HISTORIA Y EVOLUCIÓN (BALÍSTICA)

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Afirmaba, con singular modestia no atribuirse el mérito de la invención de la cápsula fulminante, pero si en cambio el haber contribuido a su difusión por medio de una simplificación de la idea. Joseph Egg, otro afamado armero inglés, por su parte nunca registró la idea, pero si vendió finas armas en cuyas cajas se leía la siguiente etiqueta: “Inventor of the Percussion Cap”, (Inventor de la cápsula de percusión). En opinión de J. N. George, publicada en “English Guns and Rifles”, Manton atribuyó la idea a Hawker para evitar la responsabilidad del robo de la creación de Egg.

DESCRIPCION DE LA LLAVE DE PERCUSION 1) PLATINA – 2) PERCUTOR – 3) CHIMENEA 4) PORTACHIMENEA 5) OIDO 6) CHAPEAU

De todas formas, lo cierto es que otro inglés, Joshua Shaw, encomendó en 1814 a un armero de Durham, llamado Roantree, la construcción de un arma que utilizaba para su encendido una copita de acero conteniendo el fulminante. En los años siguientes Shaw diseñó copitas de peltre y de cobre desechables, las que no podían ser recargadas como las originales de acero. Según Hawker su mejora se produjo en 1818, año en que Manton patentaba su llave de tubo; Shaw en su trabajo “A Sketch or History of the Copper Cup”, editado en 1847, demuestra haber trabajado la idea varios años antes. Para completar la confusión Purdy, un armero que produjo piezas para Forsyth, se atribuyó la invención como resultado de la observación de una copa invertida sobre la mesa de un restaurante, mientras esperaba el menú. Lo cierto es que Shaw viaja a Filadelfia, EE.UU. en 1817 y recién cuatro años más tarde recuerda patentar su creación. Si lo hizo por sentirse como un forastero o por haber vendido a Egg la creación en Inglaterra, no podemos decirlo. Hasta aquí, lo que podríamos denominar lado inglés del asunto, pues existe un lado francés, con Francois Prelat, armero parisino que en 1820 patenta el sistema, dejando de lado una solicitud previa de 1816, de otra ingeniosa utilización del fulminante. Para concluir este enredo podemos decir que en la segunda década del siglo XIX Le Page y Boutet en Francia y John Manton, Purdy, Parker, Mortimer, Greener y Egg en Inglaterra fabrican finas piezas que emplean la cápsula de percusión. En esencia la llave empleaba una cápsula tronco cónica que contenía en su interior una gota de fulminante. Esta cápsula era colocada sobre una chimenea metálica, con un orificio axial y percutida por un martillo de cabeza plana, lanzando la llama por el oído hacia la carga. Con ella se aseguraba un mejor sellado de los gases y se terminaba con el peligro del trozo de metal despedido por la detonación.


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