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OPINION
DR. VÍCTOR MANUEL PEÑA
El Presidente y la UASD Confieso que no entiendo la actitud del actual Presidente de la República frente a la UASD. Y no la entiendo porque él estudió su primera carrera en la UASD, fue dirigente estudiantil vinculado a un grupo de la izquierda radical dominicana y, además, por la condición de dirigente del PLD que ostenta desde hace tiempo. Confieso que no lo entiendo aun cuando sea para remachar, delimitar, y desmarcar su estilo respecto del estilo de su antecesor en la Presidencia de la República, el doctor Leonel Fernández, quien sí está consagrado en los anales de la historia como el presidente que produjo la modernización física de la UASD. Confieso que cada vez lo entiendo menos dado el hecho de que el actual rector de la UASD es dirigente del PLD, y él, el Presidente, fue muy solícito en apoyarlo para que ganara la contienda electoral en la UASD. Sin embargo, todo parece indicar, por la experiencia acumulada durante este cuatrienio, que a la UASD le conviene tener un rector de un partido diferente al partido en el poder, o sencillamente va a ser necesario desterrar la partidocracia de la academia ¿Qué cosas ocurrieron que tuvieron tanta fuerza o influencia en su trayecto vital como para que el hoy Presidente de la República cambiara actitudes, creencias, promesas, ideas y esquemas de vida? ¿O la metamorfosis operada ha sido producto de la obnubilación o el endiosamiento que produce el ejercicio del poder o ha sido producto de sus relaciones con otros entes en la sociedad que lo han convencido de la “conveniencia” de cambiarlo todo, como es el caso también de que había que anular a la mayor parte del PLD del ejercicio del poder? ¿O lo que hubo fue, por el contrario, un doblaje de la personalidad presentándonos el Danilo que no era y se ocultó el Danilo que era? Yo creo en lo fundamental que ocurrió lo último, de tal manera que él se encargó de mandar al zafacón de la historia aquel estribillo, que repitieron hasta el cansancio él y sus seguidores solo hasta que llegaron al poder, que “el gobierno de Danilo, a diferencia de los gobiernos de Leonel, decían ellos, sí sería el verdadero gobierno de los peledeístas y para los peledeístas”. ¡Cuánta hipocresía, cuánta simulación, cuánta insinceridad, cuánta demagogia! Y lo execrable es que nos usaron como a los pavos en Navidad con esa oceánica o galáctica carga de hipocresía latente, oculta o encubierta pasmosamente en su sádico proceder. Pero la UASD, no obstante su particular proceder y parecer al que usted le ha dado impropia e injustamente categoría de Estado, no es INTEC, la universidad predilecta por usted, sino que la UASD, independientemente de su situación actual e independientemente de su preferencia por INTEC, trasciende con 500 años-luz a INTEC, porque la historia de la UASD está consustanciada con la historia de la República, porque el corazón de la UASD ha latido
MIERCOLES, 24 DE FEBRERO DE 2016
siempre, con dignidad y orgullo, al lado de los latidos del corazón de la República y de la Patria. Esa historia de la UASD es verdaderamente imborrable como es verdaderamente imborrable e inocultable la historia de la República. En otras palabras, la UASD es parte de la historia de la República. Pero es indiscutible que esas universidades privadas le deben su vida a la UASD, porque siempre se han beneficiado directa e indirectamente de ella. Baste recordar que el actual rector de INTEC es egresado de la Escuela de Economía de la UASD. Tan conectada ha estado la UASD al acontecer nacional que la Guerra Patria de Abril produjo en su seno consecuencias positivas inevitables como ha sido el caso del Movimiento Renovador. No obstante esa historia de 500 años de la UASD, siempre al lado de la República, no dejamos de reconocer que la principal universidad del Estado y del país, tiene fortalezas y debilidades, y que tiene que ser sometida de manera necesaria y obligada a un profundo proceso de reformas internas como cirugía inevitable, sin importar cuál sea la profundidad del sangrado. La UASD está conminada a reinventarse, o, de lo contrario, se consumirá en el deterioro progresivo de la calidad. La muerte de la calidad implicaría la muerte moral de la UASD. Y ese proceso de reformas hay que llevarlo a cabo, cueste lo que cueste, no solo para racionalizar el uso de los recursos que maneja la UASD, sino también para elevar significativamente los niveles de eficiencia en la asunción de la función docente, de la función de investigación y de la función de extensión, y que la UASD se vincule permanentemente, con destacados niveles de calidad y efectividad, a la estrategia de desarrollo nacional y a los planes y proyectos del Estado y del sector privado. Pero por eso y por lo otro, la UASD tiene que ser atendida presupuestariamente por el Estado dominicano, y específicamente por el gobierno como administrador del Estado. Y ese rol del Estado no debe estar subordinado a que la UASD se modernice funcional e institucionalmente primero, porque los recursos económicos son necesarios y vitales en ese proceso de modernización. Así como las necesidades del país, de todas las instituciones públicas y de las empresas privadas crecen permanente e incesantemente, así crecen y evolucionan permanente e incesantemente las necesidades de la UASD. Y aun conociendo el gobierno la lógica de funciona-
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miento de las necesidades, ocurre que el presupuesto de la UASD ha permanecido prácticamente congelado desde el 2012. Así como el gobierno aumenta anualmente el presupuesto de la nación conforme a una tasa de crecimiento vegetativo, asimismo lo hace cada institución del gobierno al elaborar su presupuesto, y la UASD no escapa a esa lógica como institución del Estado, dado el hecho irrefutable de que las necesidades no permanecen estáticas. La UASD necesita y merece un aumento de su presupuesto, y los profesores y empleados de la UASD necesitan y merecen también que se les reajusten sus sueldos. Presidente, no es válido que usted diga que porque le entregó mil quinientos millones a Febrillet en el último cuatrimestre del año 2012, ya usted cumplió con la UASD, por lo que la academia no debe esperar de su gobierno un centavo más. Ese juicio suyo es totalmente errado y fallido, porque en él usted hace caso omiso del carácter dinámico de las necesidades. Mientras usted mantiene esa actitud obcecada frente a la UASD, su gobierno no les mantiene sino que les aumenta las subvenciones a las universidades privadas, lo que no debería suceder porque el mismo carácter de privadas que tienen esas universidades quiere decir que son autofinanciables, porque a diferencia de la UASD que se guía por el criterio de la rentabilidad social, esas universidades privadas se guían siempre por el criterio de la rentabilidad privada. Esas universidades privadas en el momento de su constitución se acogen la ley que rige las instituciones sin fines de lucro, pero en su funcionamiento real operan como cualquier empresa privada en cuanto a que sí persiguen fines de lucro, y por eso en su catálogo de carreras no tienen o no ofrecen carreras que no sean rentables desde el estrecho punto de vista del mercado. Por el contrario, la UASD tiene en su catálogo todas las carreras habidas y por haber (hasta agronomía, sociología, trabajo social, estadística, filosofía, historia, etc.) porque no se rige por el mercado, sino que se guía siempre por las necesidades sociales de la nación empujando en la línea de provocar el desarrollo nacional. Las universidades privadas no ofrecen esas carreras porque no son rentables económica y financieramente hablando, pero el país para su desarrollo necesita también agrónomos, sociólogos, estadísticos, trabajadores sociales, historiadores y filósofos. En fin, la financiación pública, dada la exigüidad de los recursos y para lograr una redistribución de los recursos con equidad, tiene que estar dirigida siempre a las universidades públicas, en las que no se les cierran las puertas a los sectores humildes de la sociedad. Por otro lado, usted ha asumido durante este cuatrienio el discurso de que los salarios son salarios de subsistencia y de miseria, sin embargo, todavía es la hora en que no habido, no se ha producido, el primer reajuste de salarios en el sector público. Como usted es Presidente de la República, y además es candidato a la reelección, no debe permitir que se le abra otro frente en la UASD que se convierta en una hoguera que trastoque la estabilidad social del país, lo cual podría afectar sensiblemente sus posibilidades electorales.