¿Por qué no conocemos a nuestros representantes en el Congreso? Eduardo Fernández De un lado, para las Elecciones al Poder Ejecutivo el sistema posee una fórmula mayoritaria a dos La Ley Electoral y de Partidos Políticos de Guatemala nace a mediados de los años ochenta con la democratización del país. Los autores deseaban edificar una fórmula capaz de representar adecuadamente la gran mayoría de tendencias ideológicas existentes. Nuestro sistema político posee una identidad doble.
vueltas. Los ciudadanos eligen en una primera vuelta entre los numerosos candidatos. Las dos opciones más votadas pasan a una segunda vuelta -un balotaje- que decide quién será el futuro presidente al obtener, obligatoriamente, una mayoría superior al 50% de los votos. Recibir más del 50% de los votos válidos emitidos da al ganador legitimidad democrática directa ya que el ciudadano expresa sus preferencias directamente, en ausencia de intermediarios.
Por otro lado, cuando hablamos del Poder Legislativo la situación cambia. El sistema electoral para la ordenación del Congreso de la República se puede catalogar como un procedimiento Plurinominal con listas cerradas diseñadas por los partidos políticos. La fórmula que traduce proporcionalmente el número de votos que reciben los partidos a la cuota de escaños que obtienen en el Congreso de la República se llama: Fórmula D´Hondt.
Una pregunta lícita y problemática es: Si no conocemos a nuestros representantes, ¿cómo evaluar sus acciones para premiar o castigar su desempeño? Este defecto inevitablemente aleja progresivamente a la ciudadanía de sus representantes, provocando una frustración respecto al sistema político vigente.
¿Tiene solución el dilema? Desde ese punto de vista la fórmula ha funcionado, a pesar de las críticas, de manera aceptable. Sin embargo, hecha a medida de los partidos políticos, posee un gran defecto: CASI NADIE CONOCE QUIENES SON SUS REPRESENTANTES DISTRITALES EN EL CONGRESO.
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Yo creo que sí. Lo ideal sería encontrar un equilibrio entre la elección proporcional y la elección personalista para que los ciudadanos puediesen fiscalizar y evaluar a los diputados que los representan. Una idea para lograrlo es crear distritos electorales con menos escaños para reducir los costos de información de los ciudadanos.
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