
4 minute read
La Sucesión en Morena y el Presagio de la Rebeldía
Los meses previos a una elección presidencial han marcado históricamente el momento en que el presidente en turno empieza a quedar lejos de los reflectores y la contundencia de su poder a declinar. El foco de atención se desvía hacia quienes habrán de sucederlo o hacia los pronósticos sobre sus reales posibilidades y las apuestas por uno u otro contendiente.
En esa lógica, un lapso más dilatado de campañas -como se abrió esta semana al adelantarse los procesos internos de Morena y la oposiciónalargará el período de pérdida de autoridad de AMLO, situación que quedó evidenciada el viernes pasado.
La noche del 9 de junio, gobernadores como el veracruzano Cuitláhuac García, la quintanarroense Mara Lezama, la guerrerense Evelyn Salgado, la campechana Layda Sansores, la colimense Indira Vizcaíno, el tamaulipeco Américo Villarreal y el oaxaqueño Salomón Jara, así como la secretaria de Energía, Rocío Nahle, utilizaron sus cuentas de Twitter como plataforma de lanzamiento de la campaña de la jefa de gobierno de la CDMX, Claudia Sheinbaum, “cargada” digital que incluyó expresiones que la calificaban como la candidata que garantizará la continuidad de la transformación o bien postulados que la definen vanguardia del advenimiento de las mujeres para gobernar al país.
Si estuviéramos dentro del periodo de campaña fijado por nuestra legislación electoral, esto sería una clara violación a la norma, conducta también recurrente en nuestra historia por parte de los mandatarios estatales que hacían sus apuestas a favor del eventual ganador, aunque nunca públicamente.
Si bien no estamos aún en tiempo de campañas, los referidos
Raúl Rodríguez Cortés
políticos y políticas morenistas violaron una regla que en los códigos de ese partido es más grave que pasar por encima de la ley: profanar los dictados expresos del presidente y líder de su movimiento.
El vacío de poder del presidente en turno ha empezado a formarse, el grupo referido de gobernadores morenistas ignoraron por completo los acuerdos y publicaron sus posicionamientos.
Pero lo que resultó peor es que horas después decidieron borrarlos. Podría inferirse entonces, con gran certeza que eliminar los tuits obedeció a un reclamo directo y airado desde Palacio Nacional, por prácticamente pasarse por el arco del triunfo las indicaciones presidenciales.
No hubo, hasta el cierre de esta edición, una explicación por parte de la precandidata o de los gobernadores sobre la publicación de estos tuits, sin duda alguna de manera planeada, organizada y dolosa, sino un silencio que acompañó a las pantallas blancas donde hasta el momento se puede leer “este tuit fue eliminado”.
La única que mantuvo su posicionamiento y hasta la tarde de ayer no había borrado su publicación, fue la secretaria de Energía, Rocío Nahle, a quien le llueven críticas desde el interior de Morena con la exigencia de que no abone a división y respete la demanda que tanto han enarbolado los otros aspirantes: el piso parejo.
No había pasado ni un día del triunfo morenista en la elección del Estado de México, cuando AMLO convocó a cenar a los mejor posicionados aspirantes a la candidatura morenista, a las y los gobernadores surgidos de ese partido y a su dirigencia nacional. Fue convocatoria, no invitación pues, según el presidente, cada quién pagó su cuenta.
Fue un fuerte mensaje de unidad partidista ante los riesgos de fractura por la cada vez más intensa y ruda disputa de la candidatura presidencial morenista. Incluso con un llamado expreso a los contendientes de firmar el compromiso que evite la ruptura en Morena y a “cerrar filas” con la ganadora o ganador de la contienda. Algunos de los comensales en esa cena aseguraron a esta columna que AMLO fijó ahí reglas de cara a la encuesta que, por estatutos, se aplicará para determinar a la candidata o candidato y que son las que deberá ratificar hoy, pasado el mediodía, el Consejo Político Nacional morenista:
1. La renuncia de los contendientes a sus actuales cargos, antes del próximo miércoles 14 de junio (un día antes de que Morena publique la convocatoria para participar en el proceso interno de selección de su candidato(a) presidencial).
2. Todos deberán cerrar filas con la ganadora o el ganador. Ésta o éste será designado coordinador de los Comités de Defensa de la Cuarta Transformación antes de ser registrado oficialmente como candidato. El segundo y tercer lugar serán designados como los coordinadores legislativos en el Senado y la Cámara de Diputados; y el cuarto, será incluido en el gabinete presidencial en una posición privilegiada (¿qué otra que la Secretaría de Gobernación?).
3. Las “corcholatas” podrán hacer proselitismo entre el próximo miércoles y la tercera semana de agosto, pero sin confrontaciones directas ni debates.
4. Gobernadoras y gobernadores morenistas, así como funcionarios del gobierno federal no podrán hacer pronunciamientos públicos en favor de alguno de los aspirantes. Esta regla fue la que varios mandatarios estatales de Morena violaron el viernes pasado en la llamada “cargada” por Claudia Sheinbaum y que tanto molestó al Presidente, según le referí líneas arriba. 5. El dirigente nacional de Morena, Mario Delgado y la secretaria general Citlalli Hernández se reunirán con representantes de las “corcholatas” en una mesa de negociación donde se acordará qué empresas encuestadoras serán las responsables del sondeo. Y 6. La metodología de la encuesta y el número de preguntas que incluirá serán definidos por el Consejo Político Nacional en la reunión de este domingo. Sobre estos últimos puntos es donde prácticamente no hay acuerdo entre los grupos que respaldan a los diferentes aspirantes. La propuesta que se adelantó en la cena del lunes pasado fue que se hiciera una batería de cuatro encuestas: tres de diferentes empresas demoscópicas y una de Morena. No hay acuerdo hasta ahora en cuanto al número de preguntas que deben incluir. Renuncias y relevos. Si no hay cambios de última hora, las renuncias de los aspirantes serán avaladas por el Consejo Político Nacional que encabeza el gobernador de Sinaloa, Alfonso Durazo. Todavía quedaba algún resquemor en el equipo de Claudia Sheinbaum de una renuncia tan anticipada. Sun