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con el peso de la historia
TALENTO. Ludwig Carrasco también ha destacado como violinista.
Foto: Lorena Alcaraz, cortesía INBAL.
Reforzar el ámbito de actuación de la agrupación y entablar un diálogo fructífero con instituciones culturales.
La participación de nuevos intérpretes también será uno de los ejes que van a distinguir su dirección. 4 5 3 con los representantes artísticos para tener una temporada lista para arrancar 2023. Es muy distinto ir de invitado a la casa de alguien que estar en la casa propia y ver las cosas que hay. Lo primero que me he encontrado es que, a pesar de que fueron algunos meses que no hubo un director titular tras la salida del maestro Carlos Miguel Prieto, de que hubo cinco meses de vacío en el podio, es una orquesta muy deseosa de hacer grandes proyectos, de hacer gran música, de trabajar, de poner lo más alto posible el nombre de la agrupación. La Sinfónica marcó un parteaguas en la música, en la composición, en la interpretación desde hace casi 95 años, de modo que me encuentro un grupo humano muy interesado en que trabajemos lo más eficientemente posible y con los mejores proyectos musicales, artísticos y también sociales, quiero consolidarla en ese lugar de referencia en el panorama artístico mexicano
Propuestas inclusivas, sociales y pedagógicas que beneficien y estrechen lazos con distintas comunidades.
Con Diemecke y Prieto, ¿se siente el peso de esas dos historias?
Sí. Yo formé parte, muy brevemente, de esa historia, con un interinato con el maestro Diemecke, con el maestro Prieto no tuve oportunidad de colaborar, pero obviamente se sienten esas dos grandes etapas recientes, son parte de la construcción de una identidad, de una forma de tocar, de una presencia. Siempre he pensado que hay que erradicar, en lo musical y en lo social, esa mentalidad que existe de considerar que sólo lo nuevo o lo actual es lo que cuenta, y que el antecesor o los antecesores no funcionaban; eso, para mí, es una actitud muy dañina que le ha hecho mucho daño al país, a la música y a la cultura en general. Quiero dejar muy claro que respeto mucho a los maestros Diemecke y Prieto, y, obviamente, la Sinfónica Nacional ha mantenido un nivel muy alto. Entonces, lo que vengo a aportar es una visión distinta de lo que considero que debe ser una orquesta sinfónica en el momento actual, en 2023, en un entorno histórico social y político también muy particular. El mundo y México han cambiado y, por lo tanto, la orquesta también tiene que adaptarse a estas nuevas circunstancias, a estos nuevos tiempos y a estos nuevos retos. Hay que construir sobre lo que ya existe, sacar el mayor provecho a eso que nos dejaron los antecesores y, sobre eso, seguir creciendo.
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Obras mexicanas fueron tocadas por la Orquesta de Cámara de Bellas Artes con Carrasco al frente.

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Piezas nuevas se han estrenado gracias a su impulso y compromiso con la música de su tiempo.
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SEDE. La Sala principal del Palacio de Bellas Artes es la casa de la agrupación. Foto: cortesía INBAL.
Con la pandemia se puso sobre la mesa la discusión de un repertorio distinto. Y, en los últimos tres años, se ha planteado, con mayor ahínco, incrementar la presencia de mujeres en la composición, dirección e interpretación. ¿Qué opina? Sí, tiene toda la razón. No podemos ser únicamente un espejo de lo que se hace en otros lugares como Europa o un museo con obras del siglo XIX. Tenemos que saber que nuestra función principal también es replantear el canon, replantear el repertorio y darle una voz a todos los compositores —hombres y mujeres— para que se dé a conocer nuestra cultura. La lucha feminista es algo que también una orquesta o una institución cultural debe tomar muy en cuenta y ser portavoz de sus exigencias. Necesitamos mostrar a la sociedad completa y con esto me refiero a hombres, mujeres, grupos de otras orientaciones, identidades, razas y culturas. Queremos dar cabida a todas las visiones sin abandonar y sin descuidar al público fiel que ya tiene la orquesta; vamos a seguir ofreciendo las grandes obras, pero vamos a ampliar la mirada, expandir los horizontes, atender a otros públicos y crear nuevos, traer a otras generaciones.
Óperas hay en su repertorio como concertador, desde títulos clásicos hasta de reciente creación.
LAS AGRUPACIONES MUSICALES SON UN REFLEJO DE LAS URBES DONDE SE ASIENTAN, EL AUTOR SE CUESTIONA EN EL SIGUIENTE TEXTO SI LAS NUESTRAS NOS CONTINÚAN REPRESENTANDO
Por Iván Martínez
TW: @i_martz IG: i.martinez
Entre las artes escénicas, la música clásica es vista como la más conservadora. Su forma más conocida, las orquestas, son instituciones categorizadas como museos destinados a la preservación de un modo de vida y un repertorio hegemónico inamovible, alejado del presente e incapaz de modernizarse, de adecuarse. Ésa es una generalización que puede no ser cierta del todo y que cualquiera que vaya un domingo a la Sala Nezahualcóyotl puede desmentir, pero que ha permeado en el imaginario colectivo; alguna razón de ser tendrá
Suelo pensar que, aunque no siempre lo parezcan de manera obvia, aunque en la nuestra tengamos más de tres y éstas cumplan funciones a veces súper específicas con públicos particularmente distintos, que por momentos parezca que sí son ese museo que se niega a adaptarse y avanzar, las orquestas son reflejo de las ciudades a las que pertenecen. La latinidad de una ciudad como Los Ángeles se refleja en su orquesta, su director y sus proyectos, y la vibrante resiliencia de una como Nueva York quedó marcada en cómo su Filarmónica transitó los meses más difíciles de la pandemia actual. Algo estarán diciendo entonces nuestra Filarmónica capitalina, la Sinfónica Nacional y la orquesta de la Universidad acerca de la Ciudad de México.
¿Lo harán conscientemente? ¿Estarán divididas como algunos sectores de nuestros mundos capitalinos? ¿Sabrán quienes las dirigen y administran, quienes las integran, los compositores que escuchan su música tocada por ellas, que reflejan lo que somos como chilangos? Si quienes habitamos esta gran ciudad resistimos y nos adaptamos a los cambios sociales, culturales, a nuestros sismos reales y emocionales, ¿las orquestas nos están aguantando el ritmo? Quienes la habitamos… ¿nos seguimos sintiendo representados por ellas?
Usted que lee esto, que suele ir a la Ollin, a la Neza, o que solía acudir a Bellas Artes un viernes por la noche, que vivió un cambio personal entre 2020 y 2022 y tuvo que modificar la forma de habitar la ciudad, ¿lo seguirá haciendo igual?
Lo sabremos en los meses que vienen. Y quiero intuir que, nosotros, el público desde la butaca como los artistas arriba del escenario, lo iremos descubriendo y verbalizando juntos. Como en terapia de pareja.
¿Por qué hago estas preguntas en enero de 2023 y no me las hice en agosto de 2022? Porque, así como lo fue para el público, para las orquestas también fueron tres años de vivir en un mundo raro.
Los músicos también trabajaron desde casa, también regresaron por bloques “a la oficina”. Aunque hubo conciertos desde el verano de 2021, no siempre pudieron abrir sus salas a toda capacidad; algunas, como la de Minería el verano pasado, las abrieron, pero tuvieron que rotar sus plantillas semana a semana, porque los contagios seguían apareciendo esporádicos.
Apenas este enero han retomado la normalidad más parecida a la que conocían antes. Y lo hacen reconstruyéndose, redescubriéndose.
Hacer orquesta no es sólo llegar a tocar junto al otro, la unidad de sonido siempre se consigue a través de conocer la personalidad, las formas de actuar y reaccionar del compañero de a lado; tenemos a 80 personas descubriendo en qué cambió la pandemia al compañero de atril. Y a todos los demás.
Luego sucede que, como la sociedad, también están
TRES HITOS VIVOS
La OSN tiene como antecedente la Orquesta Sinfónica de México, fundada por Carlos Chávez en 1928. 1 2
La Orquesta Sinfónica Nacional es la agrupación más importante del país, su sede es el Palacio de Bellas Artes.