Viendo caer la lluvia de una ventana azul

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Viendo caer

la lluvia

de una ventana azul Selecci贸n po茅tica

Roberto Mascar贸

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Viendo caer la lluvia de una ventana azul Selecci贸n po茅tica

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Viendo caer la lluvia de una ventana azul Selecci贸n po茅tica

Roberto Mascar贸

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Viendo caer la lluvia de una ventana azul, selección poética Roberto Mascaró

Ediciones de la Oficina de Cultura Ciudadana y de la Vice Alcaldía de la AMDC Primera edición ©Alcaldía del Municipio del Distrito Central 2011 ©Roberto Mascaró Alcalde Municipal: Ricardo Álvarez Vice Alcalde: Juan Diego Zelaya Coordinadora de la Comisión de Cultura Ciudadana: Lorenza Durón Información y contacto de la Oficina de Cultura Ciudadana: tu capital, tu cultura www.tctc.hn Edición y selección: Salvador Madrid Diseño: Erick Zelaya Corrección: Héctor G. Santos

Este libro se editó para ser donado a universidades, colegios y lectores en el contexto de la visita a Honduras del poeta Roberto Mascaró, traductor al español del Premio Nobel Tomas Tranströmer. El poeta Roberto Mascaró desarrolló lecturas, conferencias, conversatorios y talleres de escritura creativa, invitado por la Alcaldía Municipal del Distrito Central, el Centro Cultural de España en Tegucigalpa y la Fundación para el Museo del Hombre Hondureño. Se editaron cinco mil ejemplares de circulación gratuita. Prohibida su venta

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Roberto Mascaró Nació en Montevideo, Uruguay en 1948, es poeta, traductor y editor; reside en Suecia. Ha traducido al español la obra completa del poeta y premio Nobel sueco Tomas Tranströmer y de otros autores como Ulf Eriksson, Öyvind Fahlström, August Strindberg. Ha ganado distintos premios internacionales: Premio del Fondo de Escritores de Suecia en 1984 (que obtuvo sucesivamente en 1987, 1990 y 1997), Premio Ciudad de Estocolmo. En 2002, el jurado del Festival Internacional de Poesía de Medellín, Colombia, le otorgó el Premio Internacional de Poesía Ciudad de Medellín por sus méritos artísticos y en atención a su libro Campo de Fuego, publicado en Montevideo en 2000. En 2004 fue distinguido nuevamente con el Premio Bienal del Fondo de Escritores de Suecia. Publicaciones: Estacionario (poemas), Nordan, Estocolmo, 1983; Chatarra/ Campos (poemas), Siesta, Estocolmo, 1984; Asombros de la nieve (poemas), Siesta, Estocolmo, 1984; Fält (Campos) (poemas en versión sueca de Hans Bergqvist), Fripress, Estocolmo, 1986; Mar, escobas (poemas, Ediciones de Uno, Montevideo, 1987); Södra Korset/ Cruz del Sur (poesía, bilingüe), Siesta, Estocolmo, 1987; Gueto (poemas), Vintén Editor, Montevideo, 1991; Öppet fält / Campo abierto, Siesta, Malmö, 1998; Campo de fuego, Aymara, Montevideo, 2000 (Premio Internacional de Poesía Ciudad de Medellín 2002); Montevideo cruel, Ediciones Imaginarias, Montevideo, 2003; Un río de pájaros, Fondo Editorial EAFIT, Medellín, Colombia, 2004; Asombros de la nieve (antología),La Liebre Libre, Venezuela, 2004.

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AGRADABLE MAL TIEMPO Brusco se deshilacha el humo sobre las casas. Licuación y cristales en toda la ciudad. Es el fin del invierno. Llamas de primavera. Todo lo que no se dice, ¿adónde va? ¿Está dicho o no dicho? ¿Y el miedo o el coraje de decirlo o callarlo? ¿Y la transparencia? ¿Y la verdad? ¿Y la verdad tras la verdad? Todo está dicho por las hojas viejas, ese humus espeso que arderá este verano, en la ciudad que hoy lame sus flancos y se enjuaga en neblina. Se humaniza el cemento. Todo es una conversación en calma. El café da su aroma benigno. Más la pasión, que sube del más oscuro fondo de linces y de pumas y brilla en un ángulo, por si misma abrazada. Razones no agita: devora tiempo,

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devora conversaciones, devora fricciones de los cuerpos en la penumbra, devora drogas que queman el alma y agotan los sentidos. La ciudad muestra su espalda oxidada. Es como la espalda de una doncella impura, /impúdica, incendiaria. El otoño está lejos. Y todos los otoños. Vamos llegando a casa. La ciudad arde por sus cuatro costados. Cada día es como una llamarada en cielo de papel.

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ELEGÍA PARADOJAL Lo que ya fue vivido lo hemos vivido ya. Ningún trueno lo borra. Ningún aire lo lleva. Ni una nube lo cubre. Ni el mismo sol lo agosta. Lo que vivimos ya es lo que fue vivido.

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UN RÍO DE PÁJAROS Yo quise un día ser una cantante pop. Pero no tenía cuero. Pero no tenía trapos. Mas ahora me gustaría mucho estar en estos mismísimos instantes sentado en una terraza de un bar de Piriápolis degustando unos mejillones provenzal acompañados de un intachable vino blanco, viendo la línea negra del horizonte marino a la distancia. Una de esas terrazas de Piriápolis, parte de sus veredas que mi abuelo materno, Giovanni Crisci, nato in Napoli, y mi abuela María Luisa Vergara tanto habrán disfrutado en los momentos en que no andaba pescando en su lancha acompañado de nuestra perra, la Loba. Yo no puedo recordar aquellos veranos porque no había nacido todavía, aunque todo se preparase en los vientres de mis padres y aunque mi abuela me contase siempre toda la historia como un cuento de hadas.

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¡Y yo que quise ser una cantante! Una flaca elástica que cruza calles en ropa deportiva seduciendo con leve desaliño. (Cae la tarde y ahora no las urracas sino los niños se mueven en los pastos: se descubren perplejos invisibles jugando a la escondida.) Paseada en convertible. La modelo trotando por una pasarela interminable. Me gustaba vestirme de odalisca. También sé –aunque allí no estuvieseque aquellas corvinas colosales que mi abuelo arrancaba del mar se transformaban en chupín de pescado que bautizase los manteles níveos de la casa. Quisiera ser una cantante pop. Una yegua fatal. Por la que muchos muchos se vuelvan en sus túmulos de yeso. No sé si lo que he sido o no he sido fue o no fue lo que yo creo que fue o fue eso otro que otros creen o no creen que fue.

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Mas, sólo quisiera estar en Piriápolis, ver otra vez el hotel Argentino y su Casino y comer una cena decente rodeado de buenos amigos, para variar. (¿Entre los comensales estarás siempre y siempre tú, Judas?) Mas yo quisiera ser una cantante. Una cantante pop, pop, pop.

(Para mis abuelos María Luisa y Juan)

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MUCHACHA DE MÁLAGA No es otra esta sino la chica prístina que tendida en las leves arenas de Málaga ocupa casi entera la península. Allí está, como bello juguete mecánico junto a las restallantes aguas del piélago posando como un ícono. Sus ojos: dos indiados ídolos que nada tiene de mirar hierático. Sus sentimientos son a veces nítidos; casi nunca traslúcidos. Por eso dejan esperanza sólida cada vez que la veo y el monólogo merecerla debiese para un día ser diálogo y deseo magnifico. Siempre he admirado a esta muchacha sólida de manos grandes y rubóricas que un día quisiera que llegasen beatificas para brindarse impávidas como dos pavorreales que se abriesen benéficos y se cerrasen como células ópticas despertando el estímulo.

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Con ella se apaga el sol de Málaga y las estrellas se vuelven puntos cómicos y me llega de pronto un terror cósmico que me obliga a dormir. Esto es, de acuerdo, esdrújulo elemento, de a ratos feliz y a veces básico cielo que ha de cursar infante pálido pero duro y salvaje como indígena que poblar pudiese esta república que la chica de Málaga a formar va con mítica indumentaria, con su alma que lúcida es sin duda, porque fulge sin mácula en la clara penumbra de mi cuarto poético.

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NEVAZÓN Llega mi amiga la Nieve (¿o es mi amigo el Nieve?) Adelgazada, flaca, goteante se desliza por los techos de cobre. La festejo o celebro: atenúa las ventanas, demuda los paisajes. Mi corazón es un pozo negro. Sobre él la hinchada Nieve se derrite.

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LA PESCA DE LA BALLENA Los ingenieros pensaron: “Somos en realidad poetas”. Y como los poetas planearon la Alimentación de las Masas. “Casi con seguridad las ballenas no tienen alma” razonaron, “pero si, en el peor de los casos, la tuviesen, sacrificando una sola alma alimentaremos las masas, cientos de miles de almas y de cuerpos; sin necesidad de sacrificar las almas de un millón de pejerreyes, de seiscientas cincuenta mil corvinas o de diez millones cuatrocientas treinta mil sardinas” dijeron los Ingenieros Reunidos en torno a la mesa del Instituto. “Hay que tomar una determinación” dijo lentamente el Ingeniero Mayor. Entonces tomaron la Determinación. Todos estuvieron de acuerdo.

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Todos se comprometieron en la cosa. La DecisiĂłn era por lo tanto Justa, o sea, JustĂ­sima. Decidieron sacrificar la Ballena. Pero igual, matar una ballena es y serĂĄ siempre un Crimen.

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DESPUÈS Después de todas las palabras que llegan en ondas arenosas, en fricción de olas ásperas trituradas por el mar de febrero; después de todas las gritadas en callejones o senderos o avenidas manchadas de consignas o malecones rengos; después de las garabateadas y fumadas en papel arrugado de envoltorio; después, después, después llegarán más, escritas, electrónicas, fijadas en el disco duro del corazón: después de todo el bullshit, todo el resto de naufragio, después de la resaca de los días, después del viento, el aguacero, después de la pasión reseca; después llega la vida, corrección: el arcoíris de la lagartija, el alcatraz con su rasante vuelo, la rueda de dorado,

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la sandĂ­a madura, el corazĂłn alegre, el sol reinando al centro, las muchachas salvajes, un niĂąo en su misterio, la esperanza, el mundo que quisimos: lo posible

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PASEO POR LAS RUINAS EN MALMÖ PENSANDO EN MARIÁNGELES Vieja paré del arrabal Carlos Gardel

Ahora estamos solos esta pared y yo. ¿No es el aire del Sur -que en mis pagos sería llamado el viento Norteque roza mi mejilla? ¿No es aquel cielo negro del Sur el que nos cubre? Solos ahora estamos esta pared y yo. La pared cerca el mundo y por eso yo vago en la ignorancia más perfecta, solo frente a la pared y el aire que filtran el mundo,

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que cierran el mundo, que son mi mundo ahora: ilusiĂłn. Mas el mundo y la vida son aquello que creemos que es, lo que ha quedado de algĂşn reparto injusto: porque la vida es cruel. Por eso yo me aferro a este muro, me afirmo, aquĂ­ mi verdad fundo y sin testigos degusto este momento -que esto lo hace tal. Soledad no deseada y bienvenida: estoy solo frente a esta pared.

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TANGO DEL OLFATO Cada vez que respiro el olor de los barrios de esta ciudá mi alma o lo que va quedando de ella afirma mi porfiada pertenencia a un tiempo, a un espacio y a una gente. Las madreselvas, los aromos, los jazmines y el jacarandá. No es una bandera o un himno lo que vibra en el aire, no es un escudo lo que dirige al corazón: son eucaliptos temblando en los parques. La providencia con su enredo de hilos fundó los goles de las victorias, desparramó dialectos de Italia por tu español, puso tus veredas a la miseria, prohijó estas nostalgias y también este instante. Montevideo se abre al ancho río como mar. En invierno un tango la estrangula.

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Mas las muchachas se r铆en y huelen al viento de primavera, coquetas, y los muchachos las olfatean de costado y el tr贸pico visita tus arenas. No son una divisa, ni un nombre, ni un color, sino ciertos aromas y vistas y sonidos los que afirman mi porfiada pertenencia a una gente, a un espacio y a un tiempo.

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ESTRATEGIAS DE VIAJANTE I Quien es pequeño comerciante debe usar como instrumento su sonrisa, y hasta el propio cuerpo. El panadero debe saber sonreír, mirar expectante y adivinar el deseo del cliente antes de que (¿el panadero, el cliente o el deseo?) nazca. Esto cansa al pequeño comerciante, que aún no ha accedido a la fachada industrial, tras la cual el aire acondicionado colorea suavemente las alfombras adictas a la calma. Tras la fachada de la fábrica (abstracta y concreta), en cambio, la sonrisa se ha vuelto sintética y está impresa en los respaldos de los cómodos sillones vacíos, donde nadie se sienta por las noches, cuando el limpiador vacía las papeleras y huele las colillas de los habanos, el acre aroma de los desodorantes ambientales, el papel no usado: los entretelones de un paisaje iluminado contra la oscuridad de los inviernos. II Quien es sicólogo debe cruzar grandes praderas con su coche, comiendo pastillas de eucalipto, creyendo siempre que la vida es cómica pero escuchando Mozart y estando preparado para que alguien detenga el casete o para que el paciente golpee la mesa hasta que la tabla se parta. Sin ser un marino más que en su mente, viaja lejos porque

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ha sido invitado a Congresos en los cuales todos hablan a la vez y donde nada nuevo es revelado. Pero, Congresos organizados para que un poema nazca en un cuarto de hotel.

III Quien es músico de salón envidia al viajante de comercio que escucha Brahms en su coche bajo la lluvia siendo feliz sin quererlo, sin ser sicólogo en ese instante sino pescador que no saca nada aún usando mosca de plástico como carnada. IV Quien entra en un bosque al atardecer calla. El Bosque del Norte es un templo que devora de buen grado al paseante y lo libera sabio y como comprometido con la Causa de los Bosques Nórdicos. V Quien ha sido atrapado por un poema no es cautivado por un poema sino por la vida que éste produce. Largas hileras de palabras que se pueblan de ecos sordos, de caídas misteriosas de ramas viejas. ¿Son acaso las palabras que no llegan a ningún oído, pasadas por el filtro de una provisoria verdad?

(Para Tomas Tranströmer)

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PANTALLA (Ahora sabemos: la materia gris no es gris sino blanca y rosada y se ubica exactamente junto al ángulo que forman el frontal y el parietal; tiene forma cónica y descansa sobre el pasto raído del basural junto al pelo del hombre que yace y parece dormido después de una borrachera alegre).

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DE HUMPREY

(padre)

qué triste el hombre que solitario se pasea en la mano un vaso o una taza qué triste si lo miras desde atrás cuando él mira a través de una ventana lluviosa un panorama que lo entristece sin hablar se desplaza tonto y ridículo cruza una habitación como claustros antiguos o terrazas cretenses si pudiese reír sólo y muy borracho nos brindaría seguramente una función mientras fuma la compañía del mundo triste porque nadie le puede mirar sólo tú que cruzando tu habitación como la cubierta de un velero fenicio lo ves en ese dormitorio fumando viendo caer la lluvia de una ventana azul pensando en la mujer que como un pájaro de papel dejó hace muy pocos instantes su vida

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tú solamente sabes que su soledad sorprendida -el suéter color borra de vino los pantalones infinitamente anchos poblados de grietas como las de bajo sus ojos sobre sus sieneses grande e inmedible como la lluvia o las arrugas que su estar allí es tan ridículo como la nada como una carcajada en un pozo como los alces que se visten de trueno y corren apareados por el bosque sabes ahora que la soledad es como alguien que viene desde una cerrada lluviosa pieza con suéter ajustado con la mirada entre desconcertada y lúcida (como la escena en un televisor para le penumbra espesa que lo rodea) y sabes que a ti también alguien te ve cruzar la habitación empapada fría llena de charcos que pisas sin inmutarte taza o vaso en la mano estúpida ciegamente hacia la misma ventana sorda y muda

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TEMPERATURAS II noche adentro del lugar donde todavía no estamos hoy desnudos de no . desahuciados muertos porque . la boca habla y se desangra la música licua la nieve en silencio mientras no queda fuera del juego ningún brazo ninguna boca deseada ningún niño o pierna o cárcel o milonga o frontera no se nos queda aquí . cosa ninguna punto o coma nadie crea que la nieve se licua sin la música

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PAISAJE DEL CABO POLONIO La vaca tropezó con una piedra. Pero esto no tiene ningún significado. ¡El viento Norte viene soplando mucho! Pero no tiene ningún significado. Ayer llovió un poco a medianoche. Y esto no tiene ningún significado. Los caballos pastan. Y no tiene ningún significado. La vaca quiere subir la cuesta de pasto y se demora, avanza, gira, puede veniiiiiir, y dice MUUUUUUUUUUUUUUUUUU Y entonces viene el viento del cerro y hace FFFFFFFFFFFFFFFFF Y viene la lluvia del mar y hace SHHHHHHHHHHHHHHHHH Entra un caballero provisto de todos sus detalles.

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¡Que no tiene ningún significado! Y una señorita con todas las de la ley. Tampoco encuentra significado. Y un hermoso muchacho de cabellos rizados. Significado nulo. Y un niño que juega con un trompo. Y el aire tibio de la tarde hace zumbar los árboles del prado. Y la madre lo espera con la leche caliente a la mesa. Y él trae a la niña vecina que tiene pelo rojo y la abraza. Ella tiene pelo rojo. Y su aliento es delicioso. Y huele sus bragas. Y el olor de su orina es el mejor de los perfumes de Oriente. Y la abraza. Y la abraza. Y la abraza. El díííííííííííííííía que me quieras.

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Sin que tenga todo esto ningún significado. Y viene el viento de la noche de la costa y hace FFFFFFFFFFFFFFFFFFFF Y llega la lluvia de la noche y hace SHHHHHHHHHHHHHHHHH Y la vaca duerme en la noche echada silenciosa como vaca en la noche. Y navega echada como si el Cabo Polonio fuese una nave. ¡Qué vaca tan marinera! Se parece al vigía de Cristóforo Colombo. Se parece a mi niño enamoradizo y caliente. Se parece a un timonel parado. Y el negro cielo negro de la noche negra la cubre a la vaca negra como si le brindase un manto de Reina. Un manto de Reina. de Emperatriz. Vaca Reina, Reinavaca.

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¿Qué sé yo? Vaquita mía, reposa. Porque tú eres la única Rosa. Y no tiene ningún significado.

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ARTURO CARRERA ESTÁ EN MI CASA tengo “momento de simetría” tras un vidrio corriente, no antirreflejos, enmarcado en un viejo marco de los 70, de un gusto que creía lamentable, pero que de alguna manera va con el poema perfectamente, que es un cuadriátero negro en el que arturito ha pegado millones de letras blancas microscópicas (por eso ofrezco lupa a quien quiera leer) en la pared color crema con banda blanca de mi casa en la ciudad de malmo ya muchos son los que llegan a mi casa, -que ha sido formada años y años con materiales de desecho, muebles hallados en contenedores, televisores encontrados en la calle y escritorios regalados por amigos- y toman la lupa o me piden que lo haga, para buscar luz para avivar pupilas y empiezan a preguntar por archipiélagos, mosquitos y humos y polvo de estrellas, cenizas de galaxias esparcidas -aunque yo diga que son letras anteriores a los ordenadores en que pegarlas una a una era oficio de ciegos un tiempo de pirámides y osos que corren hacia coronel pringles cargando sus nictógrafos que dicen ma-ma cuando se inclinan

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pringles, que es el coronel mรกs simpรกtico del mundo y cuyo rostro estรก maquillado por los muertos con polvo blanco de guanรกbana seca, de la manera mรกs divertida de la tierra

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BAR “DEL CONTROL” Podrían no estar. El aire no pediría sus cuerpos ni notaría su falta. Lo mismo que no estar. Flecos de ropa, carne que cuelga, manos que son raíces, árboles: podrían ser vegetal, madera; nadie lo notaría. Rostros pasan. No miran. El banco o bosque a veces oscila levemente, uno de ellos se mueve, inclina un poco más la cabeza. Podrían no ser. Nada si no estuvieran. Como si fueran otra cosa: objetos, trastos, trozos. Nadie los mira. Pasan y vuelven a pasar. Presurosos, tranquilos, fumadores. Nada si no estuvieran. No veríamos huecos en el aire.

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CAMPOS El futuro es sin embargo un campo abierto donde bailan milongas inesperadas, donde alguien moja el suelo de tierra “pa´ que no se levante polvadera”. El futuro es lo que está después de los pasos, pasos con frío de un otoño riguroso, pasos desnudos de un verano que asombra. Las chatarras descansan en medio de este campo, tiñen ligeramente el pasto nuevo, persistiendo en una coloración rojiza que es la de la vida y también la de la muerte. (-Yo quiero morir conmigo-, silbaba un joven de noventa años mientras un viejo de veintiuno la retruca: -Donde yo iba sentaba mi fama de gigoló). El futuro es un campo de algodón infinito, manchado por las figuras de los hombres que se inclinan bajo un sol abrasador. El futuro es un tango que parece interminable o que, interceptándose, cada día canta mejor, como el Mago. (El futuro, los campos del futuro incluyen glándulas porosas, de forma lanceolada y unidas al tejido del presente por su base:

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por eso decimos que el futuro está poblado de hipótesis). El futuro es ahora, el instante entre la vida y la muerte, entre el trabajo y el descanso, entre el amor y el aburrimiento, entre la libertad y el golpe de culata en la nuca, entre el llano florido y la montaña pedregosa, entre la nada y el todo, entre la nada y la pena me quedo con la pena. El futuro es también una silla que se apoya contra un muro encalado, en una callejuela de Beirut, un hombre que parece dormido pero piensa, piensa en lugares en los que nunca ha estado, piensa en una higuera, piensa en su madre amurallada tras los ladrillos de un nicho, piensa en su propia vejez y hace de su pensamiento un bálsamo o vertiente donde respirar a su modo. El futuro es también una mujer inclinada sobre un mate recién hecho, con yerba nueva, que en el instante de ser cebado acompañó la evolución de las meditaciones de ocho afuerinos que han llegado hace poco al lugar y pacientes esperan su turno en la vuelta concéntrica del mate . -Siempre he tomado amargo, pero a veces puedo gustar del dulce, como los labios de mi china – dijo alguno de ellos sin saber qué bondades movía su lengua entumecida.

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El futuro es una pampa, el futuro es una selva, el futuro es un camión al que se le ha terminado la bencina, que se quedó sin gasolina, al que hace falta nafta. El futuro es una bicicleta sin pedales, a la que hay que inventarle mecanismos, gestos rituales que funcionan como un avión que casi cae al mar, pero tan sólo casi. Porque ese aeroplano levanta la nariz en el último instante, y sigue, desilusiona a los excitados espectadores. (“Tata, dice el señor gallina que tenemos que irnos”. “Dígale a ese señor emplumado que esta casa es nuestra, que esta tierra es nuestra, y que de aquí no nos moverán”). El futuro está en el ángulo de los escritorios bancarios, tiene malas intenciones, tratará de darte una buena paliza cuando salgas borracho, alegre, lleno de despedidas contradictorias. El futuro es un aire que te cubre y te dice: “soy tuyo, soy tu amante, soy tu paloma, tu junco, tu milonga, vos sos mi cafisho predilecto, mi gigoló adorado, yo me travisto y me prostituyo, para que vos seas feliz vos solito”, el futuro te engaña, te promete una vida de rey en los desiertos donde brotan la leche y la miel de los cactus pero en realidad te da la espalda al minuto siguiente y se acopla

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con la primera o el primero que pasa. El futuro siempre está ocupado lavando sus aguas en aguas del Leteo. El futuro no tiene sexo, no tiene ideales, no tiene partido, es indomeñable: “cómo de entre mis manos te deslizas” le dices tú, le decís vos tristemente, viendo viejas maquinarias deshechas, coches destruidos, máquinas de coser sin paraguas, tristes murciélagos mecánicos abandonados junto a las autopistas del (futuro). El futuro es donde la falda acortinada de esta berlinesa se encuentra con la cumbia tocada en esa pizzería chilena. El futuro es (dicen) el futuro del país. El futuro (dicen que) es nuestro. El futuro (mentan que) se presenta florido. El futuro es de los que futurean. El futuro es. El futuro.

(27 de junio de 1973, día del golpe de estado cívico-militar en Uruguay/ Estocolmo, 1978)

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MANUSCRITO ENCONTRADO EN UN TAXI “Y como caminaba por las calles del centro, vi un señor en el piso que pedía, otro rengo, harapiento, que insultaba a las niñas. Ellas también pedían, y una, tendría doce años, se prostituía. Un mudo le hacía señas obscenas. Ella estaba seria. Miraba solamente al billete que el mudo le mostraba en un pliegue del saco. Había perros hambrientos, ahuyentados, y mujeres en autos, con perlas en el cuello y con la boca abierta. Vi hombres de mirada perdida parados en las puertas de cines. Otros decían algo a mujeres apuradas. Después, vi otra cosa: hombres de un solo color cuyos ojos y armas brillaban en la calle sin luces. Estaban silenciosos, esperando. Se cubrían con ponchos, y mostraban las manos: así pude saber que eran hombres. Después, oí un tumulto. Una sirena. Gritos como no había oído nunca mezclados al ruido de las armas.

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Vi cuerpos tendidos, alguien dijo que muertos. Vaho y humo me cubrieron al entrar a un café. Hombres me pidieron permiso, fuego, gracias. En todos había algo de gelatina, de pasta. A medianoche salí. Sólo los gatos invadían, hambrientos, la avenida. Ya no se veían hombres, armas, sangre. Todo estaba en una calma negra, gris, murmullante, que no marcaba rumbos. Atiné a correr por una calle oscura, y a subir a un ómnibus sin luz, con dos personas. Después, confusamente, me dormí hasta el destino. Tuvo que despertarme, al alba, el guarda.

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ÍNDICE Agradable mal tiempo Elegía paradojal Un río de pájaros Muchacha de Málaga Nevazón La pesca de la ballena Después Paseo por las ruinas en Malmö pensando en Mariángeles Tango del olfato Estrategias de viajante Pantalla De Humprey Temperaturas II Paisaje de Cabo Polonio Arturo Carrera está en mi casa Bar “del control” Campos Manuscrito encontrado en un taxi

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Palpar ese reino donde el tiempo dejó de ser simbólico y se vuelve tan real como un vaso con agua, como un paisaje; ir otra vez a ese sitio donde la nieve cae cuando cerramos los ojos, tenderse al lado de una mujer que es la única playa que existe frente al mar… he aquí los instantes que estos poemas señalan y nombran en la intemperie de la memoria. Y eso sucede con la poesía de Roberto Mascaró, esa nostalgia ya vivida, ese paisaje que de manera bárbara otra vez se levanta, ese pensamiento, esa nieve que se anuncia, esos patios de tierras lejanas tan de otros y tan nuestros. Los poemas de Mascaró nos cuentan de un tiempo posible en la intimidad de la memoria personal, donde el poema habita y sobrevive no para salvar lo amado o lo cruel, sino para sintonizar la vitalidad individual con el mundo y viceversa: “Todo está dicho por las hojas viejas/ ese humus espeso que arderá este verano, / en la ciudad que hoy lame/ sus flancos y se enjuaga en la neblina”… Esta mínima selección de la obra del poeta, se tomó al azar, y sin embargo denota los centros de la poética de Mascaró, su indagación del tiempo y de lo vivido, la dignificación de la vida, de la naturaleza, de lo seres cercanos y de aquellos que sólo pueden ser imaginados, y desde luego, la tensión espontánea de un lenguaje alejado del artificio, al servicio del humor, la ironía y de la evocación contenida y antisolemne. Un poeta y su propia voz.

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