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La merma del ahorro popular CADA VEZ ESTAMOS TAMBIÉN RELATIVAMENTE MÁS POBRES CON RESPECTO A UN PEQUEÑO ESTRATO SOCIAL.

Me refiero al chapín de a pie, el asalariado joven y el cuenta propia que también es hoy asediado por la SAT como pequeño contribuyente. No al de la macoya, agrupado en conglomerados corporativos que presionan al Banco de Guatemala para que les abarate el tipo de cambio, afectando los ingresos en moneda local de los remesadores quienes también son drenados por altas comisiones bancarias y una buena cantidad de costos de transacción.

Hace unos días quebró el dieciseisavo banco más grande de los Estados

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Unidos: el Silycon Valley Bank, que apoyaba al selecto sector de empresas tecnológicas principalmente localizadas en el valle del mismo nombre (del silicón). Una de las razones se debe a que sus gerentes y accionistas no pudieron lidiar con la suba de las tasas de interés del lado del ahorro. Y es que la banca central del Norte -la famosa FED- al reaccionar ante la inflación, comenzó a subir las tasas: por allá se mueven todas, mientras que por aquí sólo la de los créditos y tarjetas de crédito por supuesto. Resulta ser que si nos ponemos del lado del remesador y del ahorrante hay un gran sector perdedor, frente a poquísimos ganadores –banqueros y comerciantes importadores–, porque los precios relativos –es decir los que se comparan con la inflación– nos vienen empobreciendo. Y si a ello le agregamos que el sector popular es el que sostiene a las arcas tributarias –con impuestos indirectos, que gravan el consumo– cada vez estamos también relativamente más pobres con respecto a un pequeño estrato social. Una de las razones de todo esto es que no existe una institucionalidad efectiva, ni de protección al consumidor, ni de la competencia: pagamos más cara el azúcar local frente a la exportada, tenemos un tipo de cambio nominal igual en veinte años, mientras que la inflación va escalando de 3 al 4 por ciento anual, y en estos tiempos mucho más. No se necesita saber de cálculo infinitesimal ni econometría refinada para concluir que el tipo de cambio esta sobrevaluado y que afecta al exportador y al remesador, entre otros.

Dos o tres bancos se alimentan de sistemas de acreditación de cuentas monetarias que no pagan interés. Es decir, los financiamos gratis, mientras que las de libretas de ahorro tienen tasas exiguas. Es obvio que el ahorro popular está mermando. ¿No veo candidato presidencial bien enfocado en estos temas, y usted?

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