PROLOGO
L
as memorables imágenes que traen el recuerdo de nuestra vida, son el mágico postigo “abierto al pasado”, por donde se escurren los sueños del mismo, anunciando hechos que creíamos perdidos. Cada imagen nos sale al paso para hablarnos con la eterna novedad de su ancianidad, mientras nos invade un extraño sentimiento de respeto por lo que cada una representa, como testimonio de la actividad espiritual de las generaciones que se fueron. ¡Qué mundo de evocaciones nos sugiere cada relato! Es fascinante poder sentirnos en mitad de historias leídas y moldear la atmósfera en que se desarrollan. Los relatos aquí se van desarrollando según los recuerdos que se despiertan; por esto no siguen un orden determinado, tampoco sugieren recuerdos novelados, y sólo en uno de ellos se hace referencia a la génesis familiar. El propósito que me ha guiado es el de resaltar aquellos sucesos, que de alguna manera han permanecido en la memoria a través del tiempo, que es el que puede dibujar la vida de una persona que desea que la recuerden. He tratado que estos relatos no sean aburridos y que cada uno de ellos deje alguna experiencia para quien lo lea, o lo divierta aunque sea un momento, recordando sus propias vivencias. Debo pedir perdón por el estilo de la narración, que nunca fue mi fuerte; pero lo que sí puedo afirmar es que me ha guiado en estos escritos el ser yo mismo en lo posible. Por último debo agradecer a mi señora por la crítica certera, a mis hijos por permitirme poner aquí algo de sus pensamientos y a María de los Angeles por su paciencia de pasar los escritos en la P.C.
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