EL NARRATORIO ANTOLOGÍA LITERARIA DIGITAL NRO 49 MARZO 2020

Page 118

C

uando llegué a casa me dijo: —Tenemos que hablar. Esas palabras sonaron como un flechazo directo al corazón que de inmediato se paralizó. Lo miré y estaba sentado cabizbajo con el mate y el termo apoyados sobre la mesa, sabía que era algo serio

nunca lo había visto así, el mate era un indicador siempre lo tomaba para tranquilizarse. Me senté a su lado, le pedí un mate para romper el hielo y me quedé ahí esperando que hablara. El silencio se rompía solamente con el ruido de la bombilla que se hacía cada vez más perturbador. —Bueno —dijo—. Mis manos transpiraban, comenzaba a sospechar para dónde se dirigía esto. —Te voy a pedir que me dejes hablar sin interrupciones. Dije que sí asintiendo con la cabeza, no sé por qué pero permanecí callada. Inmediatamente comenzaron a salir de su boca cataratas de palabras que no hacían más que engalanar su persona. —Quiero que sepas que siempre puse todo sobre la mesa —dijo— si no lo viste fue porque no quisiste. Sí, no me mires con cara de asombro, así fue. ¿Recuerdas cuando te dije: un día de estos tomo mis cosas y me marcho? Sonreíste, pensaste que no tendría ni el valor ni las agallas de hacerlo, pero te equivocaste. Siempre te hablé de frente. Ahora estás ahí mirándome como a un desconocido, de repente me he convertido en un extraño. Yo tampoco entiendo cómo pasó, no entiendo en qué momento dejamos de escucharnos, no entiendo en qué momento dejamos de conectarnos. Me marcho tranquilo sabiendo que te brindé lo mejor de mí. A propósito, antes de partir te voy a proponer que tires esa mesa porque en esta historia nunca ha servido para nada, pues si no vamos a ver lo que hay sobre ella para qué tenerla ¿No te parece? Y así, sin más, tomó el mate, corrió la mesa y se fue cerrando la puerta sin mirar hacia atrás. Me dejó sentada con el gusto amargo, pero no del mate sino por no poder retrucarle ni una sola palabra, no porque tuviera razón sino porque me tomó por sorpresa y las palabras me quedaron atragantadas. De improviso me paré, abrí la ventana que daba a la calle, e inspirada por un brote psicótico, arrojé la mesa. En mi imaginación esa mesa era él, esa mesa era 118


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.