LA PLUMA 401

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VIDA COTIDIANA POR ZUMBAMBICO

Algunos motivadores ponen ejemplos de líderes mundiales: Jesucristo, Gandhi, Buda, Churchill, Che Guevara, Cristóbal Colón, Einstein, Neil Armstrong, Aristóteles, Platón, Newton, San Agustín, Miguel Ángel, Lincoln, Henry Ford, Pasteur, Juan XXIII, Darwin, Bolívar, Madre Teresa de Calcuta, Steve Jobs, entre otros. La lista puede ser infinita y para todos los gustos.

El liderazgo

¿Qué es lo que dijeron, hicieron o dejaron para la posteridad? Aunque se considera la existencia de líderes positivos, esto es, gente que ha cambiado a la humanidad, según la nómina precedente, y otras se han dedicado a destruir o crear ambientes de violencia, como Adolfo Hitler, dictador sanguinario, y Escobar, narcotraficante, la pregunta subsiste. El liderazgo es una capacidad o competencia para diseñar y ejecutar en la práctica ideas, principios o reglas que tienen algo especial: un modelo diferente de pensar y ver el mundo. Los verdaderos líderes han sido, en efecto, visionarios, irreverentes, apasionados, inconformes, tenaces, tozudos y hasta asociales para emprender acciones que dejaron huellas profundas porque crearon mensajes insondables, que se tradujeron en instituciones y en nuevos emprendimientos. Hay, pues, liderazgos auténticos e inauténticos. Los primeros se fundamentan en valores y principios (el amor, la paz, la justicia, la equidad, la no discriminación, la solidaridad), y los métodos son la no violencia activa, la mansedumbre, el servicio, la humildad casi siempre de la mano de la sabiduría; los segundos se basan en intereses y el poder (el dinero, el placer, la arrogancia, el odio, la fatuidad y la superioridad), y sus métodos son la violencia de diverso género, el desprecio por la vida y sus secuelas: el dolor, el terror y la muerte. Está comprobado que los líderes se hacen, aunque hay teorías que sostienen que los liderazgos vienen impregnados en los genes. Predominaría en el primer caso el fenotipo (el ambiente), antes que el genotipo (la herencia).

Una teoría sobre el

¿Y cómo llega el éxito?

Algunas personas consideran que el éxito y el liderazgo están, en

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LA PLUMA CUENCA ECUADOR domingo 8 septiembre 2013

cierto modo, unidos; otras personas disienten: creen que pueden haber personas exitosas y no hayan ejercido ningún liderazgo porque han o sido poco visibilizadas o no han querido notoriedad. En verdad, para concebir o conceptualizar el éxito hay que establecer criterios. Uno de ellos corresponde a las metas o logros obtenidos. Por ejemplo, un parámetro puede ser la inclusión de su nombre en las estadísticas de la revista Forbes, por los dineros ganados; otro sería aparecer en el catálogo de las revistas científicas, por las patentes registradas; o mirarse en la lista de los futbolistas más pagados, por las transferencias e impuestos devengados. Para las personas comunes y silvestres, los criterios del éxito, sin ser de menor nivel que los anteriores, también cuentan. Así, muchos piensan que el éxito sería obtener ‘cama, dama y chocolate’. O bien, ‘salud, dinero y amor’, como dice la canción, Y también: ‘tener un hijo, plantar un árbol y escribir un libro’. Estos criterios, en general, son relativos. Lo qué está comprobado es que el éxito no viene del cielo, por obra del azar o por una superdotación de origen genético.

Una nueva teoría

Todos los días conocemos a través de los medios de comunicación a personajes importantes, que se destacan por sus capacidades, sus compromisos o también por sus ‘metidas de pata’. ¿Por qué han llegado a tener éxito? ¿Y por qué cayeron, muchas veces, en los abismos de la depresión, la indiferencia y la frustración? Algunas teorías para entender estos fenómenos

El éxito, según Angela Duckworth, no depende, necesariamente, del talento o como subproducto de la inteligencia, sino del trabajo duro y de la pasión con los que se comportan las personas. La investigadora manifiesta que ‘las habilidades innatas tienen poco que ver con aquello que forman personas exitosas’. Incluso –dice- personas exitosas con corazones y músculos fuertes que parecen innegablemente de origen genético, son resultado de ciertos tipos de esfuerzo que logran ser ‘grandes’ gracias a tres condiciones básicas: prácticas –deliberadas y persistentes- continuas, con descanso y recuperación en el tiempo; actividades alimentadas por la pasión y el interés intrínseco; y por la lucha evidente contra la adversidad, el dolor o el fracaso. Si lo anterior se aplica a la vida diaria veremos que el éxito es accesible a todas las personas y no, exclusivamente, a las que tienen talento.


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