El origen del eclecticismo popular de Buenos Aires

HISTORIA II CÁTEDRA SABUGO FADU – UBA 2019

Eleonora Semprini Trabajo de investigación (TIP)

EL ORIGEN DEL ECLECTICISMO POPULAR DE BUENOS AIRES ¿Cuál es el origen de la mezcla de estilos y colores que caracterizan los barrios de la ciudad? ¿Por qué la mayoría de las construcciones no desarrollo a lo largo de los años una estética común de fachadas de las manzanas?

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Índice

Cap0 Introducción Cap1

Breve historia urbanística de Buenos Aires

Cap2 El eclecticismo arquitectónico en Argentina Cap3 El Eclecticismo Popular Cap4 Las raíces del eclecticismo popular 4.1 La inmigración europea en la Argentina 4.2 El damero hispánico 4.3 Libertades y restricciones del Código de Edificación Cap5 El eclecticismo popular en la literatura Cap6 Conclusiones

0. Introducción

La imagen representativa de la ciudad de Buenos Aires es una imagen que lleva mil colores, entre un tabique de hormigón, un frontis y un grafiti. ¿Pero cuáles son las razones y los hechos que generaron este arco iris arquitectónico? El trabajo propone investigar el origen del eclecticismo popular, a través del estudio de la historia urbanística, política y cultural de la capital argentina.

Se reconocen tres factores protagonistas que superponiéndose y alimentándose el uno con el otro, de alguna manera tratan de contestar a la pregunta a la base del trabajo.

En primer lugar, el tejido urbano proprio de la ciudad, es decir el damero hispánico que sigue la lógica de las manzanas cortadas en lotes; a esto hay que sumarle la inmigración europea entre fin del siglo XIX y comienzo del siglo XX con todo lo que aportó, el bueno y el malo. Por último, el tercer factor para tener en cuenta, la relación arquitectura-legislación y como esto afectó el desarrollo y la construcción de las viviendas.

El objetivo de la investigación es estudiar estos tres factores para demostrar que son la causa al origen de los mil colores de Buenos Aires que hoy en día podemos admirar.

El recorte espaciotemporal va a ser la Buenos Aires en siglo XIX, en particular a partir del 1870 con la llegada de los europeos

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1. Breve Historia Urbanística de Buenos Aires

La ciudad de Buenos Aires fue fundada dos veces. La primera en 1536 por Pedro de Mendoza (destruida en 1541 por los propios habitantes), y la segunda en 1580 por Juan de Garay y en ambas ocasiones perteneció al Virreinato del Perú del Imperio Español.

Pedro de Mendoza fue nombrado el 22 de agosto de 1534 Primer Adelantado, Gobernador y Capitán General, por decreto del rey Carlos I de España y partió el 24 de agosto de 1535 y llegó al rio Paraná en 1536. Durante quince días la expedición fue provista de alimentos por los indígenas que ya vivían allá, pero al decimoquinto día dejaron de llevarle provisiones y desde este momento empezó la lucha con los indígenas que, junto a peleas internas y enfermedades llevaron a una significativa reducción de la población. Después de la muerte de Pedro de Mendoza, a finales de 1538 llegó a la zona del Río de la Plata el veedor real Alonso de Cabrera, quien ordenó el abandono y destrucción del fuerte de Buenos Aires. Los habitantes del fuerte finalmente fueron trasladados a Asunción en 1541.

La corona española precisaba una salida protegida hacia el océano Atlántico, por lo que necesitaban repoblar Buenos Aires. En 1566, Juan de Garay, que partió desde Asunción comandando una expedición de cien hombres, sesenta y tres de ellos futuros pobladores que fueron favorecidos con la entrega de tierras dentro y fuera de la ciudad. Del antiguo fuerte no quedaban rastros, por lo que el 11 de junio de 1580 estableció la Ciudad de La Santísima Trinidad y Puerto de Santa María del Buen Ayre, con el reparto de tierras entre él, su esposa y sus 63 acompañantes. En esta ocasión los nativos querandíes, fueron diezmados hasta exterminar su cultura.

La concepción urbana colonial seguía los principios estipulados por las Leyes de Indias, es decir la legislación promulgada por los monarcas españoles para regular la vida social, política y económica de los territorios americanos y filipinos de ultramar de la Monarquía Hispánica, con forma de cuadrícula de calles y manzanas. El nuevo poblado estaba constituido por 250 manzanas que se puede apreciar en el casco y núcleo histórico de esta ciudad, cada manzana medía 140 varas de lado. Cada manzana dividida en cuatro solares, que se fueron adjudicando a los conquistadores y fundadores de mayor rango. A partir de las Reformas Borbónicas, en 1776 Buenos Aires fue designada capital del recién creado Virreinato del Río de la Plata. Así comenzó a ser una ciudad comercial de mayor tenor, basada en el puerto y la conexión con las ciudades del interior del Virreinato. En 1778, el Censo de Vértiz reveló una población de 24.205 habitantes.

La primera transformación de importancia se produjo en 1826, cuando se realizó el ensanche de algunas calles: Corrientes, Córdoba, Santa Fe, Belgrano e Independencia. Este proyecto fue realizado por Bernardino Rivadavia, quien buscó romper con la herencia colonial española. En 1853 se creó el Estado de Buenos Aires. Para esa época el espacio urbano se extendía hacia el oeste hasta la Plaza Miserere y las actuales calles Jujuy y Pueyrredón, hacia el norte hasta la calle Santa Fe, y hacia el sur

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hasta San Juan. En la segunda mitad del siglo XIX, además de esta área, solo Flores y Belgrano estaban urbanizados. Hacia fines del siglo XIX, estos barrios fueron incorporándose al entramado urbano de la Ciudad, y anexados dentro de los límites porteños como parte del ensanche. La población aumentó paulatinamente. El Censo de 1855 contabilizó 93 mil habitantes.

En torno a la década de 1860, Buenos Aires abandonó su carácter de aldea para convertirse en una ciudad moderna. Mostraba su transformación principalmente en el crecimiento poblacional, gracias al constante flujo inmigratorio europeo, que se aceleró tras la promulgación de la Ley de Inmigración en 1876, conocida como Ley Avellaneda. La Ciudad retuvo a una parte importante de estos nuevos pobladores que impulsaban el crecimiento acelerado y aportaban la fuerza de trabajo para la expansión económica. En efecto, el Censo de 1869 contabilizó 187 mil habitantes. En los casi 15 años transcurridos desde el relevamiento de 1855, la población se había duplicado. Recién a partir de 1890 el desarrollo industrial tomó fuerza y se sumó como factor clave de la economía urbana, como lo muestra una encuesta del año 1887 realizada por la Unión Industrial, que señala la existencia de 6.200 establecimientos y 42 mil personas ocupadas en el área urbana. La población de mayores recursos fue abandonando su tradicional emplazamiento en la zona sur de la Ciudad para construir sus nuevas residencias en la zona norte, en los barrios de Retiro y Recoleta y, más allá, hacia Palermo. Esto se debió a las deficientes condiciones de salubridad que presentaba la zona sur (evidenciadas en la epidemia de cólera de 1869 y en la de fiebre amarilla de 1871) y a las modas de la época, que privilegiaban los palacetes individuales.

Estas líneas quisieron contar brevemente la historia de Buenos Aires desde la fundación hasta el periodo analizado en este trabajo para tener clara la condición en la que se encontraba la ciudad con la llegada de los inmigrantes y todo lo que hasta este momento había pasado.

Buenos Aires, 1862

Buenos Aires, 189

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Buenos Aires, 1916

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Buenos Aires, 1956

2. El eclecticismo arquitectónico en Argentina

El eclecticismo es la convivencia de estilos y expresiones arquitectónicas que pertenecen a distintas épocas o estilos en la historia del arte y la arquitectura. Una mezcla de elementos que llevan a un estilo nuevo. De esta forma, se pueden encontrar en un mismo edificio o ciudad componentes inspirados en diferentes tendencias arquitectónicas.

Es uno de los fenómenos más importantes de la arquitectura europea del siglo XIX. Se basa en la idea de que cada período tiene su propio estilo, que se puede usar para erigir nuevos edificios si la función del edificio en cuestión ha alcanzado su punto máximo en un período determinado de la historia. De acuerdo con este pensamiento, los lugares de culto cristianos deben construirse, por ejemplo, en el extravagante estilo románico o gótico, que se corresponde mejor con la edad de oro del cristianismo; parlamentos al estilo antiguo, como referencia a la democracia ateniense; edificios públicos como teatros o museos en el estilo renacentista, porque fue durante el Renacimiento que apareció la concepción moderna del arte y la cultura.

El neoclasicismo pasa a una secularización radical de la arquitectura, pero al mismo tiempo pierde la capacidad de inventar un nuevo lenguaje. Busca un remedio para esta deficiencia recurriendo contaminaciones formales entre los diversos estilos del pasado, en el deseo de romper con la

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composición de acuerdo con las teorías de Vitruvio y el Renacimiento: revisar un modelo elegido entre todos los que ofrece la historia mezclando elementos heterogéneos. La nueva era se apropia de todo el patrimonio desarrollado en el pasado, despojándolo de su connotación temporal y reduciéndolo a una forma pura.

Por lo tanto, el perfil de una ciudad que se caracteriza como ecléctica es infinitamente variable, ya que los edificios la componen fueron construidos y pensados en épocas distintas, por arquitectos distintos, que en vez de mantener una coherencia constructiva tomaron la decisión opuesta generando un nuevo estilo. Los arquitectos eclécticos no dudaron en reutilizar y mezclar estilos históricos para reinterpretarlos libremente, no siempre siendo conscientes de las interpretaciones que su trabajo puede generar.

En Buenos aires el eclecticismo se refleja con la cohabitación de edificios de épocas, orígenes, colores y materiales distintos que le terminan generándole un carácter único, formando de esta forma su estilo propio: toda la historia del país termina plasmada en las fachadas de la ciudad. Es un sorprendente universo arquitectónico el de la capital argentina, que fue el patio de recreo ideal para los grandes arquitectos europeos. Al igual que la gente de Buenos Aires, el rostro de la ciudad ha sido moldeado por las olas de inmigración y las diversas tendencias arquitectónicas que han marcado los tiempos. El resultado es una ciudad de arquitectura variada, cuya armonía nació del desorden y la historia contada por sus edificios más emblemáticos.

3. El eclecticismo popular

Para entender el objetivo de esta investigación, hace falta diferenciar las tipologías de eclecticismo en la ciudad de Buenos Aires. El eclecticismo que afecta los edificios públicos es una consciente elección arquitectónica que toma un estilo para representar una ideología atrás del edificio mismo (eclecticismo neoclásico, neocolonial, neogótico). Es representado por los mejores arquitectos de la época y afecta una parte de los edificios de Buenos Aires que no son de interés por este trabajo en particular. Lo de que vamos a hablar en las líneas que siguen es el eclecticismo popular, es decir lo que afecta la mayor masa de arquitectura de la ciudad y que se refiere a la arquitectura domestica por la mayoría; el espacio urbano, de hecho, no está constituido solamente por los edificios importantes, sino que están imbuidos dentro de un mar de construcciones menores, que los rodean y les dan carácter. Y este carácter define la imagen colorida a la base de esta investigación. Un “kitsch ecléctico”, usando la definición de Goldemberg, con elementos decorativos usados en profusión que generan una estética surreal con sus proprias leyes de ordenamiento. En la mayoría

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de los casos no son obras de arquitectos especializados sino de albañiles o de obreros que no tenían un profundo dominio del repertorio formal arquitectónico y lo toman como pueden.

4. Las raíces del eclecticismo popular

Desde cuando llegué a Buenos Aires, estuve reflexionando sobre la imagen que la ciudad tiene hoy en día y empecé a investigar sobre las razones a la base de esta multitud de formas y estilos que nunca había visto antes, acostumbrada a las ciudades europeas que tienen una estética más homogénea. Para llegar a encontrar las que según mi opinión podrían ser las causas generadoras, hacía falta un estudio básico de la historia de la ciudad y del significado del concepto de eclecticismo, que traté de describir en los capítulos anteriores. Ahora en las líneas que siguen propongo describir y justificar los tres factores, cuyas sumatoria determinó este impresionante arcoíris arquitectónico.

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4.1 La inmigración europea en la Argentina

Entre 1870 y 1914 llegaron en Argentina casi 6 millones de europeos, que revolucionaron la historia del país dejando una huella significativa en todos los aspectos de la vida, inclusive la arquitectura.

Pero porque todos estos habitantes dejaron sus países en una dimensión que no tenía precedentes?

Seguramente una primera razón fue el crecimiento de la población y la falta de tierras; las familias que basaban sus ingresos en la producción agraria crecen sin encontrar nuevos territorios para sus cultivos. Por lo tanto, deben emigrar para conseguir mantener su forma tradicional de producción.

Otros buscaban un estilo de vida mejor y la América era pintada como la tierra de los sueños.

Por el otro lado, justo en estos años, Argentina tuvo dos presidentes, Sarmiento (1868-1874) y Avellaneda (1874-1880) que alimentaron la inmigración para poblar Buenos Aires que en 1860 no tenía más que 90mil habitantes y en una década se duplicó. La inmigración siguió masivamente hasta la primera guerra mundial cuando la ciudad llegó a tener un millón y trescientos mil habitantes.

Para reglamentar el flujo migratorio, el 6 de octubre de 1876 fue sancionada la ley Nº 817 de “Inmigración y Colonización”. La iniciativa de esta previsora ley le correspondió al entonces presidente de la nación Dr. Nicolás Avellaneda, cuyo objetivo prioritario fue poblar y aprovechar las grandes extensiones de tierra del país. Este instrumento legal daba oportunidad de realizar una adecuada selección de los inmigrantes.

A continuación van algunas cláusulas que brindan aspectos fundamentales que debían reunir los inmigrantes para ingresar al país: Art. 14: Todo inmigrante que acreditase suficientemente su buena conducta y su actitud para cualquier industria, arte u oficio útil, tendrá derecho a gozar, a su entrada al territorio, de las siguientes ventajas especiales: 1. Ser alojado y mantenido a expensas de la Nación, durante el tiempo fijado [...]

2. Ser colocado en el trabajo o industria existente en el país, a que prefiriese dedicarse.

3. Ser trasladado a costa de la Nación, al punto de la república a donde quisiese fijar su domicilio.

4. Introducir libres de derecho prendas de uso, vestidos, muebles de servicio domésticos, instrumentos de agricultura, herramientas.

Inmediatamente después de la promulgación de la Ley 817, comenzó su difusión en todos los países, y de repente miles de europeos llegaron a esta tierra desconocidas y quizás las consecuencias al principio fueron un fracaso por ambas las partes. Los argentinos tenían la idea de los europeos como hombres de cultura que iban a llevar el conocimiento y los europeos creían que

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a esperarlos estaba una tierra riquísima, con tierras, trabajo y la posibilidad de enriquecerse. La realidad se mostró un poco diferente porque la mayoría de los inmigrantes eran pobres y por ellos los precios de las tierras eran inalcanzables. La primera generación de extranjeros tuvo que trabajar duro para llegar a una calidad de vida aceptable. Buenos Aires se encontró impreparada a este flujo incontrolable y tuvo que responder a las necesidades de alojamiento. Por los primeros 5 días los inmigrantes se podían quedar en el Hotel De Inmigrantes que estuve cambiando varias sedes hasta el último inaugurado en 1910 donde hoy se encuentra el Museo de la Inmigración.

Entonces, siendo casi imposible comprar tierras en el campo, la clase obrera argentina compuesta por la mayoría de los inmigrantes se instala en la ciudad.

Evento clave que condicionó la historia de las viviendas de Buenos Aires es la epidemia de fiebre amarilla de 1852, con foco infeccioso en San Telmo, Barracas y Montserrat. Por esta razón, las familias más ricas abandonaron sus grandes mansiones y se trasladaron en la zona norte de la ciudad. Estas casonas encontraron rápidamente un nuevo destino, transformadas en verdaderas palomeras, con habitaciones pequeñas y sin ventanas, alquiladas a los inmigrantes a precios insostenibles. Nace así la tipología de los conventillos; en él se mezclaba gente de todos los idiomas y nacionalidades, principalmente italianos, españoles, franceses, judíos y árabes. Fue caldo de cultivo para la cultura popular, expresada por ejemplo en el tango. Mas allá que la riqueza cultural que generó, igual, no hay que olvidar que obligó por mucho tiempo miles de personas a una vida insalubre y promiscua.

El poema que sigue es una fuerte demonstración de la realidad de los inmigrantes que lleva a una reflexión sobre cuanto debería ser estado difícil reconstruirse una vida en el otro lado del océano sin querer olvidar sus raíces y por lo tanto el sentido que tenga haber reconstruido a través de la arquitectura un pedacito del mundo que tuvieron que dejar. Además, este poema es testigo de que los europeos y en este caso los italianos, que de los inmigrantes representaban la mayoría, estuvieron involucrados en la construcción de las viviendas de Buenos Aires, no solo de las propria sino también de las de los demás, contribuyendo a la definición de la estética de la ciudad.

Elogio de los albañiles italianos De pie sobre el andamio, en tanto hacen la casa, cantan los albañiles, como el pájaro canta, cuando construyen el nido, de pie sobre una rama.

Cantan los albañiles italianos. Cantando realizan las proezas heroicas estos bravos que han llenado la Historia de prodigiosos cantos.

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Hacen subir las puntas de agudos rascacielos, trepan por los andamios; y en lo alto sienten ellos que una canción de Italia se le viene al encuentro.

Más líricos que el pájaro son estos que yo elogio; el nido que construyen no es para su reposo, el techo que levantan no es para sus retoños... ¡Ellos cantan haciendo la casa de los otros!

Gustavo Riccio, Los mejores poemas de la poesía argentina, Ediciones Corregidor, Buenos Aires, 1974

Arriba a la izquierda la imagen del primer Hotel de Inmigrantes, hoy Estación Retiro y arriba a la derecha la penúltima sede, hoy Sede de la oficina de Migraciones.

Abajo dos imágenes del interior, el comedor y el dormitorio femenino.

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Patio de uno de los conventillos de Buenos Aires

4.2 El damero hispánico Buenos Aires, siendo una ciudad de fundación española organizada según la ley de indias, es un damero de cuadras medidas con la vara (0,866 m). Cada cuadra mide 129.9 m, que serían 150 varas.

La casa colonial, en general, medía 70 x 17,5 m, que hoy en día correspondería a dos lotes (8,66 m).

Esta tipología tiene como modelo la casa romana, con los varios ambientes que se desarrollan alrededor de una serie de patios uno detrás del otro.

Para aprovechar al máximo el espacio de cada manzana, y ante el rápido crecimiento de la población, a principios del siglo XX muchas casas de la ciudad se dividieron por la mitad, formando dos viviendas donde había una. La fachada que miraba a la calle se reducía así a 8,66 m.

El resultado es la casa chorizo, con los ambientes en hilera, comunicados entre sí y cada uno con una única apertura (la “puertaventana”) que da a un patio lateral.

Hoy todavía se pueden ver muchos ejemplos de casas chorizo en Buenos Aires, cada una con su fachada de un color y estilo diferente en diferentes barrios de la ciudad.

El estudio de la disposición de los edificios adentro de la manzana estuvo un elemento clave por este trabajo; de hecho, el lado que daba a la calle es mucho más chico de lo que compartía con el lote al lado. Consecuentemente, la fachada era la única manera de expresar una voluntad arquitectónica. Además, en la secuencia de construcción de la casa chorizo, los primeros espacios eran lo del fondo y a medida que se disponía de la plata necesaria, se agregaban habitaciones hacia llegar a la fachada. La fachada era el símbolo del estatus social de una familia y el ornamento lo tenía que representar.

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Fachada de un conventillo

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Fachada de una casa chorizo

LA CUADRA EL LOTE LA FACHADA Ejemplo de tres manzanas que pertenecen al catastral de Peter Beare (1860-1870)

4.3 Libertades y restricciones del Código de Edificación

Mas allá de las ideas arquitectónicas y los eventos histórico, hay un tercer factor que determina lo que efectivamente se construye; las reglas del código de edificación con respecto a la altura, volumetría, distancia, colores, detalles, es decir todo lo que se refiere a la estética urbana. Un código restrictivo deja muy poca libertad expresiva y termina generando una ciudad visivamente homogénea. ¿Qué pasó con Buenos Aires?

En 1852 Urquiza dicta un decreto que organiza la Municipalidad de Buenos Aires y el 6 de mayo de 1853, se dicta la "Ley Orgánica Fundamental para la Ciudad de Buenos Aires", siendo que Buenos Aires se dicta su propia Constitución el 11 de abril de 1854. En 1882 se dictó la ley 1.260 para el municipio de Buenos Aires que por ella el presidente nombraba al intendente de Buenos Aires con acuerdo del Senado de la Nación. El poder Legislativo era el Consejo Deliberante. En 1887 se ponen

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en marcha instrumentos como los Reglamentos de edificación, los catastros para el control impositivo (1892), el plano de desarrollo urbano de 1904.

No llegué a encontrar en lo específico el texto de estos primeros instrumentos legislativos pero me llevaron a unas reflexiones que no tienen referencias bibliográfica y por lo tanto solo quieren ser un comentario personal. ¿Qué importancia tiene la estética de las fachadas de los edificios cuando se discuten los proyectos globales de país y se pone en marcha el proceso de construcción de un estado nacional?

A la fin del siglo XIX muchas de las ciudades europeas ya eran consolidadas o por lo menos llevaban capas cristalizadas a lo largo de los siglos. Buenos Aires en unas décadas se transformó completamente y tuvo que aceptar de repente la convivencia entre una cultura prexistente y muchas otras que llegaron como una inundación descontrolada. Y más allá que esto, ya solo en la década 1870-1880, tuvo que recibir una cantidad de extranjeros que era la misma de la de sus ciudadanos. Con el problema del alojamiento y del rápido crecimiento parece lógico que en la lista de las prioridades el desarrollo ordenado y homogéneo no podía ser primero.

El nuevo Código de Edificación, que entró en vigor el 1° de enero de 2019, define cómo se puede construir en la Ciudad y establece estándares mínimos de calidad, habitabilidad, seguridad y tecnología de las construcciones. Aun que no tenga nada a que ver con el recorte temporal analizado, me parece interesante destacar, en la sección que sigue, como todavía no hay normas muy restrictivas con respecto a cualidades estéticas específicas de los edificios de nueva construcción, sino se refieren más al respecto de la identidad del lugar.

TÍTULO 3. PROYECTO 3.1 Estética Urbana 3.1.1 Generalidades sobre Arquitectura y Estética Urbana La Ciudad está conformada por diferentes piezas arquitectónicas pertenecientes a épocas disímiles que, en su conjunto hacen a su identidad: un área, un barrio, un sector o un fragmento. La conservación de dicha identidad se encuentra vinculada tanto a la inserción de nuevas edificaciones como al mantenimiento de las existentes.

Los parámetros de diseño se configurarán como un aporte de continuidad en la construcción del paisaje urbano de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Los proyectos de obra deben considerar no sólo las características del área en la cual se emplaza, sino, además, tomar en cuenta sus variables, adyacencia, condicionantes, el estudio de su estilo, su historia, la trama, el tejido urbano y la totalidad de su envolvente edilicia. […]

3.1.4 Fachadas

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3.1.4.1 Generalidades Las partes exteriores de los edificios, fachadas de frente, contrafrente, fachadas interiores a patios, medianeras y cubiertas, deben corresponderse en sus conceptos y lineamientos con la estética arquitectónica conforme lo requiera su emplazamiento y las características de las áreas en la que se encuentren. Los tanques, chimeneas, antenas, conductos, equipos de aire acondicionado, toldos y cerramientos de seguridad y demás instalaciones y/o construcciones auxiliares (cañerías exteriores y desagües de equipos de aire acondicionado), ya sea que se encuentren colocadas.

5. El eclecticismo popular en la literatura La literatura tiene el poder de describir las cosas, en este caso la ciudad, con una sorprendente sensibilidad que a veces sobrepasa la de los arquitectos. Por lo tanto, quise terminar el trabajo con las palabras de Jorge Luis Borges. Sus palabras sobre Buenos Aires llegan hasta el alma, pero un poema en particular me pareció interesante como aporte al trabajo, y aunque no pertenece al recorte temporal analizado captura una imagen melancólica y profundamente verdadera, resaltada en las palabras en negrita. El “Arrabal”, que forma parte del poemario “Fervor de Buenos Aires”.

Arrabal El arrabal es el reflejo de nuestro tedio.

Mis pasos claudicaron cuando iban a pisar el horizonte y quedé entre las casas, cuadriculadas en manzanas diferentes e iguales como si fueran todas ellas monótonos recuerdos repetidos de una sola manzana.

El pastito precario desesperadamente esperanzado, salpicaba las piedras de la calle y divisé en la hondura los naipes de colores del poniente y sentí Buenos Aires.

Esta ciudad que yo creí mi pasado es mi porvenir, mi presente; los años que he vivido en Europa son ilusorios, yo estaba siempre (y estaré) en Buenos Aires.

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6. Conclusiones

En definitiva, este trabajo propone encontrar, con conocimientos básicos y sin ser pretencioso, las razones a la base del desarrollo del eclecticismo popular de Buenos Aires. De un lado, hace falta decir que la arquitectura es una disciplina que es afectada por una multitud de factores y por su complejidad tiene un nivel de incertidumbre que mis herramientas no llegan a poder resolver; por el otro, las respuestas encontradas verifican y se entrelazan entre sí y podrían ser el principio de un debate más complejo y especifico. Lo que si me parece interesante destacar es la conexión profunda entre la arquitectura y todo lo que pasa alrededor y como las raíces de una identidad estilística siempre tienen a ver con factores y eventos que sobrepasan la arquitectura en sí misma.

Con respecto a la segunda pregunta a la base del trabajo, en mi opinión, la imagen arquitectónica de una ciudad refleja profundamente su trama social e histórica, entonces, teniendo ahora un poco más clara la situación política, económica y social de la Buenos Aires de fin siglo XIX, quizás su arquitectura no hubiera podido ser diferente de la que vemos hoy. Es decir, una mezcla desordenada de colores, formas y estilos que en este desorden encuentra su esencia y sus reglas. Es la imagen de una ciudad que no se generó como una superposición de capas cronológicamente ordenadas sino como una forzada convivencia de historias trasplantadas que logró reconstruirse a partir de culturas independientes.

Pedir una identidad única a una ciudad tan polifacética sería como querer borrar parte de su esencia cuando es fascinante ver como se conservó a lo largo de los años su alma libre y mestiza tanto en sus ciudadanos como en su arquitectura.

Eleonora Semprini

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Bibliografía

Goldemberg, Jorge: Eclecticismo y modernidad en Buenos Aires. Nobuko. Edición 2010 Viamonte, Carlos Sánchez: El pensamiento liberal argentino en siglo XIX. Gure. Buenos Aires. 1957 Gutiérrez, Ramon: Italianos en la arquitectura argentina. Cedodal. 1998 Matamoro, Blas: La casa porteña. Centro Editor de América Latina. 1972 De Amicis, Edmondo: Marco, de los Apeninos a los Andes. Relato Corazón. Garzanti. 1886 Lecuona, Diego E.: Vivienda de criollos y extranjeros en siglo XIX. Editorial del Instituto Argentino de Investigación de la Historia de la Arquitectura y del Urbanismo. Buenos Aires. 1984 Iglesia, Rafael E.J. Sabugo, Mario: Buenos Aires: La ciudad y sus sitios. Nobuko. 2006 Romero, José Luis: Breve historia de la Argentina. Fondo de Cultura Economica de Argentina. 1965 Lima González Bonorino, Jorge F.: La ciudad de Buenos Aires y sus habitantes 1860 – 1870, A través del Catastro de Beare y el Censo Poblacional. Instituto Histórico de la Ciudad de Buenos Aires. 2005.

Frontera, Carlos. Las ideas sobre inmigración en el debate de la ley N° 817 y en los periódicos de la época. En Revista de Historia del Derecho, Buenos Aires, n. 16, 1988.

Películas Taretto, Gustavo: Medianeras. 2011 Risi, Dino: Un italiano en la Argentina. 1964

Poemas Borges, Jorge Luis: El Arrabal Ricci, Gustavo: Elogio de los albañiles italianos

Páginas Web http://www.arcondebuenosaires.com.ar