pelee en la morgue´. Tráfico de órganos ¿Mito o realidad? Esta es una gran incógnita con argumentos de peso para uno y otro lado de la balanza. Por eso revisaremos este caso detenidamente. llamaron a la casa y mi hija llegó a Carlos Holmes al ratico pero a ella no le dejaron ver a John. En Carlos Holmes siempre se deEn una necropsia no se extraen los ojos, ni las córneas, a no ser jan los muertos, a veces les hacen el levantamiento ahí, siemque algún impacto de bala comprometa o haya tenido lugar en pre. Pero mi hijo caliente lo llevaron a la morgue. Imagínese ellos. Los órganos con mayor demanda y por consecuencia con que se lo llevaron a las tres o cuatro de la tarde. No esperaron mayor índice de tráfico son: riñón, corazón e hígado. Y los te- nada, ni esperaron a que algún familiar llegara y ni a mi hija la jidos: córneas y médula ósea. No obstante, también se pueden dejaron entrar a verlo. Se lo llevaron caliente. trasplantar el páncreas, el intestino delgado y los pulmones. El procedimiento legal en estos casos es el siguiente. Si la perA las 5 salí de mi trabajo. Llegué a la construcción a recogerlos sona asesinada se muere en un lugar que no sea el hospital, la para ir juntos a la casa, pero la policía estaba allí y la estaban Fiscalía o la SIJIN hacen el levantamiento correspondiente, pero sellando. Ahí estaba mi nuera y ella me contó que a mi hijo lo si el individuo muere en las instalaciones de un centro hospihabían matado y a mi esposo lo habían llevado para el Hospital talario, el cadáver es embalado por los operarios del hospital, Departamental, él sí vivió tres días. Cuando sacaron a mi hijo puede ser por el personal de enfermería. El embale es empacar en la ambulancia iba agonizando, pero se murió rápido. Nunca el cuerpo con unas normas estandarizadas: las manos deben


tiempo se debe a que la persona muerta deja de irrigar sangre a sus órganos y éstos poco a poco van perdiendo las condiciones de volver a funcionar, aunque el tiempo límite depende del órgano y además, algunos se pueden preservar por medios electrolíticos. Por ejemplo, un corazón dura cuatro horas, el hígado y el páncreas doce y los riñones 24; mientras las córneas, huesos y tejidos sí pueden ser procesados y almacenados1. Algunos casos de tráfico de órganos tienen como común denominador la desinformación y la no atención a los familiares del fallecido, así como también los afanes por llevarse al cadáver sin ni siquiera haber cumplido con los estándares del procedimiento, como por ejemplo esperar a la familia e informarle lo que posteriormente ocurre con el cuerpo. Mi hermano recibió el cuerpo de John en la morgue, desnudo y tapado no más con un plástico y firmó unos papeles. Lo metieron en la “carroza” y se lo llevaron donde los preparan. Cuando llegó allá lo metieron al cuarto frío. A uno lo ponen así (señalando como alguien acostado) y uno mir,¿ cierto? Mas mi hijo no. A mi hijo de una lo metieron al cuarto frío y lo cerraron, iba todo desbaratado. A él le sacaron hasta el líquido venal… En cambio cuando a mi esposo lo iban a preparar yo me fui en la “carroza”. A él lo recibí yo y me fui donde los preparan. A mi esposo también lo tiraron en esa camilla. Él estaba hinchadísimo y ahí tirado duró dos horas. Yo ahí viéndolo hasta que lo

En los procedimientos de trasplante, cuando el donador es un donante cadáver se prefieren los pacientes con muerte cerebral, pues esto les da más tiempo a los médicos de extraer 1 y trasplantar el órgano que requieren. Esta carrera contra el

Tomado del portal web de El país, artículo: Donar un órgano es un acto humanitario.

Fotografía de Fladson Thiago

ir en bolsas de papel, encima bolsas de plástico y el cadáver, en una bolsa plástica negra. En ese momento se permite ver el cuerpo a los familiares y se les informa la realización de la necropsia, que en este caso es “necesaria”, pues es una muerte no natural. Después de haberles dado la información precisa a los familiares y decirles qué va a pasar con el cuerpo, éste es llevado a medicina legal o la morgue. En este procedimiento se extrae desde la laringe pasando por el esófago, estomago, páncreas, hígado, intestino delgado, intestino grueso, riñones, corazón, cerebro y todos los grandes vasos sanguíneos.


prepararon, mas mi hijo no. A mi esposo no le hicieron eso, no le sacaron nada. Entonces fue un negocio que hicieron, si uno no autoriza pa´qué le sacan eso.

A todo esto se le agregan los casos ya conocidos y comprobados en el mundo de comercialización de órganos. En China e India, por ejemplo, se ha llegado a comprobar la extracción de más de 2000 órganos por año de los reos condenados a muerte. También se puede observar la oferta y demanda en portales de Internet. Incluso, en Colombia han llegado casos al Tribunal de Ética Médica, pero estos no son expuestos a la opinión pública.

En Colombia hay más de 3.000 personas en lista de espera por un órgano para trasplantar, 15% de ellos son niños y la mitad de pacientes en espera mueren (datos de la Red de Transplantados). No obstante, los donantes han aumentado, en 1999 había tres personas donantes por cada millón y ahora hay doce. Pero aún así, las estadísticas deben seguir subiendo para llegar a cubrir algún día la totalidad de la demanda. ¿Pero cómo se puede extinguir esta “perversa” práctica? Se proponen dos salidas para este problema. Una, aumentar la El era un hijo hermoso…Era un indio negro con el pelo suave y donación de órganos por medio de campañas de concientizatenía los ojos claros. Entonces cuando él se murió, en mi dolor ción a la comunidad, haciéndoles saber que este es un acto pensaba, decía: ‘será que a Jonier le van a sacar…’. Pero los humanitario que podría mejorar y salvar la vida de muchas ojos, decía yo. Porque yo sabía que eso lo “adonaban”… Tenía personas. Y la otra, legalizar la comercialización de órganos un físico de cara muy lindo, todo lo de él era divino. o brindar estímulos a las personas que decidan donar. Esta ha sido una propuesta de muchos grupos de médicos en el mundo Meses adelante, con mi dolor me puse a leer los papeles de John (el AMA, Asociación Americana de Médicos la propuso en fey dice todo lo de él. Los ojos están retratados en una hoja. Ahí brero de 2.002 y la Sociedad Americana de Cirujanos defendió dice que él era un niño con ´virtudes´, que todo lo que tenía a las familias de donantes fallecidos que vendían sus órganos) servía para trasplante a otros. Todas las cosas de él estaban y aunque saben que roza con lo ético, lo prefieren porque se sanas, no tomaba, no consumía drogas, nada. Todos los órga- acabarían las mafias, los riesgos y abusos de esta práctica. nos estaban completamente sanos. Hasta la dentadura se la sacaron. Pero a mí me dijeron que eso tenía ley y todo, pero yo no he hecho nada…” Las víctimas principales del tráfico de órganos son personas desamparadas, pobres y que no tienen muchos conocimientos de los procedimientos y leyes que rigen el tratamiento de los cadáveres. ¿Podrá existir el tráfico de órganos? Una de las principales razones para creer que existe tráfico o comercialización es la carencia de cubrimiento a la extensa demanda de órganos. El argumento anterior se torna aún más pesado cuando sabemos que existen en el mundo amplias brechas entre ricos y pobres que son causantes de desesperadas y brutales decisiones. Además, el tráfico no sólo se puede realizar con el fin de hacer transplantes, sino que aquellos también se pueden utilizar para investigaciones, prácticas, e incluso, brujería. Pero, por otro lado, existe la determinante posición que alega casi imposible esta clase de comercio y califican de “leyendas” y “mitos urbanos” a muchos casos de tráfico de órganos que asedian nuestra cotidianidad y que según esta posición tendrían como único fin aumentar las negativas de la comunidad a la donación. La imposibilidad del procedimiento residiría en la complejidad, pues se deben tener en cuenta el lugar de la operación, los especialistas (que son pocos los aptos en cada ciudad), los materiales y el tiempo de caducidad de cada órgano (que no es mucho). No obstante, algunos médicos afirman la existencia de pequeños grupos de cirujanos que están pendientes de algún caso extraordinario: Ellos van de UCI en UCI (Unidad de Cuidados Intensivos) de cada hospital preguntando si hay gente que necesita órganos, pues ellos por lo general no los venden directamente, sino que están pendientes de las personas con mucho dinero que requieran un órgano y les ofrezcan una cantidad de capital por conseguirlo (Oscar David Ramírez Fandiño, Médico de la Universidad del Rosario Bogota).


Por » Dino Ventolini «

La capacidad de decidir rápida y razonablemente es característica de Cristina. Puede separar su cuerpo de su mente cuando lo ve necesario, la cabeza le dice lo que tiene que hacer y su cuerpo simplemente obedece. Cristina actualmente vive con su madre y su hermano menor. Hace dos años aproximadamente su padre se fue de la casa, la relación con su madre era ya insoportable por lo que decidieron separase del todo. El alcohol ha sido la única compañía de su padre desde tiempo antes de la separación. Su madre es profesora en un colegio oficial y bastante comprometido con la iglesia católica, su hermanito estudia, al igual que lo hizo ella, en un colegio prestigioso de la ciudad. La relación con su familia nunca ha sido muy estrecha, con su hermano y su madre se ve por las tardes o noches cuando llega de la universidad. Siempre está a la moda, se preocupa mucho por su apariencia, por estar bien arreglada. Estudia administración de empresas pero le encanta la moda, la ropa y los cuerpos bellos. Todos los fines de semana sale de rumba. Granada es de sus lugares más visitados y le encanta estar con sus amigos, lejos de casa. Roby, mi amor

Fotografía de Camila Rodríguez

Todo empezó por una mala información, o mejor, por un mal entendimiento en clase de Biología. En el colegio donde estudió Cristina, como en la mayoría del país, los temas de la sexualidad y embarazo son escasamente tratados por una


profesora de ciencias naturales. Cristina tenía 16 años cuando aplicó el método de prevención de embarazo que cinco meses atrás su profesora les había enseñado. Fue en una de esas clases de sexualidad que recibió mientras cursaba octavo año de bachillerato y su maestra les explicó qué días eran los menos indicados para tener sexo y cuáles otros significaban menos riesgo de quedar embarazada.

y envejecida de color pimienta contrastaba con su pulcra bata. Enseguida los hizo pasar y los guió hasta el segundo piso.

Una camilla, un escritorio y una mesa con instrumentos quirúrgicos era lo único que había en la habitación. La blancura no lograba superar el ambiente frío, la soledad y el aire de culpa que circulaban en el sitio. Centenares de jovencitas y mujeres de bajos recursos, pero también con situaciones económicas bueCristina, creyendo haber comprendido la información, la apli- nas como la de Cristina habían pasado por ahí. Datos de los que có con su primer novio, Roberto. Un paseo a una finca fue el luego se enteró pues Don Marcos cobraba “según el marrano”. mejor momento para ponerlo en práctica. Confiada en la coincidencia del paseo con los días “seguros”, se despreocupó y Cinco minutos en el escritorio alcanzaron a Cristina para contar aprovechó cada segundo con su novio. la situación y escuchar la explicación del procedimiento que le iban a hacer. Inmediatamente terminadas las indicaciones se Poco tiempo después llegó la preocupación. Al parecer el mé- dispuso en la camilla un poco nerviosa, no sin antes cancelar todo había fallado, pues su ciclo llevaba 8 días de retraso. Así 70 mil pesos que costaba el trabajo. pasaron nueve, diez y once días hasta que decidió contárselo a Roberto. Debido al corto tiempo de embarazo el procedimiento fue sencillo: Una inyección en la nalga y cuatro pastillas pequeñas en - Aló Roby¡¡…estoy embarazada ¿Qué vamos a hacer?forma de exágono. -¿Cómo así, estás segura?-Esto le va a causar nauseas y ganas de ir al baño, va a sentir La decisión estaba tomada, era única e irreversible. Cristina un dolor en el estómago y se va a sentir maluca, pero eso le sólo quería abortar. En ningún momento y sin importar lo que dura poco; eso sí, ni se le ocurra vomitar porque puede botar pensara su novio se le ocurrió otra salida. La versión de dos las pastas y eso no le hace efecto… y se toma estas otras cuaamigas suyas que se habían practicado un aborto en una fun- tro cada dos horas - advirtió Marcos mientras se acercaba a la dación ubicada en el Barrio Versalles y otras cuantas versiones puerta insinuándoles que ya había terminado. en clínicas ginecológicas al sur de Cali ayudaron para ratificar la decisión, le dieron confianza y tranquilidad. Luego de cumplido el objetivo, Cristina y su novio se dirigieron a un restaurante a comer algo y dejar de lado lo sucedido. Al Fueron tres días de búsqueda y de escuchar sobre miles de sitios, desde casas al oriente de la ciudad donde cobraban desde $1.000 a $50.000 por aborto con métodos caseros (agua de perejil, infusiones de ruda, introducción de objetos punzantes), hasta reconocidas clínicas con servicios integrales de psicología, ginecología, obstetricia y planificación con precios que oscilaban entre $200.000 y $500.000. Al fin, dieron con uno que les resultaba fácil y económico. Un vecino de Roberto, de aspecto raro y malicioso, les recomendó la clínica en el barrio Villahermosa. -Buenas...lo que pasa es que tengo un problemita y necesito que me ayude- dijo Cristina apenas atendieron al llamado, tal como se lo había explicado quien los contactó. Automáticamente el señor le respondió: -Listo! Si quiere venga mañana por la tardecita, entre 2 y 5 estoy aquíBastaron esas dos frases para que quedara pactada la cita. Al día siguiente, con la excusa de ir a cine con su novio, salieron ambos con las indicaciones de su amigo. Entre calles estrechas y casas pequeñas llegaron al sitio. Una casa de dos plantas con un letrero pequeño que decía Droguería, Una fachada sucia y pelada, y una ventana por la que se veían dos vitrinas con algunas pastas analgésicas, curas y otros elementos básicos de un botiquín. Luego de dos golpes en el marco de la ventana salió Don Marcos a atenderlos. Un señor de estatura media con una bata blanca y buena elocuencia al hablar, pero con aspecto áspero y serio. Su cara insípida


Sin embargo, el reposo no fue suficiente. El dolor continuaba y cada vez se hacía más fuerte. Por la cabeza de Cristina sólo pasaba dolor y preocupación, la culpa y arrepentimiento eran suprimidos por estos sentimientos, lo único que la afectaba era su cuerpo, no sabía qué pasaría con ella. Ocho de la noche. El dolor que sentía desesperó tanto a su madre que llamó a un médico para que la viera. Con la falsa información que le dio Cristina el doctor optó por darle un par de analgésicos y mucho reposo. Dos de la mañana. El dolor continuó, esta vez fue tan fuerte que Cristina se paró al baño y vomitó hasta no tener nada más en su estómago. Sólo así su cuerpo se calmó un poco y logro dormir algunas horas. A la mañana siguiente pasó algo extraño. Cuando trató levantarse de su cama sintió que algo se desprendió de su vientre. Fue al baño a mirarse y encontró un objeto raro en sus interiores. Asustada corrió por el teléfono y llamó a Don Marcos.

-Señor, buenas…lo que pasa es que yo ayer estuve alláRoberto decidió llevar a su novia a su casa para que reposara -Sí, cómo no, dígamey descansara un poco. Cuando llegaron, la explicación para su -Lo que pasa es que hoy que amanecí, sentí que algo se me había desprendido…madre fue sencilla. -Descríbamelo… -¿Qué le pasó mamita?-Nada mamá… me comí una hamburguesa y creo que me cayó Todo parecía esclarecer para Cristina. Don Marcos confirmó el éxito del trabajo. Roberto y Cristina descansaron y volvieron mala su cotidianidad como si nada hubiese pasado. Roberto sólo -¿Quiere que vayamos al médico?tuvo que disponer de 35 mil pesos. Cristina, en cambio, ade-No, tranquila mami. Me voy a acostar un rato-

Fotografía de Camila Rodríguez

cabo de 30 minutos de haber salido, comenzó la tortura. Cristina se retorcía de dolor, sentía que su estómago se encogía y su cabeza daba vueltas, el cólico era insoportable y la revoltura en su estómago cada vez más fuerte. Su cuerpo parecía querer huir.


más de los 35mil, tuvo que exponer su cuerpo no a tres días, sino a dos semanas de desaliento, desgano e inapetencia. Sin embargo no pasó a mayores, se libró de ser una de las 1400 mujeres entre 16 y 28 años que llegan anualmente al Hospital Universitario del Valle por abortos provocados. Al cabo de 12 días la relación con Roberto terminó.

hacia fuera a lado y lado y las hace seguir. Esta vez no es ella la única paciente. En la habitación donde había estado hacía un tiempo, una mujer esperaba acostada en la camilla. Junto a la mujer un niño de unos tres años la acompañaba inocente mientras ella esperaba para hacerse un aborto de quien seguramente sería su hermano en contados dos meses, si cumpliese con el ciclo de los nueve.

Mi novio Andrés -Esta vez no le puedo hacer lo mismo de las pastas, el feto está un poco más desarrollado-Y entonces, ¿qué va a hacer?-Le tengo que hacer un raspado, éste sí le vale $300 mil -¿Y esa señora?- pregunta Cristina bastante sorprendida. -Ah, ella dice que no tiene como criar a su hijo, que no tendría ni para comprarle los pañales…eso a cada ratico vienen mujeres con la misma situación de ella-

Último año del colegio. Cristina y Andrés, su nuevo novio, quedan en embarazo. Ella se sorprende mucho al saber que de nuevo se confió y fue un poco irresponsable. La preocupa su cuerpo, no quiere volver a pasar días tan aterradores como los que le tocó vivir con la situación anterior; sin embargo no hay otra alternativa para ella. “Suerte con eso, me vale culo lo que piensen del aborto, yo no quiero tener un hijo ahora”, se decía ella misma cuando pensaba en los comentarios de sus amigos o en lo que pudiese pensar la gente por su decisión. Era tam- Cristina ya había previsto la situación y el precio, además sabién una forma de hacerse fuerte y apática ante una situación bía que el mismo procedimiento no podría realizarse por la poque ella sabía era de alto riesgo y delicadeza. sible inmunidad que hubiese generado su cuerpo a las pastas de la vez anterior. Andrés se preocupa bastante, sólo trata de traer a su mente todas las veces que estuvo con Cristina y encontrar la culpable… Anestesia y mucho vértigo fue lo único que sintió. El resto fue decide no martirizarse, ninguna fue con condón. Nunca antes una sensación extraña. Sentía, sin sentir, unos movimientos había pasado por circunstancias parecidas, la naturalidad de dentro de su útero. Treinta minutos acostada en una camilla Cristina lo sorprendió, más aún cuando Cristina le comentó que con las piernas abiertas sin saber qué le hacían. Su amiga le era su segunda experiencia. Finalmente, a pesar de ser ella la daba apoyo y apretaba su mano para hacerle sentir su compaúnica perjudicada, estaba tranquila y segura, pensaba Andrés. ñía. Todo salió bien. -Hola Andrés-Cómo vas Cristi… ¿averiguaste?-La prueba salió positiva-… -… -¿Y qué piensas? ¿qué hacemos?-Pues yo conozco a un señor que nos puede ayudar-

Ahora Cristina piensa, con cabeza fría, en la irresponsabilidad de jugar con la vida y con el cuerpo. No obstante casi mensualmente escucha casos de mujeres que alguna vez conoció, que se practican abortos sin problema en cualquier clínica clandestina o no clandestina. Mujeres que consiguen fácilmente el dinero para los procedimientos o sus novios se los pagan. De casos sobre mujeres de escasos recursos que terminan en hospitales o en el cementerio por procedimientos inadecuados Cristina no sabía qué pensar. Ahora la resignación era la única poco conoce, es ignorante como la mayoría de la población salida, Don Marcos le había advertido que con el procedimien- acerca de la magnitud y complejidad del problema. Lo único to que le había practicado tendría 60% de posibilidades de y lo que más la preocupa ahora es no poder tener hijos en un quedar infértil el resto de su vida y esta segunda vez práctica- futuro. Pese a todo la resignación es su mejor amiga. mente las dejaría nulas.

A pesar de saber las consecuencias, para evitar torturarse con ellas pensaba que era ella quien más importa, que no se le puede obligar a parir un hijo no deseado, a ella le asiste el derecho legítimo de negarle al feto el uso de su cuerpo para convertirse en persona. Y si la razón para impedirlo fuera la parte legal, Don Marcos le había dicho que no habría problema, se podría justificar el aborto como alguno de los tres casos en que no es penalizado actualmente en el país (cuando el embarazo es producto de una violación, el feto presenta malformaciones congétinas o la gestación pone en peligro la vida de la madre). Dos meses de embarazo. Cristina decide ir donde Don Marcos con una amiga suya. Andrés desde su casa sólo espera una llamada tranquilizadora diciéndole que todo salió bien. Luego de cinco minutos de espera en la puerta, sale Don Marcos con su bata blanca. Cómo le va Señorita. Abre la puerta, mira


Por » Camilo Osorio «

El estático silencio de la noche que velaba su insomnio y aumentaba su cansancio sólo era interrumpido por el repetido cantar del minutero que marcaba las 2:00 de la mañana. Todos los días a esa hora su reloj interior dejaba caer los párpados y abría las puertas al descanso; pero aquella velada taciturna se posaba fría sobre su cama impidiéndole conciliar el sueño, lo arropaba con muda ansiedad manteniendo sus ojos abiertos. La desesperación vislumbraba pesadillas reales que flotaban por su cabeza, mientras sus manos largas temblaban en las cobijas y sus dientes mordisqueaban las uñas carmín hasta el ardor que lo narcotizaban al lento ritmo de la agonía noctámbula cuando la llegada del alba, le anuncia la muerte. Jorge Luis Herrera despierta con ojeras bajo las pestañas y con ligereza se prepara para el vivir de un nuevo día. Mimetiza la sombra bajo sus ojos con maquillaje que imita el color de su piel, pero la disfraza con un mejor bronceado; abotona su jean “Clownaman” rojo de costura ajustada; escoge una camiseta “Diesel” pequeña de estampados abstractos; se amarra a los brazos el reloj, pulseras y cadenas amarillas, rojas y verdes; cuelga de su cuello una cadena plateada; esconde su cabello corto y crespo bajo una gorra de colores y diamantes; protege los lentes de contacto, de color miel, tras unas gafas oscuras “Ray Bam”, se ajusta el piercing que tiene en el lado izquierdo del labio inferior y alista la maleta “DCI Arte” con la que asiste a las clases en la Academia de locución y comunicación social. Expide un olor a canela que brota del marrón brillante de su joven piel. “A mi me gusta vestirme súper fashion, mostrarme, exhibirme, me gusta ser el centro de atracción”.


Fotografía de Alex Velasco

Aunque por aquellos días no le mortificaba tanto el tipo de ropa que usaba en su cuerpo, la cruz que llevaba a espaldas era gracias a la gorda imagen que sentía reflejar; la báscula en la que se pesaba -costumbre que aplicaba cuando visitaba los centros comerciales y el médico- marcaba de 65 a 70 kilogramos, cifra que le escandalizaba y rechazaban su 1,75 centímetros de estatura. Desayunar dos veces, repetir en el almuerzo y comer “mecato” durante el resto del día, conformaban las causas, según las cuales su figura corporal estaba distorsionada. El remedio a semejante tragedia no era otro que la dieta. Todo empezó con dos cucharadas de arroz, pollo asado sin ningún tipo de aceite -debido al repudio que sentía frente a la carne-, ensalada y jugos. Semanas después, el almuerzo sólo era una cucharada de arroz, el mismo pollo, la misma ensalada, y en reemplazo del jugo, agua. Las tardes de su vida se repartían entre las visitas a sus amigos y las prácticas en la academia de modelaje. “High Class” es el templo en el que las luces, cámaras y ropas estimulan el ferviente deseo de convertirse en modelo profesional; las blancas pasarelas son las oraciones que se repiten a pisoteadas para cumplir la utopía; la caminata y las poses con dos libros sobre la cabeza, son la penitencia asumida, que con telas holgadas, camisetas ceñidas, zapatos grandes o pantalones angostos, paga Jorge para alcanzar sus sueños. Sueños que rebosan el límite de las pesadillas cuando el sol a 90º recuerda la llegada del medio día y del almuerzo; desiste del arroz y se conforma con pollo, ensalada y agua. En un principio nadie en su familia se percataba la férrea dieta que él seguía; el tema no se hablaba en las llamadas telefónicas o la conexión a internet, modo como se comunica con su madre

residente en el extranjero y mucho menos se discutía con su padre, un arquitecto volátil que pocas veces está en la casa y con quien las relaciones son ásperas e inexistentes. Su retrato familiar, conformado por la abuela y su hermano menor, residentes en el barrio el Caney en Cali, y sus padrinos, que viven en el sector de Quintas de Don Simón, condicionan la rutina de Jorge en un vaivén de estaciones, con dos casas alternas que controlan hasta el punto que él lo permite, su estilo de vida. Fueron los instructores en la academia de modelaje quienes le recomendaron comer de manera normal y cortar la dieta inapropiada que estaba siguiendo, y que su personaje favorito de la farándula colombiana, Andrea Serna, también practicaba. Con el regreso de los almuerzos completos, regresaba a matar la semana el deseado viernes. El ruido de los autos, las luces de la


calle, el sonido de los bares, tiñen el aire caleño de una emoción descarada que al entrar por sus pulmones encienden la efervescencia del fin de semana. La primera visita que realiza intenta corregir el desnivel de sus uñas causado por las mordidas que el estrés le provoca; en la peluquería todos los fines de semana el manicure es su terapia. Cada mes visita el spa, donde se mueve feliz entre cremas y mascarillas, y al masajista asiste cada 15 días. Y así queda listo, deslumbrante y perfecto para su novio. Sobre su cuerpo terso, joven y lineal, coloca la indumentaria de etiqueta de marca con la que se dirige a bailar. Las discotecas de moda, en el barrio Granada, la Avenida Sexta o Menga, le reciben con las puertas abiertas y comienza la música, fuerte, alto volumen, trago, aguardiente, música, gritos, gente, vodka, aguardiente, sonidos electrónicos, ron, aguardiente, gritos, hombres,

cigarrillos, luces láser, y el dj dice: “please don’t stop the music!”. La disco gira sin cesar, aguardiente, la gente no para de girar, cigarrillos, música fuerte, más fuerte, ¡más fuerte!, hasta que se encienden las luces, y las 5:00 am indican que la rumba ha terminado. Regresa a la casa, a dormir, a comer y recuperar energía. Pero de abajo de la cama emergió la monstruosa pesadilla; ya no sentía ningún interés por la comida. El monstruo bañado en grasas, carbohidratos y harinas, no se escondió de nuevo bajo la cama; se adhirió a su sombra y cual centinela vigilaba los movimientos de su vida cotidiana. A la hora del almuerzo el repudio era asombroso, en la mesa, junto a la abuela, los tíos y el hermano, el monstruo se sentaba a lamer los vestigios del hambre. Al finalizar la comida, Jorge se dirigía al baño, se confundía con el ácido olor del sanitario, mientras por su esófago escalaba despacio, como el movimiento de un gusano, el triturado sabor verdoso del licuado vinagre estomacal, que alcanzaba el dedo en las papilas; y el monstruo desaparecía. “Advertido de que su imagen se reflejaba, en el agua espiral del sanitario, enamoróse de su figura y no quiso ya alejarse del espejo que le ofrecían las aguas. Cuanto más se contemplaba, mayor era su loca pasión: entonces suspiraba, tendía los brazos hacia el objeto amado, esforzábase por cogerlo y abrazarlo y derramaba abundantes lágrimas de despecho y dolor” 1.

1

Fragmento del mito “Eco y Narciso”, tomado de Humbert, Juan; Mitología griega y romana; Editorial Gustavo Gilli; Barcelona; 1997, pág. 244


Fotografía de Alex Velasco

Y al igual que la peluquería, el masajista, las tiendas de ropa, la rumba y el spa, la nausea, más que periódica, se convirtió en necesidad. Las clases de comunicación y la agencia de modelaje complementaban su diversión, pero el almuerzo era traumático, aunque no lo era su gusto por el mecato: papas fritas, bebidas gaseosas, chocolatinas y helados. Para facilitarse el método, compraba en la droguería tabletas de medicamentos, pastas grandes y amargas que con un leve acercamiento a la lengua, envenenaban la nariz con su olor farmacéutico contrayendo el estómago repetidas veces con facilidad. Entonces el gusano, baboso y peludo, revolcaba sus patas por el esófago, verde e inquieto, hasta encontrar la cavidad bucal. La piel tersa y marrón de su cuerpo, libre de tatuajes y salpicada de huellas del acné en la cara, se adhería con prontitud al hueso plastificado, sobre el que reposaba la ropa de marca que tanto le encanta, y con la que se destaca entre sus amigos en “La Casa del Arte”. La experticia de la práctica volvió imprescindible el dedo e incluso las pastas; tras apartar el plato de la mesa el interior de su cuerpo le indisponía y los malestares le recordaban a la garganta que tenía una cita pendiente en el baño de la casa. Los 50 kilos que pesaba habitualmente se disminuían a la par, como el interés por la comida. Hasta que los instructores en la agencia lo notaron y su padre lo encontró vomitando. La suspensión en la agencia de modelaje le llevo a considerar las recomendaciones de los familiares para que iniciara un tratamiento medico-psicológico. Y aunque le es imposible luchar contra su pasión por la ropa nueva, su sed de belleza o la ansiedad por la rumba, intenta desde hace un mes impedirle al

monstruo que escape del fondo de su cama. Controla con medicamentos el desorden de su sistema digestivo; come de manera balanceada las dosis necesarias para cualquier persona en un día e insiste en recuperar su peso ideal que le permita regresar a las pasarelas. El testimonio de Jorge, joven homosexual quien a sus 18 años padece bulimia nerviosa, refleja la sangrienta batalla que padecen aquellos que sin piel clara, ojos esmeraldas, cabello liso y perfil angelical anhelan el don divino de la belleza perfecta, compitiendo por alcanzar el último aliento de Afrodita, que perdura en las vallas, revistas y comerciales. Pesadilla infernal que se mueve por la ciudad, y de la cual, personas como Jorge, no quisieran incluso algún día despertar.


Por » Diana González «

- Mírate bien- le dijo pasándole un espejo redondo. Ella se observaba tendida en la camilla. Pasaron unos segundos. Señaló con su dedo una parte de su labio. - ¿Qué? Allí no se puede hacer. Me tendría que poner a jugar con el grosor de la línea. Es mejor que la dejes así, igual luego lo rellenas. Esto es una línea guía. Obsérvate bien, acuérdate que después ya no vas a poder hacer nada, va a quedar así y no habrá marcha atrás. Mira si quedaron parejos. Siéntate, toma tu tiempo. Ven y le ayudas- le dijo a una joven que acompañaba a su paciente. Aquella se reunió con su amiga y le dijo que se veía bien, entonces le dio la orden a Michael que empezara, pero engrosando un poco la línea. Empezó el procedimiento. Con un pedal que tenía a su alcance, Michael le dio energía a su máquina de tatuar y empezó a coger de un pequeño recipiente desechable el pigmento rosado que quedaría penetrado en la dermis y epidermis de su paciente. Todas sus máquinas son americanas. Sus agujas y casi todos los implementos son desechables. Estos después son introducidos en tarros de basura con bolsas de color rojo, lo cual indica que es material peligroso al contacto con otras personas. La aguja que tiene varias puntas empieza a perforar la línea del labio superior. Ella esta nerviosa. Es su primer maquillaje permanente, pero sabe que el sacrificio se justifica, que su cuerpo y apariencia física necesitan una inversión para obtener beneficios de todo tipo o simplemente para ser aceptada en esta sociedad. Cierra sus ojos. Michael le dice que se relaje, pero el movimiento de sus párpados indica su nerviosismo. Poco a poco se empieza calmar. El tatuista, con sus guantes de plás-


Fotografía de Binder Donedat

tico, chaleco azul y tapabocas, deja de oprimir el pedal de su maquina. Coge dos servilletas grandes, una para la paciente y sus lágrimas, y otra para limpiar el pigmento que va quedando por fuera y la poca sangre que sale de los poros de la piel. El sitio de tatuajes está ubicado en el centro de Palmira, en el segundo piso de un pequeño centro comercial. El local no es amplio, pero tiene dos niveles. En el primero de ellos venden ropa, joyas para lucir en las perforaciones que también realizan allí y catálogos de diferentes tatuajes. La ropa no es mucha, aunque resalta por sus colores y diseños. En una vitrina se hallan diversos piercings, unos doscientos, con variados estilos, colores, materiales y para todas las partes del cuerpo, hasta las menos pensadas. Unas ni siquiera se pueden llegar a imaginar insertas en el cuerpo, pues parecen demasiado grandes y molestas como bolas de plástico desgreñadas. En la vitrina principal permanece la esposa de Michael, no tiene la apariencia de esposa de un tatuista, aunque tiene una gran mariposa en la parte de atrás de su cadera. Su apariencia es normal, no usa el estilo que venden a sus clientes. Allí se encuentran libros con distintas formas de tatuajes y también dos folletos de Michael, uno con fotos que muestran diferentes trabajos realizados en la piel de otras personas, y otro con sus dibujos, pues el prestigio de los tatuistas depende, en gran parte, de su talento para dibujar. Este es un lugar donde hombres y mujeres pueden invertir en su cuerpo y apariencia, donde se pueden realizar diferentes intervenciones en su superficie. Allí pueden desarrollar su proyecto corporal deseado. Expresar a través de ello su estilo,

formas de ver el mundo y de vivirlo. Convertir su cuerpo en pieza de arte, pero teniendo conciencia que éste estará expuesto a la otredad y, por tanto, a su aceptación o rechazo. En el segundo piso se encuentra la pequeña superficie en donde se realizan las intervenciones al cuerpo de un modo más profundo. Se llega allí mediante unas escaleras plateadas muy pequeñas y débiles. Hay un baño en miniatura,utilizado por Michael para lavarse las manos y para que sus clientes se observen en el gran espejo que hay allí dentro. En otro lugar, hay una vitrina en donde se encuentran los diversos pigmentos en tarros medianos, estos son hechos a base de minerales o plantas. Encima de ella se encuentra una maleta negra, bastante gruesa y fuerte, dentro están las agujas selladas que requiere para sus intervenciones o para vender al que las necesite. El


Fotografía de Binder Donedat

pequeño espacio está adornado con fotos en blanco y negro donde se muestran insólitas perforaciones y joyas. En una de ellas está una mujer con sus pezones perforados y una joya parecida a un ovni. Al lado de la camilla cuelga una serie de tres fotografías, tres tatuajes, uno de ellos es un niño como de 7 u 8 años, otro es un hombre adulto con un tatuaje en toda su espalda, este trabajo pudo haber durado hasta quince sesiones, cada uno de cuatro horas. Bastante inversión de tiempo y dinero.

llas y además, últimamente le han traído muchos objetos de Estados Unidos con este diseño, se antojó y quiere hacérselo en la piel. Le dio el arranque. Igual a los arranques de deseo que ha tenido con cada una de las 18 perforaciones que llegó a tener. Aunque los tatuajes no se pueden ver mucho, pues su padre de nuevo le alegaría como ha pasado en todas las ocasiones anteriores. Además, no quiere que se expongan tanto a los ojos de los demás, incluso ni siquiera a los ojos de él mismo, porque aunque no le importa el qué dirán “eso afecta y la sociedad exige cosas, me cambia y hasta podría cambiar de opinión, por eso no lo quiero tener a la vista”.

Cuando Michael apenas termina el maquillaje permanente, dos jóvenes suben. Uno de ellos quiere retocarse un tatuaje que tiene en la espalda, el cual perdió pigmento por su descuido, Michael escucha los deseos de su cliente, pero tiene que acapues no lo retocó a tiempo. También viene con la idea de ha- barle las esperanzas, pues la piel de los pies hace que el tatuacerse tres estrellas náuticas en sus pies. Le encantan las estre- je se deforme y pierda definición. Juan queda desconcertado, tenía tantas esperanzas, tantas ganas, y ahora toda su alegría y deseos quedaban frustrados. Pero no desaprovechó la oportunidad y decidió retocar su tatuaje. Era un tribal mediano. De color negro, con sombras azules. Se lo realizó cuando tenía 16 años. Él no quería ningún tatuaje hasta que una de sus ídolos se plasmó este diseño en su cuerpo. Habla con esmero de la razón que lo movió a hacerlo, le encanta una banda conformada por sólo mujeres que tocan rock-metal (Kittie), sobre todo la vocalista (Morgan). No hubo otra razón. Ese sería su único tatuaje. ¿Y las perforaciones? La primera se la realizó cuando aún estaba en el colegio, pero como era una institución cristiana la mantenía tapada, sólo cuando entró a la universidad se empezó a perforar cada vez más seguido. Dice que es debido a impulsos, sólo se levanta y lo quiere hacer, de igual forma sucede con su cabello y ropa. Sus perforaciones han sido en di-


zado por un amigo sin mucha experiencia. Sus colores están un poco gastados), entre otros. Dejó cerrar las perforaciones que tenía, pues muchas de sus clientas, sobre todo las que vienen por su maquillaje permanente, se molestaban e incomodaban con la apariencia de Michael. Ahora a sus treinta años, sabe que su apariencia tiene que ser buena, tiene que dar una imagen favorable a sus clientes, debe tener y exponer un proyecto corporal, pues alrededor de ello se mueve todo su negocio y vida. Dice tener una gran responsabilidad al tener el cuerpo de otras personas en sus manos, por eso siempre hace su trabajo de la mejor forma y con toda la dedicación. Aplica una crema que anestesia superficialmente la espalda de Juan y luego lo cubre con plástico. Espera entre 10 o 15 minutos para empezar a realizar el tatuaje; mientras tanto preferentes partes del cuerpo: tres en el labio inferior de su boca, para los utensilios y dispone los pigmentos que va a aplicar. dos en la lengua, uno en la mitad de sus cejas (pero éste se lo Juan se sienta delante de su tatuista. Éste empieza con una arrancaron en una noche de rumba, ahora sólo tiene la cica- aguja de trece puntas a aplicar los colores. En la cara de Juan triz), uno al comenzar el pene (el mismo cuerpo lo expulsó) y no hay ninguna expresión, sólo siente una pequeña molestia, otro en su punta, éste le duró poco, pues él mismo dice que era pero no dolor. Poco a poco va sintiéndose como insolado, aunmuy cochino y se sentía horrible. Ahora de las 18 perforaciones que cuando le hacen las sombras si siente un suave dolor. Pero le quedan tres, poco a poco se le fueron cerrando, pues algu- todo vale, tendrá el mismo tatuaje de su cantante preferida. nos días sólo quería utilizar pocas joyas. En la actualidad no volvería a realizarse perforaciones: “ya pienso un poquito más Michael se concentra. Poco a poco se observa en su cara el allá porque ya he vivido más, me he relacionado con diferen- gran esfuerzo para que el trabajo quede impecable. Empieza a tes personas…la vida puede cambiar y luego uno qué hace con sudar, las gotas recorren su rostro. Toma servilletas, una para esas marcas”. Su vida ha estado marcada por diferentes cam- limpiar la tinta que queda por fuera de la piel de Juan y la poca bios estéticos en su cuerpo, siempre está en un continuum de sangre que sale de los poros; otra, para el sudor que sale de proyecto corporal que lo entusiasma. Ahora mismo, está reci- los suyos. Parece que no oye nada, todo su mundo esta allí. biendo tratamiento para las estrías que tiene en sus caderas y Juan conversa con su amiga, sólo se habla del proyecto corpodepila con cera constantemente su bigote, el proceso es lento, ral de los individuos que los rodean. Después de cuarenta minutos está terminado el tatuaje. Juan lo observa para realizar costoso y doloroso, pero se justifica. correcciones, si es que las necesita. Luego Michael lo limpia y Michael de nuevo comienza su ritual para tatuar. Sabe perfec- le da las recomendaciones que debe tener con su porción de tamente que el tatuaje en Colombia es una moda y debido a piel tatuada: no sol, no licor, no piscina, no sauna, no tocarproductos mediáticos que muestran el tatuaje como un arte se con las manos sucias. Ahora tendrá que esmerarse por el o una cultura, por ejemplo Miami inc (del canal people + arts), cuidado de una parte que fue, de alguna manera, afectada y esta práctica ha cogido buena fama y poco a poco la gente sacrificada para lograr su proyecto corporal. lo aprecia como verdadero arte, de la misma forma como él lo ve. El tatuaje es una práctica nueva en Colombia y apenas ahora se está empezando a ver un poco de verdadero aprecio. Michael viene de familia de artistas, casi todos pintores o ilustradores, pero su padre y madre han tenido mucho que ver con el mundo de la belleza. Conoce varios países, no se crió en Colombia, su país natal. En Chile empezó a practicar el tatuaje, le interesó porque le encantaba dibujar y lo hacía bien, pero lo que le pareció curioso fue convertir en lienzo la piel de alguien. Practicó el tatuaje un año y medio de forma empírica haciéndolo sobre la superficie de sus amigos. Luego decidió pagarle a alguien para que le enseñara, pues no había academias. También aprendió con médicos, sobre todo lo que tiene que ver con las perforaciones. Primero tuvo su estudio en Bogotá, pero luego se trasladó a Palmira donde vivía su madre y allí se asoció con ella, montando una peluquería donde él realizaba el maquillaje permanente y los tatuajes. Más adelante abrió su tienda, Stigma tattoo. Él tiene varios en su cuerpo: la máquina de hacer tatuajes, máscaras japonesas, el retrato de su abuelo, la crucifixión, un mago (en la pierna- primer tatuaje a los catorce años, reali-


Por » Erika Mantilla «

Mientras las niñas se dispersaban en la cancha, la profesora revisó la pantalla de su celular para asegurarse de que no había ninguna llamada perdida; pero lo cerró de repente al escuchar los pasos sobre el pasto de varias de las niñas que corrían hacia ella. -Profesora Pilar que Sarita se cayó y le está saliendo sangre - gritaron diferentes voces a diferentes tiempos por lo que no escuchó claramente el nombre de la niña, pero empezó a caminar antes de preguntar quién era. -Nosotras estábamos jugando con la cuerda y ella estaba parada batiéndola cuando pum, al piso. ¡Como que le dio yeyo! – dijo gritando Karol que estaba corriendo. Pilar pensó que la niña había salido de la casa sin desayunar, que había sido un desmayo porque se le había bajado el azúcar o algo así. Iba a hacer el comentario pero cuando levantó la cabeza de la niña y sintió la sangre tibia entre el pasto y sus dedos no pudo contener un grito. El grupo de treinta y ocho niñas que estaban a su alrededor gritó también a una sola voz, salieron a correr y se dispersaron por la cancha; al mirar su mano Pilar se fijó en el reloj: eran las nueve menos un cuarto, todavía faltaban cuarenta y cinco minutos para el recreo. No había nadie cerca pero las niñas otra vez estaban caminando hacia ella; entonces gritó: -Por favor, vayan a la Rectoría y llamen a alguien, esta niñita se va a desangrar – y varias de ellas salieron corriendo. Sintió un olor como metálico, suave, muy suave pero metálico. Sabía que debía hacer presión en el golpe, pero solamente


Fotografía de Alfonso Díaz

imaginarse sosteniendo un colgajo de piel la hizo arquearse; incluso volteó la cara porque pensó que iba a vomitar; tuvo que toser, cerró los ojos y sintió que se le llenaban de lágrimas, no era miedo o tristeza: era asco.

-Será llevarla a la Rectoría porque allá está el botiquín, ¿no?- Leonor no dijo nada, siguió caminando y vio cómo un caminito de sangre quedaba sobre el pavimento detrás de ellas.

Al abrir los ojos vio a Leonor, otra profesora, corriendo asusta- En la Rectoría estaba sonando una impresora, el humo que sada hacia ella y la vio mover los labios pero no entendía nada de lía de las ollas en el único kiosco de la cafetería en la escuela lo que decía, se movía con dificultad, por el peso y por los años, entraba por las ventanas: ya estaba agitada y sólo cuando estaba bien cerca entendió: -Olga, cierre esa ventana que ese olor a frito tan temprano -¿Usted era la que gritaba, Pilar?, ¿Qué fue lo que pasó? me enferma – dijo la coordinadora tapándose la cara. Pero no la dejó responder, empezó a darle órdenes: levántela, Olga se levantó para cerrarla y vio a las niñas corriendo agitatápele el golpe con la mano, yo sostengo el cuerpo, no deje que das, esperó a que entraran a la oficina y les preguntó: se le mueva el cuello, a lo mejor hay fractura. La veía caminar en círculos a su alrededor pero ninguna de las dos se atrevía a levantar a la niña. -¡Profesora, mire, mire, está moviendo la mano! - gritaron las niñas que ahora las rodaban. Pilar miró las manos de la niña agitándose y sintió un impulso muy fuerte de levantarla y salir a correr, no podía dejar morir a una niña ahí, en la mitad de una clase de Educación Física. Puso la mano que tenía libre sosteniendo a la niña por las pantorrillas y al poner la otra mano en la espalda, la cabeza de la niña se descolgó dejando un hilo de sangre caer sobre su jean. Las niñas volvieron a gritar y Leonor se acercó, levantó con las manos la cabeza de la niña pero no dijo nada. Caminaron atravesando la cancha y Pilar dijo:


Corrió hasta el teléfono en el escritorio y mientras esperaba que le contestaran vio las manos de Sara moviéndose espasmódicamente, le dio la impresión de que la niña estaba teniendo algún tipo de convulsión y dijo: -Esa peladita no está desmayada, lo que pasa es que debe tener como epilepsia. Mírele la mano, eso le da a la gente cuando tienen ataques de epilepsia –. Todas voltearon a ver y las manos trigueñas de la pequeña todavía estaban temblando. -Vea, señorita, necesito un móvil a la escuela Simón Bolívar en Siloé – dijo Olga a la operadora al otro lado de la línea. -No, es a la sede Simón Bolívar. Por favor rápido que tenemos una niñita herida – colgó el teléfono y se fue a buscar el botiquín en el armario de la Rectoría. -¿Ustedes por qué se salieron de clase? ¿Con qué profesora están?- las niñas no respondieron, de hecho siguieron corriendo por la oficina, llegaron al escritorio de la coordinadora y sin respirar todas al tiempo empezaron a hablar: -Que se cayó Sarita y está botando sangre, la profesora Pilar la necesita – Yaneth no entendió mucho pero se levantó del asiento y salió con ellas de la oficina. Una de las niñas se devolvió y le pidió a Olga un trapo - ¿Un trapo? ¿Para qué?- respondió extrañada. -Es que la profesora tiene sangre en la cara- dijo tranquilamente la niña. Al pararse en la puerta Olga vio venir a las dos profesoras con la niña en los brazos y detrás de ellas un grupo bastante grande de estudiantes, demasiado grande para ser un solo salón y a medida que se acercaban fueron apareciendo otros profesores y más niñas; de pronto ya eran una multitud de personas pequeñitas en uniforme: las falditas de prenses y las medias blancas parecían titilar a medida que se aproximaban sigilosamente, como guardando una distancia prudente entre ellas y la víctima. -¿Qué fue lo que pasó?- preguntó Yaneth entrando detrás de ellas a la oficina. -Como que se desmayó y se golpeó la cabeza con algo – respondió Pilar con la respiración entrecortada - ¿Y ahora yo para dónde me voy con esta niñita? – terminó diciendo. -Llamemos un taxi para que las lleve al puesto de salud. ¡Olga, pida un taxi! – gritó Yaneth mientras Olga sacaba a las niñas de la oficina para cerrar la puerta.

Sacó la gasa y la puso sobre las manos de la profesora Leonor. Tan pronto como tocó la herida se llenó. La tiró al piso y en su lugar puso uno trozo nuevo, pero volvió a llenarse. Dejó la bolsa en el piso y salió corriendo hacia al baño. Buscó un trapo más grande con qué tapar la herida, cogió la toalla pero era blanca, se paró en la puerta porque se la imaginó llena de sangre. ¡Pase rápido ese trapo, mire cómo se volvió Pilar! –. Pilar estaba sentada en un asiento contra la ventana y a través del vidrio se veían todas las caritas de las niñas tratando de ver la escena, todavía estaba cargando a Sara pero no decía nada. Leonor sostenía la cabeza de la niña contra el pecho de Pilar, en la mano tenía un mechón de su pelo crespo enlodado por la sangre y aunque no podía sentir ningún golpe, si percibía la sangre corriendo profusamente por su antebrazo. Un golpeteo en la puerta las hizo mirar a través de la ventana: era doña Raquel, la comodataria, gritando que estaba un taxi en la puerta. Al mismo tiempo se esforzaba por ver por encima de las niñas hacia el interior de la oficina. Olga se paró frente a la puerta al tiempo que el teléfono sonaba, abrió lentamente y empezó a mover a las niñas hacia atrás para que Pilar y Leonor salieran de la oficina. El calor proveniente del kiosco se mezclaba con el ruido de la montonera y se respiraba un vaho caliente. Las niñas se movieron con más facilidad después de ver que la ropa de ambas profesoras estaba manchada pero las siguieron por el patio hasta el portón blanco de la entrada en donde doña Raquel hacia todo lo posible por moverlo. Sin necesidad de abrirlo completamente pasaron por la puerta las dos profesoras y Yaneth, mientras que Olga y varios profesores hacían lo posible por mandar a las niñas a sus respectivos salones. -Váyase usted con ella, Pilar. Yo llamo a la mamá y le aviso que usted está en el puesto de salud con la niña – dijo Yaneth abriendo la puerta del taxi. -Yo no se cómo es que se llama la mamá, busque ahí en el salón el maletín de ella. Como que es Valdés el apellido, busque Sara Valdés – dijo lo más rápido que pudo Pilar mientras le pasaba la niña a Leonor para sentarse en el taxi. -¡No, no, no! A mi no me dijeron que era para recoger heridos, mire como están de ensangrentadas. A mi me da pena con usted pero después me ensucian el carro y quién se sube a un carro lleno de sangre… si quiere yo


le llamo a otro compañero pero a esa peladita no me la suben acá – dijo el taxista antes de que Pilar pudiera recibir a la niña y empezó a pedirle muy cortésmente que se bajara del carro. -Señor es una niña y el puesto de salud queda ahí no más – dijo Janeth metiéndose por la ventanilla de adelante y el taxista le dijo: -Es preciso lo que le estoy diciendo, me toca ensuciar el carro por una mínima: eso no es ni la mitad de lo de la lavada. – Yaneth se movió de la ventanilla pero le pidió al taxista que llamara otro móvil. Pilar no espero, salió del carro, cogió a la niña y le preguntó a Leonor: - ¿Vas conmigo? – a lo que ella respondió asintiendo con la cabeza y salieron caminado a buscar otro carro. El taxista arrancó y pasó junto a ellas pero no cando y cuando escuchó la voz al otro lado de la línea se sentó las miró, en ese momento Leonor dijo: para explicar: -Mirá que ya no está moviendo la mano – Pilar recorrió a la niña con los ojos y se dio cuenta de que tenía los ojos abiertos. -¿Ella todo el tiempo ha tenido los ojos abiertos? – preguntó con la respiración ya agitada. Leonor se horrorizo y soltó la cabeza de la niña, la toalla cayó como una plasta sobre sus pies, no se detuvo a recogerla sino que respiro, respondió que no y puso la mano sobre la herida que todavía no había podido sentir.

-La llamó desde la escuela Juana de Caicedo y Cuero, mi nombre es Janeth Lopera y soy la coordinadora de la sede Simón Bolívar. Necesito hablar con la señora Libia Bonilla. Muchas gracias – dijo despacio mirando a Olga que esperaba que alguno de los alaridos al otra lado de la línea fueran lo suficientemente fuertes como para escucharlos desde donde estaba parada. Yaneth procedió a explicar lo que había sucedido y terminó por decir que todavía no estaba segura del estado de la niña pero que suponía ya había sido atendida.

Yaneth pasó por en medio de las niñas, miró a los profesores y se dio cuenta de que todos, hasta el portero y doña Raquel, Pilar pasó por en medio de un par de jóvenes en uniformes verestaban esperando una explicación pero todo lo que dijo fue: des y apoyó a la niña sobre el mesón pero no dijo nada porque tan pronto como lo hizo dos enfermeras y un paramédico acer-Profesora Carmen, por favor encárguese de las estudiancaron una silla de ruedas para poner a la niña ahí: tes de la profesora Pilar y usted profesor Harold de las de la profesora Leonor. Ya todos pueden volver a las clases –. -No se puede sentar ahí sola, está inconsciente desde que se golpeó – dijo pasándosela al paramédico, él le Le dijo a la secretaria que les avisaran a los padres de la niña. respondió que se tranquilizara, que la iban a atender y Pasó en frente a la ventana y vio, en su propio reflejo, que ella que él se iba encargar de ella. también estaba manchada con sangre. Entró a la oficina y se -Póngala en la silla, yo la voy a sostener. No se preoculimpió las manos con un pañuelo de papel, minutos después pe – terminó diciendo en tono pausado, gesticulando apareció Olga con una mochila azul en la mano: lentamente como le hablan a los malos de las películas para desarmarlos. -La profesora Carmen dice que no hay ningún carné de salud pero si quiere buscar usted misma – dijo poniéndolo sobre el escritorio. Yaneth lo abrió pero en él sólo había dos cuadernos y un par de lápices: uno era rojo. Buscó también en el bolsillo delantero y sacó tres tarjetas de cumpleaños con unas hadas vestidas de rosado en el frente: -En la tierra de las hadas todo está encantado… ¡ahora tú lo estás porque has sido invitado! Te espero a ti y a tus papitos el 27 de septiembre de 2008 a las 3:00 de la tarde para disfrutar un grandioso banquete –. Abajo se leía la dirección de la casa escrita a mano, igual que la fecha y una firma al final de la tarjeta. Yaneth las puso en el escritorio y le preguntó el número del teléfono a la secretaria. Respiró profundo al oír el timbre repi-


Pilar puso a la niña en la silla muy despacio y sólo ahí se dio cuenta de la cantidad de sangre que tenía en la ropa, se volteó hacia Leonor que le dijo sin el más mínimo asomo de impresión:

para el Hospital Departamental, que la acudiente de la niña era una señora “negrita” y alta que se llamaba Libia Bonilla.

-Cuando llegue allá la vuelvo a llamar – dijo cortante Pi-Deberías entrar a un baño, tenés sangre en la cara – Pilar y cerró el celular. lar miró a su alrededor, se acercó al mostrador y le pidió a la recepcionista que estaba ahí algo para limpiarse. Yaneth, que hacía muy poco había avisado a la señora, levantó el teléfono, marcó y esperó para que le contestaran; el teléfoLa mujer le acercó un trapo azul y le dijo: no timbró varias veces pero no contestó nadie. Colgó y volvió a marcar pero no contestaron. -¿Me puede decir que es lo que le pasó a la niña? –. -No sé – respondió Pilar y luego de una corta pausa dijo La ambulancia se detuvo, la puerta se abrió con fuerza y el pa– Bueno, se cayó pero no sé con qué se golpeó la cabe- ramédico le tomó la mano izquierda a Pilar para ayudarla a za – la recepcionista bajó la mirada para apuntar algo bajar. Cuando bajaron la camilla, el ruido metálico y el sol que y luego dijo: ya se sentía fuerte en la piel no dejaron que Pilar perdiera de -¿Y cómo se llama? – vista a la niña a pesar de la rapidez con la que se movían con -Sara Valdés Bonilla y estudia ahí en la Simón –. ella. Caminó a una distancia prudente pero nunca muy lejos y al entrar al hospital la acústica del lugar transformó el traLeonor se acercó para tomar el trapo que había quedado en el queteo de la camilla. El paramédico se volteó y sin retirar las mesón y todavía estaba Pilar respondiendo cuando una enfer- manos del armazón le pidió que esperara ahí. Pilar desaceleró mera, joven y alta, se acercó para decirles: hasta que se detuvo y entonces escuchó un murmullo fuerte, como que aterrizó de repente. Se acercó a la pared cuando se -Ya suturamos la herida, pero la niña todavía está in- dio cuenta de que estaba parada en la mitad del pasillo que consciente y parece que perdió mucha sangre – les hizo aunque era ancho se veía atiborrado, abrió el celular y el reloj una seña con las manos como mostrándoles su uniforme daba las nueve y ocho minutos. Apareció, entre los uniformes, ligeramente manchado. el paramédico para decirle que la niña ya estaba en Radiología -Ahora se la llevan al Departamental para hacerle una pero que necesitaban datos de ella y el carné de la EPS: radiografía para saber si hay alguna contusión. ¿Quién se va con ella? – preguntó. -No, yo no tengo eso. Toca esperar a la abuela que ya debe venir para acá – dijo Pilar –. De todos modos si nePilar respondió con la mano y salió con ella mientras Leonor cesitan hablar algo mientras tanto que me digan a mí. – que caminaba un poco más atrás le decía que se iba a devolver -No, a ella ya la están atendiendo, pero ¿con qué fue que la escuela para avisar. se golpeó? – preguntó el joven. -Todavía no sé. A lo mejor había alguna piedra en la can-¿Se quiere ir atrás? – preguntó el paramédico que ésta cha o algo así – respondió Pilar y mientras hablaban una vez tenía una expresión diferente, más seria. mujer con una bata y gafas de marco rojo se acercó. -Sí, si se puede sí – dijo Pilar. -¿Usted viene con la niña del trauma craneal? –. Pilar le respondió asintiendo. Subió a la ambulancia y se sentó con las rodillas apretadas contra -Acá dice que la niña se cayó y se golpeó –. Pilar asintió una barra de la camilla, Sara ya tenía los ojos cerrados. El carro otra vez y ella continuó – pero encontramos alojado un se puso en movimiento y vio cómo la imagen de Leonor se hacía cuerpo extraño en uno de los ventrículos cerebrales –. más pequeña, la vio girar y caminar de vuelta a la escuela. Sacó -¿Un cuerpo extraño? –interrumpió Pilar alarmada. el celular del bolsillo marcó el número de la escuela, después de -Sí – replicó la mujer – parece que es una bala -. cuatro bips contestó Olga, con el protocolo de siempre, a la que interrumpió diciéndole que le pasara a la coordinadora: - Si, un momentico – respondió Olga afanada. A Yaneth le dijo que iba


Informe Sobre

Alimentos

Nunca antes en la historia de la humanidad la preocupación en torno a los alimentos que comemos se ha planteado de manera tan urgida como ahora. El crecimiento desenfrenado del neoliberalismo, con su interés centrado exclusivamente en el beneficio económico, pasa por encima, arrasando, la defensa de los alimentos sanos, de los métodos correctos de cosecha o de sacrificio no agresivo de animales, de las formas apropiadas de cocinar. Bastaría pensar que los pesticidas y fungicidas, que se integran sistémicamente a los productos alimenticios que consumimos, no se aplicaban hasta hace pocas décadas en los procesos agrícolas para imaginar las altísimas dosis (aunque sean micrométricas) de elementos nocivos para la salud que la humanidad entera ingiere ahora con los productos del campo; el incremento de todo tipo de enfermedades en las personas es un hecho estadístico indiscutible, así como el envenenamiento de la tierra misma y de las aguas freáticas (como es el caso, por ejemplo, de las tierras y aguas del Valle del Cauca con los cultivos de caña de azúcar) . No hablemos de los riesgos todavía desconocidos a los que nos quieren someter las grandes transnacionales de la alimentación con la propagación extensiva de los cultivos de productos genéticamente modificados, sólo con el argumento falaz de aumentar la productividad y disponer, supuestamente, de más alimentos para más gente. O de los hábitos sociales impuestos por las transnacionales de los restaurantes con su fast food que no sólo sirven productos de dudosa elaboración sino que desagregan los lazos sociales que por siglos se han tejido en torno al acto de comer: conversación, lentitud, amistad, convivialidad. O, visto desde otro ángulo de preguntas y para hablar sólo del Valle del Cauca, ¿cuántos lagos artificiales han sido creados en los últimos años en los que crecen peces alimentados con hormonas de quién sabe qué naturaleza, y cuyo consumo afecta nuestro organismo (senos en los hombres, vellos en los rostros de las mujeres, modificaciones del timbre de la voz, y muchos otros cuyos perfiles son hasta ahora desconocidos), sólo por tener animales más pesados y, entonces, mejor pagados? ¿Cómo son alimentadas las vacas cuya carne es base de nuestra alimentación diaria –en fin, para los que pueden darse ese lujo--? ¿En qué condiciones de higiene funcionan los mataderos? ¿Y cómo son fabricados los embutidos? En fin, los problemas son múltiples, las preguntas infinitas. Pero paralelamente, por fortuna, esta profunda mutación social en relación con los alimentos ha dado lugar a una reacción en sentido opuesto caracterizada por el despertar de las consciencias ciudadanas. Los tres reportajes que conforman este informe participan en una escala modesta de esta discusión –cuyo perímetro es planetario, no hay que engañarse--. Angélica Ortiz (Tres personajes, muchos pescados, un solo mar) relata las condiciones en las que son cogidos los peces en Buenaventura e integra su relato a las vidas de los pescadores; Paula

(Dos generaciones, muchas gallinas) narra las formas como son criados los pollos en una granja artesanal en las montañas del Valle del Cauca; Hernán Toro (Los cerdos también lloran) describe el sacrificio de un cerdo en una

Náñez

pequeña finca de la carretera al mar. Pescados, pollos, cerdos: hubiéramos querido cubrir mucho más ampliamente el espectro de los productos, pero esta pequeña muestra sirve de ejemplo para ver qué comemos.

Hernán Toro


Por » Paula Náñez «

Fotografía de Natalia Mejía

Un día decidió acompañarla, bajar por el sótano hasta el patio grande de la casa y ayudarla con los baldes verdes donde dejaba las gallinas. Así aprendió Mercedes a matar gallinas. Bueno, ella ya sabía cómo hacerlo, digamos que desde ese día se volvió su oficio. Nadie le había enseñado a hacerlo, ella dice que aprendió viendo, como casi todo lo que sabe. La mujer que estaba en el patio grande era su suegra. Una abuela campesina de más de 60 años. Fuerte y mal hablada, de pelo blanco y manchas cafés en las manos por su vejez. A eso se dedicaba ella: criaba y vendía gallinas. Reutilizaba toda la materia prima. A veces tendía costales blancos en el antejardín y ponía las plumas de las gallinas al sol. Luego las vendía para hacer adornos florales. Varias veces los vecinos se quejaron, unos por el olor, otros porque algunas de esas plumas mojadas se metían por debajo de la puerta. Esa vieja campesina se llamaba Elba, y ella le enseñó a Mercedes el negocio. Mercedes lo hacía mejor que Elba, sólo que la abuela tenía la experiencia para manejar a los clientes y para reutilizar todo en pro de las ganancias: las plumas, las menudencias… Mercedes se encargaba de matar las gallinas, Elba decía que no lo hacía porque estaba vieja y le dolían las manos, pero la verdad era que ella nunca había aprendido bien. Por eso dejaba que Mercedes les torciera el cuello a las gallinas mientras ella calentaba el agua para poder sacarle las plumas. Elba se murió y ese oficio se quedó con Mercedes. Elba también aprendió viendo, y por obligación, porque su familia lo necesitaba y porque su marido ayudaba menos que las gallinas. A ninguno de sus hijos les enseñó o ellos no quisieron aprender. Le enseñó a Mercedes, la última de sus nueras, la más parecida a ella, la que se quedó con los gallineros de madera y el suelo de tierra.


Fotografía de Natalia Mejía

Todos los días Mercedes se levanta muy temprano, hace el café negro y caliente que tanto le gusta, se lo toma frente a la ventana que da al patio, y bebe sorbos largos sin que se queme. Antes de ir a ver cómo han pasado la noche sus gallinas, deja bajo la lumbre de una hornilla improvisada, una olla negra y ancha llena de agua y hojas de eucalipto. Ella les hierve el agua a sus gallinas. El eucalipto evita que les dé peste, dice Mercedes mientras saca del fondo de unas cajas de cartón el palo seco que sirve para atizar el fuego. Se prepara para bajar al patio de la casa, pero antes termina de vaciar en los tarros verdes el agua que hirvió en la tarde del día anterior. Utiliza los mismos tarros que usaba Elba. Han cambiado porque se han hecho viejos como su negocio, pero conservan las características que buscaba Elba: con agarradera grande y de plástico, livianos pero con capacidad suficiente. Llevando los dos tarros, uno al lado del otro, Mercedes baja hasta el patio donde están sus gallinas. Corre la puerta de madera y espanta el perro amarillo que amenaza con entrar. Antes lo ha hecho y se ha comido unas cuantas. El patio es grande, tanto como la casa. Está dividido en varias partes. Hay dos salones grandes de madera y de pedazos de láminas de metal. Como hechos con retazos. El resto es una especie de jardín, con maleza, una mata de plátano y otra de coca, para los dolores de muela. Ahí están las gallinas que no se comen, sólo se usan sus huevos y se dejan para que se alimenten y tengan crías. Esas son las gallinas del esposo de Mercedes –del hijo de Elba-. Él no participa en el negocio, no sería capaz de matar gallinas; por eso las suyas, las de colores, las criollas, se mueren de viejas. Ellas caminan por todo el patio, persiguiendo lombrices y cucarachitas. Las de Mercedes son blancas, de esas que nacen en incubado-

ra. Los dos salones principales son para los pollos que vende Mercedes. Uno de los cuartos es para las gallinas más grandes, las que están llegando a los dos meses de nacidas, las que se van a vender. En el otro, están los pequeños, los pollitos más pequeños, con bombillo de tungsteno para el calor y agua con azúcar, que son como vitaminas para las gallinas. Mercedes se encarga primero de los más pequeños. Les revisa la comida, mueve el comedero para que el concentrado termine de bajar y les cambia el bebedero blanco de tapa roja. Lo llena hasta el borde, lo voltea para que baje el agua y lo pone sobre un ladrillo para que los pollitos se empinen para tomar y no se metan –como hacían antes- y se ahoguen. Con una escoba les mueve el aserrín y los deja listos hasta pasado el medio día cuando vuelve a verlos. Pasa al cuarto contiguo, donde están los más grandes.


nas, y augura un mejor futuro para la próxima tanda. Pasa despacio hasta el final del salón, para que no se asusten sus pollos, que por naturaleza son muy nerviosos, y les revuelve el aserrín que apenas se ve usado. Mercedes casi siempre pela las gallinas en la tarde, cuando vuelve de su trabajo de medio tiempo. Baja el agua con eucalipto que ha puesto a hervir en la mañana, la vierte sobre unos tarros plásticos, los tapa, pone agua corriente sobre su olla vieja y la deja en el fuego hasta que suelte el primer hervor. Mientras pasa eso, ella baja hasta el patio de su casa, escoge las gallinas de acuerdo a lo que le ha pedido su clientela y de acuerdo a la calidad del cliente. Carga con cuidado sus gallinas y las pone dentro de la talega de colores donde las transporta siempre hasta donde está el agua caliente. Las gallinas son las más pequeñas, las de alas cortas y las que casi no tienen cresta, la que tienen es muy pequeña y parece una coronita rosada. Esas se las deja a los clientas que prefieren los más pequeños, a los que prefieren las gallinas porque les dan mejor sabor al sancocho que el pollo o a los que se demoran mucho en pagar. Los pollos son los más grandes, los más agresivos, pero también los más nerviosos. Esos son para los clientes que prefieren los más gordos, los que no se preocupan por pagar o los que creen que cuando Mercedes les dice que son grandes se imaginan los grandes de un asadero. Las gallinas que Mercedes vende pueden llegar a pesar hasta diez libras y las más pequeñas hasta las cinco libras. Un pollo de los más grandes puede costar entre los 35 mil pesos, pero claro, usted puede cocinar el pollo en todas sus presentaciones por toda una semana. Después de que acomoda sus gallinas en la talega de colores, las lleva hasta la parte del frente de su casa,

Fotografía de Natalia Mejía

Antes de bajar al patio, como todos los días, Mercedes pica cebolla larga, la revuelve con arroz que ha sobrado de su cocina y aplasta varias cabezas de ajo. La cebolla y el arroz los pone en el comedero de los pollos grandes, justo donde meten sus picos, y el ajo lo revuelve en el agua. Ella dice que eso les mejora el sabor y les corta la grasa. Pero no les echa siempre, esta vez lo hace porque el agua que ha hervido no tenía mucho eucalipto. Las gallinas presurosas se abalanzan sobre el comedero y sobre el agua. Mientras ellas se reúnen a un lado del gallinero, Mercedes camina hasta el final del salón, con su cuerpo pegado a la pared blanca pintad con cal que deja sobre sus brazos rastros de ese color. Ella siempre pinta el gallinero cada vez que termina con una tanda de pollos, lo desinfecta con algo que le venden en una veterinaria, con aguas de hierbas que usaba Elba y con cal. Se quitan las bacterias, los piojos diminutos que les dan a las galli-


donde está la hornilla que ha estado calentado el agua. Las saca de la maleta y una por una les tuerce el cuello hasta que su huesito se quiebra. Mueren. Toma la otra y hace lo mismo. Para que no se pongan moradas por la sangre coagulada, las amarra de las patas en unas cuerdas amarillas que están amarradas a unas guaduas delgadas. Sola con su fuerza, vacía el agua caliente en un tarro que encuentra cerca, tapa la olla y la organiza sobre pedazos de cartón que están bajo el techo que protege la hornilla. Quita los trozos de madera seca, aún con las brazas encendidas, saca agua de la tina que tiene en un rincón y apaga los tizones que le sirven para el otro día.

la cabeza de la gallina, las guarda en una bolsa pequeña y transparente y mete las menudencias –ahora en la bolsa- de nuevo en el pollo; pone a un lado de ellas una pata y en el otra, la pata que sigue. Toma la bolsa transparente y grande que tiene colgada en una ventana con anjeo y guarda el pollo. Hace lo mismo con la otra gallina y las lleva a pesar. Su balanza es vieja, se la compró de segunda a un conocido y la tiene desde ahí, desde antes que se muriera Elba. Mercedes no sabe bien hacer las cuentas, pero sabe muy bien leer las libras y los kilos, y se apresura, con sólo verlas, a calcular el peso a sus gallinas. Esta vez estuvo cerca: nueve libras el pollo y 7 y media la gallina. Guarda las gallinas en el congelador de la nevera que tiene destinada para su negocio y Mercedes baja las gallinas de la soga desde donde las tenía col- sale del patio, cerrando la puerta hecha como con retazos. gadas y con mucha delicadeza, para no lastimarle las alas, que son las más frágiles, las sumerge en el agua caliente. Lo hace Ahí no termina todo, al otro día, Mercedes toma sus gallinas, dos veces, primero tomándole las patas amarillas, luego desde ahora muy duras y frías, y las guarda en el maletín negro que la cabeza para mojar sus patas y la rabadilla. Después las pone una buena amiga le regaló un día. Se carga sus gallinas y sale de sobre un pequeño muro para que se escurra el agua y bota la que su casa para tomar el bus y llevar la mercancía hasta donde está ya no está tan caliente, pero sí café por la tierra que se queda en el dueño. Mercedes casi siempre las vende así, muy poca gente las gallinas, y algunas plumas que se alcanzan a caer. Toma la va hasta su casa por las gallinas, las hay, pero es más frecuente primera gallina y empieza a pelarla. Desde los muslos hasta la que ella las cargue hasta donde está su cliente. Con la fuerza de cabeza y al final la cola. Lo hace rápido y va dejando al descu- mujer valiente y campesina, ha cargado hasta seis pollos de seis bierto la piel amarilla y lisa de la gallina. En una bolsa, sobre la a ocho libras. Lo ha hecho desde siempre, desde que Elba le dijo mesa de madera donde pelas sus gallinas, bota las plumas y la un día que la acompañara al patio de la casa. El oficio se quedó piel de las patas, a las que no les da uso. Elba hubiese separado entre ellas, como un secreto de mujeres viejas. esas plumas para ponerlas a secar y luego vender. Termina con esa, toma la otra y hace lo mismo. Las plumas más pequeñas, las que le cuesta ver bien las saca cuando lave las gallinas. Esas plumas las saca fácil con agua y con la punta de su cuchillo. Cuando termina de quitarle todas las plumas a las gallinas, las guarda nuevamente en su talega de colores. Las lleva hasta el lavadero que está en el patio y se prepara para lavarlas. Primero le corta las patas donde empiezan las coyunturas, les limpia la piel amarilla que les quedan y le quita las uñas. Las pone a un lado y corta la cabeza para separarla del cuerpo. Desde donde inicia el cuello, hace un corte fuerte contra el roñoso lavadero para poder terminar de quebrar el hueso. Separa la cabeza del cuello y termina de quitarle las plumas más pequeñas. Deja las patas y la cabeza a un lado y hace luego una incisión que le da entrada al estómago. Saca las tripas, largas y muy delgadas, las desecha –hay gente que las consume, pero los clientes de Mercedes prefieren no hacerlo-. Luego encuentra el resto de las menudencias: el corazón, vierte sobre él el agua que saca del tanque del lavadero y lo pone a un lado junto con la cabeza y las patas. Después toma la molleja, pequeña y arrugadita, la abre a la mitad, saca de ella una piel amarilla y gruesa que la recubre y la lava para terminar de quitarle restos de concentrado. Luego llega al hígado, lo saca con cuidado para no reventar la hiel y para no desbaratar el hígado. La hiel es un líquido verde y muy amargo. Mercedes dice que si se revienta se pierde el pollo, por lo menos todo lo que la hiel toque. La hiel viene en una especie de bolsita, muy pequeña y ovalada, junto al hígado; cuando Mercedes lo saca, debe tener cuidado al separar la hiel. Luego la desecha. Cuando ha sacado todo, al pollo no le quedan más que las alas, la pechuga, el costillar, la rabadilla, los muslos y los contramuslos. Mercedes vierte agua sobre el cuerpo vacío del pollo y lo sienta para que el agua caiga. Un agua rojiza corre por el lavadero para desaparecer por el sifón. Eso lo hace unas tres o cuatro veces. Luego toma las menudencias que ya había lavado y


Por » Angélica Ortiz «

Aquellos tiempos de viento y marea A las 4 de la mañana de un lunes de febrero, Wilson Monarca escucha el sonido lejano de su despertador mental. Pone los pies sobre el suelo empolvado y camina aún dormido rumbo a la habitación de su hermano Wilmer. Éste se encuentra sumergido en un sueño profundo, mientras abraza a Mariela su mujer, una bella negra de cuerpo escultural que había conocido dos meses atrás. Llevaban más de 20 años trabajando juntos los dos hermanos, el menor no lograba acostumbrarse a la salida de madrugada y mucho menos ahora a abandonar a su hermosa acompañante. Sin embargo, tenía claro que no había más opciones, pescar era la única forma que habían aprendido de ganarse la vida. En realidad, el oficio lo heredaron del padre, quien había muerto 5 años atrás mientras pescaba una tarde de domingo a los 86 años de edad. Alistaron todo con cautela de no olvidar lo indispensable. En tres costales llevaban los implementos de trabajo. Las mallas conservaban la humedad de la última salida, el olor intenso de agua estancada que tenían se apropiaba del ambiente. Las habían obtenido como obsequio de parte de un conocido del puerto. Desde su primer día de trabajo pesquero, las mallas jamás habían sido lavadas, no conocían el jabón, ni el agua dulce, descansaban inertes cada día en un rincón distinto de la casa. Estaban negras de mugre, su apariencia café amarilloso producía una sensación de abandono y porquería. Era época de viento y marea, como la llamaban en el medio. La espera sería larga, pero los resultados sustanciosos. Estos


Fotografía de Angélica Ortíz

eran los mejores días para pescar, pasarían de 3 a 8 días en el mar, dependiendo de la cantidad de peces recogida, la idea era obtener un botín de más de 400 pescados.

para poder ser luego vendidos a buen precio en el puerto. El color amarillo oscuro se pronunciaba en las esquinas de las cavas blancas. La falta de buena limpieza y el desgaste producido por el paso de los años, se notaba en el fondo de ellas. A pesar de Con todo listo partieron a “El Piñal”, el principal lugar de en- que con el calor de Buenaventura, en ocasiones lograban secarse cuentro de pescadores en la ciudad de Buenaventura. Una vez completamente y vencer la humedad, el olor intenso de los pescaallí, saludaron a sus compañeros, desayunaron con 3 empana- dos muertos permanecía impregnado en sus paredes por siempre. das de camarón cada uno, acompañadas de café, y emprendieron el camino rumbo al mar. El bote que habían logrado Pasaban las horas, a las 6 de la tarde, mientras los cubría la osconseguir con muchos años de sol ardiente y trabajo pesado curidad, los tres pescadores debían lanzar nuevamente las malos esperaba en la orilla. Bailaba de un lado a otro como si es- llas que durarían en el mar hasta la media noche. De esta forma, tuviera contento de partir nuevamente a mar adentro. repetirían la rutina durante casi una semana hasta lograr una cantidad suficiente de animales de mar que les diera el sustento Montaron los bultos, desamarraron la embarcación y partieron para sobrevivir y sostener sus casas por una semana más. a las 6 am puntuales. Alberto Córdoba los acompañaba en este viaje, pues dos hombres no eran suficientes para la temporada de viento y marea. Media hora más tarde, se encontraban listos para empezar a esperar. Después de desenredar las mallas y tirarlas al agua, era necesario colmarse de paciencia. Así lo hicieron Wilson estaba encargado de la malla pequeña, Wilmer y Alberto vigilaban la más grande. Pasar tanto tiempo en el medio del mar no era cosa fácil para la mente. Por lo tanto, los hermanos pescadores tenían la costumbre de pasar horas enteras jugando dominó una y otra vez. Cada tanto había que revisar las mallas, una vez que estuvieran llenas había que sacarlas del agua para recolectar y organizar la pesca. Cinco cavas con hielo cargaban para conservar el alimento del calor y del tiempo. Los pescados debían permanecer frescos


Fotografía de Angélica Ortíz

En esta ocasión, la familia Monarca había corrido con suerte, en tan sólo 4 días lograron su objetivo de llenar las cinco cavas. Tenían dos llenas de mariscos y pescados pequeños: Camarón, Gualá, Picuda y Pelada, conseguidos con la malla de menor tamaño. Las otras tres estaban ocupadas con los pescados más grandes, Corvinas, Pargos y Verrugatos habían sido atrapados por la maya grande. Una vez en las cavas yacían los animales marinos boquiabiertos e inmóviles sin poder evitar el zumbido insoportable de las moscas que los acosaban alborotadas y atraídas desde tierra firme por el olor que aumentaba con el trascurrir de las horas. Ya estaban listos para volver. Prendieron motores y regresaron a tierra con la satisfacción del trabajo realizado. Wilmer se moría de ganas de volver a ver a su bella morena bailando salsa y currulao en la noche del viernes. No veía la hora de encontrarla y

probar de nuevo las deliciosas tostadas de plátano que Mariela cocinaba para acompañar el pescado que él llevaba a casa. Además era indispensable para la buena conservación de los pescados que llegaran pronto a tierra y fueran congelados en refrigeradores o consumidos. Los pescadores hermanos conocían el proceso de descomposición de los pescados, una vez que las escamas se empiezan a desprender fácilmente, y sus ojos y piel devienen opacas, es señal inminente de descomposición, ya no es seguro su consumo. También el olor fuerte es muestra de ello. Regresaron a la madrugada del viernes. Desde las 5 de la mañana los compradores de la galería esperaban la llegada de las embarcaciones al puerto de “el Piñal” para conseguir la mejor pesca. Doña Rosalba Castillo fue su primera clienta. A ella le llenaron una canasta revuelta de Pargo y Pelada, se la vendieron en 300 mil pesos. En pocos minutos acabaron con toda la mercancía. Sólo conservaron el pescado que llevarían a casa para consumir con la familia. De ellos dependían 4 mujeres y 5 niños. Una vez llegados al hogar fueron recibidos con alegría, habían regresado sanos y salvos, cargados de comida y dinero. Sobrevivirían una semana más. Así son las cosas en Pueblo Nuevo Rosalba Castillo es vendedora de pescado en la galería de Pueblo Nuevo, ubicada a unas cuantas cuadras del centro de Buenaventura. Es madre de tres jóvenes y esposa de Ruperto Garcés. Vive a la orilla del mar en una casa sostenida por cua-


Fotografía de Angélica Ortíz

tro guaduas que cada día se hacen más endebles. Para ella, vale 30 mil, un Pargo vale 20 o 25 mil pesos. Los otros pescados sobrevivir en medio de la violencia de la ciudad que habita, es más pequeños se venden 3 ó 4 en 10 mil, 4 ó 5 en 20 mil depenmás difícil que tener que madrugar a las 3:30 am para comprar diendo del tipo de pescado. el pescado que vende cada día. La gente que le compra son consumidores comunes que van a Desde hace casi 30 años visita el puerto de “el Piñal” para com- mercar a la galería para conseguir el sustento de sus familias. prar mercancía pesquera. Es clienta fiel de los hermanos Monar- En su mayoría, los clientes compran pescado para fritar como ca desde que se entero que eran sobrinos de una comadre suya. Pelada, Cajero o Barbeta. También compran Ñato y Aguacil para hacer sancocho. Otros prefieren la Canchimala con la que Con ellos ya tiene precios establecidos, una canasta mediana de hacen un plato típico de la región el “Tapao”. Éste consiste en pescados la paga entre 230 y 250 mil pesos, una grande cuesta envolver un pescado después de haber sido condimentado en 300 mil pesos. La cantidad acostumbrada para la venta diaria, son unas hojas de plátano, ponerlo sobre un fogón de leña y colotres canastas. Sin embargo, a veces le sobran algunos pescados carle encima una piedra. que deben ser guardados en el refrigerador hasta el día siguiente. En Pueblo Nuevo hay dos mercados de pescados. Por un lado Después de ir al “el Piñal”, llega a su puesto de ventas pesqueras están los vendedores, en su mayoría mujeres como Doña Roen la galería. El sector de venta de animales marinos se encuen- salba que venden por unidad pescado a bajo costo y de alto tra ubicado en la parte central de Pueblo Nuevo, en un recinto consumo. Por otro lado, las empresas pesqueras que ofrecen cerrado grande donde los pescados están protegidos del sol y la pescado tipo exportación, tienen sus propias embarcaciones y lluvia. Sin embargo, a veces resulta imposible protegerlos de las distribuyen a los almacenes de cadena. moscas y otros animales voladores que posan sus cuerpos sobre ellos. Ella se sienta en un muro de cemento recubierto de cua- Los pescados llegan al polo norte dritos diminutos de cerámica, sobre él coloca también una cava verde bastante vieja llena de pescados medianos. Además tie- A la orilla del mar, en una de las cuadras de la galería de Pueblo ne dos mesas construidas con trozos de madera que sirven para Nuevo se encuentra una cooperativa pesquera que pertenece a sostener tres recipientes metálicos. Estos contienen pescados los concejos comunitarios de Chicayá y Cajambre. A pesar de no ser una de las más grandes, la cooperativa tiene su prode mayor tamaño y pescados deshidratados. pia embarcación dotada para la pesca en grandes cantidades. Doña Rosalba ofrece el pescado por unidad en su puesto de Ésta fue una donación del gobierno que obtuvieron a través de trabajo. Una Corvina grande vale 40 mil pesos, una mediana contactos políticos.


Fotografía de Angélica Ortíz

Esta empresa está encargada de distribuir pescado por todo el país. Cali y Bogotá son las ciudades a donde más llevan el producto. Además, tienen un cliente grande e importante, el almacén de cadena “Éxito”. No obstante, las condiciones que emplean para transportar el alimento marítimo no son las más apropiadas. El presupuesto aún no alcanza para comprar un carro refrigerador; por lo tanto, están limitados a llevar los pescados en cavas llenas de hielo. Este método lo utilizan para los recorridos cortos como llegar hasta el almacén de cadena de la ciudad. Los trayectos intermunicipales deben encárgaselos a terceros. Dentro de la pesquera, hay un refrigerador para conservar los pescados mientras salen a sus destinos finales. Es una especie de casita congelada donde los pescados yacen boquiabiertos y

con cara de sufrimiento. En ella, descansan en paz Bagres, Corvinas, Pargos y un Mero de gran tamaño. Entre los Pargos están los Plateros, estos son los pescados más caros del mercado, puesto que son muy apetecidos por los consumidores. Su costo es de 12 mil pesos el kilo. A diferencia de la plaza de mercado, en la pesquera el pescado se vende pesado, es decir, por kilo. Martín Riascos es trabajador de la pesquera. Tiene 28 años y desde hace 3 está encargado de organizar los pescados recién llegados y darles albergue en el congelador. Para ejercer sus labores de manipular los pescados debe vestir un overol amarillo previamente lavado y unas botas de caucho antideslizantes para evitar una caída en el piso resbaloso dentro del congelador. Además, por seguridad y prevención debe utilizar guantes, pues para la empresa es muy importante la higiene


Fotografía de Angélica Ortíz

una tira larga tubular con aspecto de tripa con la cual se reproducen los pescados. Cuando el medio día se acerca, Martín agrega sal y un poco de limón al pescado para darle sabor. Luego vierte aceite en una sartén y la pone al fogón, cuando éste se encuentra bien caliente, echa su pescado preparado. Allí lo deja unos minutos y cuando ya está tostada la piel, lo saca, lo sirve en un plato acompañado de arroz y tostadas de plátano verde y se come su comida favorita: Pescado Frito, ese plato típico de su región que conoce desde niño y nunca deja de disfrutar. Pasadas las horas del pescado frito, Martín retoma sus oficios. Permanece en el refrigerador que es como su segundo hogar. Cubierto de pies a cabeza para evitar el frío intenso de 15° bajo cero. debido a sus vínculos cercanos con el gobierno. El objetivo es Con su cerebro semi-congelado y la desesperación del encierro dar ejemplo de limpieza y salud. De lo contrario, podrían reci- en una nevera de 3 metros por 2, Martín le cuenta a los pescados sus aventuras y enredos amorosos, ellos mientras tanto lo miran bir sorpresas de parte del departamento de Salud Pública. con ojos de asombro y aterrados con la boca abierta. Sus jornadas de trabajo son continuas, por eso Martín se ve obligado a tomar los alimentos del medio día en su puesto la- A eso de las 6pm, Martín recoge sus cosas, se despide de sus boral. Cada mañana, después de culminar sus labores matuti- amigos marinos y les promete regresar al día siguiente. nas Martín quien en el pasado fue pescador, prepara un pescado para que sea su alimento a la hora del almuerzo. Lo escoge, toma un balde mediano, lo llena de agua y echa el pescado en su interior para limpiarlo, procede a quitarle las escamas y a ponerlo más tarde sobre una tabla de picar. Una vez allí y con la ayuda de un cuchillo, lo parte por la mitad y le saca de su interior las vísceras, entre ellas están los huevos,


Por » Hernán Toro «

Fotografía de Ricardo Cruz

El lugar es como deben ser miles de lugares rurales en Colombia: la parte trasera de una tienda modesta de carretera donde se amontonan sobre la pendiente objetos en desorden (carretas volteadas, azadones de cabo gastado, trozos de madera podrida, un perro negro que dormita echado en el suelo), unas gradas de cemento deterioradas que bordean un piso de tierra reblandecido por las lluvias de la noche, mezclados y superpuestos visual y auditivamente con los sonidos que producen cerdos, gallinas, pollos… Una finca. A esa hora –siete de la mañana--, el día está frío. Don Fortis responde al saludo con un grito detrás de las cocheras y aparece de inmediato, sonriente y amable. Don Fortis Zuluaga es un hombre bajito y fuerte, con músculos visiblemente marcados detrás de su camiseta, fibroso, marcos de marco antiguo y lentes blancos, mirada transparente y bondadosa, originario de Argelia… Valle del Cauca. Nada parece distraerlo. Enfrascado en lo suyo, abre una llave y con una manguera comienza a limpiar un piso pavimentado al lado de las cocheras, un espacio de dos por tres metros. “Esto tiene que estar bien limpio”, dice. Y agrega, como para aclarar, pero todo queda críptico: “Ahí es”. Se mueve diligente. A su lado cruza su hijo Rodolfo con una bolsa de alimentos para conejos; va hacia ellos y les habla en media lengua, como si fueran bebés, los acaricia y los llama por un nombre propio. Explica la genealogía de todos los conejos enjaulados. Ambos adelantan sus tareas con celeridad, como si estuvieran atrasados. En el ambiente hay un profundo olor a porqueriza, acre, hiriente: el olor característico de la mierda de los puercos. En unas cocheras hay unos cerdos enormes, ruidosos, tres o cuatro, que levantan sus cabezas por encima de las barandas y gruñen; al frente, en otra cochera, se encuentra un cerdo solitario que, contrariamente a los otros, mira hacia la pared. --¿Es ése? Don Fortis voltea la cabeza y responde con un gesto afirmativo. Y luego agrega: “Sí”. El cerdo no tiene sino 5 meses de edad pero ya debe pesar casi 70 kilos. Mira de reojo, siempre con la cabeza gacha, como desconfiado. Las pupilas son de color crema, viscosas, como los ojos de los ciegos. Los gruñidos no son de nervios, aclara don Fortis, y asegura que los cerdos no se dan cuenta. “A veces se inquietan, pero no”. La mañana está muy fresca pero el aire se encuentra un poco electrizado. En un abrir y cerrar de ojos, don Fortis y su hijo han sacado el cerdo de su cochera, el solitario, le han ama-


Fotografía de Ricardo Cruz

rrado una cuerda alrededor del cuello y lo arrean dirigiéndolo con pataditas de sus botas de caucho, de esas que usan los guerrilleros, en medio de gruñidos y chillidos intermitentes. Difícil escuchar un sonido más agudo. Al llegar al piso encementado, en medio de alaridos estridentes, punzantes y continuos del cerdo, lo voltean entre los dos levantándole una de las patas traseras y dejándosela sostenida en el aire mientras le tiran la cabeza con la zoga. Rodolfo, que retiene al cerdo por la pata y con una rodilla trata de inmovilizarlo contra el suelo, palpa un lugar en el pecho del animal y allí mismo, con una velocidad y un tino pasmosos, le clava una lezna delgadísima. El cerdo, con el arma clavada en pleno corazón, no deja de lanzar chillidos, incisivos, penetrantes, ensordecedores, como si se hubiera dado cuenta en un fatídico, deslumbrante e irreversible instante del carácter mortal del trance que atraviesa. Rodolfo no lo mira; simplemente, sujetándolo firmemente de la pata e inmovilizándolo con su rodilla izquierda, controla con fuerza los estertores del animal mientras dirige su mirada hacia un punto indefinido situado no más allá en el espacio sino más allá en el espíritu. Al cabo de 2 ó 3 minutos, en los que el cerdo no ha parado de chillar y de agitarse, comienza a hacerse evidente que sus fuerzas se le están escapando por algún lado; trata de levantar la cabeza, pero don Fortis, que lo tiene bien enlazado, se la baja de nuevo contra el piso. Alcanza a decir: “Un mordisco de un animal así…”, y deja flotando en el aire de sus puntos suspensivos la gravedad de la advertencia. Los ojos del animal, vistos de cerca, que han venido expresando algo entre furia e incomprensión, dejan ver algo que puede ya llamarse resignación, y, lo juro, una lágrima se escapa y corre pesada y lenta sobre su cara. Por momentos chilla de nuevo y trata de erguirse, con un vigor que nadie sabe

de dónde le pueda salir, pero de inmediato la fuerza conjunta de padre e hijo le devuelven a su estado de sumisión. En 6, 7 minutos, ya sólo exhala una respiración difícil y entrecortada. Don Fortis suelta el lazo, se coloca por unos segundos frente a su hijo, revisa las llaves de una bombona de gas que ha estado cerca y regresa. Rodolfo remueve la almarada como quien remueve un mortero, el cerdo refunfuña ya sin convicción, sin mucha energía, y comienza a temblar intermitentemente, recogiendo las patas traseras. Don Fortis dice, como quien describe un hecho objetivo: “Últimos suspiros”. El cerdo se queda quieto, totalmente quieto: ya no chilla, ya no tiembla, ya no se mueve: está muerto. Rodolfo extrae la pica y queda al descubierto una pequeña perforación, apenas visible, impecable, sin una sola gota de sangre derramada. “Cuando le sale sangre por la nariz es que se ha ido pulmoniado”; no es necesario que explique: en la suerte de ma-


El primer corte al cuerpo inerte del cerdo es dado en la oreja; con un movimiento preciso en media luna rebanan todo el cartílago en donde se encuentra grapada una placa circular plástica. Es la constancia de vacunación contra la fiebre porcina. Si no la tiene, hay que desconfiar: aparte de contagiarse a los otros cerdos, la fiebre porcina es muy dañina para la salud de los seres humanos. Cuando los cerdos sacrificados no han sido criados por él, Don Fortis es todavía más exigente con la calidad de la crianza: los cerdos hay que purgarlos, desparasitarlos, darles vitaminas. “Son como uno”, dice.

Fotografía de Ricardo Cruz

tar, durante las corridas de toros, cuando la espada no ha atravesado nítido el corazón sino de través los pulmones, el animal muere asfixiado, botando a borbotones sangre por la nariz y por la boca. Pulmoniado.

Rodolfo abre la llave del gas y enciende un aparato que lanza una llama fuerte y ruidosa. “Ahora iniciamos la chamuscada”, anuncia. “Este es un soplete parecido al que se utiliza en las fábricas para remover las pinturas industriales”. Rodolfo habla muy bien, su léxico es diverso y sus frases bien construidas. Toca en un conjunto de música andina, y es evidente que no es un simple campesino. En cada uno de los lóbulos de sus dos orejas tiene insertado una especie de anillo plástico que le da aspecto como de dibujo de tira cómica; no es una candonga, sino un aro en el lóbulo. La llama del soplete quema las cerdas de la piel del cerdo y la duración de la incandescencia de cada una de ellas deja en suspensión sobre la piel, por instantes brevísimos, pequeños puntos luminosos que, en su conjunto, producen una impresión estéticamente agradable, como puntos en el cielo cuando estallan los fuegos artificiales. También, cuando la llama permanece más de lo debido –que no puede ser mucho: la llama del soplete recorre la piel sin detenerse en ningún lugar preciso, como si la acariciara— sobre un punto del pellejo, se forman unas ampollas grandes como pompas de jabón que se inflan y revientan en el acto, como la superficie de las sopas cuando hierven a fuego bajo. El cuerpo del cerdo se recoge por efectos del calor intenso, lo que para Rodolfo se explica así, dicho con la concisión y ceremonia de una premisa filosófica: “Todos los animales, incluidos los seres humanos, al quemarse, recuperan la posición fetal”. El olor a porqueriza, tan fuerte antes, es reemplazado ahora por el de la chamusquina, tan intenso es. Es abrasivo, y penetra todo el aparato respiratorio. Al terminar la chamuscada del lado expuesto del cerdo, Rodolfo, que tiene toda la vitalidad de sus 20 años de edad, rasquetea con fuerza la piel con la ayuda de un


Fotografía de Ricardo Cruz

machete recortado que, agarrado por las dos manos, él pasa de arriba a abajo del cerdo. Es la primera capa de la piel. En el filo del instrumento va quedando una costra renegrida de piel quemada que él desprende con un golpe seco contra el suelo. Habla de música: “Toco la flauta traversa, el píccolo, todo lo que son vientos andinos: quenas, zampoñas, quemadores, rondadores... El conjunto se llama Raymi Mullumanta, significa Semillas de fiesta”. Entre tanto, Don Fortis frota la oreja del animal, los párpados que hace sólo unos minutos se abrían y se cerraban con rabia, la cara por donde había resbalado la lágrima, la parte interna de las patas delanteras y traseras; lo hace con un instrumento que es la recursiva transformación tercermundista de una lata de sardinas, perforada para la ocasión en muchos puntos con una puntilla. Don Fortis explica que son los antiguos raspadores de las arepas que usaban las abuelas. “Para rascarse la arepa”, agrega con picardía, haciendo un juego de palabras de doble sentido, levemente procaz, que ya no produce risa en su hijo. Don Fortis alterna esta tarea con la limpieza que hace de todo lo que va cayendo con el agua de la manguera, ayudado por el plano inclinado del piso, que desemboca en un sifón rústico. Rodolfo asegura que los cerdos son los animales más parecidos a los seres humanos: “Del cerdo se están haciendo experimentos de células madres; del páncreas se saca insulina para los diabéticos; las válvulas que injertan en el corazón de los seres humanos más eficientes son las de este animal”. No menciona el colesterol, ni la neurocisticercosis, pero nadie está en disposición de armar controversias inoportunas.

Mientras Rodolfo repite todas las operaciones por el otro lado del cuerpo del animal, don Fortis cuenta que toda la vida ha estado dedicado a los marranos, pero que antes era en la crianza, y que sólo desde hace 4 años, cuando alquiló este sitio, cría, sacrifica y comercializa. En la parte de la casa que da a la carretera hay una fama, que es el nombre que reciben las ventas de carne, en donde él exhibe y expende la carne de los cerdos que sacrifica él mismo. En Argelia, la pequeña población del norte del Valle en donde nació, le tocó ver la muerte de los marranos que mataban los tíos en la Nochebuena. “En esa época se chamuscaban con helechos. Ahora es como más moderno”. Compra los cerdos al ojo, pero prefiere comprarlos pesados, para estar seguro: “$5.400 el kilo en piso”. “Si no tiene la chapeta, que es el certificado de salud ése que tenía en la oreja, es mejor que no; le pueden poner problemas a uno”. Por Caldas, Tolima, los


Fotografía de Ricardo Cruz

Llanos: le ha dado la vuelta a Colombia con su familia. En Grana- da”. “Apocalíptico, bacano; Kiss es pesadongo; bonito el Doctor da, Meta, nació Rodolfo; de Chinchiná, Caldas, es María Cristina; Krápula. Claro que Krápula no es metal ni heavy, es puro ska”. Rodolfo hace sus comentarios musicales sin dejar de raspar con Mónica nació en Ibagué; Hugo es del Tolima. el machete el cuerpo del cerdo. Por ráfagas llegan también olores Hugo, justamente. Va llegando con cara de recién bañado. “No a arepas asadas y a leña ardiendo, y el perro negro, tirado sobre son cristianamente bautizados”, responde con ironía, a manera el piso enfangado, parece no tener ningún interés en nada de lo de presentación, a la pregunta sobre los nombres propios que mu- que ha venido ocurriendo, y sigue durmiendo en un sopor de paz cha gente acostumbra a ponerles a los animales. Hugo también oriental. “Acabamos de hacer una gira por el Quindío, por Circaes músico, pero de música llanera: “Atardecer llanero, uno de los sia, Salento, Salamina, Montenegro, Filandia...”. Por un instante, únicos dos conjuntos de música llanera que hay en Cali”. Rodolfo por un único instante en toda esta jornada, Rodolfo suspende su agarra de nuevo el lanzallamas y procede a una segunda quema: tarea y mira vidrioso hacia lo lejos: “La baterista era una nena “Es para terminar de limpiar la piel”. La llama resopla, como si de 24 años, de la Distrital”. La frase le sale del estómago. Pero fuera un pequeño huracán de mano. Y de nuevo el machete recor- él mismo sale de su fugaz ensimismamiento y, mientras dice, intado yendo y viniendo sobre la piel, y arrastrando unas escorias comprensiblemente al comienzo, como si fueran las palabras de negruzcas que caen al piso. “Esto es lo más aburridor, la pela- una cábala, “la manicure y el pedicure”, agarra cada una de las pezuñas y le arranca el casco –“ocho, cuatro de las dos de adelante y cuatro de las dos atrás”-- con un giro firme de 90 grados de la muñeca. Los cascos de las pezuñas caen al lado, como si fueran dados tirados al azar. “No, no son perforaciones, son expansiones”, explica Rodolfo a propósito de los dos anillos que lleva en los lóbulos de las orejas mientras con la chaira corrige el filo de un cuchillo de carnicería. A la espera de que Hugo y su padre acomoden el cuerpo del cerdo patas arriba, Rodolfo, secundado ocasionalmente por Hugo, se lanza en una disertación sintética sobre las “subculturas” punk, skaters y metaleros, de la familia de las expansiones, la suya; sobre el piercing y el tatuaje; cita a los Orejones en Bolivia, que se cuelgan pesos en las orejas para alargarlas; menciona a Tutankhamon (“murió a los 20 años”), cuyas expansiones (“que son


Fotografía de Ricardo Cruz

más o menos del mismo tamaño que las mías”) son evidentes en las imágenes que ornan su tumba y en su máscara funeraria; habla de las mujeres de un país africano --¿Somalia?-- cuyo nombre no recuerda bien que se colocan anillos de bronce en el cuello cuya altura total puede alcanzar hasta 13 centímetros y “luego no se los pueden quitar porque se desnucan”. Y en mitad de la referencia a los Nasa, “que amputan el clítoris de las niñas”, se inclina sobre el cerdo y, sin transición alguna, hace un tajo recto y nítido de la papada hasta el ano para dejar al descubierto en un solo golpe de vista, envueltos en una nubecilla de vapor interior, como en una aparición mágica, vísceras, órganos e intestinos. Predominio del rosado. De inmediato, Rodolfo cercena en media luna extendida una especie de nervio alargado que nace como a la mitad del estómago y se prolonga hacia adentro, lo arranca con su mano y dice: “Es el viril”, y precisa enseguida: “El pene”. Lo exhibe por un instante en el aire y luego se lo tira al perro que dormita: “Negro, coja, mijo”. El perro apenas levanta la cabeza, lo atrapa en el aire, lo engulle casi sin mascarlo y vuelve a su somnolencia zen. Como si se tratara de una lección de anatomía, Rodolfo explica: “Este es el coxis, este es el recto”, y con ambas manos arranca lo que debe ser el extremo del intestino grueso; una masa de excrementos cae pesada al piso, la que, enseguida, es arrastrada por el agua de la manguera que no ha dejado de administrar don Fortis. Rodolfo apoya sus rodillas sobre la cara interna de los muslos del cerdo y hace recaer sobre ellos toda la presión de su peso; algo cruje en los huesos del animal. Sin dejar de apoyar sus rodillas sobre el cuerpo del cerdo, repite, esta vez de abajo hacia arriba, el corte a lo largo de todo el vientre: “Estos son los intestinos, aquí el delgado, aquí el grueso. Aquí está el corazón, y esta es la punzada de la lezna; véanla, impecable.

Este es el pericardio, y éste el músculo que cubre al hígado. En esta cavidad, aquí atrás, está la sangre, para las rellenitas. Ahora despegamos el esófago y vemos ahora sí el depósito de sangre, los coágulos que ya se han comenzado a formar, acérqueme la bolsa, papá, que con las dos manos la recojo y la echo. Es la caja toráxica, la hemorragia es interna porque no ha sido pulmoniado; y si queda mal chuzado, la carne se pone negra. Esta es la vesícula biliar, este el hígado, aquí está el lomo de entraña, más conocido como lomo biche o solomo, es lo mismo. Sale con un solo corte, mirá, así. Despega bien. Aquí cortamos las costillas. Ahora me apoyo bien con mis rodillas y saco las entrañas y las pongo al lado, sobre el piso”. Rodolfo mete sus dos manos por debajo del amasijo rosado de las entrañas y las saca con un solo movimiento de experto. El cuerpo del cerdo, vaciado ya de sus entrañas, queda, si se puede decir, esquelético. Don Fortis no cesa de limpiar con


agua el cuerpo del animal y los residuos líquidos y semilíquidos esparcidos alrededor. Y Rodolfo hace una especie de síntesis de su clase de anatomía, señalando con el cuchillo las partes que va nombrando: “La vejiga, el intestino grueso, el intestino delgado, los riñones, el páncreas o pajarilla, que parece una lengua oscura, la vesícula biliar o la bilis, que es lo que nos hace daño cuando tenemos cálculos, el estómago del marranito”. Por momentos, produce la incómoda impresión de estar haciendo referencia no a un cerdo sino a un ser humano. Al lado, Hugo ha estado preparando unos ganchos de carnicería que cuelgan de una especie de polea, asegurada a una viga de madera gruesa. Rodolfo se agacha sobre el animal, lo abraza, lo levanta y lo acerca a los ganchos. Don Fortis clava uno de éstos en el mentón del animal, y el cerdo, libre ya del abrazo de Rodolfo, se balancea por unos instantes mientras es izado. “Parece un diferencial”, comenta Hugo. En el piso, las entrañas. Mete la manguera de media pulgada por una de las puntas del intestino y con dos dedos va empujando desde fuera el agua a todo lo largo de la tripa. “El intestino delgado debe medir unos 10, 12 metros. Depende de las brazadas”. Y a medida que lo entresaca de la masa cuenta el número de ellas. “Quince. Lo que dije, unos 12 metros. Estas son la piel de las rellenitas”. Rodolfo parece reflexionar por un segundo. “Y pensar que hace sólo 5 meses era un recién nacido. Son 114 días de gestación. Hay que tener bien el cálculo. Conforme va saliendo, recíbalo. Hay que cortar caliente. Primero se corta la cola y se le aplica la primera inyección de hierro. El destete a los 25 días; 20 días en camaretas altas; luego al área de engorde. Hace 5 meses…”. Mientras separa las piezas y las va colgando en los ganchos al lado del cuerpo, Rodolfo afirma que los mejores parches de percusión son de cerdo, que la piel de cerdo se usa mucho en peletería, que el rey Luis XIV usó los primeros condones hechos de tripa de cerdo: “Una tripa de cerdo amarrada en una de las puntas del intestino”, dice, y agrega, no se sabe por qué en inglés: “The first condon”. Continúa sus disquisiciones al mismo tiempo que manipula las últimas piezas de intestino grueso: “Estos animales se vuelven salvajes muy fácilmente; en el monte llegan a pesar 480 kilos, como un toro de lidia. Andan en manadas. Peligrosísimos. Hay que cazarlos a bala. Los colmillos pueden llegar a medir hasta 48 centímetros, y hay una variedad en Australia cuyos ejemplares mueren atravesados por su mismo colmillo que se incrusta, curvado, en la frente. Tatabro, cafuche, zaino, recibe muchos nombres.

Hermanos de los jabalíes. En Panaca conocí una variedad enana que pesa 6 libras”. De un momento a otro, Rodolfo cesa de hablar y dirige una mirada cómplice a su padre. Don Fortis balancea el cuerpo inerte del cerdo y Rodolfo, que se ha puesto en la línea pendular del animal, lo recibe sobre uno de los hombros y, con él a cuestas, trepa por la pequeña pendiente de la porqueriza en dirección de la fama. “Voy con el 63. Apuesto 10 a 1”, dice mientras sube. “Corrijo: 65”. El cerdo es colgado del pescuezo en un gancho de balanza. Don Fortis dice: “65”. Rodolfo sonríe, complacido de su cálculo certero. “Movámonos que tengo que estar a las 9 en Dagua para una clase de gramática musical”. Entonces, con una precisión casi quirúrgica, Rodolfo, que ha pasado el cerdo a otro gancho, hace un tajo alrededor de uno de los brazos, lo retira y lo pone sobre la mesa de azulejos blancos de la fama. Da la impresión de ser una pieza pegada con goma, tal es la facilidad con que se desprende. Repite los mismos gestos precisos con el otro brazo. Luego voltea el cerdo y con gesto seguro corta la espalda de arriba a abajo, en un solo tajo de una precisión admirable: a los ojos de los presentes se ofrece el espectáculo de la capa de tocino y las primeras vetas de carne pulpa. Retira la carne de los costados y, una vez más, la pone sobre la mesa. Su padre, entre tanto, seca los pequeños residuos de sangre con una toalla limpia. Del cerdo colgado no ha quedado sino la cabeza, la columna vertebral y los dos perniles. Con un cuchillo de hoja más grande hace un corte fuerte para desprender los costillares y liberar los perniles. Con la misma fineza preciosista con la que cortó los brazos, Rodolfo traza un arco alrededor de las curvas de los perniles y los desprende con facilidad asombrosa: en su mano libre queda la pieza que, impulsada en la trayectoria pendular por su mismo peso, llega a la mesa. Hace lo mismo con el otro pernil. “Listo. Pa’ Dagua”, dice Rodolfo. Del cuerpo del puerco emana una bruma casi imperceptible. “Es que todavía está caliente”, explica don Fortis. Varias personas han estado observando las últimas maniobras. Una de ellas, un campesino que lleva cubierta su cabeza con una gorra Nike y porta bajo su brazo un cuaderno escolar doblado, pregunta por el precio. “De aquí le puedo sacer tocinito a tres. O papadita también, a tres quinientos”. El campesino señala la papada, y explica: “Una librita. Es que a mi mujer le gusta el marrano”. “Le gusta el marrano”, comenta don Fortis con una pizca de ironía. Y agrega: “El marrano de mi marido”. Don Fortis es experto también en el doble sentido de las palabras, pero nadie se siente ofendido. Al contrario, todos ríen. El campesino pregunta por el valor de uno de los perniles. “A 5. Tiene 17 ó 18 libras. O le puedo dar el brazo, tiene unas 10 libras, a lo mismo”. El campesino agarra la libra de papada y se va, inclinando la cabeza y retirándose por un instante la cachucha. Un perro lo sigue y lo husmea. Don Fortis le grita: “Fuera Tommy, fuera pues de ahí. No joda ahora”.


Zona

Libre

Este informe de la revista ha sido llamado “Zona Libre” para publicar en él los textos que los estudiantes propongan según temas por ellos elegidos, justamente, de manera libre. La diversidad temática traduce el principio anterior; diversos profesores dirigen a los estudiantes. Ana Paola Ángulo (Lluvia pavesa en el Valle del Cauca) cuenta, a través de breves pinceladas de la vida de un cortero de caña, los efectos de la quema de la caña de azúcar en la salud de los seres humanos, una de cuyas expresiones es la pavesa, esos filamentos ardientes que el viento esparce a lo largo y ancho de la geografía del departamento. Andrea Mesías (Peón: sello de esclavos) habla de Doña Josefina Carabalí, una negra descendiente de esclavos africanos, quien presenta su memoria del corregimiento de Peón, en el municipio de Jamundí, asiento de esclavos y embrión de pueblos cimarrones. Andrés Felipe Castañeda (Periodismo de hacha y machete) narra las vicisitudes de un periodista –Jaime Gallego— que ha trasegado por todos los medios locales y regionales: desde el secuestro de “La María” hasta la experiencia del fuego cruzado entre guerrilla y autodefensas. De una manera descarnada vemos el trabajo cotidiano de un periodista común y corriente. Cristina Echeverry (Caña seca) describe los pormenores de la huelga de corteros de caña del Valle del Cauca sostenida por largas semanas el año pasado: condiciones de trabajo, vida corriente durante la huelga, negociaciones, cooperativas. Un fresco de la lucha del pueblo. Erika Hurtado (Choclo, cura entre trago y rezo) cuenta la historia de Choclo, un mestizo curandero inmune a los venenos y a los maleficios, experto en curar el mal de ojo, y que no le teme al diablo. Jaime Corrales (Viviendo al frente de las fumarolas) escribe un prolijo reportaje sobre las condiciones de vida en Yumbo, ciudad industrial por excelencia, con todas las contradicciones y los conflictos, su historia, los asentamientos suburbanos de ladera, los asesinatos y la violencia. Jorge Luis Aparicio (Tras las huellas de La Pantera. Esos oscuros objetos del deseo) cuenta la historia de la fundación y el desarrollo de un sex shop a través de la memoria de su propietaria. Marlen Mera (¡Mirá, eso es sangre!) retraza, valiéndose de la memoria y la palabra de testigos activos, la legendaria jornada del 26 de febrero de 1971 originada en los predios de la Universidad del Valle, en San Fernando, y extendida por toda la ciudad. Michel Romoleroux (El sueño navegante) relata la historia personal de una mujer corriente a quien las condiciones de la vida la convierten en una vendedora callejera de cds piratas. Miguel Tejada (Lecturas suroccidentales sobre la arquitectura del falso reportaje: la memoria) desarrolla un ejercicio entre cínico y lúcido y entre la ficción y la realidad acerca de la vida de un hombre enigmático (Andrew Michelle Mims) para intentar mostrar lo que su título promete. Los reportajes de Michel Romoleroux y Miguel Tejada fueron dirigidos por Carlos Patiño; el de Ana Paola Ángulo por Giovanna Carvajal; el de Marlen Mera por Hernán Toro; todos los otros por Kevin García. Hernán Toro


Por » Cristina Echeverry «

Aquel diecisiete de octubre del 2008 cumplían treinta y tres días de haber cesado las actividades en los campos. En la plaza de San Francisco, en donde a esa hora el sol se explayaba por todas las baldosas, se celebraba la décima edición del Festival de teatro de títeres organizado por Bellas Artes; mientras en las escalinatas de la iglesia, esperaban bajo el sol cerca de sesenta hombres con paños rojos.

En el Valle del Cauca se puede cultivar continuamente caña de azúcar debido a que sus condiciones climáticas no están determinadas por estaciones y su temperatura promedio durante todo el año es veinticinco grados centígrados. Sin embargo, a diferencia de otros años el cultivo de caña y, por ende, la producción de azúcar y etanol se ha interrumpido no por inconvenientes climáticos, sino por inconformidades labores.

Representantes y líderes del grupo manifestante habían solicitado a la Secretaría del Gobierno Municipal permiso para expresarse en la plaza después de que el festival terminara, pero aunque se había solicitado con tres días de anticipación la autorización, no recibieron respuesta y luego de haberse terminado el festival, hombres encargados de la logística levantaron carpa, escenario y auditorio, y los dejaron sin hablar.

En uno de los periódicos de la región se anunciaba que el paro de los corteros de caña estaba siendo patrocinado por políticos y por fuerzas oscuras, restándole credibilidad a las reales causas que habían originado el conflicto entre los trabajadores y los dueños de las empresas. Era así, como el paro lo habían convertido en un motín organizado por políticos y patrocinado por aquellas fuerzas oscuras llamadas FARC.


Las amenazas tenían un fundamento. Ese mismo día, Raúl Chacón, un hombre que había sido cortador de caña y despedido sin causa explícita hace algunos años, había sido capturado por la Sijín en el municipio de El Cerrito por participar en el paro que llevaban a cabo los que habían sido sus compañeros de trabajo. Concierto para delinquir, lesiones personales agravadas, violencia contra servidor público, perturbación en servicio de transporte colectivo y oficial agravado, violación de la libertad de trabajo, constreñimiento ilegal, sabotaje y daño en bien ajeno, eran los delitos por los cuales se le había dictado orden de captura y detención domiciliaria. El trabajo asociado En Colombia hay catorce ingenios azucareros repartidos en cuatro departamentos: Valle del Cauca, Risarlada, Cauca y Cesar. De los diez ingenios que hay en el Valle (María Luisa, Central Castilla, Mayagüez, Central Tumaco, Manuelita, Providencia, Pichichí, San Carlos y La Carmelita) siete de ellos han suspendido actividades por el paro de los corteros levantado desde el 15 de septiembre: María Luisa, Central Castilla, Mayagüez, Central Tumaco, Manuelita, Providencia y Pichichí. Mientras que en el departamento del Cauca, sólo uno de los dos ingenios que hay en ese municipio, Incauca, ha seguido la línea de protesta. En total, son ocho ingenios en paro que tienen bloqueada la industria azucarera considerada la más representativa del Valle. Pero ¿cuáles son los motivos que dieron inicio a la protesta y al bloqueo? Según Wilmer Chávez director de una cooperativa Por tal motivo, era necesario acercarse a las escalinatas y ha- llamada Enlaces y experto en el tema de este tipo de organizablar con los directos implicados en el conflicto, para conocer ciones, las causas que llevaron a que más de mil trabajadores los argumentos que sustentaban el paro y esclarecer y recti- de distintos ingenios se sublevaran, radica en el mal funcionaficar la información que circulaba por diferentes medios de miento de las cooperativas y el desentendimiento por parte de los ingenios hacia sus trabajadores. comunicación. La cooperativa se constituyó en la época de la Revolución Industrial durante el siglo XIX, como una asociación de personas con intereses comunes que desarrollan una actividad empresarial. Los resultados económicos que la cooperativa recibe son el capital con el que se cubren las remuneraciones de cada Después de que en la plaza fue desmontado el escenario im- uno de los asociados, con el que se invierte en herramientas provisado para el evento artístico y los corteros de caña su- de trabajo e indumentaria y con el que se aporta para mejorar pieron que esa vez tampoco podrían hablar sobre su situación, el bienestar social de sus miembros. Sin embargo, aunque el se reunieron bajo un árbol congregados por el presidente de la objetivo inicial de las cooperativas en aquella época exaltaba CUT (Central Unitaria de Trabajadores) del Valle del Cauca, líder de líderes del paro, para tomar decisiones ante la negativa del gobierno municipal, la radical posición de los representaste de los ingenios y el problema de seguridad que los acechaba en cada manifestación y en las porterías de los ingenios en las que habían pasado treinta y tres días. En pocas palabras, en vista de la poca confianza que la mayoría de los medios generan, el contacto directo con los implicados era la única solución a la vista para corroborar y determinar si era un paro político – insurgente o un paro laboral –social.

“Donde arrecia la persecución contra el movimiento es cuando más unidad y fortaleza deben demostrar”. Así iniciaba la alocución dirigida a los corteros que se resguardaban del sol debajo del árbol, significando una invitación a no dejarse amedrentar por las continuas amenazas infundidas por terceros en contra del paro y a no tirar el paño rojo antes de conseguir que el pliego de peticiones fuera expuesto, negociado y firmado.


el valor de la hermandad entre los asociados y promulgaba ser una organización sin ánimo de lucro, con el transcurrir de los años algunas cooperativas se han transformado un poco. Con una Asamblea Administrativa al mando de la cooperativa, la mayoría de las veces los intereses comunes se transmutan por intereses personales y la hermandad queda fundida en la caja menor de la empresa. En otras palabras, actualmente algunas cooperativas han dejado de funcionar como en el siglo XIX y le han ocasionado a sus asociados daños profundos en el bolsillo y en su bienestar social. La industria azucarera y el cooperativismo Los ingenios han delegado a las cooperativas de trabajo asociado el corte de la caña a través de un acuerdo contractual de comercio que especifica las condiciones del corte y el recurso que se dispone para el pago del cortero. Wilmer Chávez sustenta que esta manera indirecta de contratación es preferida por los dueños de los ingenios porque disminuye costos que no podrían sufragar. Sin embargo, Álvaro Vega, presidente de la CUT, argumenta que las utilidades de los ingenios son vastas, tanto como para poder contratar de manera directa a cada uno de los encargados del corte como para brindarles las mejores condiciones laborales. “La Tercerización laboral”, como lo llama Álvaro Vega, es ventajosa para las grandes empresas, porque el costo de la mano de obra es más barato. Por eso, la posición de los ingenios frente a la propuesta de desarticular los contratos con las cooperativas es negativa y radical. No obstante, Chávez agrega que el problema no radica en la contratación directa sino en la falta de educación de los corteros en el tema de cooperativismo, que depende de la inversión que se haga con el excedente cooperativo en educación para sus asociados. Según el artículo 54 de la Ley 79 de 1988, si resultan excedentes en las cooperativas, estos deben repartirse de la siguiente manera: 20% para el fondo de educación nacional, 20% para crear y mantener una reserva de protección de los aportes sociales, 10% para el fondo de solidaridad y el 50% restante queda a disposición de la Asamblea Administrativa de la cooperativa para que haga las inversiones que crea conveniente. Pero ¿acaso se ha invertido en actividades de educación cooperativa? No, aún siendo una característica ineludible en su naturaleza y un requisito indispensable para evitar su disolución, pues si los asociados

no conocen el funcionamiento de la entidad a la que están adscritos, nunca sabrán cuándo se presentan irregularidades y de esta manera serán explotados como lo están siendo los corteros. Entonces, ¿cómo funciona una cooperativa? Las cooperativas se constituyen por personas que se asocian y aportan recursos económicos para el sostenimiento de la misma. Los aportes se consiguen cuando la Dirección de la cooperativa efectúa un contrato comercial o una oferta mercantil con otra empresa, para proporcionarle a cada uno de los asociados un puesto de trabajo. Así se aseguran los ingresos de los asociados y el sostenimiento de la cooperativa. Es importante aclarar que el asociado nunca firma un contrato de trabajo con la empresa en la que va a prestar algún servicio y mucho menos con la misma cooperativa a la que está asociado porque sería firmarlo con él mismo; él sólo se rige por estatutos y reglamentos estipulados en su organización, más no por un contrato de trabajo. Por tal motivo, entre un asociado y una empresa en la que presta un servicio, no se usan los términos “contrato de trabajo”, ni “salario” ya que no están regidos por el Código Laboral. Por el contrario, es en el acuerdo cooperativo en donde están establecidos los reglamentos en razón a dichos términos, siendo de esta manera la cooperativa la responsable por remuneraciones y otros beneficios. Entonces, es por esas características de las cooperativas que los ingenios prefieren disponer de mano de obra a través de ellas, debido a que se ahorran costos laborales relacionados a horas extras, compensaciones, seguridad social, contribuciones parafiscales, herramientas e indumentaria de trabajo. A primera vista, la relación entre cooperativa, empresa y asociados está muy bien determinada y definida por la ley; empero, la situación de los corteros como asociados es otra. Unidad de medida Sin que el sol hubiera cesado un poco, los corteros se desplazaron de la plaza hacia las porterías en donde habían levantado sus carpas. Los buses en los que se transportaban eran los que las cooperativas les había asignado, para que llegaran a los campos a efectuar el corte de los cultivos en una época en que todo aún marchaba como de costumbre, pero en vista


de que las actividades estaban interrumpidas, se apropiaron de ellos y los utilizaron para llegar a los lugares en donde se manifestaban respecto al paro. Por otro lado, mientras ellos despejaban la plaza, otros acompañaban a Álvaro a encontrarse con el Secretario de la Federación Sindical Mundial para Latinoamérica, Ramón Carmona, un funcionario español, para que tuviera un contacto directo con obreros de manos callosas y piel asoleada, y sus ideas sobre quiénes eran los corteros fueran más acertadas. A esa hora del día, entre el ruido de la televisión que transmitía el noticiero, el murmullo de la gente y el golpe de los cubiertos contra los platos casi vacíos, se concretaba una visita para el domingo en la mañana a los ingenios, después de conocer las impresionantes cifras de corteros que se concentraban en las porterías, organizados por grupos de acuerdo a las cooperativas a las que estaban asociados.

porque no hay que olvidar que ellos eran patronos y obreros al mismo tiempo por estar asociados a la cooperativa. Además de dichos descuentos, la cooperativa también les suministraba los implementos de trabajo (machete, guantes, lima, indumentaria, etc.) con otro porcentaje exagerado que tomaban del sueldo de cada uno. En sí, un cortero de caña estaba recibiendo mensualmente por jornadas bajo sol y agua cerca de $250.000.00.

Esta situación se venía repitiendo desde hace algunos años, aún habiéndose firmado un Acta de Acuerdo el 27 de junio del 2005 precedida por un paro que llevaron a cabo corteros de los ingenios La Cabaña e Incauca, en la que se contemplaba terminar con los intermediarios contratistas, mejorar los precios del corte de la caña y que se ejerciera un control en el peso de la misma al momento de calcular el pago. A pesar de que Máximo quince cooperativas de trabajo por ingenio y mínimo se llegó al acuerdo y se daba como fecha máxima de cumplihasta dos estaban encargadas de proporcionar mano de obra miento el 30 de agosto de ese mismo año, nunca se llevaron a para el corte. Esto quiere decir que por cada una de las porte- cabo los compromisos establecidos en el acta. Por el contrario, rías se concentraban aproximadamente hasta trescientos tra- después de que se reiniciaron actividades fueron despedidos bajadores a quienes algunos se les sumaban sus familiares. aproximadamente 800 corteros involucrados en el paro para luego contratar personal de otros sectores. Nombres como Fuerza y Futuro, Fuerza y progreso, Integración Vallecaucana, El triunfo, Consentidos, Auténticos, El futuro, Aunque la Superintendencia de la Economía Solidaria es la diLos reyes y La paz, se referían a cooperativas que no existían recta responsable de vigilar a las cooperativas y el Ministerio como su nombre las designaba sino como empresas en las que de la Protección Social, supervisar que temas relacionados se consumaban enriquecimientos inadecuados. Pero si la vi- al bienestar y seguridad social de los trabajadores se cumsión y misión de estas entidades inicialmente era propender plan satisfactoriamente, se han desentendido totalmente del por el bienestar de sus asociados y conservar la idea de no estar animadas por el lucro, ¿qué sucedió? Para determinar el pago de un cortero se había fijado una unidad de medida de trabajo que se llamaba tonelada de corte, que consistía en remunerar al trabajador de acuerdo a las toneladas que cortaba en un día. Es decir, el valor de la tonelada era de $5.713.00 y por ley se ha asignado que la jornada laboral es de ocho horas, pero como el corte de una tonelada podía llevar cerca de dos a tres horas; entonces un cortero estaba recibiendo por día cerca de $17.139.00 que en un mes sería un total de $514.170.00, teniendo en cuenta que trabajaban de lunes a domingo. Empero, a ese total se le deducían las contribuciones parafiscales y la seguridad social, porcentajes calculados no sólo como trabajadores sino como empleadores;


La intención de la visita era brindarles apoyo moral y dar reporte sobre si se había podido instalar una mesa de negociación para exponer el pliego de peticiones. Algunos corteros estaban interesados en tomar la palabra no sólo para hablar Olor a leña del asunto sino para referirse a problemas de permanencia en El domingo en la mañana el paisaje del Valle del Cauca se veía los cambuches por parte de otros compañeros, el suministro de desfigurado. Algunas plantaciones de caña no habían aguan- alimentos, la compra de corteros por parte de personal de los tado los 35 días de paro que se cumplían y ya se habían secado, ingenios y el despido de muchos de ellos. mientras otras esperaban por ser hidratadas antes de correr Los hombres que no se habían instalado en la portería con sus con la misma suerte. familias expresaban su preocupación porque sus mujeres estaA punto de llegar a uno de los ingenios, se advertía sobre las ban solas en la casa y porque tal vez sus hijos no tendrían qué precauciones que se debían tener respecto a las cámaras que comer, a lo que Vega respondió: “Si están muy preocupados estaban instaladas en los postes de las porterías, como estra- por la familia, tráigansela para acá y aquí resolvemos cómo tegia de inteligencia por actores externos al paro. Aunque no le damos de comer, porque no le vamos a negar un bocado a había por qué esconderse, existían antecedentes de capturas sus hijos”. por participar en la protesta que estaba permitida por ley. En un bus que venía del ingenio Pichichí habían llegado dos líPlásticos levantados con palos, carpas y techos improvisados deres con el rumor de que se habían enterado sobre un posible con guaduas y paja, estaban organizados en los alrededores ataque a los corteros que estaban instalados en una portería de ese ingenio, generando una sensación de incertidumbre de la portería principal del ingenio Providencia. entre el grupo que también se acaba de enterar de que el día Un tumulto de hombres se congregaba en torno a uno de sus anterior algunas cooperativas habían despedido a muchos de líderes, que estaba repartiendo provisión de comida donada sus compañeros. No era una situación de confianza la que se por ONGs y recolectada por varios sindicatos afiliados a la CUT. percibía en el lugar, pero en medio de tantos motivos para deCerca de ellos se tendía sobre el piso un plástico en donde ha- sertar ante el paro, persistía la idea de que si cedían antes de bía toda clase de medicinas dispuestas por una comisión de negociar el pliego de peticiones, iban a continuar trabajando Derechos Humanos, que se encontraba en el lugar examinando en los campos sin mejores condiciones laborales. y recetando a los corteros y a cada uno de sus familiares. El olor a leña se había plasmado sobre el arroz, que ya se había cocido en las grandes ollas que el tizne había pintado, y aunque era la hora de acercarse a las cocinas, ninguno se dispersaba de la reunión en la que se estaba desarrollando un tema primordial: el pliego de peticiones y la mesa de negociación. asunto hasta el punto de haber perjudicado la economía del Valle al no controlar a estas entidades.

Lo que estaban pidiendo los corteros de caña se resumía en el pliego de peticiones presentado a ASOCAÑA desde el 14 de julio, en el que se exponía los requerimientos a los ingenios para levantar el paro y para al que no se había dado respuesta alguna: Primero, la contratación directa con las empresas y estabilidad laboral, el pago de los días perdidos por paradas de la empresa, el pago de los días que van al médico y los tres primeros días de incapacidad por enfermedad que no pagan las


gociación los corteros debían presentarse solos, sin asesores ni representantes. Pero eso no iba a suceder porque con la participación de miembros de la CUT y de los sindicatos se legitimaba el proceder de la comisión y, así, el carácter del paro era expresamente laboral y social. Por consiguiente, la comisión conformada por cuatro corteros de caña y tres asesores (de la CUT y de los sindicatos SINALCORTEROS y SINALTRAINAL) no iba a ser disuelta. Era así como las condiciones para entablar la negociación estaban en medio de un tire y afloje porque los corteros no iban a facilitar la salida de azúcar represada en los ingenios hasta que no se hubiera dialogado y los ingenios no iban a dialogar hasta que la azúcar no hubiera salido. EPS, auxilios para educación, vivienda, primas de antigüedad, Entonces, el olor a leña se iba a postergar en las cocinas improvisadas así como el cese de actividades en cada una de las de vacaciones, etc. empresas. Segundo, el control efectivo al peso de la caña con mecanismos concertados que elimine las dudas (báscula móvil) y la Sin embargo, Álvaro no se podía quedar de manos cruzadas terminación del sistema global regresando al mecanismo del ante semejantes circunstancias y después de haber descartado al gobierno municipal como un mediador eficiente, decidió peso por uñadas. recurrir a un ente que talvez podría influir más en una pronta Tercero, que se respete el derecho al trabajo ante la creciente negociación: “La amarga experiencia con la gobernación ha cerrado la posibilidad de que sean un mediador válido, porque mecanización del corte de caña. no nos garantiza que nos van a jugar limpio. Hemos confiado Cuarto, que las empresas, las EPS y las ARP resuelvan el pro- en ellos y nos han fallado. Por eso, se ha recurrido a la iglesia blema de los más de 200 trabajadores que se incapacitan como facilitadora neutral para lograr un acercamiento con los anualmente y que mandan a reubicar, y los de incapacidad representantes de los ingenios.” permanente total a quienes se les niega la pensión. Quinto, un aumento salarial del 30% que compense el altísimo costo de vida, las extenuantes jornadas de trabajo y la rudeza de las labores del corte de caña. Y sexto, no represalia para los corteros que participan de la protesta.1 La negociación que se propuso entablar con los ingenios por parte de la comisión negociadora y representantes de la CUT para discutir el pliego había sido descartada de inmediato, porque exigían desbloqueo de sus porterías para así entablar el diálogo. A lo que los corteros respondieron que sin mesa de negociación no habría desbloqueo, por temor a que les sucediera igual que en el año 2005. Otra de las negativas por parte de los ingenios para no llevar a cabo una negociación y para no haber respondido nada respecto al pliego desde el mes de julio era lo que alegaba ASOCAÑA2 acerca de que los corteros no hacían parte de su nómina y por ende no eran ellos los que tenían que aplicar reparaciones laborales sino las mismas cooperativas a las que pertenecían. Por otro lado, tampoco estaban de acuerdo con que la comisión negociadora estuviera conformada por representantes de la CUT y miembros de los sindicatos SINALCORTEROS3 y SINALTRAINAL4, a lo que proponían que para montar la mesa de ne-

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Tomado de la página Web www.sinaltrainal.org. Asociación de Cultivadores de Caña de azúcar de Colombia. Sindicato nacional de corteros de caña que no está reconocido por la ley, debido a que no son trabajadores regidos por el código laboral. Sindicato nacional de trabajadores de la industria de alimentos.


El Arzobispo Monseñor Juan Francisco Sarasti Jaramillo era la nueva ficha que se iba a jugar por mantener relaciones con grandes empresarios, pero tal vez se estaban olvidando registros en los que la iglesia, siendo fehacientemente conservadora, siempre había estado de parte del gobierno. Igual, eran los intentos que debían hacerse para darle un final satisfactorio al paro, así se tuviera no sólo que visitar los ingenios sino la Curia Arzobispal. Frijoles y guarapo Era un cambuche pequeño en el que se estaba quedando Jorge Isaac Cruz, un cortero de caña de casi cincuenta años de edad asociado a la cooperativa La Real Sociedad, que con sólo una colchoneta y una almohada había logrado hacer de algunas noches dulces sueños. Sin contar con esos días en que las no- na a un día. Y los guantes, duran también muy poco y si está ches consistían más en espantar moscos y cubrirse de la lluvia lloviendo se rompen y hay que comprar.” que en poder dormir. Pero es más inconcebible cuando “hay que trabajar 24, 25 y 31 Como temprano en la mañana se había repartido la provisión de diciembre. Jueves, viernes y sábado santo. Y si uno no va, lo de alimento y su vecino de carpa había estado en el pueblo multan por $50.000, porque hemos firmado un reglamento de dándole un “vueltón” a la familia, Jorge estaba cuidando el trabajo en el que si no se trabaja hay que pagar.” mercado de su compañero, mientras relataba las extenuantes jornadas laborales que debían cumplir todos los días. La portería en la que estaba ubicado Jorge no se comparaba en cantidad de corteros instalados respecto a la portería trasera “Nosotros salimos de la casa a las cuatro y media de la mañana, del ingenio, en donde al inicio del paro se había ejecutado uno llegamos al trabajo a las cinco y nos dicen a donde tenemos que de los primeros ataques por parte de la fuerza pública. ir a cortar, a las seis desayunamos a la carrerita y afilamos el machete”, dice don Severino, otro cortero que se unió al relato. Para acceder a esta portería, debe desviarse de la carretera que conduce al municipio de Cerrito y tomar rumbo al interior Si llueve en el campo mientras ellos cortan, se retiran por algunos de los cultivos. Después de haber recorrido algunos kilómetros minutos para refrescar el cuerpo porque seguir cortando acalo- en medio de cañaduzales, se llega a esta portería por la cual rados bajo el agua podría enfermarlos. Trabajar bajo la lluvia no sólo los trenes cañeros tienen acceso. es novedad, como tampoco hacerlo cuando el sol se ha escondido y las bellas estrellas no alcanzan a alumbrar los cultivos. A diferencia de la primera portería, había más grupos familia“Hemos estado trabajando hasta la noche para sólo haber cor- res que hombres solos y cada cambuche estaba identificado tado 400 kilos ¿Qué se puede ganar uno con eso?”. Unos pagan por el nombre de la familia, que había sido escrito en pedazos arriendo y otros están viviendo con algún amigo, pero ¿qué pasa de hoja de cuaderno y apoyado con algún palo encima de lo cuando el arriendo corresponde a $200.000 y el pago es igual? “O que se podía llamar el techo. se compra la remesa o se paga el arriendo”, afirma Jorge. El sol era implacable y los suelos ardían, pero a pesar de la El trabajo se vuelve más difícil cuando las dotaciones se dan temperatura que amenazaba con permanecer, niños y adultos entre períodos muy largos. Es decir, “los machetes nos los dan reposaban bajo sus carpas para menguar el rojizo en la piel. cada cuatro meses y para la fecha ya hemos comprado tres. Las limas cada tres meses y muchas veces duran de una sema- A la llegada de Álvaro, algunos corteros se reunieron a su alrededor para escuchar buenas nuevas, mientras tres de ellos continuaban maquinando un trapiche artesanal que habían elaborado en el tiempo libre para producir guarapo, el líquido que iba a complementar el almuerzo de aquella tarde. La reunión había terminado y los corteros habían formado una fila para la repartición del banquete. Un delicioso pescado frito traído de la laguna o riachuelo más cercano, frijoles preparados con suficiente agua para una perfecta cocción y arroz con la medida exacta de aceite y sal. Cada uno tenía su plato o vianda y un tarrito en donde se vertería el guarapo. Nadie se quedó sin almorzar, pues la administradora de los alimentos y, en sí, la jefe de la cocina, doña Nélida, se había encargado de que en donde comen cien, comen doscientos y muchos más.


contrataciones directas que brinden estabilidad económica y así un bienestar satisfactorio. Este artículo finaliza cuando se cumplen 54 días del paro y la situación no puede ser más escabrosa. Habiéndose logrado un acuerdo entre los dueños de los ingenios y los corteros de caña gracias a la mediación del Obispo de Palmira y del Ministro de Protección Social, y sin la aprobación de los representantes de los sindicatos y de miembros de la CUT, el ingenio Central Tumaco reinició actividades con trabajadores que aún están vinculados por cooperativas, generando así una posición radical e inflexible por parte de los dueños de los otros ingenios que confían en que su situación se resuelva de la misma manera (sólo aumentando el pago por tonelada cortada), para Después del almuerzo cada uno se retiró hacia sus cambuches, no tener que llegar a un acuerdo que no les convenga. para esperar por el atardecer que traía brisa y avisaba la noche. Por otra parte, aunque algunos ingenios importaron azúcar de otros países para compensar las pérdidas, el ingenio María LuiLos hijos de la caña sa, siendo el más pequeño de la región, y el ingenio Mayagüez El último destino era la portería del ingenio Pichichí, frente a se vieron en la obligación, según ellos, de suspender más de la cual se enfilaban horizontalmente palmas que atravesaban 300 contratos de su nómina directa debido a las condiciones el hermoso paisaje. La luz era cálida y la mayoría de personas económicas que imposibilitaban el pago. Pero no solamente estaban fuera de sus cambuches. Mientras algunas mujeres y los ingenios se están viendo en aprietos, pues la empresa mulniños jugaban bingo o paseaban por el lugar, los corteros se tinacional Carvajal S.A tuvo que cerrar su planta productora habían abocado a la orilla de un surco, para discutir sobre la de papel ubicada en el municipio de Yumbo al no disponer del permanencia en la portería y la resistencia y unión que nece- bagazo de la caña como materia prima. También los pequeños sitarían para enfrentar el posible ataque que se perpetuaría empresarios de las localidades aledañas se están viendo perjudicados por la iliquidez en sus actividades económicas. posiblemente al día siguiente. La brisa había logrado que la discusión durara más de una hora y que finalmente todos coincidieran en no ceder ante propuestas que no estuvieran relacionadas con los puntos del pliego, como había sucedido días atrás cuando permitieron que del ingenio salieran 6.500 bultos de azúcar por petición del gobernador, quien había propuesto a cambio entablar un diálogo que nada tenía que ver con acatar las peticiones presentadas. Cuando el tumulto empezó a disolverse, los niños que jugaban en el surco quedaron al descubierto. Descalzos corrían contra la leve corriente del agua, para más adelante soltar las cañas de azúcar y ponerlas a navegar por el caudal. Otros, llenaban de agua bolsas plásticas a las que les habrían orificios para remojar las cañas que estaban secas en el cultivo. Esos niños habían crecido entre cañaduzales, cuando desde muy pequeños sus padres los llevaron a jugar entre las plantaciones; pero no sólo crecieron jugando entre ellas sino que gracias al trabajo de sus papás habían podido ir a la escuela, comer en la mañana, en la tarde y en la noche, y disfrutar de tener una casa propia; en algunos casos, donde dormir. Los ingenios les han dado trabajo a muchos hombres que han sacado adelante a su familia y ha sido la base de la economía de aquellas comunidades que se han establecido en sus zonas aledañas. Sin embargo, las utilidades son más que suficientes para que las condiciones de vida de esas familias mejoren, efectuando

Mientras distintos sectores elevan quejas en contra del paro, los mismos corteros han tenido que plantarse en las carreteras a pedir donativos económicos para subsistir. Hasta la ciudad de Cali han llegado algunos a pedir ayuda en los semáforos. Finalmente, aunque hay un proyecto de ley en cabeza de una senadora que pretende prohibir la intermediación laboral por parte de las cooperativas de trabajo asociado, lo más frustrante que podría suceder sería que se implantara la mecanización del corte de la caña antes de que la ley se aprobara, dejando a muchos corteros sin trabajo definitivamente.


Por » Jaime Salazar «

Esa tarde soleada de enero de 2008 Jennifer regresaba de su colegio subiendo las empinadas calles del barrio Puerto Isaacs. Como otros habitantes de los barrios de ladera de Yumbo, observó desde las lomas ese verde telón de fondo del Valle del Cauca, ese “jardín que brotó de la naturaleza” como lo cantó el Grupo Niche1, y que irónicamente, parecía tan lejos para ella. En su comunidad, la realidad era otra, las pandillas habían trazado una línea imaginaria en la calle 13 que no podía ser cruzada por los jóvenes de uno a otro lado. Después de sus deberes escolares, Jennifer Castillo Cortés se dirigió a las reuniones del programa municipal ‘Pioneros de Derechos Humanos’, al que pertenecía desde hacía 2 meses y cuyo objetivo era buscar la reconciliación entre los jóvenes en alto riesgo de la comuna 1 de Yumbo. Ahí se reunió con otras compañeras pensando en cómo enfrentar los problemas que de tiempo atrás enfrentaban los jóvenes de su comunidad: inseguridad, drogadicción, peleas de pandillas, rumbas ilegales, venganzas personales y asesinatos. Lo que Jennifer no sabía es que esa noche sería ella misma quien cruzaría la línea imaginaria de un lado al otro con mortales consecuencias. Al dar las 9:05pm, sonaron varios disparos y Jennifer cayó víctima de la violencia que quiso conjurar. Según las primeras versiones, el crimen se produjo cuando ella cruzó la línea imaginaria que delimitaba los barrios San Jorge y Puerto Isaacs, en un punto conocido como calle caliente.

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Canción “Mi Valle del Cauca”. Jairo Varela. “Cielo de Tambores”.


ahora parece el oeste, a toda hora es bala, peleas entre los mismos pelados”. La pandillas de la 13 tiene más de 30 integrantes, niños, jóvenes y adultos, más que todo de la parte media y alta de la loma. Quien pertenezca a esa pandilla, no puede entrar en contacto con gente del Juan Pablo. “Si una niña se ennovió con un pelado de Juan Pablo, no la pueden ver vinculada con los de acá del Puerto; porque lo amenazan y ahí es donde se vienen a matarlos”. Los vecinos conocían el asesino de Jennifer, a diario recorría las calles, pero el miedo les impedía denunciar; un vecino comenta: “él andaba bien fresco por las calles. Cuando se llamó a la policía, él amenazó a la familia de la niña y a sus hermanas. Este es el momento que las autoridades no saben si dejarla o sacarla de Juan Pablo, ella sigue viviendo ahí. Su familia estuvo custodiada por la policía mientras duró la noticia. Pero después que se fueron, los volvieron a amenazar, les mandaban notas y hasta atacaron la casa a piedra. La mamá de Jennifer le pidió ayuda a la comunidad y al alcalde”.

Como Chico Méndez en el Amazonas, a sus escasos 15 años de edad, Jennifer era conocida en su barrio por su activismo comunitario, y quizá por ello, la noticia de su muerte se regó como pólvora en los medios locales. También Caracol y RCN informaban el asesinato; por primera vez, los atónitos habitantes de este deprimido sector veían cámaras y unidades móviles de las grandes cadenas de televisión trasmitiendo desde las cuadras destapadas de su barrio.

Meses después del asesinato de Jennifer, en entrevista con el secretario general de la alcaldía Jesús Antonio Copete, aseguró que ya se habían esclarecido los hechos y que las líneas imaginarias no existían, “aquí no hay pandillas por territorio, sino pandillas —si se les puede llamar así—, por uso de ‘territorio de olla’. Los que pueden comprar en una olla, no pueden comprar en otra. Yo mismo he subido a esos sectores y la línea imaginaria no existe, lo que existe es una guerra de ollas. Supimos quienes fueron los autores del crimen, dos jóvenes de 14 y 15 años de edad; le hicimos un seguimiento por varios meses, la familia de Jennifer no denunció por temor. Los jóvenes fueron capturados hace cerca de tres meses, en el barrio El Lido de Cali. Fueron tomadas sus declaraciones y fueron trasladados a la correccional Valle del Lilí. Pero dos días después se escaparon y en este momento están prófugos. La pregunta es, ¿qué nos ganamos con capturarlos, si en el Valle del Lilí no hay colaboración?”.

Cruzando la línea de la muerte El personero municipal Oscar Fuentes atribuyó el homicidio a “conflictos entre pandillas del barrio Puerto Isaacs”, y denunció que otras 5 jovencitas del programa Pioneros estaban amenazadas, finalmente, el programa debió ser cancelado. Por su parte, el alcalde municipal Ferney Lozano anunció frente a las cámaras una meticulosa investigación y pronta intervención en barrios. La calle 13, entre el barrio Juan Pablo y Puerto Isaacs, es conocida como “Calle Caliente”. Esa calle es la línea imaginaria que divide los territorios de dos bandos enemigos. Hasta ahí pueden llegar los miembros de cada pandilla, y cruzar al territorio del otro bando equivale a firmar una sentencia de muerte. Calle caliente es el sector de ubicación de la temida pandilla de La 13, del barrio Puerto Isaacs. Un habitante de este barrio que prefirió reservar su nombre da su versión: “La problemática de las pandillas es real, así algunos quieran acallarlo. Toman los niños desde los 10 añitos, los van vinculando a las pandillas, tratan de inducirlos en las drogas. Este barrio

En un país acostumbrado a que sólo las noticias negativas atraen la atención, estos barrios necesitaron una ‘mártir’ para aparecer en los medios. Y es que salvo este suceso, casi nadie sabe qué pasa realmente en esos barrios, ningún forastero se


atreve a entrar ahí, se trata de calles empinadas que en tiempos de invierno peligran con los deslizamientos, con muchos problemas de seguridad como el de pandillas disputándose a muerte cada centímetro de territorio, y bandas emergentes de paramilitares que ocasionalmente reclutan jóvenes de las barriadas para sus filas. Para llegar a la comuna 1 se debe pasar un retén permanente de la policía frente al CAI del sector, esquivar los camiones madereros que entran con una frecuencia de 15 minutos a la “Smurfit-Cartón”, y empinar cuesta arriba por las calles que cruzan transversalmente la loma. Las vías pavimentadas son usadas por algunas rutas de colectivos locales. Más arriba empiezan las calles destapadas, las casas de madera o de bahareque que se apiñan como racimos a punto de zozobrar. Se ven fritanguerías y tiendas en cada calle, y sobretodo jóvenes de esta situación: “El humo podría irse para el valle, pero el deambulando en las esquinas a la espera de cualquier negocio, problema es que el viento siempre lo trae de nuevo aquí”. algunos de ellos, desmovilizados del Bloque Calima de las AUC, buscando qué hacer mientras se resuelve su situación. Varios de sus familiares han tenido enfermedades respiratorias, su sobrina tiene una enfermedad crónica que la hace toser con Desde lo más alto y hasta donde alcanza la vista, se divisa ese frecuencia, pero cosas como estas son fácilmente asimilables Valle de las postales y las camisetas; uno de los pasatiempos a una gripa, o un virus, dejan de lado el problema real. de los niños del sector es imaginar que vuelan sobre ese paisaje, sobre las 17 fábricas que se atrincheran en la zona (Smurfit, Parece que la verdadera línea de la muerte es la que separa Propal, Argos, Texaco, Cartón, Cementos del Valle, Goodyear, estos barrios de las empresas, la vía de acceso a Yumbo. Termo-Emcali, entre otras) y alcanzar los valles pletóricos de caña hasta el manso río Cauca. A sólo 14 kilómetros de Cali, Yumbo fue planificado desde hace medio siglo como la zona industrial del Valle, estrechamente Pero es sólo imaginación. Desde estas alturas, a casi cualquier ligada a Cali, pero entonces nadie pensó que este sería el hohora del día, la vista es realmente contaminada por el humo gar de al menos 96.000 personas (según el último censo), rede las troneras que no descansa; salvo Cementos Árgos, cuyas partidas en las 17 mil hectáreas del municipio, de las cuales fumarolas sólo se ven prendidas en las noches, las fábricas de 11.540 son montañosas2. la zona trabajan en ‘jornada continua’, emitiendo químicos y humo tóxicos al ambiente, por ello, una mañana de aire puro Al llegar a Yumbo los barrios de ladera dan la bienvenida; de es algo muy raro. noche, las luces de las casas y los postes muestran toda su magnitud, envolviendo las montañas hasta los pliegues de la Desde lo alto de las últimas casas de Panorama o Las Américas, cordillera. A los últimos ranchos, o a las partes más altas, sólo uno puede ver el rastro de la contaminación diaria: los tejados se puede llegar con vecinos de la zona, por angostos caminos de las casas negros de hollín; las tejas de barro, usualmente de tierra y sorteando intrincados laberintos de casas. rojizas, tienen aquí una costra pegajosa que no se deja lavar. «Esta zona ha sido toda invadida» cuenta Efrén, un vecino de la Y también se puede sentir el smog, ese humo blanquecino que zona «cómo será que había unos tanques en lo alto de la loma en ocasiones trae un olor penetrante y que irrita la vista. Humo que surtían de agua todo esto. Pero eso también lo invadieron, arrastrado por el viento sobre las casas y las calles. Duverney hicieron una casa encima del propio tanque, ni eso se salvó». Reyes, un albañil de 34 años, vecino de Las Américas, se queja Contaminación política En la loma aledaña, en Puerto Isaacs, pueden vivir unas 6000 personas mal contadas, un grueso botín para los políticos, quienes en época electoral, solían subir a comprar los votos hasta por 15 mil pesos. Esta práctica era tan común que la gente estaba acostumbrada y nadie parecía escandalizarse. Por eso el reciente alcalde electo basó su campaña en la frase “Por la Dignidad de Yumbo” y aseguró no haber comprado ni un solo sufragio. Sin embargo, en las pasadas elecciones, Yumbo presentó el más alarmante caso de trasteo de votantes en Colombia. Se2

“La superficie de Yumbo tiene en su parte plana 5.740 hectáreas y 11.540 hectáreas montañosas”. Fuente Alcaldía Municipal, Yumbo.


gún las proyecciones del Dane a 2007, en Yumbo había 62.655 personas aptas para votar, pero en la Registraduría aparecieron 78.177 inscritos para las elecciones3. Ante las denuncias muchas cédulas fueron anuladas. Pero las irregularidades continuaron.

Cuando el presidente dijo esto el pueblo se conmocionó. El diario El País de Cali del 2 de diciembre de 2006 retomó la noticia un anónimo de la fiscalía: “para nadie es un secreto que así es llamado desde niño Carlos Alberto Bejarano, el anterior alcalde del municipio. Al parecer, las palabras del presidente tienen relación con un anónimo que también llegó a la FiscaEn Yumbo se pretendió “poner a votar a los muertos”, las auto- lía seccional, en el que señalan que Bejarano tiene nexos con ridades comprobaron que gran parte de los inscritos no residían un hombre apodado como ‘Mango’, el cual es mencionado en en las direcciones suministradas, o no existían, según informó diferentes informes de inteligencia de las autoridades como el procurador provincial de Cali, Guillermo Lozano Palacio. narcotraficante.” Jonathan, un joven yumbeño de 22 años, confiesa que ya ha vendido su voto: «Eso es normal, además, esos hp nunca le dan nada a uno, por eso en elecciones todo el mundo aprovecha».

A sólo unas semanas de las elecciones de alcalde, alias “Mango” fue capturado en Estados Unidos, extrañamente el precio del voto bajó en los barrios. La gente perdió el poder adquisitivo de su cédula y muchos parecieron desilusionados. Finalmente Pese a los controles, en las entradas de los sitios de votación la oposición le ganó a la histórica coalición política liderada se repitieron las bochornosas escenas de años atrás. Gente pi- por los sucesores de ‘Pucho’. diendo o recibiendo dinero; en los barrios se instalaron ollas comunitarias donde se alimentaban a los fieles electores, a la Pero en los barrios de ladera de la comuna 1, los problemas nunca se resolvieron con los 10 mil pesos del voto. Además de par que se les ofrecía prebendas. la contaminación, el problema del agua potable fue siempre En la pasada contienda para alcalde, un hombre fue sorpren- una constante; las empresas públicas de Yumbo ESPY hicieron dido con 800 cédulas en su poder, la policía lo detuvo y horas recientemente un acuerdo para comprarle agua a Emcali, pues después fue liberado, las cédulas no aparecieron y la oposi- aunque parezca increíble, el municipio más rico de Colombia ción denunció que el liberado pertenecía al grupo del alcalde tiene aún problemas de saneamiento básico. electo. Finalmente el candidato opositor perdió las elecciones (por mucho más de 800 votos) y debió irse de la ciudad ante Como si fuera poco, en esta comuna no hay parques ni zonas amenazas, cuenta Claudia Tamayo, una joven ayudante de su verdes. Los niños son los primeros en descubrirlo. Por las empinadas cuadras sólo se puede poner un balón en tierra y echarlo campaña. a rodar loma abajo. Por eso es común ver niños o jóvenes juPara completar, en diciembre de 2006 el mismísimo presidente de la República, en su faceta de presidente-fiscal, hizo una grave denuncia a los medios: «He recibido la queja de que hay un individuo que ejerce la política, a quien conocen con el alias de ‘Pucho’, que es el jefe criminal con bandas del narcotráfico en Yumbo. Le ruego al General Padilla, a mi General Arango, tramitarla hoy ante la Fiscalía General de la Nación.»4

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Estudio de Alto Riesgo para las Elecciones. Fundación Vote Bien. 10/26/2007 VOTEBIEN.COM Palabras del presidente en la clausura del curso de altos estudios militares. Bogotá, 30 nov. Tomado de (SNE).


gando fútbol en las carreteras principales, incluso en la auto- Mirando la historia local de Yumbo, desde su constitución como pista Panamericana, arriesgando su vida entre goles y el paso municipio en 1864, se ve su acelerado paso a distrito industrial. de tractomulas de paso a Cali. En 1911 se construyó la línea férrea, y a partir de 1940 empezó el traslado industrial. En un lapso de 20 años se construyó la Precisamente por ello, el gobierno local compró un lote frente a carretera a Yumbo (1950)6, y se asentaron grandes empresas las lomas, donde planea construir un polideportivo ‘multipropó- nacionales como Cementos del Valle, Cartón de Colombia y sito’ que también contará con escuela y una sede del SENA. La Eternit7, proceso que sigue hasta hoy día con la construcción administración prometió iniciar su construcción en el 2009. de grandes empresas, como Termo-Yumbo y Termo-Emcali en tiempos del apagón; más recientemente se terminaron la CerIndustrialización e invasión vecería del Valle y el Centro de Convenciones. Toda la problemática de la comuna 1 hace que quien pasa por Yumbo camino al centro del país, se repita la misma pregunta: ¿cómo creció tanto un asentamiento subnormal en una zona tan peligrosa y contaminada?

A mediados de siglo, como si de una bonanza petrolera se tratara, empezaron a llegar olas migratorias de obreros de todo el país, en busca de trabajo y por supuesto, vivienda; así fue como fueron naciendo los asentamientos subnormales de la actualidad. A mediados de los ochenta, el grupo guerrillero M-19, con Para responderlo, habría que mirar la historia de Colombia, gran influencia en la zona, fomentó la invasión, y tras su desdesde el desplazamiento originado por el asesinato de Gaitán. movilización, también la asignación de vivienda en Yumbo; Efrén La Violencia golpeó mayoritariamente a los pequeños y media- Rengifo, vecino de Las Américas recuerda ese proceso: nos campesinos que se debieron emigrar a las capitales o a los polos industriales. Desde entonces, las sucesivas oleadas mi- “El barrio Panorama fue fundado por el M-19 cuando estaba gratorias hicieron que en Yumbo el 61.9% de la población haya Rosemberg Pabón (de alcalde). Vino gente hasta de un solo nacido en otros municipios. Según el censo de 2005, el 10,1% ojo, usted sabe, de Lleras, el Vergel, de Aguablanca (en Cali) y de los residentes actuales no estaban aquí hace 5 años5; Tras monopolizaron todo eso. Fue muy poquita la gente de aquí del las fallidas reforma agrarias desde los tiempos del Frente Na- barrio que quedó ahí. Fue el M-19 el que promovió la invasión cional, muchos desplazados y colonos del Norte del Valle, de de toda esa zona de allá”. Cauca y del Pacífico, arribaron al puerto industrial en busca de Hoy en día, pese a los problemas de contaminación, muchos de las consabidas oportunidades. los habitantes de esta zona se sienten orgullosos de su barrio. Paralelamente, los ingenios cañeros crecían al amparo estatal Es el caso de Glenis Buelvas, vecina del sector desde hace 20 del latifundio y el desplazamiento de los pequeños propietarios, años: “aunque no soy de Yumbo, vivo aquí desde hace muchos robándole hectáreas a las amplias llanuras vallecaucanas, y a años tuve aquí mis hijas y quiero mi barrio (…). Todo esto parla par iban creciendo pequeños pueblos que habían sido antes tió de una invasión, hay lotes que tienen múltiples dueños; comunidades de intercambio agrícola; Vijes, Mulaló, Amaime, usted pregunta por la tierra, que es de uno u otro dueño, que Candelaria, Yumbo, nacieron como precarios cuarteles de tra- la expropió el municipio por impuestos. Una casa que queda bajadores de los ingenios cañeros, y se fueron convirtiendo pau- cerca de la iglesia la embargaron porque ellos nunca pagaron latinamente en puebluchos polvorientos de braseros; un par de impuestos. Ese es otro problema del barrio, que no se han lehileras de casitas humildes llenas de corteros de caña, agricul- galizado algunas tierras”. tores de cultivos de pancoger crecieron hasta conformar estos pueblos agro-industriales que ahora conocemos. Con tantas zonas de expansión y terrenos planos en Yumbo y el resto del Valle, uno no puede dejar de preguntarse por qué

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DANE. Boletín Yumbo. Información censada de hogares Particulares. Censo general de 2005. Director Departamento, Dr. Ernesto Rojas Morales. www. dane.gov.co

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Fuente: Historia y Geografía de Yumbo. División de Sistemas. Alcaldía Municipio de Yumbo. Fuente: Alcaldía Municipio de Yumbo.


estas personas terminaron viviendo en estas empinadas lomas, lle. Muchos dicen que Yumbo tiene hoy en día la alcaldía más al frente de las fumarolas. costosa y opulenta de Colombia, para un pueblo de menos de 100 mil habitantes. «Hay mucha gente de escasos recursos que la única forma de vida fue por aquí, la invasión. Cuando yo tenía 16 años empe- Sin embargo, en planes de vivienda VIS, y mitigación de la zaron las invasiones, empezaron a posesionarse de lotes. Los contaminación falta mucho camino por recorrer, y son prepropios dueños fueron los que vendieron, los ‘cucalones’. Por cisamente los habitantes de las laderas quienes deben seguir aquí había una chorrera. Los que vivíamos por ahí antes iba y padeciendo las consecuencias. Los casi 18mil habitantes de la sacaba agua de allá y lavaba allá; ya con la invasión, usted comuna 1, deben tolerar los olores, la pesadez del ambiente, sabe que donde hace casa el hombre se acaba todo. La chorre- el polvillo, y respirar las más de 100 toneladas de gases que ra se acabó, esos eran escurrideros de las lomas, eso nacía el mensualmente emiten las fábricas de Yumbo. agua ahí, ahora hay casas» cuenta Duverney. Por su parte, Glenis Buelvas plantea otra razón: «Vivir aquí fue una oportunidad que surgió. Pero creo que es mejor vivir aquí que en terreno plano. Toda esa zona de allá (señala un lote cercano) se inunda en invierno. Yo no sabía que por Cementos [del Valle] pasaba una quebrada. En diciembre pasado la Goodyear estuvo en Alerta Amarilla por inundaciones. Usted escucha constantemente de inundaciones en todo el país, mientras que acá estamos frescos. Lo único que nos preocupa es la contaminación (risas)». El regalo emponzoñado de la Industrialización Muchos se sienten felices de vivir aquí; el gobierno ha ido regularizando los barrios y trabajando en la pavimentación de las vías de acceso. Los niños tienen su estudio subsidiado o incluso gratis8, entidades descentralizadas como FEDY9 realizan gestión social y han realizado convenios para ofrecer carreras tecnológicas a los jóvenes yumbeños. Pese a estos esfuerzos, algunos sectores afirman que la inversión social es insuficiente comparado con los enormes recursos del presupuesto municipal. Este año, por ejemplo, el Presidente Uribe visitó Yumbo para inaugurar el pomposo edificio municipal (el CAMY) al mismo tiempo que la Cervecera del Va8

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La administración Municipal de la Dr. Alba Leticia Chávez promovió la educación primaria y secundaria gratuita en los colegios públicos de Yumbo. En algunos colegios los padres sólo pagan una cuota única de $60.000 al comienzo del año. Fundación Empresarial para el Desarrollo de Yumbo. Tiene planes de empleo, Jóvenes en Acción, programas tecnológicos, convenios con el SENA, ECOPETROL, la alcaldía, Programa de reconvención laboral de brazeros, entre otros, ver www.fedy.org.co.

“Por aquí, cerca de PROPAL había una fábrica de cueros —cuenta Efrén—. “Ellos para procesar esos cueros parece que los quemaban y los olores eran terribles. ¡Hediondos! Le dañaba el estómago a uno y lo ponía mal; la gente se quejó y esa fábrica la tuvieron que quitar. En PROPAL tienen un lago de oxidación, no sé qué es lo que tienen ahí, pero a veces se siente también un olor fuerte”. De su parte, la cementera antioqueña Argos (antes Cementos del Valle), prefiere encender sus chimeneas en las noches, para que la oscuridad y la soledad de las calles disimulen la contaminación, según cuenta Efrén Rengifo: “Ahora vuelven con el cuento de los olores, ¡pero qué va! uno se crió aquí y ya se muere aquí. Por ejemplo, cuando Cementos del Valle no tenía esos filtros [señala las fumarolas de la fábrica] las tejas y las canaletas se llenaban de tierra negra, como para pavimentar, eso se adhiere a la teja como cemento, ahora ya


tienen esos filtros. Sin embargo, a veces ellos sueltan ‘eso’ y se siente… de noche es cuando más sueltan ellos ‘eso’”. Él se refiere al humo negro de la cocción del cemento. A raíz de una denuncia popular, la CVC ordenó la instalación de unos filtros en las calderas principales. Sin embargo, cuando emiten humo en horas del día, los vecinos llaman a quejarse: “Yo mismo he llamado a ‘Cementos’… les decimos que apaguen eso o ‘llamamos la prensa’ —finge tono amenazante—. Ellos reconocen el polvero tan berraco que genera, y a veces la apagan. Pero no saben que quien llama es alguien que se crió aquí y que ya se va morir aquí, y hasta ahora no me ha pasado nada (risas)”. Pero eso puede no ser tan cierto. Estudios sobre la contaminación en Yumbo demuestran el alto grado de incidencia en la salud de los habitantes de los barrios cercanos. El Dr. Mejía de la clínica Versalles de Yumbo, se queja de la cantidad de consultas por problemas respiratorios, “y todo es por este aire tan sucio que se respira aquí, la gente mantiene con gripa, con infecciones respiratorias”. “Gas de cloro, ¡evacúen el Barrio!” Aún se recuerda con aprensión un evento de hace 16 años que no se pudo ocultar. Toda la zona industrial, incluyendo fábricas y viviendas tuvo que ser evacuada. La antigua Cartón de Colombia, ahora “Smurfit Kappa” sufrió un escape del peligroso Gas de Cloro. De inmediato la policía acordonó la zona y se ordenó la evacuación de los 5 barrios de la ladera. Los medios llegaron a informar y entre los humildes pobladores cundió el pánico, muchos se negaron a abandonar sus viviendas por temor a los saqueos. Incluso hasta en la cabecera urbana de Yumbo, a unos kilómetros, se sintió el escape del mortífero gas; muchos sufrieron intoxicación y problemas respiratorios, aunque por fortuna no se reportaron víctimas mortales. Glenis Buelvas cuenta su experiencia: «Al barrio llegaron un mundo de policías. Con megáfonos decían, ‘¡hay un escape de gas de cloro, evacúen el barrio, deben desocupar las casas!’. Yo estaba en un control médico en el seguro, lejos de ahí, y me ardían los ojos. Entonces quise venirme al barrio, porque mi hija la mayor estaba en la casa, pero ya no me dejaban pasar, estaba tan preocupada. Después me volé los controles y fui y la saqué. A la gente le ardían los ojos,

era horrible. Me fui para Palmira y volví al otro día, esa fue toda mi evacuación (risas)». Por su parte, Duverney Reyes plantea otra solución: «“Nosotros olvidamos que vivimos con esta amenaza y seguimos con nuestras vidas normales. Las empresas que están alrededor deberían comprar todas estas viviendas, reubicar a la gente y quedar ellos solos aquí. O proveer a la gente de caretas por si algo». Pero ubicar a tanta gente parece tan costoso que se torna inviable, y en todo caso, cada día siguen llegando más familias a asentarse en las partes más altas, aún desocupadas. Atracadores de 9 años de edad Con un ambiente festivo propio de Macondo, el gobernador del Valle Juan Carlos Abadía ofreció para diciembre un premio al municipio que más bajara sus homicidios; Yumbo corre en primer lugar esta insólita carrera, al bajar en un 51.8% la tasa de homicidio, cifras a septiembre de 2008. Pero el jefe de la cartera de Seguridad Paz y Convivencia Dr. Jesús Antonio Copete tiene su propia opinión: «No sé hasta qué punto es importante decir que bajamos los homicidios, cuando tenemos otras cifras graves que están subiendo, por ejemplo, en Yumbo el abuso sexual entre menores es muy alto. Según el ICBF, del total de los abusos sexuales solamente se denunciaba el 5% de lo casos. Si nosotros llevamos casi 100 denuncias, podemos hablar de 500 o 600 niños que se encuentran en peligro. Por eso empezamos una campaña conjunta con la Secretaría de Bienestar Social, y con la Primera Dama para que la gente denuncie, la gente no denuncia por temor». En Yumbo se ha encontrado una triste problemática. Las madres no denuncian aduciendo que “si denuncio quién le sigue dando la comida”. Otro factor son las amenazas de los propios violadores, quienes le dicen a los niños, “si usted le dice a su mamá, la mando a matar a usted y a ella”. Copete va más allá, “hoy nos dimos cuenta que hay una familia en la comuna 1 que tiene tres niños de 10, 9 y 8 años que están atracando. Fuimos, hablamos con los niños y la gente del sector, resulta que los niños vienen siendo violados desde hace 3 o 4 años por un vecino. Entonces, esa es la forma que socialmente ellos desfogan su problema”.


Otro problema viene de parte de las llamadas fiestas Aflterparty’s. En Yumbo, el polo de las discotecas está en la cabecera urbana y muchos jóvenes no tienen recursos para ir hasta allá. Quizá por ellos algunas viviendas del barrio se prestan para formar rumbas sin control. En ellas, denuncian los vecinos, se ven jóvenes vendiendo y consumiendo droga.

pasada, de los ‘Astaiza’, ellos ya confesaron. Son más de quince ollas, las tenemos identificadas, con una investigación de la SIJIN, y en esta administración hemos comenzado a actuar, hemos judicializado unas 75 personas. La decisión había que tomarla, había que presionar un poquitico a la SIJIN, a la fiscalía y al CTI”, comenta el secretario de gobierno.

“Se ve más que todo el famoso popper. Les echan la policía y qué hacen, dicen que ellos ya tienen el permiso. En una casa ya tienen el vicio de hacer esas rumbas, una vez se armó una pelea enorme entre los pelados ahí, hasta el punto que muchos pensamos, que hasta que no saquen un muchachito muerto de ahí, la policía no va tomar cartas en el asunto”.

La idea del alcalde es que lo que hoy era olla se convierta en Hogar de Paso para desplazados. “Si vemos fotos de gente entrando y comprando droga, y luego vemos en la misma casa entrando a los niños de la calle para darles alimentación y abrigo, esto nos va ayudar para que la gente siga denunciando estas ollas”, concluye Copete.

José Quiñónez*, un vecino del barrio Las Américas habla también del problema de las drogas: «Hay mucho consumo. Lo que más se ve es ese ‘Tester’, o sea perica o coca. Antes los que consumían drogas lo hacían escondidos, o arriba de las lomas; ahora se los ve a la vista de todos, en las esquinas, en las calles. Ya no es solamente una cuadra que sea dañada, es en toda parte, sin importarle que haya niños ni nada. A nosotros nos ha tocado hablar con algunos y decirles “bueno, te vas de aquí a meterte esa vaina a otro lado”; y con eso hemos tenido dificultades pero hasta ahora no ha pasado nada grave.

Violencia, inseguridad, pandillas, drogas, titulación, contaminación, peligros industriales… son muchas problemáticas las que aquejan estos deprimidos barrios de Yumbo. Esta es una zona de ladera que pone la mejilla al viento para mirar las 200 mil hectáreas de cañaduzales en manos privadas, los más de 21.000 kms2 del Valle, que pertenecen en su mayoría a una cuantas familias, mientras ellos están aquí, en estas estrechas y empinadas calles tratando de sobrevivir día a día, en medio del humo y el gas industrial.

Subir por estas calles es caminar por décadas de violencia, desplazamiento e injusticia social. Uno se pregunta por qué las sucesivas administraciones permitieron que estos barrios crecieran al arbitrio del abandono, en vez de fomentar barrios dignos, con una mejor calidad de vida, en los miles de kilómetros cuadrados de tierras planas10. Recorrer estas calles invita a preguntarse hasta qué punto es democrático un país que permite que las mejores tierras estén en manos de unos pocos, La otra vez se escuchó que las tiendas tenían que pagar vacu- mientras miles de colombianos se hacinan en estas lomas, al na, y decían que en las cuevas de la montaña (en la parte de frente de las fumarolas. arriba de la loma) se escondían los paramilitares que desde hace algunos años hacen presencia aquí. Un habitante anónimo cuenta su historia: “hace un tiempo, en un enfrentamiento entre expendedores de drogas, la policía le cogió una granada a uno de ellos, los de la pandilla hicieron un disparo de ‘changón’ y se echaron a perder. A los días lo soltaron. Lo vi por ahí recogiendo los 600 mil pesos que le cobraba la misma pandilla por haber dejado perder la granada. Otra vez la gente se reunió y marcaron las casas donde expendían drogas. La policía hizo un operativo pero los jíbaros se echaron a perder loma arriba, y 10 En la foto al final se aprecia una de las cientos de miles de hectáreas de cultivos de caña que rodean Yumbo, mientras al fondo se aprecia, nada pasó, los expendios continuaron días después”. una panorámica de los barrios de la comuna 1.

Lo más grave es que lo de las drogas se maneja desde Yumbo [la cabecera del pueblo] hay muchos expendios de drogas, eso es lo que están inhalando ahora, se ve mucho, y eso se está expandiendo. Deberían tratar de solucionar, bajar todas esas ollas, la policía sabe dónde están, dicen que son 15 identificadas en todo Yumbo, pero uno no sabe por qué no se meten a ellas”.

En otras circunstancias, hechos como estos habría dado años de cárcel por narcotráfico o terrorismo, pero aquí no, en estos barrios parece imperar otra ley, la del silencio y el abandono. Yumbo tiene sólo 136 policías para cien mil habitantes, por ello el alcalde denuncia el déficit de pie de fuerza, pero aún así, lucha con las uñas contra la delincuencia. Los resultados se ven. En los escasos 11 meses de administración ha cerrado 4 expendios de alucinógenos, de las cuales ya 2 están para fase de extinción del dominio. “Esto no se había logrado antes por ningún alcalde, en 42 años no se había cerrado ni una olla, había corrupción, permisividad, nosotros llevamos 4. Aquí había ollas de 25 y 30 años de antigüedad, todo el mundo las conocía y tenían hasta nombres, como una que cerramos la semana


Por » Erika Hurtado «

Choclo es un mestizo rancio, de humor agrio y mal hablado que lleva más de medio siglo conjurando males causados por seres de este y otros mundos. Dice ser el único hombre en Colombia que ha sanado a más de 5 000 niños y a tres adultos de la enfermedad más común y antigua de la humanidad: el mal de ojo. Afirma ser inmune a todo tipo de venenos y maleficios y poseer los secretos para atraer la buena suerte, el dinero y el amor. Su piel agrietada tiene un tacto a lija, los cabellos albos y los dientes escasos y negros delatan su experiencia y edad. Pero tiene un paso rápido y ágil, manos firmes; lleva las uñas largas y sucias; luce el único mechón de cabello blanco peinado hacia atrás. Al reír entorna los ojos y muestra unas arrugas que se forman en las sienes y mueren en la comisura de los labios. La ropa arrugada y curtida le da la impresión de estar siempre sucio. Huele a hierba mojada, a mangle viejo. Se llama Hernán Paz. Nació en Dagua en 1933, época en que el pueblo sólo tenía dos barrios: Remedios, el de arriba, y Fátima, el de abajo, el hueco. Lo apodaron Choclo a los 13 años por el Choclo Martínez, un jugador del Pereira de esa época; fue durante un partido que jugaron los del “Sport Patria” contra los de “Hueco Caliente”. Desde entonces todos, incluso su madre, dejaron de llamarlo Hernán. Es un hombre –físicamente- sano. En ocasiones, cuando algún paciente lo ha requerido – y el bolsillo lo ha exigido-, ha dado cuenta en bicicleta de los más de 60 kilómetros que separan a Dagua de Buenaventura, ida y vuelta, en un mismo día. Esto, según dice él, para afinar el cuerpo y para ahorrarse el gasto. Su mayor orgullo es que él, un indio feo, negro, viejo, caratejo


y burro, como se autodenomina, tiene más pacientes que los doctores limpios, bonitos y estudiados del hospital.

plástico y piso de tierra. Atrás de la vivienda, después de una cochera que almacena cosas viejas y un matorral que termina bruscamente en un barranco, se ve pasar el río Dagua. A la enDice no temerle a la muerte porque con ella ha peleado muchas trada, una llave que gotea sin cesar sobre la piedra hace las veces y salido victorioso. No lo asusta el diablo porque más de veces de lavamanos y lavaplatos. El baño, ubicado afuera de una vez lo ha sacado corriendo de cuerpos poseídos y de mato- la residencia, tiene por llave una totuma y por tubo un tanquerrales embrujados. Respeta a Dios y a los santos, quienes le ayu- cito cubierto de una costra verde y viscosa. El pequeño tanque dan en sus sanaciones; sólo teme al fantasma de su madre, que se llena, siempre que es posible, con el agua de lluvia; la corse le presenta de cuando en cuando a recriminarle sus excesos, y tina es un pedazo de plástico negro que no alcanza a cubrir el trata con cierto recelo a la fuerza pública: ¡un policía enojado y metro con 70 de la humanidad de Choclo y, cuando se baña, le armado es más peligroso que el mismo diablo! deja al descubierto la cabeza, las delgadas pantorrillas y los pies. Al lado izquierdo está empotrado el sanitario. Choclo tiene tres vicios confesos: el alcohol, el tabaco y el café. El primero se traduce en Cañardiente, un licor de $ 2.500 la La habitación más grande de la casa, el dormitorio de Choclo botella(los domingos, días de mercado, se le suele ver trastabi- y su esposa, es también un consultorio médico, sólo que sin llando por las empinadas calles de Dagua con la camisa desabro- básculas o estetoscopios: sobre las paredes reposan un cuadro chada, la bolsa del mercado en una mano y en la otra una botella de Nuestra Señora de los Remedios, uno del Divino Niño, dos del económico licor). El segundo es Caribe, cigarrillos de $ 1.500 del Sagrado Corazón de Jesús y un Cristo crucificado al que le la cajetilla y el tercero Lucafé, de $ 2.000 la libra. Todo barato, faltan, a consecuencia de un golpe, la cabeza y los pies. dice, porque no está la vida para tanto gasto innecesario. La cama es una puerta de madera sostenida por cuatro ladriHace 40 años que él y su esposa comen y visten gracias a los llos en cada esquina. Debajo de ella hay siempre dos frascos honorarios de médico popular. Además, estos le alcanzan a de vidrio transparente con una sustancia verde y olorosa a Choclo para beber y fumar. Come poco y viste mal. Bebe y fuma menta mezclada con hojas y uno que otro cucarrón verdinegro en abundancia (de esos que alborotan a las señoras cada vez que entran a una casa porque, según dicen, auguran visitas inesperadas). El consultorio Los ingredientes exactos del brebaje que contienen las boteDagua, un pueblo anclado entre Cali y Buenaventura, vio nacer y llas es un secreto, sólo se sabe que una parte es agua bendecrecer – y hoy ve sobrevivir- a uno de los curanderos más famo- cida el jueves de la semana santa cada año. A pesar de su olor sos del lado occidental del Valle del Cauca. Viajando en sentido a menta, tiene un gusto a jabón lavaplatos con alcohol. Si uno norte-sur, alejándose de la cabecera municipal de Dagua y acer- se frota el líquido en la cara y el cuerpo, se atrae la suerte y cándose al corregimiento de Loboguerrero, se puede ver un barrio el amor; si se lo toma, saca los demonios – y, con seguridad, de 10 viviendas con sus niños medio desnudos y mocosos jugando otras cosas- del cuerpo; si lo riega en la casa, aleja las malas entre el polvo al lado izquierdo de la carretera. Lleva por nombre energías y previene las brujerías. “El agrado”, bautizado así por sus primeros habitantes que quisieron conjurar con ello el estigma de vivir sobre el antiguo relleno En la cocina hay un fogón de leña (hay instalaciones de enersanitario municipal. Al atardecer, además de los niños, se puede gía eléctrica pero el servicio permanece cortado), un par de ver a una pareja ya mayor charlando y tomando tinto en vasos ollas y unos cuantos utensilios de un material plástico, flexible descoloridos y cuarteados, de vez en cuando tiran mendrugos de pero resistente, que luce con estoicismo las marcas de muchos pan a un perrito vivaracho pero esquivo que los mira al pie de un años de uso. árbol: ellos son Choclo, su esposa y su mascota. Es precisamente en esos vasos que el curandero ofrece café La casa del curandero fue construida por él mismo hace 30 (que tiene ese gusto particular de la comida preparada en años. Tiene dos habitaciones, paredes en esterilla, techo de leña) a sus clientes, sobre todo los que acuden a buscarlo a


altas horas de la madrugada. Afuera de la casa tiene unos troncos viejos que, por lo general, están húmedos al tacto y huelen a madera podrida. Es la sala de espera. El servicio de recepción lo realiza un perrito triste que permanece amarrado a un árbol de aguacate. Es él quien anuncia la llegada de los pacientes, sea cual sea la hora. Choclo dice que se Llama “asesino”, por lo peligroso. El sentido común dice que debería llamarse “huesos” o, en el menos lastimero de los casos, “pulgas”. No es el único curandero en Dagua, pero sí el más popular. Su casa está abierta a cualquier hora para todo niño enfermo y padre desesperado que lo necesite. En su consultorio todos pagan $ 5 000. Al que tiene más, le recibe, -como obsequio, no como parte de sus honorarios- una botella de ron – o de lo que sea-; al que tiene menos, le fía.

cretos para conjurar males y, además, el corazón marcado con una triste y enfermiza devoción: durante muchos años se vio al Los inicios incipiente curandero borracho, protagonizando escándalos y peleas con el cuidador del cementerio municipal porque éste Mercedes Paz, una india humilde, bajita, de rostro enjuto y no le permitía entrar ya avanzada la noche. Cuando lo consegrave, fue una curandera de verdad, verdad. Atendía partos, guía, pasaba largas horas sentado al lado de la tumba de su quitaba y ponía maleficios, sobaba escaldaduras y soldaba madre llorando y con una botella de licor barato en la mano. fracturas, rezaba muertos, preparaba brebajes de Quereme – cuando la flor aún crecía silvestre en las montañas de Dagua- Cierta noche, tras haber reñido al cuidador del cementerio y, por supuesto, curaba el mal de ojo. Tuvo tres hijos, no se le y nadando en su propio vómito, Choclo vio salir de la tumba conoció nunca marido. cientos de cucarachas que lo cubrieron en instantes. Entre una bruma pegajosa apareció el fantasma de su madre, le dijo que Mercedes sintió el “llamado de Dios” a sus 80 años. A su hijo dejara de tomar tanto, que empezara a trabajar en serio, que menor, que por ese entonces ya tenía 22 años, le dijo: “Cho- se construyera una casa y que no la jodiera más. Desde entonclito, no le voy a dejar plata, ni casa, le voy a enseñar mi arte ces, hace treinta años, Choclo sólo va al cementerio los lunes, para que usted tenga con qué defenderse cuando yo me vaya”. día oficial de visita. Asiste en silencio a la misa que ahí se dice Durante un período de entrenamiento que duró un año, Merce- por el eterno descanso de los muertos. Deposita flores sobre la des reveló a su hijo el conocimiento sobre los poderes curativos lápida de su madre y se va. de las plantas y la utilidad de las oraciones. Le enseñó cómo tomar las plantas de la tierra, cómo prepararlas y mezclarlas Choclo empezó a ejercer la curandería a los 25 años, combientre sí. Los instruyó en los poderes secretos del padrenues- nándola con otros oficios. Hoy en día, el arte de curar a los tro y la señal de la cruz. Le ilustró sobre las manifestaciones enfermos es para él un trabajo de tiempo completo. del demonio y las maneras de conjurarlo. Antes de irse de este mundo Mercedes le dio a beber a Choclo un vomitivo amargo y Los males espeso preparado a base de hierbas, con eso se hizo inmune a todo tipo de veneno fabricado por el hombre. La medicina de Cholo puede sanar muchas dolencias. Dolores de cabeza, torceduras, gripas, dolores causados por artritis, Mercedes Paz falleció a causa de una enfermedad que sus re- úlceras, dolores de estómago, intoxicaciones por alimentos y zos y brebajes no pudieron curar (cáncer de estómago, según muchas otras hacen parte de su lista. Pero la particularidad Choclo recuerda). La sabia curandera dejó en su hijo los se- del curandero no reside en conocer el tratamiento para las anteriores, puesto que estas enfermedades también las pueden remediar los médicos de hospital. La verdadera especialidad de Choclo son aquellas enfermedades que los facultativos casi no conocen y, por ende, no han aprendido a curar. Hay enfermedades que se curan con las plantas que uno tiene en la casa, las mamás saben muchas de esas cosas. Cuando alguien de la familia se enferma ellas salen a conseguir las matas para la curación. Utilizan la sábila, la manzanilla, La valeriana, el matarratón…. Este no es un conocimiento secreto, es algo que la gente sabe porque se lo escuchó a otros, a la mamá, a la abuela, a los viejos. Esos saberes vienen de los tiempos de antes, cuando no existían las pastillas ni las inyecciones, no se habían inventado las enfermedades raras y la gente no se había olvidado de lo buenas que son las plantas.


Pero también hay dolencias que, aunque la gente sabe que está haciendo; en cambio la brujería sí es con el demonio, con los existen, no sabe cómo curar. Esos males necesitan un conoci- malos espíritus. La mayoría de las brujerías se dan en la comida miento especial: son el mal de ojo, los sustos y la brujería. o en el jugo o café. Esas son las más mortales, las de más ciencia. El mal de ojo es que algunas personas tienen mucha electricidad en la vista y enferman a las criaturas. Hay personas que no se dan cuenta que tienen el poder para hacer mal de ojo y, con sólo una mirada, hacen que los niños, las personas mayores e incluso las plantas y los animales se enfermen. Los niños son más sensibles a la electricidad, por eso es más común que a ellos los joda esa enfermedad.

Afortunadamente existe el Choclo, que tiene la contra para todas esas. La curación

Un día cualquiera, Sara, la menor de la familia González Torres, enfermó. Perdió el apetito, su rostro rosadito se volvió amarillo, vomitaba, no dormía. Los primeros en ser consultados fueron Existen tres clases de ojo: ojo bobo, ojo secador y ojo de 24 horas. los dos tíos maternos de la niña, ambos graduados en mediciEl ojo bobo es cuando un niño está bobito, sentado en un rincón na. Días después de que éstos le diagnosticaran una infección sin hablar, sin comer y llora todo el tiempo. El ojo secador es el gastrointestinal y la medicaron con fuertes antibióticos, la niña que, en pocos días, deja a los niños flaquitos, flaquitos: les da empeoró: rechazaba todo tipo de alimento y, a causa de lo débil cagadera, fiebre y vómito… quedan en los puros huesos. El ojo que se encontraba, su cuerpecito de 7 años de edad no podía de 24 horas es como el ojo secador, con la diferencia que, si no mantenerse en pie. Los médicos, sus tíos, la remitieron entonces se trata, la criatura se muere a las 24 horas de iniciados los sín- a especialistas, colegas, conocidos y amigos suyos. Todos diagtomas. El tipo de ojo depende del tipo de electricidad que tenga nosticaron lo mismo. Todos recetaron los mismos medicamenla persona que lo causa; la electricidad más bajita causa el ojo tos con diferentes nombres. Todos fueron igual de inefectivos. bobo, la más potente causa el ojo de 24 horas. Trascurrieron dos semanas desde el inicio de los tratamientos y Otra cosa es el empacho. Eso es cuando usted siente que el es- Sara empeoró. Los padres consultaron decenas de médicos estómago se le hincha y se le pone pesado. Hay que tener cuidado pecialistas; también pagaron eucaristías a la salud de la niña y porque el empacho se confunde fácilmente con el mal del sapo, hasta hicieron promesas al Cristo de los Milagros. Nada funcionó. que es cuando a la persona le hacen un maleficio y le meten Un amigo de la familia sugirió consultar al curandero. Contra las un sapo a que le crezca en el estómago, eso es otra cosa. En el miradas suspicaces y las frases reticentes de la familia consiguió empacho no hay ningún tipo de maleficio, es simplemente que el permiso de los padres para invitar al médico empírico a la casa. la persona se comió algo y no le sentó bien. También conozco y curo sustos, que son igual de bravos que el ojo. De eso casi no sufren los niños: le da a la genta adulta, sobre todo a las mujeres. El susto se manifiesta cuando las personas se ponen inquietas, nerviosas… como que se asustan por todo; no pueden dormir, se les quita el hambre y lloran sin razón. Claro que no sólo en las mujeres se dan los sustos, los hombres también lo sufren porque eso pasa cuando hay algún espíritu malo rondando una casa o una persona. Lo cierto es que las mujeres son más sensibles que los hombres para algunas cosas, ellas sienten esas vainas. Hay que tener cuidado porque la persona que tiene susto se le puede meter un demonio y hacer que se suicide. Pero lo más maligno es la brujería, por que las otras enfermedades muchas veces se causan sin intención, sin saber uno lo que


Mientras tanto, el tacto áspero de la piel del curandero volvió a sentirse, esta vez en la cabeza, los párpados y las manos de Sara: eran cruces temblorosas que Choclo dibujaba con sus dedos. El olor a hierba muerta del médico se le pegaba a la nariz y le producía náuseas, pero la pobre niña no tenía fuerzas para vomitar. Escuchaba padrenuestros y avemarías atropelladas que huían de la garganta del médico, las sentía chocar contra las paredes de la habitación y producir un eco suave. Al tiempo que el volumen de la voz aumentaba, las oraciones dejaron de ser murmullos y se convirtieron en lamentos; era como si alguien a quien le falta el aire se esforzara por gritar y respirar al mismo tiempo. Los sonidos cesaron de pronto. Las manos del curandero se apartaron de la niña. Destapó la botella y tomó un trago largo de su contenido; movió el líquido en su boca como si se tratara Choclo llegó a las 10 de la mañana. Traía con él una de las bo- de un enjuague bucal y empezó a escupirlo sobre la enferma. El tellas llena de líquido verde, los cuadros de la Virgen y el Divino silencio momentáneo fue seguido por una sensación húmeda: Niño enrollados debajo de un brazo. Un vecino, que conocía el gotas del líquido oloroso a menta caían sobre la piel de Sara método de curación, llevó un crucifijo y lo colgó en la cabecera refrescando su cuerpo febril. Las gotas se transformaron en de la cama. El médico dijo a los presentes que primero tenía chorros que, además del cuerpo de la niña, mojaron las sábanas y la pared. Terminada el agua del frasco, Choclo salió que asegurarse que realmente fuera mal de ojo. de la habitación y cerró la puerta. Cuando los padres lo vieron, todavía goteaba agua verde de su boca. Las personas ojiadas, es decir, sobrecargadas de energía, presentan un desequilibrio energético y físico; este último se manifiesta en la asimetría de los miembros, especialmente en los La criaturita no puede salir al sereno ni bañarse durante tres pies. Por eso el primer paso de Choclo fue comparar el largo de días porque la medicina que apliqué es muy caliente y se puede los pies de la enferma. “Yo examino al paciente, si tiene un pie dañar con el frío, dijo. Por ahora hay que esperar 15 minutos más largo que el otro entonces es ojo. Si no es ojo le digo que a que el remedio y las oraciones hagan efecto. Mientras tanto se vaya a morir en las manos del médico. De mi parte no se crea les recibo un tinto o un aguardiente. que por unos cuantos pesos voy a engañar a las personas”. Transcurridos estos minutos, los padres de Sara acudieron al En el caso de Sara el diagnóstico resultó positivo. El curandero cuarto. La encontraron sentada en la cama secándose el rospidió a los padres dejar a la enferma en ropa interior y abando- tro con una sábana. Ella, al verlos, sonrió y les pidió algo de comer. Menos de una semana después, y con dos curaciones nar la habitación. Hizo que la niña cerrara los ojos. más, Sara se recuperó por completo. Los González Torres no Sara sintió las manos de lija de Choclo que tomaban sus pies hablan mucho del suceso, prefieren tratarlo con discreción. y los alargaban. De repente la sensación abandonó y empezó a escuchar su voz aguardentosa murmurar una oración que él Tres y cruz usa para impedir que las malas energías se queden en la casa o Para curar el mal de ojo, además de una oración secreta que mi ingresen a otro cuerpo una vez realizada la sanación: madre me prohibió revelar, se deben rezar tres veces el padrenuestro y tres el avemaría; también se debe regar tres veces el San Cristóbal del monte mayor, libra mi casa y su alredecuerpo del enfermo con el agua bendita y trabajada que tengo dor, de espíritus y hechiceros y del hombre malhechor. en mis frascos. Ese es un número importante porque está relacionado con Jesús. El tres está en la santísima trinidad, en las negaciones de Pedro, en la edad de Cristo, en los Reyes Magos, en los días de la resurrección… en muchas cosas. Como yo todo lo hago por medio Nuestro Señor y de mis santos, el tres es un número que siempre va a estar presente en mis curaciones. También se necesitan tres curaciones para erradicar completamente el mal de ojo. Generalmente, Choclo se ofrece a realizarlas en la casa del enfermo. Eso sí, pide que le tengan tinto o algo más fuerte, para compensar la caminada. Las tres curaciones tienen un valor de $ 5 000. Puede ser el ojo más bravo, la vaca más arisca, la enfermedad más mortal… todo se lo toreo. Aquí vienen personas de Bogotá, de Cali, de Palmira, de Buenaventura, de los llanos. Una vez trajeron una niña con ojo desde el Caquetá pero yo andaba en


la montaña y no la pude curar. Pobrecita, se murió. Los médicos del hospital no supieron curarla con sus inyecciones ni sus vainas: le mandaron exámenes ¿Qué tal? Una niña bien enferma, muriéndose, una familia bien pobre y ellos perdiendo el tiempo en exámenes y maricadas. Yo tengo mis cuadros y mis rezos que me indican en un instante la enfermedad de las criaturas; lo que los médicos se demoran meses en descubrir yo hago en un par de oraciones. Por eso es que a mí me buscan tanto, le ahorro a las personas plata, tiempo y, lo mejor, sufrimiento. Ahora, hay cosas que son fáciles de curar, como el empacho y los dolores de cabeza. Para el empacho le mando al paciente tomarse dos sal de frutas con el jugo de medio limón partido en cruz. Para el dolor de cabeza receto Dolex y ponerse unas hojas hervidas de hierbabuena en la frente en forma de cruz. La señal de la cruz ayuda a curar hasta la enfermedad más jodida porque es una cosa bendita. La prevención

y los métodos que él mismo ha desarrollado. Ellos, indiferentes, dicen que no nacieron para curar niñitos. También ha intentado enseñarle a su esposa, Carmen. Sucede que Carmen se interesa más por las manualidades y actividades de recreación que ofrecen en el ancianato de Dagua que por otra cosa. Además, dice ella, yo ya estoy muy vieja para esas cosas. Tiene que ser una persona joven que quiera aprender a curar y que tenga las fuerzas. Yo, muchas veces, ni me acuerdo cómo me llamo.

A veces la personas se dan cuenta que tiene una mirada capaz de producir mal de ojo. Por eso evitan mirar a los niños pequeños. Pero no siempre esto se puede evadir, así que el “primer auxilio” para el mal de ojo consiste en hacer llorar a los niños. Por medio de un pellizco o una nalgada se hace reaccionar el cuerpo de los pequeños, gracias al llanto y el enojo ellos se deshacen de la sobrecarga de energía. Mientras agonizaba, Mercedes le advirtió a Choclo que no podía enseñarle el arte de curar a quien no fuera de la familia. Así como las mamás llevan a los niños al hospital a que los Este es un trabajo de cuna, o sea, de sangre, si llega a salir de vacunen contra el sarampión y todas esas jodas, yo les digo ahí, los conocimientos se corrompen y ya no serán efectivos. Es que me los traigan acá para cerrarles el cuerpito. La cierra del por eso que el curandero insiste a sus hijos para que aprendan cuerpo previene de por vida que a la persona le hagan ojo o a ganarse la vida como él, como su madre, como su abuela. brujería. Es lo mismo que una vacuna, pero mejor y más caro: Pero ellos dicen que este es un mal trabajo, que no se gana yo por una consulta cobro $ 5 000, pero por una cierra cobro bien. Yo digo que sí, que la plata alcanza. A mí no me hace fal$ 15 000. ¿Por qué? Porque con la cierra le estoy previniendo ta la comida ni el trago. Vivo en un rancho pobre pero es propio; de muchas enfermedades y le estoy evitando gastar plata en tengo mi cama, mi mujer y mi perro. No necesito nada más. medicamentos y pendejadas: Yo le garantizo que con el cuerpo cerrado no le va a doler nunca ni una muela a causa de un maleficio. Cerrar el cuerpo es como curar con un solo remedio miles de enfermedades al mismo tiempo… y antes de que aparezcan. ¿En qué hospital hacen eso? ¿Cuál es el médico que puede curar todas las enfermedades con una sola vacuna? Además de las oraciones, el procedimiento requiere que la persona “cerrada” porte en la mano izquierda una pulserita elaborada con “chochos”, semilla roja que abunda en las calles de Dagua. Los “chochos”, por su color rojo, son capaces de absorber las malas energías que atacan los cuerpos. Cuando se sobrecarga, la pulserita se rompe; pero siempre que ésta sea repuesta en el menor tiempo posible, su portador estará a salvo de todo intento de maldad. El legado De los tres hijos de Choclo ninguno quiso aprender el arte de curar. El mayor montó una tiendita en Yumbo, el del medio es zapatero y vive en Cali, la menor es ama de casa y vive en Palmira. Cuando se ven, tres o cuatro veces al año, el curandero insiste en instruirles los conocimientos heredados de su madre


Por » Andrea Mesías «

Huellas sobre la tierra naranja y seca, marcas de agua, riachuelos solitarios y voces invisibles quedaban atrás a medida que avanzaba el camino hacia la montaña. Desde lo lejos, se divisaban los montes coloridos, bosques llenos de samanes, algarrobos, gualandays, madroños y naranjos.

toda su vida en el caserío. La historia y los mitos de este pueblo hacen parte de su memoria desde que sus padres llegaron como desplazados a las alturas de los farallones de Cali.

Atravesando caminos, ríos, puentes inestables y grandes haciendas llegamos a nuestro destino. El aire parecía desolado, las casas reposaban entre los rincones del bosque, las almas parecían divagar solas, sin cuerpos cercanos. Solo el silencio acompañaba el caserío. Arriba sobre las montañas, la casa que buscábamos se perdía entre el bosque espeso. A medida que recorríamos la tierra con golpes de extraños, la casa de los cuentos de hadas apareció y un olor a hierbabuena nos inundó. En medio de las hojas se observaba la casa de barro con un techo inestable, una cruz de madera colgada entre las paredes agrietadas, una ventana y una pequeña puerta de madera.

El Peón esconde su primer mito con los esclavos negros que llegaron al Valle del Cauca. Se dice entre la memoria popular y las historias del pueblo, que la Hacienda Sachamate, una de las primeras del Valle fundada en 1800, empezó a emplear a esclavos negros en esta zona.

Después de una larga espera, la puerta se abrió. Una mujer de tez negra, nariz chata y ojos marrón salió de la casa de barro. Una pañoleta azul alcanzaba a cubrir parte de sus bellas canas y un vestido adornado por rosas negras cubrían su delgado cuerpo. El paso de sus chanclas por la tierra destapada con piedritas que crujían, la ubicaron frente a nosotros y con una dulce sonrisa saludó. Frente a una gran piedra ocupó una silla azul. La tarde estaba cayendo y los zancudos y mosquitos empezaban a perturbar el ambiente. Sin embargo, ella seguía ahí, esperando ansiosa compartir la memoria de su pueblo, un pueblo afrodescendiente que llegó a Peón, el caserío donde estamos sentados.

La captura de los infieles

Como mercancía humana y almas infieles de Dios, los esclavos eran embarcados y comercializados hacía Europa y España. Después, fueron traídos a América por españoles y portugueses en un monopolio constituido desde el siglo XV. La esclavitud, tradición de la vida Española, es traída a Colombia como reemplazo a la fuerza de trabajo de los indígenas. Los esclavos negros que se embarcaban a Colombia eran controlados por grandes mercaderes con apoyo y permiso de la corona española. El principal receptor para el continente era Cartagena.

Los esclavos pasaban por varios procesos antes de ser vendidos en Cartagena. Primero eran revisados por un médico, después un padre los bautizaba y les realizaba una pequeña catequesis, como curación “espiritual”. A continuación, eran llevados a una evaluación llamada “palmeo”, un proceso de medición que indicaba la estatura y edad. Después se les aplicaba una marca de hierro candente con el fin de demostrar la propiedad sobre el esclavo, a este proceso se le llamaba “carimba” o Nacida en el corregimiento de Peón, Doña Josefina Caraba- “calimba”. Al final eran llevados a un depósito, donde podían lí, una mujer de 73 años y madre de 11 hijos, ha permanecido ser comprados o negociados mediante una subasta en plaza pública. Eran comprados en su mayoría por dueños de grandes haciendas que necesitaban mano de obra barata. En el Valle del Cauca, en la hacienda Sachamate los esclavos llegaron a cumplir labores en ganadería y agricultura. Eran marcados al igual durante la preventa en Cartagena, con un sello en la espalda y pecho en una pila bautismal que todavía permanece intacta. Por medio de subasta pública en un sitio de Jamundí llamado “el corredor de la bolsa” los hacendados podían negociar la compra, venta o intercambio de esclavos. El mito narra que los sometidos, cansados del trabajo para las hermanas Borrero, españolas fundadoras de la hacienda Sachamate, un día decidieron fugarse hacía los Farallones de Cali y esconderse entre los montes. La historia popular de Jamundí habla del corregimiento del Peón, como un pueblo creado por los esclavos que


dueño, entonces pues toda la comunidad negra de Chontaduro que sacaron los Giraldo se vino a trabajar a esta parte. A los años nos enteramos que era mentira que los Giraldo eran los dueños de esas tierras y que pues se la habían robado porque eran tierras buenas y fértiles”. Doña Josefina se siente orgullosa de su pueblo, cuidó de sus 11 hijos ahí cargando todos los días mandarina, zapote, naranja, café y limón que vendía en Jamundí los días de mercado. Llevaba carbón y leña a la Vorágine en una yegua que hace poco le robaron. Y conoció algunos lugares con el M-19 cuando ellos los visitaban y les regalaban comida. El conflicto colombiano no los ha tocado hasta el momento. La mayoría de sus hijos han partido a Cali y es poca la información que tiene de ellos. Cuatro viven en el Peón, cerca a su partieron de la hacienda y llegaron a las montañas en busca de casa, en terrenos que ella les ha regalado. Sus hijos insisten en mejores posibilidades. Se dice que la minería era la actividad bá- llevársela para Cali, pero ella sigue firme en seguir con su casa y la tranquilidad de Peón. sica que desarrollaron quienes partieron de la hacienda. La esclavitud empezó a acabarse a partir de 1851, año en que se declara la liberación de los esclavos en Colombia. Esclavos y desplazados La radio es encendida. Los patos de colores que acompañan el rancho de barro se empiezan a mover por todas partes. Una gallina se acerca sigilosa, abre sus plumas y los pollitos salen de ella. Doña Josefina los observa escuchando cuidadosamente la historia que buscábamos oír, el posible mito que queríamos confrontar. Sube la mirada hacía nosotros, sonríe y empieza a narrar la historia que conoce.

Las residencias de barro todavía permanecen, pero otras se han convertido en fincas de “gringos y paisas”. La población de Peón en su mayoría es una comunidad afrodescendiente que depende económicamente de sus cosechas. Las plantaciones de mandarina, zapote y naranja, entre otros, son vendidas por sus habitantes en Cali.

Este es un pueblo invisible en el mapa de Cali. Pero para uso de recursos económicos está registrado como corregimiento. La ubicación del Peón se encuentra en el mapa de Jamundí, municipio que ya no lo registra en la planeación de los recursos. Peón, aunque hoy es un pueblo poco nombrado, fue un día una de las principales carreteras para llevar alimentos desde Cali “Pues, lo que yo sé de mis papás y de lo que cuentan por acá es que hasta Jamundí, pero la construcción de la vía de Pance dejó a la mayoría de gente que llegó al Peón llegó desplazada de Chon- este caserío abandonado. taduro, un pueblo que queda acá bajito, ustedes pasaron por allí ¿no?,… bueno, dicen que ese pueblito sí era de esclavos negros La tarde estaba cayendo, la historia de Doña Josefina se deque fueron liberados, pero mis papás no fueron esclavos; acá tiene y el brillo de sus ojos se apaga. Ella rompe con el primer hay entierros de esclavos, pero que yo sepa no hay ya esclavos mito que vagaba por las calles de Jamundí, un mito que, real o de la hacienda ni que se jueran volado de allá. Algunos esclavos no, sigue en la memoria de todos los habitantes, recordándoliberados formaron sus casitas ahí en las tierras de Chontaduro, nos que en algún momento existieron esclavos libres, esclavos hasta que un día llegaron los Giraldo con armas, diciendo que eso que dejaron sus historias y huellas. era de ellos, que todos tenían que irse del pueblo”. - Doña Josefina, pero ¿quiénes eran los Giraldo? - “¿No saben quiénes eran los Giraldo? Si algunos todavía viven en Jamundí” - No. ¿Eran godos o liberales? Como en esa época decían que los godos eran los de la plata y se empezaron a adueñar de las tierras. - “Noooo, si ellos eran liberales, los liberales eran los de la plata”. En ese momento la radio anuncia una y otra vez el paso de la pelota que se encontraba bailando en el campo de juego. Pasto 1, Equidad 0. El marcador era repetido mientras los ojos cafés de doña Josefina brillaban para seguir con la historia. - Entonces Doña Josefina los Giraldo llegaron y bueno… - “Llegaron los Giraldo y sacaron a toda la gente de allá, se había escuchado de la minería acá arriba y como esto no tenía


Por » Andrés Felipe Castañeda «

Ni padecer el secuestro en manos de la guerrilla y los paramilitares, ni escuchar la voz de la muerte en cada amenaza que recibe, lo han convencido de abandonar el periodismo. Somos del Frente José María Becerra del Ejército de Liberación Nacional. Este es un secuestro con fines económicos contra la oligarquía del Valle. Usted se va a convertir en el intermediario entre el gobierno y nosotros: el gobierno no va a hablar con nosotros, nosotros no vamos a hablar con el gobierno, por eso usted va a ser el portador de nuestros mensajes por medio de la cámara. Estas palabras dieron inicio a la cadena de sucesos desafortunados que ha marcado de cicatrices la vida de este torero del periodismo de 46 años, robusto, apariencia popular, baja estatura y voz grave. La misma pasión por los medios de comunicación que lo impulsó a cargar cables durante las transmisiones deportivas en los estadios cuando sólo tenía 16 años, ha llevado a la carrera periodística de Jaime Gallego de la gloria al infierno. EL SECUESTRO: PARTE DE LA NOTICIA El domingo 30 de mayo de 1999 Jaime había salido muy temprano a realizar unas notas comunitarias para el Noticiero NotiPacífico de Telepacífico, en el que trabajaba como reportero. Junto a su camarógrafo y conductor recorría el sur de Cali en el vehículo del noticiero. Su celular empezó a sonar. Un ingeniero de Telepacífico, que tenía fama de encontrarse las noticias por casualidad, lo había llamado para contarle que en la iglesia La María estaba el Ejército realizando un enorme operativo. Jaime pensó que tal vez se trataría de una ofensiva contra el narcotráfico, pues corría el rumor de que en aquella iglesia se reunían algunos inte-


grantes del cartel de Cali. Inmediatamente, y siguiendo su olfato periodístico, hizo desviar el carro hacia el lugar de los hechos. Un poco antes de llegar a la iglesia, cerca a la Universidad Icesi, un grupo de militares se encontraba desviando el tráfico. En su uniforme se observaban los distintivos del Ejército Nacional de Colombia. Jaime hizo detener el carro, se bajó con el camarógrafo y se fue caminando hasta el lugar. Como acostumbra hacer en estos casos, se dirigió hasta el militar y, mostrando el logo distintivo de NotiPacífico en su chaleco, dijo: soy periodista y necesito llegar hasta el sitio de la información. Pero el militar no le permitió el paso. Familiarizado con este tipo de acontecimientos de orden público, pensó que la negativa significaba que le estaban tratando de esconder algo importante. Mientras realizaba su acostumbrado “guerreo” para que lo dejaran avanzar, el camarógrafo prendió la cámara. En un descuido del soldado, se colaron por entre el primer cordón militar. Avanzaron unos pasos. Al fondo escucharon a otro soldado que avisaba por radio teléfono la presencia de dos periodistas. Más adelante fueron detenidos nuevamente. Otro militar, al parecer de mayor rango, les impidió nuevamente continuar su camino. Jaime, algo indignado, le aclaró que su trabajo era cubrir el acontecimiento y que no tenía por qué impedirles el paso. Luego de varios minutos en aquella discusión el militar se cansó de la insistencia y, abriéndoles paso, les dijo: ustedes vienen para la guerra, listo, entonces vayan a cubrir la guerra. Avanzaron rápidamente sin comprender lo que se escondía detrás del tono irónico con que les había hablado el militar. En la iglesia La María se encontraban más de un centenar de feligreses que habían llegado en horas de la mañana a participar

de la eucaristía dominical. Cuando se preparaban para intercambiar su saludo ritual de la paz, ingresaron de manera abrupta varios supuestos soldados del Ejército Nacional y detuvieron la ceremonia religiosa. Argumentando la realización de un operativo, sacaron a algunas personas de la iglesia y las hicieron ingresar a una serie de camiones que se encontraban parqueados al frente. Cuando Jaime llegó al lugar, buscó una fuente oficial para que le entregara las declaraciones del operativo. Entre la multitud logró diferenciar a un militar que al parecer era el encargado de dirigir la operación. Rápidamente le preguntó sobre los pormenores del acontecimiento, pero él le respondió que la información sería entregada en la zona de Potrerito, hacia donde se iban a dirigir en ese momento. Seguro de las insignias que observaba en los uniformes de los soldados, aceptó la invitación del militar y se subió con él a una de las camionetas, esperanzado en obtener en exclusiva las declaraciones oficiales del evento. Cuando ingresó al vehículo se encontró con un montón de soldados que tenían los rostros cubiertos por pasamontañas, lo que le pareció extraño. Llegaron a Potrerito. Los camiones pararon, se bajaron varios uniformados y rodearon la zona. Jaime empezó a ver con extrañeza la situación y le preguntó al oficial que tenía al lado: comandante, ¿qué está pasando aquí? La respuesta que obtendría sería el inicio de una de las experiencias más intensas en su vida periodística. El encapuchado se identificó como miembro del Frente José María Becerra del ELN y le hizo saber que todo el operativo había sido una farsa para realizar un secuestro con fines económicos. Además, le informó que se lo llevarían con el resto de secuestrados para que sirviera de intermediario entre ellos y el gobierno. Jaime se quedó mudo del susto, pero luego de algunos minutos le propuso al comandante que le permitiera hacerle una entrevista para mandarla al canal. Sabía que con esta grabación, además de cumplir con su papel de periodista, podría aclarar el carácter del secuestro frente a las autoridades oficiales. El guerrillero accedió. Durante la entrevista el comandante aclaró los motivos del secuestro. Jaime sacó el casete y se lo entregó al chofer del noticiero, a quien dejaron regresar a la ciudad con el fin de que entregara el material. Utilizando la moto de un habitante del sector, logró devolverse a La María donde había dejado el carro y entregó el material con la primicia. Mientras los demás noticieros, locales y nacionales, manejaban la versión del operativo militar en La María, NotiPacífico lanzó en exclusiva la noticia del secuestro masivo en la iglesia a manos del ELN. Sin embargo, aquella noche el noticiero no transmitió la entrevista que Jaime le había realizado al líder guerrillero, por considerar que podría ser tomada como una apología al delito. Pero al día


siguiente, luego de darse cuenta de la gigantesca chiva que tenía entre manos, NotiPacífico emitió la grabación en su totalidad.

Juan Pablo II publicó un comunicado donde se refirió al secuestro masivo en Cali e hizo un llamado urgente a la pacificación. Andrés Pastrana, el presidente de la república en aquel entonMientras tanto, los cincuenta secuestrados de La María eran ces, terminó de manera anticipada su viaje a Canadá y regresó a llevados a la fuerza hacia las montañas en caminatas que Cali para dirigir un consejo extraordinario de seguridad. Durante duraron horas enteras. Entre los secuestrados había ancia- varias semanas, y con un amplio cubrimiento de los medios, se nos, enfermos, escoltas, un sacerdote y un menor de edad. El adelantaron movilizaciones y misas campales en las calles de camarógrafo que acompañaba a Jaime se lastimó un pie y lo Cali para exigir la liberación de los secuestrados. tuvieron que dejar en el camino. Ahora sólo estaba él en su calidad de periodista, con la cámara al hombro. En cautive- En las montañas de Jamundí, el grupo de secuestrados complerio, vio cómo mujeres y hombres lloraban mientras se caían del taba un día más de caminatas. Llegaron a una pequeña casa cansancio durante las caminatas, cómo sufrían los escoltas de guadua y esterilla a pasar la noche. Mientras se repartían al ver la foto de sus hijos que guardaban en la billetera. Las el suelo para dormir, entró un guerrillero y llamó al periodista. tapas de las ollas eran utilizadas como platos para comer la Lo llevó hasta donde se encontraba “El Viejo”. Allí le dieron pequeña cantidad de lentejas diarias. El café de la mañana la noticia de que sería liberado al día siguiente con el fin de se tomaba a sorbos, ya que una pequeña olla debía alcanzar que entregara pruebas de supervivencia a los familiares de para todos. En algunos momentos se les dividía en dos grupos y los secuestrados. Debía, además, llevar algunos comunicados tomaban rutas diferentes. El sufrimiento era total. Jaime, que al Estado y a la Cruz Roja Internacional. Al llegar de nuevo a compartía todas las incomodidades y las sufrimientos del res- donde sus compañeros de secuestro, les contó la noticia. Alto de secuestrados, aprovechaba los momentos de descanso gunos lo felicitaron, otros se desataron en llanto. De su mente para registrar con su cámara el acontecer de aquellas jorna- nunca se borrarán las palabras de una de las mujeres que durdas. Durante cinco días grabó la situación de los secuestrados, mió a su lado: usted no se puede ir, no puede dejarnos en este parte de las caminatas y algunas declaraciones del coman- cautiverio. Si usted no nos ayuda, si a través de su cámara no dante guerrillero, al que se referían como “El Viejo”. Todo, por permite que se escuchen nuestras voces y se vean las lágrimas, supuesto, bajo la supervisión de los insurgentes. las cosas no se resolverán. Al día siguiente, el sábado 5 de junio de 1999, empezó a grabar los saludos que los secuestrados Afuera, en la ciudad, la iglesia, los medios de comunicación y les enviaban a sus familiares en Cali. Luego lo mandaron loma el Estado rechazaban con vehemencia el secuestro. Al día si- abajo junto a cinco personas que serían liberadas por su grave guiente del secuestro, el 31 de mayo, la iglesia católica anunció estado de salud. En el camino, por entre la áspera trocha, se la excomunión a los guerrilleros del ELN. El 2 de junio, el Papa fue pensando en lo que significaría su regreso, en su familia y en las imágenes que llevaba consigo. Después de encontrarse con la comisión de la Cruz Roja, la noticia llegó al Estado y a los medios de comunicación. Él caminaba descalzo, apoyado en un palo de madera, con los pies ampollados y un fuerte olor a sudor. Luego de algunas horas de camino rumbo a la ciudad prendió su celular, el mismo que lo introdujo en aquella odisea. Mientras continuaba su recorrido por la montaña empezaron a llegarle una serie de llamadas, trece en total, de diferentes medios de comunicación que lo querían entrevistar, que deseaban ver el material grabado y que le ofrecían trabajo. El primero en llamar fue Yamid Amat de Caracol. Le dijo: yo quiero que usted se venga a trabajar a Caracol, esa chiva nos la tiene que dar a nosotros. Vengase con todo el material que tiene para que firme el contrato. Abajo lo va a estar esperando un carro


Jaime Gallego se convirtió en noticia nacional, muchos medios lo entrevistaron. Pero al poco tiempo, como la mayoría de héroes formados por los medios, pasó a ser parte del álbum del olvido. LA CÁRCEL Su espíritu aventurero lo ha motivado a trasegar por muchos caminos a través de los medios de comunicación. Desde muy joven empezó un largo recorrido en el periodismo que, luego de pasar por muchas estaciones, lo ha llevado de regreso al punto de partida. Primero fue la radio: Radio Súper, Radio Impulso, La Voz del Valle de Radio Todelar, La Voz de La Caña y Voces de Occidente de RCN Radio; luego la prensa: el Diario El Caleño y el Periódico La Prensa; después la televisión: corresponsal en el Valle del Cauca de los noticieros TV Hoy, 9am-9pm, Kriptón y del canal, se van para un hotel, se baña, se cambia y se viene NotiPacífico. Al finalizar su paso por Telepacífico volvió a ejerrapidito para Bogotá. Jaime no supo qué decirle, pero tampoco cer como corresponsal, esta vez de Caracol Noticias. Luego de se comprometió, pues sabía que ese material le correspondía a algunos problemas de seguridad volvió de nuevo a Radio Súper, Telepacífico, y aún era empleado de ese canal. De nuevo sonó el completando el círculo. En casi todos los medios que ha tracelular, esta vez era Juan Gossaín de RCN radio. Prácticamente bajado, ha hecho parte activa de una noticia de orden público. le propuso lo mismo que Amat. Y así, mientras bajaba la trocha, Pareciera que su suerte lo conduce siempre a convertirse en le fueron llegando millonarios contratos de trabajo de empresas mensajero obligado de los que buscan una voz propia en los de comunicación nacionales e incluso internacionales, como la medios de comunicación. Su cubrimiento de este tipo de aconagencia Reuters que le propuso un contrato como corresponsal tecimientos lo ha llevado a parar, incluso, a la cárcel. en Colombia. Cada vez que contestaba una llamada se le enredaba más la cabeza. Pero fue la última de ellas la que le aclaró A sus 21 años de edad, 5 de ellos dedicados al periodismo, pensó de golpe el panorama. Su esposa, que estaba muy contenta, le que debía prepararse y aceptó una oferta para viajar a Ecuacontó que la representante de NotiPacífico había declarado en dor a trabajar de vendedor y estudiar periodismo. Empezó sus los medios nacionales que el noticiero no se hacía responsable estudios, pero no los terminó. Pensó que no necesitaba pasar de lo que pudiese ocurrirle a él, que había sido una irresponsa- tanto tiempo estudiando algo que podía aprender con más rabilidad suya adentrarse en ese problema. Inmediatamente, y pidez por medio de la práctica. Años después, ya en Colombia, sabiendo que lo que llevaba en las cintas era oro, decidió llamar ingresó a la Universidad Libre de Cali a estudiar su otra pasión: a Telepacífico y renunciar. Al día siguiente, entregó parte del el derecho. Aunque, como lo hiciera con el periodismo, abanmaterial, pasó la carta de renuncia y emprendió vuelo a Bogotá, donó sus estudios antes de concluirlos. Eso sí, partiendo de los donde lo esperaba Caracol. Me presenté ante Yamid Amat, quien conocimientos adquiridos en la universidad, siempre trató de me remitió a donde el presidente del canal. Cuando el presidente darle tiempo a su vocación de abogado. A partir de 1995 empezó me vio llegar, se aseguró de que llevara el material y se apresuró a visitar a un amigo en la cárcel de hombres Villahermosa de Cali. a firmar el contrato. Le pregunté por el sueldo y me respondió Gracias a sus visitas, lo internos empezaron a reconocerlo como que eran tres millones de pesos. Me pareció injusto y amenacé “el periodista”. Fue así como se comprometió con la campaña de con irme para otro medio. Pero el presidente me detuvo. Al final, algunos presos que buscaban construir una guardería para sus luego de mucha discusión, acordamos un sueldo de siete millo- niños. Además, invitó a sus amigos del Consultorio Jurídico de nes de pesos mensuales para trabajar como corresponsal en el la Universidad Santiago de Cali para que participaran en aquel Valle del Cauca. Firmé el contrato mostrando sólo la cédula y la proyecto. Durante la realización de la campaña, escuchaba las libreta militar. Las imágenes en su totalidad salieron al aire en quejas de los internos por el hacinamiento al que estaban sometidos, ya que el lugar estaba diseñado para 1900 presos y en primicia por Caracol. Jaime se encargó de mostrar a los estamentos oficiales de seguridad y a los familiares de los secuestrados las imágenes grabadas. También se dedicó a cumplir con su papel de mediador entre el Estado y los guerrilleros. Yo hablé en su momento con el gobernador del Valle y con el presidente Pastrana, que había sido jefe mío en TV Hoy. Se hicieron compromisos de las dos partes, unos se cumplieron y otros no. El Estado cumplió con la promesa de mantener una zona despejada, pero con otras exigencias de la guerrilla se hizo el sordo. La guerrilla, por su parte, no cumplió con la liberación humanitaria, porque finalmente le resultaron cobrando a la gente que estaba allá. Pero yo cumplí con mi papel.


ese momento albergaba a cerca de 2500. Preocupado, llevó estas inconformidades hasta la dirección del centro penitenciario, pero nunca obtuvo respuestas. En el mes de diciembre de 1997, el Comité de Presos Políticos, una organización sin ánimo de lucro que vela por los derechos de los internos y organiza movilizaciones para reivindicar sus exigencias, organizó una entrega de armas de los internos de la cárcel. El director de Villahermosa impulsó la propuesta y creó el espacio para su realización. Jaime propuso el tema en NotiPacífico y con su aprobación, y la de los presos, llegó con su camarógrafo a cubrir el evento. En uno de los patios se había dispuesto una mesa para que los internos pusieran sus armas. Y así se hizo. Navajas, cuchillos, revólveres, fusiles, changós fabricados artesanalmente y hasta granadas hacían parte del arsenal entregado voluntariamente. Los guardias hacían presencia, pero por condición de los presos estaban desarmados. Jaime, como representante de los medios de comunicación, hacía parte activa del evento. En la mitad de la ceremonia, irrumpió violentamente un grupo de encapuchados armados, atravesó una de las rejas que estaba sin candado y detuvo la reunión. Se apoderaron de las armas que se encontraban sobre la mesa y encañonaron a varias personas que presenciaban el evento. Empujaron a Jaime y a su camarógrafo hacia un rincón del patio y les ordenaron grabar las condiciones de hacinamiento e insalubridad que se observaban dentro de la cárcel. Con un arma apuntándole a la espalda, el camarógrafo de NotiPacífico empezó a registrar las imágenes como acostumbraba a hacerlo, con cortes que facilitaran la edición de la nota. Pero ellos no estaban interesados en una pequeña nota, querían un registro amplio de las condiciones internas en Villahermosa, por eso obligaron al camarógrafo a grabar sin cortes. Al poco tiempo se agotó la cinta de los casetes. Pero eso no fue impedimento para los encapuchados. Uno de ellos salió por la reja del patio y, en cuestión de minutos, regresó con seis casetes en formato tres cuartos. Al final se grabaron ocho casetes de 45 minutos cada uno. Jaime entrevistó a uno de los encapuchados, que parecía ser el líder, quien expuso con detalles las condiciones de vida de los internos. Eran las siete de la noche y la labor de los periodistas había terminado. Pero faltaba una nueva exigencia. El preso al que habían entrevistado se acercó a los periodistas y les comunicó su necesidad de que el material se transmitiera por el canal regional Telepacífico en su totalidad, sin edición. Jaime lo increpó y le explicó que en televisión era muy difícil emitir un material tan extenso. Pero el encapuchado le respondió: si ustedes no sacan esa grabación al aire se mueren, así de sencillo.

Y así se lo van a comunicar a quien mande allá. El periodista le aclaró que una decisión de esa magnitud debía pasar primero por la aprobación del gobernador del Valle como presidente de la Junta Directiva de Telepacífico y de la directora de NotiPacífico. Los presos pidieron el número telefónico de ésta última. Jaime prendió su celular, pues antes de ingresar a la cárcel le habían ordenado que lo apagara. Se comunicó con Stella Gómez, su jefe, y la puso en contacto con sus captores. Luego de escuchar las exigencias, la directora del noticiero entró en pánico. Consultó el caso con el gobernador de aquel entonces, Germán Villegas, quien rechazó las exigencias de los presos. Pero luego de la mediación de la Cruz Roja y la Defensoría del Pueblo, el canal aceptó emitir treinta minutos del material grabado. Los manifestantes plantearon que sólo cuando vieran las imágenes por el canal regional se liberaría a los periodistas retenidos. NotiPacífico envió a su mensajero para que recogiera el material grabado en la cárcel. Jaime y su camarógrafo vieron junto a sus captores la transmisión en un pequeño televisor instalado en un patio. Afuera, el Ejército se preparaba para ingresar al centro penitenciario con el fin de impedir que la manifestación se convirtiera en un motín. Cerca de la media noche se permitió el ingreso a un representante de la Defensoría del Pueblo para que actuara como garante de la liberación. De esta manera, los periodistas de NotiPacífico lograron salir a salvo de la cárcel. Gracias a esta actividad de presión, los internos mostraron su situación a través de los medios y obtuvieron una visibilidad que les permitió la atención del Estado a sus necesidades. La repercusión que lograron las imágenes hizo que el tema del hacinamiento en las cárceles colombianas se convirtiera en motivo de discusión pública entre las organizaciones de Derechos Humanos y el Estado colombiano. OFENDIDO: ÉL MISMO Referencia: Amenazas Demandante: Jaime Gallego Álvarez Ofendido: El mismo Sindicado: Averiguatorio En el día de hoy compareció ante este despacho el señor Jaime Gallego Álvarez, mayor de edad, con el fin de formular denuncia penal por el delito de amenazas contra su vida e integridad familiar. Exhortado para que haga un relato fiel y verídico de los hechos, expuso: “por el cubrimiento periodístico desarro-


llado durante el mes de mayo de 1999, en el tan nombrado secuestro de La María por el frente José María Becerra del ELN en la ciudad de Cali, fui declarado objetivo militar por parte de las Autodefensas Unidas de Colombia, que están operando en el departamento del Valle del Cauca”.

y le dijo: usted estuvo haciéndole el juego a la guerrilla con el secuestro de La María. Usted es informante del ELN y por eso se va a morir. Luego miró al camarógrafo y al conductor y les dijo: ustedes devuélvanse que a este señor lo mandamos en un cajón. Inmediatamente, dos hombres tomaron de los brazos al periodista y lo empujaron hacia una camioneta. No habían alcanzado De esta manera empieza la demanda de siete páginas que Jai- a llegar al vehículo cuando empezaron a escuchar ráfagas de me Gallego interpuso el 30 de mayo de 2001 ante la Fiscalía balas. Guerrilleros de las FARC habían rodeado la zona con el fin General de la Nación y su Unidad de Reacción Inmediata en de ejecutar una emboscada contra el grupo de paramilitares que Cali. El periodista, asustado por las amenazas recibidas por se encontraba en el lugar. Jaime aprovechó el momento y logró las AUC, no encontró más salida que dirigirse a los organismos huir del sitio junto a su camarógrafo y chofer. Mientras subían la del Estado a pedir protección para su vida y la de su familia. Y montaña se encontraron con un grupo de guerrilleros que los toes que en Colombia se ha vuelto común que el periodismo sea maron por la fuerza y los hicieron caminar durante varias horas ejercido a pesar de las amenazas y los atentados. Según un hasta que anocheció. Llegaron a un pequeño cambuche donde informe expuesto por la Fundación Guillermo Cano a finales del descansaron un poco y continuaron la caminata que terminó a 2007, más de 339 periodistas han sido objeto de atentados y las siete de la mañana del siguiente día. persecuciones en Colombia durante los últimos veinte años. A esta cifra se le suman los 63 casos registrados en el primer Por fin llegaron al lugar donde se encontraba el comandante Pasemestre de 2008 por la Fundación para la Libertad de Prensa. blo Catatumbo de las FARC, quien manejaba una información seY Jaime Gallego es una de estas víctimas. gún la cual Jaime Gallego y sus compañeros se encontraban en el lugar de la captura realizando un documental pagado por los paTodo comenzó el 18 de diciembre de 2000. Miembros del Frente ramilitares. El periodista trató de explicarle la situación pero sólo Calima de las AUC, al mando de un comandante conocido como obtuvo del comandante unas palabras: ustedes aquí sólo tienen Juan Gonzáles, se tomaron un pequeño pueblo cercano a Tuluá una salvación: vamos a traer a unos testigos, si ellos reafirman lo llamado Santa Lucía. El personero de Tuluá se comunicó con Jai- que nos dijeron, ustedes se mueren. Jaime volvió a intervenir para me Gallego, que para ese entonces trabajaba como corresponsal explicar que ellos sólo estaban cubriendo la noticia de la toma de Caracol Noticias en el Valle del Cauca, y le informó que los del pueblo por parte de los paramilitares, que no hacían parte paramilitares llevaban una semana en el pueblo sacando a las de ningún bando. Pero Catatumbo le aclaró que para las FARC los personas de sus casas (con lista en mano) y llevándolas al par- medios de comunicación estaban del lado del Estado. Alarmado que a fusilarlas. También le contó que se escuchaban rumores de por su situación, le pidió al comandante que llamara a Caracol que las FARC entrarían al pueblo con el fin de sacar a los paramilitares. Jaime llamó a Bogotá y le comentó la situación al jefe de corresponsales de Caracol. Éste le dio vía libre para que se fuera a cubrir el evento. Emprendió camino junto a un camarógrafo y el chofer que siempre contrataba para estos casos. Eran las once de la mañana y atravesaban por un lugar llamado El Alto La Italia perteneciente a Tuluá, cuando se encontraron con varias personas armadas que los obligaron a detenerse. Luego de bajarse del carro, se identificaron como periodistas. Los paramilitares requisaron el auto detenidamente y luego llamaron al comandante Juan Gonzáles, quien buscó en un computador portátil los nombres de Jaime, el camarógrafo y el conductor. Luego, se acercó a Jaime y le preguntó si trabajaba para Telepacífico, a lo que él contestó que antes lo hacía, pero que ahora era corresponsal de Caracol televisión. Gonzáles revisó nuevamente el computador


y verificara el motivo de su salida. Catatumbo sacó el celular y realizó una serie de llamadas. Luego de un rato llegaron tres personas encapuchadas y a caballo. Eran los testigos. El líder guerrillero les pidió que señalaran a la persona que vieron hablando con los paramilitares. Los testigos señalaron a Jaime Gallego. Parecía que todo iba a terminar en tragedia. Pero, minutos después, el comandante de las FARC recibió una llamada por el celular que al parecer les salvó la vida a los periodistas. Al colgar, les anunció que iban a ser entregados ante una comisión de la Cruz Roja Internacional. Luego de algunas horas los liberaron en un lugar cercano a Buga llamado La Habana, el 3 de enero de 2001. Jaime regresó a Cali sin saber qué camino tomar. Mandé el material a las oficinas de Caracol en Bogotá y les pedí protección para mi vida, pero ellos se negaron a transmitir las imágenes y no asumieron la responsabilidad por mi seguridad, argumentando que me excedí en la búsqueda de la noticia. Volví a sentir la misma desprotección que me había hecho renunciar a Notipacífico, luego del secuestro en La María. Ahora era Caracol, la misma empresa que me había contratado precisamente por haber sido víctima de un grupo armado. Sin embargo, después de aquel incidente, continué con mi trabajo como corresponsal de este medio, pero por mi seguridad dejé de cubrir noticias que tuvieran que ver con la guerrilla o los paramilitares.

tro periodistas vallecaucanos: Eduardo Manzano del Noticiero del Pacífico, Gildardo Arango de Noti5, Hugo Mario Palomar y Jaime Gallego del Canal Caracol. Se les acusaba de auxiliadores de la guerrilla y de que mantenían una comunicación constante con las FARC y el ELN. Luego de unas semanas, Jaime decidió dirigirse a la Fiscalía General de la Nación para poner una denuncia por el delito de amenaza contra su vida. Para tal fin, llevó consigo una serie de panfletos que recibió después de ser liberado por la guerrilla que lo había secuestrado en la iglesia La María. Además denunció una serie de amenazas recibidas por parte de agentes del DAS, quienes lo perseguían en una camioneta y, luego de mostrarle sus pistolas, le decían que si no contaba todo lo que sabía del ELN podría aparecer en el monte dentro de una bolsa plástica. También llevaba como prueba un comunicado de las AUC titulado Contraguerrilla Valluna. En éste se anunciaba el ingreso de los paramilitares al Valle del Cauca: las Autodefensas Unidas de Colombia siempre estaremos donde la población de bien y trabajadora de nuestro país nos llame, por eso informamos al pueblo colombiano que ingresamos a la región del Valle del Cauca acudiendo a un llamado de auxilio por el abandono en que los ha tenido el gobierno y ante el acoso incesante de la guerrilla. Así pues, presentamos nuestro nuevo Bloque Calima, integrado en su totalidad por ex-miembros de las Fuerzas Armadas de nuestro país. El texto iba acompañado de unas fotos del asesinado periodista Bernabé Cortés en su ataúd, mientras lo velaban en la funeraria San Francisco de Cali.

Después de estos problemas, su vida parecía seguir un curso normal. Pero en mayo de 2001 todo cambió. Jaime observó un sobre que había sido arrojado por debajo de la puerta de su casa. En él se encontraba un comunicado de las Autodefensas También relató el intento de secuestro que sufrió su hijo, que en Unidas de Colombia donde declaraban objetivo militar a cua- aquel entonces tenía diez años de edad. En una ocasión, tres hombres se presentaron en el colegio donde estudiaba el pequeño, se dirigieron a una de las profesoras y le dijeron que la mamá del niño los había mandado a recogerlo, pues ella no podía hacerlo. La profesora inmediatamente llamó a la casa de Jaime para confirmar lo que los hombres decían, pero al momento éstos se montaron en una camioneta y se marcharon. Habiendo fracasado en su intento por conseguir que el Estado le prestara seguridad a él y a su familia, se vio en la necesidad de buscar la forma de salir del país por algún tiempo. Llamó a un amigo que trabajaba en programas de protección y asilo en España y éste le mandó los pasajes para que viajara. Se marchó con el temor de dejar a su familia desamparada. Sin embargo, pensó que una vez estuviera lejos no recibirían más amenazas. Cuando llegó a España se enteró de que aceptar el asilo significaba no


su seguridad, aunque sí por la de sus familiares. Aunque sabe que su trabajo le ha dejado más problemas que satisfacciones, considera que esa es su misión en la vida y debe cumplirla. Lleva cinco años en Radio Súper y, aunque tiene mucho que agradecerle al medio, piensa que ya hizo lo que debía en Súper Noticias el Valle. Por eso, quiere buscar un nuevo espacio que le permita desarrollar mejor su profesión. Entiende que son momentos difíciles, y sabe que en la región hay buenos periodistas, pero también tiene claro que quedan pocos que, como él, estén dispuestos a perder la vida por una noticia. Está seguro de que es uno de los pocos periodistas de hacha y machete que quedan en la región. Por eso piensa seguir ejerciendo su profesión, que acostumbra a definir como el acto de informar sobre los hechos que alteran la tranquilidad de Colombia. volver a Colombia en varios años. Pero esa no era la idea que te- Hoy, con su periodismo de denuncia le quiere demostrar a nía, pues había viajado con la ilusión de volver pronto a su país los ciudadanos que deben despertar y tomar posturas frente luego de que se calmaran un poco las cosas. Por eso no aceptó a las personas e instituciones que los engañan y desconocen. el asilo y se alojó en la casa de su amigo. Durante su estadía en Uno debe trabajar y luchar para que haya justicia en la vida, y España tuvo que desempeñar distintos oficios: camionero, fotó- yo pienso que desde el medio puedo defender mis derechos y grafo en un parque recreacional, ayudante en la lavandería de un los de la gente. Para él ese es uno de sus principales logros, y hotel y redactor de destinos turísticos para una revista. Pero al asume las amenazas y problemas de seguridad como un riesgo que debe tomar. Para mí el periodista no debe ser un simple cabo de 28 meses decidió regresar a Colombia. informador, sino también un luchador contra las injusticias y un facilitador del diálogo y la concertación entre los distintos SÚPER NOTICIAS sectores de la sociedad. Semejante aspiración, que más pareLa sede de Radio Súper en Cali está ubicada en la calle 21 nor- ciera de un político que de un periodista, ha sido el resultado te con carrera 3°. En la fachada del edificio de cinco pisos se de sus múltiples experiencias como comunicador, y ha caupuede observar cómo baja, palabra a palabra, el nombre de la sando la admiración y agradecimiento de algunos, pero tamemisora en enormes letras negras. En la puerta, don Jorge, un bién la desconfianza y descalificación profesional de colegas, vigilante de 50 años, sin uniforme, con botas negras y gorra funcionarios del Estado y sectores armados. gris, recibe a los visitantes. En su mesa tiene un teléfono y una grabadora negra desde donde escucha la voz de Jaime Galle- Colgado en su cabina de Radio, un enorme cuadro del Libertador go. Lleva ocho meses trabajando en el edificio y ya ha recibido Simón Bolívar montado sobre su caballo lo observa trabajar frente varias llamadas de personas que amenazan a los periodistas y a un micrófono. Suena el teléfono. Antes de contestarlo, piensa al propio medio. La semana pasada escuchó sonar el teléfono en todas las tragedias que aquel aparato ha detonado en su vida. de portería y contestó como de costumbre: Radio Súper, a la Lo escucha timbrar tres veces sin moverse de su asiento. Pero es orden. La voz de un hombre le habló al otro lado de la línea con inevitable: no puede huir de su destino. Lo pone entre su boca y su estas palabras: sapos hijueputas, les vamos a poner una bom- oído derecho. Una nueva historia lo espera al otro lado de la línea: ba. Y colgó. Para él, lo único que ha evitado que estas amena- una denuncia, una tragedia, una amenaza o tal vez un secuestro. Aló. Habla con Jaime Gallego ¿en qué puedo ayudarle?. zas se hagan realidad es la mano de Dios. En el segundo piso está la cabina desde donde Jaime Gallego coordina y dirige, de lunes a sábado, el noticiero Súper Noticias del Valle. Este es su sitio de trabajo desde que Humberto Pava, director de Radio Súper en Cali, le propuso olvidarse de los inconvenientes del pasado y volver al periodismo, ya que cuando regresó del exilio no quería saber nada de los medios de comunicación. Sin embargo, a su familia no le agradó la idea de que, luego de semejante experiencia tan atemorizante, volviera al periodismo. Su esposa, quien fracasó en dos embarazos a causa de los sucesivos secuestros de Jaime, su madre, sus hermanos y sus dos hijos le pidieron que se retirara de los medios y se dedicara a otras labores. Pero él piensa que, aún con todos los problemas que le ha tocado afrontar, su vocación sigue siendo el periodismo y no podría dedicarse a otra cosa. Por eso, cuando debe salir a cubrir una noticia de orden público no le informa a su familia para que no se angustie, simplemente lo hace. A sus 46 años de edad, piensa que ya ha vivido lo que tenía que vivir. Por eso no teme por


Por » Jorge Luis Aparicio «

Después de que la puerta de vidrio esmerilado se cierra automáticamente, el visitante es recibido por un maniquí femenino con una cotilla velada y un sensual hilo dental, un escaparate repleto de vibradores de todos los colores y tamaños y el dibujo de una felina escarlata con exuberante cuerpo de mujer. No hay duda: estamos en los provocadores territorios creados por María Eugenia Zambrano. Ella es la pionera de las tiendas eróticas de Cali. Para hablar con María Eugenia es necesario atravesar el Palacio de Cristal, un centro comercial ubicado en la Avenida Roosevelt con 39, que semeja una gigantesca vitrina donde uno puede ver todo y todos lo pueden ver a uno. Caminando por el segundo piso, por una desviación casi secreta del pasillo, se llega al local 204, establecimiento comercial Pantera Roja, de la línea de tiendas eróticas más conocida por los caleños y con más historia e historias de la ciudad. “Buenas días. ¿En qué le puedo colaborar?” es la lozana frase con la que se me recibe en el local. Viene de la dependienta, una mujer de unos cuarenta años y pelo bermejo que luce la camiseta distintiva del local y sobre ella una cadena con una cruz. Le digo que vengo a entrevistarme con María Eugenia Zambrano. “Ah, ella no ha llegado… pero no demora”, me responde. Me recomienda que la espere y se desplaza rápidamente para traerme una silla metálica. Ya en la butaca, aprovecho para detallar el lugar que, aunque no es de gran tamaño, despierta fascinación y curiosidad…por lo menos para quien escribe: parece contener los


monía entre la expresión de la belleza y comodidad de los objetos básicos…. De repente, antes que pudiera trasportarme imaginariamente a una de los cuentos eróticos del italiano Giovanni Tinto Brass, una mujer entra por la puerta del establecimiento, sonriente y amable. Es María Eugenia. Me paro del asiento y le saludo. Es una mestiza de mirada enderezada y sonrisa intermitente. Luce una blusa blanca holgada y unos jeans azules. Se acomoda detrás del escritorio, calmada y sonríe. “Por favor, me arrimas el asiento para el joven”, le ordena a la dependienta. Me acomodo de nuevo y empiezo a demostrar mis repentinas curiosidades: -¿Quien es María Eugenia Zambrano? -Me defino como una persona normal –dice en tono reflexivo- a la que este negocio la ha llevado a entender mejor la sexualidad. Me considero una apasionada de mi oficio, pero no por ello soy una adicta al sexo. Me pregunto a mí mismo ¿cómo emergió todo? Como suele ocurrir con muchas de los negocios del país de la santísima trinidad, Pantera Roja nació del rebusque en medio de una crisis económica. La historia es ésta: corrían lo primeros años de la década de los 90. “Video Foto Álamos”, la videotienda a cargo de María Eugenia Zambrano, franqueaba una serie de aprietos monetarios que ni “Danza con lobos“, ni “Mi pobre angelito“, las películas más populares por aquel entonces, podían salvar. Consiente de que no podía encoger los brazos ante la situación y presenciar el desvanecimiento de su tienproductos que satisfacen las más inusitadas fantasías íntimas, algunas que ni siquiera pasarían por la imaginación del Marques de Sade. En las vitrinas reposan una serie de lubricantes multicolores a base de agua y aceite; en un exhibidor de metal descansan decenas de películas con pródigos desnudos de hombres y mujeres con sugestivos títulos en inglés: “Las conclusiones bisexuales”, “¿Por qué no llegar a la cima del placer?”, “Sueños húmedos femeninos”. Del otro extremo de la tienda, un estante sostiene una atrayente gama de ropa interior en cuero negro, con taches y agujeros. En la pared de enfrente permanece el póster de un flamante sátiro que observa fijamente a los ojos, cual Gioconda de Da Vinci, a quienes osan mirarlo. La escena, claramente, no la podría ofrecer cualquier otro local del centro comercial. Este establecimiento se erige con la dignidad que sólo otorga lo prohibido, lo carnal, ese misticismo que aún despierta la exploración del erotismo y la satisfacción de los sueños húmedos más excepcionales. Se trata de una atrevida creación de una briosa nariñense de 49 años, titulada como Tecnóloga en Mercadeo y apasionada por el mundo erótico. En general, la decoración del lugar bien podría remitir a las propuestas de la escuela de Bauhaus: colmada de artículos sexuales aunque sobria, marcada por la ausencia de ornamentos innecesarios o cursis; con una enorme ventana que descubre una ardorosa imagen de la ciudad al mediodía y que colma de luz natural el salón, parece propender a la ar-


da de alquiler, se arriesgó a cambiar el tipo de películas: en colaboración con su hermano Enrique, quien le envió cinco filmes Triple X desde Arlintong (Texas), María Eugenia optó por dejar atrás a Steven Spielberg, Oliver Stone y Tom Cruise, para darle la bienvenida a Jeff Striker, Jenna Jameson, John Holmes y Nacho Vidal, algunas de las porn stars más brillantes del firmamento porno. Al principio, los clientes tradicionales de la videotienda ni siquiera se atrevían a avizorar las traviesas imágenes de las carátulas de aquellas películas. Incluso le hicieron reclamos a María Eugenia por su exhibición, por atentar contra las buenas maneras y la decencia pública y todas esas muletillas moralistas que sacan los puritanos de siempre, aquellos que no suelen entender que una de las cuestiones más humanas es la exploración de nuestra propia sexualidad y la satisfacción esencial de audaces fantasías eróticas. Haciendo caso omiso de ese tipo de delaciones, María Eugenia fue más allá: -En una ocasión me puse a leer unos clasificados en los que se promocionaban películas para adultos, las cuales se traían desde Bogotá. Me puse a hacer un sondeo en la ciudad y descubrí que aquí no había sitios de eso. Entonces decidí irme por ese lado a ver si me funcionaba. Y así fue como empezó todo. La videotienda pasó a ser entonces Pantera Roja. Le interrogué por qué el nombre felino: “La idea viene de Pantera Rosa, el cómic para niños. Nuestra Pantera Roja es para adultos y la gente es consiente de que aquí no puede traer niños”, dice

aseriando su tono y señalando un aviso de advertencia puesto en su escritorio. Un negocio para adultos A los pocos meses, María Eugenia y Darío se percatarán del potencial pero también de la responsabilidad del incipiente negocio: algunos de los reservados clientes de su videotienda ya no querían únicamente alquilar o comprar las osadas historias del celuloide XXX. Le recomendaban dotar el sitio con otros productos más audaces: ¿por qué no lencería sexy? ¿o vibradores? ¿o cremas retardantes? Fue así como empezaron a incursionar con los productos eróticos. Pero todo no se detuvo ahí. los consumidores querían más: empezaron a describir sin pudores las intimas historias que les sucedían en la vida real, en la cama con sus parejas, pedían ayuda para salvar sus relaciones sexuales, querían saber cómo satisfacer al máximo a sus parejas o solicitaban la solución para la impotencia sexual o sus eyaculaciones precoces. María Eugenia se dio cuenta que la incipiente videotienda era un negocio para adultos, no únicamente por el público al que iba dirigido, sino también por el compromiso que exigía: debía evolucionar rápidamente y dimensionar sus servicios, aunque siempre teniendo muy claro su papel: -Cuando viene algún cliente pidiendo ayuda con sus problemas de pareja o de otro tipo, nosotros le aconsejamos que consulte a un especialista, ya sea un sexólogo, un psicólogo, un terapeuta… -dice muy convencida-, ya que nosotros no somos expertos en eso. Los productos que aquí vendemos no solucionan los problemas de parejas. Son únicamente para personas que tienen buena comunicación, química, pasión y que quieren satisfacer fantasías. Pantera Roja es una Sex Shop y no, como suelen interpretar algunos clientes, un Sex Show. ¡No señores, que no los embargue una ligereza lingüística! No se puede confundir con esos nichos íntimos y lóbregos donde unas gatúbelas y unos “pollos” tienen “sexo en vivo”, o con esos lugares donde se realizan candentes acrobacias para el cine porno o con esos lupanares donde los cuerpos bien formados se ofrecen al mejor postor…cuerpos bandidos y vendidos.


Un negocio tan fructífero como éste no podía quedar soltero. En el arribo del nuevo siglo, Cali experimentó una especie de ‘boom’ del mercado erótico con la incursión de nuevas tiendas muy al estilo Pantera Roja. De la mano de la comercialización de una amplia oferta de productos sexuales, la industria de las tiendas eróticas empezó a multiplicarse en la ciudad y a ganar más adeptos. Rápidamente dejaron de ser aquellos sórdidos y clandestinos lugares que sólo visitaban los pervertidos ermitaños, las cuarentonas solteras o las amas de casa desesperadas. Los llamados sex-toys hoy son adquiridos por todo tipo de parejas, e incluso -¡cosa impensable hace algunas décadas!- por mujeres que buscan proporcionarle energía y sorpresas a sus relaciones íntimas. Para evitar esos errores de significado, María Eugenia hizo unos cambios de título. “Antes tenía ese nombre: Pantera Roja Sex Shop. Mucha gente confundía “shop” con “show” y llamaba preguntando por la hora en que se haría el espectáculo de sexo o creían que era una casa de citas. Por eso decidimos cambiar: ahora somos hipermercado erótico debido también a la gran variedad de productos que ofrecemos”, comenta. Y asunto arreglado, Pantera Roja tiene picante y alcurnia: no es sex shop ni una tienda erótica. Es un hipermercado erótico, con las mayúsculas que ella prefiere atribuirle. Una especie de almacenes Éxito pero de artículos íntimos.

En la actualidad, Cali tiene alrededor de quince locales dedicados a la venta de artículos eróticos, número calculado por los propios dueños de los establecimientos. “Romances”, “Pussy Cat”, “Toxxxic”, “Erotismo Boutique” y “Natural Vida Sex” son algunas de las tiendas que en el último lustro han obtenido especial reconocimiento entre la comunidad caleña. Esto sin tener en cuenta aquellos locales que de manera informal venden también artículos sexuales. Por eso, y pese al escándalo que puede causar en algunas mentes mojigatas, hoy tiendas eróticas como Pantera Roja se han tomado las vitrinas de algunos centros comerciales y las avenidas más conocidas de la ciudad.

Como una ironía con lo sexual que evocan y comercializan, el Mientras continuaba con la entrevista, muy cerca de mí, una dinamismo suele caracterizar a este tipo de negocios. El provoluptuosa mujer rubia, de ojos azules, sin ropa y mostran- greso de las Sex Shops en Cali da a pensar que este mercado do sus exuberantes senos parecía hacerme un llamado para posee una alta competitividad para llegar a otras ciudades que fuese hacia ella: era la imagen de uno de los vibradores. del país. Y de ello puede dar fe María Eugenia, quien se enTras confirmar que no era el día de mi suerte, me percaté que cuentra muy entusiasmada, pues su línea de tiendas acaba existe una gran variedad de éstos aparatos: está el clásico, de ser elegida como la única representante en el país de una el de velocidades variables, los suaves y ultrasuaves, los que prestigiosa marca internacional de productos eróticos. estimulan el punto G, el “salvavidas”, los de a prueba de agua, los de doble penetración, los de funda, los de conejito, No obstante, cierto aire de reserva sigue circundando a escon alas de mariposa, los que aparentan la piel real, los que tos lugares. La manera en que se promocionan usualmente se rotan, los eléctricos, los que requieren baterías…Mejor di- restringe a los pequeños anuncios publicados en la sección cho, una diversidad insaciable como para evitar las excusas de “adultos” de los clasificados de los diarios, en sus sitios web ofíciales o en algunas guías eróticas especializadas. En de los clientes a la hora de llevar uno a la cama. general, estas tiendas no tienen un gremio que las reúna y Y hay objetos más curiosos para un neófito en estos temas que pueda no sólo representarlas, sino lograr convenios para como el que está entrevistando: unos aros que mantienen la la importación y exportación, así como espaldarazos por erección para aquellos amantes prematuros. En los anaque- parte del sector público. Esta situación se debe en gran meles de vidrio se ven unos “dildos”, como se le conocen a los harneses en forma de ropa interior que sostienen penes de plástico con vibración de múltiples velocidades. Hurgando en el local, es fácil también encontrar las famosas “bolas chinas”, aquellos baloncitos que, según cuentan los anales de la historia, las geishas utilizaban para mantener el control de su estómago mientras los guerreros sólo querían satisfacer sus deseos. En total, Pantera Roja maneja unos dos mil artículos eróticos diferentes, cuyos precios varían desde unas lociones que cuestan 20.000 pesos hasta vibradores que superan los 300.000. María Eugenia explica que cerca del 90% de estos artículos son traídos de otros países y que únicamente los trajes en cuero son de manufactura nacional.


dida a la informalidad con la que suelen surgir en el escena- precisamente en estos jugueteos con las imágenes típicas rio comercial y a la constante asociación que se les hace con que se despiertan fantasías en donde reside gran parte de la negocios de prostitución y lenocinio sexual. explicación acerca de por qué estos lugares despiertan fascinación y repudio entre algunos caleños. Ciertamente, las sex shops son lugares propicios para la exageración y estereotipación de los cuerpos erotizados de A pocos metros de donde me encuentro, veo a algunos transeúnlas mujeres y hombres: aquí tienen espacio sin pecado y sin tes que desde la calle les echan un vistazo con una suerte de censura los exuberantes senos, los penes que transgreden el asombro y curiosidad a aquellos modelos impávidos de vestidos tamaño regular, las curvas peligrosas, los abdominales her- sexys exhibidos en la vitrina. Sus rostros y movimientos parecen cúleos, las piernas suculentamente labradas, los glúteos vacilar entre entrar o seguir el camino. Muchos prefieren seguir. esculpidos, los labios carnosos y rojos, las espaldas velludas. Esa es la actitud de muchos caleños: optan por no entrar a estas Aquí deambulan objetos que construyen a la femme fatal tiendas por temor a ser juzgados. “¡Que vergüenza!, qué dirá la gringa, la enfermera con bata sexy, el seductor bombero de gente si me ve entrar a esos lugares”, pensarán muchos. uniforme amarillo, la típica colegiala lolita que no entiende una lección y quiere que su profesor se la explique mejor. Es “A las personas les hace falta cultura para estos lugares”, es la lacónica apreciación que María Eugenia, con más de quince años de experiencia en el negocio, hace sobre la sociedad caleña. Cuando algunos se atreven a entrar a sus tiendas, lo hacen con la excusa de buscar algún presente para una “fiesta de solteros”, sólo para ocultar su deseo de comprar artículos que pueden utilizar en la intimidad de su cuarto, o se ríen de muchos productos antes de comprarlos. Fueron precisamente esas carcajadas y superfluas divagaciones humanas las que en un principio le molestaban a María Eugenia. “Después entendí que era la reacción típica de las personas, venida en gran medida por las dudas y el nerviosismo de estar en un local como éstos. Por eso nos inventamos una frase: El sexo forma parte de nuestras vidas. No te ruborices ni te mates de la risa”. Me quedo divagando entonces unos minutos acerca de este lema empresarial. Después de ese paréntesis de reflexión, le digo que según un estudio publicado en la revista Semana, en Cali abundan las mujeres del tipo ‘machistas tradicionales’, es decir, sumisas ante los hombres. Le cuestiono si cree que es cierto. -No. Aquí el hombre es el que hace lo que la mujer le dice. Eso es pura fachada -asegura de manera grandilocuente-;- el “aquí mando yo” es mentira. Aquí vienen muchas mujeres jóvenes a comprar artículos y si lo hacen es porque el hombre acepta que ellas impongan sus decisiones. Y mientras me doy cuenta de que ella es una mujer decidida y sincera -¡cuando no feminista!-le pregunto:


do adulto y ahora es dueña y señora de una floreciente cadena de almacenes eróticos que cuenta con cinco sucursales repartidas en la Cali y con proyecciones de expandirse a todo el país. -Fui la pionera de las tiendas eróticas en Cali-. Lo dice sin exagerar ni agregarle palabras sobrantes. Y lo dice sin arrogancia, sin presunción. Y lo dice con su voz cordial. -¿Qué piensa sobre todos los tabúes de la sexualidad que aún existen en Cali? -Se deben ir rompiendo, pues se deben a muchos factores: la represión de los padres a los hijos, el machismo, la religión… de todas maneras, en los últimos años se han roto varios de ellos y creo que locales como éste han contribuido a eso. -¿Ser mujer fue una ventaja o una desventaja para estar en un negocio como éste? -Diría que ser mujer me favoreció antes que perjudicarme. Cuando un cliente, ya sea hombre o mujer, es atendido por una mujer, se siente mejor. Por eso si miras –me dice mientras alza la vista hacia la dependienta- la mayoría de las personas que trabajan en mis locales son mujeres. Pero sí he sentido el machismo. Han habido momentos en que algunas personas me dicen, ‘ha…usted es la dueña, yo pensé que era un hombre’… pero eso no me molesta. Aprovecho entonces para cuestionarle a María Eugenia por su vida íntima. Le pregunto por lo que le gusta hacer en sus tiempos libres. Ella me responde que es hogareña, que le encanta descansar pero que también siente atracción por el cine y el teatro. Me confiesa además, con expresión chispeante en su cara, que le encanta viajar y conocer otras ciudades”. Confiesa además que Pantera Roja la mantiene hiperactiva: “un día en la vida mía es arrimar a cualquiera de las sucursales, hablar con los empleados, escuchar sus sugerencias, hacer vueltas en los bancos, ponerme en contacto con los proveedores, los compradores, supervisar los productos que comercializamos, estar pendiente con el empleado de lo que hace falta, escuchar los comentarios de los clientes…”. Hoy, diecisiete años después, María Eugenia mira al pasado y se siente satisfecha. Ha visto con asombro y complacencia la metamorfosis de su negocio: de un pequeña videotienda como otras que hay en la ciudad, pasó a alquilar películas de conteni-

Quizás María Eugenia no lo sepa, pero la palabra Pantera proviene de la unión de dos vocablos griegos impronunciables, que llevados al español traducirían “fiera total”. Ella parece encarnar la fiereza de aquellos solitarios y escurridizos felinos que, subidos en la copa de los árboles, semejan dioses en un altar. Probablemente mida metro y medio de estatura y su sencillez la haga parecer inofensiva. Pero ella creó este emporio de la sexualidad y le hizo frente a la reciedumbre moral de la sociedad caleña. María Eugenia es la amazona fundadora del mercado erótico y hoy puede considerarse su reina indiscutible. Pero ante este espontáneo nombramiento nobiliario, ella prefiere guardar silencio y lanza una sonrisa enigmática. Al final, ha entendido que esta línea de tiendas son una alternativa más de mercado. “Es como tener una ferretería, sólo que en vez de vender taladros o puntillas vendo vibradores y lubricantes”. Y entonces ¡eureka!, entiendo el significado de la frase: El sexo forma parte de nuestras vidas. No te ruborices ni te mates de la risa. ¡Ahí está! ¡Este no es simplemente un eslogan empresarial, sino la forma en que María Eugenia ha entendido su negocio!


Por » Miguel Tejada «

“Considero que una característica importante en nuestro trabajo con la gente es la humildad. Debemos entender que el sentido de la gratitud frente al otro es algo elemental. Yo tenía muchos amigos que empezaron hace años en esta profesión y se fueron porque tenían demasiada arrogancia, tenían demasiado sentido de su profesión y por eso la gente los eliminó. Para mí es fundamental entender lo modesto que resulta ser periodista, porque no hay ninguna otra profesión en la que se dependa tanto de los otros”. La piel del reportero, Ryszard Kapuscinski

*** La historia de Andrew Michelle Mims Exordio: Señor, ¿está menospreciando mi inteligencia? Ahí está tu boca abierta en tu cara de estudiante de periodismo, ahí el destello de una gota de saliva que se te escurre. Así descubres que la ingenuidad que pasea el amateur no es otra cosa que creer que estás haciéndolo bien. Ese error tan dulce te obliga a detenerte antes de intentar hacer lo que todos esperan que hagas. En efecto, lo que se te viene, en los años que te aguardan, no es nada distinto al hallazgo continuo, día tras día, de que todo es lo contrario a lo que crees saber. A partir de mañana, tropezones, huevos en la cabeza y abucheos. Más vale que te familiarices. Todo empieza una noche en la que yo termino conversando, en un bar de mala muerte, con dos jóvenes estudiantes de leyes. Me dicen sin vacilar que La Ley existe para que los más anquilosados puedan “dormir tranquilos”. Sí, les digo, pero será dormir después de soportar una terapia de choques eléctricos. Sí, les digo, pero será la tranquilidad que muestran las vacas en su última noche antes de pasar por el matadero. Entonces me miran y replican: “es como el aspirante a escritor que duerme tranquilo todas las noches, junto a sus rascacielos de libros que apuntan hacia el techo de su habitación…”. Kafka, García Márquez, Aristóteles, Rimbaud, Goethe, etc. Un paisaje impresionante. Lo cierto, queridos lectores, es que esa conversación nunca


tuvo lugar. Es imaginación. Imperfecta y descolorida. Y por esto, quisiera que aquél que se esté tomando el trabajo de leer este artículo lea, de nuevo, el párrafo inicial ¿Qué podemos encontrar, lector urbanista, amo de los rascacielos que se erigen en una habitación de clase media? Hay una alusión (in)directa a ti, el aspirante a escritor, que piensas esto del periodismo como el trabajo desabrido que hace las veces de preámbulo para tu Gran Golpe. Esto también va para tus primos y para tu novio, o el novio de tu padre. Los hombres de leyes nos superan, porque saben que para entender el mundo hay que entender primero cómo está ensamblado: leyes incomprensibles; montañas de libros que nunca serán leídos; un apretón de manos y dos palmadas en el hombro. Volvamos (esto de repetir las mismas cosas funciona. Pregúntale a tu tío, el abogado alcohólico): libros y leyes que tienes acumulando polvo y telarañas, delirios de grandeza y la falsa sensación de que tienes el poder de cambiar las cosas, sin mover un dedo. *** Ahora sí: la historia de Andrew Michelle Mims I. La literatura de bolsillo es el peor enemigo del nuevo periodismo (¿Quién dejó entrar a este tipo?) Aquí se sigue una versión nocturna, entusiasta y preliminar, de mi experiencia con un norteamericano ex convicto que tenía un ojo de vidrio. Es un ejercicio que considero válido para los fines pedagógicos que con tanto cariño persigo como autor. Encontrando a tu personaje en tus propias fantasías: borradores que se escriben antes de dormir (ejercicio de proyección y descarte) Noviembre de 2005. Algún lugar del pacífico colombiano... Cuanto entré a mi habitación del hotel X en X lugar, encontré una nota escrita en un pésimo inglés. La habían deslizado por debajo de la puerta: Mr. Andrew Mims call only night No era complicado descifrar este tipo de cosas tan simpáticas. Había pasado los últimos diez años de mi vida haciendo eso: riéndome de la gente. Sobre todo riéndome de mí mismo. Tomé la

nota y la leí en dos tiempos, alzando la voz. Como no pasó nada, repetí el nombre un par de veces más: Andrew Mims, Andrew Mims. Cansado me dejé caer en la cama. Tenía mañas de esas: me echaba en la cama y me rascaba la barriga como perro viejo. Andrew Mims, dije una vez más, mirando la pintura del techo, hasta empezar a quedarme dormido. Pero antes, anticipándome a lo que estaba por ocurrir, acerqué el teléfono a la cama. Luego soñé que estaba de excursión en una aldea donde todo había sido construido con arena. Casas, iglesias, cárceles y castillos. Yo sonreía. El teléfono me despertó, gritando. Era un chirrido insoportable. -¿Mike? -Sí, ¿Quién habla? -Andrew. Andrew Mims...El plan de las Bahamas, las cartas legales, las historias de Harlem… Y siguió enumerando otras cosas, pero yo tenía todo muy claro en mi memoria, sin problema. -Sí, sí, oye Andrew, recibí un mensaje. Me dijeron que estuviste llamando. -¡Praise the Lord! Creí que ese recepcionista idiota no había tomado bien el mensaje... -Lo sé, lo sé… Andrew, ¿Estás en la ciudad? -Sí, llegué anoche. Un vuelo de 20 horas, pero ya estoy bien. - ¿Qué viniste a hacer a este moridero? -Mike, sabes cuál es mi misión. Te la repetí todas la noches que conversamos en el café Estelar ¿Ya lo olvidaste? -No, claro que no. Es solo que creí que lo tuyo era el Caribe:


Haití, Guatemala, Colombia... -Oh, cielos, sí que lo sabes, pero ya pasé por esos lugares. Han sido bastantes años ya, Mike. Creo que necesitamos tomarnos algo y ponernos al día. -Sin duda. Mañana estará bien. No tengo que trabajar. -¿Trabajar? Oh, qué pregunta… -¿No te lo había contado? -No, siempre dijiste que esperarías en una cama que te cayera del cielo un maletín con... -Eso, eso mismo. -Oh, muchacho, no has cambiado nada. -Es un trabajo de paciencia, Andrew. Claro, mientras llega ese día, puedo hacer otras cosas, pero olvídalo... -¿Y Anne? ¿Viniste con ella? - Anne y yo tenemos planes distintos... -Oh, lo siento... -Está bien. Hace un año me dijo que quería dedicarse a salvar perros callejeros. Es una forma de decir que necesita aire, sabes...oxígeno... -Entiendo... ¿Pero está todo bien? -De maravilla, hombre. Quiero que sea libre, que viva entre perros callejeros y programas científicos en televisión. Eso la hace feliz, y a mí también... -Pero... -Lo sé, yo pensé lo mismo en algún momento, pero qué demonios, seguramente nos encontraremos en un par de años. Y entonces todos los perros callejeros del mundo habrán pasado por sus hermosas manos... Fin

Afuera llueve furiosamente y se escuchan sirenas policiales y algo que posiblemente sea el estallido de dos disparos. El abuelo Gary dice que son disparos de la policía. Glock 26, 9 mm. La que usan los oficiales del NYPD1 cuando no están de turno. La enfermera mira al viejo abuelo Gary y le señala un cartel que dice ‘silencio.’ Es primero de septiembre de 1972. Andrew Michelle Mims Fripp nace en Harlem, Nueva York, a las 11 de la noche y 30 minutos, justo antes de que termine el día y llegue ese 2 de septiembre en el que su padre, Dexter J. Mims, asesinará a dos agentes de la policía de Nueva York. III. Valet parking en Miami (cómo rescatar a alguien que desaparece casi por completo y ahora solo vive en la memoria del que escribe)

(el aspirante a escritor tiene que despertar sumido en una te- 9105 Northwest 25th Street Miami, Florida. Departamento de rrible desilusión) Policía del condado de Miami-Dade. II. Andrew Michelle Mims (segunda versión: el reportero es un hombre con cabeza de telecámara)

Es diciembre, año 2003. Andrew Michelle Mims espera en un lobby de la oficina de supervisión de libertad condicional. En sus manos tiene una caja de jugo de naranja. Es posible notar una increíble tensión en los tendones de sus manos. Si la caja pudiera escapar, no lo dudaría ni un instante. El jugo de naranja vuela en todas direcciones; un líquido amarillo, la orina de un perro enfermo.

Primero de septiembre. 1972. Estamos en el Harlem Hospital Center, 506 de la Lenox Avenue, New York. Lynda Mims Fripp da a luz a su tercer hijo. El tercer varón. Y, como algo bastante especial (atrevámonos a suponer que fue algo especial para la familia Mims), esta nueva criatura llega al mundo en la misma “Algunos norteamericanos no queremos que nos metan los dedos fecha que lo hizo hace dos años uno de sus hermanos. Joshua, en la boca”, dirá Mims más tarde. “Por eso no nos quieren aquí… el segundo de la serie. Todo comienza con detalles pequeñitos que caben en cajas de cartón como esta. Jugos que saben a líquido para lavar platos, leche sintética, raviolis de hule que sólo necesitan un minuto en el microondas para convertirse en deliciosa cena, y luego creer, creer ciegamente que estamos en la obligación moral de bombardear a un país miserable donde las mayores amenazas para el ser humano son el hambre y el analfabetismo”. Escucho, en silencio, sentado junto a él, y espero que una mujer gorda y con la piel enrojecida, casi insolada, me entregue un papel que aclare que, si bien en el vehículo en el que me desplazaba por la autovía Palmetto 826 en dirección norte se encontraban cuatro latas de cerveza, no fui yo el irresponsable que se las bebió antes de tomar el volante. Fue mi amigo Paul, 1

(Ney York Police Department) Departamento de Policía de Nueva York.


androide programado para matar hispanos de talla pequeña y piel dorada. Hispanos bronceados, apretados. Son las 10 de la noche y estoy sentado junto a un negro de uno noventa, con una cabeza tan enorme que le aplasta el cuello. Mientras tanto, la mujer gorda (oficial Jones, dice su placa) termina de diligenciar unos papeles para que me pueda ir a casa. Mims tiene la piel de un lagarto, un cuero hosco y grueso, nada fácil de arrancar o de perforar. Es normal que me sienta incómodo. La oficial Jones me llama, pronunciando mal mi apellido. Tengo que levantarme y acercarme a su escritorio. Firme aquí y no haga preguntas, porque no contesto preguntas en español, me dice. Firmo y pregunto, en inglés. Jones dice que soy un suertudo y me recomienda un par de cosas: irme lo más pronto posible, antes de que le duela el estómago y llame al Servicio de Inmigración, un norteamericano de padres colombianos, lo juro. Ambos es- sólo para desquitarse con alguien y, lo otro que me sugiere mitudiamos juntos algunos años de secundaria en Colombia. Paul rándome con sus ojos azules, es que me olvide de mi amigo Paul. vivió toda su infancia y una parte de su adolescencia en Cali. Detestaba como nadie el pandebono y bailaba salsa tan bien Andrew Mims tiene una mirada de depredador, entre adormicomo cualquier chico de los barrios más pobres. Ni siquiera se lado y seguro de que con un movimiento de sus mandíbulas preocupó por graduarse como bachiller. Un día dejó de ir a cla- podrá triturar el aire y lo que se le atraviese. Dios guarde a los ses, y lo siguiente que se supo de él fue que se había largado hispanos bronceados y a todo el cuerpo de policías del condapara Estados Unidos con toda su familia, incluido un perro cie- do de Miami Dade. go y castrado que me olfateaba como escuadrón antinarcóti“Tengo amigos poderosos en las Bahamas” cos. Paul era un tipo simple y sin tendencias suicidas. De todas formas, la primera vez que hablé con él después de tantos años La oficial Jones da por terminada la diligencia y me dice en un me dijo algo que difícilmente olvidaré: inglés que después aprendería a distinguir como sureño (o ‘in-“En el aeropuerto de Cali los aviones despegan siempre en di- glés de ramera de Nueva Orleans’, según aclararía Mims) que rección norte. El día que mi familia y yo nos largamos, luego de un oficial vendrá en cualquier momento para escoltarme hasta que mi padre tuviera un sueño premonitorio, el Boeing 757 de la salida. Mims escucha todo, mirando con un ojo fijo en el hoAmerican Airlines despegó hacia el sur y sobrevoló parte del rizonte, impasible, concentrado en algún problema filosófico. norte y el oriente de Cali. Pude ver mi casa, mientras el avión El otro ojo se mueve haciendo círculos irregulares, vigilante y elástico, como el ojo de roedor. viraba hacia la derecha y fijaba rumbo norte. Algo inusual.” El agente de policía J. Martínez nos arresta a mi amigo Paul y a mí como quien se detiene a comprar un café a media noche en una estación de gasolina. El público colombiano que creció en los años 80 encontrará esta escena tan familiar como el mal aliento de alguien cuando despierta. Todas las series de la televisión norteamericana que llegaban al país, subtituladas en México o en Venezuela, nos mostraron algo parecido a esto: un policía de carreteras con el uniforme ceñido al cuerpo, lentes de sol Ray Ban adornando el rostro y una actitud tan decidida que nadie se resistiría al arresto. Tus derechos son leídos por un policía que aprobó con honores la Academia para mascar goma. Mi amigo y yo estábamos enfrentando por primera vez en nuestras vidas el peso de la caravana del fin del mundo. Y el oficial Martínez bostezaba mientras nos ponía las esposas. Paul está sentado enfrente de mí y duerme con la boca abierta. Sobre su cabeza hay un aviso del Departamento de Policía del condado de Miami Dade: “Mientras usted permanezca en esta dependencia, guarde silencio” Esta noche no va a terminar bien. El único problema aquí, pienso, es que soy colombiano. Básicamente. “Es verdad”, me respondo en voz alta. Nada más. Andrew Mims me mira, pero con el ojo opuesto, porque el que está a mi lado sigue apuntando hacia el frente (mi amigo Paul durmiendo, boca abierta), como el ojo mecánico de un

-“Están acostumbrados a tratar a la gente como si fueran retrasados mentales” gruñe Mims. Su voz suena como un motor viejo. La oficial Jones lo mira con fastidio. Su rostro es un algodón azucarado. Inmenso y pegajoso. Rosado. -“Oye, muchacho” continua Mims “¿Crees que puedes arreglártelas para salir de este edificio por tu cuenta? ¿O necesitas que un policía que lee la TV Guide te saque, llevándote del brazo como si fueras un alumno con problemas de aprendizaje?


-“No lo sé…”, respondo. Jones le ordena a Mims que se calle. “Puedo encerrarlo esta noche, si insiste en educar a estos hombrecitos”, dice. Por alguna razón me siento nervioso. Papá y mamá discuten. Algo va a explotar, disparando esquirlas y metralla en todas las direcciones. Hay que largarse de aquí, pero mi buen amigo Paul sigue extendido sobre el asiento, roncando. Ha puesto su brazo izquierdo en un ángulo de 90 grados, formando una ele en la que apoya tranquilamente el mentón. Para no creerlo. Van a ser las doce de la noche y no quiero contarle a nadie que vi el amanecer desde un calabozo del Departamento de Policía de Miami-Dade. La oficial Jones se pone de mal humor y le recuerda a Mims que no está precisamente en una reunión de voluntarios2. En este momento trato de entender porqué no puedo irme por mis propios medios. “Tal vez te estás volviendo un retrasado mental”, como dice Mims. Claro, tampoco puedo dejar a Paul, aunque se le ve dormir como si estuviese de vacaciones. Mims se pone de pie y la oficial Jones le ordena que se siente. Paul y yo estamos en medio de una disputa de siglos entre blancos y negros. Jones me mira y me ordena que me siente. Obedezco, en silencio. Mims está sentado a mi lado y respira con dificultad. No soy capaz de preguntarle si se encuentra bien. No puedo determinar cuántos años tiene para ser franco. No sé si está a punto de rasgar sus ropas, enfurecido, y matar a la gorda oficial Jones antes de que lleguen veinte agentes y lo rocíen con incontables de proyectiles. No sé nada, y eso es lo primero que hay que saber cuando uno está lejos de casa y no precisamente en una reunión de voluntarios.

“You…”3, dice Jones señalándome con un papel que ha enrollado, “inmigración va a ir a su residencia, tal vez mañana o al día siguiente. Los datos suministrados aquí tendrán que ser verdaderos, si no quiere pasar los siguientes diez años de su vida en una prisión federal…”. Me cuesta entender la totalidad de lo que dice, así que, con voz apagada y frágil, le imploro que me repita las instrucciones. Mims toma aire y me traduce. Su español es bastante malo: “Te está entregando un do-cumen-to para que inmigración te abra un caso…no necesitas eso. ¿Entiendes?”. A la oficial Jones no le agrada la idea de que Mims me balbucee cosas y pienso que es una fortuna que no se dé cuenta de que Mims me está mal aconsejando. -“I understand…”, respondo en inglés. Pero Mims ignora la tensión y sigue: “¿Quieres quedarte en este país? ¿Piensas ir a la corte de inmigración y decirle a un juez blanco que quieres ampararte en La Ley para luchar por tus derechos y poder permanecer en este país? ¿Tienes dinero para pagar un abogado?” -“No. No quiero quedarme en este país.”

2

. En Estados Unidos, más que en cualquier otro país del mundo, los voluntarios se reúnen para tomar té o chocolate con malvaviscos. ¿Voluntarios de qué? Hay público para todo: club de observadores de ardillas, fanáticos de los rifles de asalto con silenciador, etc. Lo importante, y lo que quiso recordarle a Mims la oficial Jones, fue que aquel lugar, una estación de Policía, no es precisamente el sitio donde uno va hacer amigos.

Mims no responde. Sigue mirando con su ojo extraño hacia el horizonte. Y con el otro me inspecciona, como un entrenador deportivo que acaba de gritar a sus jugadores, motivándolos en una mala tarde. La oficial Jones me entrega un papel enrollado. En efecto, dice algo relacionado con mi situación legal en Estados Unidos. Es una advertencia. Tengo que irme en menos de 10 días, o si no, las autoridades me deportarán. Pero también, en otro aparte, me informan que tengo algunos derechos que me permiten solicitar un proceso legal para luchar por permanecer en este país. Mims tiene razón. Cuando regreso a su lado me pide que le deje ver el papel. “Esto es pura mierda”, dice. “Puedo ayudarte con esto, muchacho. Tienes que escribirle una carta al juzgado de inmigración, renunciando a tus derechos…”. Guardo silencio por un momento, desconfiando de la cordura de este enorme negro con un ojo muerto. Mims entiende mi consternación. “Es algo completamente normal. No te asustes. Puedo ayudarte 3

Por el tono de la voz, intuyo que me trataba de “usted”, y no de un cariñoso y conciliador “tú”.


La oficial Jones tiene puestos dos audífonos en sus oídos y lee una revista de farándula. Mims sigue hablando, de todas formas. Es diciembre del año 2003. Tengo que despertar a Paul. No sé exactamente qué pueda pasar en los próximos minutos, y eso me basta para no querer estar solo en esta oficina con una oficial gorda y xenofóbica. Mims está a punto de irse, pero se da la vuelta y me mira. -“¿Cómo piensan llegar a casa?” No he pensado en eso. Es medianoche. No hay buses, no hay metro, no hay dinero para pagar un taxi. -“Iremos caminando, supongo”, respondo con desilusión. La con eso; es en serio. Si no les dices que no te interesa quedarte gorda oficial Jones levanta la mirada cuando me oye responder. en este país, te perseguirán hasta que te largues, eso si tienes suerte, porque pueden encerrarte hasta que se les dé la gana Mims le lanza una mirada a Jones y la aniquila. La mujer vuelve de deportarte. He conocido tipos que pasan meses encarcela- a su revista, mascullando algún insulto para todos nosotros. dos esperando que los manden de regreso a casa.” -“Despierta a tu compañero. Yo los llevo a casa” Poco a poco voy entendiendo. Paul se despierta solo. Abre los ojos lentamente y lo primero que La oficial Jones me llama para entregarme el papel de Paul. ve parece maravillarlo. Mira a la oficial Jones y se ríe. “¿Puedo “No quiero despertarlo”, me dice. No sé si la gorda con acento irme a casa, nena?” Mims me hace un gesto para que me encarsureño está intentando ser amable. Quiero reírme, pero prefie- gue de Paul. Me acerco y le pido en voz baja que se calle. La ofiro asentir y recibir el papel. Paul es ciudadano estadounidense, cial Jones sigue leyendo su revista. En la portada están Kirsten así que lo suyo consistirá solamente en pagar una multa, pre- Dunst y Tobey Maguire, listos para filmar Spiderman 2. sentarse periódicamente al juzgado y jurar ante Dios que no -“Vamos, chicos”, dice Mims. Se adelanta unos pasos y puedo ver volverá a conducir en estado de embriaguez. que camina como si estuviera herido. Paul también tiene problePasan algunos minutos y no ocurre absolutamente nada. Estoy mas para caminar. Lo sujeto del brazo y le pido una vez más que sentado al lado de Mims, pero empiezo a perder el interés por haga silencio. “¿Quién es ese tipo?”, me pregunta señalando la su presencia. Siento el cansancio en todas mis terminaciones espalda de Mims. No sé qué responder. Cuando llegamos al parnerviosas. La oficial Jones sigue escribiendo cosas. Por fin lla- queadero el espíritu de la navidad me golpea frontalmente en el ma a Mims y le entrega un papel parecido al que tengo en mis rostro: nada más que espacios vacíos y silencio por todas partes, manos. Mims agradece. La oficial voltea los ojos. Yo intento latas de cerveza rodando sin rumbo, llevadas por el viento a lo buscar la química entre ambos, pero no se me ocurre nada. largo de interminables explanadas de concreto. Hace frío en el centro de Miami, una ciudad abandonada, considerada como el Quiero irme a dormir. basurero de los Estados Unidos. El edificio del Bank of America Mims se para y me da la espalda, mirando a Paul. Dice algo en tiene encendidas sus luces navideñas. Mims camina hacia un auinglés pero no entiendo. Luego se ríe. Yo siento un poco de an- tomóvil negro decorado con motivos agresivos: calaveras, flamas siedad. No sé cuánto tiempo tendremos que estar aquí. Y sigo sin y tipografías idénticas a los grafitis que los raperos pintan en los entender porqué la oficial Jones me ha dicho que espere a otro muros. Ilegible. Paul hace un comentario superficial sobre el caoficial para que nos escolte hasta la salida. Pero la idea de di- rro de Mims. Yo me concentro en la elaboración de predicciones rigirme a semejante mujer me desanima terriblemente. Veo que Mims arroja el jugo de naranja en caja a un cesto de la basura. Está diciendo cosas en voz baja, hablando con él mismo. De pronto, su conversación va acercándose lentamente hacia mí. Puedo imaginar una nube de palabras, creciendo hasta alcanzarme. -“Doce años. Doce años encerrado y tengo que seguir reportándome ante estos payasos. No puedo tomarme más de dos cervezas y tampoco puedo fumar marihuana… ¿Y qué ocurrirá entonces si algún día me da cáncer? ¿No podré fumarme un cigarrillo de marihuana para calmar el dolor? ¿Van a encerrarme otra vez, eh muchacho? ¿Quién va a pagar por mi tratamiento si me enfermo? ¿Ella? Claro que no…”


fatales: el carro puede estar cargado con drogas y armas. O con prostitutas del Little Haiti. Mims no ha dicho nada desde que salimos de la estación de policía. Nos abre la puerta trasera y nos invita a ingresar al vehículo, notando nuestro recelo. Empieza a sonreír. Su ojo, el extraño, se oscurece. -“No es mío. Trabajo como valet parking en una discoteca de South Beach. El carro es de un amigo que va casi todos los viernes a la discoteca. Súbanse ya, señoritas. Nos estamos congelando.” Paul ingresa al carro y se sienta en el puesto trasero. Antes de cerrar la puerta le pido en voz baja que no se quede dormido. Me responde haciéndome un corte de manga. -“¿Tienen ganas de dar un paseo?”, pregunta Mims, mientras salimos del parqueadero de la estación de policía. Miro hacia atrás buscando a Paul pero se ha quedado dormido. -“Es un milagro que esté vivo. Pocos sobreviven a Harlem con esta actitud, te lo aseguro.” -“Podemos ir caminando, en serio”, respondo tratando de so- -“Harlem” repito. nar despreocupado. Mims se ríe, mirando por el espejo retrovisor a mi amigo Paul, que una vez más duerme con la boca -“La olla podrida de Nueva York. Y aquí tienes a uno de sus hijos abierta. “Tonterías”, dice. más queridos, llevándote en un carro de 90 mil dólares…” Tomamos la autopista 836 hacia el este. En pocos segundos estamos encima de un paso elevado sobre la bahía. Nos dirigimos a Miami Beach, en silencio. Mims me explica su plan: tiene que pasar por la discoteca un momento y luego nos llevará a casa, aunque si queremos, podemos quedarnos y disfrutar de una noche de fiesta en South Beach. Se ríe, disfrutando mi expresión atemorizada. “Es broma, muchacho, es broma…” Mi respuesta es, lógicamente, una risa nerviosa. -“Tengo amigos poderosos en las Bahamas ¿Sabes? Creo que allá pasaré los últimos años de mi vida. Mírame, muchacho, mírame y no olvides nunca esto: este país es un maldito infierno para la gente como tú o como yo”. Trato de asentir al mismo ritmo con el que Mims habla y hace gestos amenazantes con sus manos. Las luces de la calle pasan velozmente sobre su rostro. Hay algo maravilloso en un ojo que nunca te revela nada, pienso. Mims me habla con un solo ojo, pero es solamente parte de su vida estereotípica lo que puedo ver, mientras que con su ojo muerto me mantiene a una distancia prudente. El discapacitado siempre eres tú, no el mutilado.

Ambos hacemos silencio. Y luego Mims suelta una carcajada aterradora. El infeliz de Paul sigue durmiendo. -“He vivido enamorado de Nueva York desde que era un niño…”, digo mirando hacia el océano. Pero no alcanzan a pasar dos segundos antes de que descubra el tamaño de la estupidez de mi comentario. -“No tienes la menor idea de lo que estás hablando, latino. Nueva York no es Time Square, y tampoco es esa horrible estatua de la Libertad, que por cierto ni siquiera la construimos nosotros…Todo en este país, muchacho, es una maldita farsa, una enorme, brillante y maloliente patraña.” “Lo sé” digo, mirando a Paul. Mims disminuye la velocidad, porque pasamos al lado de un carro de policía. Hemos atravesado varios puentes sobre el mar. Estamos en Miami Beach. “No descansan, esos analfabetos”, me dice Mims en voz baja. El ojo que tiene vida va de un lado a otro. “Soy un hombre con reflejos envidiables, pero no puedes bajar la guardia.” Nos dirigimos a South Beach entre calles angostas y desoladas, a excepción de uno que otro vagabundo que trata de protegerse del frío con cartones y periódicos viejos y deleznables como El Nuevo Herald. Por lo menos sirve para algo, pienso. Mims me señala la guantera y me pide que la abra y saque un botiquín de primeros auxilios que esconde allí. “Hora de curar la heridas, muchacho”. Saca un frasco de aspirina, lo destapa y lo huele con deleite. Luego deja caer sobre sus manos un cigarrillo de marihuana. “Haz algo maravilloso esta noche, muchacho: pásame el encendedor. No puedo soltar el volante”. Obedezco. Le enciendo el cigarrillo mientras conduce mirando hacia el frente. Me cuesta ver con claridad su rostro, por la oscuridad. Pero cuando acerco la llama para prender el cigarrillo, tengo cuidado de detallar aquél ojo muerto. Parece de vidrio.


-“Dios bendiga a los Estados Unidos de América, maldita sea”, grita. Es un grito de júbilo. Paul sigue dormido. Ojalá cada partícula del universo se acelere hasta que todo vuele en mil pedazos, pienso, para que mi buen amigo por fin se despierte. Mims me mira y sonríe. Me pide disculpas, porque no piensa bajar los vidrios de las ventanas. No quiere regalarle ni una pizca de humo de marihuana al cielo de Norteamérica.

la cabeza. Mims se ríe, y le responde algo en inglés. Un insulto que pone en crisis la masculinidad del tipo de la entrada. Miro la hora en el reloj digital del carro y empiezo a pensar en la madre de Paul, una mujer que estudió 8 semestres de psicología y tuvo que abandonar la carrera cuando quedó en embarazo. Paul nació a los 8 meses. Los médicos dijeron que no llegaría a los 8 meses y un par de días. El padre de Paul estaba en Nueva York trabajando para una empresa que instalaba antenas en los ras“Soy soy un tipo rápido”, me dice Mims, con el cigarrillo en su cacielos. Cuando la madre le dijo que su pequeño podría morir boca. No respondo nada. Estoy pensando en otras cosas, pero en cualquier momento, pensó en dejarse caer al vacío desde el de pronto, siento que tengo que mirarlo a los ojos, con aten- cielo de Manhattan. 19 años después, estoy sentado en el asiención. “Hace doce años le salvé la vida a un hermano, un chico to delantero de un carro extravagante, y Paul ha sobrevivido al del vecindario. Tal y como lo ves en la televisión, hijo: bás- fatal pronóstico del médico que lo trajo al mundo. quetbol, drogas, pandillas y sirenas de policía de fondo. Tengo tres orificios de bala en mi cuerpo, pero estoy más vivo que -“¿Red Coconuts?”, pregunto en tono de burla, mirando a nunca. Uno de los proyectiles pasó por aquí, mira”. Alcanzo a Mims. distinguir una diagonal ascendente que entra por la sien y sale por el ojo derecho, milagrosamente. Así lo describe Mims con -“Sí, ¿te gusta?” sus manos de gigante. Una basurilla en el ojo, sigue relatando tranquilamente. Algo de ardor, pero nada lo suficientemente No respondo. Mims abre su puerta y apaga el vehículo. Desmolesto como para evitar que tome el arma del agresor, se la de la discoteca sale el ruido de una percusión generada por arrebate partiéndole la mano y le apunte en la cabeza. computador. “Red Coconuts”, dice Mims, mirándome con su ojo verdadero. Lo observo durante algunos segundos, en si“No fui capaz de matarlo”, me dice. “Mi hermano se estaba lencio, hasta que le pregunto por su ojo artificial. Por fin. Es un desangrando. Jugamos básquetbol juntos, desde niños, los momento conmovedor. Mims exhala, preparándose para una tres. Mi hermano, el hombre de la pistola y yo. Cuando llegué exégesis bajo el resplandor rojo del neón del aviso de la disal hospital, llevándolo en mis brazos, una enfermera me dijo coteca. “¿Quieres que me lo quite, muchacho?” Me encojo de que tenía que ponerlo en una camilla. Yo la hice a un lado. En hombros, pero estoy rezando para que su comentario sea una esos momentos no debes escuchar lo que te dicen los blancos. broma de mal gusto. No puedo negar que estoy imaginando su Luego llegaron dos policías y me detuvieron. A mi hermano se cara frente a un espejo, todas las noches antes de dormir. Un lo llevaron a la sala de operaciones. Los policías encontraron el arma en mi pantalón. No hay nada que pueda divertirlos más, te lo aseguro. Antes de esposarme me dieron una toalla para que me limpiara la sangre. Tenía 22 años, muchacho. Mi hermano sobrevivió y yo pasé los siguientes doce años de mi vida encerrado en una prisión federal”. La discoteca se llama “Red Coconuts”. Disminuimos la velocidad mientras nos acercamos hasta que nos detenemos frente a la entrada. El aviso de neón es de un rojo intenso, su resplandor nos cubre por completo. Sobre el andén hay un aviso de Prohibido estacionar. Mims baja las ventanillas y llama a un tipo que está parado junto a la puerta de la discoteca. Parece un mexicano. El tipo le responde con ese gesto que consiste en pasar la mano por debajo del mentón, como si se estuviese cortando


convencido de que su misión sería la de trabajar por las personas de su comunidad, y esto fue lo que le sirvió de motivación para pasar horas en la biblioteca de leyes de la prisión. Durante esos doce años Mims leyó con un solo ojo cientos de sentencias y anécdotas de los registros de las cortes federales. Se aprendió de memoria artículos y códigos, mientras los demás prisioneros jugaban cartas o se masturbaban en las duchas.

hombre que ve un agujero negro que devora galaxias enteras, todas las noches, en el espejo de su baño. -¿Puede uno quedarse dormido con eso?”, pregunto. -“No es lo que te recomiendan. Tampoco puedes jugar deportes de contacto o tener una relación sexual intensa y frenética, pero uno decide qué recomendaciones sigue. Yo tengo que dormir con él por una razón en particular: cuando sueño, lo siento ahí, equilibrando mi rostro, cubriéndome del vacío. Durante los primeros años lo sacaba todas las noches y lo dejaba en un vaso de cristal, sumergido en un líquido desinfectante, antes de irme a la cama. Mala idea. Las pesadillas me estaban enloqueciendo.” “Estamos en guerra” Le pregunto entonces si en su caso es más que cierto que el uso de la prótesis cumple una función adicional a la preocupación estética; a saber, anular la sensación de vacío y el desequilibrio en su conjunto anatómico. Mims asiente, y me da un dato adicional que se me escapa: tener un hueco en tu rostro te convierte inmediatamente en una criatura horripilante, y eso, como es de suponer, no es algo inconveniente si vives en una prisión. Después de recibir la sentencia, Mims fue trasladado a una prisión federal en Nueva Jersey, y en ese momento no tenía la prótesis de vidrio, así que su debut en la prisión lo hizo con un parche negro que cubría su desgracia. En algunas oportunidades se paseó por los corredores con el agujero al aire libre, descubierto para los demás prisioneros. Nadie le dirigía la palabra. Y eso, aunque no le afectaba emocionalmente, le pareció incorrecto, dice Mims, porque desde que puso un pie en aquél sitio estuvo

La prótesis de vidrio fue un regalo de navidad, me cuenta. Supongo que vino de algún familiar, Mims lo niega con la cabeza. El regalo llegó un 23 de diciembre por correo certificado. El médico de la prisión había hecho una inspección previa del paquete, por esto, adherida a la caja venía una notificación del personal médico, informándole que a los dos días sería llevado a una revisión de carácter urgente. Mims abrió la caja y se encontró con una bola de cristal del tamaño de un huevo de codorniz envuelta en un plástico con bolitas de aire. Dentro de la caja venía una tarjeta de navidad, firmada por un viejo prisionero que había sido liberado después de pagar una condena de diez años. Era un tipo blanco y adinerado, recuerda Mims. Esto me desconcierta, pero Mims me explica que el viejo estaba siendo consumido por la diabetes. Sus extremidades inferiores parecían dos sacos llenos de carne y sangre podrida a punto de explotar. Una mañana Mims nota que el viejo no aparece a la hora del desayuno, así que se dirige a su celda y lo encuentra tirado en el suelo, al lado del inodoro. Estaba nadando en un charco de orines, recuerda. Normalmente, un tipo de estos, con su fortuna y su piel blanca, con su acento de Boston, hubiera pensado que Mims preferiría donarle su corazón a un cerdo, antes que darle una mano a un mofletudo corredor de bolsa de Massachusetts. Y eso fue lo que en efecto pensaba el viejo, antes de que el negro de Harlem entrara a su habitación y lo levantara de la inmundicia en la que se ahogaba. Mims avisó a los guardias y éstos llamaron al personal médico. El pobre viejo regresó un mes después a la misma celda, deslizándose por los pasillos de la prisión en una silla de ruedas automática. Le habían amputado las dos piernas. Lo primero que hizo cuando vio a Mims fue decirle que lo sentía, pero que estaba agradecido, porque no había dudado ni un segundo en ayudarlo cuando lo vio tirado junto al inodoro. Bob Chambers siguió enviando regalos, sobre todo libros y números especiales del New Yorker. Mims no fue a la universidad, pero sabía muy bien que en Estados Unidos la gente que cree estar viviendo el sueño americano tiene tatuado en su espalda el nombre de alguna corporación. Siguen siendo esclavos, pero no lo saben. Creen que acumular automóviles a crédito y electrodomésticos inútiles es el deporte del hombre libre. “Los libros, me dice Mims, son el único medio de escape, y te mantienen en forma. El cerebro, muchacho, tiene que ser ejercitado a diario. Dos horas de televisión al día son tan malas para el cerebro como una pata de cerdo horneada los es para las arterias”. Algo que me sorprende -y se lo digo en este momento-, es que a pesar de todo lo que me está contando, no es fácil encontrar pistas sobre esta manera de pensar y de actuar en su persona, si nos guiamos por su apariencia física, y, sobre todo (sin intención de ofender) por su forma de hablar. Mims mira las cadenas plata y los crucifijos que tiene en el pecho y asiente.


-“Estamos en guerra, muchacho. No puedes decirles a tus enemigos qué es lo que en verdad tienes en mente. Te aniquilarían en el acto.” Intento cerrar mis ojos y dormir pensando en las barreras coralinas, y en la pobre madre de Paul. Mims sale del carro y entra en la discoteca. El mexicano de la entrada lo recibe con una palmada en el trasero. Imposible detener al mundo, pienso. Mims ha visto la muerte y ha sufrido la prisión. Pero ¿todo esto podría evitar que un buen mexicano le diera una nalgada? Paul abre los ojos, pero sigue fuera de órbita. Le explico con más calma la situación: un tipo que estaba en la estación de policía se ha ofrecido para llevarnos hasta la casa; estuvo doce años encerrado por posesión de armas de fuego; recibió un balazo en el ojo y le salvó la vida a uno de sus mejores amigos; guarda cigarrillos de marihuana en un frasco de aspirinas y piensa que en este país los negros como él y los latinos como nosotros no tenemos cabida; ahora aguardamos por él, porque ha ingresado a la discoteca que custodia un mexicano amable y manilargo. -“Ese negro es un buen tipo”, balbucea Paul. Le ordeno que siga despierto, a lo que responde informándome que este lugar es famoso por las putas latinas y las pastillas de éxtasis. En efecto, dice Paul, hay una que se llama “Red Coconut”. A mí todo esto me importa muy poco, le respondo, y le manifiesto mi preocupación por su madre, pero Paul me pide que la deje en paz. Al final, termino por creer que tiene razón. Enciendo la radio del carro y un estallido de música rap estremece toda la carrocería. Mala idea. Paul cierra los ojos.

Le digo que ha preguntado por él, llamándolo ‘su abogado’. Mims sonríe y se sienta frente al volante. Tiene un regalo para mí, dice, extendiéndome su mano derecha. Cuando abre el puño, puedo ver dos rubís brillantes. Le agradezco, diciéndole que por esta vez, pasaré. “No lo conoces y lo rechazas” dice Mims. “Oye, Alicia, este chico está rechazando a Mr. Coconut…”. Pero Alicia no lo escucha, porque duerme junto a Paul. Up to date

Alicia es dominicana y hace seis meses recibió el resultado de un análisis de sangre: en su cuerpo delgado y bronceado hay más sida que en toda África. Ahora asiste a una iglesia cristiana en Hialeah, porque quiere morir en paz con todo el mundo. Sus precios también traerán paz a la clientela de Miami: de 120 dólares la hora pasó a 50: la guerra en Irak, el alza en el precio del petróleo y sus mejillas que ya no lucen como antes. Andrew Una mujer sale de la discoteca y se acerca al carro. Pare- Mims es su novio desde hace tres meses. Se ocupa de ella, ayuce prostituta, pero recuerdo que todo eso me importa muy dándole con su situación legal y con su enfermedad. Conseguir poco. Mims ha dejado abajo la ventanilla de su puesto, así medicamentos para tratar el sida es un lujo que solo pueden que la mujer mete su cabeza, para inspeccionar. Me pregun- darse los blancos, me explica Mims. ta por Mims en un inglés bastante precario. “¿Dónde está mi abogado?” repite, dejando que su aliento cargado de Cuando llegamos a la casa de Paul encontramos todas las lulicor invada el interior del vehículo. Yo le respondo en es- ces encendidas. Mims se detiene frente al antejardín, pero no pañol que Mims acaba de entrar a la discoteca. “¡Eso no es apaga el vehículo. Alicia duerme sobre el hombro izquierdo de cierto!”, responde la mujer. Paul abre los ojos y la mujer se Paul. Ambos parecen tener sueños hermosos porque sonríen. acerca a su ventanilla. Luego golpea el vidrio con un anillo. Mims me ayuda a sacar a Paul y nos acompaña hasta la puerta. Me pide que no toque el timbre aún. No quiere ganarse la can“Abre la puerta”, dice mi amigo. La mujer pone sus labios so- taleta de una madre preocupada. Yo tampoco, claro. bre el vidrio y deja una marca de labial que parece un corazón desecho por una emulsión de ácido…de nuevo, el resplandor rojo del neón, la brisa marina…No tengo muchas alternativas. Mims se ha llevado las llaves, así que le digo a Paul que si quiere abrir la puerta -y trato de hacer énfasis en esto último- tendrá que hacerlo él mismo. La mujer sigue besando el vidrio, con sus ojos perdidos en la oscuridad. Así, esta escena se congela durante algunos segundos, lentos, eternos, hasta que Mims sale de la discoteca y le da un par de billetes al mexicano. Luego se acerca al vehículo y le abre la puerta a la mujer, que sigue inmóvil. Mims le da un leve empujón y la acomoda al lado de Paul. Estamos completos, sin duda. Mims le dice algo en el oído a la mujer y le da un beso en una mejilla. -“Es Alicia”, dice. “Mi novia de los viernes.”


Diciembre de 2003, faltan dos días -“Mis datos están en esta tarjeta. Dame una llamada y te ayudaré con la carta para el servicio de inmigración.” En estos momentos, suelo rascarme la cabeza. Mims lee muy bien mis gestos y me tranquiliza: “No vas a perder nada, muchacho. Dame cinco dólares para pagar las estampillas y en tres días hábiles recibirás la carta”. Luego me pasa un papel en blanco para que escriba mis datos: nombre completo, número del pasaporte, fecha de entrada al país, motivo de mi viaje (en eso podemos mentir, dice el abogado Mims), dirección de residencia y teléfono en Colombia… Adelantémonos cinco minutos en el tiempo de la historia: Mims se ha marchado con Alicia. Estamos en la sala de la casa de Paul, él y yo, de pie. Su madre está dormida en el sofá y el televisor está encendido sintonizando un canal porno. Escribo unos datos falsos en el papel que me entrega Mims, pero siento algo extraño en el pecho. Algo que nunca había sentido cuando escribía datos falsos en un papel. Diciembre de 2003, faltan ocho días para que se cumpla el plazo fijado por el Servicio de Inmigración Andrew: No sé cómo decir esto… voy a intentarlo: los datos que puse en el papel que te di son falsos. Aquí están los verdaderos: Dirección: XXX. Fecha de ingreso a EEUU: XXX Motivo del viaje: XXX Número del pasaporte: XXX Sigo interesado en tu ayuda. Buena suerte con todos tus planes, Miguel Tejada Diciembre de 2003, faltan cinco días Miguel: Entiendo tu desconfianza, pero no hay problema. Estamos bien. Estoy trabajando en tu carta, no te preocupes. Andrew.

Andrew: Creo que es un poco tarde para lo de la carta. De todas formas, ningún oficial de Inmigración ha pasado por la casa, así que eso me tranquiliza. Ya tengo el tiquete de avión para Cali. Estaré volando hacia el sur en dos días. No puedo negar que me siento un poco ansioso. Agradezco tus consejos y el gesto de habernos traído a casa aquella noche. Mucha suerte con todos tus proyectos. Miguel. Febrero de 2004. Llega una carta desde Estados Unidos. Miguel: Lamento no haber contestado antes, pero algunos días después de que te fuiste tuve que viajar a Nueva York por motivos familiares. Espero que estés bien, feliz y a salvo con los tuyos. Junto con esta hermosa postal de los Cayos de la Florida, te envío la respuesta de la Corte a tu solicitud. Tu caso fue cerrado y por eso no tuviste ningún inconveniente con el Servicio de Inmigración. Esto te será de gran utilidad en caso de que algún día quieras volver a los Estados Unidos. Sabrá Dios para qué. Espero de todo corazón que nunca tengas que regresar a este país, muchacho. Un abrazo. Andrew. Abril de 2004 Andrew: Estoy muy agradecido por tu ayuda. La verdad, en estos momentos no pienso en viajar a ninguna parte. Quiero estar en casa, leyendo y comiendo cosas más saludables. Espero que todo esté marchando bien. Saludes a Alicia, tu novia de los viernes. Tal vez algún día nos veamos en las Bahamas. Miguel. Noviembre de 2004 Mike: Alicia murió el verano pasado. Es una bendición que haya descansado, la pobre chiquilla. En fin, te adjunto en esta carta algo que encontré por estos días, mientras leía cosas sobre Colombia en Internet: “Si usted es ciudadano extranjero con permiso de ingreso y permanencia en categoría visitante turista ó visitante temporal con permanencia inferior a ciento ochenta (180) días y está por expirar el término, debe solicitar una prórroga de per-


manencia ante la Subdirección de Extranjería del Departamento Administrativo de Seguridad -DAS.” Un abrazo, hermano. Andrew.

Agosto de 2006 Mike: Espero que todo esté bien. Me alegraría recibir alguna noticia tuya. No sé cómo decir esto, pero voy a intentarlo: esa postal que te mandé el año pasado, supuestamente desde las Bahamas… debo confesarte que fue comprada en una gasolinera en Miami. Es una verdadera lástima. Que Dios te bendiga, muchacho.

Diciembre de 2004 Andrew: Espero de todo corazón que nunca tengas que venir a este país. Es cierto que es una tierra hermosa, llena de maravillas naturales como ningún otro país en el mundo, pero hay moscas en todas partes. La corrupción hiede como el cadáver en descomposición de un perro en tu jardín. Es una lástima, de verdad. Adjunto algo que encontré por estos días, mientras navegaba ociosamente en internet: “Visados No se exigirá un visado para ingresar a la Mancomunidad de las Bahamas a las siguientes personas: ciudadanos de América Central y América del Sur. Excepción: Ciudadanos de Colombia y Guatemala. Vacunas requeridas La mayoría de los visitantes que llegan a las Bahamas no necesitan presentar un certificado de vacunación. Sin embargo, los viajeros con edad superior a un año deben presentar un certificado válido de vacunación contra la fiebre amarilla si proceden de los siguientes países: Angola, Benín, Bolivia, Brasil, Burkina Faso, Colombia, Camerún, República Democrática del Congo, Ecuador, Guyana Francesa, Gabón, Gambia, Ghana, Guinea, Liberia, Nigeria, Sierra Leona, Perú y Sudán”

Agosto de 2008 “Esta advertencia para los viajeros a la fecha es un recordatorio para todos los ciudadanos estadounidenses a propósito de los acontecimientos de inseguridad que tienen lugar en Colombia. El Departamento de Estado insiste en su advertencia sobre los peligros a los que se exponen los ciudadanos estadounidenses que viajan a Colombia. Aunque la seguridad en Colombia ha repuntado en los últimos años, la violencia generada por grupos narcoterroristas continúa afectando algunas áreas rurales y urbanas. La presencia de la violencia terrorista y proveniente de otros elementos criminales es un hecho en todos los rincones del país. Esta advertencia de viaje reemplaza la advertencia hecha en para el caso de Colombia el 5 de febrero de 2008. La violencia ha disminuido notablemente en muchas áreas urbanas. Sin embargo, el nivel de violencia en Buenaventura sigue siendo alto. Los pueblos pequeños y las áreas rurales de Colombia pueden ser aún extremadamente peligrosos como resultado de la presencia de marco-terroristas. La delincuencia común sigue siendo un problema importante en muchas áreas rurales y urbanas. Para más detalles acerca de la amenaza criminal en términos generales, por favor revise la información específica sobre Colombia que tiene el Departamento de Defensa”.4

Mayo de 2005, llega una postal de las Bahamas. Mike: Let me call this a big happy birthday greeting from Bahamas. This place is a paradise. Still, one can see people living in poverty between fancy hotels and mini marts, just like in the States. Anyway, as I told you, I’ll meet some of my friends on the next days. Got to survive, kid. Stay out of trouble. God bless you. Andrew. Mayo de 2005 Andrew: Thank you so much for your card. I appreciate your thoughtfulness at this time of changes in my life. I will contact you again once things change for the better. Miguel.

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Este texto aparece en la página de internet del Departamento de Defensa de los Estados Unidos, en una sección dedicada a Colombia.


Por » Michel Romoleroux «

Hoy es un día más para ella. Hoy como todos los días debe vender su música para poder llevar algo a la casa. Su preocupación principal es que a sus hijos no les falte la comida, ni el estudio; incluso ella se preocupa por seguir estudiando, aunque de cierta manera sabe que eso de estudiar no sirve de mucho. Los años 90. “Marleny” ha sido aceptada en la Universidad, en la Universidad del Valle. Estudiará y se preparará para ser una buena profesional. Sus sueños comienzan a forjarse desde ese momento. Piensa en su futuro, y se ve en un aula de clases, rodeada de alumnos, los cuales la escuchan atentamente. Está demasiado contenta, y su alegría pareciera que no pudiera ser opacada por nada. Su misión era dedicarse a su estudio y ser la primera en todo, o tratar de serlo, para que al momento de graduarse las puertas se le abran de par en par, y así poder ejercer su carrera exitosamente. Era lo que más anhelaba, por eso desde el principio se esforzó por lograrlo. En la Universidad, “Marleny” cumple la promesa que se hizo a si misma y trata de obtener las mejores notas, casi siempre lográndolo. No todo podía ser estudio para ella. Todos los viernes se quedaba con su grupito de amigos a tomar cerveza, y a escuchar música, la música que le gustaba a ella era el rock, cada vez que oía una canción que le gustaba, sentía que se transportaba a otra dimensión, amaba las canciones de Jimmy Hendryx, y el rock clásico de los años 70. El rock en español de los años 80 y 90’s también le gustaba mucho. Ese gusto por esa música le ayudó muchas veces a conocer gente y a hacer amigos, pues encontraban en común la pasión hacia este tipo de género.

Aunque la salsa, el merengue, el bolero también le gustaban mucho, era muy abierta a todo tipo de música, excepto al vallenato que casi no le gustaba, pero ninguno superaba la afición que sentía por el rock. El momento de graduarse se acercaba. Los dos últimos semestres “Marleny” se vio en problemas para seguir estudiando, ya que había que pagar 1’200.000 pesos por semestre y no daban ningún plazo para el pago. Ella no iba a dejar que el dinero la alejara de su meta, y le truncara sus sueños, como sea se rebuscó la plata. Finalmente logró graduarse y con honores. Después de tanto esfuerzo y sacrificio, la misión se había cumplido, Ahora en sus manos yacía el cartón que la certificaba como profesional. En su mente los conocimientos, y en su espíritu las ganas. Sentía que ya todo estaba resuelto. Era hora de enfrentarse a la vida real. “Marleny” comenzó a ejercer su profesión. Sin embargo no estaba contenta. Le tocaba hacer de todo, más de lo que le correspondía, hacía el trabajo de dos y tres personas a la vez. Al final de la jornada quedaba exhausta. Lo peor era que tal esfuerzo no se veía ni siquiera remunerado con el salario. Le pagaban un mínimo, el cual no le alcanzaba ni para el arriendo. Trató de hablar con su jefe para ver si le podía subir el sueldo, pero éste le respondió con un rotundo no, y le pidió que no lo molestara más, que debía estar agradecida de que él le haya dado la oportunidad de trabajar. Ella soportó un tiempo más, pues necesitaba el dinero, pero finalmente renunció. Siguió metiendo hojas de vida con la esperanza de conseguir empleo. Unos ni la llamaban, otros le decían que su perfil estaba muy bueno, pero que no era lo que buscaban, y otros la llamaban, pero como sucedió en su empleo anterior le ofrecían muy poco dinero. Decidió hacer unas especializaciones en psicología, para ver si de esa manera se le facilitaba más conseguir trabajo. No funcionó. La educación popular (que es lo que ella estudió) sirve para trabajar como educadora y como trabajadora social, además tenía estudios de psicología, sin embargo no conseguía trabajo. Su autoestima estaba por el piso. No sabía qué hacer. Ahora tenía hijos que mantener y no tenía cómo. Dejó de repartir hojas de vida. Decidió que era hora de buscar por otro lado. Un amigo una vez le aconsejó que por qué no vendía música en el centro, podía empezar con un pequeño capital, y mirar si valía la pena. Ella en un principio dudó, pero tenía que intentarlo, y aunque eso era


retroceder mucho en su vida, sus hijos y ella necesitaban comer y vestirse, debía empezar de nuevo, aunque fuera de lo más bajo. Tenía sus dudas sobre qué género vender. Mucha gente le aconsejó que vendiera salsa, pero ella consideraba que ya todo era salsa, decidió probar con un género que siempre la había apasionado: El rock Se decidió por éste ya que el mercado del rock era muy reducido, y así la competencia con otros negocios sería menos reñida, además siempre le había gustado.

quedaron en el limbo. Consideraba que la responsabilidad era algo tácito en las mujeres, muy diferente a los hombres, que solo piensan en tomar, en sexo, en el ahora; en cambio ellas piensan a largo plazo. Pensaba en el futuro de sus hijos, no quería que ellos pasaran por una situación como la que pasó ella, por eso tenía dinero ahorrado para que cuando sus niños crecieran pudieran estudiar, o montar su propio negocio, y no depender así de nadie.

Cierta vez, pasando por la calle séptima“Marleny”. vio a un Decidió intentarlo, consiguió por medio de un préstamo el plante hombre que le ofrecía unos cd’s a un muchacho, ella lo recopara empezar el negocio. Le ayudaron a conseguir el contacto que noció, aquel tipo era un policía que en cierto momento le había la surtiría de cd’s. La mujer la primera semana de haber empezado quitado su mercancía. Se sintió aún más decepcionada de la a vender música pirata comenzó a llevar dinero a su casa, a me- justicia colombiana, decepcionada, mas no sorprendida. dida que pasaba el tiempo se dio cuenta que aquel era un negocio rentable; desde que había empezado con esto sus hijos y ella no Ahora lo cosa ha mejorado ya el alcalde actual los deja trabajar. volvieron a aguantar hambre; no se volvió a atrasar en el arriendo El número de “piratas” ha aumentado considerablemente. Ahora y casi siempre pagaba los servicios a tiempo; a la vez podía pa- no solo se piratean cd’s, también libros, ropa. Ya hay más puestos sar tiempo con sus hijos, salir, incluso hacer otras cosas. Aunque de música rock, aunque siguen siendo pocos, y ella sigue siendo también habían días en que solamente hacía lo del bus, pero eso “la líder” de la zona. Ahora su hermano la ayuda con el negocio, y pasaba muy de vez en cuando. Entonces pasó de tener unos cuán- la carga se ha vuelto un poco más liviana. Continuó estudiando, tos cd’s, que fácilmente uno podía contar a simple vista, a tener ahora está haciendo otros cursos de psicología, y aunque tal vez cientos, siendo su puesto uno de los más conocido del centro. nunca ejerza, ahora lo que le importa son otras cosas, como el adquirir nuevos conocimientos. “En un cd puede que no se gane mucho, pero en la cantidad de cd’s que vendás, ahí está la rentabilidad”. “Marleny” sabía Ahora su mente está puesta en el futuro. Desea que sus hijos eso, por eso se fue informando de nuevos géneros derivados salgan adelante y estudien, desearía verlos convertidos en del rock, cantantes, bandas que antes desconocía por com- unos profesionales, su mayor anhelo es mandarlos hacer una pleto, necesitaba conocer más sobre el rock, para saber de qué especialización en Cuba, pues después de su experiencia sabe estaba hablando y poder así atender mejor a sus clientes. que en este país las especializaciones no valen nada. Desea formar una familia y envejecer tranquila, sin preocupaciones Una vez, uno de sus hijos se enfermó. Esa vez tuvo que marcharse que la aquejen. Desea no volver a conocer el hambre y mantetemprano, le pidió el favor a su hermano que atendiera el negocio. nerse sana para el bien de su familia. Esa tarde mientras estaba con su niño, cuidándolo, comenzó a pensar. Si ella estuviera desempeñando su profesión, lo más pro- Los sueños en su mente siguen navegando como un barco en alta bable es que su jefe no la hubiera dejado ir, aún sabiendo que su mar. Ella no es la pirata que asalta barcos y roba. Ella es una mujer hijo estaba enfermo, o si lo hubieran hecho, habría sido por un que aún sigue luchando contra la marea, y aunque dentro de ella día, dos máximo. En cambio, en lo que se dedicaba ahora, se le hubiera querido que su rumbo fuera otro, la brújula del destino le daba mucha oportunidad para dedicarse a otras cosas. Cuando señaló este camino, el cual no tuvo más remedio que seguir.. sus hijos la necesitaran ella podía estar ahí, junto a ellos. Hoy como todos los días debe vender su música para poder llePasados unos días, su hijo mejoró, ella volvió al trabajo. Cuando var algo a la casa. empezó consideraba su empleo algo provisional, algo esporádico, incluso le daba vergüenza decir que era vendedora ambulante. Ahora ese era su mayor fuente de ingresos, su negocio. No volvió a meter hojas de vida, sentía que ya no valía la pena. Sin embargo la venta callejera era dura. Muchas veces la policía iba por órdenes del alcalde y les recogían toda la mercancía y se la llevaban. Muchas veces le destruyeron el negocio, rompiéndole todo, la tabla, los cd’s, incluso llegaron a agredir físicamente a muchos de sus compañeros. Muchas veces fue testigo de cómo los policías amenazaba a sus amigos, al punto de ponerles una pistola en la cabeza. Mientras más fuera la mercancía que le quitaran a los piratas, mejores y mayores eran las “congratulaciones” que les daban. Muchas veces tuvo que empezar de nuevo. La ventaja era que ella siempre guardaba dinero por si algo llegara a pasar. Era muy responsable y siempre tenía un as bajo la manga, muy diferente a algunos de sus compañeros que cuando la policía les quitó todo,


Por » Marlen Mera «

Yo estaba tirando piedra, aunque tenía muy mala puntería, cuando sentí un calorcito en la pierna derecha pero no le hice caso y al rato mis compañeros me dijeron ¡mirá, eso es sangre! Así lo recuerda Carlos Botero, participante activo de la manifestación en la mañana del 26 de febrero del 1971. En ese entonces, era un estudiante de tercer año de arquitectura de la Universidad del Valle, integrado a la emoción colectiva que recorría el mundo entero con aires de revolución. Viet Nam, los Beatles, los Rolling Stones, las drogas, la píldora anticonceptiva, la minifalda, las revoluciones cubana y maoísta, el Che, Fidel, el imperialismo, la salsa, la lucha agraria, la represión, y en un rinconcito del trópico: Cali, San Fernando, Univalle, piedra, consignas, gases lacrimógenos, bolillo, bombas molotov, disparos, gritos, silencio. Universidad del valle, día 26 de febrero ¡no lo olvide compañero! Eran los días de Alfonso Ocampo Londoño, rector de la Universidad del Valle. Se le acusaba entre otras cosas de defender los intereses lucrativos de diversas fundaciones estadounidenses como la Ford, Rockefeller, Kellog y Nebraska, y de empresa privadas que invertían en la misma, según los estudiantes, con fines sospechosos. A esta lucha se unieron algunos colegios de Cali, en especial Santa Librada, Eustaquio Palacios, el Antonio José Camacho, el Inem, y el Politécnico. La Universidad Santiago de Cali también calentó su brazo en solidaridad con el estudiantado; así lo afirma Henry Montesdioca, egresado del alma mater: En esa época en la universidad había una corriente que eran los troskistas de corte socialista, estaban los maoístas y los del partido comunista. Se hacían unos debates muy tenaces porque había unos compañeros


al interés de hacer sentir su autoridad suprema, al desconocer la terna propuesta por los estamentos estudiantil y profesoral, para contrarrestar la unión gremial y la lucha por la participación en las decisiones de la Universidad1. Los señalamientos eran directos; a Ocampo Londoño se le sindicaba de defender los intereses capitalistas de los interventores estadounidenses y de la empresa privada de la región. Se trataba de formar estudiantes con visión de productividad y acumulación de capital. El reclamo por una educación con contenido social y el rechazo a una arquitectura de élites que no contemplaban las necesidades de la población, fueron los detonantes de la protesta. Paradójicamente, la mayoría del estudiantado de ese momento en Univalle pertenecía a una clase social alta; los estudiantes llegaban en carro y los profesores en bus o a pie. La burguesía caleña había logrado que el Estado colombiano les hiciera una gran universidad para sus hijos, nos dice entre carcajadas Carlos Botero, quien sobrevivía en esta ciudad gracias a la generosidad de sus hermanas. De allí el desconcierto en la cara de todos, cuando en Popayán, su ciudad natal, se enteraron del por qué estaba hospitalizado. Alguien comentó imprudentemente ¿este muchacho si estará estudiando? Allí empezó la pelea, con cuatro estudiantes muertos ¡no lo olvide compañero! El estudiantado estaba organizado en la FEUV (Federación de Estudiantes de la Universidad del Valle), recibía el poyo externo de muchas universidades, obreros y estudiantes de secundaria de la ciudad. Desde el mes de octubre de 1970 se inició el traque eran unos grandes oradores y se probaban en el discurso. En bajo desatando algunos acontecimientos que se vivieron con consecuencia, se trataba de un estudiantado inquieto que apoya- mayor intensidad en febrero del año siguiente. El 24 de febrero ba las huelgas obreras, formados para el debate público, sensibles se citó para que el 25 en la Plaza de Caycedo se adelantara la al trabajo comunitario y versados académicamente. denuncia con documentos, fotos, teatro y debate público2. Una toma que se caracterizaría por la seriedad, justicia y peso de las Lucero, una estudiante de la época “victoriana” de la Normal denuncias. La invitación era clara, “Todos a la Plaza de Caycedo Nacional de Señoritas, recuerda con emoción el día que los es- mañana jueves de 9 am a 3 pm”3 bajo las consignas de: “¡Viva el tudiantes de la del Valle estuvieron en la Normal animándolas a participar en las manifestaciones: qué rico ver a esos muchachos, es que casi no se veían hombres por allá. Las profesoras permitieron que los escucháramos pero a penas se fueron cerra- 1 Acta No 02, Consejo Superior Universidad del Valle, febrero 3 de 1971, ron las puertas, nos encerraron a las más grandes en un salón Archivo Consejo Directivo. y la rectora de ese entonces nos dijo que cómo era posible que 2 FEDERACIÓN DE ESTUDIANTES DE LA UNIVERSIDAD DEL VALLE, Desarrollo político del movimiento estudiantil 1971-1972, Universidad del fuéramos a dañar el buen nombre de la institución participando Valle, Cali, 1973, p 22. en esa marcha y al decir esto tomó tanto impulso que casi se va de bruces. Ese mismo día y con algunas cuadras de distancia, 3 Op cit, p 73. Guillermo Bocanegra, estudiante de cuarto año de bachillerato del colegio Antonio José Camacho, también escuchó la misma invitación, pero a diferencia de Lucero, él si pudo salir con sus compañeros a las calles. Desde ese día le gustó el tropel. ¿Quién inició el conflicto? A ciencia cierta nunca se sabrá, sin embargo desde el bando del movimiento estudiantil, se señala a Ocampo de autoritario, acusándolo de desconocer los procedimientos democráticos de nombramiento y los estatutos de la universidad. Imponiendo en la decanatura de la división de Ciencias Sociales y Económicas el nombre de Julio Mendoza, que no era de los afectos de los estudiantes y que no cumplía con los requisitos que los estatutos exigían. Asimismo, lo muestra el acta del Consejo Directivo, la elección del doctor Julio Mendoza como decano obedeció a la amistad del rector y


movimiento estudiantil!, ¡Fuera Ocampo Londoño de la univer- Al día siguiente, la ciudad amanece bajo otros titulares; Día sidad! y ¡Fuera el imperialismo yanqui de la universidad!” trágico: 8 muertos y 47 heridos, Colombia bajo Estado de sitio, La ciudad convertida en campo de batalla que reflejaban los La participación fue masiva y la plaza se llenó. El 26, el diario El desórdenes cometidos horas antes en las calles. La policía entró País tituló: Estudiantes y bailarines “se toman” las calles de Cali. a la universidad a eso de las cinco de la mañana deteniendo a El día anterior, las danzas del Paraguay se hicieron presentes en varios estudiantes que vigilaban las dependencias de la rectoría. la Plazoleta de San Francisco mientras que en la Plaza de Cayce- A las nueve y media de la mañana se reunieron los estudiantes do desde las nueve de la mañana se hacen unas denuncias y la de la Universidad del Valle ubicada en el barrio San Fernando y copan con unas carteleras muy bien elaboradas puestas en pa- de otros planteles educativos y después de discutir la situación neles. Yo cursaba el segundo año de literatura en la Universidad y reportar que en las instalaciones de la Universidad se enconSantiago de Cali que quedaba a tres cuadras de la plaza y eso me traban cerca de quince compañeros aislados por la policía, remarcó mucho. Sentí una fuerza política y una gran capacidad de solvieron marchar al rescate y atacar por diferentes partes, en denuncia. Estaba muy atravesada esa experiencia por el discurso forma coordinada, con piedras, palos y bombas molotov. La antiimperialista y por consignas ideológicas contra la presencia universidad era caos, la masa enardecida formó una calle de de los yanquis en el país, en la ciudad, en la universidad, recuer- deshonor por la cual debía pasar el sindicado, el rector apareció da Alejandro Ulloa, docente de la Universidad del Valle, quien por fin entre la multitud y con un manotazo se abrió paso por asevera que es uno de los momentos más significativos de uso entre el gentío. Así salió de lo que una vez consideró como una político que ha tenido la Plaza de Caycedo. Según el testimonio hacienda, “la vietnamita sacó casi del pelo a Ocampo Londoño y de Vicky Donnneys, carismática líder del movimiento estudian- los estudiantes lo recibieron a huevo y tomate”5 til, más conocida como “la vietnamita”, “(…) habíamos hecho simplemente la exposición de unas grandes pancartas con los Todo parecía indicar que se trataba de un enfrentamiento más aspectos esenciales del problema y había gente cantando allí en entre las fuerzas del orden y los universitarios, hasta que se prola Plaza de Caycedo. Había sido algo exitoso porque recibimos dujeron los primeros disparos que acabaron con la vida de cuatro mucha solidaridad y pienso que realmente eso fue lo que hizo estudiantes. Uno de ellos identificado como Edgard Mejía Vargas, pensar a determinados sectores del gobierno, de la universidad apodado Jalisco, alumno de quinto año de arquitectura y destamisma. ¿Qué dimensiones iba a tomar el movimiento?, algo muy cado deportista del Valle del Cauca. De acuerdo con el reconocipoco realista a mi manera de ver, porque nosotros hasta ese mo- miento del médico legista y de los patólogos que practicaron la mento no planteamos ningún otro tipo de reivindicaciones fuera diligencia de autopsia, se estableció que la muerte del estudiante de la Universidad o sea que era un movimiento que buscaba la se produjo al recibir en la cabeza un disparo en momentos en que forcejeaba con un uniformado al que se pretendió desarmar. Sin solidaridad de la ciudadanía para algo muy especifico…”4 embargo Hernán Toro, estudiante de tercer año de letras en 1971 De nuevo, los 5.691 metros cuadrados de la plaza fueron tes- contradice esta versión: Pura mentira, yo estaba al lado de Jalistigos de una toma pacífica que tenía por objetivo exponer el co cuando lo mataron, estaban disparando a matar. Por su parte conflicto que vivía la universidad a la gente del común, por Botero afirma que conoció al compañero porque era muy popular medio del teatro, de la poesía, y del discurso. La Plaza era el y asegura que a Edgard no le interesaba sino el voleibol, mínimo centro de la ciudad, era realmente importante. Lo que pasó allí iba para el CDU (Centro Deportivo Universitario) y se encontró con fue como una gran fiesta política y la gente era muy sensible la muerte en el camino. Toro recuerda: lo sacamos del lugar y lo a esto, pero el gobierno lo entendió como un acto peligroso, llevamos cargado al Hospital Departamental. Luego de dejarlo allí, recuerda Hernán Toro, por ese entonces representante de la me vengo a pie por la calle quinta y llego a la Plaza de Caycedo a Facultad de Humanidades a la FEUV. eso de la una de la tarde y allí confluyen manifestaciones populares que salen de los barrios. Veo a mi alrededor y hay enfrentamientos, entonces salgo hacia San Fernando y me quedo en la casa de mi novia y esposa de hoy. A pocos metros de la Universidad del 4 Testimonio de Vicky Donneys tomado de HERRERA Vianney, MoviValle, Henry Montesdioca acompañado de su primo Andrés Caicemiento estudiantil Universidad del Valle -1971 como fuerza social y do huían del tropel pero llevaban la evidencia de todo lo ocurrido su influencia histórica, Cali, 1991, p 134. en una mochila: En el movimiento estudiantil tuvimos una información de que la Universidad del Valle iba a ser tomada. Entonces, nos conseguimos una cámara prestada e hicimos un cambuche detrás de la universidad y comenzamos a filmar todo. Venía una concentración de estudiantes por el Parque del Perro, nos fuimos hacia esos lados y adelante venían con banderas, entre ellos Edgard Mejía Vargas, y en el momento en que dan la orden de disparar a la manifestación, nosotros logramos captar todo desde el momento en que el soldado levanta el fusil y la cámara enfoca a Edgard y éste cae. La manifestación se dispersa ante los disparos, los primos son identificados y perseguidos pues la tropa se da

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Testimonio de H Rivas, tomado de HERRERA Vianney, Movimiento estudiantil Universidad del Valle -1971 como fuerza social y su influencia histórica, Op cit, p 132.


cuenta de la filmación. Caicedo corre, saca el rollo, lo guarda, la cámara se cae, mira a Montesdioca pero ya no corre a su lado.

hombre silencioso por una situación que se estaba viviendo, no se trataba de la violencia física de que te ponían un fusil o te disparaban desde una motocicleta, aunque no veías un río corriendo Luego vino la masacre, con muertos, sentías el miedo colectivo, la inseguridad total7. con 11 muertos del pueblo 15 fueron, compañero ¡no lo olvide compañero! 15 los muertos del pueblo Por su parte, Vicky Donneys recuerda: Entonces la radio co15 semillas de sangre menzó a decir “Mataron a un estudiante de la Universidad” y que florecerán de nuevo de manera casi espontánea en los barrios populares las cosas se prendieron. Nosotros no fuimos directamente, porque no- Hacia las dos de la tarde el entonces Presidente de la República sotros estábamos ocupados en tratar de ir hacia el centro y Misael Pastrana Borrero, decretó el toque de queda. A partir de estábamos aquí rodeados. Eso fue la ciudadanía de manera allí el silencio se apoderó de la ciudad, se aplicó la vieja costummuy espontánea, lo que se dio en los barrios populares. Fue la bre de dividir para reinar; la tropa en las calles, los estudiantes ciudad, la ciudad se levantó a protestar6. Esa tarde, Donneys escondidos, los detenidos en las cárceles, los muertos en la mortuvo que movilizarse rápidamente para no ser detenida, per- gue, Hernán Toro asilado en la casa de su novia, Carlos Botero henoctando en diferentes casas dentro de la ciudad y algunas rido en el hospital, Lucero Charria feliz porque no le tocó madrugar, veces en el campo. Eso fue un caos, corría todo el mundo, se Henry Montesdioca prófugo de la justicia y Guillermo Bocanegra escuchaban disparos, bombas. Eso era como una guerra. Iba orgulloso de su primera pedrea. Al otro día muy tempranito salí hacia los lados de Santa Librada por la calle quinta y en el para el TEC (Teatro Experimental de Cali) y le cuento al maestro transcurso del recorrido vi como iban cayendo otros estudian- Buenaventura lo que había pasado. Allí estaba un grupo de mútes y transeúntes. Luego hice una arenga en la Loma de la Cruz sica del Pacífico, entonces entre todos hicimos una poesía que y salió toda esa gente con machetes, pistolas, con lo que en- luego se convirtió en canción: “26 de febrero, no lo olvide comcontraban, asegura Montesdioca, testigo de la manifestación pañero”. La idea del texto fue del maestro y nosotros le ayudamos popular que se desencadenó espontáneamente en las calles. en la música, afirma Montesdioca. Canción que se convirtió en un himno popular y años más tarde en una obra de teatro. Varios estudiantes, principales dirigentes del movimiento estudiantil, también fueron detenidos por la policía la cual se apo- Hoy, treinta y siete años después, los implicados recuerdan yaba en las directrices que había recibido del brigadier general cómo ese hecho marcó sus vidas. Eran jóvenes, eran estudianJorge Robledo Pulido, comandante de la Tercera Brigada del tes y la universidad pública era el único espacio para confronejército: Que las autoridades tienen conocimiento de que grupos tar las ideas. Los estudiantes de esa época eran más estudiansubversivos aprovechando los últimos acontecimientos acaeci- tes que los de ahora, afirma Botero, seguro de sus palabras dos en la guarnición de Cali, pretenden realizar toda clase de ac- pues por sus clases han pasado muchas generaciones de lídetividades autoritarias contra la paz y la tranquilidad ciudadana res estudiantiles menos versados que los de antes. tales como: saqueo, incendios, atentados personales y empleo de franco tiradores. En tal virtud, las Fuerzas Armadas han recibido instrucciones amplias y precisas para reprimir cualquiera de estas acciones en forma enérgica. A la vez también se le pide a los medios de comunicación abstenerse de dar información no confirmada a la opinión pública; y a la ciudadanía, se le solicita permanecer en sus casas y acatar todas las instrucciones que emitan las autoridades, insistiendo que quien se encuentre en las vías públicas será responsable que se le catalogue como elemento subversivo. A pesar de ello, Montesdioca continúa transitando por las calles y llega a la Universidad Santiago de Cali: Nosotros teníamos un mimeógrafo y sacamos una serie de comunicados 7 VASQUEZ, Carlos (presentación y selección) , País de memoria, Diálogos con Arturo Alape, Universidad del Valle, Cali, marzo, 2003, p 93 que iban a la opinión pública y yo me ofrezco para ser el vocero. Me descuelgo por una ventana de la universidad y llegando a la séptima con sexta viene un comando del ejército y me atrapa. Entonces pasa una volqueta del municipio que recogía gente y además con ese poco de comunicados que llevaba escondidos en la chaqueta, apenas la veo me subí. En ella iban serenateros, prostitutas, gamines y todo el mundo para la Plaza de Toros. El escritor, periodista, pintor e investigador Arturo Alape habló sobre la violencia de esos años: Por ejemplo, en 1971 en Cali, uno no podía hablar por teléfono, trataba de borrar su historia o la de sus amigos, sus direcciones. Uno sentía que se convertía en un 6

Testimonio de Vicky Donneys, tomado de HERRERA Vianney, Movimiento estudiantil Universidad del Valle -1971 como fuerza social y su influencia histórica, Op cit, p 137.


Por » Ana Paola Angulo «

Pedro Mario Cortés no sabe cuántos machetazos debe dar en el día para cortar varios tajos de Caña de Azúcar. Sus brazos oscuros y robustos se ven brillosos después de estar expuestos al sol por más de 12 horas. Se ven cansados. Pero no es únicamente el sol el que los tiene sudorosos y pegajosos, también es el calor. Un aire caliente que se desprende del suelo y una niebla espesa que se desplaza por todo el cultivo provienen de un fuego que se desató minutos antes, producto de la quema de Caña de Azúcar. Sobre la historia del cultivo En el Valle del Cauca se cultivan alrededor de 200.000 hectáreas sembradas de Caña de Azúcar, que se encuentran a lo largo de todo el valle geográfico del río Cauca, y son más de 36.000 familias las que se benefician directamente de este monocultivo. Familias que cuentan la historia de la utilización de mano de obra esclava, inicialmente indígena, suministrada mediante las llamadas “encomiendas” o cuotas de trabajadores que se imponían a las comunidades y finalmente con esclavos de origen africano. Pedro Mario hace parte de esa historia que hoy es el producto de la existencia de 13 ingenios azucareros en el Valle del Cauca y de la importancia de este sector industrial para la economía de la región. Su abuelo fue cortero de caña. También lo fue su padre. A principios del siglo XX su abuelo, un hombre con grandes rasgos negroides, contextura gruesa, labios anchos de gran espesor y piel extremadamente morena, pasaba los días en medio de siembras de Caña de Azúcar. Trabaja duro, muy duro. Siempre cobijado por extensas hectáreas de cultivo. Su rostro de facciones duras e indelebles se asomaba entre las hojas al vaivén de su machete.

Portaba botas negras, machete bien afilado, sombrero y ese trapito rojo que siempre lleva su nieto como compañía en las arduas jornadas de trabajo. Su hijo, el padre de Pedro Mario, aprendió a trabajar la Caña y a quererla a pesar de las difíciles condiciones. De niño creció viendo y oyendo hablar a su padre sobre tajos, hectáreas, altura de la Caña, salario… Asímismo lo oyó y lo vio su hijo Pedro. Son distintas épocas que se impregnan sosegadas a las manos de este cortero que tiene que trabajar incansablemente bajo la escasa sombra de la Caña para dar el sustento a su familia. Tiene que soportar la furia del sol que cae en las tardes. Un sol que suele asomarse desde temprano y esconderse pausadamente. Ese sol incandescente se aferra a la piel de Pedro ocasionando una disputa por penetrar hasta sus huesos para evidenciar su cansancio. Por ese mismo sol es posible que crezca adecuadamente la caña. Sus brillos la estimulan. Hay condiciones idóneas en el Valle del Cauca para que en todo el año sea posible su cultivo. Razones como la caída apropiada de temperatura entre el día y la noche, disponibilidad de agua, lluvias adecuadas y fertilidad en los suelos son más que suficientes. Es el medio ambiente el que brinda las posibilidades para que este sector industrial continúe existiendo. La tierra es amable. También la temperatura. Así mismo los corteros. Pero esa suerte de buenas circunstancias tiene una pelea con el cultivo. Pelea que se extiende a la población porque la quema de la Caña de Azúcar está afectando al medio ambiente, a los corteros y a la región. La lluvia Pavesa Doña Elba vive en Cali desde hace algunos años. Ha vivido tranquila. Disfruta del clima tropical; de las tardes calurosas, las mañanas frescas… También se complace con los productos de la región. Consume panela, y mucho azúcar. Pero hay algo que la preocupa. Ella vive en el barrio Meléndez, y siempre, al salir a su patio o al frente de su casa, ve cenizas. Son muchas cenizas. Lo que ve es el derivado de la pavesa. La pavesa es la parte que salta de una materia inflamada y acaba por convertirse en ceniza. Esa misma que proviene de la quema de la Caña de Azúcar. Con la ceniza se ensucia la ropa que ha quedado en los tendederos. Los patios se nublan de una mancha negra que se esparce con el viento. Y lo peor es que afecta a las personas. Según los ingenios azucareros, la quema de la Caña permite el mejor rendimiento del procedimiento de la cosecha. Pedro Mario


también piensa lo mismo. Para él es mejor que quemen la caña porque se hace más fácil su trabajo, pero ignora el riesgo que corre su cuerpo. Su cuerpo de 36 años se ve expuesto a cambios bruscos de temperatura. Se afectan sus ojos, su piel, sus manos y también su aparato respiratorio. Cuando realizan la quema, los cultivos se visten de un color rojizo parecido a una caldera. El viento se vuelve caliente. Calientísimo. Y el lugar se viste de luto pues el fuego arrasa con toda especie animal que viva o transite por allí. En ocasiones no ha pasado mucho tiempo después de la quema y los corteros son conducidos al cultivo. Personas como Pedro se ven obligadas a internarse en un espacio de fuego que se derrama por su cuerpo. Lo peor es cuando llueve porque el cambio repentino de temperatura es bastante perjudicial para la salud. La lluvia cae sobre los corteros dejándolos fríos a sabiendas que segundos antes estaban ardiendo por el calor.

Desafortunadamente la Asociación de Cultivadores de Caña (Asocaña) no dio una buena respuesta al conocer esta investigación. La tesis de Dávalos, posterior a su sustentación, fue publicada en la revista “Desarrollo y Sociedad” en mayo del 2007. Asocaña no simpatizó con el contenido de la investigación y entonces envió una carta alegando la invalidez de los resultados. Sin una argumentación académica, la asociación de cultivadores insiste en que “el estudio no presenta información confiable que soporte las afirmaciones; por lo tanto, no es válido considerarlo como una fuente de información y mucho menos de decisión”1.

Mientras los ingenios no se concienticen del daño que causan al medio ambiente, la ceniza seguirá viajando por toda la región. Así mismo Pedro Mario seguirá trabajando entre la llama ardiente del sol y el fuego que quema la caña. Muchas más personas seguirán siendo afectadas por las micropartículas hasta que se desate una polémica ambiental fuerte que esEl humo penetra en los ojos. Pedro Mario cuenta que los suyos timule respuestas desde el Ministerio del Medio Ambiente. En se vuelven rojos y se reducen en tamaño. Su mirada se encien- Colombia las cosas funcionan de esa forma. de en llamas ante la presencia de miles de hectáreas que junto con sus compañeros deben cortar. Lo que siente le es natural. Quizá Pedro Mario envejezca contando los tajos de Caña bajo el De todas maneras le toca continuar con su trabajo. sol y la lluvia que caen en el Valle del Cauca; permanezca aspirando el humo y la ceniza que le ayudan a hacer más rápido La ceniza viaja por los cielos del Valle del Cauca despidién- su trabajo. O tal vez dejará su machete afilado al lado de las dose de los ingenios de los cuales brota. Después de invadir botas y el trapito rojo. No se sabe cuál será su destino, pero la los organismos de los Corteros, el humo se expande presuroso verdad es que si nadie hace nada por parar esa lluvia pavesa, ayudado por el viento. Las partículas de humo inundan las ca- el Valle del Cauca se vestirá de negra ceniza. lles de las ciudades y los municipios vecinos sin que puedan ser vistos por la gente. Son gases como monóxido de nitrógeno que tienen efectos tóxicos sobre los humanos. Son tan pequeñísimos que no alcanzan a ser vistos por ninguna persona. Las cenizas contienen potasio en altas cantidades y al tener contacto con el agua tienen un elevado poder corrosivo sobre automóviles, casas, estantes, entre otros. Manchan la ropa y generan basura que resulta incomoda y difícil de eliminar. Una investigación sobre la pavesa Eleonora Dávalos, palmireña, para optar por el titulo de Magister en Economía Ambiental de la Universidad de los Andes, decidió indagar por el efecto de la caída de la pavesa. Según un artículo publicado en el diario El Espectador, este fenómeno llamó la atención de Eleonora quien después de 14 años tuvo la oportunidad de investigarlo. En el mismo artículo se dice que la palmireña hizo recolección de datos oficiales del 1 año 2004 y logró precisar que la quema de caña de azúcar es la responsable de la aparición de partículas que son tan pequeñas que pueden ser aspiradas por las personas. Partículas que son altamente contaminantes. El estudio de Dávalos fue titulado La Caña de Azúcar ¿una amarga externalidad? Con él se pudo comprobar la amarga situación que presentan municipios como Palmira por efectos de la quema de caña. Enfermedades como bronquitis y faringitis fueron mayormente consultadas en el hospital San Vicente de Paúl de Palmira, según la muestra tomada por Dávalos en su investigación. Este agrio panorama pudo, al menos, ser comprobado científicamente para lograr concientizar a la población del Valle del Cauca y en especial a los cultivadores de caña de azúcar, es decir, los trece ingenios que subsisten en el departamento.

Fragmento de carta enviada al diario El Espectador.


Por » Tomás Eloy Martínez «

Los siguientes fragmentos son retomados de la relatoría sobre el “Taller de periodismo narrativo”, dictado por el escritor y periodista argentino Tomás Eloy Martínez, organizado por la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI) y la Corporación Andina De Fomento (CAF). En ella, presenta las relaciones y límites entre el denominado periodismo narrativo – para él el mismo Nuevo Periodismo- y la literatura; además, hace una defensa pertinente en estas épocas de información inmediata, del auge del diseño y de estadísticas, al valor de la historia personal para contar los grandes temas de actualidad. El taller se dictó en Santiago de Chile, del 10 al 13 de agosto de 2004, y la relatoría estuvo a cargo de Juan Pablo Meneses. La versión completa se encuentra en la página oficial de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano. Lo que se llama Nuevo Periodismo y, en mejor forma, Periodismo Narrativo, no es algo muy nuevo. Y para analizarlo, no podemos separar el medio donde se reproduce con el trabajo periodístico en sí mismo. Como ustedes saben, cuando


el periodismo moderno nace a mediados del siglo XIX, básicamente la información llegaba de telegramas de ultramar y se publicaba tal cual. La mayoría de las noticias eran lo que ahora conocemos como avisos clasificados, informaciones sobre barcos que llegaban o partían. No había entrevistas, no había reportajes, la información era telegráfica: “Estalló una guerra en tal parte”; “Hay tantos muertos en tal otra”. Era brevísima.

gracias a una novela. Una novela que, en esos años, usaba muchos elementos de lo que posteriormente se conocería como periodismo narrativo. Es decir, el periodismo narrativo nace y es un heredero de las novelas. (…) El Periodismo Narrativo es información organizada como relato, pero es también el intento de convertir el relato en una forma de arte a través del empleo de técnicas múltiples, como en la novela. Con la actual explosión de la información, con esto de las noticias instantáneas, el lector en general desea una información o un trato a la noticia con mayor profundidad. El lector quisiera que lo apartes un instante de ese vértigo noticioso actual y le digas: Mira, presta atención a esta historia, esta historia es diferente, esta historia te concierne como ser humano, esto te importa, esto afecta tu vida, esta historia modifica tu forma de ver las cosas, tiene que ver con tu mundo y aquí está.

La zona que ahora conocemos como Periodismo Narrativo empezó a cubrirse con las novelas. Estas fueron el primer ejemplo de periodismo narrativo que circuló, a través de los textos de Balzac, Dickens, Dostoevsky, Alejandro Dumas. Pero ¿qué ocurría? Por ejemplo, Charles Dickens investigaba como si se tratara de un texto periodístico. Hay una novela de él, muy conocida, que se llama Nicholas Nickleby, que es una especie de gran acusación, de gran desafío contra los defectos graves de la enseñanza en Inglaterra, donde los padres internaban a sus chicos pagando altas sumas de dinero y resultaba ser que la alimentación era insuficiente, los vejámenes a los estudiantes eran atroces, un De alguna manera lo llamas a una histoverdadero calvario. Todo eso se conoció ria distinta, lo apartas del flujo informa-


tivo. Por eso mismo es que el Periodismo Narrativo es mucho más laborioso que el periodismo convencional, porque tiene una cierta forma de interpretación y análisis muy cuidadosa del relato. Pero, por lo mismo, las gratificaciones para el escritor son mucho mayores que con las del periodismo convencional. (…) Una de las claves del Periodismo Narrativo es la personalización. Es decir, lograr que 3 o 4 personas representen un fenómeno colectivo. Si decimos que 480 personas murieron en el hipermercado de Asunción, estamos dando una cifra que no nos afecta. Pero si decimos que la señora Elida Pérez y sus dos niños de repente vieron que se caía una viga incendiada del techo, intentaron caminar hacia la puerta y un grupo de guardias las repelieron y las obligaron a retroceder, y vieron los cadáveres llameantes de dos o tres amigas cercanas que estaban allí a su lado... Es así como el drama y la tragedia se transforma en comunicable, real, de mayor intensidad. Contagia y puede identificar un conflicto que afecta a la especie humana en términos generales y como tal es importante. La importancia de la personalización, es porque gran parte de la base del Periodismo Narrativo se cuenta a partir de personajes. (…) La gracia de todo buen trabajo de Periodismo Narrativo es la arquitectura de la nota. Muchas veces uno se detiene a pensar cuál es la arquitectura que más conviene para un texto. Y a veces sale rápido y, otras veces, no sale en seguida. En mi caso, yo recuerdo, no con un texto periodístico pero si con una novela, La Novela de Perón, que tardé fácilmente cinco años para encontrar la estructura adecuada hasta que descubrí que el regreso de Perón a la Argentina, la concentración de millones de personas en el aeropuerto de Ezeiza, servía como una bisagra para establecer un antes y un después en su vida, un antes y un después en la historia, y eso me permitió avanzar. En el momento en que uno encuentra la arquitectura, de veras, uno encuentra

todo. Cuando se te ocurre un tema y la arquitectura, todo a la vez, es maravilloso, porque tienes lo que vas a decir y el modo de narrarlo. Cuando se te ocurre al mismo tiempo el principio y el fin del relato, es maravilloso. Hay que tener en cuenta la frase inicial, que debe agarrar al lector de la solapa y no soltarlo del cuello. Le decimos al lector: “Aquí te tengo y no te suelto y aquí te quedas y no dejo que pierdas la atención ni un instante”. Y le debemos dar mucha importancia al final, que debe estar todo interrelacionado con el inicio: como en una sinfonía, que los acordes se van oyendo todos a la vez. Estamos hablando de un texto donde el autor tiene que tener una especie de control constante sobre lo que está haciendo, sobre cada una de las palabras que usa, sobre cada una de las escenas que pone, y control sobre el comportamiento de cada uno de los personajes. La desventaja del Periodismo Narrativo, con relación a la novela, es que no puedes poner palabras de mentira. Por eso, es un trabajo más difícil el periodismo narrativo. En las novelas puedes inventar. Acá nada. Por eso el arranque y el cierre son tan fundamentales. (…) Uno de los principales ejes del Periodismo Narrativo es que se dedica a poner en escena un dato, un hecho de la realidad, y convertirlo en un episodio de la vida. Darle vida a un dato: eso es, básicamente, el Periodismo Narrativo. En vez de decir “el petróleo subió hoy a 45 dólares el barril”, decimos, “el señor Juan Pérez fue a cargar gasolina y descubrió que había subido 45 centavos y el vendedor le dijo, lo que pasa es que hoy el barril del petróleo subió a tanto”. Otro eje es el efecto de lectura. De qué modo nos relacionamos con el lector y qué tipo de impacto de lectura le proponemos. Es decir, “me tienes que leer de esta manera”, o “te creo suspenso hasta aquí”, o “te llevo de la mano de un solo personaje”, o “te llevo de la mano de cinco o seis personajes”. Las pausas son muy importantes. Pueden ser marcadas por comas, por guiones,


por dos puntos. El ritmo es fundamental (…) en el Periodismo Narrativo. Los signos de puntuación no solamente sirven para Yo siempre sostengo que hay tres lealtamarcar las pausas obligatorias dentro des en los escritores de textos periodísdel texto, sino que sirven para imponer ticos que son centrales, y una sola lealun cierto ritmo en el relato. Los signos tad en el escritor de ficción. son esenciales. Fundamentales. Las lealtades centrales del escritor de textos periodísticos son, primero, una (…) lealtad con su público. El autor de periodismo narrativo sabe muy bien cuál es Cada texto tiene un tono, como en la el público al que se está dirigiendo. En música. Y necesita ser contado de una general, los periodistas sabemos a qué determinada manera. Es importantísimo público vamos dirigidos y servir a ese púencontrar ese tono. A veces es el tuyo, blico es esencial. Otra es la lealtad con pero adecuado al tema. Un tono más trá- la verdad, con que lo que digo efectivagico. Como en los textos de Martí: Martí mente ocurrió. Y la otra es la lealtad a la encontró el tono a través de la onomato- ética personal, a no aparecer firmando peya, de la coloración y del sonido de las textos que vayan contra la creencia de palabras. Puedes encontrar el tono a tra- uno. A no decir algo en lo que no estamos vés de la audición, de la insinuación, de de acuerdo. las atmósferas. Puedes encontrar el tono a través de la relación del personaje con En el caso del novelista, en cambio, hay su realidad. Puedes encontrar el tono a una sola lealtad. La lealtad a si mismo, a través de frases cortas, o de frases largas. su propia libertad, a las afluencias de su A través de párrafos breves. De párrafos propia libertad. Y no tiene otra lealtad extensos. Finalmente, el relato respira. Y posible. No tiene lealtad con la verdad. cada relato debe respirar de manera di- Faulkner dijo en una entrevista, en 1951, ferente. Y además, ese tono te va dictan- dijo que la moral de un escritor es como do el hilo conductor, para que el relato se la moral de los buitres: se alimenta de la vaya viendo en una dirección. carroña, no le importa nada, está desprendido del mundo, lo que le importa es terminar su obra aunque eso le signi(…) fique matar a su madre. Porque si no se saca la obra de adentro, tiene que morir El Periodismo Narrativo es, necesaria- él. Esa es la moral del escritor: una moral mente, un producto literario. Pero es de la inmoralidad. diferente a la literatura. El periodismo narrativo está basado, fundado y fundamentado por la certeza. Por sobre lo que cada uno cree, de buena fe, que es la certeza, la verdad. Porque la verdad, como ustedes saben, es relativa. Igual que la objetividad. La verdad como tal no existe. Hay tantas verdades como seres humanos. Nunca dos personas leen el mismo libro. Y ni siquiera una misma persona lee el mismo libro en tiempos diferentes: no soy la misma persona mañana. Pero la base del periodismo narrativo es que los hechos que se narran son ciertos, o son todo lo cierto que la conciencia y la buena fe del periodista lo permite. No hay forma alguna de invención posible. Mientras que la cualidad de la literatura propiamente dicha, de ficción, está basada sobre la ambigüedad, la duda, la alusión, la elisión, elementos diferentes al Periodismo Narrativo.


Por » Colin Thubron2 « » Traducción: Hernan Toro «

1.

Esta entrevista fue publicada por la revista Le Nouvel Observateur # 2282, del 31 de julio al 6 de agosto de 2008, y realizada por el señor Gilles Anquetil. Su traducción y su publicación cuentan con la generosa autorización del entrevistador y de esa prestigiosa revista, la que sigue conservando todos los derechos de autor reconocidos por la ley.

2.

En el verano del 2008, la revista Le Nouvel Observateur publicó una serie de seis informes especiales sobre sendos “maestros del pensamiento y de la creación”: el filósofo francés Pierre Hadot, el dibujante de historietas norteamericano Robert Crumb, el arquitecto francés Jean Nouvel, el paleontólogo francés Michel Brunet, el poeta y crítico inglés Michael Edwards y el escritorviajero británico Colin Thubron (objeto de la presente entrevista y quien acababa de publicar su último libro de viaje llamado “La Sombra de la ruta de la Seda”, al cual se hace referencia en este texto).

Le Nouvel Observateur.- ¿Cómo puede alguien llegar a ser un escritor viajero? Colin Thubron.- Cuando yo tenía ocho años de edad escribía pequeños poemas, como hacen los niños. El amor por las palabras me llegó antes del gusto por el viaje, que se desarrolló por razones familiares: mi padre había sido trasladado al Canadá, luego a los Estados Unidos. Yo pasé mi infancia atravesando el Atlántico en los dos sentidos. A partir de los 12 años de edad yo vivía en una pensión en Inglaterra pero pasaba mis vacaciones en el Canadá o en los Estados Unidos. Para un niño de la inmediata posguerra, era una verdadera expedición y un goce inaudito viajar solo en avión. ¡Nunca había visto el neón antes de ir a los Estados Unidos! Tanto las luces de Times Square como los ríos y los lagos canadienses fueron revelaciones extraordinarias para mí, que llegaba de una Inglaterra arrasada por la guerra. Así fue como sentí por primera vez la exaltación del viaje. Pero ya entonces amaba las palabras. Esas dos pasiones, la escritura y el viaje, fueron de entrada indisociables. N. O.- Su primer relato de viaje hablaba de Siria y de Damasco. ¿No había en


ello una actitud romántica típicamente inglesa, a la manera de Lawrence de Arabia, en ese encuentro juvenil con el Medio Oriente? C. Thubron. Sin duda alguna. Pero contrariamente a Lawrence, Thesiger o Philby, que estaban enamorados de los Beduinos, a mí me interesaban más las ciudades que el desierto. A los 22 años yo me encontraba embrujado por la magia urbana de Damasco y de Alep. La idea de Damasco y de su pasado me gustó todavía más que la ciudad misma. Me enamoré de ella. Y luego, a lo largo de mi permanencia, el misterio se esfumó en provecho de la genealogía, la fascinación dejó su lugar al conocimiento.

ción. La excitación del viaje en solitario, la exaltación de la escritura. Uno siente una excitación particular viajando con el propósito de hacer un libro: todos los sentidos están despiertos. Uno saca todas sus antenas. El verdadero lujo consiste en tener tiempo y en enfrentarse a la dificultad de elegir entre tantas cosas posibles. Si en algún lado nada le inspira, siempre es posible ir a un sitio distinto. Hay que aprender a esperar. Pero se siente siempre una cierta inquietud cuando nada ocurre. Yo hago muchas investigaciones para preparar mis viajes. Yo sé pues cuáles ciudades, cuáles paisajes, cuál historia me esperan. Es a la gente a la que no se conoce todavía: ¿quién aceptará hablarle? Mi gran preocupaN. O.- ¿Fue esa entonces la revelación ción radica en fracasar en instaurar la de su vida? comunicación. Pero siempre termina por C. Thubron.- Sí, un relato de viajes es ocurrir algo. Afortunado o fastidioso. Y un encuentro casual entre la intimidad a veces los acontecimientos fastidiosos de un individuo y la historia, los paisa- son los que más inspiran. jes, los olores de un lugar cuyo descubrimiento no es solamente intelectual N. O.- Después de la exaltación del Mesino también sensual. Uno se interesa en dio Oriente es interesante que usted lo que se siente en el lugar mismo. Como haya elegido “pasarse al enemigo”. Es consecuencia, todo se vuelve materia de decir, viajar a los países que sus padres escritura. Todos mis viajes han sido ante siempre le habían enseñado a temer: todo un asunto de placer y de excita- la Unión Soviética y la China maoísta.


¿Quería usted absolutamente conocer los “enemigos” que sus padres y la época le habían dejado en herencia? C. Thubron.- La generación de nuestros padres había aprendido a temer a Alemania, la mía vivía obsesionada con el bloque soviético y con su arsenal nuclear. Yo crecí en este temor. Sin duda, mi instinto ha sido el de humanizar estos países, describir hombres en lugar de estereotipos sobre el oso soviético y el peligro amarillo, de los que nos alimentaba la prensa británica. Yo quería superar esos clichés y poblar de seres humanos el vacío de esta carta geográfica. Pero no por ello se trataba de un programa deliberado; no había allí nada didáctico. Sobrevino sin yo pensarlo, y vine a darme cuenta sólo después de haber comenzado a escribir. Requería este desafío, sentir que cada conversación, que cada encuentro tenía un valor. Yo no quería escribir sobre los Estados Unidos: habría sido demasiado fácil. La Unión Soviética y la China se resistían en ese entonces a la mirada occidental, lo que no hacía sino volver más preciosa su comprensión. N. O.- ¿Evitar atravesar un país o una región peligrosa u hostil --ayer en Siberia y hoy en Afganistán-- le parece incompatible con su ética de viajero? C. Thubron.- Si renunciara por temor a ir a un país o una región con fama de peligrosos, como por ejemplo “el Mar de la Muerte” del Takla Makan en la China, tendría la impresión de traicionar la complejidad de este país. Uno se siente recompensado cada vez que hace este esfuerzo. Uno va a un pueblito perdido y de mala fama de Siberia, y uno saca una enseñanza sobre la verdad del país. A pesar de mis vacilaciones y de mis temores, solamente tengo que felicitarme en general por haberme atrevido a dar el

paso. En mi caso, la pasión por conocer ocupa el lugar de la valentía. Eso me vuelve capaz de hacer cosas que jamás haría en el marco de un viaje ordinario. N. O.- Durante siglos, la ruta de la Seda ha sido una arteria mayor. Hoy en día –y esto es fascinante--, usted explica que de Xian en China a la Antioquía en Turquía –es el itinerario que usted ha recorrido para su último libro, “La Sombra de la ruta de la Seda”— esa ruta no es más que un fantasma. C. Thubron. Ella ha desaparecido, por así decirlo. Es verdad que todavía en este eje hay circulación y hay comercio, pero ella ha dejado de ser el gran pivote que fue antes entre la China y el Occidente. Muchos tramos están completamente abandonados. Uno cae sobre ciudades fantasmas en el noroeste de la China. La ruta de la Seda no es más que la sombra de ella misma, la evocación artificial de lo que fue. N. O.- A usted le interesan ante todo las huellas del pasado en los rostros, en los paisajes, en los monumentos, en las piedras. Usted parece leer esta ruta como si fuera un viejo pergamino, un palimpsesto. C. Thubron.- Sí, el pasado se lee en los rostros. La fisonomía de la gente es a veces tan curiosa. Uno encuentra en China rubios de ojos azules: quizás descendientes de los Romanos, pero más probablemente de los nómadas y negociantes persas que se aventuraron en el Este a lo largo de los siglos. Uno encuentra personas de tipo caucásico hasta en China. No son necesariamente descendientes de cruzados. Una mezcla de antigua sangre tokhariana o bactriana ha hecho de ellos la memoria ambulante de pueblos desvanecidos. La ruta de la Seda es una sombra viva en el sentido en que ella ha dejado huellas.


Sangre mezclada, religiones, leyendas. Yo he descubierto que las fronteras políticas son completamente artificiales. Las verdaderas fronteras no figuran en las cartas. Uno encuentra Ouïgoures hasta mil kilómetros dentro de la China. A menudo he tenido la impresión de estar en un país mucho antes de llegar a las fronteras oficiales, a centenares de kilómetros de ellas; o a la inversa, de no haber penetrado en él sino mucho tiempo después de haber franqueado el límite territorial. Una verdadera frontera es aquella que separa, por ejemplo, los pueblos de lengua persa de los pueblos de lengua turca en Afganistán o en Irán. La carta no indica nada, pero de un momento a otro se escucha una lengua completamente diferente. De esa manera yo imagino cartas que vienen a superponerse a los trazados políticos para mostrar identidades estalladas. Uno constata la sobrevivencia de un cierto mundo anterior a los nacionalismos. N. O.- Usted muestra que por la ruta de la Seda se encaminaban no solamente las mercancías sino también religiones, ideas, leyendas… C. Thubron.- Sobre todo ideas. No se sabe con exactitud cómo viajaron. Pero lo que parece cierto es que la imprenta, la brújula, la pólvora de cañón y todo tipo de arneses son invenciones chinas que llegaron a Occidente por la ruta de la Seda. Igual para la silla y para las espuelas, inventadas en China en el siglo IV, que permitieron al jinete convertirse en la figura central del Occidente medieval y feudal. El impacto de estas invenciones es incalculable. ¡Y más tarde es la pólvora de cañón, otra invención china, la que volvió añicos las fortalezas! A los chinos les gusta verse como una cultura aislada y autárquica, pero es falso. Sus famosos guerreros de terracota hacen manifiesta

la influencia del Medio oriente y del Asia central. ¡La finalidad de la Gran Muralla era menos la de rechazar a los bárbaros que la de encerrar a los Chinos! Pero éstos no inventaron la rueda, que viene sin duda de Mesopotamia y que el Occidente utilizaba 2000 años antes de la China. Inversamente, hace 2000 años, los Chinos ya eran capaces de perforar la tierra a centenares de metros de profundidad para encontrar agua, mientras que Europa no dominó esta técnica más que en el siglo XIX. Todo eso forma un juego de pistas fascinante e inagotable. N. O.- Esta ruta, que se extendía por 11000 kilómetros, de Xian en China a la Antioquía romana, tiene algo extraño: nunca se veían Chinos en Antioquía, ni Romanos u Otomanos en China. C. Thubron. Nadie la recorría de un extremo a otro, con excepción quizás de Marco Polo y de algunos otros exploradores. Como consecuencia, las mercancías ganaban misterio y magia --¡y en valor, que podía multiplicarse por veinte!--. No se conocía ni su naturaleza exacta ni sus procedimientos de fabricación. Eso contribuyó a fundar un mito. Occidente ignoró durante mucho tiempo, por ejemplo, la existencia del gusano de seda: se creía que los Chinos recogían la seda de los árboles con peines. N. O.- ¿Para usted el viaje es inseparable de un sentimiento de pérdida? C. Thubron.- Siempre está el sentimiento de una historia perdida. En esta parte del mundo, en todo caso, la historia no es más que la crónica de una pérdida. Todos estos pueblos viven en regiones donde antes vivieron otros pueblos hoy desaparecidos o dispersos. Este motivo es recurrente a lo largo de la ruta de la Seda, contrariamente a Europa, que ha


gozado de una mayor estabilidad, y con mucha más razón a Inglaterra insular (aunque más mezclada que lo que ella cree). Imposible imaginar una región homogénea sobre las rutas de la Seda –pues son numerosas del sur al norte-en razón de las mezclas y del trabajo del tiempo. Es siempre desgarrador ver a la gente agarrarse a sus tradiciones en vía de desaparición en mitad de un océano humano de cultura diferente, como un sacerdote nestoriano sin feligreses que encontré en Asia central. N. O.- ¿Cuáles son las cualidades requeridas para ser un buen escritor-viajero? ¿La paciencia, la voluntad, la cultura, un estómago resistente? C. Thubron.- Ante todo, hay que saber dejar detrás de sí su propia cultura y sus prejuicios. En verdad, uno nunca puede deshacerse enteramente de su educación y de sus reflejos culturales: es un equipaje que se lleva a todas partes consigo, sobre todo cuando se pertenece a la tradición del Siglo de las Luces, como los ingleses o los franceses. Pero hay que aprender a ahogar esta herencia. De allí la necesidad de viajar solo: si viajara con un amigo francés, a pesar de nuestra diferencia de nacionalidad permaneceríamos encerrados en una burbuja de europeidad, con el riesgo de encontrar a los otros raros o risibles. Pero si viajo solo, soy yo el raro a los ojos de los otros, lo que me obliga a comprender más rápido dónde me encuentro. La sensibilidad exacerbada de mi propia singularidad, de mi propia vulnerabilidad, me permite hacer el refuerzo necesario para comprender la cultura del otro. En estas condiciones, lo normal, lo comprensible, lo que me rodea; soy yo quien encarna la diferencia. Ni siquiera llevo máquina fotográfica: eso podría tener un interés documental, pero, dado mi carácter obsesivo, no razonaría

más que en términos de luz y de encuadre. En cambio, tomo notas en el momento y en lugar mismos, para no perder tal giro de una frase, tal o cual detalle físico. Si no, la memoria no retiene sino generalidades, mientras que todo el valor de las descripciones reside en los pequeños detalles. Mi gran preocupación radica en perder o en que me roben mis cuadernos de notas en el camino. Para mí sería una catástrofe. Mi último viaje en Asia para escribir este libro duró ocho meses. Recuerdo que durante mi primer viaje en la Unión Soviética, del Báltico al Cáucaso, en los años de Leonidas Brezhnev, estaba persuadido de que los aduaneros iban a confiscar mis notas. La KGB me seguía desde hacía un mes y había requisado mi habitación. Yo temía por mis notas más que por mi vida. En un puesto fronterizo en alguna parte de Europa del Este, los guardias aduaneros requisaron el carro de arriba a abajo, me sometieron a una requisa corporal y revelaron mis fotos (en aquella época todavía tomaba fotos). Pero no consiguieron descifrar todas mis notas por causa de mi escritura microscópica. Parecía el universo de Gogol: el funcionario de policía no pudo leer más que una descripción lírica del paisaje de Odessa; inclusive la encontró muy poética y me incitó a publicarla, ¡sin ver que estaba seguida del relato de un encuentro con disidentes! Me devolvió mis carnets. Sin ellos no habría habido libro pues yo había consignado allí detalles que jamás habría podido recordar. ¡Me inclino entonces reverente ante el alma poética rusa, presente hasta en los oficiales de la KGB! N. O.- ¿La primera parte de su viaje es su preparación o sus búsquedas históricas y geográficas, o el aprendizaje de las lenguas? C. Thubron.- Es la parte más difícil: una lengua que se aprende de adulto --como


el ruso o el mandarín-- se pierde mucho más rápido. Persiste en la memoria en estado latente, pero hay que reactivarla, lo que toma meses. Luego leo libros de historia sobre la región, antes de profundizar ciertos puntos. Fue de esa manera como supe que Tamerlán se convirtió, después de la independencia, en una figura central en Uzbekistán, donde reemplazó a Lenin. Lo que me interesa de un lugar es lo que me puede enseñar del presente. Por ejemplo, la ciudad natal de Mao Zedong no tiene ningún interés en sí: lo que es ilustrativo es ver que ha sido completamente abandonada hoy en día, mientras que hace veinte años hervía de turbulentos guardias rojos. Finalmente se llega a la tercera etapa: tan pronto llego a Londres, me toca escribir de verdad verdad. “La Sombra de la ruta de la Seda” me exigió ocho meses, tanto como el viaje mismo. La escritura se parece a un nuevo viaje: solamente a medida que avanza se ve emerger una cierta coherencia, un motivo recurrente. En el caso de este libro, ese motivo recurrente fue la artificialidad de las fronteras.

conocido lo peor en el internado! Y uno es capaz de defenderse. La mayor parte de los escritores de viaje británicos han salido de la burguesía: Bruce Chatwain, Jonathan Raban, Wilfred Thesiger, y los que más me han influenciado: Freya Stark y Patrick Leigh Fermor.

N. O.- ¿Tiene usted un proyecto de viaje? C. Thubron.- Envejezco. Después de éste, tengo dificultad en encontrar un nuevo destino pues toda mi vida he estado fascinado por Asia. La ruta de la Seda engloba todos los lugares que siempre me han intrigado: el Asia central, la antigua Unión Soviética, la China. Inclusive si, en el caso de algunas regiones, se trataba para mí de un retorno. Es el desenlace de cuarenta y cinco años de viajes y de escritura. En el año 2007 perdí a mi madre. Este duelo cruel me condujo a imaginar un nuevo proyecto de viaje y de libro, muy diferente, muy preciso: una marcha a lo largo de la frontera occidental del Nepal, en los confines del Tibet, hasta el monte Kailash, la montaña sagrada, que es un gran lugar de peregrinaje budista. La muerte de mi madre me dejó solo en N. O.- ¿Cómo explica usted la gloriosa el mundo. Es por ello que, aunque yo sea tradición inglesa del relato de viaje? agnóstico, quiero efectuar un último C. Thubron.- Mi imagino que esta tradi- peregrinaje laico. Quiero hacer de ello ción se encuentra relacionada con la ins- un libro breve, extraño, inhabitual para titución de los internados, donde, duran- mí. El problema es que la frontera tibete siglos, los niños de un cierto nivel social tana se encuentra cerrada actualmente: fueron criados porque sus padres hacían voy a deber esperar. Tengo confianza: la parte del ejército o de la administración frontera terminará por reabrir. colonial. La vida del internado enseña la autosuficiencia y endurece, lo que da una cierta seguridad y una mayor capacidad de afrontar la soledad. Eso puede traer secuelas psicológicas, y preparar mal para la vida en pareja, por ejemplo, pero es perfecto para escribir relatos de viaje pues usted se preocupa menos que otros de lo que puede acontecerle. ¡Ya se ha


Por » Patricia Alzate Jaramillo «

Cuando uno se adentra a comprender la historia del periodismo, aparece un alter ego que lo acompaña paso a paso, la historia de las guerras. En 1898, William Randolph Hearts, el magnate norteamericano que inspiró a Orson Wells para la creación de Citizen Kane, selló con una orden dirigida a su corresponsal de prensa instalado en Cuba, uno de los hitos más importante en el desarrollo del periodismo y de sus relaciones simbióticas con la guerra: “Mándeme dibujos, ilustraciones y textos que yo le mando Boris Cyrulnik la guerra”. Diferentes teorías sobre la guerra van en el mismo sentido: “El primer perdedor de la guerra es la verdad”, nos decía el llamado teórico de la guerra, Karl Von Clausewitz. “una guerra no sólo se gana en el campo de batalla sino cuando se consquista el corazón de la población”, se ha indicado a propósito del efecto persuasivo de la radio y el cine, y su uso en Estados totalitarios (Ramonet: 1997). En el caso del genocidio de Ruanda (1994), el Tribunal Penal Internacional declaró por primera vez Este texto, más que hacer un análisis sobre el reportaje televisivo, se pregunta por la culpable a un grupo de periodistas por ausencia del mismo en la televisión comer- crímenes de guerra al haber exacerbado cial colombiana y señala el aporte que este a través de la radio Milles Colines el odio formato televisivo haría a la comprensión de los hutus hacia los tutsis. del conflicto armado.

Si Auschwitz se produjese en nuestros días, saldría en el telediario. Una cadena de televisión mostraría la limpieza de los campos y la amabilidad de los guardianes. Un periodista gamberro se asombraría ante la existencia de unas chimeneas inexplicables en un lugar destinado a liberar a las personas mediante el trabajo. Entonces, al caer la tarde sobre la ciudad, en nuestras cenas con los amigos, discutiríamos un poco, bebiendo un buen vino. ¡Lo que se incluye en el discurso público de las personas civilizadas es tan diferente de lo que ocurre en el mundo de los que se debaten en el fango de lo real!.

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do lugar, desde la importancia que para las diferentes fuerzas en combate (legal o ilegal) han tenido los medios de comunicación, ya sea para emitir información, para manipularla, o para ocultarla, entre otras posibilidades. Como “telón de fondo” (que no tan de fondo) tendrá que considerarse la recíproca influencia que ha existido entre medios y poderes políticos, militares y económicos, y que han conllevado a que se imponga un modelo de hacer periodismo de corte industrial en detrimento de otros1. Como escenario para la puesta en escena de este trasfondo, lo que se ha denominado la esfera pública, como espacio en el cual se cruzan y se chocan los discursos de los diferentes actores que se disputan la legitimación de sus diferentes versiones. Y en medio de la pugna, el público, que “participa” de estos eventos a través de los medios de comunicación, como nos dice Cyrulnik, conversando a través de un buen vino, o en un contexto más cercano, compartiendo la alegría y la intimidad de un secuestrado recién liberado a través de la enfermiza repetición cuadro a cuadro de la expresión de su rostro al reencontrarse con sus hijos2. 1

Esa simbiosis entre periodismo y guerra habría que comprenderla por lo menos en dos sentidos. En primer lugar, desde los criterios de noticiabilidad que históricamente se han consolidado en la construcción de la agenda informativa, en los que la idea de lo anormal, lo violento, lo dramático, lo que involucra enormes cifras tiene primacía; en esa 2 medida las guerras y conflictos armados nutren de modo significativo los medios de comunicación desde mediados del siglo XIX, cuando empieza a consolidarse la prensa de masas, hasta hoy. En segun-

Esta perspectiva puede ampliarse desde la noción de campo periodístico del sociólogo francés Pierre Bourdieu. Ver: Sobre la televisión. Anagrama, 1996. En el caso colombiano y la apropiación del concepto de campo periodístico ver: Periodistas, políticos y guerreros. Tres hipótesis sobre la visibilidad mediática de la guerra en Colombia. Bonilla, Jorge Iván. Montoya, Catalina. En: Revista de Estudios Sociales No.16, octubre de 2003. En la jerga periodística, capturar una imagen como la descrita suele llamarse sentido de oportunidad noticioso, en el que la cámara fija en una imagen aquello que impacta. El investigador italiano Furio Colombo nos dice que el reportero “… debe detener la mirada en el punto en que la integridad física y la


Reportaje y televisión en Colombia “¿Sabe quien mató a la gente de La Gabarra? Nosotros los periodistas. Somos una mano de sinvergüenzas que no creímos cuando la gente vino a decirnos que la iban a matar. No creímos porque en Bogotá hasta que no ven los muertos echando sangre en la cámara no juran que eso es una noticia” Ramón Eduardo Martínez, corresponsal de televisión de Cúcuta3

Ante la escasez de experiencias, hablar de reportaje televisivo en Colombia parece no tener mucho sentido, más aún cuando se trata de hacerlo para mostrar una versión del conflicto armado que no esté en el lindero de las fuentes oficiales. Los dos programas comerciales que se acercan a una cierta idea de reportaje, en tanto elaboran una investigación previa y hay un acercamiento más detenido a algunos sectores sociales, son Séptimo Día (Caracol) y El mundo de Pirry (RCN): el uno más cercano al periodismo de denuncia que pretende señalar no al Estado sino a los particulares que cometen delitos; y el otro, más cercano a una crítica social editorializante que señala tanto al Estado como al televidente como culpables de los males endémicos de nuestro país. En ambos casos, es evidente que hay una concepción de periodismo televisivo que rompe con el esquema de lo estrictamente coyuntural en términos temporales (inmediatismo) y que supone una lógica de producción diferente a la del día a día. De otra parte, esa es-

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dignidad de alguien es violada…” En: Ultimas noticias sobre el periodismo. Anagrama, Barcelona, 1997, pp.140 En: Bajo todos los fuegos. Los periodistas en el conflicto colombiano. Omar Rincón y Marta Ruiz (Editores). Proyecto Antonio Nariño, Bogotá, 2002, pp.33

pecie de rechazo y de desazón por parte de sus directores y conductores frente a los temas abordados, le otorgan la dosis necesaria de emotividad que se requiere para producciones televisivas de carácter comercial. Estas experiencias, que si bien se ajustan a un esquema comercial suelen aprovechar ciertas rendijas semiabiertas del medio, se constituyen en producciones escasas y finalmente controlables, en particular cuando se trata de abordar temas ligados al conflicto armado, en el que siempre quedará claro que, por encima de cualquier crítica, lo que se impone es el bien de una noción restringida de nación. Teniendo en cuenta que en el campo periodístico la televisión ocupa un lugar preponderante en cuanto al rating y a las audiencias y, en consecuencia, en la influencia recíproca sobre otros campos (económicos y políticos), la llegada de los canales privados de televisión contribuyó a generar una lectura del conflicto armado mediada fundamentalmente por las fuentes de poder, y por otra parte, por el desarrollo de tecnologías de información que privilegian el directo televisivo y la imagen. Lo anterior ha ido en detrimento de lecturas más diversas sobre el conflicto y de una banalización de la información sobre el mismo, en la que prima lo visual y lo emocional. De otra parte, el criterio de lo noticiable que no pasa ya por la valoración de un determinado evento sino por lo que hace la competencia, genera también que ese climax mediático en el que se convierte el conflicto armado pierda densidad: Las disputas de los canales privados nos remiten de nuevo a los finales del siglo XIX en los que los dos grandes magnates de la prensa norteamericana – William Randolph Hearts y Joseph Pulitzercontribuyeron, el uno como detonante de


un conflicto latente (guerra EU- España), y el otro como precursor del periodismo sensacionalista (Pulitzer), al predominio de los intereses económicos como criterio de noticiabilidad.

es responsabilidad directa del periodista. Evidentemente, un periodista debe informar con la mayor honradez y buena fe, pero informar es responsabilidad de un órgano, de un periódico, de una emisora de radio, al menos a este nivel. Si la preLa perspectiva guerrerista y competitiva vención de las muertes fuese considerada de nuestros magnates criollos no contri- por el sistema de medios como un criterio buyen a la exploración de formatos tele- rentable de noticiabilidad – en vez de servisivos más cercanos al reportaje. Mucho lo las muertes y la destrucción en sí mismenos mientras el criterio de emisión de mas – la mirada coyuntural e inmediatisnoticias sea el número de muertes, cosa ta necesariamente tendría que cambiar, y que resulta más rentable con los flashes el apoyo para que un periodista pudiese intermitentes del “última hora”. En ese hacer una investigación más de fondo, sentido, una deuda que el periodismo te- probablemente también. levisivo tiene con el país y con las víctimas del conflicto armado es el del silencio y Un cambio de perspectiva la omisión frente a las masacres anunciadas en muchas regiones de nuestro No se puede seguir en un sistema en el que los país: lo que narra el periodista cucuteño medios de comunicación lo juzgan todo, pero en la introducción de este aparte no fue no a sí mismos. No es posible que carezca de un caso aislado. Acaso debamos decir jueces un ente con tal poder y responsabilidad. que así como en el terreno internacioIgnacio Ramonet nal el cubrimiento de la guerra del Golfo (1991) fue denominada “la vergüenza de Para diversos actores de la sociedad colos periodistas”, en el caso colombiano lombiana los medios de comunicación el cubrimiento de las masacres podría masiva son vistos como enemigos. Del considerarse como la gran vergüenza del narcotráfico y de los grupos armados periodismo colombiano, en tanto sólo su- ilegales. Pero también de otros sectores pimos lo que el proceso de filtro y control organizados que son representados de de la información permitió saber en cada manera parcial, conveniente para ese caso: el número acumulado y finalmente telón de fondo de intereses que mencioamnésico de muertos. Esto no supone ig- naba anteriormente. Los estereotipos norar el riesgo que corren los periodistas y clichés que se generan en los medios regionales - los más desprotegidos del deben entenderse también como resulsistema mediático - frente al conflicto tado de las lógicas de producción de armado: son ellos quienes, al vivir en el información, de la presión por el tiempo, mismo lugar donde se produce un con- de la carga laboral. Los estudiantes de flicto, tienen más presiones con respecto las universidades públicas son represena su propia vida. Recordemos aquí lo que tados como tirapiedras, extremistas e decía un reportero de guerra español al infiltrados. Los movimientos indígenas hacer la distinción entre el corresponsal de modo bastante similar. Esto ha gey el reportero de guerra: “Los verdaderos nerado que el acceso de los periodistas periodistas de guerra son los que viven en de medios masivos comerciales a ciertos las zonas donde hay guerra. Los periodis- grupos sea restringido, prácticamente tas kosovares, colombianos, palestinos nulo. De otra parte, la visión restringida o afganos. Cuando llegamos los corres- que circula por los medios de comunicaponsales y los enviados especiales ellos ción sobre el conflicto colombiano, ligaya llevan tiempo viviendo el horror (…). da prioritariamente a las coyunturas y a Muchas veces, demasiadas, se convierten las fuentes oficiales, impide que circulen en parte del conflicto o los convierten en versiones más complejas sobre el mismo parte del conflicto. La mayoría de perio- y que se discutan con mayor amplitud y distas que mueren en zonas de guerra son continuidad algunas de las opciones que reporteros locales que caen asesinados van surgiendo. La visibilidad del grupo porque son considerados parte interesa- Colombianos por la Paz disminuyó con da” (Jon Sistiaga: 2004, 54). Asumir una el enfriamiento de las liberaciones, la posición frente a esto requiere pues de carta que los cabildos indígenas enviaun compromiso que no corresponde en ron recientemente a las FARC no se menestricto al periodista. Ramonet (1997) lo ciona como noticia, el papel de Piedad dice esta manera: informar bien nunca Córdoba en la promoción del acuerdo o


el intercambio humanitario se restringe a ciertos shows mediáticos. Cambiar esta perspectiva y lograr que algunos sectores sociales restauren la confianza hacia los medios, significará algo más que buenas intenciones. En cambio, supondrá, en primer lugar, que sus dueños asuman públicamente el papel de los medios de comunicación masiva en el curso del conflicto y en el curso de la sociedad: sus propietarios son empresarios, del mismo modo que los industriales y los terratenientes. Sin embargo, sentarse en el banquillo de los acusados no parece muy atractivo, mucho menos reconocer los implícitos que subyacen los criterios de noticiabilidad que impiden la exploración de otras formas de contar nuestra historia. Pero sólo en un terreno en el que se expliciten los intereses y las posiciones de los medios podrán generarse otras condiciones que viabilicen un periodismo televisivo más complejo, más plural, y menos coyuntural: mientras la lógica guerrerista predomine en la agenda de los medios, el papel de éstos seguirá siendo restringido. Darle la vuelta a esta perspectiva, implicará una apertura en temas escasamente abordados desde la agenda del día a día y a otros modos de contar, más cercanos a las lógicas del reportaje y del periodismo de investigación. Después de una guerra de 40 años, la creatividad para buscar salidas debe ser un imperativo de los distintos sectores. Los medios no son ajenos a eso. Modificar sus estructuras, salirse del rol que están cumpliendo actualmente, si bien puede verse como una posibilidad risible, será necesaria. La polarización del país pasa de manera decisiva por la esfera pública que se genera desde los medios de comunicación.

Bibliografía: Bourdieu, Pierre. Sobre la televisión. Anagrama, 1996. Bonilla, Jorge Iván y Montoya, Catalina. Periodistas, políticos y guerreros. Tres hipótesis sobre la visibilidad mediática de la guerra en Colombia. En: Revista de Estudios Sociales No.16, octubre de 2003. Cyrulnik, Boris. Los patitos feos. La resiliencia: una infancia infeliz no determina la vida. Traducción del francés. Gedisa, Barcelona, 2006, pp.162 Rincón, Omar Ruiz, Marta (editores) Bajo todos los fuegos. Los periodistas en el conflicto colombiano. Proyecto Antonio Nariño, Bogotá, 2002. Colombo, Furio. Ultimas noticias sobre el periodismo. Anagrama, Barcelona, 1997 Ramonet, Ignacio. La guerra en los medios. Revista pepeles No.62, 1997 Sistiaga, Jon. Ninguna guerra se parece a otra. Debates. Colección Otras Voces, Venezuela, 2004


más allá de las fachadas Por » Ricardo Cruz «

Es domingo en la tarde. Salgo a tomar fotos. El tema no es desaparecidos, ni violencia; sin embargo esta imagen me parece interesante. Ruber parece un buen tipo… Quiero mostrar las fachadas de construcciones en ruinas. Puede ser que al otro lado de esas puertas, ventanas y paredes viva alguien o funcione algo, pero lo cierto es que a veces son sólo fachadas sin techo y sin paredes… Más adelante me encontraría de nuevo con Ruber. Supongo que su futuro es tan sombrío como el de estas construcciones.


Observando este edificio desde el puente (en la calle quinta con diez) noté en tránsito frenético decenas de ratas…


Más fácil aún es notar la vegetación que crece en los techos, paredes y rincones de las ruinas; supongo que estos hábitats son esenciales para ciertos ecosistemas de cucarachas, roedores, lagartijas y otras alimañas que alguna importancia han de tener…


También noté que algunas edificaciones cumplen otras importantes funciones, por ejemplo La casa de la madre soltera. Esta podría ser una metáfora del triunfo del bien sobre el mal, del triunfo de la vida sobre la muerte, etc.


Por otro lado, fue imposible evitar preguntarme qué se oculta tras las puertas de estas supuestas ruinas: ¿qué puede ser tan valioso e importante como para estar abandonado en una construcción a punto del colapso? Y si no hay nada valioso ¿por qué emplear tales medidas de seguridad?


No sé en qué manos estén las llaves de ese candado y esa cerradura... La verdad creo que nada importante hay tras esas puertas…

Con esta fotografía termino el recorrido por las fachadas de algunas edificaciones en ruinas. Que acaben de derrumbarse o no es algo que me tiene sin cuidado; sin embargo lo que no deja de preocuparme es el futuro de Ruber y sólo espero que no se encuentre en el interior de alguna de estas casas, pues de ser así, encerrado y rodeado de alimañas, su situación, en verdad, sería muy incierta…


plaza de mercado de manizales Por Âť Paola Ochoa ÂŤ


Este es un reportaje sobre los personajes que se pueden encontrar en la plaza de mercado de Manizales, como vendedores, campesinos, prostitutas, carniceros y gente del común. Me interesé por mostrar su cotidianidad, sus tiempos muertos, esos instantes en los que ellos están tan absortos en sus pensamientos y sus labores que ni siquiera se percatan de la presencia de una cámara… Esos instantes que no salen en los periódicos porque no son noticiosos y que a mí me interesó registrar.






la marcha indígena Por » Freddy Sarria «

Más que una simple manifestación, es la lucha de un pueblo por recuperar derechos y espacios que le han pertenecido desde siempre. Más que una manifestación, parecía un gran carnaval, una fiesta, llena de música, cantos y bailes.


La marcha m谩s que reivindicar los derechos de un pueblo sirvi贸 para unir distintas comunidades ind铆genas. No importaba c贸mo, lo importante era hacer sentir la voz y los pasos de un pueblo.


Retratos de los lĂ­deres que con su empuje sacaron adelante la marcha.


La unión de estas personas nos abre los ojos y nos muestra que quienes están unidos permanecerán unidos.

Los dos minutos de duración de los informes de los noticieros no son suficientes para describir lo que es una marcha indígena, ni lo que son casi dos kilómetros de personas que caminan juntas.


la plazoleta del CAM y el parque del Paseo Bolívar Por » Luisa González «

Por aquí hemos pasado todos. Unos van rápido en conexión con el resto de la metrópolis, pero otros se quedan y le dan un significado de hábitat a este espacio, ya sea su fuente de empleo, el lugar donde se ve con los amigos, donde consumen su droga a orillas del río, o donde tienen a su chontica, su compañera de turno.

Otro elemento que me atrajo de este espacio fue su mezcla entre lo republicano y lo ochentero de Cali, que mirado desde mis ojos turistas se torna aún más curioso.


Las tres hermanas de Guapi, Cauca. Únicas con el derecho ganado a través de los años para vender los frutos exóticos de esta región Pacífica.


Al igual don Marcelo, quien desde hace 15 a単os es due単o de una esquina donde planta su tienda ambulante desde las ocho de la ma単ana, y donde el transcurso del d鱈a va trayendo poco a poco a sus amigos, a su Combo Marcelo.


O el seĂąor del maĂ­z para las palomas. Negocio redondo entre los niĂąos y los turistas pueblerinos que vienen a pagar los impuestos al centro administrativo.


“Qué se queda haciendo uno en la casa. Yo mejor me vengo pa’cá a verme con los amigos, porque a uno la mujer le tiende la cama y adiós”: Segundo Castillo, uno de los tantos jubilados que se reúnen acá, y miembro del combo Marcelo.

Otros se reúnen como amantes ocultos, aprovechando tal vez la lluvia, tal vez la soledad de estos cuadrados edificios en un domingo, o tal vez el romántico encuentro que procuran los árboles, las palomas y los susurros del viento.


Este lugar bien podríamos denominarlo “plaza pública” pues acá se traen a los personajes que están haciendo noticia en la sociedad política. Tanto desmovilizados como generales del ejército son acompañados por los medios para la creación de un pequeño espectáculo. Esta vez, más de 25.000 indígenas esperaron por siete horas al presidente Uribe, pero no hubo show en los medios nacionales, pues éstos no estuvieron. Sin embargo, el haber estado aquí puso a pensar a media sociedad caleña sobre lo que estaba pasando.


tras los vestigios de los paseantes de San Antonio Por » Juliana Echeverry «

Y más allá, hacia donde los menos temen levantar su mirada, se encuentra la secular Capilla de San Antonio. 256 años de historia reposan sobre ella.


Un lugar no existe nunca bajo su forma pura, los lugares se recomponen.


JamĂĄs hay soledad en el lugar que el hombre abandona. Tras ĂŠl queda siempre la promesa del regreso.

Las huellas no sĂłlo se marcan en la arena.


La Colina de San Antonio significa en sí misma muchas historias, muchos conceptos, muchas sensaciones: con cada espacio que se recorre el lugar se reconfigura.

Es también un panóptico vacante que jamás será saciado.


Una Iglesia imponente que esquiva la mirada de los paseantes.

Un cielo majestuoso que se abre camino con o sin sus espectadores.


Parece ser el espacio vac铆o naturaleza muerta. Pero lo que queda en S贸lo nos falta perseguir el sutil rastro de los quienes ya se el concreto gris de la ausencia es el vestigio del paseante que acaba han ido. de marcharse.


la dicotomía del parque Por » Diana Castro «

La Loma de la Cruz. Un espacio donde dos mundos se enfrentan, donde dos miradas se tropiezan y donde, finalmente, dos manos se entrelazan. Universos paralelos, un constante contraste entre lo viejo y lo joven, lo prohibido y lo tradicional, lo dulce y lo ácido, lo suave y lo estridente. Don Laureano, un vecino de la parte inferior de la Loma, me contó: “El parque lo hicieron hace más o menos 16 años. Lo reformaron, esa calle antes eran unas escaleras y esta loma era caliente, un barranco sin ningún sentido” Desde su casa al frente de este banco observa con indignación: “Aquí, en esta silla, vienen estos muchachos travestis y hacen cuestiones obscenas cada ocho días. Niños de 14 y 15 años vienen y juegan y el que pierde le colocan una penitencia, tiene que darle a otro un beso en la boca con lengua”.


Creció escuchando la leyenda: “Unos dicen que fue un esclavo que le había levantado la mano al patrón. Otros dicen que el hijo le levantó la mano a la mamá. El caso es que le mocharon la mano y decían que por la noche trataba de salir. Hasta que vino un párroco y colocó una cruz donde supuestamente estaba la mano, y ésa sería la historia”.

Y con temor expresó: “El día viernes cerramos porque fuera de eso están subiendo unas bandas en bicicletas. Uno a la Loma no sube, nosotros no subimos para nada”


Una vez arriba, un muro aleja y abstrae la ciudad.

Y entonces, “Nada te importa en la ciudad si nadie espera.”1

1

Fragmento de la canción Furioso Pétalo de Sal. Fito Páez.


S贸lo hay un plan pensado.

Dos corazones que se encuentran.


Dos fichas que se juegan la vida.

En la tarde de sol y silencio, no tocan las guitarras, s贸lo queda la expectativa.


La Loma está vacía pero no muerta, porque permanece en las mentes, porque permanece a la espera de la noche.

Para quienes el día es negado, en la noche pueden ser lo que verdaderamente son, liberarse del deber y entregarse al sentir.

Algunas noches, el fantasma se escapa de la custodia de la Cruz. Y ahora con unos Converse puestos sale asustar a más de uno que se encuentre desprevenido.


la minga indígena Por » Mónica María Mondragón «

En el mes de Octubre del 2008, en la María, resguardo de Piendamó, Cauca, la Minga indígena, social y comunitaria creció. Las nubes en el cielo habían estado rojas por esos días, “va a correr sangre”, dijeron los mayores. El pueblo Nasa cree que los muertos no quedan atrás sino que van adelante mostrando el camino. Las fotografías que componen este reportaje hacen parte de la indagación que realicé a través de la imagen sobre esos actos vitales (en el marco de la Minga) con los que las comunidades indígenas y campesinas se han hecho sentir para permitir que la vida continúe. La Minga caminó la palabra hasta la ciudad de Cali. Hombres, mujeres y niños que cantaron “cómo seguirán luchando mientras no se apague el sek, es decir, el sol…”








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