El sol de la sierra 10 agosto

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Vol 12, No. 32

El Primer Periodico en Español de la Sierra | Publicado los Jueves |

Una historia distinta del Camino

“Cádizfornia”

Treinta y nueve grados ... a la sombra. Parece frío, pero estamos en España donde se mide la temperatura en grados centígrados, no en Fahrenheit. La temperatura ideal en celsius es de 23°, pues, la de 39°C es más de 100°F. Soportamos estas temperaturas en el Valle de Owens, pero si necesitamos escapar, vamos a Mammoth y a las montañas de la Sierra. En Andalucía o Extremadura, las regiones meridionales de España, todo el mundo va a la playa. Con este calor, ¡no había ninguna manera de que no aceptara una invitación para escaparme a las playas de Cádiz! —Entonces, ¿esto es algo parecido a California? —preguntó Laura. Después de ayudar a montar nuestro campamento de la playa, ella estaba relajándose en su toalla bajo la sombrilla. Era el santo de su madre, y ella me había invitado a la celebración: un relajante día de playa con mucha tortilla española y tinto de verano. Me sorprende lo semejante que

somos la raza humana; e igual de intrigante: nuestras diferencias. En las culturas modernas, todos nos metemos en el coche, entramos en la batalla del tráfico, y peleamos por un aparcamiento. Llevamos los mismos pantalones cortos y bikinis, cargamos las mismas toallas grandes, neveras, juguetes y protector solar, balizamos nuestros lugarcitos en un pedazo de arena, y luego, bajamos para disfrutar del agua y del sol. —Me pregunto si es semejante porque a veces llaman a esta región Cádizfornia —continúa Laura. Me fijo en ella, perpleja; no entendí esa palabra. Riéndose, aclara: —Sí, ¿sabes? Cádiz y California son Cádizfornia. Miro a mi alrededor y observo las similitudes de las dos regiones: arenosas playas blancas, que te invitan a entrar; olas frescas y limpias; familias jugando juntos, gozando. «Claro», reflexioné, «podría estar en Newport Beach, Avalon, o Pismo Beach de California o en Cádiz.» Después de asegurarle que las playas de España son tan guapas como su imagen de las playas del sur de California, mis reflexiones volvieron a un tema mucho más interesante: las diferencias. La diferencia más notoria que observo ente las dos regiones es que en el sur de California, cuando se mira a lo lejos, no se divisa un castillo del siglo catorce dando al mar, construido para salvaguardar a los invasores moros. Tampoco vas a ver una silueta de un toro bravo sobre una colina. Tampoco tendrás que caminar alrededor de las ruinas romanas para llegar a tu lugar favorito de la playa. Lo que, sí, noté es que todos se divierten en sus diversos tipos de cuerpos. Me deleitaba ver a las pequeñas abuelas redonditas que construían castillos de arena con sus nietos, a papás jugando a las palas con los jóvenes, y a grupos de adolescentes

bañándose en las olas. En España, he notado que la moda es una expresión importante y muchas veces se juzga por cómo se viste. En la playa, dejan este estándar en las calles de la ciudad; todo el mundo es su glorioso ser. Me pareció que este concepto contrastaba con algunas mentalidades de las playas del sur de California. La falta de juicio de España en la playa me recordó una excursión que hice a Newport Beach, California, con mis estudiantes de Big Pine. Las chicas estaban tan emocionadas cuando llegamos a la playa que corrieron directamente a jugar en las olas. Fue sólo cuando tomaron un descanso para recobrar el aliento que miraron a su alrededor y se dieron cuenta de la gente que las rodeaban. Una estudiante hizo un comentario sobre los cuerpos circundan-

Agosto 10-16 | 2017 tes, estaban bronceados y perfectos para la playa. Nos miramos y contemplábamos nuestros pálidos cuerpos que acababan de salir de un invierno en las montañas de la Sierra Nevada; y, sentíamos de repente autoconciencia. Les aseguré que había mucha gente «normal», pero se habían quedado en casa. Después de mi conversación de contrastes culturales con Laura y Carmen, su madre, tenía ganas de moverme. Les pregunté si alguien quería jugar a las palas conmigo. Nadie tenía ganas, al menos ahora, no. Así que agarré mi boogie, y me dirigí a las olas. Después del refrescante baño, regresé al grupo, comí un higo chumbo y melón piel de sapo, un melón amarillo de forma ovalada con corteza verde e increíblemente dulce. ¿Por qué no lo había comido en los Estados Unidos? —Ahora, ¡vamos a explorar ese castillo! ¿Quién quiere ir conmigo? —invité. Carmen, esforzando la vista desde debajo de su gran sombrero de sol, me preguntó: —¿Todos los estadounidenses son como tú, no pueden simplemente sentarse en la playa y disfrutar de la brisa? ¡Tenía que reírme, no era yo la única que hacía comparaciones culturales! Por Darcie Khanukayev

Representantes del Consulado Mexicano de Fresno

presentarán un taller en la Primera Iglesia Metodista Unida, 205 North Fowler Street, Bishop, CA a las 6 PM, 17 de agosto de 2017 a las 6:00 pm El taller es gratuito y contará con un abogado Hablando sobre el tema, “Conozca sus derechos”.


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