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nfoque 360º
- VISIÓN INFORMATIVA -
Pluma invitada
Señores, Lo aprendimos a amar
el mercado merece atención
Igual que sucede en este periodo de “reflexión espiritual” en que aparentemente nos condolemos por el sufrimiento que debió padecer nuestro Señor Jesucristo para la salvación de la humanidad, al parecer pasó lo mismo con la desgracia ocurrida en el mercado La Terminal, pues reflexionamos, nos conmovemos, nos reconciliamos, ayudamos y luego….olvidamos. Pareciera que lo dicho da validez a los que plantean que nosotros los mortales somos producto de un instante de emoción y no de la razón. Después que el siniestro consumiera más de 800 locales comerciales en la madrugada del 25 de marzo en La Terminal, desbordó una preocupación fugas, porque al igual que en otros casos es que se vuelve a olvidar que los desórdenes existen en los mercados. El fuego que devoró la inversión de toda una vida de los arrendatarios de aquel mercado de la zona 4, desnudo también la vulnerabilidad del mercado de esta ciudad ícono del turismo, pues en el lugar no hay hidrantes, planes de prevención, control, rutas de evacuación. Además, sobrepoblación y abandono por parte del gobierno local para controlar. La percepción que tenemos es que el descontrol es el común denominador de los mercados, pues al igual que en el valle de la Ermita, el mercado del Valle de Panchoy, también se encuentra a merced de los inquilinos y en la anarquía. Los vendedores dicen que a la sobrepoblación y ausencia de seguridad, se une la falta de control de los ingresos, ya que en el 2013 se dio una baja en la recaudación por corrupción y hay reventa de locales entre Q250 mil y Q300 mil por local. Los arrendadores han externado que el caos de este mercado inició con el ex alcalde Víctor Hugo de Pozo y empeoró con la administración de Adolfo Vivar, aunque también sucedió en la administración de Antonio Siliezar. Algunos recordaron a Ricardo Castellanos como uno de los administradores que derribó árboles, votó los arriates centrales, autorizó ventas en los pasillos y entradas, y autorizo locales alrededor de una fuente que ahora está rodeado de construcciones formales. A la fecha no hay un reporte oficial de arrendatarios y locales concesionados, aunque los inquilinos argumentan que hay 2 mil 500 puestos oficiales en 12 sectores, sin embargo hay un sub registro que podría supera los 5 mil vendedores en 33 sectores que ha generado una sobrepoblación que dificultaría la movilización de cuerpos de socorro al momento que se diera un siniestro. Los “representantes” de los vendedores están consciente de que están expuestos a una catástrofe como lo ocurrido en La Terminal, por lo que recomienda a que las personas no saquen a sus hijos a vender, sin embargo las autoridades se han quejado que se han resistido a que se realice un censo en el mercado que podría evidenciar datos sobre las actividades licitas e ilícitas que se dan en el lugar. Así como encontrar producto variado en este mercado, también hay una diversidad de intereses detrás de este centro de negocios lícito e ilícito, pero no hay planes concretos para un traslado, ordenar o diseñar un plan de seguridad para prevenir a que se de algún desastre en el lugar, pero si buscan protagonismo y se rasgan las vestidura hablando de desórdenes que dan mala imagen a la ciudad. Exponerles que el mercado antigüeño es una bomba de tiempo, a nuestra humilde opinión es que es urgente que las autoridades, arrendatarios y vecinos, aborden este tema con seriedad y evitar que un día se piedra una vida, patrimonio de miles de personas y poner en riesgo la vida de socorristas que no poseen equipo adecuado y recursos… Señores, el mercado merece atención o hay que esperar que se queme…!
desde pequeños
Era el año 1983 y con prisa y entusiasmo la noticia era inmensa: EL PAPA JUAN PABLO II visitará por primera vez a Guatemala. La alegría de un pueblo entero se regocijaba en las calles; Todo era una fiesta de fe y de religiosidad. Por un momento se nos olvidó la guerra, atrás quedaron los conflictos entre hermanos, no se respiraba violencia y el corazón guatemalteco se sensibilizaba cada vez más… Lo vimos en la Televisión besar nuestro suelo. Su mirada serena, su sonrisa transparente, su firmeza al caminar… solo bastaba con verlo y poder descubrir que un pedacito inmenso de Dios llego hasta nuestra tierra… Seguimos su recorrido en la radio y la televisión. Lo vimos siempre con una sonrisa, siempre con su presencia irradiando la paz por doquier. Pero hay algo que no se nos podrá olvidar… la noticia que El Papa iba a La Antigua Guatemala – nunca estuvo en su agenda-. El sol era radiante, las campanas de los templos sonando como nunca… El Estadio Municipal Pensativo por primera vez – de lo que recuerdo-
del estadio y después nos enteramos en la televisión que aunque no había podido bajar derramó su bendición, para todos los que aquella tarde salimos quizás tristes, pero con la esperanza de saber que Él, por tan solo un momento, pensó en toda esa gente, en esta Ciudad que lo hubiera recibido con el corazón en la mano. Por: Manuel Estrada
estaba lleno, hondeaban banderas de Guatemala, de La Antigua y de La Iglesia… al centro de la cancha una alfombra multicolor como la cultura guatemalteca… un cuadro hermoso, los cánticos –recuerdo que cantamos Tú eres Pedro, con una pista sencilla- y cuando se oyó el grito ya viene el helicóptero, ya viene Juan Pablo II… Nunca en la vida había vivido tanta alegría mi ciudad… los gritos eran tan fuertes que yo digo llegaban hasta el cielo… Y en ese cielo color de Guatemala se vio un helicóptero, que de alguna manera como que quería bajar más no lo hizo… Todo quedó en un profundo silencio-------Nadie dijo nada, nadie protestó, poco a poco salimos
Lo vimos con alegría y entusiasmo, pero fugazmente en 1996. Y a las puertas del 2002, lo vimos nuevamentecumpliendo hasta el último momento con su deber… Nos dejó el regalo más grande: La Canonización del Beato Hermano Pedro de San José Betancur. Aprendimos a amarlo desde muy pequeñosporque pequeña quizás era nuestra fe y Él la acrecentó; porque pequeña era nuestra visión y Él supo encausarla y valorarla, porque pequeña quizás era nuestra esperanza y Él logró que penetrara hasta lo más profundo de nuestro corazón…No por casualidad las generaciones te han de llamar ¡El Grande!
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