Antología Literaria SADE 2010

Page 124

¡Al fin el auto nuevo! Richard Zandrino

Ramón manejaba orgulloso su auto mientras pensaba: “En pocos días de mi vida me había sentido tan orgulloso.” Le acababan de entregar el auto nuevo. Tenía su primer cero kilómetro. Continuó pensando: “cuánto esfuerzo, cuántas luchas, cuánto aguantar al jefe. Pero todo eso ya no importa, ahora, finalmente, se me ha cumplido el sueño de todos estos años.” Teresa, su esposa, iba sentada en el asiento del lado y sus dos hijos, Silvia y Carlitos, en el asiento de atrás, ellos también estaban contentos; cantaban y jugaban. —¡Chicos, quédense quietos por favor que van a romper los asientos! A propósito Teresa, ¿viste que buena suspensión que tiene? Los pozos ni se sienten. ¡Con un auto así es otra cosa! Ramón continuó pensando para sí: “Esta mañana me levanté por primera vez en mucho tiempo con ganas de ir a la oficina. Es que ahora me siento compensado... premiado por la vida. Es como que todos mis esfuerzos han valido la pena, me siento satisfecho... ahí está, “satisfecho”, esa es la palabra que estaba buscando. Me siento así porque mi esfuerzo valió la pena. Me merezco este auto, Me lo he ganado. Es mío en buena ley, y ahora ¡A disfrutarlo! —¿Entendés lo que quiero decir Teresa? —La verdad es que no sé qué estarás pensando, pero si querido, te entiendo; estás orgulloso... y también entiendo que por fin sacás a tu familia para un día de pic-nic todos juntos ¿Cuánto hacía que te lo pedíamos y no nos escuchabas? Llegaron a una esquina con semáforo justo en el momento en el que se prendía la luz roja. Ramón frenó el auto. —¿Viste Teresa que buenos frenos que tiene? En eso... ¡SPLASHHH! cae un baldazo de agua sobre el parabrisas.

124

Antología Literaria 2010


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.