Desde abajo y desde adentro

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100 buenas prácticas de organizaciones sociales

En esa continuidad, la organización se ganó un lugar de relevancia en la lucha por los derechos de gays y lesbianas a través de distintas expresiones. Y sostiene actividades de promoción de sexo más seguro, talleres con docentes, encuentros de jóvenes, capacitaciones con profesionales del área de Salud y edición de materiales preventivos. En lo que hace la difusión, las acciones se completan con la revista y un programa radial, Vox en la Noche, que va por la Universidad los sábados de 22 a 23. Es cuando se lo consulta por la evolución de la sociedad respecto de la homosexualidad que Guillermo, que parece más joven, pela el dato de sus cinco décadas y pico de edad. ”La diferencia desde el 70 hasta acá es inmensa, hubo un salto muy grande -afirma-. Yo creo que todavía la gente no comprende bien lo que es la homosexualidad, como tampoco sabe lo que son ellos, por qué son heterosexuales; qué es eso de heterosexuales y homosexuales. Porque no hay enseñanza de la sexualidad en la escuela, la sexualidad es todavía un tema tabú. Pero creo que la gente está muy preocupada por convertir a la sociedad argentina en una sociedad mucho más democrática, más pluralista, más abierta en todo, mucho menos machista. Y estoy convencido que esto se va ir dando cada vez más con el tiempo”. En otro tramo de la charla, Guillermo habla de ”gay” y también de ”hombre que tiene sexo con hombre”. ¿Por qué esa diferencia nominal? ”Personalmente soy muy enemigo de las divisiones de este tipo, pero gay es una persona que, como por ejemplo yo, participa de la cultura gay, los boliches, la forma de hablar, la forma de vestirse. Y hay personas, hombres que tienen sexo con otros hombres o también hombres que tienen sexo con travestis, que no se reconocen como homosexuales ni como gays, por eso los caracterizamos así”, explica. ”Personalmente estoy en contra de este tipo de etiquetamientos, de caratular a la gente, del binarismo homosexualheterosexual”, sigue Guillermo, que dice que ”la cultura gay, los ghettos, se generan por la persecución y la homofobia. La gente se tiene que refugiar para no ser atacada. Esto siempre se ha dado con todas las minorías: los hebreos, los negros. Algún día, cuando se vayan conquistando espacios, libertades; cuando empecemos a darle muerte a la discriminación por orientación sexual, estos espacios van a desaparecer”. Guillermo apunta también contra ”el poder que dictamina quién es gay y quién es heterosexual para tener controladas a las personas, para dominarlas. Está la dominación a través del mercado, porque el mercado quiere captar el ingreso gay. Hay muchas empresas que ofrecen beneficios o promociones a la gente gay porque al mercado le interesa. Porque sabe que hay dinero, porque los gays no tenemos hijos, no tenemos esposa; el gay no sabe dónde gastar el dinero. Por ahí lo gastamos en viajes, entonces hay turismo gay. El mercado lo tienen muy estudiado, pero hay que tener mucho cuidado porque también es eso una trampa”. Una trampa cuyas consecuencias se agudizan en el caso de los que no cuentan con dinero suficiente: ”ser gay te exige una erogación: ir al boliche, estar siempre bien vestidito, la pilchita. Y si no tenés trabajo... Hay muchos gay que están trabajando en el sexo comercial, algo impensable años atrás”, comenta Guillermo. Y completa: ”estamos muy preocupados por llegar a la gente gay, lesbiana y travesti pobre, de los barrios. Hacemos nuestros esfuerzos, mínimos, porque se necesitaría mucho más y para eso se 213


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