Pequeñeces

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pequeñeces Diana Beláustegui



Caperucita roja era una amazona loca con el trapo manchado de menstruación atado a la cabeza.

Le llevaba a su abuela una cesta con frutas, el lobo la interceptó y ella cenó sus tripas. Varios lobitos la buscan para abrirle la panza.

Ya no creían en Papá Noel, así que comenzó a mostrarse tal como era. El trauma que dejaba les quitaba las ganas de insinuar que no existía.

Cuando vivía era tímido, aun sigo siéndolo. No me escondo bajo la cama. Mi lugar es detrás de las cortinas, para poder espiarlo siempre.


La niña quería ser una Barbie. Así que pagó para que le pusieran tetas, le sacaran un par de costillas y le realizaran una lobotomía.

Cuando la mujer abrió los ojos en el cajón, no sabían si era un milagro o el principio del apocalipsis z, por las dudas la remataron.

Dios mostró su verdadero rostro, cansado del estereotipo de sex symbol con que lo representaban.

Hacían inhalar al niño el oxigeno envenenado, se lo bautizaba si sobrevivía. Eran épocas en las que hasta el agua bendita escaseaba.


Se creó un espantapájaros fabuloso, estaba hecho de niños y espantaba embarazos no deseados.

Viajó en el tiempo sólo para buscarle una muerte menos escandalosa: Lo envenenó con su propio vino. Sin el mártir, la humanidad vivió en paz.

Por favor, sígueme- dijo extendiendo la mano, y fue tan dulce la petición que no pudo hacer otra cosa que aceptar lo que pedía el shinigami

Cuando bajaron las aguas, en el parque, encontraron los cuerpos de los niños que se negaron a que la inundación les quite su felicidad.


Me descalzo y salgo a la calle. El resto de mi cuerpo lleva un disfraz de humana promedio.

Me discriminan porque puedo comerme niños sin consecuencias y no porque soy un monstruo que vive debajo de las camas.

No imaginaste, al comerme, que me quedaría agarrada a tu estómago y crecería alimentándome de ti.

Dios era hembra. Cuando el sacerdote lo descubrió se cambió de religión.


De regreso a la tumba perdió su zapato de crital, lo encontraron 7 enanos y se lo regalaron a la mujer que tenían encadenada en el sótano

Ella quería saber en quien pensaba, pero sólo encontró sesos cuando lo abrió.

Mi vecina cocina platillos con testículos humanos. Necesita especímenes. Por favor difundir entre esposas y novias engañadas.

Cuando el circo se incendió, los frekshows se dieron un festín. Se comieron a los espectadores cuando estuvieron crocantes.


Sigo siendo una niña, me gusta jugar con muñecas. Adorarlas, redecorarlas, desmembrarlas, enterrarlas. Tengo todo un cementerio en mi casa.

Recibió un disparo en la frente. El proyectil rompió el hueso, se horrorizó con su idiosincrasia y regresó hiriendo de muerte al agresor.

La familia compró la casa porque tenía un fantasma. El espíritu, cansado de los morbosos, guardó en un bolsos sus pocos huesos y se mudó.

Su amor emprendió una huida veloz y ella lo capturó 2 días después. Una lobotomía solucionó esa manía que tenía de pensar y luego escapar.


El zapatito de cristal se convirtió en una bota de gusanos. La carroza en calabaza, los lacayos en ratas y ella en la esquizofrenia andante.

Desea ser como ellos, por eso todas las mañanas esconde sus cinco ojos bajo grandes anteojos y los tentáculos molares, bajo la lengua.

Coleccionaba amos. L os tenía guardados en cajas de distintos colores con los látigos que usaron, como única decoración.

Le aconsejé volver a las raíces, pero nunca imaginé que lo tomaría literal, las falanges de los pies están dispersas por todo el cuarto.


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