Facetas Mayo 17

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Ibagué, 17 de mayo de 2009

Rafael Escalona, un hombre de amores

Por MARÍA RUTH MOSQUERA VALLEDUPAR, COLPRENSA- VANGUARDIA

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n verso improvisado en un papelito bastaba para que el amor despertara en el corazón de la fémina que en el momento flechara al poeta provinciano y de verbo fácil. “¿Cómo está usted, linda?”… y empezaba el galanteo que por lo general se convertía en cantos enamorados, irresistibles para el corazón y la voluntad de muchas que le sumaban el elegante y varonil aspecto del joven a las cualidades líricas que siempre tuvo. Tenía tanta facilidad para amarrar palabras bonitas en sus estrofas conquistadoras, que se hizo famoso por piropeador, por sus versos elegantes, por sus embustes vestidos de realidad. Él mismo lo reconocía cuando frente a algún periodista devolvía la cinta de sus recuerdos y travesuras juveniles y terminaba confesando que “Me gustaba echarles mentiras a las muchachas”. Para ello, echaba mano de todos los elementos que el entorno de provincia ponía a su disposición: estrellas, arco iris, platanales, golondrinas…; todo con una inmensa carga de metáforas, hipérboles, símil, y otras figuras literarias que permanecían frescas en su mente, listas para ser sus cómplices en momentos de diáfano romanticismo. “y después las golondrinas dizque salen para que el sol las mire y después desaparecen en el aire como los arco iris. y tú, y tú, y tu, tú eres mi arco iros Dina Luz… Eran palabras únicas e irresistibles, aunque –como lo confesó alguna vez el compositorno fueran del todo verdaderas como sí lo era el sentimiento que las inspiraban. Podía Escalona con su verbo situarse a leguas de distancia de los otros enamorados de la época, puesto que les decía cosas que ninguno otro les decía y, por supuesto, al final terminaba logrando el fin propuesto, entrar al corazón de la muchacha. El entorno –la brisa y el paisaje de Patillalen el que nació y se crió Rafael Escalona y las personas con las que se rodeó – Don Toba, www.elnuevodia.com.co>Léalo.

galante por excelencia fueron alimentadores de todo el capital simbólico que logró acumular y que el mundo conoce a través de su obra musical y de toda una vida enamorado de las mujeres, de muchas de ellas. La vida le alcanzó para amar a 60 mujeres, según las cuentas que hacen sus amigos y confidentes, empezando desde muy temprana edad (12 años) cuando perdió los estribos por Rosa Elvira Daza, hija de Juana Arias, la mujer que inmortalizó en uno de sus cantos. Se sentaba a ver pasar a la muchacha, diez años mayor, a sentir cómo el corazón se le quería salir del pecho cuando ella pasaba; después terminaba disgustado consigo mismo porque otra vez ser había dejado traicionar de los nervios y le había salido con groserías. Fue una juventud de correrías y amores; si llegaba a Los Pondores, en San Juan del Cesar, caía rendido ante la belleza de Ambrosina Ariño y si llegaban los periodos del Liceo Celedón se ‘derretía’ ante la esbeltez y el carácter de ‘Vevita’ Manjarrez. Ella protagonizó un capítulo fugaz en la historia romántica de este compositor y le inspiró una de las obras más trascendentales que creó el patillalero y que da cuenta de un romance tormentoso que claudicó al final, capítulo que cerró Escalona con un homenaje fuerte que contiene reproches, pero también un matiz de compasión de parte de él hacia su enamorada, la que en la eventualidad de que él muera, tendrá que llorar, rezar y, de ñapa, ponerse el vestido negro que no le gusta. “A ti te pusieron ese nombre sin razón porque ese no es el nombre pa’ una mujer bonita yo te hubiera puesto ‘Mortificación’, ‘Tormento divino’, pero no ‘Vevita’.Y a un ángel yo le hubiera robado tu nombre pa’ que fuera el más raro

y al cielo, yo le hubiera pedido tu nombre pa’ que fuera el más lindo”. (El testamento – Rafael Escalona) Pero los episodios de desamor desaparecían de la vida del compositor con la misma facilidad que aparecía una nueva conquista. Ésta podía estar en cualquier lado. En El Molino, La Guajira, vio a Elsa Armenta y su corazón empezó a latir enamorado; ella no cayó en las redes del picaflor, pero sí logró aportarle a su carrera musical otra de sus obras más sobresalientes: “porque yo tengo un dolor muy dentro del corazón porque un corazón herido pa’ curarlo es con cariño” (La Molinera – Rafael Escalona) La sagacidad de crear versos bonitos es-

taba estrechamente ligada a una especie de manipulación sentimental en la que el poeta se situaba en los linderos del hombre dolido, golpeado por su único pecado de enamorarse; encontró en algún libro sagrado una expresa prohibición de los santos. “Y debes de darte cuenta que su por tu culpa muero en todita la provincia te dirán cuando yo muera que al pobrecito Escalona lo mató una molinera y eso le pasa a los hombres porque querer de esa manera por eso prohíben los santos de que un hombre quiera tanto”.


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