Luis Latorre Visintini revisando los grampones en el campamento alto. Eduardo García A la derecha. La primera impresión de Eduardo García desde la cumbre en un atardecer inolvidable; más atrás, el Monte San Lorenzo de fondo. Colección Eduardo García
dose de sus pezuñas “espiadas” de la larga expedición desde lago Vargas, estaban briosos, con el pelaje brillante y rebosantes de energía. Cuando nos vieron aparecer, adivinando nuestras intenciones de captura arrancaron a perderse. Estuvimos tratando de atraparlos toda la mañana, hasta que milagrosamente hacen su arribo nuestros amigos, los colonos Vogt, los lacean con maestría y en un dos por tres desarmamos el campamento y estamos montados con las mochilas arriba de los pilcheros. EL REGRESO Emprendemos la cabalgata de vuelta, hacia nuestro destino inmediato, la población los Vogt. Somos recibidos nuevamente con cariño, con asado de cordero crucificado en el fogón a leña y nosotros aficionados, con un facón en la mano tratando de cortar una presa decente entre tanto hueso que se interpone al filo del cuchillo. De nuevo sentimos la hospitalidad fraterna y generosa de los colonos de la Patagonia. Al otro día continuamos el viaje solos hasta Cochrane, donde llegamos el 17 de febrero. En el pueblo dejamos los caballos encargados, para que los retiren los colonos de Lago Vargas cuando vengan en unos días más con su cargamento de lana. Tenemos una alegre recepción en la Comisaría. El Sargento primero Chavarría nos invita a comer a su casa. Al día siguiente volvimos en el avión de Bocchetti a Coyhaique y allá nos
enteramos que nuestros compañeros de la expedición al cerro Castillo también habían hecho cumbre. Nos inundó otra alegría adicional. Ellos habían regresado antes a Coyhaique y ya se habían vuelto a Santiago. Después que García se reunió con el Intendente para informarle de nuestra exploración y de ser entrevistados por Gustavo López en la radio Patagonia Chilena de Coyhaique, continuamos por tierra hasta Puerto Aysén y en Puerto Chacabuco abordamos la motonave Quellón que nos llevó a través de una linda navegación por los canales y por el golfo de Reloncaví hasta Puerto Montt. En Puerto Montt tomamos el tren a Santiago. Se acabó la bella aventura y ahora de vuelta a clases, a mi adorado tormento, la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Chile. En Santiago nos juntamos con nuestros compañeros de expedición y rebosantes de alegría nos contaron los detalles de su ascensión, la ruta por una canaleta de hielo y la escalada final para alcanzar exitosamente la cumbre. La cordada de Osvaldo “Flaco” Latorre y Gastón Oyarzún, excelentes escaladores, había alcanzado la cumbre el primer día y Antonio Marcel con Raúl Anabalón lo habían hecho al día siguiente. Habíamos coronado la expedición universitaria con dos primeras ascensiones de primera magnitud.
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