El Sol de la Sierra 23 agosto 2018

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Vol 13, No. 34

El Primer Periodico en Español de la Sierra | Publicado los Jueves |

Agosto 23 - Agosto 29 | 2018

Una historia distinta del Camino

395 desde otra perspectiva

—¡Ostras! ¡Mira! Dejo de mirar hacia arriba al bello amanecer en un suburbio de Los Ángeles para ver ese descubrimiento tan asombroso. —¡Hay un periódico en la entrada de la casa! —La voz emocionada de Amparo continuó— ¡como en las películas! La española de 15 años estaba por primera vez en California. Miré hacia allí, alcé las cejas y sonreí. El periódico que esperaba ser recogido frente a una casa residencial, iluminado con los primeros rayos del nuevo día, es algo que he visto tan a menudo que ahora no lo veo. ¿Qué más iba yo a ver por primera vez de nuevo a través de los ojos de mis alumnos mientras viajábamos por El Camino Sierra? La noche anterior, mientras nos alejábamos del aeropuerto hacia el bulevar, escuché a Alberto que dijo señalando una hilera de altas palmeras que había al lado de la carretera. —Mira, Andrea, ¡esas deben ser las mismas que salen en las películas! —¡Jolín! ¡Guau!, ¡Tienes razón! —respondió Andrea entusiasmada. He notado un problema en el aprendizaje de idiomas que es similar tanto en los californianos como en los españoles: ambos quieren hablar la lengua del otro, sin embargo, muchos lo hacen con tanta timidez que no practican lo suficiente como para progresar como correspondería si lo hicieran. Como profesora, creo en la técnica de aprendizaje de “tíralos al agua”. En este caso, “el agua” es el país del habla. He hecho viajes a España con mis estudiantes estadounidenses que querían aprender español, pero este caso, es al revés.

Vine a California con un grupo de “quiero ser” bilingüe. Mientras mi pequeño grupo de aventureros y yo nos habíamos puesto en marcha al Camino Sierra, también conocido como el US 395, disfruté de observar sus reacciones y comentarios en su nuevo mundo. Para nosotros, los de California y el Eastern High Sierra, ¡ya no vemos lo que a ellos les fascina! Permíteme compartir algunas de sus perspectivas. En España, California está asociada con estrellas del cine, iPhones, Disneyland, San Francisco y playas soleadas. Cuando las personas se enteran de que soy de California, una mirada mágica cruza sus rostros y me miran con una expresión de admiración. Me gusta, es divertido porque me hace sentir especial. El tamaño de EE. UU. fue uno de los primeros conceptos que los estudiantes tenían dificultad en entender. El vuelo de Barcelona a Los Ángeles tarda 13 horas; pues, solo volar de costa a costa de EE. UU. lleva cinco horas. Para los europeos es difícil de imaginar esta distancia, ya que en treinta minutos uno puede estar en un país completamente diferente. Mientras conducíamos por la 405 norte, Andrea mencionó: —Los Ángeles es enorme. —Andrea —le dije—, hace treinta minutos que salimos de Los Ángeles. Es que en el sur de California las ciudades crecieron tanto que se juntaron, y ahora es difícil saber cuándo termina una y comienza la otra. Las ciudades en España tienden a construirse hacia arriba en lugar de expandirse. Aunque Valencia teniendo una gran población, algunos de sus pueblos aún están separados por naranjos y arrozales. El paisaje cambia pronto en cuanto salimos por la

Bishop US 395: —¡Dios mío! ¡Mira ese paisaje! — Exclaman los estudiantes. —Es un desierto. —Les explico, sabiendo que estos muchachos nunca habían visto tanta sequedad en su vida. Tomaron fotos del camino por el que viajamos porque aquella postal desapareció en la distancia; en España, los caminos no son tan largos que desaparecen. Se maravillaron de los picos irregulares de las montañas de la Sierra Nevada a nuestra izquierda; —¡Todavía tienen picos de nieve! —dijeron. Preguntaron sobre los árboles Joshua porque tienen un aspecto extraño, y pensaron que las chozas de la ciudad minera de la ciudad fantasma eran geniales. Cuando tomamos un descanso en Coso Junction, Alberto preguntó por todo el azúcar y crema “gratis” en el mostrador. —Es para el café, —le respondí. ¬—¿Te sirves tú mismo? ¿en tazas grandes? ¿Y las personas no roban la leche?, —Cuestionó con incredulidad. El café en España es como un expreso, y se sirve en un vaso corto o una taza pequeña. La leche y el azúcar se agregan solo si lo pides. Alberto se llevó un par de cajas de crema solo porque pudo. Después de nuestro breve descanso, volvimos a la camioneta. Nuestra aventura acababa de comenzar; pronto nos íbamos a explorar Lone Pine, Independence, Manzanar y la reserva de los indígenas mientras seguíamos nuestro camino hasta Mammoth Lakes. Este viaje se iba a ver por ojos españoles jóvenes.

Por Darcie Khanukayev


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