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El verano y sus festivales
ya al final con sus frías temperaturas nos avisa y prepara para su llegada. El frío invierno llega con su blanca nieve, sin los 7 enanitos, y con los días, para muchos, más festivos del año porque se celebra la Natividad de Jesucristo y la llegada del año nuevo.
El verano, en Rhode Island, es la temporada de los festivales y por acá hay festivales para todos los gustos y colores. Hay festivales nacionales, musicales, de arte, folklóricos, y gastronómico y a todos concurren una muchedumbre ávida de conocer y compartir con gente de otras partes del mundo.
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Entre los festivales nacionales destacan, entre los europeos, los de Italia, Grecia y Portugal, y entre los de Latinoamérica, el puertorriqueño, el dominicano, el boliviano, el colombiano y el guatemalteco y de África el de los caboverdianos.
De los festivales musicales el más longevo es el de Jazz que se celebra en Newport por los últimos 69 años. Esta el concierto de la Orquesta
Filarmónica de Rhode Island que se efectúa en varias ciudades por los últimos 9 años. En el verano tenemos también el PVD Festival que se celebraba en junio y que a partir de este año fue movido a septiembre.

De los festivales gastronómicos el más conocido y más antiguo es el de mariscos en Charlestown y desde hace algunos años tenemos el de los camiones de comida que cada viernes se efectúa en el Parque Roger Williams. También está el Rhode Island seafood Festival que cada año se celebra en el India Point Park de Providence.
Tenemos también un Festival multi variado que va desde la primavera hasta el otoño, pero con mayor énfasis en el verano. Ese es el Providence Water Fire y que recorre una parte de su Downtown y nos da una gran variedad de expresiones culturales y gastronómica.
Existen, además, unos festivales de cervezas y uno de los más conocidos es el de la cervecería Narragansett que está en el área de India Point. Como ven, el verano en Rhode Island ofrece actividades para disfrute de toda la familia y es, a mi humilde entender, la estación del año en que más socializamos y compenetramos con los demás.
La República del Dinero
cheles, chelitos, clavos, menudo, vaina, asunto, basurita, ahorros, grasa, lana, melaza, manteca, goma, mohosos, emulendos, metálicos, biyuya, borona, riales, billetes…
La lengua siempre ha sido, es y será, sombra y espejo de, o el mismo acervo y creatividad sociocultural, de los pueblos.
Al margen de lo gramatical, la “jerga dominicana” posee una peculiaridad inigualable. Es esa frase sarcástica que retrata y reconfigura determinadas situaciones o cosas; que surge al fragor de la espontaneidad del diario vivir, y que es incluso capaz de rebautizar sustantivos como Dinero.
En RD Dinero es papeletas, recursos, baros, Duarte, pesos, toletes, molongos, plata, cuartos, capital, centavos, tabla, moneda, efectivo, viruta, lechuga, yaya, mony,
Y aunque hace años no circulan las monedas de un centavo la queja permanece inmutable al paso del tiempo: “No tengo un chele”.
La Trinitaria (2 de 2)
Duarte para seguir con su estructura de sociedad secreta; también ideó la asignación de un psedonimo y de un color para cada uno de los fundadores. Los informes de entonces, no permiten saber el color y los pseudonimos asignados a cada uno de los de los principales dirigentes; pero en los apuntes de José Maria Serra, miembro de la alta dirección del grupo, y los apuntes de Rosa Duarte, hermana y secretaria personal de Juan Pablo Duarte, se sabe lo siguiente: el color asignado a Pedro Alejandrino Pina fue el rojo, a Benito González se le asignó el pseudonimo de “Leónidas”, a Felipe Alfau el de “Simón “… y todos aceptaron su color y su pseudonimo de buena gana y sin objeción, pero cuando le tocó a su entrañable amigo Juan Isidro Pérez, él le asignó el color azul y se reservó para si el amarillo y el paudonimo de “Aristides”, Juan Isidro respondió ¡no! El amarillo es el mío, que significa la política, el tuyo es el azul celeste porque significa gloria, y es la que te pertenece. Posteriormente a Francisco del Rosario se le asignó el color verde, que significa esperanza.
Y terminadas las palabras del preámbulo por el líder e ideólogo de la trinitaria, dijo: “presten ahora ante Dios, este juramento irrevocable”
Todos se pusieron de pies, y levantaron su mano derecha.
“En nombre de la santísima, augusti sima e indivisible trinidad de Dios omnipotente; juro y prometo por mi honor y mi conciencia en manos de nuestro presidente Juan Pablo Duarte; cooperar con mi persona,
¿Solucionará Kenia el problema haitiano?
vida y bienes, a la separación definitiva del gobierno haitiano y a implantar una República libre, soberana e independiente de toda dominación extranjera, la cual se denominará REPÚBLICA DOMINICANA y tendrá su pabellón tricolor en cuartos encarnados y azules atravesados por una cruz blanca. Mientras tanto seremos reconocidos los trinitarios con las palabras sacraméntales de Dios, Patria y Libertad , si tal hago, Dios me proteja, y de no, me lo tome en cuenta y mis consocios me castiguen el perjurio y la traición si los vendo.
Terminado el juramento, Duarte les siguió diciendo:
Nuestra meta es clara y definida, “la expulsión del intruso invasor”, y la fundación de una República libre e independiente de toda dominación, protectorado, intervención e influencia extranjera. Hemos jurado libertar la patria o morir en la demanda. Aquel que contraríe nuestra finalidad, se colocará por sí mismo, en la condición de perjuro y sufrirá las consecuencias. Sin embargo, hubo uno que falló. FELIPE ALFAU.
Dice Rosa Duarte en sus apuntes que después de instalada la trinitaria ( después; lo que da a entender que fue en una reunión posterior), se nombró a Juan Pablo Duarte general en jefe de los ejércitos de la República y director general de la revolución; y coróneles a Francisco Del Rosario Sánchez, Ramón Matías Mella Castillo, Juan Isidro Pérez de la Paz, Pedro alejandrino pina y Vicente Celestino Duarte.
Recientemente hemos visto esta afirmación.
¿Se cumplirá?
¡No sabemos! Confiemos que será cierto Kenia es un país de África Oriental con una costa en el océano Índico Se hablan cerca de un centenar de lenguas maternas diferentes. El nombre significa “montaña luminosa” en una de las lenguas locales La Fuerza Aérea de Kenia es la más grande y posiblemente la más profesional de la fuerza aérea en el este de África.
Las preguntas continúan:
¿Soportaran los haitianos a la intervención de Kenia?
¿Se podrán desbaratar las bandas criminales?
¿Contaran con el apoyo de los demás países del mundo?
¿Habrá combinación entre los kenianos y los dominicanos, lógicamente hablo de los militares?
Creo, según mi opinión personal, que es obligatoria esa unidad militar. La razón fundamental lo indica.
Cuando esos delincuentes y criminales se sientan acorralados, solo le queda un lugar.
Para abandonar, hay un lugar: Republica Dominicana
Que lo sepan los kenianos
Nosotros sus vecinos, como dice
Un porcentaje bastante alto de los dominicanos, queremos a los haitianos. Queremos que vivan en paz y tranquilidad
Ojalá podamos cantarles aquella famosa canción de Rafael Santos: No me llamen extranjero
… “Y me llamas extranjero porque me trajo un camino”
Porque nací en otro pueblo
¡Que así sea!
Los principales trinitarios eran muchachos jóvenes, los de mayor edad eran Benito González de 27 años; y Juan Pablo Duarte de 25, (26 / 1 / 1813); Félix Maria Ruiz nace en Azua en 1815, tenía 23 años; Juan Nepomuceno Ravelo nace 15 de mayo de 1815, tenía 23 años; Francisco del Rosario Sánchez nace 9 de marzo de 1817, tenía 21 años; Ramón Matías Mella Castillo nace 25 de febrero de 1816, contaba 22 años; Felipe Alfau el 22 de agosto de 1818, tenía 20 años; José Maria Serra Castro 19 años, nace en 1819; Jacinto de la Concha tambien 19 ; Juan Pablo Pina y su primo Pedro Alejandrino Pina 18 años cada uno. A pesar de la juventud, creyeron y confiaron en Juan Pablo Duarte, en su liderazgo y en sus ideas, e hicieron suyos el movimiento libertario y llevaron a pesar de las vicisitudes, a término con dignidad y madurez, su rol libertario.
Providence y nuestra doble dependencia de amor y esperanza
Desde 1997 cuando llegué a Rhode Island, siempre me he sentido atraído y vinculado a la ciudad de Providence y sus subyugantes valores culturales y comunitarios. Había inmigrado en Los Estados Unidos en 1996, estableciéndome en Paterson, New Jersey, en casa de mi padre. Pero no imaginé que en Rhode Island echarían raíces la certeza de un presente, y lo que sea que signifique el porvenir. Crecí como un árbol más del bosque prometeico y vibrante de una comunidad abrazadora, una fusión íntima que concretizó su madurez en plena “luz de agosto” de 2004 con el nacimiento de mi hija. Providence y yo nos invadimos mutuamente. Se impregnó en mí, y yo eché raíces en ella. Inicialmente me sentí como un recién llegado a “Comala”, el pueblo de “Pedro Páramo”, cuya existencia parece sólo un recuerdo en la memoria de los muertos. Pero la ciudad es hoy día, con su desarrollo indetenible y su “downtown” atrayente y vibrante, increíblemente acogedora. Yo era un extraño que venía con otra cultura, con una lengua distinta impregnada en el cerebro, y Providence me acogió con su excepcional diversidad y su abrigo cultural y lingüístico, que es su más formidable riqueza. Así comencé a caminar mi viaje de esperanza, con varias experiencias marcadoras, como haber conocido a mis primeros amigos y protectores; la profesora Edith Ribet, el profesor Andrés Castro, y el profesor Luis Vicioso. Los tres me hicieron sentir parte de algo, me forjaron sentido de pertenencia. Mi amiga chilena Edith Ribet es un alma noble, pura y limpia como un océano virgen. Andrés Castro fue como un hermano protector, y Luis Vicioso, otra alma humilde y clara, fue una fuente inagotable de solidaridad. Edith me vinculó como voluntario en las escuelas, y de este modo conocí a Jorge Cárdenas (Q.E.P.D), y a Tomás E Ramírez, dos formidables amigos que me abrieron puertas. Tomás era que arraigaron en mi ser como la flor de mayo, “la milagrosa palabra vegetal que arrulla el viento.” Si tratara de agradecer con palabras a esa familia, reduciría me gratitud. Hay deudas inmateriales que nunca podrían pagarse. director de la escuela intermedia Oliver H. Perry, y Jorge era uno de los coordinadores del programa “Parents Making a Difference”, afiliado a “AmeriCorps/ Corporation for National and Community Service,” que fue una organización notablemente exitosa que involucraba a los padres en las escuelas, pero que por su carácter descentralizado, al no ser parte de la estructura administrativa del Distrito, fue eliminado por la Superintendente Diana Lam, quien burocratizó el trabajo con los padres. Mi amigo peruano Jorge Cárdenas le habló de mí a
Wanda Levy, directora de “Parents Making a Difference”, para que yo tuviera mi primera oportunidad en la tierra de Faulkner y Whitman. Una experiencia incalculablemente valiosa.
He tenido, por supuesto, trabajos de sobrevivencia, que aparte de ayudarme a subsistir, me han dado satisfacción de servir a los demás, incluyendo mi primera experiencia formal como “organizador comunitario” en Progreso Latino, bajo el liderazgo de Mario Bueno y Patricia Martínez, y posteriormente mi trabajo como representante acreditado de inmigración y responsable de orientación a refugiados en la Diócesis Católica de Providence, bajo el liderazgo de Stella Carrera. Así como mis dos mezclas de esfuerzo laboral, espiritualmente liberadoras: Providence en Español y Poder 1110/Power 102.1.
Víctor H. Cuenca (Q.E.P.D), fundador y director del periódico Providence en Español, lo vi en un sueño acercándose a mi frente al local de “Méndez Travel” en la Elmwood Ave, en Providence. Podría jurar que cuando conocí a Víctor, fue como repasar el sueño que había tenido. Mi experiencia en Providence en Español, no únicamente fue económicamente suplementaria; fue, a lo menos, espiritualmente salvadora. Y Poder 1110 reafirmó mi satisfacción intelectual, al vincularme a una extensa audiencia que no paraba de expresarme su apreciación por “El Minuto Político”, un breve análisis que era transmitido diariamente. Había sido lector de noticias y periodista radial en la República Dominicana, pero nunca había tenido una experiencia tan exquisita, y un compromiso tan valioso y único con la puesta en práctica de la idea de Tony Méndez, y la ocurrencia de Zoilo García, de ungirme como “analista político.”
En Providence también conocí una familia excepcionalmente humilde y maravillosa, que me recibió como parte integralmente suya: La familia Rodríguez-Corona; don Sergio, dona Eugenia, y sus hijos,
Antes de llegar a Providence, yo era hijo de la incertidumbre. Un inquisidor del destino que embarcó en el ocaso de la esperanza, “barquero” y velero de mis días. Pero con el paso de los años, Providence se convirtió en mi casa. Lo entendí de manera definitiva un día oyendo a una amiga de mi esposa hablarle de sí. Ella nació en New York, y vivió en su infancia en Puerto Rico, pero no se sentía pertenecer a New York o Puerto Rico, hasta que, al migrar y establecerse en Rhode Island, pudo deshacer la incertidumbre que demolía su ser. Dijo haberse re-encontrado, y se confesó convencida de querer agotar aquí hasta el último día de su existencia; porque aquí es donde le gustaría abrazar “la mort”, que, desde mi escasa formación católica, es “vie de la vie”, parafraseando al poeta inmortal peruano César Vallejo.
No importa a donde vaya, o de dónde venga; regresar a Providence y ver el centro de la ciudad al acercarme, es como un estallido de luz; una epifanía. Una experiencia extrañamente auto reveladora y única. Es como sentirme en casa, con una sensación de seguridad que me hace invencible, como un niño en la plenitud de su inocencia.