Páramo Paisaje de arte y literatura en México De mi Cuaderno de apuntes
Cultura
Caperucitas
E
n 1998 se publicó en Madrid un libro de actividades para niños, titulado Caperucita roja, verde, amarilla, azul y blanca, del italiano
Bruno Munari. Se trata de un libro de diez páginas ilustrado por
la también italiana, Enrica Agostinelli.
Dije que es un libro de actividades porque está diseñado para despertar la imaginación de los niños, y para que escriban y dibujen. Este libro infantil parte del cuento Caperucita roja de los hermanos Grimm. Lo que intenta Munari es que los pequeños autores den otras ‘versiones’ del cuento por to-
dos conocido, por eso el color; pues precisamente el color permite el escenario: el verde remite a la selva o lo salvaje, el azul al mar o la tranquilidad, el amarillo a la ciudad y su bullicio, y el blanco a la nieve o a la ausencia. Para escribir ‘otro’ cuento de Caperucita y que sea original, deben conservarse tres personajes: Caperucita, el Lobo -por supuesto- y la Abuela. Ya sabemos todos que Caperucita es una niña que por metonimia recibe su nombre debido a que lleva puesta una capa con gorro, de color rojo; sabemos que su madre la manda con una canasta de víveres, a visitar a su abuela; que para llegar a su casa debe cruzar un bosque, en donde se encuentra al Lobo; que éste la engaña y la hace tomar un camino largo, mientras él corre por un camino corto a casa de la Abuela y se la come; que llega luego la niña y encuentra al animal en la cama y vestido con la ropa de la anciana; y conocemos también y de memoria, el diálogo entre ellos. C: ¿Por qué tienes esos ojos tan grandes? L: ¡Para verte mejor! C: ¿Por qué tienes esas orejas tan grandes? L: ¡Para oírte mejor! C: ¿Por qué tienes esos dientes tan grandes? L: ¡Para comerte mejor!
Número 698 página 10
MARGARITASALAZARMENDOZA
No debemos olvidar que se trata de una historia de transmisión oral, cuyo final es bastante trágico: el lobo se come tanto a la abuela como a Caperucita. Fue Charles Perrault quien recogió la historia en 1697, la escribió y la incluyó entre otros cuentos. Como su intención era moral, le añadió una moraleja explícita, que no existía en la historia ‘original’. Luego Ludwig Tieck, en 1800, fue famoso por sus versiones satíricas de los cuentos, entre los que se encontraba precisamente ‘su’ Caperucita, titulada Vida y muerte de la pequeña Caperucita Roja. Una tragedia. Se trata de un texto teatral en el que Tieck equipara a Caperucita con la juventud alemana, la Revolución Francesa con el Lobo, la caperuza roja con el gorro frigio; incorpora un nuevo personaje, un perro; y es él quien introduce por primera vez al Cazador, quien mata al Lobo pero no salva ni a Caperucita ni a la Abuela. Posteriormente, en 1812, los hermanos Grimm la ‘reescribieron’ y transforman al Cazador en Leñador, quien al final salva a la niña del Lobo, antes de que se la coma, abriéndole además la panza al Lobo para sacar -¡milagrosamente!- entera y viva a la Abuelita. Ya en el siglo XX, Gabriela Mistral escribe su poema “Caperucita Roja”. Lo primero que notamos es la escritura en verso: se trata de doce estrofas de cuatro versos de catorce sílabas cada una, con rima consonante en los versos pares. Lo más sobresaliente se puede notar en este fragmento:
cuentos”, pequeños textos de 140 golpes o menos. He aquí siete del grupo: El lobo descubrió que la caperuza roja no era la prenda más llamativa del conjunto. Quien anda con lobos a aullar se enseña. El lobo sabe decir, clarito: “Caperucita”. A Caperucita no la aceptan en la manada y al lobo no lo dejan sentarse en la mesa familiar. El lobo supo que todo había terminado cuando Caperucita se compró un perro. Fueron las lobas las que finalmente terminaron con Caperucita. Mientras Perrault leía, la Corte trataba de adivinar quién era Caperucita. Todos estaban seguros de ser el lobo. –Si corto todo eso –dijo Perrault al censor – va a quedar un cuento infantil. Recientemente, aquí en Ciudad Juárez se llevó a cabo una función de teatro, titulada “Cuentos revueltos para niños perversos”, que se presentó de jueves a domingo (del 18 al 21 de julio) en el Teatro de la Nación. Es una idea ‘original’ de Miriam Martínez, quien se inspiró precisamente en la Caperucita de los hermanos Grimm y en la obra de Roal Dahl, “Cuentos y Versos para Niños Perversos”. Esta obra de Miriam se presentó por primera vez en el Festival Puro Teatro, del 2011. Se trata de un cuentacuentos que se ha quedado dormido, situación que aprovechan los personajes (Caperucita, el Lobo, el Cazador y la Abuela) para contar su propia versión de los hechos. Todo actuado por Fabián Garza.
Caperucita ha entrado, olorosa de bayas. Le tiemblan en las manos gajos de salvia en flor. “Deja los pastelitos; ven a entibiarme el lecho”. Caperucita cede al reclamo de amor.
¿Serían ustedes capaces de escribir su propia historia de Caperucita? Recuerden que para estar a tono con todos los autores aquí citados, se debe conservar un eje principal para que el lector la reconozca primeramente y luego, como consecuencia, disfrute su propuesta. Y si lo intenta, déjeme a mí también leer su texto.
Por otra parte, José Luis Zárate publicó en Nexos, en el 2011, una colección de “tuit-
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