CREDO Edición Especial 150 Años de Anglicanismo en Puerto Rico

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IGLESIA EPISCOPAL, DIÓCESIS DE PUERTO RICO

C reemos en la Iglesia: Una, Santa, Católica y Apostólica.

LA IGLESIA EPISCOPAL EN PUERTO RICO

A TRAVÉS DEL TIEMPO

CELEBRANDO LOS 150 AÑOS DE

ANGLICANISMO EN PUERTO RICO

AÑO LXVIII NÚM. 563

MAYO 2023

AÑO LXVIII NÚM. 563 MAYO 2023 Año del Espíritu Santo LA IGLESIA EPISCOPAL EN PUERTO RICO ¡PRIMICIAS! NUESTRO SELLO EPISCOPAL OBISPO W. W. JACKSON ¿Quién era él? CONTENIDO 07 17 18 23 A través del tiempo NUESTROS OBISPOS PUERTORRIQUEÑOS
MILLIEN: Ministerio, cánones e imprenta
RVDO. CAN. WILNER
LAS
DE LA IGLESIA EPISCOPAL: Entrevista a Yadira Torres Rivas ORGULLO EPISCOPAL 24 40 56 58 TREINTA AÑOS DEL SEMINARIO ENTREVISTA A NILSA CAMACHO Primera Rectora de Cursillos de Cristiandad 61 63 SAN PEDRO Y SAN PABLO
SENDEROS EN
COMUNICACIONES

CELEBRANDO LOS 150 AÑOS 65

DE ANGLICANISMO EN PUERTO RICO - Encuentros por Arcedianato

71

¡SEGUIMOS GOZANDO!: Santa Eucaristía

en celebración de los 150 años de Anglicanismo en Puerto Rico

73

RIGOBERTO LUCCA

Arte que retrata historia

RVDMO. RAFAEL L. MORALES MALDONADO

Director

SRA. CRISTINA D. OLÁN MARTÍNEZ

Directora Editorial

REDACTORES PARA ESTE NÚMERO

Sra. Cristina D. Olán Martínez

Sra. Roxxana A. Tirado Medina

Sra. Carmen Cepeda Albizu

Rvdo. P. Iván R. Buxeda Díaz

Rvda. Can. Margarita Santos Montes

DIRECTOR DE LA OFICINA DE COMUNICACIONES Y MEDIOS

Sr. José R. Delgado Torres

DISEÑO, ARTE GRÁFICO Y MAQUETACIÓN

Sra. Rosana López Muñoz

COORDINADOR DE MEDIOS AUDIOVISUALES

Sr. Víctor A. del Hoyo Rivera www.episcopalpr.org

PRODUCTORA DE CONTENIDO

Sra. Roxxana A. Tirado Medina

Impresa en Canterbury’s Print Shop

La Diócesis de Puerto Rico es la auspiciadora de CREDO. Toda política y decisión administrativa está bajo la dirección de la Oficina del Obispo.

en...!

¡Búscanos
Iglesia Episcopal Diócesis de
@iglesiaepiscopalpr
Puerto Rico

Mensaje del OBISPO DIOCESANO

M

is queridos hermanos y hermanas:

¡Feliz y bendita Pascua! Que la alegría de la Resurrección del Señor abunde en nuestros corazones. La estación de Pascua es sin duda tierra fecunda para cultivar y dar a los demás lo mejor de nosotros a través de nuestro servicio. En este contexto, tengo a bien presentarles un nuevo número de nuestra revista CREDO, dedicado a los 150 años de Anglicanismo en Puerto Rico.

En el pasado año 2022, dedicamos como Iglesia un tiempo especial de jubileo para celebrar un siglo y medio de presencia anglicana. Lo iniciado en la Iglesia Santísima Trinidad en Ponce, en 1872 se convirtió en una presencia vibrante de la Iglesia Episcopal que fue creciendo en los corazones de nuestro pueblo. Desde la evangelización en sectores urbanos y rurales, los aportes en la salud, la educación y la pastoral social hasta llegar a la radio y altas tecnologías para llevar el Evangelio, han hecho de nuestra Iglesia una experiencia dinámica y evangelizadora.

A través de este número de CREDO, queremos reconocer y dar gracias a todas las personas que con su trabajo y dedicación aportaron para llegar hasta hoy. Alabamos al Señor por sus vidas, talentos y ministerios. Que Cristo, nuestra Pascua, continúe guiando nuestra Iglesia por la acción del Espíritu Santo, para que podamos dar lo mejor de nosotros a las generaciones futuras.

Les bendice con amor, su obispo

RVDMO. RAFAEL L. MORALES MALDONADO Obispo Diocesano

Carta de la DIRECTORA EDITORIAL

uestra Iglesia Episcopal celebró 150 años de Anglicanismo en Puerto Rico. Son varias las generaciones que han estado involucradas en esta labor de comunidad, evangelismo, servicio y adoración a Dios.

En este número, hemos querido compartirles parte de esa historia y repasar eventos clave en ese recorrido de 150 años. Decimos parte porque reconocemos y afirmamos que cada uno y cada una de ustedes también tiene su propia historia que contar y atesorar.

Para el Equipo Editorial de CREDO, la producción de este número ha sido un tránsito hermoso que nos ha permitido adentrarnos en una Iglesia Episcopal que, a través de los años, se reafirmó en su identidad puertorriqueña. La llegada del Anglicanismo a Puerto Rico, la fundación de los primeros trabajos misioneros y el comienzo del servicio en los campos y zonas más remotas marcaron significativamente esas primeras décadas de esparcimiento. A lo largo de los años, hemos sido testigos también del desarrollo de un clero puertorriqueño, la reafirmación del trabajo del laicado y el crecimiento de nuestras instituciones.

Además de presentar eventos históricos, conversamos con nuestros Obispos puertorriqueños David A. Álvarez Velázquez, Wilfrido Ramos Orench y Rafael

L. Morales Maldonado para conocer más sobre su gestión en nuestra Diócesis. Asimismo, con la ayuda del clero, seleccionamos feligreses de avanzada edad y larga experiencia para reseñarlos en este número. Es algo que continuaremos haciendo en futuros números porque sabemos que son muchos nuestros adultos mayores comprometidos con la Iglesia Episcopal desde su juventud. Al final, presentamos un resumen de las actividades que se llevaron a cabo en conmemoración de los 150 años de Anglicanismo en Puerto Rico.

Agradezco a Dios continuar sirviendo como Directora Editorial. Doy gracias también al Obispo Rafael, a nuestra Diócesis, al Centro Diocesano y al equipo de Comunicaciones y Medios por el respaldo, el trabajo en equipo y el amor.

Al igual que en ocasiones anteriores, me despido reconociendo que todo viene de y es para Dios: “Todo es tuyo, oh Señor, y de lo que es tuyo te damos.”

En Cristo,

N

DEDICATORIA

Rvdo. Canónigo Jorge Juan Rivera Torres

El Obispo Rafael L. Morales Maldonado y el Equipo Editorial de la Revista CREDO dedican este número especial al Rvdo. Can. Jorge Juan Rivera Torres, quien fungió como Historiógrafo de la Diócesis de Puerto Rico durante 40 años, desde 1977 hasta 2017. El Rvdo. Can. Jorge J. Rivera es autor de los libros Documentos históricos de la Iglesia Episcopal Puertorriqueña, volúmenes 1 y 2, textos que son referentes clave para un conocimiento más profundo de nuestra historia como episcopales en Puerto Rico. Fue Coordinador de los Talleres Clínicos Pastorales. El Rvdo. Can. Jorge J. Rivera fue instituido como Canónigo Honorario de la Catedral el 10 de agosto de 2019.

LA IGLESIA EPISCOPAL EN PUERTO RICO A TRAVÉS DEL TIEMPO

Durante 150 años, la Iglesia Episcopal en Puerto Rico ha ocupado un sitial fundamental en la sociedad puertorriqueña. Evangelización, servicio y misión han caracterizado su labor hasta el día de hoy. En 150 años, el pueblo puertorriqueño ha podido ser testigo del impacto que ha tenido la Iglesia Episcopal tanto por medio de sus feligresías, ministerios e instituciones, como también por medio de su voz a favor de la inclusividad y el servicio a los sectores más vulnerables. Miles de personas han encontrado familia, apoyo y un espacio para ser y servir a través de sus distintos ministerios: Sociedad de Mujeres, Asociación de Hombres, Juventud, Niñez, Ministerios Laicos, Cursillistas, Caminantes con Cristo, Orden Franciscana y Orden de Predicadores Dominicos, entre muchos otros. Nuestro clero, desde la década de 1980, es uno compuesto por hombres y mujeres, lo que nos reafirma como una Iglesia con lugar para todas y todos.

Los retos son muchos y el trabajo sigue. En este Año del Espíritu Santo, nuestra Diócesis se embarca en esfuerzos de sectorización que confirman nuestro compromiso de ser una Diócesis Dinámica, Misionera y Evangelizadora. En ánimo de corresponsabilidad y cumpliendo con el llamado que nos hace el Evangelio a llevar la Buena Nueva de Amor y Esperanza, celebramos estos 150 años y te invitamos a que, por medio de este escrito, nos acompañes a hacer un recorrido expreso por algunos de los eventos icónicos de la Iglesia Episcopal en Puerto Rico.

Preparado por: Cristina D. Olán Martínez con la colaboración del Rvdo. P. Iván R. Buxeda Díaz, Historiógrafo
Credo 7

Llegada del Anglicanismo a Puerto Rico

El Anglicanismo llegó a Puerto Rico el 4 de junio de 1872 cuando bajo la supervisión y dirección del Ilmo. y Rvdmo.

William Waldron

Jackson, Obispo de Antigua, se estableció el templo de la Parroquia Santísima

Trinidad en Ponce, PR. El templo de la Iglesia Episcopal Santísima

Trinidad fue el primer templo no católico romano construido en el Caribe español.

Se estableció la Misión Todos Los Santos en Vieques.

1880

Se tocó la Campana de la Libertad Religiosa en la Iglesia Santísima

Trinidad, Ponce, PR.

1898

Ocurrió el traspaso de la jurisdicción de la Iglesia en Puerto Rico, de la Diócesis Anglicana de Antigua a la Iglesia Episcopal Protestante Estadounidense. Según documentado en el Anuario de la Convención General de la Iglesia Episcopal en Estados Unidos, año 1901, se presentó una resolución para establecer la Iglesia en Puerto Rico como Distrito Misionero de la Iglesia Episcopal Estadounidense.

1901

Se consagró como Obispo al Rvdo. P. James Van Buren, quien se convirtió en el Primer Obispo de la Iglesia Episcopal en Puerto Rico.

1902

1872
Primer Obispo

Se estableció la Iglesia San Lucas en Puerta de Tierra, Viejo San Juan.

Se convocó por primera vez al Distrito Misionero de Puerto Rico y se realizó la primera Convención. El Obispo Van Buren informa que existen tres escuelas misioneras, una de ellas, el Colegio Santísima Trinidad en Ponce.

Se comenzó el primer trabajo en español en la Iglesia San Andrés, Mayagüez, aunque el trabajo misionero data de 1905. Inició su labor educativa tras la construcción de un edificio de madera de dos pisos, gracias a la iniciativa del Rvdo. P. Frank A. Saylor. Se ofrecía educación industrial, costura y bordado. El Colegio San Andrés (escuela elemental hasta 8vo grado) comenzó en 1918.

Se eligió al Rvdo. P. Charles P. Colmore como segundo Obispo de la Iglesia Episcopal en Puerto Rico, quien expandió el trabajo de la Iglesia a zonas rurales. Bajo su episcopado, se fundaron las siguientes iglesias: La Resurrección en Manatí, La Ascensión en Morovis, Los Santos Apóstoles en Manatí, San José en CaimitoRío Piedras, Santa Hilda en Trujillo Alto, La Anunciación en Yauco, La Santa Cruz en Castañer, La Transfiguración en Yauco y La Sagrada Familia en Trujillo Alto. También se creó una escuela vocacional en el barrio Quebrada Limón en Ponce y otra en Mayagüez.

Se fundó el Seminario San Miguel en Santurce. Fue un intento por crear una institución que educara a los futuros sacerdotes puertorriqueños porque hasta ese momento, dependían de misioneros estadounidenses que no conocían el español y nuestra cultura.1 En ese tiempo se logró la ordenación al presbiterado de: Rafael David Pagán, Justo Pastor Ruiz, Lauro Bauzá y Ramón E. Quiñonez.

1903
1905 1907
1913
1918
1 En los primeros cuarenta años del siglo XX, la gran mayoría de los sacerdotes eran de origen estadounidense. Solamente habían 16 sacerdotes puertorriqueños, según expuso el Obispo Colmore en una carta pastoral en 1944.

Se consagró al Obispo Manuel Ferrando como Obispo Sufragáneo y se ordenaron los primeros sacerdotes puertorriqueños: los hermanos Arístides, Antonio y Domingo Villafañe.

Episcopal Cathedral School utilizaba los primeros dos pisos del edificio parroquial construidos como un internado para señoritas que venían del Caribe angloparlante. Su nombre era Escuela para Señoritas Santa Catalina (St. Catherine’s School). El currículo incluía cursos de enfermería práctica, economía doméstica y cursos de inglés. Este proyecto duró hasta comienzos de la Segunda Guerra Mundial. Debido al auge de la posguerra, el Canónigo Arístides Villafañe, deán de la Catedral organizó en agosto de 1946 un colegio para 30 niños.

Se eligió al Rvdo. P. Charles F. Boynton como Obispo Coadjutor quien eventualmente, se convirtió en Obispo Diocesano en 1947. Heredó una amplia obra que incluía: 4 instituciones (Hospital en Ponce, Colegio de Agricultura en Quebrada Limón, Escuela de Artesanía en Mayagüez y Seminario San Miguel en Santurce), la formación de un clero puertorriqueño y trabajo en las áreas rurales de Yauco, Lares, Maricao y Adjuntas, y en los centros urbanos de San Juan, Ponce, Santurce y Mayagüez.

1944

SE ELEGIÓ COMO OBISPO COADJUTOR QUIEN EVENTUALMENTE, SE CONVIRTIÓ EN DIOCESANO EN 1947.

Se cambió el nombre de Distrito Misionero al de Iglesia Episcopal en Puerto Rico.

Se fundó el Colegio San Justo, el cual, en ese momento, fue una institución educativa de nivel superior para varones.

1923
1930 1944 1946 1948
RVDO. P. CHARLES F. BOYNTON

Se publicaron los boletines La Iglesia Viviente en Mayagüez, El Pan Nuestro en Ponce y El Faro en Río Piedras/ Trujillo Alto. Todos sirvieron de antesala para la revista CREDO.

Tras la renuncia del Obispo

Charles F. Boynton en 1950 para convertirse en Obispo Sufragáneo en New York, USA, la Cámara de Obispos eligió al Rvdo. P. Albert E. Swift como el cuarto Obispo Misionero de Puerto Rico. Una de sus metas fue el desarrollo de un clero bien educado. Durante su episcopado, se desarrollaron clérigos netamente puertorriqueños y se abrieron las Iglesias de San Pablo en Arecibo, Cristo Rey en Caguas, El Buen Pastor en Fajardo, San Pedro y San Pablo en Bayamón y San Francisco de Asís en Río Piedras.

Se publicó por primera vez la revista CREDO por iniciativa del Rvdo. P. Lorenzo Álvarez.

Comenzó el Seminario Episcopal del Caribe en el barrio Martín González de Carolina. Luego, hicieron un convenio con el Instituto Psicológico de Puerto Rico, fundado por el Dr. Carlos Albizu Miranda, para ofrecer cursos y grados de psicología. Los Padres Dominicos Holandeses se unieron ofreciendo cursos graduados de teología.

Primer Obispo Puertorriqueño

Se consagró al primer Obispo puertorriqueño: Rvdmo. Francisco Reus Froylán. Fue nombrado por la Cámara de Obispos. Bajo el liderazgo del Obispo Reus, la Iglesia enfocó su trabajo en las áreas del desarrollo urbano, vocaciones cristianas al sacerdocio, la mayordomía cristiana hacia el sostén propio y los ministerios especiales hacia el envolvimiento de la Iglesia en el mundo. Fue una fuerte voz en temas relacionados a justicia social, ecología y ambiente.

1949
1951 1953
1961 1964
Credo 11

LA IGLESIA VIVIENTE, EL PAN NUESTRO Y EL FARO

SE PUBLICARON

LOS BOLETINES EN MAYAGÜEZ, PONCE Y RÍO PIEDRAS/TRUJILLO ALTO, RESPECTIVAMENTE.

TODOS SIRVIERON DE ANTESALA PARA LA REVISTA CREDO.

Se llevó a cabo una Convención Diocesana Especial a fines de establecer una Iglesia Autónoma para el año 1982.

1970

El 16 de noviembre de 1970 se incorporó la Iglesia Episcopal Puertorriqueña (IEP).

1971

La Orden de la Transfiguración comenzó los trabajos del Hogar San Miguel en Ponce.

1976

La 66ta Convención General aprobó la petición de la Iglesia Episcopal Puertorriqueña para convertirse en una Diócesis Extraprovincial de la Comunión Anglicana.

1979

1 de septiembre de 1980 se llevó a cabo un Acto de Acción de Gracias con motivo del establecimiento de la Iglesia Episcopal Puertorriqueña como Diócesis Extraprovincial de la Comunión Anglicana.

1980

1949

Ordenación de la Primera Mujer al Presbiterado

El 22 de mayo de 1983 se ordenó a la primera mujer puertorriqueña a la sagrada orden del presbiterado: la Rvda. Presb. Nilda E. Lucca Oliveras. Fue atleta, salubrista y maestra de física. Cursó sus estudios en teología en el General Theological Seminary en Nueva York.

El 19 de septiembre de 1987 se eligió al Rvdo. P. David Andrés Álvarez Vélazquez como Obispo Diocesano. Fue consagrado el 28 de noviembre de 1987 como primer Obispo puertorriqueño electo por la Iglesia Episcopal Puertorriqueña.

Se creó Servicios Sociales Episcopales

1992

En febrero de 1992, ocurrió la apertura en la Iglesia Santa Hilda, Trujillo Alto, del primer Centro de Cuidado Diurno para niños y niñas con SIDA en todo Puerto Rico. También, se estableció el Seminario San Pedro y San Pablo.

Abrió sus puertas el Hogar Albergue San Miguel en Ponce.

1983

RVDA. PRESB. NILDA E. LUCCA OLIVERAS ORDENACIÓN DE LA PRIMERA MUJER PUERTORRIQUEÑA A LA SAGRADA ORDEN DEL PRESBITERADO.

1983
1987 1991
1994
Credo 13

TORRE MÉDICA SAN LUCAS SE INAUGURÓ.

El 12 de mayo de 1996 salió al aire por primera vez, el programa radial Senderos. Se transmitía por las estaciones WAPA 680 AM en San Juan y WISO 1260 AM en Ponce.

2000

El Hospital Episcopal San Lucas adquirió oficialmente las instalaciones del antiguo Hospital de Distrito. 2003

El 11 de enero de 2003 se llevó a cabo en el Centro San Justo, Trujillo Alto una Asamblea Especial para definir el estatus de diócesis extra provincial de la Diócesis de Puerto Rico. En la 74ta Convención General, llevada a cabo en Minneapolis del 28 de julio al 8 de agosto de 2003, nuestra Diócesis fue admitida a la Iglesia Episcopal de los Estados Unidos y ubicada en la IX Provincia. 2006

Se realizó la compra del edificio que albergó el Centro San Bernabé y que actualmente, es sede del Seminario San Pedro y San Pablo en Bayamón. Previo a la compra, estas instalaciones pertenecieron a la Sociedad Bíblica Unida de Puerto Rico. La bendición de este edificio se realizó el 6 de diciembre de 2008.

Se inauguró la Torre Médica San Lucas.

2007

1996
2007

Se comenzó a utilizar el nombre de Taller Episcográfico para llamar a los Talleres Gráficos de la Iglesia Episcopal Puertorriqueña, de los cuales se tiene registro desde 1997 en la Revista CREDO. Hoy día a este taller se le conoce como Canterbury’s Print Shop y se encuentra ubicado en el Centro Diocesano en Santurce.

El Rvdmo. Wilfrido Ramos Orench aceptó el llamado a ser Obispo Asistente y luego Obispo Provisional de la Iglesia Episcopal Puertorriqueña. Su instalación como Obispo Provisional ocurrió el 29 de marzo de 2014.

El Rvdo. Can. Rafael L. Morales Maldonado fue elegido como Obispo Diocesano el 10 de diciembre de 2016 en el Club de Leones de Bayamón. Posteriormente, fue consagrado el 22 de julio de 2017 en el Centro de Convenciones de Puerto Rico. Es el segundo Obispo electo por la Diócesis de Puerto Rico.

2018 2019

Tras el paso del huracán María y las labores de ayuda realizadas por la Iglesia Episcopal en Puerto Rico, nace el Programa de Respuesta Episcopal ante Desastres (REDES) en julio de 2018. La creación de este programa fue posible gracias a la subvención de la Oficina de Alivio y Desarrollo de la Iglesia Episcopal. También, se firmó el convenio para la creación de Servicios Funerales Episcopales.

Se adquirió la estación radial Radio Leo 1170am y en septiembre de 2019, se incorporaron Episcopal Media Group y el Sistema de Escuelas Episcopales. El 11 de diciembre de 2019, el nombre de Hospital Episcopal San Lucas cambió a Centro Médico Episcopal San Lucas. En la 112ma Convención Diocesana, celebrada los días 18 y 19 de octubre de 2019, se aprobó iniciar el movimiento de la Diócesis de Puerto Rico de la IX Provincia a otra provincia de The Episcopal Church.

2008
2013 2016
Credo 15

2023 ACTUALMENTE

PARA LA GLORIA DE DIOS, LA IGLESIA EPISCOPAL, DIÓCESIS DE PUERTO RICO CUENTA CON 57 FELIGRESÍAS UBICADAS EN 35 PUEBLOS DE NUESTRO ARCHIPIÉLAGO.

Se completó la compra del edificio junto a la Catedral en Santurce. En septiembre de 2020, comenzó la mudanza del Centro Diocesano (antes en Trujillo Alto) a este edificio. 2021

En mayo de 2021, comenzó a operar el Centro de Salud Conductual. El 31 de julio de 2021, la Diócesis de Puerto Rico en Convención Especial, eligió la Provincia II como su provincia.

El 25 de agosto de 2022, se firmó el acuerdo que concretó la compra del Hospital San Lucas Metro, lo cual permite al Sistema de Salud Episcopal San Lucas contar con una institución hospitalaria en San Juan.

Nota: La información aquí compartida se obtuvo de diversas fuentes tales como: Documentos históricos de la Iglesia Episcopal Puertorriqueña, vols. 1 y 2, el libro Francisco, obispo y profeta: Pensamiento social y político del Monseñor Reus Froylán, de la autoría del Dr. Víctor A. Feliberty-Ruberté, la investigación histórica realizada por M.U.S.A. Coop para un video sobre la Iglesia Episcopal, Diócesis de Puerto Rico, números previos de la revista CREDO y conversaciones con clérigos y laicos. El Equipo Editorial de CREDO agradece la información provista por el Rvdmo. Obispo Rafael L. Morales Maldonado y el Rvdmo. Obispo David A. Álvarez Velázquez, y las hermanas Yaitza E. Salinas Pacheco y Yamilka Maldonado Mitchell.

2020
2022

OBISPO W.W. JACKSON: ¿QUIÉN ERA ÉL?

Cuando vamos al comienzo del Anglicanismo en Puerto Rico, resulta inevitable mencionar al Obispo William Wabrond Jackson. El establecimiento de la Iglesia Santísima Trinidad en Ponce, PR como primer trabajo anglicano en Puerto Rico, ocurrió bajo su supervisión y dirección. Ese 4 de junio de 1872, fecha de inicio de este primer trabajo, irá siempre junto al nombre del Rvdmo. W. W. Jackson.

Pero, ¿quién fue el Obispo Jackson?

El Rvdmo. William W. Jackson nació el 9 de enero de 1811 y falleció el 25 de noviembre de 1895. Se desempeñó como obispo de Antigua de 1860 a 1879. El Obispo Jackson recibió su educación en Codrington College, Barbados y fue ordenado presbítero en 1834. Luego, contrajo matrimonio con Mary Pile y tuvieron un hijo de nombre William quien fue rector de Exeter College en Oxford.

El Rvdmo. W. W. Jackson fue rector de la Iglesia de la Santísima Trinidad en Trinidad y ejerció el sacerdocio en las islas de St. Vincent y Barbados. De 1846 a 1860 fue capellán de las fuerzas armadas británicas. Fue consagrado obispo de Antigua el 17 de mayo de 1860, pero tuvo que regresar a Inglaterra porque estaba enfermo y falleció en su hogar de Ealing en 1879. 1

¿Cómo llega el Obispo W.W. Jackson a Puerto Rico?

Un grupo de ciudadanos ingleses, que ya se reunían y llevaban a cabo servicios en distintos hogares, pidieron al Obispo Jackson que realizara una visita a Ponce, PR para que conociera la situación de este grupo de personas y eventualmente, aprobara y supervisara el comienzo de un trabajo anglicano en Puerto Rico. Esta solicitud fue realizada al Obispo Jackson porque la Diócesis de Antigua de la Provincia de las Indias Occidentales era la jurisdicción anglicana más cercana a Puerto Rico. Del 4 al 11 de junio de 1872, el Obispo Jackson visitó Ponce y celebró por ocho días, varios servicios religiosos en casas de distinguidas familias. Del 21 al 26 de junio de 1873 ocurrió la segunda visita del Obispo Jackson, en la cual se colocó la primera piedra del templo en presencia de ciudadanosde origen inglés y de visitantes católicos romanos. En mayo de 1875 se celebraron las primeras confirmaciones. Según José M. García Leduc en su trabajo Intolerancia y heterodoxias en Puerto Rico (siglo XIX), los españoles o los católicos romanos no mostraron animosidad o violencia contra los anglicanos “tolerando” sus actividades religiosa2.

1 “The Bishopric of Antigua”, The Times, martes, 3 de abril, 1895: 6; The Clergy List, Clerical Guide and Ecclesiastical Directory (Londres: Hamilton &. Company, 1899). Véase, “English Church Mission to Ponce, Porto Rico, West Indies”, Mission Life, Vol. III, parte 2: 495-498. http//:anglicanhistory.org/wi/Jackson_ponce1872.html

2 José M. García Leduc, Intolerancia y heterodoxias en Puerto Rico (siglo XIX). Protestantismo, masones y espiritistaskardecianos reclaman su espacio social (San Juan-Santo Domingo: Editorial Isla Negra, 2009).

¡PRIMICIAS!

Como toda institución, nuestra Iglesia Episcopal en Puerto Rico cuenta con momentos icónicos y memorables que dieron paso a lo que somos actualmente como comunidad de fe. Estos momentos son frutos de Dios y del esfuerzo de laicos y clérigos que asumieron su liderazgo y abrieron camino para las generaciones de su tiempo y las de hoy. A continuación, te presentamos algunos de esos primeros momentos.

PRIMERA IGLESIA EPISCOPAL

La primera Iglesia Episcopal en Puerto Rico es la Iglesia Santísima Trinidad en Ponce, establecida bajo la supervisión y dirección del Rvdmo. W. W. Jackson, Obispo de Antigua, en 1872 y cuyo templo se construyó bajo un permiso especial del gobierno español.

18 Credo
Por: Cristina Olán Martínez con la colaboración del Rvdo. P. Iván R. Buxeda Díaz, Historiógrafo

PRIMER

OBISPO DE LA IGLESIA EPISCOPAL EN PUERTO RICO

Nuestro primer Obispo en Puerto Rico fue Ilmo. James H. Van Buren, consagrado en 1902.

PRIMERA CONVOCACIÓN DEL DISTRITO MISIONERO DE PUERTO RICO Y PRIMERA CONVENCIÓN

El 28 de marzo de 1905, el Obispo Van Buren convocó por primera vez al Distrito Misionero de Puerto Rico y luego, el 9 y 10 de mayo de 1905 se celebra la primera Convención.

PRIMER TRABAJO EN ESPAÑOL

En 1907 comenzó en la Iglesia San Andrés, Mayagüez, PR el primer trabajo en español de la Iglesia Episcopal en Puerto Rico.

PRIMEROS PUERTORRIQUEÑOS ORDENADOS AL SACERDOCIO

Los hermanos Antonio, Arístides y Domingo Villafañe fueron los primeros puertorriqueños en ser ordenados al sacerdocio. Esto ocurrió en 1923.

PRIMERA CONVENCIÓN DE LA SOCIEDAD DE MUJERES

EPISCOPALES (SME)

El 18 de abril de 1948 en la Iglesia Santísima Trinidad en Ponce, se celebró la primera Convención de la SME y comenzaron los trabajos de esta organización hasta el día de hoy.

Credo 19

PRIMERA CONVENCIÓN DE LA ASOCIACIÓN DE HOMBRES

EPISCOPALES

La primera Convención de la Asociación de Hombres Episcopales ocurrió en 1990. El presidente en aquel entonces fue el señor Francisco González.

PRIMEROS CURSILLOS

Los primeros Cursillos de Hombres y Mujeres del Movimiento de Cursillos de Cristiandad (MCC) en la Iglesia Episcopal en Puerto Rico se llevaron a cabo en 1986 en la Parroquia La Resurrección, Manatí. Los directores espirituales a cargo del primer cursillo de hombres fueron el Rvdo. P. León Ramos y el Rvdo. P. Waldemar Ramos, y el rector fue el señor Agustín Rivera. La Rvda. Presb. Nilda Lucca y la Rvda. Presb. Ana M. Lago fueron las directoras espirituales del primer cursillo de mujeres, y la rectora fue la señora Nilsa Camacho.

PRIMERA ASAMBLEA DE LA JUVENTUD

EPISCOPAL

La primera Asamblea de la Juventud se realizó en el Centro San Justo, Trujillo Alto en 1989. El primer presidente de la Juventud fue el hermano Richard W. Millien.

20 Credo

PRIMER NÚMERO DE LA REVISTA CREDO

El primer número de la revista CREDO fue publicado en 1953. El objetivo principal de CREDO era fomentar la educación religiosa en el desarrollo de la Iglesia Episcopal Puertorriqueña con el fin de dar a conocer mejor nuestra Iglesia. A CREDO, le precedieron publicaciones tales como El Faro, El Pan Nuestro y La Iglesia Viviente. Estas tres publicaciones, todas comenzadas en 1949 y cuyo formato era tipo boletín, incluían reflexiones teológicas y bíblicas, reseñas de actividades y anuncios, entre otros temas.

PRIMER OBISPO

PUERTORRIQUEÑO

El Rvdmo. Francisco Reus Froylán fue el primer Obispo puertorriqueño de nuestra Diócesis y su consagración ocurrió el 30 de noviembre de 1964. Se distinguió por ser una voz fuerte en asuntos de justicia social y llevar a la Iglesia a mirar al mundo.

Credo 21

PRIMERA MUJER ORDENADA AL PRESBITERADO

La Rvda. Presb. Nilda Lucca es la primera mujer ordenada al presbiterado en la Diócesis de Puerto Rico. Su ordenación ocurrió el 22 de mayo de 1983 en la Cancha Salvador Dijols en la Playa de Ponce, PR. Como mujer de avanzada, se destacó como atleta de softball en la Universidad Interamericana de San Germán, obtuvo una Maestría en Salud Pública del Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico y fue maestra de física y directora de Salud Pública en Ponce. Posteriormente, cursó sus estudios en teología en el General Theological Seminary en Nueva York.

¡NO SOLO ES LA PRIMERA MUJER ORDENADA AL PRESBITERADO EN NUESTRA DIÓCESIS; ES TAMBIÉN LA PRIMERA EN AMÉRICA LATINA!

PRIMER HOSPITAL

En 1906, un grupo de feligreses de la Parroquia Santísima Trinidad comenzó la construcción de un hospital en Ponce. En 1907, con el apoyo de la Sociedad de la Iglesia Episcopal Americana, se hizo posible la construcción del antiguo Hospital San Lucas. Esta fue la primera piedra para el gran conglomerado de Servicios de Salud Episcopales que tenemos hoy día.

Nota: La información aquí compartida se obtuvo de diversas fuentes tales como: Documentos históricos de la Iglesia Episcopal Puertorriqueña, vols. 1 y 2, la investigación histórica realizada por M.U.S.A. Coop para un video sobre la Iglesia Episcopal, Diócesis de Puerto Rico, números previos de la revista CREDO y conversaciones con clérigos y laicos. El Equipo Editorial de CREDO agradece la información provista por las hermanas Xait García Antongiorgi, Lymarie Padró Roura, Richard W. Millien y por los clérigos Rvdmo. Obispo David Andrés Álvarez y Rvdo. P. Iván R. Buxeda Díaz.

22 Credo

NUESTRO SELLO EPISCOPAL

El Sello Episcopal que utilizamos fue adoptado por el Obispo James H. Van Buren. Cada elemento del mismo tiene un significado que nos identifica como episcopales en Puerto Rico. La información aquí presentada, fue en gran medida, obtenida del libro Documentos Históricos de la Iglesia Episcopal Puertorriqueña, Volumen I. 1

El sello es ovalado, la forma más común de los escudos eclesiásticos. En la curva del escudo aparece una mitra grande la cual significa que la autoridad suprema de la Iglesia Episcopal, es el Obispo. El adjetivo Episcopal procede de la palabra latina “episcopus”, a su vez derivada del griego ἐπίσκοπος / episkopos (en español, Obispo).

El resto del escudo es de color azul significando el mar e indicando el carácter insular de Puerto Rico.

En medio de ese campo se destaca el Cordero Pascual de color plateado, indica la sede del Obispo en San Juan y la de la Catedral, ciudad y sede establecida en honor de San Juan el Bautista.

La parte superior del escudo es de color rojo, que significa la sangre de Cristo mediante la cual se efectuó nuestra redención. Generalmente, esta ocupa una tercera parte del mismo y está separada del resto del escudo por una línea.

Sobre ese campo rojo se destaca un Águila con sus alas extendidas entre dos mitras (el águila es el ave más común en lo heráldico, ciencia que versa sobre blasones o escudos). El Águila está como viendo las dos mitras, las cuales representan los dos episcopados, el episcopado de los Estados Unidos, del cual procede el de Puerto Rico.

1 Los libros Documentos Históricos de la Iglesia Episcopal Puertorriqueña, Vols. 1 y 2 son de la autoría del Rvdo. Can. Jorge Juan Rivera Torres, quien por 40 años (1977-2017) fungió como historiógrafo de la Diócesis de Puerto Rico.

NUESTROS OBISPOS PUERTORRIQUEÑOS A

partir de 1964, la Diócesis de Puerto Rico ha contado con obispos puertorriqueños en su liderato. Fue el Obispo Francisco Reus Froylán (Q. E. P. D.) el primero. A él, le han seguido los Obispos David A. Álvarez Velázquez, Wilfrido Ramos Orench y Rafael L. Morales Maldonado.

En el caso del Obispo Reus, les compartimos un ensayo redactado por el Rvdo. P. Iván R. Buxeda Díaz, Historiógrafo. A los Obispos Álvarez, Ramos y Morales tuvimos la oportunidad de entrevistarlos y conversar con ellos. En esta sección, les presentamos las reseñas que son el fruto de esas conversaciones. El Equipo Editorial de CREDO agradece a los tres obispos, el espacio, la confianza y el diálogo.

A los Obispos Reus, Álvarez y Ramos les agradecemos el legado de su ardua labor. Al Obispo Morales le deseamos que pueda continuar el trabajo fructífero que ha comenzado y que Dios le siga guiando en sus esfuerzos para que nuestra Diócesis sea cada vez más una Dinámica, Evangelizadora y Misionera.

Rvdmo. Francisco Reus Froylán

Por: Rvdo. P. Iván R. Buxeda Díaz, Historiógrafo

El Rvdmo. Francisco (“Paco”) Reus Froylán nació en Santurce, Puerto Rico el 14 de abril de 1919 era el hijo mayor de la Sra. Carmen Froylán y del Rev. P. Esteban Reus García. Su madre era de ascendencia alemana y fue maestra de educación cristiana, oficinista y organista de la Iglesia

Evangélica Luterana y su padre ejerció como sacerdote episcopal. El Obispo Reus inició sus estudios primarios en la escuela Luchetti en Santurce. Su padre fue el primer rector puertorriqueño en la Parroquia Santísima Trinidad en Ponce. Se graduó de escuela superior en la “ciudad señorial”.

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Estudió Teología en el Seminario Du Bose de Mount Eagle en Tennessee. Allí conoció a su esposa Doreen B. Brewer con quien tuvo tres hijas: Pamela, Sandra y Carolyn.1 Luego, prosiguió estudios graduados en la Escuela de Divinidad de Filadelfia y el Seminario Episcopal del Caribe.El Obispo Reus tenía una Maestría en Literatura de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras, realizada entre las décadas de 1930 y 1940, y una Maestría en Sagrada Teología de University of the South. Se interesó por la literatura, la historia y el teatro, pues participó en obras teatrales en su juventud. A nivel universitario centró su atención por la filosofía, la teología, sociología y literatura. También se interesó por los deportes.

Fue ordenado diácono en 1942 a la edad de 23 años, siendo asistente en la Catedral San Juan Bautista. En 1943, fue

1 Can. Wilner Millien, “In Memoriam: Doreen B. Reus”. CREDO, enero, 1986, Año XXXII, Núm. 315, 1 y 7.

ordenado presbítero por imposición de manos del Rvdmo. Chales B. Colmore. Posteriormente, fue asignado a la Parroquia San Andrés de Mayagüez con la mentoría del rector Rev. P. Charles F. Boynton. Luego, fue asignado a la Misión La Reconciliación en el barrio Quebrada Limón y colaboró en la fundación del Colegio San José donde fue capellán y maestro. Fundó la Parroquia La Sagrada Familia en el barrio San Just de Trujillo Alto en agosto de 1948. La misma fue consagrada por el Rvdmo. Charles F. Boynton en 1950. En 1954, le sucedió el Rev. P. Ramón E. Quiñonez. El Obispo Reus ayudó a fundar el Colegio San Justo. Fue asignado a la Misión Santa Hilda desde 1959 hasta su consagración al episcopado. A sus cuarenta años de edad, fue el rector de la congregación de habla hispana de la Catedral San Juan Bautista y también Deán de la Catedral y director en Cathedral Episcopal School. En 1962, fue el rector de la congregación de habla inglesa.

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A nivel administrativo, el Obispo Francisco Reus fue uno de los ocho miembros del Consejo Asesor, uno de los cinco integrantes del Consejo Ejecutivo, uno de los cuatro capellanes examinadores, miembro del Tribunal Eclesiástico, miembro de la Comisión de Relaciones Ecuménicas, miembro de la Comisión sobre la Juventud y miembro del Departamento de Educación Religiosa. Fue editor de CREDO, la cual se publicaba trimestralmente.

El 30 de noviembre de 1964 fue consagrado Obispo de Puerto Rico en la Catedral San Juan Bautista. Fue el primer puertorriqueño nombrado por la Cámara de Obispos en Estados Unidos. A sus 45 años, fue consagrado al episcopado por el Rvdmo. Arthur C. Lictenberger de Missouri, el Rvdmo. Charles F. Boynton y el Rvdmo. Albert Ervine Swift.

El Obispo Reus Froylán se solidarizó con los sectores menos aventajados económicamente, con la clase trabajadora, los desplazados, los inmigrantes, las mujeres y los campesinos. El obispo Reus “no se

refugió en la seguridad de su posición eclesiástica al actuar en la complicidad del silencio”. Por el contrario, luchó por la justicia social, denunciando a las multinacionales y los abusos de los sectores adinerados de la empresa privada y el gobierno.

Uno de los incidentes más serios de la década de 1970 en Puerto Rico fue la propuesta de compañías estadounidenses para explotar yacimientos minerales en el centro montañoso de Puerto Rico. El Obispo Reus se opuso a tal proyecto de explotación minera en octubre de 1970 utilizando estudios científicos y periciales sobre los peligros a la salud pública de otorgarse los permisos y contratos para la explotación minera.2

2 Council on Economic Priorities, Economic Priorities Report, Industries Section, 1971, p. 21, citado en Víctor A. Feliberty Ruberté, Francisco: Obispo y profeta. Pensamiento social y político del Monseñor Reus Froylán (Estados Unidos: Ediciones Académicas, 2014), 110. Véase, Jorge Colón Rivera, et. al., “El secreto se hace voz pública: Puerto Rico no es tan pobre como se decía”. El proyecto de explotación minera en Puerto Rico (1962-1968). Nacimiento de la conciencia ambiental moderna (Río Piedras: Ediciones Huracán, 2014), 61-102.

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Asimismo, un ensayo muy importante por las ideas y contenido fue redactado por el Obispo Reus Froylán y se presentó en una conferencia titulada El papel histórico de las iglesias en la autodeterminación de Puerto Rico ante la facultad de la División de Ciencias y Profesiones de la Conducta del Recinto Metropolitano de la Universidad Interamericana de Puerto Rico en 1982. En ese ensayo, el Obispo Reus denunció la complicidad de las iglesias en el derrotero inmovilista hasta ese momento en la relación política con Estados Unidos. 3

La inclusión completa de las mujeres en la iglesia también tuvo un espacio prioritario en su labor. El Obispo Reus participó en la Convención General de 1976 en Minneapolis cuando se aprobó la ordenación de mujeres al triple orden: diaconado, presbiterado y episcopado. En 1983, ordenó a la primera mujer puertorriqueña al presbiterado la Rvda. Presb. Nilda Lucca de Anaya.

Un hecho significativo de su episcopado de 1964 a 1989 fue la separación de la Diócesis de Puerto Rico de la Iglesia Protestante Episcopal de Estados Unidos (PECUSA) en la década de 1970. La Diócesis obtuvo su autonomía eclesiástica y se incorporó legalmente como una corporación sin fines de lucro bajo el nombre y la identidad de Iglesia Episcopal Puertorriqueña. De esa forma, Puerto Rico fue una diócesis extraprovincial en la Comunión Anglicana bajo la autoridad metropolitana de la IX Provincia en 1979.

3 Véase, Francisco Reus Froylán, “Apuntes para una pastoral descolonizadora”, Revista PRISA, 1988; Jorge J. Rivera Torres, Documentos históricos de la Iglesia Episcopal Puertorriqueña, Vol. I (Trujillo Alto: Taller Episcográfico, 2008), 134-137.

Igualmente relevante es la fundación del Programa de Hospicio y Cuidado en el Hogar San Lucas en 1967. Este Programa se independizó del Hospital San Lucas en octubre de 1973 con autonomía fiscal y administrativa. Llegó a tener 43 oficinas prestando servicios a los adultos de la tercera edad o pacientes con condiciones terminales.

En 1989, el Obispo Reus Froylán se jubiló a la edad de 70 años. Habían pasado dos años de la consagración de su sucesor el Rvdmo. Obispo David A. Álvarez Velázquez. A la edad de 89 años, falleció en la ciudad de Clearwater, Florida como resultado de una pulmonía. Sus restos yacen en el Cementerio Jardín de Getsemaní en el barrio Quebrada Limón en Ponce.4

4 El autor recomienda la lectura de Dr. Víctor A. Feliberty Ruberté, Op. Cit., 250 págs.

Rvdmo. David Andrés Álvarez Velázquez

Entrevista realizada por: José R. Delgado Torres y Cristina D. Olán Martínez Redactado por: Cristina D. Olán Martínez

Episcopal de nacimiento, el Obispo David Andrés Álvarez Velázquez es hijo del Rvdo. P. Lorenzo Álvarez y la señora Paula Vélazquez, quien también dedicó su servicio a la iglesia. Fue concebido en el barrio Rancheras, Yauco y nació el 17 de agosto de 1941 en el Hospital San Lucas en Ponce. Se crió en el seno de las feligresías episcopales en las cuales su padre sirvió y estudió en sus instituciones. Su primera infancia transcurrió en las Iglesias La Anunciación en Yauco y San Andrés en Mayagüez. Luego, se trasladaron a la Iglesia Santa María Virgen en Ponce. Allí ya había un cuido y una escuela que recién comenzaba, y en la cual estudió. También fue acólito en esa iglesia.

De adolescente, estuvo interno en el Colegio San Justo, Trujillo Alto hasta que completó la escuela superior. En aquel entonces, la institución era una escuela tipo internado, solamente para varones. Los estudiantes también eran responsables de parte de las tareas de mantenimiento de la institución. Entre sus compañeros de clase estuvieron los sacerdotes Mickey Vilar y Tomás Romani y el señor José “Che” Juan García, fundador de los Hogares CREA. Cuando joven, “Che” Juan vendía drogas en el barrio. Nos narró el Obispo David que los Hogares CREA se fundaron en propiedad de la Iglesia de la Iglesia Episcopal, con el apoyo del Obispo Reus y con el Rvdo. P. Waldemar Ramos como el primer capellán de CREA. Sus oficinas centrales están en San Justo porque Che Juan quiso repagar a aquella comunidad el daño que había hecho.

El Obispo David completó un Bachillerato en Historia en la Universidad Politécnica “Poli” (ahora, Universidad Interamericana). Siendo joven, sintió el llamado al sacerdocio pero dudó sobre la veracidad de esta vocación.

“Eso es un dilema que tuvimos todos los que fuimos hijos de clérigos [...] porque siempre tuvimos la duda de si estábamos siguiendo esta vocación por influencia

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o por imitación de nuestros padres que eran clérigos”, expresó el Obispo David, quien cursó sus estudios posgraduados en el Seminario del Caribe en Carolina.

Fue ordenado al diaconado el 5 de mayo de 1965 en Santísima Trinidad, Ponce y su primera asignación como diácono fue en la Iglesia San Miguel Arcángel de ese mismo pueblo.

“El primer bautismo que yo hice fue en la cárcel porque una de las labores que hacíamos era con las Hermanas de la Transfiguración en el barrio y en la cárcel. Servíamos con la capellanía de San Miguel que era la capellanía de la cárcel”, nos compartió.

Luego lo asignaron como capellán de la escuela de la Catedral. A los seis meses de haber sido ordenado diácono, fue ordenado al presbiterado el 11 de noviembre de 1965. Siendo sacerdote, fue asignado a la Iglesia San Marcos en el barrio Magueyes en Ponce. La iglesia era el centro de la comunidad y muchos jóvenes iban a la cancha de esta. Esta feligresía mantenía una relación de capellanía con una escuela industrial para mujeres jóvenes que había en el área. Tras un tiempo en San Marcos, regresó a la Catedral cuando la Junta Parroquial de la feligresía de habla hispana lo llamó después de que el Rvdo.

P. Antonio Ramos (anterior Deán de la Catedral) fue electo como Obispo para Costa Rica. Estuvo más de una década en Catedral y luego sirvió en la Iglesia Santa Hilda en Trujillo Alto.

Estando en Santa Hilda, el Obispo Francisco Reus Froylán anunció el proceso de elección de un obispo para la Diócesis de Puerto Rico. El Rvdo. P. David A. Álvarez fue electo obispo el 27 de septiembre de 1987 en el Centro San Justo. Durante dos años, ejerció como Obispo Coadjutor. Anteriormente, ya el Obispo

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David había trabajado en la Oficina Diocesana después de haber estado en la Catedral. Había estado a cargo de la administración durante el episcopado del Obispo Reus en el mismo tiempo en que laboraba allí el Rvdo. P. André Trevathan y que el Rvdo. P. Wilfrido Ramos Orench (hoy día, Obispo) estaba a cargo de la parte de educación. Gracias a la gestión del Rvdo. P. W. Ramos, se creó el programa ESTUDIO.

Transcurrida su elección, el Obispo David se disponía a “continuar lo que los obispos anteriores habían aportado y preparar la Diócesis para el futuro”, según expresó. Bajo su episcopado, se buscó desarrollar una diócesis fiscalmente autónoma. También, se tenía como objetivo continuar el crecimiento de la Iglesia Episcopal en Puerto Rico y el desarrollo de misiones. Para el final de su episcopado, había casi 50 feligresías. De igual forma, se realizaron esfuerzos que condujeron a la Diócesis de Puerto Rico a dejar de ser una diócesis extraprovincial y a regresar a la Convención General. Esto permitió regresar al Plan de Pensiones y que el clero pudiera disfrutar de una pensión digna luego de sus años de trabajo. Cabe destacar que de 1991-1992, el Obispo David también fue Obispo Provisional de la Diócesis de Cuba.

Durante su episcopado, se logró incrementar la imagen pública en los medios de comunicación de Puerto Rico y proyectar a la Iglesia Episcopal como una más abierta y liberal. Dos temas de mucho peso surgieron durante su incumbencia como obispo: la salida de la Marina de Vieques y la ordenación de personas de diversas orientaciones sexuales al episcopado.

Con relación a la lucha por la salida de la Marina de Vieques hubo una reunión inicial, en el edificio que luego se convirtió en el Centro San Bernabé, con el Rvdo. P. Miguel Vilar, el Secretario de la Sociedad Bíblica de Puerto Rico y el

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Secretario del Concilio Evangélico. Posteriormente, a este grupo se le unieron el Arzobispo Roberto González y el Obispo Rubén González de la Diócesis de Caguas de la Iglesia Católica Romana.

“Se acordó que había una problemática humana, social en cuanto a Vieques; no sólo por la muerte de David Sanes sino por las consecuencias sociales que el bombardeo tenía sobre la población de Vieques”, expresó el Obispo David. De estas gestiones, surgió la Coalición Ecuménica Puertorriqueña Por Vieques.

Por otra parte, en 2003, ocurrió la ordenación al episcopado del Obispo Gene Robinson en la Diócesis de New Hampshire. El Obispo Robinson fue el primer sacerdote abiertamente homosexual al momento de ser electo obispo dentro del episcopado histórico. El Obispo David fue el único obispo latinoamericano en votar a favor de su ordenación. Esto creó gran revuelo y controversia, pero al mismo tiempo, dio paso a procesos educativos que fueron moviendo a la Diócesis de Puerto Rico a una mayor inclusión. Para ese entonces, el Obispo David contó con el apoyo del Rvdo. P. Manuel Olmo, psicólogo con vasto conocimiento y experiencia en estos temas.

Uno de los mayores legados del Obispo David y su equipo de trabajo fue la creación de Servicios Sociales Episcopales, brazo de la iglesia que ofrece servicios a la niñez, a la juventud y a las familias de Puerto Rico. De igual modo, el Sistema de Salud Episcopal continuó en crecimiento bajo su episcopado. En el ámbito familiar, el Obispo David está casado con Maryleen Mullert, tiene 2 hijas–Diana y Tairis–, un hijo–David Lorenzo–y es abuelo de 3 nietas y un nieto.

El Obispo David culminó su episcopado en la Diócesis de Puerto Rico en el año 2013. En la última Asamblea Diocesana bajo su episcopado, celebrada del 20-21 de septiembre de 2013, se leyó el siguiente versículo: “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe” (2 Timoteo 4:7). Para ese momento, se encontraba en tratamiento de quimioterapia y luego fue operado para remover el lóbulo inferior del pulmón derecho por razón de un diagnóstico de cáncer. Al cierre de esta edición, se encuentra en remisión y disfruta de buena salud.

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Rvdmo. Wilfrido Ramos Orench

El Obispo Wilfrido Ramos Orench es episcopal de nacimiento. Nació en las montañas de Yauco y la única iglesia que había cerca era la Iglesia Episcopal La Transfiguración. Allí lo bautizaron y lo confirmaron. Desde ese instante, lo enviaron a esta jornada de fe en la que continúa hasta hoy.

Al terminar la escuela, decidió estudiar ingeniería en el Colegio de Agricultura y Artes Mecánicas (CAAM, hoy UPRMayagüez). Duró solamente dos años porque no le gustó. Consiguió una beca en la Universidad Católica y allí estudió Humanidades y Ciencias Sociales. En

ese momento, se debatía si continuar estudios en derecho o psicología, o si irse al Peace Corps. También, sintió el llamado vocacional, pero no quería que fuera algo por imitación ya que sus hermanos Antonio y Paco, ambos gemelos, habían optado por el ministerio ordenado. En esa época, también se casó. Se mudó a Camden, New Jersey donde obtuvo empleo en trabajo social en un entorno con muchos problemas. Fue ahí, donde se cristalizó el llamado a la vida clerical. De Camden, regresó con un hijo pequeño y otro en camino, y con la inquietud vocacional que se cristalizó en una conversación con el Obispo Swift y en el comienzo de sus estudios en el Seminario.

Fue ordenado al diaconado el 29 de mayo de 1966 y el 3 de diciembre de 1966, al presbiterado. Su primera asignación como diácono fue en la Iglesia Cristo Rey, Caguas, a la cual le llama “mi primer amor eclesial”. Allí estuvo a cargo de la congregación.

Su llamado no estuvo libre de dudas y en una ocasión que le planteó esa preocupación al Obispo Swift, este le dijo: “Hijo mío, el tener dudas e interrogantes es saludable”.

Tampoco estuvo libre de retos. Si se mira a través de la historia del Obispo Wilfrido en el ministerio ordenado, veremos cómo siempre estuvo involucrado en la solución exitosa de conflictos. En esa primera gestión en Caguas, jóvenes del barrio vandalizaban la iglesia y el guardián mayor le llegó a sugerir que le colocaran alambres de púas

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Entrevista realizada por: José R. Delgado Torres y Cristina D. Olán Martínez Redactado por: Cristina D. Olán Martínez

a la propiedad. Sin embargo, el joven Diácono Wilfrido planteó una solución:

“En primer lugar, va a parecer una prisión, en lugar de una iglesia, y en segundo lugar, yo creo que es cómo lograr que a esos jóvenes se les ofrezca un espacio al que puedan venir y sentirse seguros. Pues lo llevamos a un diálogo con el comité de misión, me apoyaron, y yo comencé un diálogo con los muchachos. Y ¿sabes qué? Se empezaron a reunir en la iglesia”.

Una vez ordenado al presbiterado, permaneció 17 años en Puerto Rico llevando a cabo su ministerio. En 1968, dos años después de haberse graduado del Seminario del Caribe, fue reclutado como profesor en dicha institución. Allí desarrolló un programa de Educación Situacional.

“Mucha gente se cuestionaba cómo a los 28 años uno estuviese con esas

responsabilidades y yo me preguntaba pero se dio la oportunidad y acepté. Estuve en el Seminario enseñando. Después pasé a ser profesor asistente de Teología Pastoral además de ser vicario de la Misión Santo Tomás, que era una especie de laboratorio para que los estudiantes hicieran sus prácticas allí. Se desarrolló un ministerio bien lindo, que está todavía y que fue fundado por el Deán original del Seminario, el Rvdo. P. Eugene Crommet”, relató el Obispo Wilfrido, quien también fue el creador de la Escuela de Estudios Teológicos de la Diócesis de Puerto Rico (ESTUDIO).

Transcurrido el tiempo en el Seminario, el Obispo Wilfrido fue asignado a la Iglesia La Reconciliación en el barrio Quebrada Limón, Ponce. Allí quiso sembrar 3 cuerdas de maíz y gandules. Estaba buscando semilla y consejo así que acudió a la persona que todos le recomendaban: don Franco Gotay.

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Resultó que don Franco Gotay era el padre de Marling, su actual esposa. Así fue cómo la conoció. La siembra, no solo de plantas, resultó abundante. Ya él tenía 5 hijos y ella tenía 3. Al casarse, unieron sus familias también. Hoy día, tienen 17 nietos entre ambos y él tiene 4 biznietos.

En 1984, partió hacia Bridgeport, Connecticut y, al igual que en el tiempo en que estuvo en NJ, sirvió entre la gente lacerada por la pobreza, la marginación, el racismo y la criminalidad. Allí fue asignado como Misionero Latino. Una vez más, el Obispo Wilfrido buscó las formas de ir restaurando lazos entre la feligresía y la comunidad. El servicio amoroso hacia las personas más necesitadas fue clave.

“Yo siempre digo que hay que entrar en la mente de Cristo, de cómo a través de la oración, la meditación y la acción de la Palabra del Evangelio, Dios va señalando el camino. Y ese camino es, en última instancia, ese camino de transformación. Esa es la invitación que Dios continuamente nos hace, que nos convirtamos en agentes de reconciliación y transformación”, afirmó el Obispo Wilfrido, quien también cuenta con estudios graduados del General Theological Seminary.

Estando en Connecticut, se abrió un proceso para elegir a dos obispos sufragáneos. Un total de 54 aspirantes participaron de este proceso y al final, uno de los dos obispos electos fue el Obispo Wilfrido. Su ordenación, celebrada el 14 de octubre de 2000, fue un momento memorable. Su hermano, el Obispo Antonio, estuvo como uno de los obispos consagrantes y hubo una nutrida delegación de la Diócesis de Puerto Rico que dijo presente. También

lo acompañaron los Obispos Francisco Reus, David A. Álvarez y Albert E. Swift. El Obispo Swift le regaló el envase (véase foto arriba), en la cual se colocan los aceites para ungir a los candidatos a confirmación. Fue un tiempo de trabajo muy satisfactorio junto a su compañero Obispo Sufragáneo James E. Curry–los llamaban “The Twin Bishops”–y el Obispo Diocesano Andrew D. Smith. A los tres obispos juntos, los llamaban “Los tres amigos”.

En 2003, ante la necesidad de un Obispo en la Diócesis de Ecuador Central, el Obispo Wilfrido fue llamado a servir en un momento en que dicha diócesis estaba sedienta de un proceso de sanación y restauración.

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“Fue una locura, usando el concepto de San Pablo de la locura en Cristo. Como Abraham y Sara, era lanzarse a una aventura de fe”, dijo.

De 2006-2009, sirvió como Obispo de la Diócesis de Ecuador Central en la que nuevamente atendió a comunidades marginadas y pobres, particularmente a las personas nativas indígenas. En 2009, regresó a los Estados Unidos a trabajar en las Oficinas Centrales de la Iglesia Episcopal, localizadas en Nueva York, como Oficial para la Novena Provincia y el Caribe. Allí estuvo hasta 2013, hasta que recibió una llamada de la señora Yadira Torres Rivas, quien era Presidenta del Comité Permanente de la Diócesis de Puerto Rico. En esa llamada, lo invitaban a ser Obispo Interino. A los tres meses, se le acercaron y le pidieron que fuera Obispo Provisional. Su nombramiento como Obispo Provisional fue ratificado en una Asamblea Especial en el Centro San Justo y el 29 de marzo de 2014 fue instalado como tal.

“Cómo unirnos para lograr la meta final de tener un obispo electo que tuviera el

respaldo del pueblo”, expresó el Obispo Wilfrido, para quien su tiempo como Obispo Provisional fue un privilegio y una bendición.

A él le han llamado “Quijote de la fe” porque es un soñador. Incluso, uno de sus libros favoritos es El sueño de Dios, del Arzobispo Desmond Tutu.

“Ser episcopal para mí es ser un buen cristiano en todo el sentido de la palabra y el sueño mío es que algún día en la providencia de Dios, no sea necesario usar los labels (etiquetas) de episcopal, católico, o bautista, por ejemplo, sino que se logre el sueño de Jesús: que todos seamos uno como él y el Padre son uno”, afirmó.

“Si la Iglesia se involucra y se da de lleno y en solidaridad con las necesidades del Pueblo, la gente responde, quieren ser parte de la comunidad de fe, que vive su fe no solo en palabras sino en acciones. Ese sigue siendo el llamado para nosotros, para el pueblo cristiano. La invitación de Dios es que la Palabra, el Evangelio, sea una vivencia”, puntualizó.

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Rvdmo. Rafael L. Morales Maldonado:

PRESENTE Y FUTURO

El 22 de julio de 2017 fue consagrado al episcopado, el Rvdmo. Obispo Rafael L. Morales Maldonado. En el pasado número de CREDO, reseñamos el proceso de transición y sus primeros años como Obispo en la Diócesis de Puerto Rico. En esta ocasión, nos sentamos con él y conversamos sobre el presente y el futuro de nuestra Diócesis y su visión de la Iglesia en el corto, mediano y largo plazo.

El Obispo Rafael nos compartió que nuestra Iglesia Episcopal, Diócesis de Puerto Rico se encamina a continuar desarrollando su modelo de sectorización. Este modelo ubica a la iglesia saliendo del templo y acercándose más a la comunidad.

“Veo a esta Diócesis como una diócesis de esperanza, una diócesis en crecimiento, una diócesis que está en transformación y el centro de esa transformación radica en el deseo que tenemos de que los templos, las comunidades se muevan hacia otros sectores, hacia otras áreas. Veo una Iglesia que ya va tomando conciencia de la importancia de salir del templo y de insertarse en la vida de las personas y de llevar a Cristo a la vida de las personas en las propias comunidades. Estoy altamente convencido de que si la Iglesia Episcopal de Puerto Rico toma ese paradigma y lo hace suyo, nosotros vamos a estar en una Iglesia en crecimiento”, explicó.

Al modelo de sectorización, se le suma la expansión del trabajo de nuestras instituciones y ministerios. En un país como Puerto Rico, tan lastimado por la desesperanza, la salida de gran parte de nuestra población joven, la soledad de los adultos mayores y el deterioro de la salud mental, la Iglesia

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Entrevista realizada por: José R. Delgado Torres y Cristina D. Olán Martínez Redactado por: Cristina D. Olán Martínez

Episcopal se presenta como una mano amiga que se extiende y apoya al pueblo puertorriqueño. El Sistema de Salud Episcopal continúa en crecimiento y mantiene un enfoque holístico en el cuidado de la salud, el cual incluye el servicio del Centro de Salud Conductual. De igual manera, la Iglesia Episcopal brinda apoyo a las personas más necesitadas a través del Programa REDES, institución que provee para atender a las personas afectadas por desastres naturales, tal como han sido los huracanes Irma, María y Fiona, por ejemplo, y los terremotos de 2020. Asimismo, el Obispo Rafael resaltó los nuevos proyectos tales como: la Pastoral Universitaria que se está desarrollando en Río Piedras, la apertura en un futuro cercano de un comedor social en Ponce y el inicio de un programa de apoyo junto a la Diócesis de Florida Central para atender pastoralmente a aquellas familias puertorriqueñas que migran a la Florida.

Otros proyectos nuevos o reenfocados también se van cristalizando. En Loíza, se están iniciando los trabajos de Casa NANI dirigidos a madres adolescentes y a mujeres en general. El desarrollo de la Pastoral de la Mujer y el Proyecto 10:7 también estarán atendiendo a las mujeres. Ciudad San Lucas continuará con su enfoque hacia la atención de adultos mayores y en el Centro Obispo Colmore, Quinta Tranquila, Yauco se planifica tener un centro comunitario habilitado para ofrecer servicios de salud a la población de la montaña. Por otra parte y de manera reciente, la Diócesis de Puerto Rico adquirió el Hospital San Lucas Metro en Cupey, el cual se le añade a todos los servicios de salud con los cuales ya cuenta el Sistema. El Obispo Rafael resaltó también el papel protagónico que han tenido los medios de comunicación social en las áreas de evangelización y acompañamiento.

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Todas estas instituciones y ministerios le sirven al ser humano en distintas áreas y generan empleos para los puertorriqueños y puertorriqueñas. Asimismo, para todas las iniciativas, el Obispo Rafael cuenta con un equipo de personas del clero y del laicado que apoyan los diversos esfuerzos.

“Estamos tratando de insertarnos en todos los medios posibles en la sociedad a través de nuestras instituciones y feligresías, y ya hay cosas que están tomando forma de una manera bien significativa. Estamos esperanzados de ser un instrumento de animación para todas las personas que vivimos aquí en Puerto Rico y creo que la Iglesia se va moviendo en esa dirección”, afirmó el Obispo Rafael.

En línea con esa expansión de proyectos, está también la meta de ofrecer una mejor capacitación para el laicado. Para ello, se está trabajando en la acreditación y ampliación de servicios en el Seminario, y también en la oferta de cursos del Centro Anglicano de Formación para el Laicado (CAFL).

A través del CAFL, “vamos a ir a los distintos arcedianatos a ofrecer los cursos”, indicó el Obispo Rafael. Esto permitirá incrementar la preparación del laicado para la tarea de sectorización, lo cual, al final del día, se traduce en discipulado y misión.

“Ser un episcopal no es ir a misa los domingos y luego tener un ágape; eso no es una definición de lo que es ser episcopal. Un episcopal es cristiano y discípulo seguidor de Jesús; tiene una experiencia de Jesús fuerte

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en su corazón y no la puede contener. Y como no la puede contener, sencillamente, la comparte. Y esa forma de compartirla se llama misión”, expresó el Obispo Rafael.

En su episcopado, el Obispo Rafael ha tenido múltiples oportunidades de servir internacionalmente. Presidió la Novena Provincia y al culminar su presidencia, continuó con las relaciones de colaboración con diversos países de América Latina. Ha podido apoyar los procesos de elección de obispo en las Diócesis de Ecuador Central y de Colombia. También ha facilitado puentes para lograr acuerdos de colaboración entre el Seminario San Pedro y San Pablo de nuestra Diócesis con el Seminario de la Diócesis de Cuba. De igual manera, se vislumbran acuerdos entre nuestro Seminario y los Seminarios de las Diócesis de Ecuador Central y Ecuador Litoral. Recientemente, el Obispo Rafael recibió una solicitud para ser Obispo Visitante en la Diócesis de Islas Vírgenes, a lo cual respondió con entusiasmo. Apoyo en la formación, desarrollo de ministerios y asesoría administrativa son áreas que se están atendiendo en la Diócesis de Islas Vírgenes. En el año 2022, fue elegido por la Cámara de Obispos como miembro del Consejo Ejecutivo de la Iglesia Episcopal y en abril de 2023, fue llamado por el Comité Permanente de la Diócesis de Cuba para ser Obispo Provisional de esa diócesis. Será instalado en La Habana, el 24 de junio de 2023.

“Dios marca el camino y nosotros lo seguimos”, dijo el Obispo Rafael.

Son muchos los proyectos por delante; para el Obispo Rafael no existen límites de proyectos. A la Diócesis le aguarda el desarrollo de un Plan Pastoral que marcará las metas a largo plazo. A corto y mediano plazo, toca continuar con los trabajos de sectorización y reforzar la formación tanto del clero como el laicado.

“En la víspera de mis seis años de episcopado, tengo que darle gracias a Dios por un período maravilloso y pedir que el Señor nos siga dando salud para seguir adelante y continuar pastoreando al pueblo de Dios aquí en Puerto Rico y en los lugares a donde tengamos que ir. Me apasiona todo lo que hago porque pienso que trabajo para el Maestro. Y si trabajo para el Maestro Jesús es el honor más grande que puede tener un ser humano”, puntualizó.

O rgullo E piscopal

N

uestros feligreses mayores son un tesoro preciado con el que contamos en la Iglesia. El valor de su experiencia es incalculable. Ellos y ellas han ejercido su mayordomía con entrega y compromiso, y por largos años, han ofrecido sus dones y talentos al servicio de Dios y de la Iglesia.

Con motivo de la celebración de los 150 años Anglicanismo en Puerto Rico, hemos iniciado la sección de Orgullo Episcopal. La misma está dedicada a resaltar las vivencias de feligreses que, durante décadas, se han distinguido por su servicio en la Diócesis de Puerto Rico. Son muchas las personas en nuestra Iglesia Episcopal de avanzada edad, vasta experiencia y firmeza en su compromiso. En este número de CREDO, hemos incluido a 12 personas, pero les prometemos que, en el próximo número, continuaremos esta celebración y seguiremos rindiendo tributo a quienes, con su vida y su servicio amoroso, han dado testimonio de fe.

El Equipo Editorial de CREDO agradece al clero a cargo de feligresías y a las familias de las personas entrevistadas por la oportunidad de conversar con ellas y ellos, compartir y conocerles.

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EN

MEMORIA DE Ana Elisa Albizu Carbonell vda. de Capaldo

Redactado por: Carmen Cepeda Albizu, adaptado para revista CREDO

Doña Ana Elisa alcanzó la edad de 97 años. Siendo adolescente, conoció la Iglesia Episcopal La Santísima Trinidad para los años 1940 y fue recibida por el Obispo Charles B. Colmore alrededor del año 1942. Le llamó la atención la familiaridad del sacerdote hacia ella y su familia.

1925 - 2023

Como episcopal activa en su juventud, participó de diversas organizaciones y ministerios de la Iglesia, tales como: Las Niñas Amigas, el grupo de jóvenes y la cofradía del altar. Lavaba y planchaba los paños del altar. De adulta, fue miembro de la Sociedad de Mujeres y la Junta Parroquial.

Fue producto de la escuela pública. Estudió su profesión en la Escuela de Enfermería del Hospital Episcopal San Lucas en Ponce, donde posteriormente, también ejerció como maestra. Contrajo nupcias con el Rvdo. Padre Alfonso Capaldo. Vivió en los Estados Unidos por dos años, donde trabajó en un hospital y posteriormente regresó a Puerto Rico, donde también ejerció como enfermera. Laboró en la oficina del doctor Toro, Padre y Servicios en el Hogar San Lucas, espacio donde comenzó a trabajar en 1971 y del cual se jubiló. Junto a su esposo, sirvió en las siguientes feligresías: La Resurrección en Manatí, San Rafael y San Juan Apóstol y Evangelista en Yauco, San Mateo en Peñuelas y La Santísima Trinidad en Ponce. En cada una de ellas, dejó su granito de arena.

Tras el fallecimiento de su esposo, regresó a la Parroquia La Santísima Trinidad. Fue un alma incansable; no tuvo objeción en coger una escoba, limpiar mesas, ayudar en las actividades y servir como Ministro Laico de la Eucaristía hasta muy avanzada edad. El servicio a Dios y en la iglesia siempre fue su prioridad. Fue una fiel luchadora con grandes deseos de servir y ayudar. Fue una gran defensora de los caminos de Dios. ¡Descanse en paz!

Nota: Este escrito fue redactado por la señora Carmen Cepeda Albizu, sobrina de doña Ana Albizu, para el reconocimiento llevado a cabo dentro de la Actividad del 150mo Aniversario de la Parroquia Stma. Trinidad celebrado el sábado, 4 de junio de 2022 en la Concha Acústica de Ponce. El mismo fue adaptado para la revista CREDO con motivo de la recordación y celebración de la vida de doña Ana E. Albizu Carbonell vda. de Capaldo. Carmen Cepeda también proveyó la foto.

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CARMEN REYES RODRÍGUEZ

Entrevista y transcripción por: Roxxana A. Tirado Medina Redactado por: Cristina D. Olán Martínez

Doña Carmen Reyes Rodríguez tiene casi 96 años. Es feligrés de la Iglesia Santo Tomás Apóstol en Carolina y lleva más de 30 años en la Iglesia Episcopal. Vivía en el Barrio Martín González, lugar donde construyeron el Seminario Episcopal del Caribe. La comunidad empezó a asistir a las misas que daban todos los domingos en el Seminario y así fue como ella conoció la Iglesia Episcopal.

Mujer trabajadora, dispuesta y tenaz, Carmen aprovechó las oportunidades de progreso académico y profesional que se le presentaron. En 1945, fue seleccionada para participar de un programa de preparación de Maestros Normalistas. Esto ocurrió finalizando la Segunda Guerra Mundial. Muchos hombres fueron reclutados para la guerra y hacía falta mano de obra. Luego, tuvo la oportunidad de tomar clases los sábados en la Universidad de Puerto Rico, Río Piedras. Más tarde, pudo completar un Bachillerato en Estudios Generales, siendo ya madre de 7 hijos y abuela de muchos nietos. Trabajó también como Técnico de Servicio Social I en la Oficina de Bienestar Público en el Departamento de Salud y fue Gerente de una Oficina del Programa de Asistencia Nutricional (conocido como “cupones” en aquel entonces). Esto no llegó de la nada, pues Carmen comenzó a trabajar desde la adolescencia en una fábrica de alfombras a la cual acudía al salir de clases en sus años de escuela superior.

Doña Carmen es miembro activa de los Cursillistas y de la Sociedad de Mujeres Episcopales. Participó en el ministerio de Caminantes con Cristo y ha servido en la iglesia como lectora, Ministro Laico de Eucaristía y Predicadora Laica. También colabora con los niños y adultos en la enseñanza de la Palabra y en la predicación. Para doña Carmen, la Iglesia Episcopal es “su vida”. Desde que ella ingresó en la iglesia, su vida cambió.

“Cuando ingresé en la Iglesia Episcopal, mi vida cambió por completo en dirección y acción”, afirmó.

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Al preguntarle sobre los cambios que ha visto en la iglesia, doña Carmen indicó que ahora ve que los feligreses se involucran más en la iglesia y que se comprometen a ayudar en muchas actividades. Para ella, antes el clero y la administración hacían todas las tareas y los feligreses solo recibían orientación cristiana.

A las nuevas generaciones de episcopales, les dice: “Cuando lleguen a la iglesia y se reciban como episcopales lo hagan de corazón y con compromiso; que traigan más personas a la iglesia, que el compromiso sea con hechos y no palabras. Actuar en todo lugar como un verdadero episcopal, no imitar al que está haciendo lo negativo, dar al que necesita sin necesidad que nos pida. Recibir lo que me den con amor, esparcir cariño, instrucción, paz amor y fe donde quiera. Cuidar y sembrar plantas, querer y fortalecer la creación.” Y a los episcopales de muchos años los invita a comprometerse cada vez más con el Señor: “tenemos una promesa de encontrarnos en una nueva vida con Dios, no sabemos cómo, pero como Dios lo prometió y Dios todo lo hace perfecto, yo espero esa promesa perfecta”.

CUANDO INGRESÉ EN LA IGLESIA EPISCOPAL, MI VIDA CAMBIÓ POR COMPLETO EN DIRECCIÓN Y ACCIÓN

Nota de la Directora Editorial: Querida Carmen: Te conocí cuando era una adolescente. Gracias por tu amor desinteresado, tu voz dulce y tu fe.

GREGORIA “GOYITA” RIVERA TORRES

Entrevista y transcripción por: José R. Delgado Torres Redactado por: Cristina D. Olán Martínez

Gregoria “Goyita” Rivera Torres tiene 89 años y recientemente, fue reconocida por su compromiso y entrega la Iglesia La Ascensión, en el barrio Barahona, Morovis. Lleva toda la vida en esta feligresía y es muy querida por todas las personas en su comunidad. Es la segunda de siete hermanos, fruto del matrimonio entre Gregorio Rivera Martínez y Dominga Torres Arroyo, quienes criaron a sus hijos en el barrio Barahona y los encaminaron en la fe.

“Pues yo iba a visitar a los enfermos, a llevarles comunión. Iba a la iglesia a estar arreglando la iglesia, limpiando,” dijo doña Goyita, quien además ha formado parte de la Sociedad de Mujeres.

Al preguntarle qué significa para ella la Iglesia Episcopal nos expresó: “¡Pues, mucho porque ahí yo me crié!”.

De pequeña, doña Goyita participó de varios de los programas de ayuda comunitaria que ofrecía la Iglesia Episcopal en el barrio Barahona. Ella recuerda haber ido a desayunar allí y haber ido a que la curaran. La iglesia contaba con un programa de nutrición y con un dispensario médico. Doña Goyita también iba a buscar agua al pozo que la iglesia tenía abierto para el barrio.

Trabajó desde muy joven. Doña Goyita cursó hasta sexto grado. Laboró en la siembra de caña, regando abono, y también en una fábrica de zapatos. Tuvo cuatro hijos. Es madre, abuela y bisabuela.

A las generaciones de hoy, doña Goyita les dice: “que busquen mucho del Señor, hay que buscar de Dios, hay que ayudar al prójimo y hacer todo lo bueno que Dios quiere que hagamos.”

Doña Goyita aprecia mucho el reconocimiento que le otorgó su feligresía: “Les agradezco el reconocimiento y le pido al Señor que cada día nos de más salud y más entendimiento. Que podamos usar nuestra mente para ayudar al prójimo”.

MARÍA GARAY RIVERA

Entrevista y transcripción por: Roxxana A. Tirado Medina Redactado por: Cristina D. Olán Martínez

Doña María Garay pertenece a la Misión San Felipe y Santiago Apóstoles, Loíza. Tiene 98 años y lleva toda una vida en la iglesia. Nació en Culebra y se crió en Vieques. De niña, su abuela la llevaba a la Iglesia Católica Romana pero luego, gracias a unas amistades que doña María tenía en la Iglesia Epsicopal, ella decidió acudir a la Iglesia Episcopal en Vieques. También fue miembro de la Catedral San Juan Bautista. De pequeña, doña María fue parte de la Sociedad de Niñas Amigas. Además, perteneció al coro de la iglesia y colaboraba en distintas actividades.

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Nota: El Equipo Editorial de CREDO agradece al Rvdo. P. Francisco Guzmán, Rector de la Parroquia Ayudada La Ascensión, por la información provista sobre doña Goyita.

vivió y se de sarrolló en torno a la igle sia. Conoció a su e sposo en la igle sia porque él era monaguillo y su hijo y sus dos hijas fueron eran muy ac tivos en la igle sia en Vieque s.

Doña María siente que la igle sia ante s era más unida y que trabajaban más por sacar la igle sia adelante con diferente s ac tividade s,

tale s como rifas, baile s, ventas de comida, ventas de bizcocho; siempre había una ac tividad para re caudar fondos por la igle sia. Ahora pue s ella siente que todo e stá más tranquilo.

A las generacione s más jóvene s, ella le s aconseja: “Que continúen en la igle sia, que se dejen llevar por lo que los padre s (sacerdote s) pre dican, que ac túen de forma sensata y más re spetuosa. Que visiten más los templos”

MI R IAM R E US F R O Y L Á N

Entrevista y transcripción por: Roxxana A. Tirado Medina Re dactado por: Cristina D. Olán Martíne z

Doña Miriam Reus tiene 90 años y e s episcopal de nacimiento. Viene de una familia profundamente episcopal y dedicada de lleno a la igle sia. Su papá fue el Rvdo. P. Esteban Reus quien sir vió en la Dióce sis de Puerto Rico y su e sposo fue el Rvdo. P. Wade Eaton, sacerdote de la Dióce sis de Barbados. Es hermana del Rvdmo. Obispo Francisco Reus, primer obispo puer torriqueño de nue stra dióce sis y su hijastro e s el Obispo Peter Eaton, ac tual obispo de la Dióce sis del Sure ste de la Florida.

“Hemos sido y seremos bien episcopale s,

Como miembro ac tiva de la igle sia, par ticipó de la Socie dad de Mujere s, formó parte de la Cofradía del Altar y siempre e stuvo involucrada en diversas ac tividade s. Para la señora Reus, la Igle sia

buen cristiano y a ser una buena persona, y que te inculcan ayudar al hermano.

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La señora Reus no ha sentido muchos cambios en la iglesia; lo que ha notado es que han entrado muchas personas nuevas a la iglesia. Esto le gusta porque siente ese cambio de las personas jóvenes, quienes están allí buscando de Dios.

“Hay que darse fiel y sinceramente de corazón. Nací y me crié en la Iglesia Episcopal y puedo decir que es una fuente fundamental para el crecimiento como persona. Hay que seguir la fe, los sueños y las ganas de continuar; hacer todo de corazón sin pensamiento de beneficio propio”, expresó al pedirle su consejo para las nuevas generaciones.

HEMOS SIDO Y SEREMOS BIEN EPISCOPALES, BIEN FIELES A NUESTRA IGLESIA, FIELES A LO QUE HEMOS SIDO Y LO QUE SOMOS

Nota: El Equipo Editorial de la revista CREDO agradece a la señora Lourdes Reus la coordinación de la entrevista y las atenciones brindadas durante la misma.

Rosa “Rosita” Colón Torres y Fracisco “Franco” Gotay Figueroa:

UNA PAREJA CENTENARIA

Parroquia La Reconciliación, la cual ha sido un baluarte para la mencionada comunidad.

Ella está próxima a cumplir 101 años y él, 108. Ella es natural de Ponce y él nació en Peñuelas. Su vida de matrimonio y familia ha transcurrido por 83 años en el Barrio Quebrada Limón, Ponce. Son miembros de la icónica

Como muchos de nuestros ancianos boricuas, su trabajo estuvo enfocado en el campo, en la agricultura y la crianza de animales. Don Franco fue siempre agricultor; trabajaba en su finca en Ponce, y en la caña, y por temporadas, viajaba a Connecticut, EUA para trabajar recogiendo frutos “al otro lado del charco”. En esos tiempos de trabajo fuera de Puerto Rico, doña Rosa quedaba a cargo de la casa, la finca y la crianza de los hijos; esta última faena

la realizaba con mano recia y fuerte, según nos contaron. Engendraron un total de 9 hijos, de los cuales 5 sobreviven hoy día: Mirta, Francisco, José, Marling e Idali. Tres de ellos murieron en el nacimiento e Ismael, falleció a los 12 años como consecuencia de la leucemia. Doña Rosita y Don Franco son los orgullosos padres de Marling, quien es la esposa del Obispo Wilfrido Ramos Orench. Las hijas e hijos de doña Rosita y don Franco ayudaban en la finca, la cual tenía una gran variedad de viandas, cítricos, quenepas, mangó, gandules. Para la temporada de cosecha de gandules, a las hijas e hijos les tocaba esgranar muchísimos sacos de gandules. Don Franco también tuvo vacas y cabras para leche, y cerdos para carne. Nos cuentan que cada vez que se anunciaba que se iba a matar un cerdo, ya el cerdo estaba repartido entre la familia y la comunidad.

Doña Rosita, por su parte, también calaba (trabajo en tela parecido a un encaje) cotitas y pañuelos que vendía en el pueblo. Bajaba del campo en carro público e iba por las oficinas médicas y distintos establecimientos vendiendo su arte. Además, ella llegó a trabajar durante un tiempo en el Hospital de Distrito de Ponce. Fue doña Rosita quien estuvo más

involucrada en las actividades de la iglesia. Famosa por sus alcapurrias, ella las preparaba y freía en diversidad de ocasiones. Perteneció a la Sociedad de Mujeres y colaboraba activamente en la vida de la comunidad de La Reconciliación. Fue una cocinera de primera y confeccionaba delicias tales como: guanimes, pasteles, casabe, arroz con dulce, arroz con gandules y multiplicidad de dulces, incluyendo el dulce de coco con piña.

Actualmente, doña Rosita y don Franco son atendidos y cuidados por sus familiares en Quebrada Limón y aunque ya no pueden asistir a misa y sus recuerdos no están tan claros, no faltó su bendición antes de irnos; ese “Dios te bendiga” tan hermoso y sublime que nos llega al corazón y nos hace regresar a la niñez aunque seamos adultos.

Nota: El Equipo Editorial de CREDO agradece a la familia Gotay-Colón por la cálida acogida y al Obispo Wilfrido Ramos Orench y su esposa Marling Gotay Colón por la coordinación de la visita al hogar Gotay-Colón.

Foto tomada durante la visita de Noticentro al hogar de Rosita y Franco. Véase https://www.wapa.tv/ noticias/especiales/rosita-y-franco-82-anos-de-un-amor-para-lahistoria_20131122527855.html.

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SANTA ISABEL “CHAVOLÍN” ROCHE ORTIZ

Chavolín es una mujer mayagüezana y episcopal de pura cepa y nacimiento. Todos la conocen por Chavolín o saben su nombre Isabel. Sin embargo, cuando buscó su certificado de nacimiento, descubrió que se llama Santa Isabel, nombre con el que la inscribió su papá. Su mamá fue Esperanza “Pancha” Ortiz Pagán y su papá Serafín Roche González. Nacida en 1933, Chavolín es la segunda de 8 hijos, 3 de los cuales murieron aún siendo niños. Creció en el barrio Salud, sector en el cual está establecida la Parroquia San Andrés, Mayagüez. Esa ha sido su casa de oración durante toda su vida. De niña, perteneció a un grupo de niños en la iglesia, a quienes reunían casi todos los días después de la escuela. Este grupo, según nos contó, estuvo dirigido por la señora Berta Escabí.

Ya más grandecita, perteneció a las Niñas Amigas, grupo que aunaba a niñas y jóvenes en muchas de las iglesias episcopales de Puerto Rico. Nuestras feligreses más mayores pueden dar fe de estas Niñas Amigas. Como Niña Amiga, participó en un reinado. Chavolín recuerda también los bailes, las giras a la playa y los juegos en la cancha.

Chavolín dejó la escuela en octavo grado para comenzar a trabajar a sus 14 años. Fue a laborar en un taller en el que bordaban pañuelos. “Éramos bien pobrecitos”, nos dijo Chavolín. Sus padres no la obligaron a trabajar tan joven, pero ella quiso hacerlo.

Se casó en 1954 y tuvo dos hijos: Carmen Eneida y Roberto. Durante algún tiempo, vivieron en Nueva York, USA y allá asistían a la Parroquia La Sagrada Familia. En NY, trabajó en una fábrica de zapatos. Luego, regresó a Puerto Rico. Tras diez años de una difícil relación, se divorció y continuó trabajando y criando a sus hijos. Cuando ellos ya eran adolescentes, regresó a estudiar. Obtuvo su diploma de cuarto año mediante exámenes libres; tomó cursos nocturnos que se ofrecían en el Residencial Columbus Landing. Este diploma le abrió otras puertas y le permitió ser ayudante de maestra en el Head Start donde ya su mamá y ella trabajaban como encargadas de alimentos.

Fue esa vocación de enseñanza la que marcó una parte significativa de su servicio en la Parroquia San Andrés. Chavolín fue la maestra de doctrina de decenas de niñas y niños, al igual que su mamá. Asimismo, perteneció a la Junta Parroquial y a la Sociedad de Mujeres Episcopales (fue miembro de las directivas a nivel local y diocesano) y es cursillista. Para ella, estar con quienes más lo necesitan es imprescindible. Le gusta visitar a las personas, sobre todo a las personas enfermas y de edad avanzada.

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Entrevista y redacción por: Cristina D. Olán Martínez

“Yo me llevo bien con todo el mundo, gracias al Señor; toditos son mis hermanos. [...] Ser episcopal para mí significa mucho. Por la Iglesia Episcopal yo creo en el Señor desde pequeña”, compartió.

A las nuevas generaciones les dice: “Siempre debemos estar en unión con Él (Dios) y con las demás personas. Debemos buscar coger de lo positivo; lo negativo, olvidarlo. Seguir firmes en la fe porque eso es lo que nos va a salvar. Hacer el bien y no mirar a quién.”

YO ME LLEVO BIEN CON TODO EL MUNDO, GRACIAS AL SEÑOR; TODITOS SON MIS HERMANOS. [...] SER EPISCOPAL PARA MÍ SIGNIFICA MUCHO. POR LA IGLESIA EPISCOPAL YO CREO EN EL SEÑOR DESDE PEQUEÑA.

Nota de la Directora Editorial: Gracias por todo, Chavolín. Tengo 38 años y aún sigo siendo tu nena, Cristinita. No imagino la Iglesia sin ti, sin tu voz, sin tu cariño. Al final del día, la iglesia somos la gente y no el templo, y tú eres pieza clave del imaginario de la iglesia de mi niñez, pero también de mi presente y del futuro. Gracias por tus clases de doctrina, tu actuar dulce y cariñoso, tu humildad y sencillez, tu chocolate caliente de viernes de Cuaresma, los poemas para el Día de Reyes, tu belleza de domingo en la mañana, tu amor.

WILLIAM MARTÍNEZ MALDONADO

Entrevista y transcripción por: Roxxana A. Tirado Medina Redactado por: Cristina D. Olán Martínez

Don William Martínez

Maldonado tiene 96 años. Nació en el seno de la Iglesia Episcopal ya que su mamá y su papá pertenecían a la Iglesia La Reconciliación en el Barrio Quebrada Limón, Ponce. Actualmente, pertenece a la Iglesia San Pedro y San Pablo en Bayamón. Participó en numerosas actividades de la Iglesia. Se desempeñó en más de 15 ocasiones como miembro de Junta Parroquial. Además, presidió

el Comité Permanente bajo los Obispos David Álvarez y Francisco Reus.

Don William se desempeñó como Jefe de Colecturía en el Departamento de Hacienda, entidad para la cual trabajó por más de 30 años. Además, fue maestro a nivel elemental dentro del Departamento de Educación de Puerto Rico. Él y su esposa procrearon tres hijos a quienes formaron dentro de la Iglesia Episcopal. Uno de los hijos fue el Rvdo. D. William Martínez, Jr. (Q.E.P.D.).

“La Iglesia Episcopal es una guía; es el resultado del esfuerzo que hacen otras personas para que los feligreses puedan superarse y desarrollen su deseo de cooperar y conocer de Dios. Es el vínculo para aprender a superarse en todos los aspectos en la vida. Es como

una escuela de formación. Al yo haber sido maestro lo veo desde esa manera”, aseveró don William.

Don William ha observado cambios en la iglesia a través de los años, particularmente en lo que respecta al sostenimiento de la iglesia. En la conversación, recordó los bazares que se hacían con recursos que enviaban de otras iglesias en Estados Unidos. Mencionó que, con la migración de tantos puertorriqueños a Estados Unidos continentales, ha habido una reducción en la feligresía. Aún así, para don William “la iglesia ha sabido sustentarse y ha sabido llegar más allá al punto que han construido más iglesias (templos) alrededor de la isla, se han multiplicado con nuevas personas”.

“Mi consejo es que busquen en la Iglesia Episcopal una fuente de energía, una fuente de espiritualidad, de compromiso con Dios, porque la van a encontrar a mano llena, Nuestra iglesia está abierta a toda persona que tenga fe en Dios”, expresó don William al pedirle un consejo para las nuevas generaciones.

MI CONSEJO ES QUE BUSQUEN EN LA IGLESIA

EPISCOPAL UNA FUENTE DE ENERGÍA, UNA FUENTE DE ESPIRITUALIDAD, DE COMPROMISO CON DIOS, PORQUE LA VAN A ENCONTRAR A MANO LLENA, NUESTRA IGLESIA ESTÁ

ABIERTA A TODA PERSONA QUE TENGA FE EN DIOS

Nota: El Equipo Editorial de CREDO agradece al señor Javier Martínez, hijo de don William, el haberlo llevado a la Oficina de Comunicaciones en el Centro Diocesano para realizar la entrevista.

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ESTEBAN HIRAM “MACHUCA” RODRÍGUEZ DE JESÚS

Entrevista y redacción por: Cristina D. Olán Martínez

Don Estaban H. Rodríguez De Jesús, o “Machuca”, como mucha gente lo conoce, es episcopal desde la raíz. Nació el 7 de octubre de 1927 y es natural del Barrio Salud, Calle Santiago R. Palmer, Mayagüez, misma ubicación de la Iglesia San Andrés. En el contexto de la historia de la Iglesia Episcopal en Puerto Rico, puede recordar a todos los obispos excepto al Obispo Van Buren, quien fue el primer obispo de nuestra Diócesis. Al rememorar su niñez, don Esteban puede hablarnos de los Obispos Colmore y Boynton. En el contexto de San Andrés, recuerda a muchísimos de los sacerdotes y laicos de esa feligresía. En la parte de la música, recuerda a la Familia Escabí, quienes eran músicos y tocaban el órgano, y a un coro dirigido por el señor Bartolomé Bobé.

Don Esteban es de la época en la que los muchachos del barrio se recreaban en la cancha de San Andrés. Es el mismo tiempo en el que la iglesia en Mayagüez contaba con: una clínica de salud, con la presencia de una trabajadora social, talleres de costura y bordado, y taller de ebanistería. Según lo narrado por don Esteban, este taller de ebanistería fue fundado y dirigido por el Rvdo. P. Frank Saylor, quien era ebanista y construyó el altar de la Iglesia San Andrés. El taller de bordado nos dijo que era liderado por una diácono. Mujeres y hombres jóvenes encontraron en estos talleres una fuente de aprendizaje, trabajo e ingreso.

“Machuca” comenzó a ir a la iglesia en primer grado, el cual cursó en la escuela de la Iglesia. Fue bautizado por el Rvdo. P. Antonio Villafañe, uno de los primeros tres sacerdotes puertorriqueños ordenados en la Diócesis de Puerto Rico. Vivió los tiempos en los que en la Iglesia San Andrés había 3 misas los domingos: dos en español y una en inglés. De acuerdo con lo explicado por don Esteban, para su tiempo de juventud, traían a los soldados desde Aguadilla en guagua para que asistieran a la misa en inglés. “Machuca” fue monaguillo (también estuvo encargado del grupo de los monaguillos) y jugaba en la cancha. Precisamente, en la cancha fue que surgió su apodo gracias a la manera en que jugaba a la pelota.

Don Esteban es hijo de Matilde De Jesús y Bernabé Rodríguez. Es el más pequeño de siete hermanos. Se crió principalmente junto a su madre y de adolescente, se mudaron a San Juan cuando ya tenía 18 años. Trabajó desde muy joven. Antes de

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mudarse a San Juan, laboraba en Mayagüez con la doctora Antonia Luisa Caino, quien era optómetra en la Sultana del Oeste. De su tiempo de adolescente, también recuerda los juegos de volleyball, baloncesto y dominó, y los debates en los que compartían con jóvenes de otras feligresías.

Tras vivir en el área metropolitana y convertirse en adulto, se mudó a Nueva York, Estados Unidos, donde continuó siendo episcopal y estuvo involucrado en la iglesia. Gracias a un sorpresivo encuentro que tuvo con una amiga mayagüezana en el subway en Nueva York, fue que comenzó a ir a la Iglesia Episcopal en los Estados Unidos. El sacerdote a cargo de la iglesia a la que empezó a asistir era el Rvdo. P. Luis Meyer, quien había servido también en la Iglesia San Andrés en Mayagüez. En Brooklyn, “Machuca” lideró el grupo de monaguillos.

Durante su tiempo en Nueva York, asistió a las feligresías de La Sagrada Familia y Santa Margarita. Allá, continuó haciéndole honor a su apodo y jugó pelota AA. Aprendió y ejerció múltiples oficios entre los que se destacan soldador y pulidor. Además, tuvo una fundición con su hermano Enrique De Jesús. Don Esteban vivió varias décadas en Estados Unidos y fue en ese tiempo donde procreó sus cuatro hijos: Jorge y Aida (ambos ya fallecidos, fueron miembros activos en la Iglesia Evangélica) y Andrew y Madelyn. Andrew y Madelyn continúan siendo episcopales activos en Kissimmee y en Brooklyn, respectivamente.

Al regresar a Mayagüez a finales de la década de 1960, abrió su fundición en el barrio Maní, donde vive hasta el día de hoy. La fundición operó hasta 1990. En la fundición se fabricaban calderos, muebles, adornos para las verjas, entre otras cosas. Hay calderos que están en la cocina de San Andrés que fueron hechos en la fundición.

Como miembro de la Iglesia San Andrés, “Machuca” formó parte de la Junta Parroquial y colaboraba con múltiples actividades. También, fue uno de varios miembros de la iglesia que por más de veinte ocasiones viajaron a Cuba para mantener la relación de compañerismo y apoyo entre la Iglesia San Andrés y la Iglesia Santa María en Santiago de Cuba. Estos viajes tenían como propósito principal llevar ayuda a la iglesia en Cuba.

A sus casi 96 años, don Esteban observa con alegría el incremento en la cantidad de iglesias episcopales alrededor de Puerto Rico. Cuando escucha el Programa Senderos, le llena de entusiasmo saber que hay personas preparándose en el Seminario para continuar sirviendo en la Iglesia. Y es que para él, la Iglesia Episcopal es una parte esencial de su vida.

“Para mí significa muchísimo. Yo no sé qué hubiera sido mi vida si yo no hubiera ido a la iglesia desde pequeño. Ahí me enseñaron lo bueno y lo malo”, comentó. “Mi papá se llamaba Bernabé. Me pusieron a mí Esteban. Mi padrino era Santiago. Mi mamá era De Jesús. Así es que imagínate tú”, dijo don Esteban al pensar lo que representan para él la Iglesia y las enseñanzas de Dios. Actualmente, “Machuca” continúa asistiendo a la Iglesias San Andrés en Mayagüez y San José de Arimatea en Añasco.

Don Esteban exhorta a las generaciones más jóvenes a “no perder la fe en Dios y a hacer lo posible para seguir trabajando por la Iglesia”.

“Una de las mejores cosas que yo he encontrado en la iglesia de nosotros es que todos nos queremos como si fuéramos una familia”, compartió.

Nota: El Equipo Editorial de CREDO agradece a don Esteban “Machuca” la confianza y la conversación en su hogar.

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HILDA ESTHER RUIZ QUIÑONES

Entrevista y redacción por: Cristina D. Olán Martínez

comunidad que se convirtió en su casa y familia. Allí se dedicó mayormente a la limpieza y mantenimiento del templo.

“Cogía la escobita y me ponía a limpiar los alrededores de la iglesia, las ventanas, las persianas”, nos dijo.

De adulta, se casó dos veces y tuvo dos hijos–Alma Iris y Reinaldo–a quienes educó en los caminos de la fe. Los llevaba a pie a la iglesia todos los domingos. Hoy en día, tiene 4 nietos y 7 biznietos. Parte de ellos son episcopales.

Su hija Alma la describe como una mujer “luchadora y trabajadora”. “Trabajó toda la vida”, afirmó Alma.

Doña Hilda E. Ruiz Quiñones nació el 26 de mayo de 1930. Tiene casi 93 años y es natural del barrio Indiera Alta, Maricao. Al conversar con ella, se le percibe dulce, amorosa, humilde, sencilla y tranquila. Tras un rato, su familia nos lo corrobora.

“Es un canto de pan. Es un ser bien especial”, nos dijeron.

Fue bautizada por el Rvdo. P. Luis Meyer a los 5 años en la Iglesia Episcopal La Transfiguración en Maricao. Y aunque durante su niñez y juventud tuvo períodos en los que asistió a la Iglesia Católica Romana, La Transfiguración fue la

Doña Hilda es una mujer fuerte. Cargaba latones de agua en la cabeza y sin las manos, nos aseguran. Desde muy joven, tuvo que empezar a trabajar.

“Mi mamá murió cuando yo tenía 14 años y me quedé sola con mi papá y una hermanita más chiquita que yo tenía, y desde entonces, estuve trabajando siempre”, nos relató Hilda.

Laboró como empleada de servicio en una casa en Guánica y después en una hacienda en Yauco. Llegó a vivir por un corto periodo de tiempo en los Estados Unidos. Luego, consiguió empleo como cocinera en el comedor escolar de la Escuela de Indiera Alta en Maricao, donde

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estuvo durante 20 años. Su familia da fe de su sabrosa comida especialmente, de su arroz con bacalao, habichuelas, pasteles y sopas de pollo criado por ella. Como mucha gente de su época, tenía su talita y sus gallinas.

Doña Hilda cursó hasta sexto grado. Su escritura era muy bonita. Aprendió a leer, sumar, restar, multiplicar y dividir. Disfrutaba de leer novelas, la Biblia y el Libro de Oración Común (LOC). Hoy día, la lectura se le dificulta debido a la pérdida de visión. Aún así, hojea el LOC.

De la iglesia, le gusta todo, nos dijo. Su himno favorito es “Amémonos de corazón”,

el cual cantamos con ella durante la entrevista.

Doña Hilda se mantiene muy bien cuidada por su familia, particularmente por su hija Alma, con quien vive actualmente, y su nieta Brenda Betzaida. Goza de buena salud y se le ve fuerte. Es sobreviviente de cáncer y también ha atravesado varias operaciones.

Al pedirle un consejo para la juventud nos dijo: “Que dejen los vicios, que se dediquen a Dios y que vayan a sitios donde no haya problemas”. Terminada la conversación, nos dio su bendición con la alegría y serenidad que la caracterizan.

Nota: El Equipo Editorial de CREDO agradece a la familia de doña Hilda todas las atenciones recibidas durante la entrevista, el café negro, las galletitas y el amor. ¡La paz y la alegría que irradia doña Hilda son increíbles!

CÁNDIDA DE JESÚS AYALA

Entrevista y transcripción por: Roxxana A. Tirado Medina Redactado por: Cristina D. Olán Martínez

Doña Cándida de Jesús Ayala tiene 90 años. De esos años, lleva 54 años en la Iglesia Episcopal y es miembro de la feligresía de Cristo Rey en Caguas. Fue por medio de su hijo mayor que supo de la Iglesia Episcopal ya que él empezó a ir a la iglesia tras haber participado en un campamento de verano. A su hijo le gustó la iglesia y comenzó a llevar a sus hermanos menos. A doña Cándida, le surgió la curiosidad y fue a acompañar

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a sus hijos. Hoy día, el menor de sus 9 hijos es sacerdote: el Rvdo. P. Juan García De Jesús.

“Para mí, me encanta la iglesia, porque no hay distinción de personas, somos todos iguales, eso me gusta y el ambiente de los hermanos conmigo. Allí fue donde yo aprendí a saludar en la iglesia; yo no saludaba a nadie y me hacían sentir como en casa, como familia yo era tímida y ese acto me hacía sentir muy cómoda. Hoy por hoy, me disfruto la misa y me ha gustado compartir con todos los sacerdotes que han pasado por el templo. He pasado por el Rvdo. P. Palacín hasta ahora que estamos con el Rvdo. P. Carlos Vélez”, nos contó doña Cándida, quien ha sido acólito y servidora del altar. También ayudaba a organizar actividades y le encantaba servir en la cocina.

Doña Cándida fue ama de casa y trabajó en una fábrica de pantalones. Duró 39 años de casada y su esposo era plomero. Tiene 17 nietos y 17 biznietos. Le gusta sembrar flores y aún asiste al templo.

Sobre los cambios en la iglesia nos dijo: “Bueno los feligreses van y vienen; yo siempre he estado allí, pero he visto que hay muchas personas nuevas y me gusta el estilo del Padre [Rvdo. P. Carlos Vélez] que tenemos ahora. Hay mucha interacción y comunicación con los feligreses que asistimos a las misas. Casi no tenemos personas jóvenes, somos todos mayores”.

Sin embargo, ella no pierde la esperanza:

“Siempre hay que tener fe, que los miembros nuevos se comprometan en traer a alguien nuevo. Así se corre la voz y se llena la iglesia”, puntualizó.

PARA MÍ, ME ENCANTA LA IGLESIA, PORQUE NO HAY

DISTINCIÓN DE PERSONAS, SOMOS TODOS IGUALES, ESO ME GUSTA Y EL AMBIENTE DE LOS HERMANOS CONMIGO...

Nota: El Equipo Editorial de CREDO agradece que doña Cándida nos haya abierto las puertas de su hogar y la agradable conversación.

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Ministerio, Cánones e Imprenta

RVDO. CAN. WILNER MILLIEN: E

l Rvdo. Can. Wilner Millien recientemente cumplió 59 años de ordenación al presbiterado. Aún siente y confirma su deseo de servir al Señor y a la humanidad. Fue ordenado al diaconado el 21 de diciembre de 1962 en la Catedral Episcopal San Juan Bautista. Allí comenzó una jornada que ha continuado hasta el día de hoy.

Entre tantas vivencias y trabajo, el Rvdo. Can. Millien enumeró de la siguiente manera, lo que más ha disfrutado y ha atesorado en todos estos años de ministerio ordenado:

“Número 1, he disfrutado de estar en compañía de Jesús, servir a la Santísima Trinidad y atender a la gente.

Número 2, he disfrutado mucho un aspecto en el Ministerio, ese aspecto en términos pastorales es atender situaciones de crisis en las parroquias, donde todas las situaciones han sido resueltas de forma positiva y con finales satisfactorios.

Número 3, a raíz de esta labor, he podido conocer y compartir con la gente, personas que aún se acuerdan de mí y me identifican con un himno, que es “Que no caiga la fe”. Sobre esas bases hemos trabajado para sanar muchas situaciones.

Número 4, La creación de instituciones y programas para la comunidad, como los programas de hogar para personas de edad avanzada; nos han permitido construir unas

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Entrevista y redacción por: Roxxana A. Tirado Medina

égidas; en el año 1984 en Caguas, se construyó el Hogar Cristo Rey. Luego de 3 años se creó otro hogar en Arecibo, San Pablo Home y para el año 2002 en San Justo, se abrió la Égida Saint Mary Home. Estos son proyectos en los cuales pude participar y ser parte; no sólo me disfruté mi etapa de sacerdote y creador de proyectos, sino que también pude atender a las feligresías. Un ejemplo fue que trabajé en la Iglesia La Sagrada Familia. Cuando llegué, era una misión y cuando salí ya era una parroquia ayudada. Allí se realizó y se vio un crecimiento que llena de satisfacción”.

Con el paso de los años y las experiencias adquiridas, el Rvdo. Can. Millien se convirtió en un experto en los cánones de la Iglesia, aspecto que él toma muy en serio.

“Los Cánones nos ayudan a mantener nuestra institución en orden. Dios es un Dios de orden. Imaginemos tener una nariz en el tobillo; es algo fuera de lo normal. Por eso, Dios pone todo en orden, y los Cánones nos ayudan a mantener ese orden dentro de la Iglesia, primero para facilitar a la gente a entender dónde estamos, qué es lo que no está permitido hacer, cómo evitar caer en el desorden. Tener como ejemplo a la naturaleza que es orden; la naturaleza no es caótica. Y yo creo que los Cánones nos ayudan con ese propósito, a mantener el orden en la Iglesia. Debemos verlos como un instrumento de evangelización; ¿ustedes se imaginan unos trenes sin rieles? ¿O se imaginan a alguien comiendo con los codos? No, ¿verdad? Porque todo debe tener orden en la vida y los Cánones nos ayudan en eso, en mantener el orden y estar en esa línea y tener conciencia”.

Además su gran aportación en el ámbito pastoral, el Rvdo. Can. Millien tuvo un rol clave para que la Iglesia Episcopal en Puerto Rico contara con su propia imprenta. El Rvdo. Can. Millien se refiere a la imprenta como un milagro de Dios; nació con el pensamiento de crear una misión. Para los años en que el Rvdo. Can. Millien trabajaba en el Centro San Justo como administrador de la Diócesis, en el periodo del Obispo David A. Álvarez Velázquez, nos comenta que un día estando en la oficina, el Obispo Álvarez lo llamó y le dijo que lo acompañara a los bajos de las instalaciones de San Justo. Al llegar al sitio, estaba un camión lleno de equipos de la imprenta, los cuales se adquirieron porque había terminado un proyecto de una iglesia y se los ofrecieron. Al Obispo le pareció una buena oportunidad de adquirirlos ya que él veía que necesitaban tener control en la producción de la Revista CREDO.

“Para aquel entonces la Revista CREDO se trabajaba desde la oficina, se llevaba el material para diagramación a un sitio y uno dependía de la buena voluntad y del tiempo de esas imprentas, para revisar el material, hacer corrección de pruebas, hacer ajustes y demás y yo pensé si uno tiene su propia imprenta, tiene control sobre la producción de la revista, puede salir a tiempo y la cantidad que uno desee. Empecé a dar comentarios y el Obispo me miró y me dijo: “Parece que tú sabes mucho de esto” y bueno, yo le afirmé que durante varios años había trabajado en esa área en la Diócesis de Haití. Fui director de una pequeña imprenta. Entonces el señor Obispo me contestó: “Bueno como tú sabes tanto, hoy mismo quedas nombrado Administrador de la Imprenta”. Yo dije: ¡Ay Dios mío en qué me metí”.

El Rvdo. Can. Millien recordó todos los retos que tuvo que pasar al iniciar este proyecto. El reto principal era que tenían que atender una producción bien hecha para un público

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exigente y para una diócesis que veía en diferentes áreas dónde se podía utilizar el material impreso para evangelizar y administrar. Sin embargo, para ese momento, no se contaba con maquinarias que cubrieran todas las necesidades.

Con el tiempo, fueron adquiriendo más maquinarias, materiales y experiencia con lo cual se mejoró la producción de la Revista CREDO y se llegó a tener una imprenta Full Color. Finalmente, la Revista CREDO pasó a ser la prioridad de la imprenta al mismo tiempo en que se iba produciendo material para las demás instituciones de la Iglesia.

“La imprenta llegó a ser una institución dentro de la Diócesis; fue el brazo derecho en términos de Comunicaciones en la Diócesis. Cuando uno mira esto, siente una cierta satisfacción en haber contribuido en todo. Este proyecto empezó como un pichoncito, nada comparado con lo que hay ahora. Al ver todo el resultado que ha dado, uno siente un gran orgullo y debo de felicitar al equipo nuevo que están encargados en la imprenta que sabe mucho en el área de impresos, en el área de comunicaciones y en el área de comunicación escrita e impresa”, expresó el Rvdo. Can. Millien.

Recalcó el Rvdo. Can. Millien; “Cuando uno siembra, siempre ve los resultados y aquí está el resultado del Taller Episcográfico: Hoy día CANTERBURY’S PRINT SHOP”.

SENDEROS EN LAS COMUNICACIONES DE LA IGLESIA EPISCOPAL

Entrevista a Yadira Torres Rivas

El Programa Radial Senderos marcó un hito en la historia de las comunicaciones de la Iglesia Episcopal en Puerto Rico.

Durante mucho tiempo, la revista CREDO figuraba sola como organismo principal de las comunicaciones de nuestra Diócesis. Si bien es cierto que la Iglesia Episcopal había estado presente en distintos medios de comunicación y que su trabajo había sido reseñado en la prensa, hacía falta que

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tuviera su espacio propio en los medios de Puerto Rico. Ahí nace la Revista Radial Senderos, un proyecto que continúa al día de hoy.

Actualmente, Senderos es pieza clave de la amplia variedad de programas que se transmiten a través de las redes sociales y Radio LEO, estación de la Iglesia Episcopal, Diócesis de Puerto Rico. Nuestra hermana Yadira Torres Rivas, quien ha estado vinculada a Senderos desde sus comienzos, nos habla de la historia de este esfuerzo de comunicación y su evolución.

José R. Delgado Torres (JRDT): ¿Fue el Padre José Ríos la persona a cargo de Senderos desde un principio?

Yadira Torres Rivas (YTR): El Rvdo. P. José Ríos fue la persona que tuvo a su cargo el inicio del Programa Senderos, de la misma manera que los inicios de las Comunicaciones en nuestra Diócesis, como una Oficina. Este proyecto lo inicia P. Ríos desde antes de 1998. Recuerdo que ese año añadieron la voz del señor Miguel Ponce en el programa. Este proyecto en sus inicios, tuvo la colaboración del señor Billy Fourquet, ya fallecido, y del periodista Jorge Rivera Nieves, quien grabó la introducción y la despedida del programa en sus inicios. Otro colaborador en sus inicios fue el señor Javier Aponte Parsi, periodista. Su nombre inicial era Revista Radial Senderos; se presentaba como un programa de variedad tratando temas de la Iglesia, sobre la liturgia, las actividades diocesanas y de las feligresías, un segmento del Obispo y una reflexión presentada por un miembro del clero de nuestra Diócesis. Se utilizaban varias grabadoras para grabar y montar el programa.

JRDT: ¿Qué recuerdos tiene del Padre Ríos y su labor en las Comunicaciones?

YTR: Padre Ríos era una persona muy enérgica, muy comprometido con la Iglesia y un gran servidor de Cristo. Llevó el mensaje de Dios en ese tiempo, con los recursos que tenía y puedo decir que tenía una gran voz en los medios.

JRDT: ¿Cuándo y cómo llega usted a formar parte de las Comunicaciones de la Diócesis?

YTR: Llegué al Centro Diocesano en mayo del 2000. Desde ese momento, comenzó mi participación en Revista Radial Senderos, pues participaba sumando una voz femenina al programa. Esta servidora pasa a formar parte de Comunicaciones una vez el Padre Ríos se acoge a la jubilación en el año 2008. En ese momento, trabajaba en la Oficina de Comunicaciones el señor Víctor del Hoyo como Artista Gráfico de la Diócesis. Gracias a su colaboración, Senderos comienza a ser un programa en digital, mejorando la calidad del mismo en términos de sonido y otros aspectos.

JRDT: Hemos visto algunos cambios en el programa Senderos, ¿cómo se siente con estos cambios al ser testigo desde su comienzo?

YTR: Creo que es otra era para Senderos pues es un formato totalmente distinto, el cual brinda la oportunidad a nuestros radioescuchas que también puedan verlo en nuestras redes sociales. Los cambios han sido favorables pues tenemos que responder a los oyentes de hoy, que son totalmente diferentes.

JRDT: ¿Cuáles han sido, en su opinión, los cambios más significativos de las Comunicaciones en nuestra Diócesis?

YTR: En términos generales, el cambio más significativo está en lo referente al mundo de las redes sociales. Esto le ha brindado a nuestra amada Iglesia Episcopal la oportunidad de llegar donde no habíamos llegado.

JRDT: ¿Cuán importante piensa que son las Comunicaciones en la Diócesis en la actualidad?

YTR: Las comunicaciones son fundamentales en este momento, pues es una forma muy importante de evangelizar. Hoy, la humanidad ha cambiado y nosotros tenemos que atemperarnos a los cambios. Es una forma muy importante de dar a conocer nuestra Iglesia y poder mostrar al mundo lo que hacemos a todos los niveles.

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TREINTA AÑOS DEL SEMINARIO SAN PEDRO Y SAN PABLO

El Seminario San Pedro y San Pablo es la casa de formación del clero de nuestra Diócesis; de ahí que se le conozca como “El Corazón de la Diócesis”. En este año 2023, el Seminario cumple 30 años. Los orígenes del Seminario se remontan al final de la década de 1970 tras el cierre del Seminario del Caribe. Es en ese momento cuando la Comisión Ministerial recomendó al Obispo Francisco Reus Froylán la creación de una Escuela de Estudios Teológicos Diocesanos. Así nace la Escuela de Estudios Teológicos Diocesana (ESTUDIO). En 1993, esta institución se convirtió en el Seminario San Pedro y San Pablo.

Actualmente, el Seminario ha entrado en una etapa de reorganización a fin de solicitar el licenciamiento al Departamento de Estado de Puerto Rico. Esta etapa ha conllevado múltiples esfuerzos entre los cuales figuran los siguientes: mejoramiento de la planta física, alojamiento, tecnología, biblioteca y recursos disponibles; revisión de la secuencia curricular y descripción de cursos; elaboración de políticas de admisión y políticas relacionadas al desarrollo de la vida administrativa y cotidiana del Seminario; inclusión de profesores de otros países y distintas denominaciones; y enlace

Por: Cristina D. Olán Martínez en entrevista con el Rvdo. Can. Gilberto G. Garcés Torres, Deán del Seminario

con estudiantes de otros países. También, se arregló la Capilla y se estableció el oratorio Santísima Trinidad. De igual manera, se está trabajando en vías de obtener la acreditación de la Middle States Association.

A fines de incrementar la inmersión de los estudiantes en la vida comunitaria y espiritual, se estableció un día más de permanencia para los seminaristas. Ellos y ellas permanecen en el Seminario, jueves, viernes y sábado. Los jueves, además de las clases, se ora, se comparte y se ofrecen capacitaciones sobre temas que no tienen carga académica. También, se ha organizado el clínico pastoral abierto tanto para el clero local como extranjero, además de los estudiantes del Seminario que hayan completado sus estudios académicos.

“El límite es el cielo. Siempre hay posibilidad de mejorar y crecer, sin embargo, nos proponemos hacer del Seminario Diocesano San Pedro y San Pablo una Universidad Teológica Abierta a todas las confesiones religiosas y diócesis de la Iglesia Episcopal. La internacionalización del Seminario es una de las grandes metas. Se ha hecho un acuerdo colaborativo con la Diócesis de Cuba y en proceso están otros acuerdos. Estamos organizando el “Programa Verano en Español”, que dará inicio en verano 2023, por petición de algunos obispos de Diócesis de habla inglesa para aquellos estudiantes que deseen venir a Puerto Rico a aprender español. Queremos ampliar el ofrecimiento académico en otras carreras, talleres, cursos y certificados ofrecidos de manera diferencial a todo el Pueblo de Dios. Soñamos con ser la primera Universidad Teológica en el Caribe, que albergue un gran número de estudiantes de todo Latinoamérica, el Caribe y Diócesis de Estados Unidos”, expresó el Rvdo. Can. Gilberto Garcés.

Para obtener más información del Seminario puedes llamar al 787-761-9800, exts. 1094, 1095 y 1096, o escribir a seminario@episcopalpr.org. También puedes visitar las instalaciones físicas ubicadas en la Carr. 167 Km.14.6 Sector Buena Vista, Bayamón, PR.

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NILSA CAMACHO RODRÍGUEZ:

Primera Rectora de Cursillos de Cristiandad en la Diócesis de Puerto Rico

Nilsa es conocida por muchas personas alrededor de toda la Diócesis de Puerto Rico. Nacida y criada en la Iglesia Episcopal, Nilsa tiene sus raíces muy ancladas en el Anglicanismo. Fue bautizada por el Rvdo. P. Charles F. Boynton (posteriormente Obispo Diocesano) cuando aún este era sacerdote en la Iglesia San Andrés en Mayagüez. La iglesia para ella, como para muchos de su tiempo, era su centro de recreación y trabajo. Jugaban en la cancha pero también recogían los retazos de tela que quedaban del taller de costura y bordado que había en la Iglesia San Andrés. Era su segunda casa.

Son muchas las razones por las cuales se puede entrevistar a Nilsa Camacho. Fue Presidenta en varias ocasiones de la Sociedad de Mujeres Episcopales, Tesorera y Coordinadora de Ofrenda Unida de Acción de Gracias. Perteneció a varias Juntas Parroquiales, estuvo en el Movimiento de Caminantes con Cristo, ha sido Catequista y en tiempos del Rvdo. P. Manuel J. Muñoz Labra (qepd), brindó apoyo en el Colegio Episcopal San Andrés, por mencionar algunas cosas. No obstante, en esta ocasión nos enfocamos en su experiencia como primera Rectora del Movimiento de Cursillos de Cristiandad, por ser este un ministerio que ha tocado profundamente la vida de cientos de mujeres y hombres alrededor de toda nuestra Diócesis.

Cristina D. Olán Martínez (CDOM): ¿Cómo llegó al Movimiento de Cursillos de Cristiandad (MCC)?

Nilsa Camacho Rodríguez (NCR): En 1973, a mí me eligieron Presidenta de la Sociedad de Mujeres Episcopales (SME) a nivel diocesano y ahí tienes que moverte. Nilda Anaya [Rvda.

P. Nilda Lucca de Anaya], en aquel entonces laica, era parte de la SME. Nilda va a México y

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Entrevista y redacción por: Cristina D. Olán Martínez Foto provista por: Carmen Esther Vila.

participó de algo que era como el Cursillo. Para aquel momento, ella dirigía el Departamento de Evangelismo y aprovechó y me dijo que si yo quería pertenecer al Departamento de Evangelismo. Siendo parte del Departamento de Evangelismo y Taty [Rvda. P. Ana M. Lago] que era laico todavía también, Nilda nos envió a Miami porque allá iban a dar un Cursillo y ella quería que fuéramos y que luego se hablara con el Obispo Reus para ver si se podía dar aquí. Eso fue a principios de los 1980s.

CDOM: ¿Cómo fue la experiencia en Miami?

NCR: Fuimos a Miami, invitadas por el Rvdo. Leopoldo Allard e hicimos el Cursillo allá. Fuimos Taty, la esposa del Rvdo. P. León Ramos, la cuñada de Taty y Cuqui, que era de la iglesia en Quebrada Limón. Al regresar, nos reunimos con el Obispo Reus y él nos dio todo su apoyo. Al principio se llamó Cursillos de Renovación Cristiana. En 1986, fue el primer Cursillo para Mujeres. Se hizo en la Parroquia La Resurrección en Manatí. Luego, el Rvdo. P. Archibaldo Torres también tomó el Cursillo con Julio Moreno y se pudo iniciar el Cursillo para Hombres. Agustín Rivera fue el primer Rector.

CDOM: ¿Cómo lograron tener un equipo de trabajo para el primer Cursillo?

NCR: Para ese primer Cursillo, tuvimos que traer gente de Miami porque no teníamos gente preparada. Buscamos a personas activas en la iglesia en Puerto Rico para que participaran en ese primer Cursillo y que después sirvieran como parte del equipo de trabajo. Lo vimos como un método o un proyecto de evangelización. Lo que hicimos fue crear líderes comprometidos con la Iglesia Anglicana. Trajimos [de Miami] el manual ya ‘anglicanizado’ para hacer Cursillos acá.

CDOM: ¿Colaboró con otras diócesis en el desarrollo del MCC?

NCR: Fui la primera Rectora de Cursillos en República Dominicana. Colaboré junto a Esther Vila para que iniciaran el movimiento allá y trajeron gente de República Dominicana para que se adiestraran acá.

CDOM: ¿Qué aportes a la Iglesia ha visto en el MCC?

NCR: Se creó un liderato comprometido que trabaja por la iglesia. También ha sido la semilla para otros programas, como Caminantes con Cristo o el grupo de retiros en Manatí, por ejemplo. Es una gran herramienta para la Evangelización.

CDOM: ¿Cómo se siente después de varias décadas de estos comienzos?

NCR: Yo me siento feliz porque yo siempre he servido a mi Señor. Son experiencias buenas que me enriquecieron. Hemos trabajado. Trabajamos para una causa común y esa es el servicio.

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CELEBRANDO LOS 150 AÑOS DE ANGLICANISMO EN PUERTO RICO:

ENCUENTROS POR ARCEDIANATO

Durante el año 2022, Año de la Iglesia y de la Celebración de los 150 años del Anglicanismo en Puerto Rico, nuestro Obispo Diocesano, Rvdmo. Rafael L. Morales Maldonado estableció un nuevo Modelo de Confirmaciones por Arcedianato con la finalidad de poder llegar a más personas. Cada Vicario, Rector o Líder pastoral laico tuvo la responsabilidad de ofrecer una catequesis localmente a sus candidatos/as al Sacramento de la Confirmación y en la fecha y lugar acordado previamente se llevó a cabo la Celebración de la Santa Eucaristía y dentro de esta, el Rito Sacramental de la Confirmación por nuestro Obispo Diocesano.

Dentro del marco de la celebración, los clérigos a cargo de feligresías reconocieron de uno a dos laicos por su compromiso y fidelidad con su Iglesia local, haciendo de esta, una celebración festiva, gozosa, de gran fraternidad y unidad entre los feligreses del Arcedianato.

En su gran mayoría, estos encuentros fueron realizados fuera de los templos, lo cual ofreció la oportunidad para dar a conocer nuestras comunidades de fe. Esta nueva modalidad, estuvo muy alineada con el Proyecto de Sectorización de nuestra Diócesis que tiene como finalidad llegar a donde no hemos llegado aún y hacer lo que aún no hemos realizado a nivel pastoral y de evangelización.

A continuación, ofrecemos un resumen de cada encuentro. Todos estos encuentros fueron realizados en una colaboración entre el Obispo, el Centro Diocesano, los arcedianos, los clérigos de las distintas feligresías y el laicado de cada arcedianato.

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ENCUENTRO ARCEDIANATO NORTE II

Fecha: sábado, 23 de abril de 2022

Lugar: Cancha de la Escuela Eleonor Roosevelt, Hato Rey

Contó con una asistencia de 150 personas, aproximadamente. Fueron confirmadas 5 personas, 3 personas fueron recibidas y se reconocieron a 16 feligreses, entre ellos, al Rvdo. P. Luis Guillermo Rivera, veterano sacerdote franciscano.

ENCUENTRO ARCEDIANATO NORTE I

Fecha: sábado, 21 de mayo de 2022

Lugar: Parroquia Episcopal La Resurrección, Manatí

Contó con amplia participación y 6 personas fueron confirmadas. Fue una gran oportunidad para que los miembros de las diferentes feligresías se conocieran, compartieran y vivieran su fe con esperanza y amor fraterno. Laicos de las distintas feligresías del arcedianato obtuvieron reconocimiento por su labor en la iglesia. El encuentro finalizó con una confraternización.

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ARCEDIANATO SUROESTE

Fecha: sábado, 18 de junio de 2022

Lugar: Plaza Pública, Añasco

Contó con una buena participación de laicos procedentes de las diferentes feligresías. Se confirmaron 7 personas y se recibió a una persona. Un laico de cada una de las feligresías fue reconocido por su compromiso y labor por la Iglesia. La actividad finalizó con una merienda en la Plaza.

ARCEDIANATO DE LA MONTAÑA

Fecha: sábado, 20 de agosto de 2022

Lugar: Misión Episcopal San Matías, Lares

Asistieron unas 60 personas, de las cuales una fue confirmada, 7 se recibieron y los Guardianes Mayores y miembros de los comités de todas las feligresías fueron reconocidos por el trabajo realizado. Finalizada la celebración litúrgica, todos disfrutaron de un rico almuerzo y de una demostración de los trabajos realizados por participantes de diversos talleres que fueron ofrecidos en el salón parroquial de la Misión San Matías en colaboración con CEIMA, Inc., organización sin fines de lucro que ofrece talleres, conferencias, cursos cortos y adiestramientos dirigidos a desarrollar habilidades entre los jóvenes desertores escolares y adultos jubilados, entre otros sectores de la comunidad. El Ven. P. Edwin Vélez, Arcediano, mencionó que “fue un gran momento para compartir el Amor de Dios”.

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ARCEDIANATO SUR

Encuentro: sábado, 27 de agosto de 2022

Lugar: Parroquia Ayudada La Santísima Trinidad, Ponce

Asistieron unas 110 personas, de las cuales 8 fueron confirmadas. Fue una celebración hermosa, animada por el Ministerio Musical, ALMAS MISIONERAS del Sur, quienes deleitaron a los presentes con sus voces en las alabanzas. También fueron reconocidos por su compromiso y fidelidad, dos laicos de cada feligresía y terminada la celebración, hubo una ágape en hermandad. En palabras del Ven. P. Juan C. Restrepo, Arcediano: “salieron renovados para continuar viviendo la misión en esta nuestra iglesia que es Dinámica, Evangelizadora y Misionera”.

ARCEDIANATO SURESTE

Fecha: sábado, 10 de septiembre de 2022

Lugar: Plaza de Recreo Santiago

Palmer, Caguas

Fueron confirmados 6 feligreses. La fuerte lluvia no les permitió reconocer a los laicos destacados ese mismo día, pero cada vicario lo realizó en su propia feligresía en otro momento.

ARCEDIANATO NORESTE

Fecha: sábado, 24 de septiembre de 2022

Lugar: Catedral Episcopal San Juan Bautista, Santurce

Contó con una asistencia de 125 personas, aproximadamente. Fueron reconocidas 22 personas, fieles portadores de las Buenas Nuevas de Salvación, y se confirmaron 16 personas de diferentes pueblos. En el caso de este arcedianato, las personas confirmadas recibieron clases preparativas a nivel de arcedianato. Esto les brindó la oportunidad a los candidatos de las distintas feligresías de conocerse y compartir en este proceso. La actividad concluyó con un ágape en un ambiente de amor y fraternidad. Nos expresó la Ven. Presb. Ana R. Méndez, Arcediana que “fue un día histórico que dejó huellas del Amor de Dios en todos los presentes”.

Nota de agradecimiento: La Rvda. Presb. Margarita Santos y el Equipo Editorial de la Revista CREDO agradecen a los arcedianos y la arcediana (Rvdo. P. Ángel Rivera, Rvdo. Francisco Guzmán, Rvdo. P. Juan B. Franco, Rvdo. P. Edwin Vélez, Rvdo. P. Juan C. Restrespo, Rvdo. P. Carlos Vélez y Rvda. P. Ana R. Méndez) por la información provista para este escrito.

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150 AÑOS DEL TEMPLO DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD EN PONCE

El 4 de junio de 2022 celebramos los 150 años del Templo de La Santísima Trinidad en Ponce, la primera iglesia episcopal en Puerto Rico. El desarrollo de esta comunidad de fe comenzó en 1872. La primera piedra para la construcción del templo se colocó en 1873 y el 23 de julio de 1874 fue consagrado por el Rvdmo. William Wabrond Jackson, Obispo de Antigua.

La actividad de aniversario del templo, que coincidió con la Vigilia de Pentecostés, fue realizada en la Concha Acústica en Ponce. La misma contó con una amplia participación del clero y el laicado de toda la Diócesis. Como parte de esta gran fiesta, se reconocieron a varios de los feligreses de la Parroquia La Santísima Trinidad. ¡Damos gracias a Dios por la obra realizada en esta Parroquia!

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¡SEGUIMOS GOZANDO!:

SANTA EUCARISTÍA EN CELEBRACIÓN DE LOS 150 AÑOS DE ANGLICANISMO EN PUERTO RICO

DIOS QUE ES AMOR, NECESITA QUE NOSOTROS VIVAMOS EN AMOR, PARA VIVIR POR EL AMOR Y CAMBIAR ESTE MUNDO POR EL PODER DEL AMOR.

- Obispo Primado Michael B. Curry

El 8 de noviembre de 2023 se realizó la Santa Eucaristía en celebración de los 150 años de Anglicanismo en Puerto Rico. La actividad se llevó a cabo en las instalaciones de Ciudad San Lucas en Gurabo y tuvo una gran asistencia de clérigos y laicos. La misma se caracterizó por un gran espíritu de alegría y hermandad, y por la animación de un coro compuesto por hermanos y hermanas de la Diócesis de Puerto Rico. La Eucaristía fue presidida por el Obispo Primado Michael B. Curry y por el Obispo Diocesano Rafael L. Morales Maldonado. Contó también con la presencia de los siguientes obispos, obispas y autoridades eclesiásticas:

BISHOP DEDE DUNCAN-PROBE

Diócesis de New York Central y Presidente de la Provincia II

BISHOP W. MICHIE KLUSMEYER

Canónigo del Obispo Primado

OBISPA GRISELDA DELGADO DEL CARPIO

Diócesis de Cuba

OBISPO FRANCISCO DUQUE GÓMEZ

Diócesis de Colombia

OBISPO CRISTÓBAL LEÓN LOZANA

Diócesis de Ecuador Litoral

OBISPO ORLANDO GUERRERO TORRES

Obispo Emérito de la Diósesis de Venezuela, Residente en Puerto Rico

OBISPA IDALIA NEGRÓN CAAMAÑO

Iglesia Evangélica Luterana

RVDO. CAN. LIONEL RYMER

Presidente del Comité Permanente, Diócesis de Islas Vírgenes

RVDO. CAN. ANTHONY GUILLÉN

Misionero, Ministerio Latino

RVDA. PRESB. GLENDA MCQUEEN

Oficial para América Latina y el Caribe, Oficina de Alianzas Globales

Cabe resaltar que hubo representantes de la familia ecuménica provenientes de la Iglesia Católica, Diócesis de Caguas y de la Iglesia El Nazareno, entre otros. Por su parte, el Obispo M. Curry en su homilía enfatizó en su mensaje de amor, tema que ha sido su bandera y norte desde que fue consagrado como Obispo Primado.

“Dios que es amor, necesita que nosotros vivamos en amor, para vivir por el amor y cambiar este mundo por el poder del amor.

¡Oh, necesitamos amor en este mundo ahora mismo! Y es el sueño de Dios que vivamos por amor y por eso es que Jesús vino para ayudarnos a poder vivir ese sueño”, puntualizó el Obispo Primado M. Curry en su homilía.

Para ver la Eucaristía completa, puedes acceder la página de Facebook de la Iglesia Episcopal en Puerto Rico y visitar el siguiente enlace: http://bit.ly/3Mncf8E.

RIGOBERTO LUCCA: Arte que retrata historia

Entrevista por: José R.

por:

...LA HISTORIA ESTÁ

AHÍ Y TE DICE LO QUE TIENES QUE HACER.

El vitral es su pasión. Trabaja diversos medios y ha hecho esculturas que llevan vitrales integrados, pero el vitral por sí solo es su favorito.

Rigoberto Lucca es el talento detrás del hermoso vitral conmemorativo de los 150 años de Anglicanismo en Puerto Rico. También es el artista que confeccionó los nuevos vitrales de la Catedral y el vitral que se colocará en el Seminario San Pedro y San Pablo. Su colaboración con la Diócesis de Puerto Rico comenzó con una conversación.

“En una visita que hice a la iglesia, estaba P. Dimas Muñoz. Entonces, P. Dimas me habló del interés que tenía el Obispo Rafael en poner vitrales en la Catedral y seguimos la conversación y me conectó con P. Mario Rodríguez. Ahí surgieron varias reuniones; P. Mario quedó

convencido de las recomendaciones que le hice y demás, y ahí pasamos al Obispo y se cuadró todo. Se hizo por etapas. Los primeros vitrales de abajo, los grandes, fueron los primeros. Y luego el Obispo me dijo del interés de hacer los apóstoles arriba. Y como él sueña y realiza, pues así fue. Tuvo esa visión y lo hicimos. [...] Como vi al Obispo con un compromiso tan serio, con unas ganas de hacer cosas por la Catedral, pues yo estaba convencido [de que la obra se iba a realizar]. Desde un principio, pude ver algo genuino en él, que estaba totalmente enamorado de la iglesia y de la idea de poner los vitrales. Dicho y hecho, lo hizo, y después nos pidió el vitral conmemorativo y empecé a diseñar”, nos relató el artista.

Para Lucca, fue un proceso de creación pero también de aprendizaje, uno que lo acercó más a la historia de la Iglesia

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Episcopal en Puerto Rico, sus orígenes y su transformación.

“Me interesé mucho en el vitral conmemorativo porque entendía que era un compromiso bien grande de ustedes con la Iglesia y por lo tanto, mío también. La información que tenía era buena y pude crear porque la información era buena. Y había una historia real, genuina. Y cuando hay una historia real, genuina, no hay que crear mucho porque la historia está ahí y te dice lo que tienes que hacer”, afirmó Rigoberto Lucca, quien también agradece la información histórica provista por José R. Delgado, Director de Comunicaciones de la Diócesis.

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En la marcha, surgieron diversas ideas acerca de cómo plasmar esa historia en la obra.

“El Obispo quería que se reflejara la comunidad en la Iglesia y el crecimiento de la feligresía. El Obispo me dice “vamos a hacer una silueta”. Empezamos por ahí. P. Mario me dice “mira los curas iban en caballo y por eso es que ves una persona en un caballo frente a otro grupo y me gustó mucho mezclar esa forma simple de silueta con formas ya más rebuscadas. Me gustó mucho mucho usar esa forma simple de siluetas con formas más rebuscadas. Fue como una fusión”, compartió el artista.

Tanto el vitral conmemorativo como los nuevos vitrales de la Catedral ya están instalados, para la gloria de Dios y para el disfrute y la contemplación de todas las personas que visitan la Catedral. ¡Te invitamos a apreciar estas obras de arte!

I g l e s i a E p i s c o p a l D i ó c e s i s de P u e r to R i c o 1 4 0 9 Ave Po n c e d e L e ón , 4 to P i s o S a n J u a n , P. R . 0 0 9 0 7 - 4 0 2 5 Iglesia Episcopal Diócesis de Puerto Rico @iglesiaepiscopalpr www.episcopalpr.org
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