Flash Internacional (20 - 27 octubre)

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www.elnuevosiglo.com.co l DOMINGO 20 de octubre de 2013 l EL NUEVO SIGLO

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CALMA “CHICHA” EN EL GOBIERNO NORTEAMERICANO

Crisis costosa para las finanzas y la imagen nacional l Se abre paso derogación del límite del techo de la deuda, definido por el multimillonario Warren Buffet como un “arma política de destrucción masiva” Por Jeremy Tordjman y Virginie Montet*

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N DAÑO incuantificable a la imagen del país y miles de millones de dólares habría costado la crisis presupuestaria en Estados Unidos que se conjuró parcialmente el pasado miércoles tras dos semanas de parálisis. En vigor desde el 1 de octubre, el cierre de numerosos servicios públicos y la puesta en paro parcial de centenares de miles de funcionarios, restará 0,6 punto porcentual al crecimiento económico del país en el cuarto trimestre, estimó la agencia Standard & Poor’s. La riqueza producida en Estados Unidos entre octubre y diciembre será amputada en consecuencia de 24.000 millones de dólares, afirma calificadora en un comunicado. “En septiembre, esperábamos un crecimiento en ritmo anualizado de 3% para el cuarto trimestre porque pensábamos que los políticos habían aprendido la lección desde 2011”, y la anterior crisis presupuestaria, recordó S&P. La agencia rival Moody’s llega prácticamente a la misma conclusión, afirmando que el acuerdo alcanzado entre republicanos y demócratas evitó una “catástrofe”. Según sus estimaciones, el crecimiento estadounidense en el último trimestre estará reducido en 0,5 puntos, causando un daño finalmente “limitado” al país. Las pérdidas ligadas a la parálisis presupuestaria son en conjunto ampliamente reversibles, dado que los funcionarios recibirán retroactivamente los salarios de los que fueron privados durante dos semanas. La precedente parálisis presupuestaria entre 1995 y 1996 es ilustrativa. El Estado federal había tenido que cerrar durante casi un mes en total y el crecimiento en ritmo anualizado había perdido cerca de un punto, a 2,6%, entre el tercer trimestre de 1995 y el primer trimestre de 1996. Pero luego registró un fuerte crecimiento de 7,2% en el segundo trimestre.

LA difícil cohabitación política entre el gobierno norteamericano y el Congreso ha llevado a varias crisis, pero ninguna tan preocupante como la que se acaba de registrar con el presupuesto y la deuda. Hecho que se repetirá en pocos meses./Foto Xinhua

“La confianza de los consumidores ciertamente fue afectada pero debería ser recuperada bastante rápidamente”, prevén analistas de High Frequency Economics. Incertidumbre En el rango de los costos económicos, se deberá sumar sin embargo el incremento de los rendimientos de los bonos del Tesoro a corto plazo, que pesará sobre el servicio de la deuda del gobierno federal. La Fed (banco central) también destacó el miércoles anterior “la incertidumbre” que hace pesar la crisis del Congreso sobre los contratos de trabajo, en momentos en que la tasa de desempleo se mantiene elevada (7,3% en agosto). Sin embargo, los mayores temores se centran en otro aspecto de la crisis presupuestaria, el incremento del límite de la deuda, que amenazaba con obligar a Estados Unidos a declarar la primera moratoria de su historia. El acuerdo alcanzado en el Congreso soluciona en forma temporaria este acuciante problema, elevando el techo hasta el 7 de febrero solamente, augurando otra batalla en el Congreso. “Muchos puntos quedan todavía por resolver”, subraya Moody’s, recordando que el

acuerdo sobre el presupuesto a largo plazo debe ser alcanzado antes de mediados de diciembre. Pero más allá del costo económico, esta nueva crisis presupuestaria también tuvo un impacto, aunque menos cuantificable, sobre el liderazgo económico estadounidense. El viernes, Estados Unidos tuvo el dudoso honor de ser amonestado por los ministros de Finanzas de los países del G20 en Washington. “Estados Unidos debe actuar urgentemente para solucionar la incertidumbre presupuestaria a corto plazo”, afirma el comunicado final de la reunión de las principales economías mundiales. A lo largo de la semana pasada, marcada por las asambleas generales del FMI y el Banco Mundial, Estados Unidos fue sermoneado por los grandes financistas internacionales. China y Rusia tampoco se privaron de criticar la “incertidumbre” que Estados Unidos hace pesar sobre el mundo como consecuencia de su crisis presupuestaria. El secretario del Tesoro estadounidense Jacob Lew lo reconoció: Estados Unidos no debe “dar por descontado” su liderazgo económico. ¿Mecanismo a revaluar? ¿Barrera protectora o detonador? Heredado de las dos guerras

mundiales, el mecanismo del límite de endeudamiento en Estados Unidos, que se concibió como una barrera protectora sea convertido en un detonador de crisis políticas, por lo que muchos ya reclaman su derogación. “Es un arma política de destrucción masiva”, aseveró hace pocos días el multimillonario Warren Buffett. Adoptada en 1917 en el momento en que Estados Unidos entró en la Primer Guerra Mundial, esta norma fue concebida como una barrera que le daba al Congreso el poder de controlar los gastos excepcionales del gobierno. Fue ampliada en 1939, a las puertas de la Segunda Guerra Mundial, para abarcar el total de gastos del Estado federal. Estos últimos años, en el contexto de déficits y de tensa convivencia política entre demócratas y republicanos, el mecanismo se convirtió en un generador de crisis. En el verano boreal de 2011, la falta de acuerdo generó un cortocircuito al hacer que Estados Unidos perdiera “su triple A” otorgada por la calificadora de riesgo Standard and Poor’s, considerada la máxima nota de solvencia crediticia. Al igual que ocurre desde el primero de octubre, en 1995-1996, el gobierno tuvo que cerrar durante más de un mes debido a un bloqueo que dejó -como ahora- al país sin ley de presupuesto. Frente a la perspectiva de nuevas crisis, una pregunta vuelve una y otra vez a la palestra: ¿le convendría a Estados Unidos eliminar esta norma, únicamente adoptada por otro país industrializado, Dinamarca? “No necesariamente es bueno cambiar el sistema porque no se puede negociar (pero) no sería mala idea pensarlo”, dijo Dotty Lynch, profesora de la American University en Washington. Angel Gurria coincide. El secretario general de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) llamó la semana pasada al Congreso a elevar el techo de la deuda “o , mejor aún, abrogarlo”. En enero, el presidente saliente

del banco central de Estados Unidos (Fed), Ben Bernanke, había sugerido lo mismo pero en un tono más mesurado, al decir que “sería mejor si no tuviéramos” límite legal de endeudamiento. “Mecanismo ilógico” John Chambers, a cargo de la calificación de deuda soberana en Standard and Poor’s, detalló los puntos débiles de este sistema que, según él, “no se parece a ningún otro sistema presupuestario” y permite a los legisladores ser “reacios” a financiar los gastos que ya han sido aprobados. “Debería ser eliminado pues es un mecanismo ilógico”, dijo Barry Bosworth, exasesor económico del presidente Jimmy Carter (1976-1980). En enero, un grupo de demócratas de la Cámara de Representantes entregó un proyecto de ley para derogar la norma por considerarla “arbitraria”. Pero el texto cayó en saco roto en una cámara dominada por la oposición republicana. Pero existen soluciones. Durante varios años, Estados Unidos encontró un modus vivendi con la “regla de Gephardt”, que data de 1979 y bautizada con el nombre de quien la concibió, Dick Gephardt, entonces legislador demócrata. Según este sistema, el techo de la deuda se elevaba automáticamente a partir del momento en que un presupuesto era aprobado por el Congreso. Pero esta ley fue suspendida en 1995 antes de ser derogada en 2011 por los republicanos. La regla ideada en 2011 por el líder de la minoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, podría tomar el relevo: consiste en dar al presidente la potestad de ampliar el límite de endeudamiento y dar al mismo tiempo la posibilidad al Congreso de oponerse a esta decisión. Algunos manejan la alternativa de que Estados Unidos fije el límite en una cantidad muy elevada y voluntariamente inalcanzable, como sucede en el caso de Dinamarca. Esto permitiría “comenzar a debatir de otra cosa”, afirmó Warren Buffett. *Periodistas de AFP


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