“Los niños tendrían que conocer esta historia de terror”, fue lo que dijo papá. Quizá él se había olvidado de que yo ya he leído muchas historias así. De monstruos, de muertos, de fantasmas, de casas embrujadas y de escaleras que bajan y bajan hasta el centro de la Tierra. ¿Por qué necesitaría yo conocer una nueva historia de terror?